El pequeño coronel: Prologo

Éramos la patrulla de reconocimiento del primer batallón de exploración de jinetes de Dragos, del sexto ejército de Eternia. Solo éramos diez hombres, el oficial, el sub-oficial, el mensajero y siete jinetes de combate, todos ellos estaban bajo mi mando, como oficial de patrulla, recién graduado...

Prologo:

Éramos la patrulla de reconocimiento del primer batallón de exploración de jinetes de Dragos, del sexto ejército de Eternia. Solo éramos diez hombres, el oficial, el sub-oficial, el mensajero y siete jinetes de combate, todos ellos estaban bajo mi mando, como oficial de patrulla, recién graduado y recién alistado, en el nuevo ejército joven de mi ciudad. Además, de ser la primera vez que se usaban Dragos, como montura, era la primera vez que se reclutaban soldados de quince años, hasta los diecinueve años, hasta ahora la edad mínima en el ejercito habían sido veinte años.

El primer batallón que venía detrás, a un día de distancia, constaba de cien hombres, había nueve batallones más, formando así el sexto ejercito de Eternia. El primer batallón: era el de reconocimiento, el segundo, tercero y cuarto: jinetes de dragos, el quinto de infantería, el sexto de caballería, el séptimo de lanceros, el octavo de arqueros, el noveno de relevos y el decimo el de mantenimiento.

Al llegar mis notas en la academia del dragón dorado a mi casa, habían causado sensación, aunque para mi padre fueron un fracaso, mi madre no quiso opinar de ello, pocas veces le llevaba la contraria a mi padre en público, luego en mi cuarto me dijo que estaba orgullosa de mis notas:

Liderazgo : Grado SCuerpo a Cuerpo : Grado D

Estrategia : Grado SArmas : Grado C

Táctica : Grado SArrojadizas : Grado E

Fingir : Grado ADistancia : Grado E

Montar Dragos : Grado SCuidar Dragos : Grado S

Notamedia :

Grado

B+

La academia del dragón dorado era una academia privada, donde hasta ahora, solo los reyes o los militares muy ricos, podían estudiar en ella, eran cinco años de estudios, entrenamiento y condicionamiento mental, solo aprobabas si tu nota media era de B, para arriba. Hace cinco años, el príncipe Éter había heredado la corona, por descanso de su padre, el rey Levar, que había reinado durante casi 300 años.

La academia tenía estatuas del mítico y legendario dragón dorado que era uno de nuestros cuatro dioses, a parte era una fortaleza bien defendida, solo estudiar en ella, costaba cinco mil perfiles, la moneda de Eternia, pero, el príncipe se ofreció a pagar la mitad del precio, aparte de dar facilidades de pago, a hijos de cualquier oficial que tuviera una edad comprendida entre los diez años y los seis años, para formar este ejército, la mayoría de oficiales medios y altos oficiales, mandaron a sus hijos, incluso algún bajo oficial.

Por vez primera, la academia pasó de tener entre 50-100 alumnos, contando los cinco cursos, el año que más se graduaron eran veinte, siendo 80 alumnos. Lo más común es que se graduaran menos de diez o incluso cero, a tener entre 500-1000 alumnos, de esos alumnos, solo 321 aprobaron. También había algunas muertes “accidentales” que nadie podía protestar ya que, firmabas un consentimiento al entregar la ficha de alumno.

Si yo hubiera sido uno de los muertos mi padre no hubiera protestado demasiado, a pesar de ser el coronel, del primer ejército, del ejército del rey. La época de la academia fue de las más duras de mi vida, en algunos momentos pensé que moriría y en otros que mi cabeza explotaría, pero lo conseguí,  aprobé, no con las mejores notas, pero bajo mi punto de vista, no con las peores, aunque mi padre no pensaba lo mismo.

Normalmente el ejercito te adiestraba tres años si eras hijo de un oficial, si en ese tiempo destacabas estarías como oficial, si no, como sub oficial, pero, si entrabas en el ejercito graduado por la academia del dragón dorado, te entrenaban durante un año y sin examen ni nada, tenias tu puesto garantizado, quizás sea por eso, que todos mis compañeros, iguales o inferiores, me miraban con algo de desdén.

Lo más difícil era domar a un Dragos, según dicen en la ciudad, Éter, fue quien descubrió que los Dragos eran domables, al contrario que sus primos lejanos los Dragones, extintos ya, el único legado que quedaba de ellos eran los Dragos, algunos decían que habían involucionado, otros que eran una evolución para soportar la falta de alimento y otros que los Dragos eran otra bestia, nada parecida a los Dragones.

Para domar a un Dragos tenias que verlo nacer, criaros juntos, entonces y solo entonces un Dragos era leal a ti, el problema de los jinetes de Dragos es que cuando cayeran en combate se tardaría mucho tiempo en poder reponerlos. Los Dragos no tenían alas, solo conservaban de los dragones sus escamas, ni siquiera podían estar a dos patas, tenían que estar a cuatro patas, no eran caballos, no podías apresarlos, solo podíais tener una relación de mutua confianza, por su boca expulsaban una bola de moco verde pegajoso voluntariamente y a veces, ese moco contenía acido, dependiendo de la fuerza del Dragos, según dicen, lo malo es que al tirarse pedos, lanzaban llamaradas por el culo, de forma totalmente involuntaria.

Eternia tenía mil años, desde el principio se había expandido mucho, pero poco había cambiado, era en los últimos trescientos años, que había cambiado bastante, desde el año 700-795 primer ciclo del reinado de Levar, la ciudad era tan grande, estaba tan mal organizada, que todo era un caos y lo sé porque mi padre me lo conto, el rey Noel había reinado durante 700 años, pero según dicen, no había echo nada, a pesar de ser el abuelo de Levar y ser querido por ello.

En el año 795-890, Levar hizo Eternia más pequeña, perdiendo terreno, pero arreglando el caos que había habido en los primeros cien años de su reinado. En el tercer ciclo de su reinado en el año 890-985, hizo grande de nuevo Eternia, esta vez, con control y la armo hasta los dientes temiendo un futuro ataque, que hasta ahora, nunca llego.

Desde que mi padre tiene memoria, en el año 500, se instauro la moneda de los perfiles, unas monedas del mineral, encontrado en las minas de marfil, según dicen fue lo único bueno hecho por el rey Noel, El maestro artesano Lado, era el encargado de hacer los Perfiles, eran una obra de arte, tanto los del rey Noel, como los del rey Levar como los del rey Éter. Eternia nunca había tenido interés por saber nada de sus vecinos, por eso no lo sabía, jamás había tenido una guerra, jamás había tenido turismo o visitas, pero el rey Éter, pensaba diferente, pensaba que teníamos que conocer lo que nos rodeaba, aunque nos arriesgáramos a encontrar a un enemigo.

Es costumbre de los Eternianos, que sus familiares antes de partir en su primera misión le hagan algún regalo, al ser oficiales, el ejercito te da un equipo de oficial, pero no es obligatorio es solo, si no tienes dinero para comprarte tu propio equipo o tu familia para regalártelo, a mí, mi padre no me quiso regalar un equipo mejor a pesar de poder permitírselo, según él para no darme ventaja alguna, mi padre me regalo tan solo una corneta y me dijo: Úsala con cabeza y solo cuando estés en peligro , desconocía lo que hacía, pero, a caballo regalado, no le mires los dientes. Mi madre me regalo un colgante de una daga hueca, cuando le pregunte, su respuesta fue: Dragón, sabrá que hacer cuando la uses (Dragón era mi Dragos)

Yo soy Fénix, nombre puesto por mis padres, ya que cuando nací, los médicos pensaron que estaba muerto, pero justo cuando me estaban enterrando metido en una caja, empecé a reírme y el agudo oído de mi padre, me salvo. Tengo dieciséis años y he partido en una misión que puede llevarme toda la vida cumplir, investigar los alrededores de Eternia, pero es una misión que me esforzare al máximo por cumplir, ya que la ha mandado mi rey.

Antes de partir como oficial, quise saber quien me acompañaba en mi misión, así que pedí las fichas de mis hombres:

Sub-Oficial Lear : 18 años

Academia : cuartel militar

Nota : Rango A

Mensajero : Nicolás

Academia : Academia Eternia

Nota :

Inteligencia

: Rango S

Cuerpo

: Rango A

Pasión

: Rango S

Casi todos mis hombres, tenían Rango A, Rango B o Rango S, solo uno, tenia Rango C, había estudiado en mi academia y al haber fallado, era tan solo un soldado raso, era seguro uno de esos que me miraba con desprecio, al conocerlo lo sabría. Mis hombres se llamaban: Adán, Lance, Reis, Yaro, Look, Mark y por último el de mi academia, Dragón, como mi Dragos, algo me decía que con este último, no me llevaría bien, nunca.

Partimos con una carreta que llevaba Nicolás el mensajero, que tenía 1000 perfiles, para posibles gastos, raciones de viaje y barriles de agua, para una semana, aparte de materiales para montar un campamento, además de quitarlo rápidamente. Tras presentarme con mis hombres, recibir la orden de la dirección por parte del mensajero del batallón, partimos hacia lo desconocido, aun desconocía que me estaría esperando, bueno a mí y a mis hombres, lo que importaba es no dejar mal a mi ciudad, a mi ejercito, a mi batallón, a mi dios y mucho menos a mi padre.

Estuvimos caminando montados en nuestras monturas, durante doce horas por la salida del valle hacia el sur, ya que el norte daba a una cueva sin salida, el este a un bosque que acababa en el mar y el oeste, daba a unas montañas no escalables. No me extrañaba que no hubiésemos recibido visitas en mil años, estábamos totalmente escondidos por un laberinto de montañas, que si no eras de aquí y te habías movido por esa zona o tenias un mapa, no entrarías o saldrías jamás de aquí.

Habíamos salido cuando salió el sol, aun no habría salido el resto del ejercito y teníamos orden de cabalgar durante 24 horas para pillarle ventaja al resto del ejercito, así que cuando el sol se escondió seguimos cabalgando, menos mal que los Dragos, ven en la oscuridad, teníamos esa ventaja ya que hoy era noche cerrada y no veíamos a un palmo de nuestras narices, si paramos fue para que alguno fuera al baño, porque comer comimos montados en nuestras monturas, el día se hizo eterno y silencioso, ya que yo era su superior y ellos intentaban mantener la compostura delante mía, además de que no nos conocíamos de nada.

Cuando amaneció, seguimos cabalgando hasta la hora de comer, donde di permiso para que la mitad se fueran a dormir una hora, los Dragos de todos, aprovecharon para descansar y el mensajero empezó a cocinar.

Nicolás : permiso para hablar, señor

Yo : permiso concedido

Nicolás : ¿soy yo o esta misión es una puta locura?