El peluquero del pene corto y cabezudo

Mi peluquero se fue para Alemania por eso un amigo me recomendó a un peluquero que se travestía para atender a lo clientes perefenciales, pero éste tenía el canal muy dilatado, si leen esto sabrán el por qué.

EL PELUQUERO DEL PENE CORTO Y CABEZUDO

Un amigo de esos que nunca faltan me recomendó a un peluquero que se llamaba Juan pero me advirtió que se hacía llamar Juana y que le encantaba vestirse de mujer.

Mi peluquero habitual había emigrado como muchos hacia Alemania, por esa razón me quedé sin una persona de confianza que me cortase el pelo, hecho que comenté con mis amigos y uno de ellos me recomendó a Juan un peluquero del Barrio Reus.

Ese barrio me quedaba muy trasmano pero los comentarios de mi amigo y la curiosidad por verlo vestido de mujer y sobre todo de saber como era su pene hicieron que fuese hasta su casa para que me cortase el cabello.

Era una casa vieja de esas con zaguán y techos de bovedilla en la que vivía este peluquero el cual había instalado su peluquería en la primera pieza, la cual otrora seguramente fue la sala de una antigua familia de principios del siglo XX.

Al saber quien me mandaba me recibió muy bien y me dijo que esperase en el local de la peluquería porque se iba a cambiar de ropa para atenderme con más comodidad.

En ese entonces yo andaría por los 25 o 28 años en cambio Juan / Juana andaría por la cuarentena, eso si bien ocultos entre sus gordinflonas carnes, que aparentaban ser más jóvenes de lo que en realidad eran.

Demoró bastante rato mientras yo me entretenía ojeando las revistas que tenía por allí, las cuales me pusieron al día sobre todos los chismes de la farándula porteña, gracias a sus revistas me enteré en que andaban mis artistas favoritos y también sobre los otros que no me interesaban para nada.

Al cabo de una media hora se dignó en aparecer para cortarme el pelo, pero su aspecto me hizo recordar a esas señoras "non santas" que aparecen en las películas francesas, para no andar con rodeos se parecía a una regenta de burdel francés.

-Perdóname pero para atenderte como te merecés me fui bañar y acá me tenés!!

Con voz muy melosa y sensual me dijo eso sin dejarme contestar, luego agregó:

Así que te mandó Emilio! Querés que te corte el pelo solamente... o también querés que te corte el pelo que cubre tu verga.

El Juan/Juana iba directo no se andaba con rodeos.

-Noo!! Los pelos de la verga no!! Córtame los pelos de la cabeza, pero haceme un corte lindo.

Puso manos a la obra o sea las manos en mi cabeza y de vez en cuando me daba algún manotón en la bragueta diciéndome que estaba muy vestido, que me quedase en bolas para que él pudiese trabajar mejor y como yo no le decía nada agregaba otras cosas por el estilo, invitaciones muy explicitas que salían de su boca pintarrajeada de rojo brillante.

Cuando terminó de cortarme el pelo me dio un espejo para que me mirase y para que le dijese si quería algún recorte más, pero al tener el espejo en mi mano mirando mi cabeza no noté que Juana me bajaba la cremallera para luego meter su mano para extraer mi verga que aun estaba reposando dentro de mis ropas.

Ahí nomás se puso a mamármela desesperadamente a la vez que mi mano abandonó el espejo y se puso a apretarle la cabeza cada vez más contra mí pubis, pero el muy ladino sé la había tragado de tal manera que no quedaba ni un milímetro de pija palpitante fuera de su boca golosa.

De entre su bombacha roja extrajo una verga muy corta pero bastante gruesa la cual comenzó a pajear a toda velocidad mientras mi leche le iba cayendo sobre su lengua, para luego descender por su esófago hasta el interior de su estómago.

Entre gemidos de placer pude ver como esa cabezuda pija se hinchaba cada vez más hasta que un chorro potente de leche caliente salió disparando de ella y fue a caer sobre la pierna de mi pantalón.

-No te procués, ya te limpio, si me hubieses hecho caso y te hubieses quedado en bolas no hubiese sucedido esto...

La Juana muy rápidamente se puso a lamer mi pantalón y no cesó de hacerlo hasta que su viscosa leche hubo desparecido dentro de su boca.

-Ahora desnúdate porque quiero que me la metas hasta el fondo, mi culo necesita verga, no creas que porque acabé con la chupada que te hice, me quedé sin ganas... mi culo esta hambriento y late mucho... espera la visita de una verga y vos me vas a dar la tuya.

Su chupada había incentivado mi deseo de tener más sexo, así que lo complací quedándome en bolas al mismo tiempo que él se quitaba toda esa indumentaria colorada.

Lo más extraño fue que no tenía un soutien colorado como toda su otra indumentaria, se había puesto uno de encaje blanco y al sacárselo pude verle las tetas que ni se parecían a las de una mujer porque eran dos triángulos de carne colgante terminados en dos pezones muy oscuros.

Esas tetas me hicieron recordar a los pasteles hojaldrados que hacía mi abuela allá en su casa de campo, pero no esos pasteles muy abultados con varias capas de masa sino esos en los que por alguna razón falló el polvo de hornear y quedaron chatos y estirados, los pezones de la Juana me hicieron recordar al dulce de leche o de membrillo que se escurría por los hojaldres donde no había pegado bien la masa.

Ahora sí sin su bombachita colorada pude verle su verga en su totalidad, ésta era cabezuda como esas zanahorias cortas y chatas pero no las puntiagudas gorditas, pero la Juana se dio cuenta de que me atraía esa minúscula parte de su anatomía por eso me dijo:

-La pija no me la toqués, no me gusta... por el culo haceme lo que quieras pero yo no la pongo en ningún lado... no me da placer sino molestias.

Dejé de admirar esa belleza porque él se dio vuelta y se montó sobre un sofá que había en su peluquería, luego separó las piernas para ofrecerme su orto abierto y me dijo:

-Métemela rápido antes de que se me vaya la calentura, quiero gozar con esa pija realmente dura y hermosa que tenés...

Me acerqué para inspeccionar el agujero donde la iba meter y para ver el lugar que me daría placer, pero quedé muy desmoralizado porque la Juana tenía un agujero enorme con los pliegues caídos, no eran hemorroides pero lo tenía terriblemente dilatado por lo que no iba a ser necesario el "trabajito" previo que pensaba efectuarle.

-¡¡¡Qué te pasó por acá!!!??

-Ah!!! No es nada, lo decís porque mi culo está muy dilatado?

-Sí.

-No te preocupés, antes que llegaras vos vinieron dos clientes habituales que como no tenían plata me pagaron cogiéndome y por eso me lo dejaron así...

-Lo tenés muy grande, mi verga no es muy chica pero te va a bailar allí dentro..

-No importa métemela igual... no aguato más...

Con la mamada previa la Juana me había dejado muy excitado, no me apetecía para nada ese agujeró con los pliegues caídos pero a esa edad, cuando estás caliente la metés en cualquier lado por eso me la ensalivé un poco, me paré detrás del culo levantado de la Juana y se la metí toda de un solo envión.

A pesar de que algo bailaba dentro de ese canal comencé a sentir cosquillas en el frenillo de mi glande por eso arremetí más fuerte contra el interior del peluquero que gemía y revoleaba el culo de una forma violenta y furiosa a la vez.

No sé si estaba gozando o era su manera de desahogarse porque si ya había tenido dos vergas antes que la mía en ese dilatado lugar y se había pajeado mientras me la había chupado un rato antes, no creo que tuviese tanta vitalidad como para gozar con tres verga en unas cuantas horas, pero hay organismos insaciables y uno nunca sabe cuanto gozan los demás.

Juana ahora desvestida era otra vez Juan el que gemía, chillaba, gritaba, revoleaba las caderas en fin hizo un escándalo tremendo cuando sintió que mi verga se hinchaba al máximo y cuando comencé a expulsar mi semen dentro de su orto casi se desmayó con el despavorido aflojar de su músculo anales.

Su orgasmo tan extraño me asombró muchísimo, porque no tuvo eyaculación ya que ni una sola gota de semen había salido por su uretra, solamente tuvo unos espasmos y luego se aflojó totalmente como aliviándose de tanta tensión que había sufrido su cuerpo.

Creo que lo que más me hizo gozar fueron todas esas demostraciones de sonidos y movimientos que hizo, porque en realidad su esfínter casi inexistente no me había apretado la verga para nada mientras taladraba el interior de su canal.

Cuando todo volvió a la normalidad nos vestimos y el muy ladino me dijo:

-Me hiciste gozar mucho, pero perdóname te tengo que cobrar el corte de pelo, porque yo vivo de esto y los otros dos no me pagaron... hoy no hice un solo peso...

Le pagué por el corte de pelo, pero por extraerme la leche con su boca y luego con su orto no, porque él no era prostituto solamente hacía lo que le daba placer pero no lo hacía por dinero.

Volví otras veces a cortarme el pelo, pero con solo mirarme hacía que mi verga se parase, entonces él dejaba el corte por la mitad para chupármela un poco o para que se la metiese en ese orto que tenía los pliegues flojos a consecuencia de quien sabe cuantas vergas que lo visitaban diariamente.

La última vez que fui le estaba cortando el cabello a un travestí, que me la metió mientras yo visitba el orto de Juan / Juana haciendo un trencito.

Esa visita fue la última vez que tuve sexo con él, porque encontré otro peluquero que tenía el esfínter en mejores condicioens y me hacía gozar más.

OMAR

Como siempre espero comentarios en: omarkiwi@yahoo.com