El pecado de la lujuria 2

Lo que pasa cuando tu hermano que siempre estuvo enamorado de ti trata de hacerte cuando más indefensa estas y de como termine perdiendo mi virginidad

Capitulo 2: El lado oscuro de Jake

-¿Pero de que estás hablando, Jake? –le pregunte mientras trataba de desatarme.

-Deja eso que no podrás. Ahora mírame –me ordeno y más que para obedecerlo lo hice para que me explicara que estaba pasando. Tan pronto lo mire a los ojos, me dio una bofetada –te dije que tendrías que llamarme amo y si no lo haces… -tomo una pausa y volvió a darme una bofetada –vas a lamentarlo como no tienes ni idea.

Me asuste mucho con sus palabras y en mi desesperación por soltarme comencé a patalear y a retorcerme. No tenía la intención de hacerlo, pero lo patee en el rostro.

Al momento deje de patalear, un poco asustada por lo que pasaría ahora.

Lo mire a los ojos. Lo único que había en ellos era rabia, furia. Estaba muy molesto y sabia que me iría muy mal ahora.

Sin decir ni una palabra, fue hacia la puerta y la cerro con seguro. Luego volvió a donde yo estaba y me desato las manos. Me sente en la cama y espere a que comenzara a gritarme, pero en vez de eso me hablo con voz normal.

-Ven aquí –dijo y se palmeo las piernas, indicándome que fuera hacia el. Estaba a punto de pararme cuando el volvió a hablar –Ven a cuatro –dijo con una voz tan fría que por el miedo más que nada hice lo que me ordenaba.

Me puse a cuatro y gatee hacia él. Cuando estuve cerca me tomo de la cintura me puso sobre sus piernas.

Puso mis piernas entre las suyas, impidiéndome el movimiento. Al momento me asuste mucho y comencé a llorar sonoramente.

-Tú me golpeaste así que ahora es mi turno de hacerlo –dijo y me dio un sonoro azote en mi culo. El dolor fue desgarrador.

-¿Qué haces? –Dije mientras seguía llorando –eso me dolió mucho.

Me dio otros dos azotes antes de responderme.

-Te enseño que debes respetarme –me dio otro par de azotes mientras yo seguía llorando.

No sé cuantos azotes ya me había dado pero el dolor era tan insoportable que en un momento intente poner las manos para impedir que siguiera golpeándome, pero fue el peor error que pude haber cometido.

Sin decir ni una palabra me empujo al suelo y yo caí sobre mi trasero ya muy lastimado. Estaba a punto de sobarme pero Jake me tomo la mano con fuerza.

-Ni se te ocurra –me amenazo mientras apretaba con aun más fuerza mi mano.

Cuando me soltó la mano ni se me ocurrió sobarme el trasero.

-Ponte de rodillas –me ordeno y por miedo de que volviera a azotarme, lo hice –bien, separa un poco los muslos… -lo hice –bien, ahora las manos sobre los muslos… bien, se ve que aprendes rápido, hermanita.

Hermana… por momentos olvidaba con quien estaba. Jake… el dulce Jake que no le haría daño ni a una mosca estaba aquí, golpeándome y dándome ordenes ¿Quién podría imaginárselo?

-Esta postura se llama de rodillas, solo para que sepas –Jake estaba dando vueltas a mi alrededor, inspeccionando mi cuerpo –si fueras mi sumisa… -escuche el anhelo en su voz y eso me asusto mucho.

Se dirigió a su armario y comenzó a buscar algo en el. Al poco tiempo encontró lo que buscaba, era una especie de palo cubierto de una especie de cuero… ¿Qué hará ahora? Me pregunte asustada.

-Este hermoso objeto se llama fusta. Supongo que te preguntaras que es, pues es un objeto para azotar personas –dijo con una sádica sonrisa en el rostro.

Sentí como todo mi cuerpo comenzaba a temblar, tanto que hasta Jake se dio cuenta de esto.

-Lo siento, hermanita pero tu solita te lo buscaste. Ahora estira los brazos y pon las palmas hacia arriba. Ahora te lo advierto, si te atreves a mover tus manos o quitarlas… te volveré a golpear 5 veces más.

Me acaricio los hombros desnudos, en un intento por tranquilizarme.

-Te daré 20 azotes, 10 en cada mano a menos que quites las manos –dijo aun acariciando mis hombros –Bueno comencemos –dijo y se puso frente a mí.

Me acaricio la mano con la fusta y más pronto que tarde me da el primer azote, el dolor es muy agudo, pero creo poder soportarlo. El siguiente me lo da en la otra mano y así se va, primero en la derecha y luego en la izquierda.

Llevaba 12 azotes en total cuando, en vez de cambiar de mano volvió a azotarme en la misma mano, sin poder evitarlo aparte la mano.

Levante el rostro para ver a Jake y podía verse la tristeza y la decepción en su rostro. Volvió a tomarme la mano y continuo azotando una y una hasta cumplir los 20 azotes.

-Te daré 5 azotes solo en esta mano –dijo señalando la derecha, la mano que había apartado anteriormente –si la vuelves a mover te daré 10 y así ira subiendo hasta que puedas mantener quieta la mano.

Asentí ligeramente, preparándome para el resto de los azotes.

Me dio los 5 azotes y aunque dolieron mucho, no aparte la mano ni una sola vez.

-Bien, estoy orgulloso de ti. Ahora te daré un pequeño premio.

Me ordenó que me acostara en la cama boca arriba, con las manos sobre mi cabeza y las piernas completamente separadas. Sentía mi cara arder de vergüenza, desde donde estaba Jake podía ver cada parte de mi cuerpo.

Me tomo las piernas y sin previo aviso puso su rostro en mi entrepierna y comenzó a lamer mi feminidad.

Lo hacía tan bien que no habían pasado ni 5 minutos cuando yo ya estaba gimiendo como una loca. Sentía el orgasmo cerca y justo cuando estaba a punto de estallar… Jake se detuvo.

-Si-sigue –dije con la mente nublada por el deseo.

Él simplemente se rio y comenzó a quitarse los pantalones.

-¿Qu-ue estás haciendo? –pregunte mientras trataba de alejarme de él.

-Te estoy apremiando –dijo mientras me tomaba los tobillos con fuerza, haciendo que no pudiera moverme.

Sentí su cosa en la entrada de mi feminidad así que comencé a chillar aterrada, esperando que eso hiciera que parara, pero para mi mala suerte no lo hizo.

Comenzó a introducirlo, lentamente, como si tuviera miedo de lastimarme.

-¿Qué es esto? –preguntó mientras se detenía. Al instante supe a lo que se refería, así que aparté los ojos, apenada –mírame a los ojos, Janette –nunca me decía por mi nombre, así que sabía que era serio.

Lo miré a los ojos. Esperaba ver enojo, furia o cualquier cosa menos lo que vi. En sus ojos solamente había felicidad.

-¿Acaso soy el primero en follarte?

-S-si –dije aun viéndolo a los ojos. Se quedo viendo, sabía lo que quería pero no quería decirlo.

Sabía que no continuaría hasta que lo dijera, pero enserio no quería. En ese momento, aun con su cosa dentro de mí, comenzó a tocar mi clítoris, no pude resistirme ni un segundo más.

-Eres el primero en… follarme –no había ni terminado de hablar cuando Jake ya me había penetrado hasta el fondo.

El dolor fue espantoso y no pude evitar que un grito de dolor saliera de mi garganta.

-Aguanta, hermanita –me dijo y nada mas decirlo comenzó a embestirme con fuerza.

-Duele –dije con lágrimas de dolor en el rostro.

-Descuida, eso puedo arreglarlo –comenzó a acariciar con fiereza mi clítoris, haciendo que al poco comenzara a disfrutar.

No paso mucho tiempo antes de que un sonoro orgasmo se apoderara de mi cuerpo. Comencé a gritar incoherencias. Al instante Jake también se corrió dentro de mí.

Pronto comencé a sentir como el cansancio llegaba a mí. Ya casi no podía mantener abiertos los ojos.

Jake se salió de mi interior y me deposito suavemente en la cama.

-Descansa, hermanita –me dio un beso en la frente y se acostó junto a mí, nos tapo a los dos con la sabana.

Lo vi acercarse a mí, pero en ese momento el sueño se apodero completamente de mí y no pude evitar caer dormida.