El payaso

Estimados autores, luego de mucho tiempo, ha regresado uno más. Son, estos versos, parte de mi noble inspiración; no son para ser aplaudidos, ni mucho menos, venerados… ¡¡¡nada de eso!!! La poesía nació junto al universo, y se gestó en el corazón mismo de la humanidad, y es una bella arte que pervive, a través de siglos, milenios y eternidades, para ser descubierta, analizada, interpretada, valorada y, sobre todo, para ponerla en práctica; con el único propósito de formar, entre los seres humanos, el indestructible nexo del amor, la paz y la felicidad perdurable

Como es costumbre, la clásica figura de los anfiteatros, con donosa maestría y naturalidad se vale de su torpeza disimulada para hacer reír a la gente. Sus argumentos y mímicas improvisadas brindan el sensacional espectáculo público. El cómico artista cara pintada, se gana la vida ahormando retozos. Bajo la holgada cubierta, llueven carcajadas. Todos se divierten contemplando el show. Febriles alborozos estremecen el escenario. ¡El ídolo de los niños si que sabe agradar! Bromas, bufonadas, sana picardía, piruetas grotescas, insólitos ademanes, se confunden y entremezclan con el batir de palmas

provocando el benévolo escarnecimiento unánime. Tras su número, el bostezo asola. El mago de la risa, su labor ha cumplido. ¡Pero nadie sospecha el padecimiento del genio...! El camarín del payaso, con su soledumbre agobia. ¡Cuán frustrado se siente ahora! La singular estrella resultó ser augusto. Todos se mofan del tosco animador. Ser jocoso es el peor oficio...