El paseo de promoción de dos adolescentes (3)

Esta vez, las adolescentes disfrutan del último día de paseo, con tres compañeros y una compañerita que aún se conserva virgen e inocente.

Luego de la faena sexual con Don Gabriel, Angelita y Almendra estaban listas para disfrutar de cuanto pene se les atraviese, dado que ya habían sido desvirgadas por dos desconocidos en el baño de un restaurante (ver El Paseo de Promoción de dos Adolescentes I) así como por Don Gabriel (ver El Paseo de Promoción de dos Adolescentes II).

Como les dije anteriormente, las dos nenas eran las más apetecibles del salón y más de un compañero de clase calentón quería darles marcha. Sin embargo, las nenas solamente habían gustado de calentar a sus compañeros cuidando su virginidad celosamente.

Sucede pues que el paseo de promoción incluía visitas a distintos museos históricos, así como también por las noches visitas a las principales discotecas de la ciudad. Ambas, como siempre, solían vestir los atuendos más sugerentes y diminutos ya que gustaban ser el centro de atención.

Solamente existía un día en el que no iban a salir en la noche a la discoteca, por lo que todos los alumnos se reunirían en el hotel a conversar tranquilamente.

La orden de Don Gabriel, el responsable del paseo, era que ese día no debían salir a ningún sitio, dado que al día siguiente debían partir a tempranas horas de retorno a su ciudad de origen.

Aburridos como estaban, poco a poco los compañeros más tranquilos del salón decidieron, poco a poco, ir retirándose a sus respectivos dormitorios. Almendra y Angelita, continuaban charlando con los pocos amigos que quedaban.

El grupo se fue reduciendo, hasta que solamente quedaron tres hombres, Almendra, Angelita y Xiomara, una preciosa jovencita alumna también, quién había sido convencida por las Almendra para quedarse conversando, dado que estaba atraída por uno de sus compañeros que continuaba en la conversación.

Pues bien, Almendra propone al grupo subir al dormitorio de ellas para continuar conversando, de paso que se tomaban un trago que había comprado a escondidas del profesor responsable.

Todos aceptaron y se dirigieron para el dormitorio de Almendra.

Ya instalados, Jonathan, uno de los tres compañeros de clase, no paraba de mirar las piernas de Almendra, quién se había puesto cómoda con una pequeña bata celeste que no dejaba mucho a la imaginación.

Tragos van y tragos vienen, cuando los chicos empiezan a hablar de sexo. Las chicas al unísono dicen no saber nada de eso, dado que nunca han tenido relación alguna, ocultando así lo transcurrido días atrás.

Xiomara, aún virgen, obviamente, desconocía de esos artes.

Los chicos empiezan a hablar de sus fantasías sexuales con total descaro, producto de los tragos que los desinhiben notablemente.

Jonathan empieza:

La verdad, es que yo desearía tener a la maestra de inglés entre mis piernas, totalmente desnuda, para meterle poquito a poquito mi pene en su ano.

José le sigue la comparsa:

Pero claro, si esa profesora tiene un culo maravilloso. No sé si se han dado cuenta, pero cuando camina lo hace cerradita, lo que quiere decir que no está estrenada. Qué delicia sería meterle lengua en ese culito redondito.

Xiomara, la más recatadita de todos, interrumpe:

Cochinos, ¿como se atreven a hablar esas porquerías delante de tres damitas?

Producto de los tragos, Almendra refuta a Xiomara:

Ya pues, ya es hora que escuchemos eso, ya somos mayorcitas, si bien nos faltan 2 años para la mayoría de edad, ya sabemos de esas cosas pues.

¿Cómo que ya saben? Pregunta Luis, quién para ese entonces estaba callado.

Ehhh, esteeee, bueno, en teoría, interrumpe rápidamente Angelita.

Mmmmmm, para mí que ustedes tienen un secreto respecto al sexo, cuenten pues!!!!, señala José.

No, nada, de verdad, dice Almendra.

Ya pues, no se hagan, cuenten de una vez, increpa Jonathan.

Bueno, pero no se lo digan a nadie ya, dice Almendra.

Almendra! No!, interrumpe Angelita.

No haciéndole caso, y producto de los tragos y la efervescencia, Almendra empieza a contar con lujo de detalles sus aventuras sexuales en el baño y en el cuarto con Don Gabriel.

Los muchachos se quedan absortos, con sus penes al palo los cuales no se disimulaban ya que llevaban unos pantalones de buzo bastante pegados al cuerpo.

Xiomara mira con la boca abierta, mitad por la impresión del relato y mitad por los penes de sus compañeros, que se notaban por debajo de las ropas de los muchachos.

Xiomara, ¿quieres saber como se disfruta el sexo?, no te vas a arrepentir, señala Almendra.

No sé, me da miedo, contesta Xiomara.

Nosotros nos ofrecemos como tus instructores Xiomara, seremos muy pedagógicos al respecto, dice Jonathan, quien aprovechando la insinuación de Almendra, empieza a desnudarse.

Mirando los otros dos que no había oposición en las chicas, se desnudan raudamente, quedando los tres con sus penes apuntando al aire, ante la mirada atenta de Xiomara.

Ya verás como se disfruta, dice Almendra, quién coge el pene erecto de Jonathan y se lo lleva a la boca, dándole los primeros lametones, causando que se estremezca el muchacho al sentir la cálida sensación de la boquita de Almendra.

Inmediatamente, Angelita se abalanza a la verga de José, y empieza a chuparla como si fuera el último chupetín que existe en la tierra.

Ambas chupan los penes de los muchachos con gran maestría, demostrando que los dos desconocidos y Don Gabriel, les habían enseñado muy bien esas artes.

Xiomara seguía mirando, tan atenta que no se dio cuenta que José estaba debajo de ella, metiéndose sin que ella se dé cuenta, entre sus piernas. Raudamente, jala su calzoncito rosado y mete la lengua en la concha de Xiomara, quién da un brinco mezcla de la sorpresa y de la excitación producida por la primera incursión en su panochita.

Para ese momento, Angelita ya se había montado sobre Jonathan, quién le sostenía ambas nalgas haciéndola brincar sobre su duro miembro. Ella gozaba, gemía y se tocaba los senos causándose más excitación. Y es que Jonathan realmente tenía un miembro prominente, lo que hacía que Angelita se erice cada vez que juntaba sus nalgas con los huevos del muchacho.

A su vez, José tiene a Almendra como perrita, en cuatro patas, metiéndole dos dedos en su anito, mientras se masturbaba frenéticamente mirando toda la situación. Almendra se había acomodado de modo tal que alcanzaba el pene de Luis, quién seguía lamiendo la concha de Xiomara, quién seguía agarraba de la silla, como queriéndose librar de dicha incursión pero a su vez pidiendo más. Almendra en esa posición, recibía los dedos dilatadores de José sobre su anito y ante cada hundida, más se aferraba al pene de Luis, chupándolo insaciablemente.

Almendra, mientras chupa el pene de Luis, siente la caliente cabeza de la verga de José sobre su ano, cerrándolo instintivamente.

¿Qué sucede Almendra, le diste el culito a un desconocido mientras que a tu compañero de clase se lo niegas? Dice José, mientras que le pone las manos sobre sus nalgas, separándolas nuevamente.

Acto seguido, continúa su incursión, haciéndola gemir de dolor a la adolescente, quién siente como la parte en dos el duro miembro del muchacho.

Ahhhhh, le tenía unas ganas a este rabo, putita, lástima que no sea el primero, pero se siente tan apretadito que parece recién estrenado, dice José, mientras avanza a paso firme sobre el estrecho canal rectal de Almendra.

Xiomara sigue mirando el espectáculo, recibiendo los lametones de Luis, quién no se desprende de la concha de la nena, dado que Almendra mientras recibe la verga de José, se aferra con su boquita al pene de Luis, no dejándolo cambiar de posición.

Para esto, Angelita sigue siendo bombeada sobre el borde de la cama y en pose de cuatro patas por Jonathan, quién cada vez que mete su grueso pene hasta el fondo de su concha, se lo deja unos segundos para que la nena sienta todo su esplendor, lo que hace retorcerse de placer a la muñequita.

Ante ello, Angelita ya no resiste más, y cerrando sus piernitas lo más que puede, llega al mejor de sus orgasmos tenidos en esos días, lo que provoca que Jonathan, ante la estrechez provocada por el orgasmo de la nena, lanza hondonadas de semen dentro de la conchita de Angelita.

Almendra, continúa siendo penetrada por José analmente, recibiendo tres dedos dentro de su conchita, lo que provoca que también alcance un tremendo orgasmo, abriendo la boquita como queriendo lanzar un gemido estremecedor, el cual es callado por el esperma de Luis, quién no puede más y se viene en la boquita de la adolescente.

Xiomara, quién también ha alcanzado el primer orgasmo de su vida, mira la escena con mirada lasciva, como pidiendo marcha sobre ella. Los muchachos se dan cuenta de ello y…….

CONTINUARÁ