El paseo de promoción de dos adolescentes (2)

Las nenas se delataron solas, siendo descubiertas por su maestro, quién goza de sus agujeros aún vírgenes.

Luego de la follada que habían recibido, las nenas se unieron al grupo, tratando de aparentar frente a sus compañeros que nada había pasado. Sin embargo, por lo extremo del momento que habían tenido, se mantenían aún nerviosas, pensando que todos los ojos estaban puestos en ellas, como si todos supieran lo que había sucedido en aquél baño.

Paso el momento del almuerzo, pasearon por algunos lugares turísticos de la ciudad, hasta que llegó la hora de dormir.

Obviamente, como Angelita y Almendra han sido amigas desde muy pequeñas, se les asignó un cuarto doble en el hotel.

Uff, estoy exhausta, realmente ha sido un día con muchas peculiaridades, le dice Angelita a Almendra.

Si, eso si, ha sido un bonito día, hemos conocido de todo, responde Almendra.

Luego, se hizo un silencio entre las dos, realmente ninguna se animaba a comentar sobre lo acontecido en el baño esa tarde.

Si, hemos conocido de todo, comentó Almendra nuevamente, después de unos segundos de silencio. Pero ese aprendizaje me ha dejado adolorido el culo. Dicho esto último, se hecho a reír en la cama.

Jajajajaja, reía también Angelita, tirándose a la cama al lado de su amiga. Sí, realmente ha sido un duro aprendizaje, mi coño está aún rojo con la incursión de la tremenda polla de ese desgraciado.

Bueno, pero no podrás negar que ha sido rico después de todo, verdad? Le pregunta Almendra a Angelita.

Si, eso sí, pero al menos tú conservas tu virginidad, a mi no me dio tiempo el muy puto de elegir.

Y así continuaron conversando los detalles de la primera follada que habían recibido en sus vidas, por dos desconocidos, con cierto grado de picardía como si se tratara de una más de sus travesuras.

Tras la puerta, sigilosamente agazapado, se encontraba Don Gabriel, el profesor responsable del viaje, quién acostumbraba a escuchar detrás de la puerta de las chicas, para enterarse de algunas de sus travesuras para luego chantajearlas. Pero lo que escuchaba realmente era genial, no se lo esperaba, las dos nenas habían follado ese mismo día del paseo, con dos desconocidos.

Pero Don Gabriel, viejo conocedor de las artes del chantaje, tenía que planear bonito el ataque, podía tener a las dos alumnas más ricas de su clase a su disposición, pero debía manejar bien la situación.

Esa noche, luego de escuchar los detalles, Don Gabriel se retiró a su habitación y, luego de una paja en honor de las pequeñas, quedó totalmente dormido.

Pasó sin novedad el día siguiente, paseando y visitando lugares turísticos. Don Gabriel echaba el ojo de vez en cuando a las piernas torneadas de las dos pequeñas, imaginándose todas las posiciones en las que las podría follar a ambas nenas.

En la noche, Don Gabriel se acercó nuevamente a la puerta de la habitación de ambas muchachas, sin embargo, se quedó estupefacto al oír de buenas a primeras, los gemidos incontrolados de las chicas.

¿Estarán follando con otros compañeros estas perras? Se preguntó Don Gabriel.

Se puso a meditar sobre que paso tomar. Podía, como responsable del paseo, irrumpir y castigar a los involucrados. Pero optó por cerciorarse espiando la situación. Así, abrió sigilosamente la puerta de las chicas, encontrándose con una escasa penumbra que era aclarada tenuemente por la luna que ingresaba por la ventana.

En la cama, no había chico alguno, solo se divisaban dos siluetas. Eran Almendra y Angelita, que se entrelazaban en un perfecto 69, lamiéndose a la vez sus respectivos coñitos, y metiéndose un consolador cada una en sus respectivos anitos.

Don Gabriel no podía creer lo que veía, las dos chicas más preciosas y mejor contorneadas de la escuela estaban ante sus ojos, desnudas, con sus coñitos y anitos a disposición, mojados por sus propios flujos vaginales y por las lenguas de cada una.

¿Qué hago? Se preguntó Don Gabriel. Acto seguido, instintivamente, sacó su verga que luchaba por salir del pantalón apretado, por lo erecta que se encontraba, procediendo a meneársela, parado frente a ellas.

¿Pero qué diablos…? Gritó Almendra, quién estaba encima de Angelita, mirando a la puerta. ¿Qué hace Ud. en nuestro cuarto?

Don Gabriel tenía que imponer autoridad, al fin y al cabo, era el responsable del paseo, así que tenía el mando sobre sus alumnos.

Eso me preguntaba yo, ¿Qué diablos están haciendo Ustedes? Sus gemidos se escuchan por todo el hotel, he venido a poner coto a esto.

Angelita, con aparente miedo, optó solamente por cubrirse la cara con su almohada, como avergonzándose ante la situación.

Muchachas, se han hecho merecedoras a la expulsión de la escuela. Ayer me enteré de su travesura en el baño, así que ya son dos faltas, no tengo más remedio, les dijo Don Gabriel, guardándose con dificultad su pene erecto en el pantalón.

Don Gabriel, por favor, no nos expulse, suplicaba Almendra, quién estaba tomando las riendas de la conversación, dado que Angelita se había ocultando tras su almohada.

No lo sé, es difícil su situación, no puedo hacer nada, hasta mañana, dijo Don Gabriel, saliendo del cuarto no sin antes dejarles una mirada directa sobre sus respectivos coños, dejando a las nenas en su cuarto, para que ellas mismas den el primer paso.

¿Y ahora? ¿Qué hacemos, ya nos fregamos? Dijo Angelita, tirando su almohada contra la puerta.

No sé, pero creo que lo podemos solucionar, ¿o es que acaso no te diste cuenta que Don Gabriel se estaba masturbando frente a nosotras?, le respondió Almendra.

Ponte tu bata, tenemos que pagar nuevamente, le siguió diciendo Almendra a Angelita.

¿qué vamos a hacer? Preguntó inocente Angelita.

Sólo sígueme, a las finales, Don Gabriel no va a ser un sacrificio para nosotras, dado que el tío todavía está bueno.

Acto seguido, salieron raudas de la habitación, dirigiéndose al cuarto de Don Gabriel.

Toc, toc, podemos pasar, preguntaron las nenas con voz baja.

Adelante, contestó Don Gabriel.

Ingresaron al cuarto las pequeñas, el cual solo era alumbrado por una lamparita amarilla, dando un ambiente deliciosamente exótico. En la cama, se encontraba Don Gabriel, totalmente desnudo, con el pene totalmente erecto.

Sabía que vendrían, acérquense, les dijo Don Gabriel.

Las nenas se acercaron, acostándose ambas al lado de su profesor, mirándole atentamente la verga venosa, que latía con fuerza ante sus miradas.

Es toda suya muñecas, disfrútenla y háganla pasar un buen momento. Luego de ello discutiremos su expulsión o no del colegio.

Angelita miraba a Almendra, quién ya había empezado a lamer el glande de su profesor. Angelita, animándose, empezó a acariciar los huevos de Don Gabriel, disfrutando de su textura. Después de ello, empezó a lamerle los huevos, poniendo su manito en la base del pene, meneándola lentamente.

Almendra, poco a poco iba metiéndose el pene en su boquita calientita, haciendo que Don Gabriel se arqueé ante cada lamida. Angelita, lamía el tronco, de arriba abajo, rozando de vez en cuando los labios de Almendra.

Eso alocaba a Don Gabriel, quién al ver que estaba a punto de terminar, se incorpora y ordena a Angelita ponerse de a cuatro patas, sobre la cama. Almendra se acomoda en la cabecera, metiéndose el dedo en su coñito aún virgen, como preparándose para disfrutar del espectáculo.

Don Gabriel saca su vaselina, la cual llevaba siempre en los paseos, y procede a untarle un poco en el ano de Angelita, metiéndole lentamente el dedo en aquél culito aún virgen.

No Don Gabriel, eso duele, por favor no, le implora Angelita, con una voz suave y temblorosa, por la incursión del dedo del profesor, el cual ya le estaba haciéndole sentir los primeros espasmos de placer.

Tranquila pequeña, de acuerdo a lo que conversaron, este culito aún está para desvirgar, así que no me perderé la oportunidad de ser el primero.

Y es que realmente el culo de Angelita era precioso, por la redondez de sus nalgas, se avizoraba un anito profundo, que excitaba de sobremanera a Don Gabriel, quién no resistió más y, reemplazando su dedo, metió tramo a tramo su gran pene en el estrecho culo de Angelita.

Ahhh, noooo, nooo, duele, por favor, sáquelo, gritaba suavemente Angelita.

Almendra, al ver eso, se mete entre las piernas de Angelita y, ayudando a su profesor, empieza a lamerle el clítoris a Angelita, con el propósito de hacer menos dolorosa su desvirgada.

Así, lentamente, en un mete y saca constante, Don Gabriel logra introducir todo su pene en el culo de Angelita, quién a esas alturas gemía como si la partieran en dos.

Don Gabriel empieza a bombear, el mete y saca se vuelve más intenso, Almendra abajo sigue lamiendo el clítoris de su amiga, y de vez en cuando, le hecha una lamida a los huevos de su profesor. Angelita, se contornea gozando de su incursión anal, hasta que abre la boca completamente, y sin que salga gemido alguno, tiembla totalmente ante los brazos de sus dos amantes, anunciando un placentero orgasmo. Posteriormente, cae boca abajo a la cama, desprendiéndose del pene de su profesor, que continuaba aún erecto.

Almendra miraba a ambos, con la cabeza en la cama y sus piernas al borde de la cama, lo que es aprovechado por su profesor para acercarse a ella, parado al borde de la cama y, cogiendo de las piernas a Almendra, procediendo a introducirle lentamente la verga en su coño húmedo.

Almendra grita de dolor, ante la incursión extraña de tan inmensa verga, la cual chocando con su himen, lo destroza totalmente.

Don Gabriel inicia el mete y saca parado al borde de la cama, observando como chorrean las lágrimas de dolor de la pequeña, pero a la vez, observando como esas dos tremendas tetas se bambolean ante sus empujones.

Angelita se acerca un poco recuperada hacia su amiga, procediendo a lamerle las tetas, como agradeciéndole por el orgasmo provocado. Así, queda en una posición de espaldas a Don Gabriel, quién mientras folla a su amiga, mete el dedo medio en el coño de la pequeña.

El espectáculo era de los dioses, las dos nenas desnudas acariciándose frente a el, mientras un hilito de sangre destila del coño de Almendra, el cual es recogido por uno de los dedos de Don Gabriel, quién lo contempla como signo de victoria.

Acto seguido, Don Gabriel no puede más y, saliendo del coño de Almendra, coloca a ambas nenas frente a su mástil, eyaculando en sus caritas preciosas, manchándoles sus tiernos y rosaditos cachetitos con borbotones de líquido seminal.

Finalmente, las pequeñas han sido desvirgadas en sus dos correspondientes agujeros, esos dos días han sido geniales y laboriosos, pero aquellas, parecen ser insaciables….

(Para entender como empezó esta aventura, se recomienda leer la primera parte de la historia)