El paseo con mi amiga

Escribo esto para que no se me olvide porque ha sido de las cosas más ricas que he experimentado en toda mi vida.

Mi mejor amiga Angie y yo fuimos de paseo a la playa este verano. Estábamos hospedadas en la finca de su abuelo, es una zona muy amplia con grandes jardines, una casa con corredores y una piscina. La vista es increíble ya que la casa está en un sitio alto desde donde se aprecia el océano y alrededor de él las montañas.

Una de las noches estábamos bañándonos en la piscina, después de habernos fumado un puro de marihuana, la cual a mi amiga y a mi nos encanta disfrutar juntas. Nos sentíamos relajadas y con la mente abierta a cualquier cosa. La noche estaba cálida y nosotras nos divertíamos mientras disfrutábamos del agua.

Angie es un poco más loca que yo y de pronto tuvo la idea de nadar desnudas, yo acepté a carcajadas pero con un poco de vergüenza, la cual se me desvaneció por completo en cuestión de minutos. Al ver que ya no teníamos puestos los trajes de baño, nos pusimos a nadar por toda la piscina!

Angie me decía que no podía ver mi cuerpo porque había poca luz y yo tampoco podía detallar mucho sobre el de ella. Hablamos un rato y seguimos nadando hasta que decidimos salirnos de la piscina para ducharnos.

Como al lado de la piscina hay una pequeña ducha exterior, se nos ocurrió que podríamos traer las cosas afuera y bañarnos ahí sin ningún inconveniente, pero hacía mucho viento y nos estábamos congelando. Angie me dijo que entráramos, yo le insistí que aguantáramos un poco para no dejar chorretes de agua dentro de la casa, puesto que estábamos empapadas de la piscina, pero el frío me terminó convenciendo, entonces decidimos entrar.

Yo ya me había vuelto a poner mi traje de baño pero ella se salió de la piscina sólo con la parte de abajo, tapándose los senos sólo con el paño. Cuando ella entró al baño me pidió prestado el shampoo. Yo se lo llevé. Angie se estaba duchando sólo con su parte de abajo del traje. Yo me moría por entrar con ella, pero me dio miedo que pensara mal de mi, entonces le dije que le iba a cerrar la puerta y salí.

Cuando estaba cerrando la puerta, Angie me volvió a llamar. Yo sabía por la mirada que tenía que ella también tenía ganas conmigo. Entré nuevamente al baño y me metí a la ducha con ella. Nos pusimos a jugar con el agua, que estaba un poco más tibia que la de afuera, pero igual seguía un poco fría. Al rato de estar en la ducha, la chica empezó a pasarse el jabón por todo el cuerpo. Yo entonces le seguí la corriente y me puse shampoo. No podía dejar de verla, en el momento en el que ella cerraba los ojos o se volteaba yo tenía que volver a verla y mirarle los pechos. Tenía los pezones demasiado erectos y se veían deliciosos, todos rosados.

Pasó un gran rato entre risas y jugueteos tontos. Ella disimulaba con cualquier cosa para que yo siguiera dentro de la ducha junto a ella. Al cabo de un rato me dijo que tenía que quitarse el calzón y yo le respondí con risas y me lo quité también. Me pidió que le pusiera shampoo y le masajeara el cabello. Como tiene el cabello largo hasta la espalda baja, me puse mucho shampoo en la mano y se hizo mucha espuma. Empecé a hacerle masajes suaves en el cuero cabelludo mientras ella consumía su cabeza dentro de la ducha para dejar el agua caer. La tenía de espaldas a mi y podía sentirla cerca a mi cuerpo. La espuma bajaba sobre su espalda y yo empecé a pasar todas mis manos por ella, tocándola suavemente desde los hombros hasta las caderas. Tiene un cuerpo delicioso y yo no podía dejar de tocarla. Mientras tanto mi vagina se empapaba de pensar simplemente que la tenía desnuda en mis manos.

La seguí tocando suavemente y la fui acercando a mi. Mi vagina seguía mojándose cada vez más, yo podía sentirlo fuertemente. Estaba demasiado excitada y necesitaba hacer algo para poder dar el primer paso. Angie me dijo que quería lavarme el cabello a mi, así que cambiamos de posición y entonces ella quedó detrás mío. Podía sentir entonces cómo se acercaban sus tetas a mi espalda mientras me masajeaba la cabeza y sensualmente se acercaba cada vez más a mi. Le dije que cambiáramos de nuevo, y cuando la tenía en mis manos otra vez, acerqué mi cuerpo a ella hasta sentir su gran culo rozando mi cuerpo, delicioso. Ella no decía nada, solo se quedaba quieta y disfrutaba mientras yo pasaba mis manos con espuma por toda su espalda. Empecé a pasar mis manos entonces cada vez más cerca de su abdomen y subí mis brazos hasta posar mis manos en sus deliciosas tetas. No paraba de tocarla toda desde atrás. Sentí entonces mi vagina a más no poder y sentía cómo goteaba líquido desde adentro de tan excitada que estaba por tocarla. Angie acercó su brazo derecho hacia atrás y empezó a tocarme también debajo de la ducha. Pasó sus manos por mis caderas y bajó su mano derecha hacia mi pubis hasta rozar mi clítoris con su dedo como lo más rico que te puedan tocar. Siguió pasando sus dedos hacia abajo sintiendo lo mojada que yo podía estar, hasta encontrar mi vagina y penetrar su dedo hacia adentro suavemente. Yo abría mis piernas y masajeaba su clítoris desde atrás, tocando toda su vulva y pasando mi otra mano por sus tetas todas llenas de espuma.

Angie se volvió hacia mi de frente y mientras más yo abría las piernas más introducía ella sus dedos en mi, con un vaivén suave que me mojaba cada vez más. La jalé hacia mi cuerpo y le di un gran beso en los labios, metiendo mi lengua y disfrutando su sabor mientras ella me devolvía el beso y me seguía masturbando cada vez más fuerte. Puse mi cara a un lado de la suya mientras escuchaba cómo respiraba cada vez más rápido mientras yo metía mis dedos en su vagina.

Le dije que parara, yo ya no podía más y me iba a venir justo en ese instante. Ella se detuvo. Le dije que se acostara en el piso, que tenía una mejor idea. Ella hizo caso y se sentó. Me miraba desde el piso sentada con cara de excitación. Me arrodillé y me puse frente a ella y me dispuse a acomodarme para poder meterle los dedos de frente, lamiendolos para lubricarlos un poco más. Me acomodé con una pierna suya en medio de las mías y mientras yo restregaba mi clítoris sobre su rodilla metí mis dedos en ella despacio, luego un poco más rápido, luego más y más hasta que me di cuenta que Angie gemía de excitación, me agarraba las tetas con fuerza mientras cerraba sus ojos y abría la boca para quejarse de placer hasta que tuvimos un orgasmo al mismo tiempo, ella justo en mis dedos como lo más rico que me ha pasado y yo justo encima de ella cuando de poco a poco ella podía meterme un dedo o dos en la vagina y yo gemía de lo rico que me estaba viniendo justo sobre mi amiga.

Luego de esto nos incorporamos y nos terminamos de duchar normalmente. Nunca más hablamos sobre esto, por lo menos hasta el momento, pero sé que lo disfrutó tanto como yo y me encantaría que volviera a pasar de nuevo y aprovechar esos momentos en donde las ganas nos quitan cualquier vergüenza que se nos pudiera ocurrir.