El pasado que no quiero enfrentar (4)

Hicimos el amor

Ella se puso de pie y se dirigió hacia la puerta, yo tomé las llaves de la camioneta, cuando me di vuelta hacia la puerta ella me impidió el paso, se quedó mirándome fijamente, abrí mucho los ojos porque lentamente y con miedo se estaba acercando a mí y no daba crédito a lo que podía suceder, mi corazón amenazaba con salir de mí y de pronto me besó.

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Era un beso nervioso, como de principiante, todos los músculos de mi cuerpo se tensaron, algo impedía que me moviera, y de pronto ella al ver mi reacción se separó de mi lentamente, mi corazón saltaba de alegría y quería que ese beso no terminara nunca, pero mi mente tenía un conflicto y me repetía una y otra vez que me alejara si no quería sufrir nuevamente, mi corazón fue más fuerte que mi mente y no pude evitarlo, cuando se iba separando de mi la tomé por el brazo y la besé, la besé como nunca había deseado antes, mis besos eran de necesidad, de súplica y de reproche por esos 2 años que no la tuve,  supe desde el momento en que me besó que estábamos perdidas, que no había regreso, yo sabía que no podría detenerme hasta tenerla de nuevo, pensaba que solo sería una vez más y después me iría lejos para no volver a verla nunca más, me dije a mi misma, solo esta vez y nada más.

El beso se fue intensificando cada vez más, dios cuanto la había echado de menos, mi cuerpo pedía a gritos estar con ella, jamás nunca una mujer me hizo sentir de esta forma, ella me abrazaba y me besaba como si me fuera a ir de su lado.

Soledad: Andrea, por favor, vamos a tu pieza y hagamos el amor

Yo: estás segura??

Soledad: completamente segura.

La llevé a mi dormitorio y con manos temblorosas nos desvestimos, parecíamos aprendices, nuestras manos torpes y con la urgencia de quedar desnudas y poder estar juntas. Nos acostamos en la cama y yo quedé debajo de ella, sabía que no podría retener mis ganas mucho tiempo, y ella mucho menos, sabía que esto iba a ser rápido, se colocó sobre mí, nuestros clítoris se juntaron, ella se comenzó a mover sobre mí y yo debajo de ella le seguía el ritmo, me acariciaba los pechos y los chupaba como a mí me gustaba mientras yo acariciaba los suyos, siempre me gustaron muchísimo sus pechos porque eran grandes y justo a la medida de su cuerpo menudito, hasta que no pudimos más de placer y estallamos en un gran orgasmo al mismo tiempo, gemíamos de tanto placer acumulado, sentí como su esencia mesclada con la mía corrían en abundancia a través de mi pierna, sentía mi parte íntima mojadisima sin siquiera haber pasado mi mano por ahí, no alcanzamos ni a eso, dios como la echaba de menos, como la necesite en mi vida todo este tiempo, pero eso jamás ella lo sabría. Se quedó recostada encima de mí para recuperar el aliento, ninguna de las 2 decía nada, solo nos acariciábamos en silencio y cada una estaba inmersa en sus propios pensamientos, pasaron varios minutos y me volvió a besar, esta vez con más dulzura, con la misma pasión pero más calmada, me acariciaba despacio todos los rincones de mi cuerpo hasta llegar a la parte más íntima de mi ser, yo estaba completamente loca de pasión y tenía los restos esencia del orgasmo anterior más lo que estaba saliendo de mi interior en esos momentos, con su lengua me volvía loca, estuvo jugando con mis pecho un buen rato, bajaba y subía desde mi ombligo hasta mi clítoris hinchado de deseo, hasta que se quedó ahí, haciéndome sentir de nuevo un orgasmo que sacudió todo en mi interior, exploté en su boca y ella recibió lo que había provocado, en su boca, me quedé con los ojos cerrado descansando del intenso y exquisito placer que acababa de tener y vi que ella se acercaba a mí, la besé con una pasión indescifrable y la dejé debajo de mí, quería darle el mismo placer que ella me dio y comencé con mi boca y lengua detrás de su cuello y orejas, eso le encantaba, le provocaba escalofríos, con mi lengua recorrí todo su cuerpo pero me centre especialmente en sus pechos que me encantaban, lo hice lentamente, yo la miraba de reojo y veía que se mordía los labios de placer, baje lentamente hasta su clítoris, lo palpe con mis manos y estaba chorreando de deseo, abrí sus piernas y metí mi lengua a todo lo que daba dentro de ella, y la sentí gemir de pasión, ella misma me tomaba la cabeza y presionaba para que metiera mi lengua más y más en su interior, cuando la saque saboree todo lo que estaba dentro y fuera de ella, comencé en círculos con mi lengua sobre su clítoris hasta que ya no pudo más y explotó en un gran orgasmo, sentí como se esparcía por toda mi cara su esencia que me encantaba. Esa madrugada hicimos el amor 4 veces hasta caer rendidas, no recuerdo en que momento nos quedamos dormidas.

Cuando desperté ella dormía plácidamente, me quedé mirándole y se me venían a la mente recuerdos de la noche desenfrenada que tuvimos, de pronto miré la hora y eran las 3 de la tarde, no tenía sentido del tiempo pero me di cuenta que siempre la hora volaba cuando estábamos juntas, de pronto sonó mi celular, no se había despertado así que me apresuré a contestarlo y vi que era un número desconocido:

Yo : Alooo

Voz celular: Hola preciosa

Era Antonia, la chica de la barra del pub

Yo: hola Antonia cómo estás?? No pensé que me llamarías tan rápido

Antonia: quería saber si estás libre mañana en la tarde para que salgamos

Yo: mañana en la tarde?? Si claro, dime donde, ahh pero yo invito

Antonia: nada de eso, yo invito esta vez, vamos al bar del casino

Yo : me parece perfecto bonita, nos vemos allá a las 8, te parece?

Antonia : vale preciosa, me parece bien

Yo: un beso bonita, nos vemos mañana, bye

Cuando me doy vuelta vi que Soledad estaba detrás de mí, me miró con cara de desilusión y dijo:

Soledad : tienes una cita mañana??

Yo : si, es la chica con la que estaba en la disco

Su expresión cambió rotundamente, era una mezcla de desilusión y rabia, se dio media vuelta y se metió al baño, de pronto me acordé de Roberto, miré hacia afuera y la camioneta ya no estaba. Al cabo de un rato Soledad salió del baño vestida y dijo:

Soledad: gracias por todo Andrea

Yo: Iba a hacer almuerzo para que comamos juntas

Soledad : no puedo, mi novia debe estar esperándome en la casa

Sentí que mi cara enrojeció de rabia, claro, después de estar conmigo en mi cama saltaba a los brazos de su novia.

Yo : ándate con tu noviecita marimacho

Soledad: y a ti que te vaya bien con la tuya mañana

Y así se fue, agarró sus cosas y se fue, quedé vacía, así me sentía, hace muchísimo tiempo que no experimentaba esta sensación, y esa última vez fue en el aeropuerto cuando me dejó.

Continuará……