El pasado jamas se olvida (capitulo 1)

Me había equivocado, al parecer hay cosas que simplemente no se pueden dejar atrás, en el olvido, no podía obviar que tenía un pasado, y no podía olvidarlo, así como así.

El pasado jamás se olvida.

28 de mayo del 2008

Abro los ojos, los siento enormemente pesados, me pesa también el cuerpo, me siento débil, me duele la cabeza, intento no volver a quedarme dormida pero la luz enceguecedora desparece.

Me despierto otra vez, me pregunto dónde estoy, que es este lugar, quien soy yo. A diferencia de la otra vez que desperté ahora solo hay oscuridad y visualizo una sombra, una persona, me toma la mano, siento un leve cosquilleo y vuelvo a quedarme dormida.

No sé cuánto tiempo había pasado, pero volví a despertar esta vez ya no sentía tan pesado el cuerpo, ni mucho menos tan débil, el dolor de cabeza persiste, veo gente a mi alrededor, y me doy cuenta que estoy en un hospital, visualizo a un par de enfermas hablando, se me acerca un doctor y me hace un par de preguntas.

Doc: Hola linda por fin despertaste. -me dice tomándome la temperatura con sus manos-. ¿Te hare algunas preguntas sí?

Yo afirmo con mi cabeza.

Doc: Bien comencemos, ¿Recuerdas por qué estás aquí?

Yo: yo... no lo recuerdo. -confusa-.

Doc: Bien, ¿tu nombre?

Yo: -De solo intentar recordarlo me duele la cabeza-. No lo sé, No recuerdo como llegue aquí, ni donde estoy, ni mucho menos mi nombre, ¿es eso muy malo?  -pregunte frustrada-.

Doc: Pues ya veo, intenta escribir aquí lo que recuerdes ¿sí? - dice pasándome una hoja y lápiz-. mientras tanto yo iré a informarle a tu familia que has despertado.

Miro la hoja en blanco y no sé qué escribir, me duele la cabeza, intento escribir algo, pero nada sale, ningún recuerdo, solo escribo me desperté en un hospital, es lo único que recuerdo.

Después de no sé cuánto tiempo entran algunas personas las que supuse que eran mis familiares, una señora ya de edad se me acerca e intenta abrazarme, pero yo me alejo, esto es desconocido para mí, ¿Quiénes son estas personas? Tomo mi cabeza con mis manos e intento recordar su cara, pero otra vez lo mismo, nada viene. Veo como me miran, y la señora llora, llora porque sé que no la reconozco.

Yo: Lo siento, esto... Yo... lo siento. - y lloro también con ella-.

Señora: Tranquila mi niña, esto se va a arreglar, el doctor dice que solo es momentáneo, que es producto del golpe en la cabeza. -dice aun llorando-.

¿Quién soy?

Yo: ¿Puede al menos decirme su nombre?  - digo sonriendo en forma de disculpa-.

Señora: Por supuesto, yo soy tu madre, Me llamo Araceli, él es tu hermano- dice apuntando a un pequeño-. se llama David, Y bueno tu padre no está aquí, por otros temas, pero él se llama Joaquín.

Cierro los ojos y un pequeño destello aparece en mi memoria, la cara de un joven, podría decir de mi misma edad, ¿por qué a él lo recuerdo y a ellos no?

Yo: ¿y yo?  - digo tocándome un collar que tenía colgado en el pecho-. ¿Yo como me llamo?

David: chio, te llamas chio. -me dice el pequeño-.

Yo: ¿cuánto tiempo he estado hospitalizada?

Mamá: más de cinco meses-dice limpiando sus lágrimas. -pero ya estás aquí mi pequeña. – volviendo a abrazarme-.

Esta vez yo la abrase también, y me deje abrazar, debía de haber sido muy duro que tu hija haya estado en coma durante más de cinco meses y que te rechaza porque no te recuerda, a pesar de todo, ella era mi madre, la recordara o no.

Yo: ¿por cuánto tiempo más tendré que estar aquí?

Mamá: el medico dice que todo se deberá a tu recuperación, pero como máximo un mes más.

Yo: ¿es una broma verdad?  -cuestione-.

Mamá: un mes no será nada, ya verás que te recuperaras muy rápidamente hija.

Los días en el hospital fueron pasando rápidamente, entre terapias y ejercicios para la memoria, una que otra vez tenia batallas de naipes con mis compañeros de habitación y los derrotaba a todos, pero aun así con la agilidad que tenía mi cerebro ningún recuerdo venía a mí, excepto nuevamente un chico de mi edad, que en mis sueños tenia mis mismos ojos. David y mamá se presentaban todos los días, el pequeño era adorable, me hacía inventarle historias de superhéroes cada vez que venía, y después se acostaba en mi cama y echaba una siesta mientras mamá y yo hablábamos de mil cosas.

Yo: ¿tengo un hermano?  -pregunte repentinamente-. Bueno aparte de David- dije mirándolo dormir-.

Mamá: se llama pablo, el… bueno él es tu gemelo. -dijo bajando la cabeza-.

Yo: ¿y donde esta? ¿Estamos peleados o algo así?

Mamá: no, no es eso, lo que pasa es que él está demasiado frustrado.

Yo: ¿frustrado de qué?  -pregunto confusa-.

Mamá: siente que es su culpa lo que te paso.

Yo: ¿por qué?, me contaste que choque, ¿no es así? ¿Entonces por qué él iba a tener la culpa de eso?

Mamá: eso ya no importa, ya te contara él lo que paso.

Llego el día, me saco la bata del hospital y me pongo la ropa que me trajo mamá, no me había dado cuenta que tenía tatuajes en muchas partes del cuerpo, pero uno llamo mi atención, una “F” ubicada en mi cintura, era pequeño, pero ese en particular salto a la vista. El viaje a casa fue en casi total silencio, me incomodaba no poder recordar ni donde vivía, David venía haciéndome muchas preguntas las cuales no todas podía responderle, me ponía aún más nerviosa de lo que ya estaba.

Mamá: David, deja a tu hermana tranquila, la vas a desesperar, ya te dije que no le hagas muchas preguntas-. Estacionándose-. Es aquí.

Era una casa enorme, con vitrales delanteros, un jardín hermoso, nos bajamos del auto y en la entrada había una señora esperando por nosotros, cada paso que daba me hacía ver todo aún más lejano, como si no fuese ahí donde yo perteneciera, me sentía entre mucho lujo, y no me gustaba.

Mamá entro a la casa y ordeno a un señor que recogiera las maletas del auto, no pidió ni siquiera un por favor, me sentía extraña en este lugar, ya adentro mi incomodidad insistía, me tocaba las manos con nerviosismo, escuché pasos a mis espaldas y vi a dos jóvenes de mi edad bajar por las escaleras.

Mi cuerpo se paralizo por un instante, miré a la chica y estaba pálida, y aquel chico que supuse era pablo me miraba triste, culpable.

Mamá: es que no vas a saludar a tu hermana. -dijo tras de mi-.

El camino nervioso hacia a mí, su mirada se notaba perdida, no sé qué habría pasado entre él y yo antes pero ya que no lo recordaba pretendía dejarlo atrás, se acercó y se paró en frente de mí, me dio un abrazo con algo de arrepentimiento, yo lo abrace también, dejando descansar mi cuerpo en el de él.

Pablo: bienvenida. -dijo mirándome al fin-.

Yo: quisiera poder decirte que me alegra verte otra vez, pero empezare con decirte que estoy encantada de conocerte al fin. -dije sincera-.

Pablo: a mi si me alegra volver a tenerte aquí. -dijo con sinceridad también. – creo que, bueno ya la conoces, pero te la volveré a presentar. -atrayendo a la chica detrás de el-. ella es mi novia.

Yo: hola tu chica sin nombre. -sonriéndole-.

-Ella me sonríe nerviosa-.  Me llamo francisca, encantada de conocerte otra vez-. Sus ojos brillan-.

No logro distinguir que fue lo que paso, pero el mundo se detuvo a mi lado, quede casi embobada mirándola, su mirada fija en la mía hizo que mi corazón se paralizara.

Pablo: eh no te enamores. -dice en broma-.

Yo: ¿disculpa? -saliendo del trance-.

Pablo: solo es una broma roció, ¿o me dirás ahora que la pérdida de memoria afecto también tus gustos?  -riendo-.

Mamá: pablo no sigas. -dijo algo molesta-.

Pablo: es que no le has dicho. -mirándola-.  Bueno para que sepas y antes de que mamá intente cambiarte, eres lesbiana, te gustan las mujeres, cosa que estoy segura que la pérdida de memoria no afectara. -dijo mirando a mamá con algo de furia-.

Él se perdió entre las paredes de la casa y francisca fue tras de él, mamá horrorizada por mi reacción cambio de tema de inmediato. Hizo que prepararan mi plato favorito, cenamos todos en silencio, y ya llegada la hora francisco fue a dejar a francisca a su casa, el cansancio me vencía, supongo que, por todos los medicamentos, mamá me llevo a mi habitación, vi fotos en las paredes, en la mayoría salíamos solo los cuatro, David de pequeño, yo con pablo, en ninguna salía papá, me preguntaba que había pasado con él, me saque lo que llevaba puesto y tome un pijama de un closet enorme que había junto a la recamara, aun con todo el cansancio no podía llegar a dormirme, eran vueltas y vueltas por aquella cama y el sueño no me vencía, pensamientos iban y venían y absolutamente nada, intente recordar algo, como me había dicho el médico que lo hiciera, en silencio y calmadamente, sin frústrame ni nada, pero todo vacío nuevamente, por más que lo intentara me era imposible poder recordar.

Se hizo de noche y no podía dormir, tenía algo de ansiedad, baje a la cocina por algo de tomar, talvez agua, pero nada, me prepare un sándwich pensando que podía ser hambre, pero tampoco, la ansiedad persistía, era como si mi cuerpo necesitara de algo, seguí bebiendo más agua.

-Una voz a mi espalda me dijo-. No es eso lo que necesitas. -me dice pablo casi en una sonrisa-.

Yo: no me digas que consumía drogas y por eso estoy así.

Pablo: no, no se trata de eso, ten. -me dice dándome una caja de cigarrillos-. Fuma uno.

Yo: pero no sé cómo hacerlo.

Pablo: tienes que ponerlo entre tus labios, prenderlo e inhalar. -dijo algo irónico-. Lo que se conoce nunca se olvida, y tu fumabas demasiado como para no saber prender uno, vamos hazlo.

Tal y como dijo, la primera fumada fue algo rara, después al fin mi cuerpo se relajó, la tensión en mi cuerpo desapareció y me sentí más tranquila, la ansiedad se fue.

Pablo: vamos conozco un lugar donde podrás fumar más tranquilamente antes de que mama baje y te llene de desodorante ambiental. -dice riendo-.

Fuimos al garaje, había un saco de boxeo donde el comenzó a entrenar con desesperación, le daba golpes una y otra vez, hasta que supuse sus brazos y piernas se cansaron, yo termine creo que dos cigarrillos más, él se sentó a mi lado y empezamos una conversación.

Yo: tengo que confesarte que, a ti, bueno tu cara fue lo único que no olvide, tu rostro fue el único recuerdo que mantuve en mi cabeza desde que desperté. -dije rompiendo el hielo-.

Pablo: lo sabía, en la tarde cuando llegaste lo sentí, vi tu media sonrisa, como si te alegrara verme, además no soy tan fácil de olvidar. -dije egocéntricamente-.

Yo: Pero, ¿por qué contigo? -dije preguntando confusa-. Ósea debe de haber alguna explicación de porqué te recordaba solamente a ti.

Pablo: Porque conmigo siempre has tenido esa conexión, una conexión de hermanos, como siempre te decía, somos dos almas unidas en una sola, y cuando no podías correr a contarle a mama que diste tu primer beso, o que perdiste tu virginidad, ahí era cuando estaba yo para escucharte y también era al revés, fuiste la primera a la que le presente a la francisca y al instante se hicieron mejores amigas, hasta llegue a pensar que te gustaba mi novia jajá.

Yo: ¿y yo alguna vez presente a alguna novia? ¿Tenía a alguien que me esperara?

Pablo: Eso solo lo sabias tu hermanita, no eras mucho de tener novias, eras toda una picaflor. - dijo regalándome una sonrisa-.

Yo: ¿Pero debía de haber alguien no?  -pregunte pensativa-. Me resulta algo raro esto.

Pablo: ¿el despertar casi un año después y que te esté contando como era tu vida?

Yo: Aparte de eso, el que me gusten las mujeres, ¿Y qué pasa si con todo esto de la pérdida de memoria me gustaran los hombres?  - dije imaginándolo-.

Pablo: Pues aquí la más feliz con todo esto sería mama. - dijo entre risas-.

Yo: ¿cómo fue? el contárselo, ¿cómo reacciono ante la idea de tener una hija lesbiana?

Pablo: Bueno, esa es una historia muy larga, complicada y a la vez divertida-dijo levantándose del suelo-. Pero, ¿qué te parece si mañana almorzamos fuera y te lo cuento?  -dijo tendiéndome las manos-.

Yo: Seria todo un placer Pablito. -dije sonriendo y levantándome-.

Pablo: debe de ser una broma. -dijo el con las manos en la cara-.

Yo: ¿El qué?  - pregunte ya de pie y frente a el-.

El solo me abrazo, con necesidad, como si hubiera esperado un largo tiempo para hacerlo, era reconciliador aquel abrazo, era cálido y hasta cariñoso. Nos separamos lentamente y me dijo.

Pablo: Así mismo me decías siempre hermanita, agradezco tener esta conexión contigo porque así, aunque pierdas mil veces la memoria sé que sería el único que no te resultaría extraño- dijo acariciando mi mejilla y con una lagrima en sus ojos-.

Yo: agradezco lo mismo pablo, en este preciso momento eres como mi luz en el infierno- dije con lágrimas en los ojos- ¡que vivan los gemelos!

El solo sonrió, volvió a abrazarme y nos fuimos a nuestras habitaciones.

Caí rendida a dormir entre las heladas sabanas. Y aquí en mis sueños comenzó mi verdadera realidad.

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Estaba yo en una cena con todas aquellas personas que ahora resultan desconocidas para mí, supuse que era el cumpleaños de pablo y el mío.

Pablo: ¿cómo lo estás pasando hermanita? -dijo abrazándome y con unas cuantas copas encima-.

Yo: esta es la última que bebes, ¿me oyes?  -dije quitándole el vaso-.

Pablo: vamos roció no seas aburrida si es nuestro día.

Yo: por favor pablo, compórtate, por lo menos porque estas en la presencia de tu novia. -dije viendo a una chica acercarse-.

Pablo: Fran mi amor, dile que se divierta un poco, mira esta ahí toda aburrida, totalmente antipática- dijo ya con trabas en la lengua-.

Fran: Oye amor, tú no estás bien, ¿por qué mejor no vamos a tu recamara?  ¿te parece?

Yo la mire, con su cara quiso decirme es la única forma, me tomo del brazo y me dijo "te espero arriba en tu pieza en 5 minutos" , me bebí lo que quedaba de vino y me arme de valor, subí, me temblaban las piernas, con cada paso que daba era como si una mano en el pecho me hiciera retroceder, pero seguí hacia mi recamara, y ella aun no llegaba, me fume un cigarro mirando por mi ventana, y me hacía mil preguntas, apague la colilla, y ella aun no llegaba, quise ir donde pablo pero me dio miedo encontrarme con algo que no deseaba ver, no sé cuántos cigarros fume, me limpie el par de lágrimas que corrían por mis mejillas y entre rabia y pena me dirigí a la recamara de pablo, abrí la puerta y ahí estaba ella debajo de pablo, mientras él le hacia el amor, mi cuerpo retrocedió con aquella imagen, no tenía nada que reclamarle, ella era su novia y yo solo una espina en su relación, cuando volví a mirar justo ella fijo su mirada en mí, yo baje corriendo, tome mi celular y empecé a llamar a no sé quién, mamá se topó en mi camino, vio mis lágrimas, me tomo el rostro y yo solo la esquive y salí, Afuera divise el patio, había una hamaca donde me senté 5 segundos a tomar aire antes de que ella llegara.

Fran: Roció escúchame.

Yo: -solo me quede en silencio-.

Fran: Perdóname. -dijo con lágrimas sin fin-. Él se estaba dando cuenta, me dijo que, si no hacia el amor con él le contaría a todo el mundo que yo lo estaba engañando, no sabe que era contigo por supuesto que no -dijo cesando su llanto-. Roció por favor mírame, mírame.

Yo: Yo... yo mañana me voy. -dije mirando el suelo-.

Fran: ¿Cómo?  -dijo buscando mi mirada-.

Yo: eso, voy a aceptar la propuesta de mi padre de irme a estudiar al extranjero, dime tú, ¿Inglaterra o España?  estoy entre esos dos. - dije por fin mirándola.

Fran: mi amor tú no te puedes ir- dijo tomando mi cara entre sus manos-.

Yo: - parándome al instante-. En tu vida me vuelvas a decir así Francisca, No quiero volver a verte nunca más.

Fran: Pero, ¿por qué no? Llevamos dos años así, y nunca te habías enojado tanto, siempre me ves besarlo, y abrazarlo, tus sabias que sería así. ¿Qué cambio ahora?  -dijo ya en frente mío-.

Yo: ¿Sabes que cambio?  -dije a un paso de sus labios-. Que esa boca, Ni este cuerpo, Ni esto- dije tocándole el pecho-. jamás me pertenecieron.

Fran: todo esto te pertenece. -dijo acercándose-.

Yo: pero también le pertenecen a el- dije en un grito-. Yo no doy más francisca -dije con lágrimas-. Por mi te puedes ir a la mierda -dije yéndome y arrepentida de mis palabras-.

No quise mirar atrás, tome mi auto y arranque, no sé cuántos semáforos en rojo pase, aumentaba de velocidad cada vez que veía en mi celular la llamada con su nombre, de pronto me paralice, vi como el auto en frente me esquivo, no alcance a frenar y me estrelle fuertemente contra una enorme muralla.

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Desperté con la respiración agitada, no sabía si era solo un simple sueño o todo era parte de mis recuerdos, estaba confusa, y sentí la rabia que sentí ese día, y también la pena al verla llorar, esta era la razón por la que tuve el accidente, quise simplemente olvidarlo, pero ni la ducha con agua fría ayudo.

Me había equivocado, al parecer hay cosas que simplemente no se pueden dejar atrás, en el olvido, no podía obviar que tenía un pasado, y no podía olvidarlo, así como así.

Continuara....