El pasado de mi mujer

Todos tenemos nuestros secretos, algunos son para siempre, e inconfesables.

EL PASADO DE MI MUJER

Hace un buen tiempo que no me ponía a escribir algo de mis intimidades, o de mi esposa. Como saben, ella fue infiel con alguien que yo conocí primero, sé por su amante que ya terminaron porque ella le hizo una escena de celos al sorprenderlo cogiendo con la amiga que la encubría en sus llegadas tardes o salidas de la ciudad, le pasó lo que a mí.

Pero antes de que terminaran, Oscar se propuso a confesar a mi mujer, y me sorprendió la experiencia que se guardaba, de verdad yo pensé que era una mojigata y santurrona, y resultó ser una puta antes de casarse conmigo.

Sucedió que él me comentó que mi mujer no es la santa que creía, y para demostrármelo, me dijo que fuera a su departamento y me escondiera para enterarme de sus deslices.

Cuando llegué, yo tenía unas ganas tremendas de que Oscar me cogiera, pero me aguanté y no hice nada por intentarlo. Como media hora después que llegué, tocó mi esposa, rápido me escondí donde estaba previsto, un clóset estrecho y discreto, con rejillas por las que fácil se puede ver hacia fuera.

Cuando la vi entrar, me pareció una mujer extraña y no mi esposa, no traía la ropa que se puso al salir de casa para su trabajo. Traía una falda celeste alargada de un extremo, y con tablones y muy corta, sus nalgas bien las veía desde donde estaba, también alcanzaba ver el bulto de su vagina sostenida por el frente de su tanga.

Se besaron apasionadamente, las manos de su amante levantaban su falda permitiéndome ver sus redondeces traseras, y lo rojas que se ponían al sentir la presión de esas manos. Ella de inmediato bajó los pantalones de él, y se agachó para mamarle la verga, éste gustoso se la ofrecía mientras miraba hacia mí y algo me decía que no entendía.

La levantó y le dijo que tomaran algo, para platicar primero y luego harían sus cosas, ella aceptó quejándose.

Oscar se dirigió a la cocina y preparó unas bebidas, observé que ella se paró para verse al espejo, se analizaba toda, levantaba su falda y se miraba las nalgas, lo mismo hizo con sus pechos que casi se salían por el escote. Cuando el amante llegaba, ella se sentó y se acomodó el cabello, brindaron no sé por qué, pero el primer vaso casi se lo tomó todo.

Oscar le preguntaba cosas, al principio no quería responder, y para convencerla de que hablara, la empezó a calentar, la tomó de su cabeza y la inclinó a su parte, ella gustosa empezó a mamar su verga.

La acostó boca abajo en el sofá, y estiró las manos para descubrir sus nalgas y acariciarlas, ella empezó a moverlas, y como es bajita, Oscar fácil alcanzaba su vagina mientras ella le mamaba. Empezaron a gemir de placer, los ojos de ella se ponían en blanco mientras su lengua labios y boca pasaban una y otra vez por el palo y huevos de ese macho delicioso.

Ella estaba en el clímax del placer cuando éste la detiene estirando su pelo, dirige su cara a la de ella, y le pregunta cuál verga le gusta más, si la de su esposo, o sea yo, o la de él; ella afirma que la de él, que era la verga más rica que ha probado. Esta respuesta se prestó para que Oscar siguiera con el juego;

--¿Haz probado otra verga aparte de la de tu esposo y la mía?.— ella no contestaba, porque estaba con la boca llena, o no quería hacerlo.—Dime mami, ¿A poco solo tu marido y yo te hemos cogido?, si estas tan buena y eres bien caliente que no lo creería.—

--¿Para qué quieres saber?.—

--Es solo curiosidad, dime, ¿ya le habías puesto el cuerno a Tony?.—

--No, nunca me había pasado por la mente, hasta que me topé contigo.—

--Eso me halaga, pero de soltera, ¿alguien te cogía?. --Se hacía tonta y seguía con su labor oral, pero Oscar insistía; -- ¿Quién fue el primero, el que se llevó tu virginidad?. Anda, dime, quiero escuchar que otros te han cogido, que has gozado otras vergas. --- Trataba de agudizar mis oídos, el morbo de escuchar la confesión de mi mujer me excitaba y escuché;

--Te interesa saber o te excita escucharlo?.—

--Me calienta saber que la mujer que me cojo le encanta la verga y que sabe gozar como tu me lo has demostrado, me excitarías más si me dices que siempre has sido caliente.—

--Siempre he sido ardiente, el primero que me lo hizo fue un amigo de mi hermano, yo tenía dieciséis años, y él diez años mayor, era casado pero lo hacíamos en su casa porque fui la niñera de su primer hijo, y durante el segundo embarazo de su esposa, me las pedía a mí, porque su mujer no se le antojaba.—Mientras escuchaba, yo trataba de adivinar quién era ese tipo que gozaba a mi esposa de adolescente.

--Si mamita, sigue ¿te gustaba coger con él?.—

--Sí, mucho, a veces me remordía la conciencia pero cuando en el acto se me olvidaba todo y gozaba el momento.—

--¿Él fue el primero que te cogió por el culo?.—

--Solo una vez lo intentó, pero no pudo, me lastimaba mucho.—

--¿Y quién fue el que te dio por el chiquito mamacita?.—

--¡Tú!.—Oscar la detuvo y frente a frente le dijo;

--¡No mames Lily, yo sentí que ya te habían dado por ahí, si estabas muy estrecha pero no tanto como para no darme cuenta que no era el primero, a menos que hayas usado otra cosa, pero yo quiero saber la verdad, ¿te gusta verme caliente?—

--¡Si papito, me excita cuando estas caliente, muy caliente!.—

--Entonces cachondéame puta mía, dime quién se cogía ese culo rico!.—

--¡Sí amor, quiero sentirte cachondo como siempre y te daré gusto!.—

--¡Dime amor, caliéntame, excítame!.—

--¡Fue un primo que llegó a vivir a la casa, tenía veinte años y él diecisiete, por las noches se escurría a mi cuarto, y me acariciaba para calentarme, le mentí que era virgen y que tenía miedo a embarazarme, entonces me dijo que me volteara, se puso detrás de mí y me embarró saliva, me la metió difícilmente pero lo logró creo que porque no la tiene muy grande, pero seguido visitaba mi cuarto, y a veces me hacía la dormida para no sentirme culpable, luego mi papá lo corrió de la casa, nunca supe porqué. Nadie más me lo volvió a hacer así, ni mi esposo, hasta ahora que tu me lo haces, le pido a veces que me coja por el culo.—

--¿Entonces coges con tu marido rico?.—

--Pues cumplo con mi parte, no quiero que sospeche.—

--¿Pero eres más caliente en la cama con él, que antes?.—

--Sí, pero al terminar me hago la dormida para no hablas al respecto.—

--¿Quién más te cogió antes de casarte?.— Ella parecía que trataba de recordar y siguió comentando;

--También el integrante de un grupo que en ese tiempo se escuchaba mucho, fui a un baile en el que ese grupo se presentaba en la ciudad, como vi a muchas chavas tratando de acercarse con ellos, yo también lo intenté, cuando hubo la oportunidad abracé al líder del grupo, y acaricié su verga sobre el pantalón, de inmediato me abrazó y me subió al camión del ellos, había otras personas que se me quedaban viendo, me llevó al fondo del camión mientras ordenaba que no lo molestaran por nada.

Me acostó en la cama redonda del camión, y puso una película pornográfica, me parecía sensacional estar mamando la verga de ese artista deseado por muchas, yo lo tenía ahí conmigo haciéndolo gozar con mis mamadas. Fue una cogida deliciosa, solo sexo sin preguntas ni compromisos, me cogió como un demente, recuerdo que esa vez yo deseaba que me lo hiciera por detrás, lo pedí pero no me hacía caso, solo se concentraba en su placer, se vino en mis nalgas, y me pidió que me marchara. Fingí estar molesta pero me sentía bien, sin remordimientos ni nada, solo fue un momento de placer..—

--¿Quién es el tipo?.— Ella lo dijo, pero no lo mencionaré.

--Entonces no eras tan inocente ni persignada como aparentas.—

--Pues tu tienes la culpa, yo estaba bien en mi matrimonio.—

--¿Estabas bien de verdad?.—

--No te creas, pues estaba normal, aunque muy dentro de mí deseaba que me volvieran a hacer sentirme mujer.—

--¿Y tu esposo, no te hace feliz en la cama?.—

--No, estaba conforme, pero llegaste tú y mírame, soy infiel por ti.—

--No chiquita, si cogiste conmigo fue porque quisiste, nunca te obligué.—

--Pero si no hubieras insistido, no estaríamos aquí.—

--Dime quién más te ha metido la verga.—

--Cuando trabajaba, tenía un jefe muy lujurioso, pero lo sabía discreto, así que una vez me llevó a un motel, y desde esa vez, lo hacíamos en la oficina, porque me pidió como su secretaria. Fue padrino de mi boda, y el día que me casé, me llevó al motel, recuerdo que ese día me buscaban, y yo argumenté que me despedía de unas amigas. Seguí trabajando y cogíamos solo en horas de trabajo, le gustaba que lo relajara con una buena mamada y que me comiera su semen. Pero me embaracé, dejé de trabajar y decidí terminar con eso y dedicarme a la familia..—

--¿Pero el hijo es de tu esposo verdad?.—

--¡Claro, estoy muy segura que es de mi marido!.—

--¿Luego, quién siguió?.—

--Te juro que nadie más, los problemas y la familia no me daban tiempo ni ganas de una aventura, mi esposo siempre me trató bien, así que nada de eso, hasta que apareciste.—

--¿Y porqué le pusiste el cuerno conmigo?.—

--Me perturbó ver tu verga tan grande y rica, en esos momentos pensé que nunca había visto una así, empecé a fantasear contigo, te rechazaba pero te deseaba, y como insististe, caí, y aquí me tienes.—

--¿Qué harías si tu esposo se da cuenta de lo nuestro?.—

--Pues ni modo, si quiere no separamos y me quedo contigo.—

--No mamacita, yo también soy casado, y no dejaré a mi esposa.—Alcancé a ver una mueca de disgusto.

--Bueno, no tanto eso, pero estaría libre para verte.—

--Recuerda mami, entre tu y yo, solo sexo como te gusta, ¿ok?.—

--Sí, no importa que tengas a tu mujer, mientras a mí me des verga.—

--¿Y si me ves con otra?.—

--Eso ni te lo perdonaría, no te haría un escándalo pero, te olvidas de mí.— Cínicamente Oscar respondió;

--Entonces ya sé qué hacer para apartarte de mí cuando me canse de ti.—

Mi mujer abrió los ojos sorprendida, él ni se inmutó y la obligó a que le mamara, ella se quiso resistir, pero cedió y se tragaba verga golosamente. Luego el hombre la empinó en el sofá y empezó a metérsela violentamente haciéndola gozar la locura sexual, luego se agachó y empezó a lamer su panocha llena de jugos, hasta que se vino en la boca de él, mientras ella tenía su orgasmo, éste se la metió de nuevo y como animal empujaba su pene hambriento de sexo, estando a punto de venirse, la quitó y la tomó de los cabellos, puso su verga en la cara ella abrió la boca para recibir gustosa la leche, pero Oscar apretó sus testículos y no permitió la eyaculación, mi mujer parecía que recibía la leche en su cara y boca, pero era solo la sensación ya que éste nunca se vino.

Ella se extrañó, iba a hablar cuando su amante la despidió, la quitó y le pidió que se fuera, ésta sorprendida lentamente se arregló y se fue, estaba muy molesta.

Cuando salí, Oscar seguía desnudo en el sofá, yo no dejaba de ver su verga parada, llena de jugos sexuales;

--¿Ya ves qué tu mujercita no es lo que parecía?.—Yo no quería contestar nada, deseaba que me cogiera, pero no hacía nada. –Bueno, tu esposa ya me aburrió, ahora empinate tu, ¡te voy a coger!.—

No perdí tiempo, me quité la ropa y me dispuse a ser cogido, le ofrecí mis nalgas como muchas veces, sin más ni más, la dejó ir hasta el fondo de mis intestinos, recordé momentos vividos con él y empecé a moverme como le gusta, sus embestidas me hacían gozar tremendamente, mi pene se levantó y eyaculé lleno de placer mientras seguía cogiéndome en forma animal, parecía un demente, balbuceaba cosas de mi mujer y mías. Hasta que se vino en mi ano, me llenó de leche, descansó sobre mi espalda, me quité y lamí su verga y huevos agradecido por la fabulosa cogida, muy dentro de mí me sentía orgulloso por que prefirió cogerme y venirse en mí, que en mi esposa, la que yo creía una recatada y moralista.