El partido

Tras ser azotada, su amo decide someterla mientras ven un partido.Su suerte dependerá de lo que suceda y ella, por primera vez, sigue con interés las jugadas.

EL PARTIDO

Tu amo Alberto te ha ordenado: "Ponte de pie". Obedeces rápidamente. Te levantas de la silla, juntas tus piernas, colocas las manos detrás de la nuca tirando de los codos hacia fuera y bajas la vista. "Estoy lista amo", contestas cuando acabas de colocarte. Él da una vuelta a tu alrededor mirándote, rozando apenas tu piel en dos amagos de caricia que te recuerdan su presencia. "De cara a la pared". Resuena su voz en tus oídos mientras apuras tus movimientos y te colocas en la posición que sabes desea tu amo.

Piernas abiertas, separada de la pared algo mas de medio metro, codos apoyados en la pared manteniendo las manos juntas, sobre tu cabeza. La posición te obliga a sacar tu culo descaradamente y ahora luce ante los ojos de tu amo enmarcado por el negro de tu liguero y tus medias. Sabes que en esta posición serás azotada y aún así el primer azote te sorprende y respinga tu piel.

Metódicamente. Con firmeza los azotes van cayendo en tus nalgas que comienzan a coger un tono sonrosado que delata los azotes que acaban de recibir. Sientes el calor en tu culo. Hace rato que han dejado de dolerte y solo el calor te invade. Pronto tu amo comienza a alternar los azotes con su mano dcha. y las caricias en tu sexo con la mano izquierda. Así, atrapada entre las dos manos comienzas a excitarte y mojar sus dedos.

Él continúa acariciando y azotando. Sientes que se aproxima tu goce y se lo haces saber a tu amo. "Si sigue me correré, amo". Él se detiene. Toma tus manos y tira de ti.

Te lleva hasta el salón y se detiene ante la mesa baja que hay ante el sofá. "Túmbate de espaldas" te ordena, mientras el retrocede sobre sus pasos y desaparece de tu vista. Te apresuras a cumplir su orden y te recuestas sobre la mesa. Sientes en tu espalda el frío de la madera y tu culo, caliente por los azotes, se respiga.

Tu amo regresa con una bolsa de cuero que conoces muy bien. La coloca en el suelo, la abre y caca un grueso cordón negro de seda. "Cogete los tobillos con tus manos" te dice tu amo. Obedeces con premura y en cuanto lo haces, él comienza a atarlos. Tobillo derecho con mano derecha. Tobillo izquierdo con mano izquierda. Con otro cordón ata tus rodillas la una a la otra pasando por debajo de la mesa. Luego tira de la cuerda y la tensa.

Así atada, tu coño depilado queda expuesto a los deseos de tu amo. Ves como se agacha sobre la bolsa y saca un consolador con mando a distancia. "Abre la boca te ordena", mientras dirige el consolador a tu cara. Obedeces. En pocos segundos saca el consolador perfectamente ensalivado y lo introduce en tu sexo. Lo ajusta a tu coñito con unas correas sujetas a tus muslos y se sienta en el sofá. "Voy a ver el partido" te dice mientras enciende el televisor. En los siguientes minutos el observa el partido mientras juguetea con el mando del consolador en sus manos. Esperas que cada instante sea el que tu amo ha decidido para acordarse de su esclava. Cuando comienzas a caer en una especie de sopor, él activa el mando y el consolador comienza a vibrar en tu coño. Atada te agitas y gimoteas. "¡Silencio!, que no puedo escuchar los comentarios" te ordena tu amo mientras se incorpora, saca un gag de la bolsa, introduce la bola negra en tu boca y cierra la hebilla en tu nuca. El consolador funciona intermitentemente a capricho de tu amo. Tus jugos comienzan a arroyarte por los muslos y amenazan con mojar la mesa. "Cuando tenga la pelota mi equipo lo pondré en marcha, cuando lo pierda lo dejaré parado.

Si marcamos un gol te dejaré correrte, si nos lo marcan serás azotada. Si ganamos el partido me follaré tu coñito de premio. Si perdemos lo haré con tu culo." "¿Entendido zorra?". Asientes con la cabeza mientras comienzas a interesarte por el juego. Sufres las perdidas de balón y disfrutas las posesiones largas. Durante el partido te corres dos veces y sufres tres azotainas. Al final, tu amo tira de tus piernas hacia arriba, pliega tus piernas sobre tus tetas aplastándolas y te folla el culo con el consolador funcionando a máxima potencia en tu coño. Tras varios movimientos que abren poderosamente tu culo se corre mientras tú ya no puedes resistir más y disfrutas de tu última corrida acompañándole en sus últimos movimientos. Cuando se aleja de la mesa tu quedas aún allí atada con tus dos agujeros rezumando líquidos y esperando él se digne soltarte y te deje ir al baño. Pero eso solo será cuando él lo desee.