El parque

Su deseo aumentaba a cada paso. Se paró bajo la luz de una farola para abrir el sobre. Le temblaban las manos y deseaba llevarla a su entrepierna. Imaginaba que cada persona con la que se cruzaba sabía lo que le estaba sucediendo.

Su deseo aumentaba a cada paso. Se paró bajo la luz de una farola para abrir el sobre. Le temblaban las manos y deseaba llevarla a su entrepierna. Imaginaba que cada persona con la que se cruzaba sabía lo que le estaba sucediendo. Algunos la miraban con intensidad, lo que aumentaba su sensación.

"Atraviesa la calle y dirígete al parque, casi frente a la entrada hay una estatua, al pie de la estatua hay un hueco allí encontrarás otro sobre con instrucciones. No te limpies, deja que tu deseo vaya bajando x tus piernas"

Sintió deseos de salir corriendo en busca del sobre. Y si alguien lo había cogido? Esta vez lo habían dejado en un lugar demasiado público. Muchos niños habían jugado en la proximidad de esa estatua durante el día. Ella conocía la zona. Había jugado allí cuando de pequeña salía del colegio. Ya entonces había sentido deseos que la avergonzaban. Cómo ahora? Ahora también conservaba un resto de vergüenza que el deseo la mayor parte de las veces callaba.

No podía ir más deprisa. Las bolas se agitaban con intensidad. Había intentado correr pero había sido peor. Sintió la tentación de quitárselas y correr. Someterse a los deseos de ese hombre empezaba a nublarle la razón. La curiosidad y el morbo podían más. Veía acercarse la reja del parque, buscaba con la vista la estatua dentro de él.

Cuando le faltaban unos metros no pudo resistir más y salió a correr. A cada zancada sentía que las bolas iban a hacerla estallar en un orgasmo. La oscuridad la protegía de las miradas o tal vez protegía a los que podían mirarla de que ella pudiese verlos. Cuando le faltaban pocos metros el deseo le amenazaba con desbordarla. Trataba de aguantarlo para poder llegar a la estatua.

"No, por favor, aguanta, sólo unos metros más" -pensaba en su interior. Pero en la lucha de deseos ganó el de su vientre. Tuvo que apoyarse con una mano en el árbol. La frente también. Escuchaba sus jadeos. Los últimos pasos los dio con los ecos del placer.

Se agacha para buscar el sobre con el mensaje. El hueco está allí pero el mensaje no. Busca sintiéndose molesta. No cree que la hayan engañado y el juego haya acabado. Se siente frustrada. Quiere seguir jugando. Quiere seguir sintiendo el placer que el juego le ha ido provocando. Piensa volver a su casa y volver a conectarse con el hombre para reclamarle cuando...

-Estás buscando esto? -Escucha tras ella.

Se vuelve y hay una mujer sujetando un sobre en su mano extendida hacia ella. No lo duda y lo coge.

La mujer es de mediana edad. Atractiva más que guapa. Pero ahora le interesa más el mensaje que la mujer. Lo abre para leer las instrucciones.

"Te desnudarás ante la mujer que te ha dado el sobre y seguirás las instrucciones del siguiente sobre"

Vuelve a mirarla. Qué está haciendo? Se pregunta. Va a seguir las instrucciones? Recuerda que ya otra mujer ha jugado con ella, con su cuerpo y lo ha disfrutado. Pero está en un parque, aunque es de noche cualquiera podría verla. Deja el sobre en la base de la estatua y comienza a desnudarse.

Mira al suelo. No quiere mirar a la mujer. Encontrará ella su cuerpo bonito? Porqué se plantea ese tipo de pregunta?

La mujer puede verla ahora completamente desnuda. Siente la tentación de taparse con las manos pero tiene poco sentido así que las deja en sus costados. Ambas permanecen silenciosas una frente a la otra. Le dará ahora el siguiente sobre? Qué más ha de hacer? El hombre estará oculto mirándola? Con ese pensamiento su deseo aumenta y yergue el pecho para mostrarse más si él estuviese mirando. Que pueda contemplar su cuerpo lleno.

Su pensamiento se interrumpe cuando la mujer comienza a desnudarse también. No sabe como reaccionar y se queda observándola. Se fija en sus manos donde luce una alianza. Casada! Será la esposa del hombre? Su cuerpo maduro debe resultar atractivo para los hombres. Sus senos pesados y grandes se agitan con cada uno de sus movimientos.

Cuando termina de desnudarse se sitúa frente a ella y permanece erguida también. Durante un momento la mira. Sus ojos brillarán como los de esa mujer de la que no sabe ni el nombre. La mujer exuda sensualidad. Sus pesados pechos se agitan a cada respiración. Sus pezones oscuros destacan duros y desafiantes. Se mira los suyos y no están menos duros que los de la otra mujer.

La mujer se agacha y rebusca entre sus ropas para entregarle más instrucciones.

"Os acariciaréis una a otra. Tan sólo usaréis cada una dos dedos. Os los meteréis en el coño y haréis que la otra se corra. No podéis tocar ninguna otra parte de la otra. Tenéis que hacer que la otra se corra tres veces. Cuando una se corra tendrá que esperar a que la otra lo haga también. Hasta que las dos no os hayáis corrido las tres veces no os podréis sacar los dedos del coño pase lo que pase".

Le pasa las instrucciones a la otra mujer y la observa mientras la lee. La oscuridad las ha ido envolviendo mientras. La otra mujer se toma su tiempo para leer la nota. Después se agacha para volver a guardar la nota entre sus ropas. Se miran y la mujer se acerca a ella. Extiende su mano y toca su coño ya mojado, muy mojado. Ella hace lo mismo para sentir como el vientre de la mujer está empapado. La mujer separa las piernas un poco más y tira de su piel para facilitarle el acceso aunque no hace falta. Está tan mojada que los dedos entran con facilidad.

La mujer gime cuando siente los dedos entrar en ella y mueve su cuerpo sobre los dedos que la masturban. Sus suaves gemidos se acompasan a las caricias que recibe. Ella abre la boca para gemir también por el placer que le procura la otra mujer. Sabe acariciar. Demasiado bien. Siente su placer subir con rapidez.

Apenas han comenzado a acariciarse cuando oyen las ramas de los arbustos que las aíslan de miradas curiosas. Sienten la hojarasca crujir. Es el hombre piensa. Pero el sonido viene de diferentes lugares. Por un momento su deseo es sustituido por miedo. Están rodeadas. Hombres con sus miembros fuera de los pantalones las rodean. La mujer también mira a sus alrededor. Los hombres se han parado sin acercarse a ellas mientras se masturban. Ambas se miran comprendiendo que son mirones, que no las van a molestar y reanudan la masturbación. La mujer se corre silenciosamente apenas con un par de caricias más mientras los mira.

Al ver la mirada de placer de la otra mujer ella la sigue unos instantes después. Su orgasmo ha sido más ruidoso que el de la otra mujer. Ha cerrado las piernas para sentir un contacto más intenso. Hubiese deseado abrazarse a la otra mujer y besarla para agradecerle el placer recibido pero las instrucciones se lo han prohibido. No está dispuesta a quebrar las normas que le están dando y que tanto placer le está procurando.

Vuelve a abrir las piernas para indicarle a la mujer que siga con sus caricias. Siente su mano inundada por el placer de la otra. La mira para agradecerle el placer que le acaba de procurar. Y ve como la mira. La desea. Siente la mirada de deseo de la mujer. Ella también la desea. Le gustaría arrodillarse ante ella y beber su deseo. Nunca antes ha estado con otra mujer, salvo en la casa, pero le gustaría estar con esas dos mujeres en más ocasiones.

Los hombres se han acercado un poco más. Los jadeos de la otra mujer son ahora más intensos. Se oyen con más claridad mientras no deja de mirarla. Sabrá el marido de esta mujer lo que está haciendo? Será uno de ellos? Tiene edad para tener hijos. Mira a su alrededor para ver si hay algún joven que pudiese ser su hijo.

La mujer vuelve a correrse más profundamente q la vez anterior. Casi cae al suelo. Apoya la cabeza en su pecho para evitarlo y la separa con prontitud teniendo también ella presente las instrucciones. Hubiese querido que le hubiese al menos besado el pezón. Siente deseos de tocarse ella pero en las instrucciones no dice que pueda hacerlo.

-Más -le pide a la otra mujer -más fuerte, por favor.

La mujer la mira y aumenta la intensidad con la que le mete los dedos. No puede mantener los ojos abiertos y se ha de tapar la boca para que sus gemidos no atraigan a todo el parque. Se corre y pega su boca a la de la otra mujer para sentir su lengua dentro de su boca. Ambas se retiran avergonzadas no tanto de sus deseos sino de incumplir las normas.

Los hombres casi pueden rozarlas cuando comienzan con la última masturbación. Los mira. Los cuenta. Once. Podrían tocarlas. Necesita que la toquen. Todos. Quiere sentir todas sus manos. Todos sus cuerpos en ella. Quiere que se peleen por su cuerpo. Hace un gesto con su mano libre. Quiere tocarlos. Quiere tocar sus pollas. Frena la mano. No debe hacerlo. Ha de cumplir las instrucciones y en venganza aumenta la dureza con la que folla con sus dedos a la mujer. La otra se abre para ella. Le ofrece todo su cuerpo.

De nuevo la mujer se corre cuando ve como los hombres empiezan a salpicarlas con su semen. A la otra. A ella. Los puede oler. Siente su densidad en su piel.

Cuando se recupera se da cuenta que ambas están de rodillas. Ella aún tiembla de deseo. Mira a la otra. Está llena de semen. Ella se siente cubierta también. La mujer vuelve a buscar entre sus ropas y le extiende las siguientes instrucciones.