El Parking
Nunca pensé que pudiera hacer con mi novia lo que hice.
El parking
Desde que me aficioné a la literatura erótica, me rondaba por la cabeza la idea de hacer un intercambio con otra pareja. El hecho de poderme coger a otra con el consentimiento de mi novia y que esta esté a mi lado con otro, me resultaba de lo más excitante. Lo cierto es que cada vez que leía un relato, me imaginaba en esa situación.
Lo complicado era como hacerlo. Supongo que algunos se identificareis con mis pensamientos. Buscar una pareja en común que sea atractiva y que no pongan reparos o se les vea predispuestos. Pero nada, los relatos al fin de al cabo son, en su mayoría, fantasías. No se convence a tu novia en una noche ni se encuentra una pareja así porque sí. Pero os voy a contar mi experiencia, y quizás alguno saque las conclusiones oportunas.
El año pasado también coincidió que las fiestas de Noche Buena y Fin de año se celebraban entre semana. Eso daba lugar a que los fines de semana salieran menos personas. El caso es que Marta y yo decidimos salir ya que ambos trabajábamos en fin de año. Nos habían ofrecido un curro detrás de una barra sirviendo copas en un cotillón. El dinero nunca viene mal y menos en estas fechas.
Así que decidimos salir. El frío también ayudó a que no hubiera demasiada gente. Suelo dejar el coche en la calle pero pensábamos tomarnos unas copas y la verdad es que dar vueltas buscando aparcamiento teniendo un parking al lado de los pubs. No merecía la pena dar vueltas. Dejamos el coche y nos fuimos a tomar unas copas y bailar un poco. Lo cierto es que la noche se animó. Vimos a gente que hacía tiempo que no veíamos y eso daba pie a beber cubatas y alguna que otra rayita de coca que nos invitaron. Marta estaba muy a gusto. Además con ese pelo negro recogido con moño para que se viera el colgante que le regalé en Noche Buena. Ese traje negro atado al cuello sin sujetador. Los pezones que se veían a leguas. Esa falda corta negra con sus medias negras con diseños como si tuviera la pierna tatuada. Y esas botas altas de tacón. Joder, estaba que no veas. Hasta algún conocido, de forma discreta, me lo dejaba caer; Oye David tu novia está más delgada. Evidentemente si eso se lo dijeran a una piva que esta gorda pues se toma de otra manera, pero Marta es delgada.
Pero el hecho de tanto mirarla y tantos cubatas, me estaban poniendo cardiaco. Así que, me acerqué y le dije al oído que si nos íbamos al parking y le comía toda la raja. Puso cara de sorpresa , me sonrió y me dijo vamos. Cogimos los chaquetones y nos dirigimos al parking. Por la calle nos contuvimos, pero una vez entrados en el parking, bajando por las escaleras hasta el sótano dos, donde estaba el coche, le empecé a meter mano. Marta me empezó a coger el paquete por encima del pantalón de una forma brusca, lo cual me sorprendió. A ella por norma general le gusta que lo hagamos con tranquilidad. Solo en momentos de máxima excitación es cuando actuaba así. Caminábamos por entre medio de los coche, magreándonos cuando se puso delante mía se arrodilló y comenzó a sacar mi verga del pantalón. Comenzó a chuparla como si se le fuera la vida en ello. Había veces que me hacía daño pero no dije nada puesto que la excitación era mayor.
Al poco, escuché unas risas que provenían de las escaleras. Avisé a Marta. Paró y me guardó la polla dentro del pantalón. Decidimos quedarnos escondidos entre los dos coches. Las risas de oían cada vez más cerca de la escalera. Se distinguía la voz de una chica y pronto saldríamos de dudas. Efectivamente era una chica con su novio. Ambos parecían también algo ebrios, como nosotros. Eran algo más jóvenes que nosotros. Parecían que también estaban excitados. De hecho nada más cruzar la puerta. El chico miró dentro del parking y al no ver a nadie, comenzó a enrollarse con la chica. Marta y yo estábamos atentos viendo la escena. El chico le había abierto el chaquetón a la chica y le magreaba los senos, primero por encima de la blusa y luego por el interior. La chica no se quedaba corta. Le tocaba el paquete por encima del pantalón hasta que se lo sacó y lo comenzó a masturbar. El chico tenía un buen rabo, o al menos eso parecía. Marta no perdía detalle, de hecho ella fue quien me llamó la atención sobre el rabo del chico.
Estábamos a cien. Empezamos a meternos mano sin dejar de ver la escena con la que nos deleitaba aquella pareja. El chico utilizaba la otra mano para acariciar las partes íntimas de la chica por debajo de la falda. Ya le había sacado un pecho y lo estaba devorando. Yo me situé detrás de Marta. Le subí un poco la falda. Le baje las medias y el tanga de hilo negro. Me saqué el falo y se lo introduje poco a poco por su rajita. Penetraba a Marta poco a poco mientras no perdíamos detalle de lo que ellos hacían. La chica ahora se había agachado y le practicaba una felación al chico. Yo le había quitado el chaquetón a Marta y le estaba cogiendo los senos con ambas manos, mientras que con los labios le daba pequeños bocados en el cuello. Decidí comerle el coño. Así que me agaché, y abrí bien las nalgas de Marta para poder introducir bien mi lengua en su interior. Lo cierto es que en esos momentos tal era mi excitación que no presté atención a la otra pareja. Pero en cuestión de pocos minutos, sentí unos pasos de alguien que se acercaba, pero Marta que se encontraba de pié no reaccionaba. Así que no hice caso y seguí a lo mio. De pronto volví la cara hacia el lado derecho y ví a la pareja al lado nuestro. El chico dijo; Veo que no somos los únicos que disfrutamos en el parking. Pero a nosotros también nos gusta mirar. La chica asintió con la cabeza mientras en su rostro se reflejaba una sonrisa picarona. Marta dicho esto, sin darse la vuelta cogió mi cabeza y la hundió entre sus nalgas. Así pues continué con mi labor mientras la pareja permanecía de pié al lado nuestra.
Esto era algo que jamás lo hubiese imaginado. Pero la excitación del momento estaba a un paso de la lujuria total. El chico puso a la chica en la misma posición que Marta. Le subió la falda le bajó las medias el tanga y comenzó a lanzar lengüetazos entre sus piernas.
Ahora que los tenía mas cerca si pude fijarme mejor en el aspecto de ambos. El chico era bastante normal. Delgado, moreno, con el pelo corto. Bastante arreglado. Ella tenía el pelo largo castaño. Un tipito muy mono. Con menos tetas que Marta pero con menos culo.
El chico había abierto bien las nalgas de la chica y se veía perfectamente su concha y su ano. Sabía que yo miraba de vez en cuando. Aprovechó una de esas veces para meter poco a poco su lengua en el ano de la chica. Yo pe dispuse a hacer lo mismo.
Entonces ocurrió lo que tenía que ocurrir. El chico me hizo gestos como de que cambiásemos. No podía creerlo. Durante tanto tiempo imaginando un intercambio. Y ahora tenía la oportunidad ante mis ojos. Y ese era el momento adecuado. Tenía que tomar una desición. Si me equivocaba me llevaría mucho tiempo poder hacer las pases con Marta. Pero sin pensarlo hice un gesto de aprobación al chico y nos cambiamos.
Creo que no hay palabra que pueda describir lo que sentí en esos momentos. Tenía ante mí un cono y un culo que no eran los de mi novia. Pero mi novia estaba al lado mía siendo devorada por un desconocido. Me limité a no pensar en ello y a dejarme llevar por la situación.
Me puse a comerle el ano a la chica mientras observaba como mi novia arqueaba el cuerpo para que el chico llegara mejor a su concha y ano. Yo intuía que Marta ya se había percatado del cambio. Al poco rato, el chico me hizo señales para que pusiésemos a las chicas frente a frente. Sabía lo que pretendía y la verdad es que acepté. Giramos con cuidado. Creo que ellas se habían dado cuenta de lo que íbamos a hacer y al menos la chica, no opuso resistencia. Y lo que cabía esperar ocurrió. La chica acercó su mano al pecho de Marta y empezó a sobarlo. Marta estaba con los ojos en órbita. Yo al ver eso no podía más tenía que metérsela. Me levanté. Coloqué la punta en la entrada de su coño, y lo fui introduciendo poco a poco, sintiendo todo el calor y todos sus líquidos alrededor de mi nabo. El chico se animó e hizo lo mismo, aunque más a lo bestia. Embestía con ganas a mi novia. Luego cogió una de las manos de Marta y las acercó a unos de los pecho de la chica. Luego empezó a moverle la mano alrededor de los senos de la chica como si fuese un maniquí. Marta gemía de placer y la chica igual. Mis embestidas eran mas lentas porque estaba a punto de caer y porque no quería perder detalle de lo que el chico estaba haciendo que hiciese mi novia. Luego quitó la mano del seno de la chica y lo bajo hasta el coño. Sentía la mano de Marta rozar mi polla.
Si el chico hacía esas cosas con mi novia, pensé yo con la suya me voy a poner las botas. Así pues comencé a dilatarle el ano con saliva e introduciendo algún dedo. Luego saque el glande del coño y lo puse en la entrada del ano. Esto era algo que no podía hacer con Marta y que ahora lo iba a hacer. La fui introduciendo poco a poco. Notaba como la chica tenía experiencia en el tema, puesto doblaba cada vez más la cintura para facilitar la penetración. Eso hizo que su cabeza estuviera cerca de los pechos de Marta que estaba ya sin la parte de arriba y sus senos estaban libres y sin ataduras. Eso lo aprovechó la chica para lamerlos. El chico estaba a punto de caer y yo también. El chico comentó que iba a caer y mi novia le dijo que lo hiciera dentro de ella. La chica me dijo que yo lo hiciera también puesto que tomaba la píldora al igual que mi novia. Así que decidí sacar la polla del ano y se la introduje no sin antes darle la vuelta y ponerla cara a cara. La cogí en brazo y se la clavé en el coño. Ella empezó a brincar. Hasta que me llegó el orgasmo. Todo dentro de la chica. El chico también había caído dentro de mi novia.
Tras esto nos vestimos y nos despedimos de la otra pareja. No hablamos del tema hasta más tarde cerca de un mes cuando nos encontramos a la otra pareja de compras, pero eso es otra historia.