El Paquete Plus
Las aventuras de la madura con sus vírgenes vecinos mirones continua.
El Paquete Plus
Me sentía rebosante de vida, a mis cuarenta y tantos años pude comprender porque los viejos se buscaban una mujer más joven que ellos, les inyecta vida. Eso era lo que me daba la aventura que tenía con mi vecinito de 18 años, me inyectaba vida, además de otras cosas, je,je,je. Teníamos en nuestras andanzas casi seis meses. Nos veíamos algunas mañanas, cuando yo no tenía que trabajar, o los fines de semana que mis hijos se iban con el padre. Ese era mi tiempo, lo podía dedicar a lo que quisiera.
Era un fin de semana largo, tres días sólo para mí, sin horarios, ni trabajo, ni cocina, ni niños demandando atención. Me encantan mis hijos y disfruto estar con ellos, pero también necesito tiempo para mí. Así que le avisé al carajito que tenía de amante, que disponíamos de la casa para nosotros, pero él también tenía que salir con su madre fuera de la ciudad, debía presentar el examen para la Academia Militar ¡Buuuuuuuuuuuu! ¡Que desperdicio!
Esa mañana, como siempre que estoy sola, andaba medio desnuda por la casa, aireando mis kilos, el vecinito me había inyectado más vida, pero no me había quitado kilos, seguía gorda como siempre, sólo que más vigorosa. Arreglaba por aquí y por allá, cuando terminé tenía mucho calor, así que decidí echarme un baño en la piscinita del patio, mi ex marido mandó a poner una pequeña piscina de fibra de vidrio, tipo jacuzzi, era tan pequeña que sólo cabían dos personas a la vez, pero igual servía para remojarse un poco y quitarse el calor, saqué de la nevera una botella fría de un rico vino blanco venezolano, agarré una copa, tomé los cigarrillos mentolados de la mesa y salí al patio.
El patio era de medianas proporciones, a pesar de que el piso estaba forrado de caico rojo, era fresco gracias a las jardineras repletas de plantas y los dos limoneros cerca de la parrillera. Lo rodeamos por altas paredes que pretendían protegernos, por eso me desnudé por completo sin ningún pudor y me metí a los 3000 litros de agua fresca, ya en el agua me serví una copa de vino y encendí un cigarrillo, mientras disfrutaba de la mezcla del tabaco mentolado y el vino friito en mi boca, sentí que me estaban observando, si bien eso era difícil, no era imposible.
Pero en lugar de ponerme nerviosa, me calenté, así había comenzado la aventura con el carajito. Terminé mi cigarrillo y me serví otra copa de vino, el vino avivó la calentura y mi morbo surgió. Agarré la manguera que estaba cerca, abrí el chorro y la metí a la piscina, primero mojé mi cabeza, luego me rocié las tetas rellenas hasta que los pezones se pusieron duros por la excitación y el frío, fui bajando el chorro por mi barriga rolliza y abrí mis piernas semisumergidas, dirigí el fuerte chorro a mi raja, mientras acariciaba mis amplios pezones.
Las sensaciones en mi totona, eran ondulantes, el agua presionaba mi clítoris sin meterse a mi vagina y producía pequeñas oleadas de presión, la sensación era fantástica, yo dirigía el chorro, le aplicaba más o menor presión, primero en mi vulva depilada, donde la misma presión del agua hacía que mis labios se abrieran dejando que el agua chocara contra mi clítoris, parecía que una lengua líquida y fresca gozaba de mi raja. Estaba concentrada en el placer que me producía el agua, no pensaba en nada más, sólo en mis sensaciones y al cabo de unos minutos terminé con un gemido tan calmado como el agua de mi piscinita.
Pero la impresión de que alguien me observaba continuaba, era sólo una impresión, pero muy fuerte, después de un rato me salí de la piscina. Me serví otra copa de vino y me eché en el chinchorro de la terraza, así, desnuda, no esperaba a nadie, podía disfrutar del día. Me dormí, no se cuánto tiempo después comencé a sentir como si un insecto me anduviera por la piel, parecía una arañita o una hormiga grande, subía por una de las piernas hasta mi pubis, se detenía en mi acolchado monte de Venus y seguía hasta mi ombligo, luego continuaba por mi barriga y me hacía círculos en los pezones.
El insecto me estaba excitando, parecía un sueño, pero uno muy vívido. MI piel se erizó, los pezones se pusieron erectos obedeciendo al estímulo, mi raja gozona se humedeció levemente, quería despertarme, pero no lo hacía por temor a que la placentera sensación se terminara, así que decidí esperar un poco más, el insecto volvió a bajar hasta mis piernas, deteniéndose en mis rodillas, en ambas ¿cómo era posible? Sin embargo, seguí esperando, el insecto subió hacia mi pubis jugueteó un poco con el borde de mi monte de Venus, en mi sueño abrí levemente las piernas, pero el insecto huyó
El insecto travieso subió hasta mi ombligo, entraba y salía de mi ombligo redondito, cuando entró se concentró en los bordes del ombligo, eso me electrificó, mi raja se humedeció un poco más y abrí levemente las piernas, invitando al insecto a entrar, pero el travieso volvió a subir, jugó un ratico con mis pezones, después se concentró en el cuello ¡Uuuummmm! Ese insecto sabía lo que me gustaba, era irresistible, todo mi gran cuerpo estaba erizado, jadeé levemente, no pude resistirme más y abrí los ojos.
¡Sorpresa! Al lado de mi hamaca estaba mi otro vecinito, el hermano de mi carajito amante, tenía una pluma de pavo real en cada mano. Él era más alto que mi paquetico, con el cabello más claro y más corto, las espaldas más anchas, todo él era más grande, era un paquete plus. Ja, ja, ja, ja, ja. Me miraba sonriendo, a la expectativa, sus tetillas estaban erectas, vestía sólo un short de surfista, el gran bulto se dibujaba clarito bajo la delgada tela, ese paquete definitivamente era más grande y estaba a reventar, mi raja se mojó aun más.
Lo tomé de la mano y lo puse frente a mi, quería gozar con la vista en vivo de ese paquete plus, él ya había gozado con mi corpulento cuerpo, ahora yo quería gozar con el suyo, me senté en el chinchorro y lo halé con fuerza hasta ponerlo frente a mi, quiso besarme y lo dejé, tenía lo labios gruesos y calientes, la boca grande tomaba por asalto la mía, su lengua se introducía en mi boca mientras yo acariciaba sus amplios pectorales, estábamos muy excitados, jadeábamos en conjunto.
Me despegué de su boca con esfuerzo quería seguir disfrutando de esos besos absorbentes, pero había algo que llamaba más mi atención. Pasé mi lengua por su abdomen hasta llegar a su ombligo, metí mi lengua allí, y lo recorrí un poco, él lanzó un profundo gemido arqueando un poco su cuerpo hacia atrás, mantenía sus ojos cerrados mientras me acariciaba los pezones con firmeza, pero sin rudeza, era más delicado que su hermanito, tal vez porque era mayor.
Tomé los bordes del short, desaté la tirita y abrí el cierre de velcro de un solo tirón, su gran webo saltó al encuentro de mi boca, no llevaba interior, terminó de quitarse el short y quedó completamente a mi disposición, estaba totalmente depilado, nunca había tenido una verga depilada a mi alcance, cuando pasé mi lengua por sus bolas la sensación era totalmente diferente, fue como lamer su pecho lampiño, la verga de su hermano medía 21 cm. de gozo.
Sí, la medí, quería saber cuántos centímetros de esa verga cabían en mi boca. Pero el paquete que tenía al frente debía medir más de 23 cm, era gruesa e igual de atlética que la del hermano, al parecer tenían buenos genes. Me adueñé de su webo con toda mi mano, lo rodeé, desde la base y sólo tomaba la mitad, que grande. Probé su cabeza húmeda y brillante pasando mi lengua desde su frenillo hasta el ojito solitario, tenía un rico sabor saladito que me invitó a meterlo de una vez a mi boca.
- ¡Aaahhggg! ¡Aaaahhhgggg! Gritó
Seguí en mi labor, tapaba mis dientes con mis labios para que no rozaran su rico webo, lo saqué y metí de mi boca por unos minutos, él me acariciaba las tetas, las presionaba y la presión subía en intensidad en relación a su excitación, su cadera se movía suavemente sin forzar su verga en mi boca, sólo acompañaba la felación con su cuerpo. Lo dejé quieto en mi boca por unos momentos, lo succionaba sin tocarlo con mi lengua, mientras acariciaba sus bolas. Repentinamente se tensó todos sus músculos se marcaron, entonces agarré sus nalgas y las apreté.
- ¿Acabo adentro? Preguntó considerado
Lo sopesé por unos segundos y decidí que todavía no teníamos tanta confianza como para eso, así que dirigí su paquete hacía mis tetas que recibieron gozosas esa gran cantidad de leche, bombeaba con fuerza y regaba la leche por mis tetas con sus manos. Cuando terminó me volvió a besar y se sentó a mi lado en el chinchorro, nos echamos en él y nos volvimos a besar, me encantaban sus besos, me levantaban el morbo. Ambos estábamos completamente desnudos a pleno mediodía en el patio de mi casa, eso me excitaba aún más.
Agarré las plumas y le rocé el webo con ellas, suavemente, pasándola por su verga semidormida, él me chupaba los pezones, despacio, disfrutándolos. Lamía mi amplia aureola, lamía el pezón y luego lo metía a su boca para chuparlo con pereza, cuando estaba bien duro lo soltaba y repetía la operación con el otro pezón. Acariciaba mi raja con la misma lentitud, mientras esta se deshacía en aguas, estaba tan mojada que ponía su mano brillante, de tanto en tanto se chupaba los dedos y luego me besaba, podía percibir el sabor de mi totona en sus labios.
¡Uuufff! Yo estaba a millón, ya quería que ese gran webo me penetrara, después de una buena sesión de besos, su paquete volvió a crecer, me bajé del chinchorro, le indiqué que se sentara a horcajadas recogiendo un poco el tejido blanco, lo que dejó sus piernas sobre el piso, yo también me senté, me coloqué de espaldas a él, el paquete plus iba a protestar.
- No, no me lo vas a meter por el culo Le indiqué. Por la raja ¿puedes?
Acarició mi raja con su webo, desde el culo hasta mi abertura, la colocó allí por unos segundos y, entonces, me embistió, metió todo su paquete plus en mi.
- ¡Aaaaahhhh! Grité
Él la sacó inmediatamente.
- ¡No! ¡Métemelo! Le ordené
Él me obedeció enseguida, imagino que nuestros gemidos se escuchaban por toda la cuadra, pero no podía evitarlos, era la verga más grande que me había penetrado en mi vida. El agarraba mis tetas que se bamboleaban al aire, a cada lado del chinchorro, me besaba el cuello y la espalda, mientras metía y sacaba, tenía la presión de su verga adentro y la presión del tejido del chinchorro por fuera sentía una nueva sensación en mi totona, era como si tuviera más sangre acumulada en mi clítoris, sentía un peso inmenso que me producía un placer que no había sentido, él estaba por terminar lo sentía en sus embestidas, pero yo no podía esperarlo, el peso que sentía era cada vez mayor.
- ¡AGH! ¡Agh! ¡AAAAAAAHHHHHHGGGGGGGGG DIOOOOOOS! Grité
Una gran cantidad de líquido salió de mi interior, mojé todo, a él, el chinchorro, el caico rojo, todo a mi alrededor estaba mojado, parecía orine, pero no lo era, era una eyaculación femenina ¡¡¡¡WAAAOOOOO!!!! Nunca había tenido una sensación tan intensa, quería llorar, pero también quería que ese paquete maravilloso que me había echo terminar así sacara su propia leche. Se interrumpió unos segundos, pero le pedí que continuara, al cabo de unos minutos el también terminó dentro de mi, bombeó su leche en mi interior, me sentía placenteramente muy mojada.
Se quedó sobre mí unos segundos, luego me bajé del chinchorro, pero las piernas me flaquearon, tomé una toalla, me limpié, lo limpié, serví la última copa del vino y me la tomé de un trago, después me tiré de nuevo en el chinchorro.
- Tienes cerveza ¿no?
- Sí, también tengo hielo, pon el hielo en una cavita que hay en la cocina, al lado de la nevera y mete varias cervezas.
Se metió a la cocina, mientras yo fumaba. Luego de un ratico salió, me había obedecido, trajo maní para que comiéramos algo, sacó las cervezas y me dio la mía con un pitillo dentro, lo miré sorprendida.
- Cuando los observo me fijo que siempre tomas tu cerveza en copa o con un pitillo dentro. Me explicó desde su magnífica desnudez
- Sí, no me gusta pegarle la boca a la botella. Le aclaré.
Nos enchinchorramos, bebimos cervezas, comimos maní, fumamos, hablamos, nos besamos, dormimos un rato.
- ¿Desde cuándo me observas?
- Un poco antes que mi hermano, pero después que mi papá.-Respondió al descuido
- ¿Tu papá también me observa? Pregunté sobresaltada.
- Sí, desde que llegamos. Contestó con naturalidad
- Pero ¿esa es una costumbre que tienen en tu familia?
- No, pero antes vivíamos en un apartamento, no teníamos estas vistas de las que disfrutamos ahora ¿además por qué te molesta? Creo que los 4 lo disfrutamos mucho.
Nos volvimos a besar, nos acariciamos, hablamos, bebimos cervezas, nos volvimos a besar y nos calentamos de nuevo, la tarde estaba cayendo, pero hacía calor. Me bajé del chinchorro y lo invité a la piscinita, él acercó la cavita con las cervezas, yo agarré los cigarrillos y paseamos nuestra desnudez hasta el rincón del patio donde estaba la piscina.
Él se metió de una vez, yo bajé con cuidado las escaleritas y me senté en el último escalón, dejando mis tetas al aire para que tomaran los últimos rayos del sol. Disfrutaba de las burbujas de cerveza refrescante cuando se acercó a mis piernas y las abrió rápidamente, me miró midiendo mi reacción, le sonreí porque no sabía lo que quería.
- Sal un poquito del agua. Me pidió
Le obedecí enseguida, mi movimiento levantó olitas que chocaron con su cuerpo plus. Él estaba completamente afeitado, no tenía ni sombra de barba, una barba mal afeitada puede hacer daño en la vulva depilada. Primero acarició mis tetas y las besó largamente, parecía que nunca se cansaba de hacerlo, luego se detuvo en mi ombligo, lo que envió un corrientazo a mi totona que enseguida se humedeció, entonces atacó y bajó a mi raja depilada.
Empezó ronzando los labios superiores con mucha suavidad, luego los besó, los lamió, los succionó, hasta que encontró los labios inferiores, allí fue aun más delicado, se ve que tenía experiencia, no como el hermano, toda rudeza, entre beso y lamida me decía lo bien que me olía y lo mucho que le gustaba, nunca se relajó, ni hizo movientes mecánicos de los de librito, se concentró en su labor, por suerte, porque mi totona se aburre con facilidad
Sin haber llegado al clítoris ya me había hecho terminar 2 veces, cuando su lengua penetró hasta allí tanteó los alrededores con su lengua, sin estimularlo directamente, hasta que le pedí que lo lamiera, eso generó un océano en mi interior, él se separó un momento y sonrió, luego continuó sin prisas, pendiente de mis reacciones que cada vez eran mas descontroladas por el placer que me provocaba, en un momento le pedí que me mordiera, lo hizo con cuidado, lo que provocó que acabara por tercera vez. ¡UUUUFFFFF! Que paquete me había ganado.
Me sumergí exhausta en la piscinita, él se acercó sonriendo, lo atrapé y lo besé largo y tendido, ya prácticamente no había sol en el patio, lo abracé, me subí sobre él e introduje su gran webo en mi totona caliente, parecía que no se cansaba del placer, pero ¿quién se cansa del placer? Estábamos muy excitados, incluso hicimos más ruido que antes, ya no me importaban los vecinos, total, el vecino era su padre que también era un fisgón como los hijos. Subí y bajé sintiendo su webo en mí junto a la presión del agua que entraba con cada embestida.
- ¡AAAAAAAAYYYYYYYYY DIOOOOOOOS NO AGUANTO!
Y así nos corrimos los dos, nos mantuvimos abrazados un rato mientras su verga se reducía dentro de mi, estaba realmente cansada, esta nueva vida me había tomado desprevenida, pero apenas era el primer día del fin de semana, nos quedaban las noches y dos días más.
- ¿Te puedo confesar algo? Me preguntó el paquete plus
- Claro, lo que quieras.
- Acabas de quitarme la virginidad
- ¡Mentira! Tu no puedes ser virgen
- Pues sí, mi novia se asustaba mucho con el tamaño de mi webo así que nunca me la cogí.
- ¿Cuántos años tienes?
- 21, estudio ingeniería
- Bueno por lo menos eres mayor, eso explica muchas cosas.
- Si hubiera sabido esto antes, no hubiera esperado tanto, eres única ¿me puedo quedar?
- Claro, pero sólo por el fin de semana.
Recogimos algunas cosas, tomamos las plumas y nos metimos a la casa en penumbras para comenzar otras exploraciones.