El papá de Perla
Mi amiga Perla me pide que ahora me acueste con su papá
Un día estaba haciendo unas compras en un centro comercial, veía diferentes cosas, ropa para mí, algunas cosas para la casa y algunos regalos para mi esposo Arturo. Ya era algo tarde y tenía que llegar a casa para recibir a mi amado esposo, así que decidí irme a mi casa.
Mientras estaba comprando y mientras iba hacía la salida de la tienda, muchos de los hombres que pasaban a mi lado volteaban a verme las nalgas, eso ya me tenía caliente. Estaba por salir de la tienda a el estacionamiento, cuando me encontré a Perla. Nos saludamos dándonos dos besos, ella venía con un señor muy delgado, un poco encorvado y muy calvo, pensé que Perla era tan puta que se metía con quien fuera mientras tuviera pene, pero decidí no juzgar a mi querida amiga pues yo soy igual. Me presentó al señor que resultó ser su papá, de nombre Darío, él señor me vio con mucha lujuria, estuve con ellos como 5 minutos y me fui.
Llegué a mi casa, mi esposo ya estaba, le di los regalos que le compré, pedimos la cena a un lugar que nos gusta mucho pues ya no me dio tiempo de hacer nada para la cena. Mientras cenábamos, mi esposo me decía que soy la mejor esposa del mundo, que me amaba, que era muy feliz cuando estaba junto a mí, yo le dije que era el mejor hombre del mundo, que era mi gran amor, que la vida sin él no tendría sentido.
Al siguiente día, antes de irse Arturo, me dio un beso, eso me despertó, me dijo que me amaba, mientras cargaba una charola con el desayuno, yo le sonreí tomé la charola y le dije que era el mejor, él se fue y yo me puse a desayunar.
Estaba limpiando la casa, mientras escuchaba música, puse algo movido para hacer todas las cosas de la casa, entré el fuerte ruido de la música, escuché el celular, me molestó que me llamaran y decidí no contestar.
Como a las dos y media de la tarde terminé lo que tenía que hacer, revisé mi cel para ver quien me había llamado, tenía 5 llamadas de Perla. Me arrepentí de no haberle contestado, de seguro me había hablado porque ya quería que nos fuéramos de putas, o ya había conseguido algunas vergas para nosotras.
Le marqué y ella no me contestó, me desesperé pues a lo mejor ya estaba con algunos machos y yo ahí sola en mi casa. Me puse a leer un rato, estaba muy concentrada en la lectura cuando sonó mi celular, lo tomé y me alegré mucho al ver el nombre de Perla.
P –Hola Perla, como estás.
Pe –Hola Pam, como estás.
P –Hace tiempo que no nos vemos amiga.
Pe –Pero si nos vimos ayer.
P –Bueno, ya sabes a lo que me refiero, tiene tiempo que no nos vamos de putas a buscar machos.
Pe –Solo tres semanas, y conociéndote en estas tres semanas ya han de haber pasado varias vergas por ti.
P –Me conoces muy bien, pero siempre es bueno salir contigo.
Pe –Gracias amiga, oye te hablo por esto, tú sabes el cariño y la confianza que mi papá y yo nos tenemos, pues le gustaste mucho y quiere hacerlo contigo.
P -¿Hacer qué? ¿el amor?
Pe –Sí Pam eso.
P –Mira yo he estado con novios y en algún momentos con sus abuelos, pero a ti no se te haría raro que tu hijo y tu papá hayan estado con la misma mujer.
Pe –No al contrario, que bonito que mi amiga haga disfrutar a los hombres que más quiero.
Yo recordé al señor, realmente no era nada atractivo, no me causaba ningún morbo, quería decirle que no a Perla, pero no sabía cómo.
P –Perla estás completamente segura de que es una buena idea de que este con tu papá.
Pe –Claro que sí, es una excelente idea.
Por lo visto no iba poder decirle que no, pensé en que tal vez el señor tendría una enorme verga como el nieto, eso me animo un poco.
P –Está bien Perla, ¿cuándo?
Pe –Por el ahora mismo.
P –No, mañana, sabes si le gusta alguna ropa en especial.
Ya estaba sacándolo puta, buscando vestirme como a mi macho le gustara.
Pe –Le encantan las mujeres con leggings.
Le di la dirección del Monarca, ese lugar donde he disfrutado las ricas vergas de tantos machos que me han hecho ser cada vez más puta.
En la noche, mientras yo acababa de preparar la cena, llegó mi esposo, yo daba la espalda a la puerta de la cocina, cuando volteé vi a mi esposo parado con un arreglo de rosas rojas, las rosas eran más de 50, corrí hacía él, le pedí que dejará el arreglo en la mesa pues yo no podría cargarlo, le di las gracias, lo abracé y lo besé, le dije que lo amaba como no se imaginaba, que agradecía por tener un esposo como él.
Cenamos y después de un rato subimos a nuestra recamara, ahí mi esposo me empezó a meter mano, yo le sonreí y él me dijo que si no quería hacer el amor, yo le dije que estaba tan emocionada con las flores que lo que quería era que me abrazara y dormirnos así, amanecer entre sus brazos, que jamás me soltará, él me abrazo y así se quedó dormido. Yo pensé en que me había salvado de tener que coger con él, la verdad es que no tenía ganas de fingir, además de que mañana iba a coger con un señor que no me gustaba en lo más mínimo, ya buscaría saliendo de coger con el señor a alguno de mis amantes para que me quitara todas las ganas de una buena cogida.
Al siguiente día mi esposo y yo amanecimos separados, yo con cuidado me acerqué a él y lo abracé, él estaba por despertar, cuando lo hizo, yo fingí hacerlo también, me dijo que había sido como yo quería que habíamos amanecido abrazados, pero que lo de no soltarme nunca era algo imposible, yo le dije que tenía razón pero que había sido una de las mejores noches de mi vida al dormir todo el tiempo abrazada al amor de mi vida.
Cuando se fue, yo me empecé a reír, me dije que era la peor puta que existía, que tenía a un excelente esposo y le ponía los cuernos con todo mundo, pero que podía hacer si mi único vicio es la verga.
Ese día vería a Darío a las 2 de la tarde, como a las 11 me metí a bañar, al salir me iba a poner una tanga, pero pensé que como me la iban a quitar mejor ni llevaba, arriba me puse un brassier negro, una blusa blanca, unos leggings negros una talla más chica que la mía, parecía que mi culo se iba a partir en dos, unos tacones negros de aguja, para salir de la casa y andar en la calle, me puse una falda morada algo holgada.
Llegué al motel un poco antes de las 2, doña Rosa estaba en la recepción, nos saludamos, le pedí el cuarto y como muchas veces me hizo dar la vuelta hacía donde estaba ella para darme algunas fuertes nalgadas.
Me fui al cuarto, me quite la falda y me puse a esperar al macho que me tocaba, poco después de las 2 tocaron la puerta del cuarto, yo abrí, era el señor Darío.
P –Hola señor Darío.
D –Como que señor putita, te vengo a coger así que quítame el señor, tutéame.
P –Muy bien gracias.
Me sorprendió que tan tranquilamente me dijera que venía a cogerme.
Mientras caminamos hacía un sillón que estaba en el cuarto me dio una fuerte nalgada.
D –Estas bien culona puta, algún día te voy a coger bien duro por ese ano.
A mí me estaba excitando su rudeza. Nos sentamos en el sillón, él me miro y me dijo.
D –Siéntate en mis piernas puta, quiero tener ese culo sobre mí.
Yo me senté sobre sus piernas, él comenzó a besarme, yo me puse muy caliente, me acariciaba las nalgas y las piernas. Besaba muy rico el señor, estuvimos varios minutos besándonos, nos separamos, yo le sonreí.
P –Besas bien rico.
D –Normalmente no beso a las putas pero como eres amiga de Perla hice una excepción.
P –Gracias papi, y que piensas de lo que hacemos tu hija y yo.
D –De Perla que es una mujer que le gusta vivir al máximo su sexualidad y de ti que no eres más que una puta.
P –Sí Darío, soy bien puta, me encanta la verga.
Él me hizo pararme, él se paró, se sacó la verga y me dijo que se la mamara. Antes de metérmela en la boca la observé, era un pito de lo más normal pero Darío sabía cómo hablarme para excitarme así que con eso ya valía la pena estar en un hotel con él.
Me metí su verga en la boca, mi lengua la pasé por toda su pene, él gemía suavemente, yo lo quería hacer gritar comencé a metérmelo y sacarlo de mi boca apretando los labios, el gimió más fuerte y después comenzó a gritar.
D –Así puta que rico mamas, sigue chúpamela.
Yo me esforzaba más para que mi macho disfrutara al máximo. Después me dediqué a chuparle la cabeza de la verga, mi lengua primero se la pasé lento.
D –Sigue que rico siento.
Mi lengua comenzó a moverse más rápido, él gemía más, sentí que su verga se hinchaba cada vez más sentía como mis labios se abrían más, sabía que estaba por recibir mi premio, la leche de macho que tanto me gusta. Él se vino, yo me tragué todo lo que pude, cuando me echo lo último me saque su pito, disfrute de su leche, tenía buen sabor, me la tragué y le dije.
P –Que rica leche me diste.
D –Que ganas tenía de que me la mamaras.
P –Pues ya te la mamé, ahora quiero que me cojas.
Él me cargo y me aventó a la cama, caí acostada.
D –Ponte en cuatro puta.
Inmediatamente obedecí, Darío me dio unas fuertes nalgadas, yo gemía, me tenía muy caliente con el trato que me daba.
P –Así papi, sabes cómo tratar a tu puta.
Aumentó la fuerza en las nalgadas.
D –Para que veas quien es tu macho.
Me ordenó quitarme todo lo de arriba, así lo hice, él se desnudó por completo. Se puso atrás de mí y me acariciaba las tetas, yo daba pequeños gemidos, se recargó sobre mí, sentí como su verga se iba poniendo dura otra vez.
P –Papi ya tu verga quiere entrar en mí.
Se separó y sentí sus manos en mis leggings, pensé que me los quitaría pero los rompió de arriba, mi concha estaba a su disposición, él no dudo y me la metió toda en la concha.
P –Aaaahhhh si lléname toda.
Él no se movió, yo comencé a moverme de atrás hacia adelante.
D –Eso puta busca la verga que quieres.
P –Sí quiero esta verga, quiero que esta verga me coja como la puta que soy.
Darío empezó a moverse, los dos gemíamos, estábamos muy calientes. Así estuvimos un rato, después yo empecé a moverme en círculos.
D –Eso puta, muévete así.
P –Te gusta papi.
Con una mano me aventó contra la cama, me terminó de romper los leggings, quitó los pedazos de mis piernas, yo estaba muy caliente al ver que me trataba solo como su objeto sexual. Me tomó de las piernas, me hizo darme la vuelta y me jaló sobre él, me hizo poner mis pies sobre su pecho, mi cuerpo estaba sobre la cama, y me metió toda la verga.
P –Síííííííííííííííííííííííííííííí que adentro me llega, cógete a tu puta.
Él entraba y salía, me tomaba de la cintura, él gemía, yo gritaba.
P –Que rico macho me tocó, dame duro, cógeme así.
Él me jalaba y me quitaba de la cintura, yo sentía como su pito llegaba muy adentro, el placer era mucho, nuestros gemidos y gritos ya eran muy fuertes.
P –Me vengo, me vengo, como coges mi macho, así dame verga, no pares de cogerme.
Él me cogió un poco más y se vino, ya su leche era poca pero la suficiente para que sintiera como se resbalaba por mi concha.
Me sacó su verga, yo le sonreí, él me soltó las piernas, me puse frente a él, con fuerza me hizo ponerme en cuatro, me jaló muy fuerte el cabello con una mano, con la otra tomo su verga y me dio golpes con ella en la cara, me hacía sentir tan puta, yo estaba muy caliente, sabía que en él había encontrado a un buen macho, pero al igual que con su nieto no lo iba a buscar tan seguido.
Nos vestimos, yo tuve que ponerme la mini falda morada como única ropa para mis piernas, en la calle, él me dio una muy fuerte nalgada, unas personas que estaban pasando voltearon a vernos, al ver que estábamos como si nada, siguieron.
D –Gracias puta.
P –A ti papi por cogerme tan rico.
Cada uno se fue por su lado, al llegar a mi casa me puse un pantalón, no quería que mi esposo viera que venía de andar de puta. Al ponerme el pantalón me vi las nalgas y pensé en cuántos hombres habían gozado de mi cuerpo, me sentí muy feliz de ser como soy.