El pana de la Moto (2)
A veces llega gente tu vida de manera tan fugaz, y te quedas con la sensación de que pudo ser algo más. Continuación del lo que dejó haber conocido al pana de la moto
Lo cierto que esa tarde me quedé con ganas de todo.
Angelo se fue, y yo solo alcance a una fugaz paja, mientras me duchaba una hora después, habiendo pasado una especie de resaca moral por no haber terminado la tarea.
¡Y es que lo tuve ahí! pero que coño.
Algo se hizo, a estas alturas lamentarse estaba de más.
Así transcurrieron los días, y no tuve más noticia del pana.
Le dejé uno que otro mensaje de texto saludando, pero sin respuesta.
También llegué a llamarlo, un par de veces y solo respondió una vez, aduciendo que estaba muy ocupado y que llamaba luego.
Pasadas 2 semanas ya ni caía la llamada.
Y por supuesto desistí.
Así pasa, unas se dan otras no, pero la balanza parecía estar mas del lado de negativo últimamente.
Te queda esa sensación como si tus mejores momentos ya pasaron.
Así pasaron los meses y el pana de la moto pasó a engrosar las filas del anecdotario, o la menos lo parecía.
Cuando una tarde de sábado, yo llegaba de hacer unas compras.
Mientras esperaba que se abriera el portón de estacionamiento,alguien golpea levemente en la ventana del vehículo.
Fue leve, pero lo suficiente como para sobresaltarme.
¡coño me robaron!… pensé
Y era él, ahí estaba parado, del susto a la alegría en cuestión de segundos, pero lo disimulé.
no se le veía tan vivaz y fresco como le recordaba, más bien se lo notaba serio y melancólico.
Estaba distinto, definitivamente.
Lo reconocí inmediatamente por la mirada, y quizás porque en el fondo siempre no perdí la esperanza de volver a verlo.
Lo recordaba más bronceado, menos delgado y ahora llevaba el cabello casi rapado.
Vestía unos jeans, una camiseta blanca y zapatos deportivos azules.
Tenía una bolsa de papel con dos panes que sobresalían de ella.
Entonces bajé el vidrio.
¿cómo estás? Pájaro de mar por tierra.
Casi no te reconozco.
Angelo: Habría querido venir antes, pero no pude pana.
¿Podemos hablar?
Las cosas se habían precipitado al comienzo, y ahora era más un extraño que nunca, pero la prudencia no será una virtud en mi a resaltar, nunca.
Y menos cuando afloran sentimientos e instintos de mi propio ser.
A pesar que algo me decía que no.
Le pedí que se montara en el carro para entrar y hablar en el estacionamiento.
Luego adentro, cambié de parecer y subimos al apartamento.
Te apetece tomar algo
Angelo: Agua, aunque no debería.
La vez pasada me llevé más de lo que pedí.
Y sonrió.
Mostró nuevamente sus aparatos,ahora con ligas azules, así era mas reconosible.
y donde andabas metido?
Angelo: La verdad no me había ido muy bien que digamos.
Me robaron la moto, en eso me dieron una coñaza y un pepazo en la pierna por hacerme el valiente.
Y aquí ser valiente no es un buen negocio.
Estuve en el Perez Carreño (Hospital público) sin conciencia la menos una semana.
Cuando salí, me encontré con que mi jeva se había ido con el pran del barrio.
Y mi tio me corrió de la casa para no tener líos con el tipo, pero lo cierto es que no quería una carga, un inútil que mantener.
Por no querer ayudarme, así de sencillo.
eso es todo el cuento.
Chamo que peo, la estas pasando mal
A estas alturas mi motivación inicial había decaído un pelo, pensando “este pana me va pedir que lo ayude” y no es que sea coño e madre, pero es que tampoco estoy pueto por el gobierno… no se, ustedes entenderán.
Angelo: La estaba.
Ya tengo tengo trabajo, en una ferretería.
Estoy viviendo en una pensión por el centro, no es la gran cosa, pero es tranquila y la dueña se ha portado muy bien conmigo.
y pelo a pelo las vainas se van emparejando
En ese caso me alegro.
Y eso, que viniste?
Angelo: Estoy trabajando en la ferretería Don Manolo.
.
Si la que está aquí cerca
Angelo: Iba al metro.
Pero creo que agarraste el camino más largo
Angelo: En realidad van varías veces que lo tomo, sólo recordaba que vivías en una de estas residencias, pero más nada.
No se, no me preguntes, quería hablar contigo.
La verdad yo también y no era solo hablar lo que quería.
La vez pasada había sido cosa más del momento.
Esta vez no había margen de error.
Así que mi mente se activó.
Yo debía estar en modo combate, pero mas bien me bloquee.
Por más que mi mente buscó la manera, siempre resultó en una conversación de amigos.
Incluso en un momento que me acerqué, sutilmente se alejó y comenzó a hablar de una caraja de la pensión que le gustaba, que estaba bien buena y cosas por el estilo.
En principio me había preocupado porque pensé que estaba en pasando por un mal momento y venía por ayuda.
Pero ahora me alegraba porque era alguien que estaba superando sus problemas.
Aunque me desconcertaba pensar a que había venido realmente.
Angelo: Bueno caballero fue un verdadero placer hablar con usted, me hacía falta, me das buena vibra, pero ya debo irme
Me acerqué, hasta tenerlo muy poca distancia.
Como para besarle.
Angelo: No ando en esas papa.
Así que no
Disculpa, pero es que.
Angelo: Tranquilo, no pasa nada.
Baja para que me abras la puerta porfa.
Ese fue el momento del todo o nada, deyavú.
Si darle tiempo a reaccionar, tenía que besarlo, pero no pude.
Me quedé parado con cara de tonto, no hice nada.
Angelo se dió vuelta y caminó hacia la puerta.
Tomé las llaves y el se puso a un lado para que abriera.
Al momento que estoy metiendo la llave en la cerradura de la reja.
Angelo: Sabes una cosa… es mentira.
¿Que cosa?
Angelo: Lo de la chama de la pensión…
No entiendo… de que hablas
Angelo: Al ingeniero se lo olvidaron los calculos…
Pocas veces soy tan caído de la mata, pero esta vez fui yo quien no tuvo chance a reacción, cuando se abalanza sobre mi.
Y me regala un beso, algo tosco, pero que me hizo subir la tensión repentinamente.
Lo separé para poder cerrar la puerta.
Angelo: La verdad es que no he podido sacarte de mi cabez.
Callate… no es momento de hablar
Y nuestros labios se volvieron a juntar, esta vez con pasión, con arrebato, pero también con sutileza.
Fue un beso enorme, largo, con pocas pausas, al tiempo que nos abrazamos, nos movíamos y nos desvestíamos, parecía una danza.
Tal fue así que cuando volvimos a reaccionar estábamos en el cuarto, pero no en la cama, sino el piso, en la alfombra.
Ambos en Bóxer Recuerdo que lo de él eran celeste y tenían la figura de Bugs Bonnie (recuerdan al conejo), que gracioso.
También recuerdo que cuando se tumbo boca arriba a tomar un respiro, contemplé su cuerpo.
Y si estaba mas delgado, pero no dejaba de ser una ricura.
Tenía un tatuaje que bajaba por todo el costado derecho, eran unas letras en japones.
De momentos tenía ganas de decir algo, pero de verdad lo menos que quería era hablar, así que le hacia señas sutilmente con mi indice en sus labios para que no dijera nada y luego lo besaba.
Le besé el cuello, las orejas.
Estaba mas dócil que la vez pasada.
Tenía los ojos entreabiertos cuando lo abracé lo mas fuerte que pude, dejó escapar dos entrecortados gemidos.
Le di vueltas y lo puse boca abajo, fui despacio, pero no hubo resistencia.
Le comencé a besar la nuca, luego fui bajando por su espalda, donde alternaba los besos con unos leves mordisquitos.
Así fui lentamente hasta llegar al final de su espalda.
En ese instante le quité el bóxer, y también el mio.
Y por un momento contemplé su culo.
Que vaina tan rica.
Era pequeño, terso y duro.
Totalmente lampiño.
Ahí estaba a mi merced, esperando por mi.
Alcancé a abrir una gaveta donde estaba el lubricante y los condones.
También agarré de la cama las almohadas y la lancé al piso.
Proseguí besando sus ricas nalgas, y no me voy a cansar de decirlo, que vaina tan rica, cuando las mordía me excitaba mas por los gemidos que soltaba.
Le abrí las piernas y allí estaba su rosadito hoyito, lo levante un poco y puse una almohada bajo su estomago, de tal modo que mi lengua pudo jugar a plenitud.
Angelo: Aaaah… aaahh Luis,,
sshh.
tranquilo
Entre mi lengua y mi dedo pulgar hicieron el trabajo para dilatarlo un rato.
Fui lo mas tierno y delicado que pude.
Pero “fernandito” estaba a reventar, las venas brotaban en el, parecía un toro dispuesto a cornear lo que estuviese en frente.
Así que lo dispuse justo en las puertas de la gloria.
Justo en frente de ese culo que por algún tiempo había sido la causa de mis desvelos.
Y comenzó entrando poco a poco.
Al tiempo que Angelo apretaba las nalgas.
Entonces lo sacaba y volvía a introducirlo, pero solo la puntica.
Angelo: coño e la madre.
aaah eso duele… nooo
Tranquilo, relajete, voy poco a poco.
Angelo: Es que duele… uufff
Si te duele mucho paramos…
Angelo: No, deja si puedo aguantar un poco, pero dale pelo a pelo.
Agarró la otra almohada y la apretó fuertemente.
Y yo proseguí hasta que fue entrando cada vez mas… y por fin cedió.
Se sintió el click, en eso paso.
El chamo grito, peor al instante se quedó tranquilo.
Yo comencé a sacar y meter, primero despacio, luego con mas ritmo.
Así estuve un rato.
Se lo saqué, lo levanté y puse boca arriba en la cama, levante sus rodillas hasta el pecho y lo continué penetrando (pollito en brazas), ahora lo besaba y el me abrazaba fuertemente, Incluso llegué a sentir que me rasguño la espalda.
Cuando sentí que su ano comenzó a contraerse repentinamente y su pene a brotar gran cantidad de semen.
Eso me hozo explotar y terminé acabando dentro de él.
Bueno, en realidad dentro del condón.
Me levante, busqué una toalla, me limpié.
Luego lo limpié, estaba como semi-desmayado, atontado.
Me acosté a su lado y lo abracé.
Estábamos muy sudados, pero ahí nos quedamos abrazados y dormimos hasta que nos encontró la noche.
Se levantó, pero esta vez no había prisas, esta vez no huyó.
Nos bañamos juntos y luego nos pusimos a cocinar.
El pana de la moto había llegado esta vez para quedarse.
Su tatuaje decía: “Si quieres conocer el pasado mira el presente que es su resultado.
Si quieres conocer el futuro, mira el presente que es su causa”