El pajote de mi mujer a su hermano

De cómo me entero que mi mujer se la cascó a su hermano al menos una vez (que yo sepa).

EL PAJOTE DE MI ESPOSA A SU HERMANO

De como me enteré que mi mujer se la peló a su hermano al menos una vez.

Aquel día trabajamos hasta muy tarde, de manera que los compañeros de la oficina decidimos ir a pinchar algo y tomar unas cervezas. Como hubo más de lo segundo que de lo primero, algún iluminado propuso tomar unas copas en un night club. A mi no me parecía del todo bien, pero me dejé llevar. Mis compañeros subieron con chicas a los reservados, quedándome en la barra esperándoles. En tal situación era inevitable que varias muchachas se acercaran a proponerme, rechazándolas sistemáticamente forzando mi deseo.

En fin, la juerga se dio por terminada y un compañero me llevó a mi casa. Eran las tantas. Entre haciendo el menor ruido posible para no despertar a mi mujer ni a los niños. En mi dormitorio me desnudé a ciegas como pude, tratando de no tambalearme demasiado. Me introduje en la cama y mi mujer –que no estaba dormida como pensé al principio- me dijo:

- ¡Ya te vale!, como vienes: ¡apestas!.

- Es que estuve con los compañeros tomando unas copas.

- No me refiero solo al olor a alcohol; es que además hueles a perfume de puta.

- No te voy a mentir, estuvimos en un club; pero yo no subí con ninguna; solo estuve hablando.

  • Ya. Y yo me lo tengo que creer. ¿Es que no te basta conmigo?. ¿Es que ya no te pongo?.

  • Que va; al contrario, me pones muchísimo. De todas formas, ya que ha salido el tema, debo confesarte que para mi nuestras relaciones sexuales se han vuelto un poco monótonas.

  • Opino lo mismo. ¿Se te ocurre algo para relanzarlas?.

  • Pues ya que lo dices...no se...deberíamos poner algo de imaginación...

  • Vale, pero sin mucha imaginación si quieres te cuento algo cachondo y cierto.

  • De verás. Cierto además. Y cachondo.

  • Sí.

  • Pero hazme una paja a la vez, ¿vale?.

  • Ja, ja, ja... que casualidad...de una paja iba a hablarte precisamente...

  • ¿Si...?

  • De una que le hice a mi hermano hace mucho tiempo...

  • ¿No me digas?.

  • ¿Quieres que te lo cuente?.

  • Vale, pero no pares de cascármela.

  • Pues resulta que un sábado que se fue toda la familia a ver a mi abuela al pueblo menos mi hermano y yo; por la noche nos pusimos a ver la tele. Resulta que echaban "Fuego en el Cuerpo". Al llegar las escenas más tórridas yo ya no podía con el calentón. Miré al paquete de mi hermano y estaba empalmadísimo. Le dije que se recostará sobre mi pecho, quedando boca arriba y a mi alcance. La polla casi le salía de la bragueta del pijama. Empecé a acariciarle la tripilla, metiendo sutilmente las puntas de mis dedos por el elástico del pantalón. Así comencé a notar su vello púbico. Unas gotitas de flujo mojaban la tela del pijama, marcándosele deliciosamente el capullo. Lejos de incomodarse, alzaba las caderas, haciendo más evidente su empalmada. Me lancé a sobarle la polla por dentro del pijama, y él me sorprendió bajándose el elástico, dejando su rabo y sus huevos a mi entera disposición. No hablábamos, pero mi actitud no dejaba duda alguna. Comencé a rozarle el empapado glande con las yemas de mis dedos, cobijándosele como si de mi coñito se tratara. Así le froté durante unos minutos. No paraba de gemir y de arquearse. Yo estaba empapada, de manera que no pude resistir más. Empecé a meneársela a lo bestia. Le cogí el pene con todo el puño. Muy de arriba. Y le bajaba la piel de la polla a lo bestia, hasta que ni puño topaba con su pubis. ¡Como me gustaba!. Zis, zas, zis, zas...una y otra vez...cada vez más rápido y fuerte. ¡Como le gustaba!. Levantaba el culo a cada tirón pidiéndome más y más caña. Su flujo empapaba mi mano. Y yo, venga y venga, cada vez más cañaza. ¡Que guay!; pezado de paja le estaba haciendo; sin importarme siquiera que pudiera romperle el frenillo. Deseaba ver como se corría, cómo saltaba a borbotones toda su lefa.

Por ello le dije que se corriera.

El me respondío que le ayudara con una ensoñación.

No podía negarme, de modo que le pregunté qué era lo que quería imaginarse.

Me sorprendió al confesarme que le hiciera creer que era nuestra madre la que le masturbaba.

Mi calentón pudo con todo prejuicio y comencé a pajearle furiosamente, pero diciéndole cositas como "te gusta mi niño", "que pajote más rico te está haciendo mamá", "si quieres incluso follamos", "vamos hijito, echa toda tu lefa en la mano de tu mamita", "que gustazo te da, cabronazo"... y otras por el estilo.

La fantasía hizo un efecto bárbaro, porque mi hermano se pegó un corridón de antología. El primer chorro casi llega al techo; los siguientes, aunque más débiles, hinchaban el tubo del torso de su nabo con tal fuerza que me abrían ligeramente el puño. ¡Que corridón!, como me gustó.

Yo me estaba corriendo a la vez con la paja y el relato de mi esposa. Cuando terminé, la dije que me había gustado mucho. También le pregunté si la cosa se quedó solo en esa paja, a lo que mi esposa contestó afirmativamente.

No la creí. Ahora me explico por qué mi cuñado aprovecha cualquier ocasión para venir a casa a ver a su hermana cuando está sola. Incluso creo que alguna vez mi aparición imprevista les ha cortado algún polvo. Aunque esto ya será otra historia...

Saludos.