El padre de mi mejor amigo (traducción)

Las visitas de Stuart a los baños del parque en busca de sexo gay han sido descubiertas por el padre su mejor amigo. Él le ha dado un ultimátum que debe aceptar.

Mientras crecía mi mejor amigo de la escuela era Ben Peterson, y así fue después de que termináramos y asistiéramos a la universidad juntos. Conocía a sus padres bastante bien y recientemente me habían llevado de vacaciones con ellos. Su madre, Mary, era una mujer encantadora, amable y amorosa. Su padre, Bernard, era del tipo de hombre reservado, serio y que no gustaba de las tonterías y apreciaba los buenos modales.

Ben estaba apunto de irse cuando lo llamé. Me dijo que tenía que salir por una hora, pero su padre estaba dentro y quería hablar conmigo. Entré y me senté en la sala de estar más que un poco inquieto sobre lo que quería hablar conmigo el Sr. Peterson.

Llegó inexpresivo y pareciendo algo nervioso.

—Mira, Stuart, no me andaré con rodeos. Te he visto en repetidas ocasiones rondando por los baños del parque en hora punta. ¿Sabes que esos baños son frecuentados por gays que buscan sexo?

Sentí que me ponía pálido. ¿Qué había visto? ¿Qué sabía sobre mí? Era cierto que había estado rondando por ahí. Me encantaba leer las historias en las paredes y mirar por las pequeñas aberturas entre los cubículos.

—No soy gay —respondí resignado.

—¿Entonces qué estabas haciendo ahí, Stuart? Vives contrario al parque. Si necesitabas usar el baño podrías haber ido a casa. Estabas buscando tener sexo gay, ¿no es así?

Su voz era autoritaria y yo estaba asustado y no podía pensar adecuadamente. No sabía qué decir.

—No soy gay, pero siento curiosidad por los hombres. A veces me imagino recostado con las piernas abiertas, con un hombre encima mío como si fuera una chica, pero prometo que no he hecho nada.

—Ya veo —respondió.

La respuesta del Sr. Peterson fue calmada y medida. No había enojo en su voz.

—Stuart, te conozco desde que eras un niño y a tus padres aún más. Quiero que seas feliz, pero rondar por los baños buscando sexo gay es peligroso. Hasta podrías ser reportado a la policía. ¿Qué pensarían tus padres si tu historia termina en el periódico local?

Me quedé ahí quieto, reflexionando lo que había dicho el Sr. Peterson.

—Me agradas, Stuart. Te has convertido en un excelente muchacho, creo que podré ofrecerte un solución. Mi esposa y yo ya no disfrutamos del sexo. Quizás tú y yo podemos llegar a un acuerdo. De serlo así, estoy preparado para guardar tu secreto.

Escuché atentamente.

—Estoy dispuesto a mostrarte lo que es estar con un hombre en la seguridad y comodidad de mi casa. Puedes tumbarte en la cama con las piernas abiertas, y te follaré como a una chica. Por supuesto, si no estás de acuerdo con esto tendré que contarle a tus padres, incluso te reportaré a la policía. Es tu decisión, Stuart, ¿qué piensas hacer?

Me quedé sentado ahí en shock, temblando, en parte por la excitación, y además por el miedo a ser descubierto.

—¡Está bien! —respondí.

—Bien, toma mi mano y te conduciré a la habitación.

Tomé la mano del Sr. Peterson y me condujo a su habitación. Las cortinas se encontraban cerradas como si hubiera planeado todo con antelación.

—¿Estás listo, Stuart?

Asentí.

—Arrodíllate, desabrocha mis pantalones y chupa mi polla.

Me puse de rodillas en frente del Sr. Peterson y con las manos temblorosas bajé su cremallera, y metí las mano en sus cálidos calzoncillos y saqué su dura polla. Envolví mis dedos en su polla y recorrí su prepucio, revelando su pegajoso glande. Entreabrí mis labios y la metí en mi tibia boca. Suspiró mientras empezaba a chupársela. Nunca había chupado la polla de un hombre antes, pero pareció salirme naturalmente, y pronto sentí que el Sr. Peterson iba a correrse. Se agachó e hizo que me pusiera de pie.

—No podemos permitir que el piso y tú se cubran de semen, desnúdate y acuéstate en la cama con las piernas abiertas.

Hice lo que me dijo.

Miré hacía la ventana.

—No te preocupes por Ben. Me aseguré de que no regrese en unas cuantas horas. Solo recuéstate ahí y relájate.

Me sentí vulnerable tendido ahí, solo con mis calcetas blancas y las piernas abiertas, mostrándole mi culito al Sr. Peterson.

—Ahora papi va a follarte el culo como si fueras una chica, ¿te gustaría eso?

Asentí, asustado pero excitado, mientras se trepaba a la cama entre mis piernas. Abrió el gabinete a lado de la cama y sacó un tubo de lubricante.

—Es para mi esposa. La tiene seca como el desierto.

Aplicó el lubricante en su polla.

Suspiré cuando la frotó contra mi culo.

Guió su dura polla hacia mi culo y se puso encima de mí. Podía sentir su aliento caliente en mi oreja.

—Te la voy a meter hasta que solo queden mis bolas fuera de tu culo y te rellenaré de esperma, ¿entiendes? —me susurró.

—Sí —respondí jadeante.

Entonces la sentí, su enorme polla haciendo presión en mi apretado culito. Intenté apartarlo, pero tomó mis caderas y sostuvo mis brazos encima de mi cabeza. Estaba atrapado bajo su fuerte cuerpo. Su polla se introdujo dentro mío, y empezó a montarme. Sus bolas rebotando contra mí mientras me penetraba cada vez más profundo. Mi cabeza daba vueltas con una mezcla de placer y dolor. Me relajé, pensando que así es como debe sentirse una chica. Me soltó las muñecas y agarré su culo, empujándolo fuerte hacía mí.

—Mierda, me voy a correr —jadeó mientras vaciaba sus bolas en mi culito ardiente.

Colapsó sobre mí, con el sudor goteando de su rostro.

Se levantó, agarró una caja de pañuelos y los arrojó a la cama mientras iba a tomar una ducha.

—Ten, límpiate antes de que la cama se ensucie.

Me quedé ahí en la cama, radiando de placer por la forma en que el Sr. Peterson me había usado como una puta.

Me limpié y me vestí, tirando por el excusado los pañuelos.

Bajé las escaleras. El Sr. Peterson estaba podando el pasto como si nada hubiera pasado.

Me senté ahí con una sonrisa en el rostro. Ahora sabía lo que era ser follado como una chica y me había encantado.

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Original: My Best Friends Dad por Shy Stuart. Traducción sin fines de lucro.