El pacto

Debo ofrecerle mi madre a mi Ama para que me acepte.

Su orden había sido bastante clara: "si realmente quieres servirme tendrás que conseguirme a tu madre también". Lady Marta buscaba una sumisa y le mentí para poder hablar con ella. Al cabo de un rato confesé que no era quien decía ser y a ella no pareció importarle. Su única condición fue que le ofreciese a mi madre como ofrenda ya que ella lo que quería era una sumisa. Me dio de plazo para conseguirlo todo el fin de semana, hasta las doce de la noche del domingo. No me dijo nada más, simplemente desconecto el programa de videoconferencia.

Vivíamos solos mi madre y yo. Mi padre nos había abandonado no hacía mucho tiempo dejándonos a los dos solos pues yo era hijo único.

Me pase toda la noche del viernes pensando sobre ello, tenía que seducir a mi madre y no sabía como, pero eso no era lo mas difícil. Lo que de verdad me preocupaba era su reacción cuando le contara lo que realmente quería hacer con ella, entregarla a otra mujer para que la usase a su antojo, entregarnos a los dos, para ser mas exactos. Al final decidí ir a por ella desde el primer momento. Desde que mi padre nos dejó ella no había estado con nadie, decía que ya no se veía atractiva, que a donde iba ella con casi cincuenta años, pero con sus cuarenta y ocho yo la seguía viendo fabulosa. Una de mis fantasías mas recurrentes siempre había sido ella, y más después de quedarnos solos.

Cuando me desperté el sábado por la mañana ya tenía todo decidido, debía hacerle ver a mi madre que aun era una mujer sexy y deseable, que notase la excitación que era capaz de provocar en cualquier hombre. Así pues, me levanté de la cama y fui directo a la su habitación. Era temprano todavía y ella seguía dormida. Yo me acerque despacio y durante un momento la vi dormir.

-Mama –le dije –¿te importa que me meta en la cama contigo?

-No, claro que no. Ven mi vida, cuéntame que te pasa –me contesto mientras me hacia un hueco a su lado.

En el breve momento en que levanto la manta pude observarla. Solo llevaba puesto un camisón, no se ponía nada mas para dormir pues aunque estábamos en diciembre la manta ya daba suficiente calor. Me metí en la cama dándole un beso y me acurruque a su lado, entonces ella me abrazó por la espalda y yo me apreté un poco mas contra mi madre sintiendo sus pechos.

-No me pasa nada, simplemente estoy algo preocupado por ti. Desde que nos dejo papa has estado sola.

-Eso no es cierto, te tengo a ti –y me dio un beso en el cuello.

-No me refiero a eso, yo nunca te dejare sola mama, y lo sabes, a lo que me refiero es a que no has vuelto a salir con ningún hombre y... bueno, supongo que tendrás necesidades –dije dándome la vuelta para poder mirarle a la cara.

-Tu tranquilo por eso, aunque no lo creas no necesito un hombre para calmar esas necesidades a las que te refieres –y sonriendo se dio la vuelta dándome la espalda.

-¿Mama, me estas diciendo que te masturbas? –le pregunté sorprendido. Aquella confesión me dejó fuera de lugar, pero mi polla no pensaba de ese modo y empezó a revolverse bajo mi pijama.

-¿Qué pasa?, ¿acaso tu no lo haces? No se de que te sorprendes, y ahora déjame dormir un rato más. O te callas o te vas, tu mismo.

-Ya me callo, ya me callo.

Y me quede callado, observándola mientras dormía, pensando que mi plan iba por buen camino y decidiendo el siguiente paso a dar me tumbe boca arriba. Al final me dormí, no se durante cuanto tiempo. Me despertó el tacto de algo frió y duro, fuera lo que fuese, le había dado una patada mientras dormía y la curiosidad me hizo sacarlo a la superficie. Mi madre aun seguía dormida y menos mal, pues no se como hubiéramos reaccionado ambos ante lo que acababa de encontrar. Tenía en mis manos el sustituto que les había buscado a los hombres, su consolador. Era plateado y copiaba a la perfección una polla de verdad. Imagine, satisfecho ante mi descubrimiento, que mi madre había tenido una sesión de sexo onanista esa misma noche y me lo metí a la boca buscando su sabor. Aquello era realmente grande, me imagine a mi mismo a los pies de Lady Marta mientras mi madre me abría el culo con aquel diabólico falo y nuestra Ama nos meaba desde las alturas. De nuevo mi polla estaba en pie de guerra y yo dispuesto a aprovechar la coyuntura.

Contemple de nuevo a mi madre, me acerque a ella y la abrace. Poco a poco me fui pegando cada vez mas a su espalda hasta dejar mi polla encajada entre sus nalgas. Me apreté un poco contra ella sintiendo la calidez de su cuerpo y el suave tacto de su camisón.

Lo que yo no sabía era que mi madre no dormía, y que antes de que entrara a molestarla había estado jugando con su plateado amigo y que con mi intrusión había cortado toda su diversión.

-¿Qué se supone que haces? –preguntó ella.

-Abrazarte.

-Ya, ¿y eso que se me clava en el culo que se supone que es? –y se dio la vuelta poniéndose frente a mi.

-Es que me he encontrado esto –y le mostré el consolador –y me he excitado un poco.

-¿De modo que te excita tu madre? –me preguntó y volvió a dejarme tan sorprendido como antes. No pensaba yo que mi madre fuese tan directa, ni tan puta como comprobaría algo mas tarde.

-Si –fue mi lacónica respuesta.

Ella no se sorprendió, mas al contrario parecía que le gustaba tener en su cama de nuevo a un hombre excitado. Me miraba fijamente a los ojos, sonreía y en su cara pude ver la lujuria y el morbo. Entonces se precipitaron los acontecimientos. Se levantó de la cama y retiró la manta y las sabanas hacia atrás dejándome expuesto y con mi polla apuntado al techo.

-Pues has de saber –me dijo –que tu también me has excitado.

Y dejó caer el camisón con delicadeza hasta sus pies mostrándome su cuerpo desnudo. Sus pechos se bamboleaban lascivos al compás de sus movimientos y lucía una frondosa mata de pelo en su coño. Se apoyó en la cama y avanzó a gatas hacía mi y cuando por fin llegó hasta donde ya la esperaba me besó, y no lo hizo como una madre a su hijo, lo hizo como la hembra caliente que era en ese momento. Buscó mi lengua con la suya y al encontrarla jugó con ella. Me mordía, me chupaba y me lamía; y yo no me quedaba atrás, le devolvía cada mordisco y cada lametón, y mis manos recorrían ya sus pechos arrancando pequeños gemidos de placer. Se puso sobre mi, apoyando sus manos a ambos lados de mi cabeza y poniendo al alcance de mi ávida lengua sus tetas las cuales volví a lamer después de más de 20 años. Chupé y mordisqueé sus pezones, primero el izquierdo, lentamente, disfrutando del momento para después ir a por el derecho.

Después de un rato se levantó poniéndose de rodillas en la cama conmigo entre las piernas. Yo aun llevaba puesto el pijama, pero ella empezó a frotarse contra mi polla que pedía libertad a gritos.

-Veamos que guardas ahí para mi –dijo mientras miraba mi paquete y se mordía el labio inferior con lujuria.

Me quitó la parte de abajo del pijama a la vez que yo me quitaba la de arriba y entonces los dos desnudos nos dedicamos de lleno a aquel delicioso incesto.

-Menuda polla me gastas mi vida, parece mas grande que la de tu padre.

-Ya sabes, mejorando la especie –le conteste y ambos nos reimos.

Entonces ella se tumbó a mi lado y comenzó a masturbarme lentamente mientras volvía a besarme con dulzura, como una madre a su hijo esta vez. Yo le devolvía sus besos lamiendo el también el cuello y las tetas.

  • Ummmm, tranquilo mi vida –me dijo mientras sus mano obraba maravillas con mi polla y mis testículos los cuales masajeaba con suavidad. –Hace tanto tiempo que no tengo una de estas entre las manos. ¿Me permites? –me preguntó y se fue directa a por el miembro que con tanto cariño estaba manipulando solos unos instantes antes.

Comenzó a darle pequeños lametones como si tratase de un helado, la besa y le daba pequeños mordiscos al tiempo que colocó su pierna izquierda a mi lado derecho mostrándome el fabuloso espectáculo de sus cuartos traseros. Ante mi tenia un ano apretadito y rosado y un jugoso coño chorreante al cual no tarde en echar la mano. Mi madre se estremeció con el contacto y lentamente introduje dos dedos en su encharcado sexo, haciendo que ella lamiese mi polla con mas energía. Yo comencé a masturbarla, metía y sacaba los dos dedos que la había penetrado ya siguiendo la rítmica cadencia de su mamada.

-Te hecho una carrera –dijo sin apenas despegar sus labios de aquello que con tanto vicio lamía –a ver que tal usas esa lengua que dios te ha dado. No te cortes, –y nuevamente volvió a mi polla aumentando el ritmo anterior haciendo prácticamente imposible que plantara batalla en tal desigual batalla. Empecé a resoplar y a gemir, ni siquiera la había tocado y yo veía aproximarse un inminente orgasmo.

-Mama, por dios, no pares, mmmmm.

-Te gusta, ¿eh? Si sois todos iguales –y siguió lamiendo mientras yo me perdía en el placer. Notaba como llegaba el momento, imaginaba a mi madre tragando todo con avidez y eso hacía que acompañara sus lamidas moviendo las caderas al ritmo que me estaba marcando.

-Mama que viene, ya viene. Dioooooooos, no parés.

-Vamos mi vida, dale a mami tu leche. –Ella siguió lamiendo un rato mas y yo volví a gemir. Ya no podía ni hablar y me corrí en su boca salvajemente mientras ella se relamía. –Mmmm, no sabes el tiempo que llevaba pensando en esto –yo aun no había recuperado el habla y solo la miraba con cara de muñeco tonto. Ante mi imposibilidad para articular cualquier palabra ella siguió hablando. –Además creo que has perdido, ¿no?

Se tumbó a mi lado mientras me miraba divertida, aun había restos de mi semen por sus labios y la limpie un poco pasando un dedo por ellos para después lamerme el dedo y besarla dulcemente saboreando mi semen de su boca.

-No pensaba yo que te gustara esto –dijo devolviéndome el beso.

-Mentiría si te digo que no la había probado ya, siempre me ha gustado probar las cosas.

-A sí, ¿eh? –dijo mientras se relamía apartándose de mi –bien, bien. Creo que hablábamos algo de que alguien había perdido no se que carrera, ¿no? –yo asentí mientras ella seguía –pues ya que no me has dejado dormir y encima he tenido que chupársela al nene –dijo con sarcasmo –podías traerme el desayuno y después hablamos de lo que se me adeuda.

Y me despachó de su cama sin mas palabra mientras se recostaba y se cubría con la manta. Yo cogí mi pijama y me fui hacía mi cuarto aun desnudo y con la polla juguetona después de tan grandioso momento. Me vestí y baje a la cocina a prepararle el desayuno a mi madre que tan bien se había ganado no sin antes mandarle un mensaje a Lady Marta:

"Hemos acercado posturas mi madre y yo, literalmente. Para esta noche ya habré hablado con ella y mañana estaremos los dos a la hora acordada. A sus pies"

Como decía, fui a la cocina y mientras se calentaba el agua en la tetera exprimí un par de naranjas pensando en que quizás había sido todo demasiado fácil y en que daba la impresión de que mi madre había estado jugando conmigo, que la trampa me la había tendido ella cuando debería haber sido al revés. Había también otra cosa que no tenía demasiado clara, esa deuda de la que ella me había hablado. Cuando estuvo todo listo lo coloque en una bandeja y me dirigí hacía la habitación de mi madre donde me esperaba metida en la cama. Subí las escaleras con cuidado de no derramar nada y cuando hube llegado deposité la bandeja sobre la cama apoyada en las patas desplegables que escondía en la parte de abajo. Sin decirme nada mi madre cogió el zumo y se lo bebió de un largo trago.

-Aun me sabia la boca a tu semen –dijo a modo de disculpa y siguió con el desayuno.

Mientras tanto yo la miraba de pie a un costado de la cama. Se había puesto el camisón que llevaba antes y los pezones se le marcaban obscenos bajo la seda. No dijo nada hasta que terminó. En todo momento estuve a su lado hipnotizado con sus sugerentes pechos.

-Bien –dijo dándome la bandeja para que la retirase –creo que me debes un orgasmo, ¿no?

-Si –conteste yo aliviado al pensar que con eso quedaría saldada la deuda

-Así me gusta –hizo una pausa y continuó. –No creas que solo con eso olvidare el asunto de la apuesta. Tu padre nunca consintió en hacer lo que tu vas a tener que hacer y como me has dicho que te gusta probar cosas nuevas vamos a experimentar un poco. Supongo que sabrás que con este delicioso incesto hemos cruzado la línea de la moralidad, ¿no? Pues bien para que considere saldada la deuda vas a tener que servirme durante toda la semana, voy a enseñarte como le gusta a tu madre que le coman el coño y el sábado que viene echaremos otra carrera, y si no me ganas repetiremos, así hasta que consigas que me corra antes que tu. ¿Te parece bien?

Yo me quede callado, pensando en lo que me estaba proponiendo, en lo que yo tenía que contarla y en si sería el momento adecuado de hacerlo en vista del desarrollo de los acontecimientos. Decidí contarle todo y mientras lo hacía ella no perdía detalle.

-Vaya vaya –dijo cuando terminé. –De modo que crees que tu madre es una mercancía, bien, bien. En vista de esto que me acabas de confesar subo mi apuesta. Solo me servirás mientras dure el fin de semana si para cuando se acabe no me has ganado ya puedes ir olvidándote de todo esto. Me negaré a ponerme al servicio de Lady Marta y nunca mas volverás a estar entre mis piernas.

-De acuerdo –dije yo esperando aprender pronto.

-Pues empecemos –me contestó mi madre levantándose de la cama. –Vete desnudándote.

Mientras yo cumplía su orden ella abrió la cama y se colocó varios cojines en la espalda para incorporarse un poco. Una vez me hube desnudado ella me indicó con un gesto de su mano que me colocara a los pies de la cama. Desde mi nueva posición mi madre se veía fabulosa, había comenzado a tocarse suavemente sobre en el camisón recorriendo todos los puntos sensibles de su cuerpo hasta detenerse sobre su coño. Tenía las piernas abiertas ligeramente insinuando el destino final de mi adiestramiento y yo me mordía el labio ansioso por su siguiente orden.

-Bien –me dijo. –Ahora arrodíllate en la cama y coge uno de mis pies –y cumplí su orden. –Huélelo, siente el delicado aroma del pie de mami y comienza a besarlo. Trátalo con cariño, lame cada uno de mis dedos, mmmmm, así, muy bien, mmmmm, no pares.

Y comencé a lamer todo su cuerpo según me iba ordenando. Estuve un rato con el pie derecho y luego con el izquierdo. Después apoyó los dos en la cama y me ordenó ponerme a cuatro patas para subir lamiendo por sus piernas sin tocarla con las manos. Yo chupaba y besaba cada centímetro de su piel con dulzura mientras oía como ella se estremecía de placer y veía como su cuerpo se contorsionaba en extrañas posturas. Cuando por fin llegué a la frontera del camisón me lancé desesperado a lamer su coño, estaba tan cachondo que necesitaba lamer todos sus jugos.

-Ehhh, quieto parao, ¿a dónde se supone que vas? No tengas prisa, deja eso para mas tarde –sacándose las tetas del camisón dijo –mira lo que tengo para ti.

Yo me lancé a devorar aquello que se me ofrecía mientras ella me acompañaba con sus gemidos. No se cuanto tiempo estuve lamiendo sus ubres, yo era feliz chupándolas y ella parecía disfrutarlo. Terminé de comerle las tetas cuando ella se levantó el camisón dejando al descubierto su chorreante coño.

-Joder como estoy poniendo todo –dijo. –Vamos mi vida, follame.

Y me puse sobre ella y apoyando la punta de mi polla en la entrada de su vagina se la metí despacito sintiendo como se abría para mi. Empecé un rítmico mete-saca procurando contenerme, no quería correrme antes que ella, le debía un orgasmo e iba a dárselo. Mi madre chillaba como una loca y se pellizcaba los pezones mientras me ordenaba follarla mas rápido. En vista de que no le hacía caso se dio la vuelta poniéndose sobre mi y cabalgándome a un ritmo endiablado. Estaba como poseída y su cara era todo vicio y perversión.

-Vamos mi vida, mmmm, dios, si, si, si, venga hijito córrete dentro de mami. Mmmm, ohhhh. Ya viene, vas a hacer que tu madre se corra como una perra.

Al poco tiempo dejó de tener sentido lo que decía, solo podía gemir y lo hacía cada vez mas alto. Yo la observaba mientras me follaba salvajemente intentando controlar la eyaculación para no dejarla a medias hasta que se corrió entre violentos espasmos mientras se pellizcaba los pezones, después se dejo caer sobre mi y me besó.

-Mmmm, que rico mi vida y has aguantado muy bien. Ahora relájate que voy a terminarte –y se fue derecha hacia mi polla todavía brillante por su corrida.

Lo que hizo después me sorprendió bastante, yo pensaba que iba a hacerme una mamada bestial como la que me había hecho hacía un rato pero en lugar de eso se puso a cuatro patas sobre la cama mostrándome sus cuartos traseros, un chorreante coño y un apretadito culo.

-A tu padre nunca le permití hacerlo y a ti tampoco te lo hubiera permitido pero después de cómo me lo has hecho pasar creo que te lo mereces. Rómpeme el culo mi vida.

Yo tenía la polla a reventar e intuía que si sodomizaba a mi madre no iba a aguantar demasiado sin correrme así que me arrodille detrás de ella y separando sus nalgas con mis manos metí mi lengua en su rosado agujero.

-¿Qué se supone que haces? Te he dicho que me folles no que me lamas, o haces lo que te digo o te vas a prepararme un baño.

Sin contestarle saque mi lengua de su culo y apoyé la cabeza de mi palpitante miembro en la entrada de su agujero a lo que ella me respondió con un gemido. Volví a separar sus nalgas y empujé sintiendo como su ano virgen se abría para mi. Se la metí hasta el fondo mientras ella gemía mezcla de placer y de dolor.

-Vamos, te he dicho que le folles, quiero que te corras dentro de mi culo. Venga pequeño hijo de puta rómpeme el culo.

-Como desees –y la saqué entera y volví a metérsela empujando con fuerza.

-Oh, si, mmmm, vamos nene dame toda tu leche.

Yo estaba súper cachondo y en tres o cuatro embestidas me corrí abundantemente llenando el culo de mi madre con mi semen y aun seguí follándomela hasta que mi pene fláccido se escapó de su culo manchado con restos decorrida y de sangre. Entonces me tumbe en la cama y mi madre se tumbó a mi lado.

-Joder como me has dejado el culo –dijo pasándose un dedo por él y lamiéndolo después. –No te apalanques aquí y vete a prepararme un baño para que me limpie anda.

-Voy –dije dándole un tierno beso y levantándome.

-No te vistas –dijo al ver que cogía mi ropa.

-Esta bien mama –dije saliendo por la puerta hacia el baño.

Espero les haya gustado, todo es pura ficción, no obstante espero que se haga realidad algún día. Según sus opiniones y comentarios habrá más.