El pacto. (12)

El carácter de Guillermo no permite discutir sus lineamientos y aunque debe aprender a moldearlo, las cosas se hacen como él dice, lo contrario amerita reprimenda y castigo, aún cuando después haya perdones… Un par de nuevos empleos y una charla íntima sobre adultez

“CRIMEN”, CASTIGO Y PERDÓN.

Hora y cuarto después llegaron mis hijos, yo le estaba mandando un mail a Estela, disculpándome porque no había comunicación telefónica…  Me contaron que conocieron a unas “pendejas” rubias muy parecidas a Sol, mellizas, muy dadas, muy simpáticas y que charlaron un rato, les dijeron que se llamaban Azul y Celeste pero no la quisieron hacer más “larga” por dos o tres “flacos” que iban a causar problemas si seguían con la charla (lo típico contra “forasteros” que se ponen a conversar con las chicas de un lugar, los “lugareños” tratan de “marcar sus territorios” buscando peleas y discusiones aunque a ellos esas mujeres no les den “bola”, el “papel” que hacen es de muy idiotas pero jamás lo comprenden)

Les dije que eran las hermanas mellizas de Sol, que las había conocido en la tarde y le mostré a Lucas su habitación…  Me “jugaba” a que se quedaría dormido enseguida por el cansancio que traía, Gonzalo, el menor, dormía siempre como un “tronco” …  Veinticinco minutos después que se acostaron y apagaron sus luces, me fui a la reacondicionada casa de huéspedes…  No bien traspuse la puerta unos brazos femeninos se aferraron de mi cuello y de mis hombros, era Carolina que, apenas escuchó que mis hijos entraban a la casa salió por la puerta trasera y me estaba esperando…  Estaba vestida, bahh, vestida es un decir, tenía puesto un baby dolls blanco que apenas si contenía sus tetas, era cavado en su entrepierna y cuando se giró para mostrarme la parte de atrás, me encantó, sólo cubría la mitad de las nalgas de ese culo prodigioso…

  • “¿Te gusta Guille?, es nuevo, no lo había estrenado…

Asentí con un movimiento de cabeza porque creo que hasta el sentido del habla lo tenía en mi pija endurecida…  La tomé de la nuca y retorciendo un poco su cabello, acerqué su cara a la mía y la besé con ganas, mientras me respondía el beso gimiendo y moviendo su cuerpo para pegarse más a mí, me desnudó… ¿Cómo hizo? , no sé, lo que si me quedó grabado es que cuando una mujer quiere desnudarte con pasión y ganas, no hay botón, cierre o posición que se lo impida…  Sus manos no estaban quietas, una fija en el miembro y la otra arañaba mi espalda sin causar daño en la caricia…  Me acercó a la cama, me hizo sentar en el borde y se arrodilló mirándome, como acto de magia hizo desaparecer mi miembro en su boca, sólo sentía su lengua moverse sobre el tronco y en el frenillo, luego comenzó con el bendito juego de hacerlo aparecer y desaparecer en su boca…  La saliva chorreaba de su boca y se deslizaba por todo el tronco hasta mojar mis testículos y parte de la sábana…

Caro no aguantó, dejó mi miembro y se incorporó ya totalmente desnuda, dio un salto, apoyó las rodillas al costado de mi cuerpo tendido y dirigió el miembro a su agujerito más chiquito, bastaron dos movimientos y su vagina golpeó mi pelvis…  El movimiento que le imprimió al sube y baja no se podía seguir, usaba mí pija como “consolador” con total libertad, gozando, gimiendo y retorciéndose, fue el desencadenante del orgasmo que la sacudió de pies a cabeza…

  • “Pegale un “chirlo” por apurado, pegale un chirlo por no esperarte”…

La palma de una de mis manos quedó grabada en la piel de sus nalgas, no hubo grito de dolor, hubo gemido fuerte de satisfacción y otro orgasmo fuerte se hizo sentir o fue la potenciación del primero, no tenía mayor importancia, quedó tirada sobre mí apoyando sus duras tetas en mi pecho…  Ladeando la cara por encima de su hombro, la vi a Ana María con todo el resplandor de su desnudez, me tiró un beso con los labios y se arrodilló para besar y masajear la nalga golpeada de Caro…  El ronroneo de ésta no se hizo esperar y ayudaba a los masajes con un movimiento tenue de sus nalgas…  Una mano de Ana María sacó el miembro del estuche anal, la otra empujó a Caro para se moviera hacia adelante de mi cuerpo, ella completó un giro y se sentó con su entrepierna en mi cara, quedaron enfrentadas y se acariciaban el rostro…  Ana María gemía y se retorcía acomodando el glande en su culo y presionaba para introducirlo mientras Caro apretaba los duros pezones de ésta con sus dedos…

No bien el glande penetró se dejó caer en forma lenta hasta que mi ingle marcó el tope, luego el movimiento se hizo firme y pausado, salía hasta que el glande amagaba con escaparse y lo volvía a introducir hasta el final…  Los gemidos eran apagados y no podía ver nada salvo el culo espectacular de Caro que se movía hacia uno y otro lado mientras con la punta de la nariz cosquilleaba en el hueco dilatado por la cogida anterior…

El orgasmo de las dos fue simultáneo, el apretón fuerte del esfínter en el miembro lo dejó saber y el chorro de flujo sobre mi boca y barbilla también…  Ambas se dejaron caer hacia un costado de mi cuerpo y pude ver y entender el porqué de los gemidos apagados, sus bocas estaban soldadas en un beso interminable y sus manos se aferraban a las respectivas nalgas ajenas…  Me gustaba verlas así, tratando de ver quien acariciaba y besaba más a quien pero, sentía, en cierto modo, que había sido utilizado como un “consolador de carne” …  Mi ego se sentía fantástico porque las había llevado a ese extremo de “calentura” y también estaba “jodido” porque había venido a que cogiéramos y eran ellas quienes me cogieron y se cogían después de haberme utilizado para su placer…

Sabía que podría haberles dicho lo que quería para que me lo hicieran y ninguna se negaría pero preferí no decir nada…  Casi sin hacerme notar, me salí de la cama y me senté en un sillón, mi erección pasó al olvido, ni siquiera me calentaba verlas metiéndose los dedos en las vaginas y en el culo, retorciéndose y orgasmando en un 69 que no parecía tener fin…  Notaba que una bronca casi incontenible pugnaba por estallar pero, como la experiencia no la tenía “al pedo” preferí tomar mi ropa y salir en silencio de la habitación…  Tenía claro que si me expresaba en ese momento me quedaría sin Encargados y sin la Doctora en la Estancia y no me convenía…

Cuando estaba por entrar en la casa grande vi salir a Carolina desnuda, llamándome en voz baja por mi nombre y pronta a lanzarse corriendo para detenerme, levanté la mano sin girarme, sin mirarla y con sólo el dedo índice le hice señas moviéndolo de izquierda a derecha, en una clara señal que implicaba, “eso no se hace” , con ese único gesto debería darse cuenta que, ambas, habían “meado muy afuera del tarro” al dejarme de lado…  Me fui a dormir tratando de calmarme y sí, con un cierto dolorcillo de huevos que se pasó rápido…  Mañana o luego, sería otro día…

Al levantarme en la mañana, desayuné junto a mi nieta, notando la expectante y temerosa mirada de Ana María y Carolina, esperando seguramente hablar conmigo…  Salvo el consabido “buenos días” , las ignoré y cuando terminamos de desayunar le hablé a mi nieta…

  • “Moira, ¿sabés lo que vamos a hacer?, vamos a caminar y el Abu te va a mostrar todos los animalitos que tenemos, esos son los únicos buenos de verdad, jamás te van a traicionar o te van a decir una cosa por otra y, si te quieren de verdad, nunca te van a dejar de lado, ¿querés?”...
  • “Si Abu vamos pero no te van a decir nada porque no saben hablar”.
  • “Es verdad, no saben hablar pero si les hacés una caricia y les gusta, es difícil que después te muerdan la mano”…

Ana María no aguantó más y me habló tragando saliva…

  • “Guillermo, ¿podemos hablar un instante”…
  • “No, no podemos, tengo que caminar con mi nieta, además si no es algo específico de trabajo creo que no tengo nada qué hablar con ninguna de ustedes…  Carolina, estás liberada hasta el lunes, hacé lo que quieras con tu tiempo, Ana, vos también, si querés salir con tu marido decile que utilice la camioneta pero, jajaja, que no me la venda, digo nomás porque uno se suele llevar muchas sorpresas con la gente, eso sí, avísame antes para mandar a comprar la comida”…

Saltó y habló Carolina muy compungida…

  • “¿Y yo, tengo que renunciar?... Sin soltar la mano de mi nieta, sin levantar la voz y sin demostrar enojo, le contesté y ahora si mirándola serio…
  • “Mirá Carolina, hacé lo que quieras, como está visto que un día decís y demostrás una cosa y al otro día hacés otra sin tener en cuenta a quien te debería interesar, te aconsejaría que esperes hasta el lunes para pensarlo este finde, no es tanto tiempo, es “menos de veinte años”, si decidís que te vas, hablás con Sol para que te haga la liquidación de los días, si querés quedarte a “pelearla” veremos como recomponés las equivocaciones o malos entendidos…  Debo aprender a aceptar que tengo un problema enorme, jamás olvido lo que me dicen ni tampoco olvido lo que digo…  Ahora las dejo porque nos vamos a caminar y es lo único que me interesa”…

Salí de la casa cuando llegaban mis hijos a la cocina, con claras muestras de recién levantados de dormir, no los esperé…  Sentía una satisfacción enorme por haberlas dejado como “trapos de piso usados” pero sabía también que me la “jugaba” con Carolina, con Ana María no, irse o abrir la boca implicaba la pérdida del trabajo suyo y el de su marido amén de destruir su matrimonio…  En realidad y para ser sincero conmigo mismo, no me jodía la relación lésbica, era una alternativa que no me desagradaba, es más lo tomaba como algo que Ana María quiso experimentar y no estaba mal, de algún modo yo lo había incentivado, lo que me molestaba sobremanera era el “olvido” al que me sometieron, momentáneo o no, “olvido” sin vueltas de hoja o medias tintas…  Era un convencido que si dejás de lado a la persona que decís que te interesa, así estés en una orgía, olvidando que ella también debe gozar, estás incurriendo en una “metida de cuernos” o en una infidelidad en la cara y eso, no iba conmigo…

La caminata con mi nieta fue de lo más agradable y a ésta se unieron mis dos hijos, Lucas encantado con la extensión del campo, los animales y el orden y la prolijidad que se notaba en todo, Gonzalo estaba intrigado por otra cosa…

  • “¿Qué pasó en la cocina viejo?...  ¿Hubo algún despelote serio?...  Las dos mujeres estaban llorando y Carolina estaba desconsolada”…
  • “Problemas de adaptación y cosas que se confunden…  Te lo explico así: Vos sos mi hijo y los sentimientos no cambian y si, de adulto, te mandás una cagada sos el único responsable, yo puedo llegar a justificarte o a defenderte ante los demás pero nadie te va a quitar en la intimidad la “zapatería que te ponga en el orto”, si te gusta y te adaptás bien, si no lo hacés, ahí está la puerta, yo decido después si te acepto volver con el “caballo cansado” o no, en el tema laboral pasa algo similar, aquí con el agravante que la sangre “no tira”, hoy por hoy tengo la posibilidad de dar oportunidades y me gusta hacerlo pero, si de “pobre” no le rogué a nadie, ahora ni borracho, ¿se comprende?”…
  • “Si pa, se comprende”… Ya no preguntó más nada, sabía muy bien que yo no aceptaba discusiones…
  • “Haceme otro favor Gonzalo, preguntale de parte mía a Ana María o a Fernando si van a salir, para saber si hay que mandar a comprar la comida”… Allá se fue…

De allí nos fuimos a hablar con el Electricista, ya tenía todas las columnas paradas y fijadas con cemento común mezclado con cemento de secado rápido, el trabajo parecía sencillo para los que estaban acostumbrados y sabían hacerlo, se colocaba la columna ya armada con su bastidor y con los cables asomando por una cavidad trasera que luego llevaba una tapa, a una profundidad similar para todas, se tomaba el nivel para que estuvieran derechas y se le volcaba el cemento mezclado en el acto en una mezcladora de albañil, el fraguado era rápido y quedaba derecha y pareja.  Los cables iba por debajo dentro de un tubo aislado enterrado a unos treinta centímetros de profundidad, una vez empalmados todos los cables se acoplarían al medidor general de luz, una vez todo conectado, lo más engorroso era subir a tapar la célula fotoeléctrica para controlar que el foco prendiera, lo hacían con una camioneta y una escalera larga, es más, el hombre que controlaba esto ni siquiera bajaba de la escalera mientras la camioneta se movía de columna a columna…

No se quedarían a almorzar porque estimaban que a las dos de la tarde ya habrían terminado…  Esa noche tendríamos luz en la entrada hasta la casa…  Estábamos en eso y me llamó Gonzalo para avisar que no se iba a ir nadie y me pidió permiso para hacer unos pollos a la parrilla, le contesté que sí pero que hiciera ocho o nueve para tener para la cena y que tratara de arreglarse el solo pues los demás estaban de franco, que después le ayudábamos…  Fernando le ensilló luego un caballo manso a Lucas y se fue junto con mi nieta a recorrer todo lo que pudiera de la Estancia y a ver las vacas, yo me fui a calentar el agua para tomar unos mates solo, que era como más me gustaban…

Ignorando a Carolina y a Ana María que estaban en la cocina conversando, puse el agua en la pava, prendí el fuego de la hornalla, puse la pava al fuego, tomé la yerba, el azúcar, el mate y la bombilla y me fui debajo del alero a prepararme todo…  Las dos me miraban y ninguna osó decir una palabra…  Vino Fernando a decirme que había que pagarle lo que restaba al Herrador y, con cierto temor, me preguntó por lo del franco y la camioneta…  Le expliqué que le había dicho a Ana María que si se tomaban el fin de semana hasta el lunes podían usar la camioneta para ir a donde quisieran, que si antes no podían por no tener movilidad, ahora que aprovecharan porque había una camioneta a su disposición, me agradeció y pidió si podía ser el próximo fin de semana para ir a un pueblo vecino en que tenía unos familiares, me pareció acertado porque recordé que Gonzalo se iba a ir a la casa y volvería con un cuatriciclo y algunas cosas más que tenía que traer…  Le di el dinero para que le pagara al Herrador y se fue contento porque la camioneta era una posibilidad que no esperaba…

Seguí con mi mate y mis pensamientos, en algún momento de mi vida había vivido solo, fabricando mis propias soledades y me había acostumbrado, es más, me gustaban estos ratos en que los pasaba a solas conmigo mismo, tan bien me sentía así que me jodía, me molestaba que alguien los interrumpiera…  Como todo, ese “alguien” estaba íntimamente relacionado con el afecto o el sentimiento que tenía para el que me interrumpía, acorde a estos, la molestia podía ser mayor o menor pero, en definitiva, siempre algo molestaba…  Posiblemente esto sólo lo entiendan o lo entienda mejor quienes eligen la soledad como una forma de vida, sin rencores, sin “pases de facturas” y sin descartar a los demás aunque, solo, usufructuando una libertad que se elige…  Mis hijos conocían esta “faceta” de mi personalidad y era difícil que se acercaran a interrumpir mis “divagues” , hasta mi nieta parecía entenderlo, “el Abu está pensando” , decía y  seguía con sus cosas sin acercarse…

Las que nunca pudieron entenderlo son las mujeres adultas, bueno, para no generalizar diría que, la mayoría de las mujeres, mi actual mujer era una de las excepciones, otras con las que conviví en pareja actuaron siempre como el “común” de ellas…  Si estabas solo es porque no querías estar con ellas o no te importaban tus hijos, si te quedabas pensando, vaya a saber una en qué o quién pensabas, si te quedabas tranquilo en un lugar eras un “cómodo” que podría estar arreglando una ventana o el jardín o barriendo el patio o vaya a saber qué cosas se les ocurrían…

Su inseguridad o su enorme capacidad para “romper las pelotas” no tiene límites, eso sí, sus momentos para hablar por teléfono con sus amigas o para “engancharse” al celular no pueden discutirse ni cambiarse…  Mujeres, ¡quién las entiende! , quieren hacer y tratan de hacer veinte cosas a la vez, logran realizar diez de esas cosas y quedan destruidas y cansadas, además frustradas porque hubo diez cosas que no hicieron o no terminaron o las hicieron mal y el que está al lado “paga el pato” …  De todos modos, mal que pese o no, nos podríamos estar sin ellas, ellas sin nosotros tampoco, pero… no se los digan nunca, jamás lo reconocerán…

¿Por qué será que te dicen sentir y pensar como uno, que todo lo tenés que compartir y cuando te descuidás hacen lo que “se les canta”, si consultar, sin compartir y sin preguntar si te gusta o no o como te podés sentir, aún a sabiendas que “no se debe” o que el otro no lo merece?... Algunas me podrán decir que después se sienten mal y llenas de “culpas” porque no deberían haber hecho o dicho tal o cual cosa…  Todo está muy bien pero… ¿Adónde está la famosa “adultez” de la que se suele hablar? ...

En mis conceptos, la adultez hay que demostrarla, siempre que hablamos de una relación consensuada existen los entendimientos, ergo: cada uno sabe o debe saber cómo piensa y lo que quiere el otro, no tenerlo en cuenta provoca “rajaduras” en esa relación, luego, cuando aparecen las “culpas” éstas no ayudan a cicatrizar nada, le hacen mal a quien las siente y le hacen mal a quien tiene que convivir con “culpas” que no son propias, con depresiones ajenas que surgen o con pedidos de “perdones” que no tendrían porque haber tenido razón de aparecer, son “culpas” y situaciones que generan recuerdos y, normalmente, de los que no se borran, que “laten” y que “esperan”

El “borrón y cuenta nueva” es una utopía que, de un lado o del otro, se enarbola para seguir navegando en un barco que tiene la línea de flotación perforada…  Quizás estaba equivocado en mis pensamientos pero seguía convencido que los denominados “adultos” deben proceder ANTES y/o DURANTE para no dejar de lado a quien dice interesarles, DESPUÉS hace que se convierta todo en más difícil…  Me daba cuenta que el hilo de mis pensamientos, aún tratando de generalizar, era dirigido hacia Ana María y a Carolina, seguía muy molesto con ellas dos… “Cosas de macho cabrío” , era una posibilidad pero pensaba también en ¿qué hubiera pensado o como habría actuado cualquiera de ellas, si yo, en la misma situación, me hubiera dedicado a sólo una dejando a la otra de lado?...¿Aceptarían culpas y excusas?... Para pensarlo, ¿no? ...

También había otra cosa que me daba vueltas en la cabeza, en mi actual situación, ayudado por quién había sido ayudado, los sentimientos no deberían tener razón de ser o de existir…  En hipótesis, yo debería “usar” y sentirme bien tratando de pasarla lo mejor posible sin que nadie importara, salvo los afectos más cercanos pero esto no era así…  Seguía siendo como siempre en esto, alegrías, pensamientos positivos, penas, desengaños, desilusiones y otras, seguían siendo iguales y me sentía tan bien o mal con ello como siempre.  Lo que si notaba es que se había incrementado la posibilidad de sentir broncas y rencores, sin embargo no sentía odio por nadie, creo que sabiendo que a quien pudiera odiar me lo sacaría de encima sin problemas, inhibía ese sentimiento…  Como sea, entre “pitos y flautas” se me ocurría que algunas cosas, por el momento, deberían cambiar.

Esas dos, a las que había visto pasar un par de veces mirándome sin atreverse a hablarme, deberían hacer “muy buena letra” para que volviera a ser el mismo que se demostraba atento y amoroso con ellas…  La llamada de Gonzalo para el almuerzo me devolvió a la realidad, había cocinado todo él solo y enfrascado en mis “locuras” ni siquiera lo había ayudado…  Me resarcí ayudándolo a servir sin atender las protestas de Ana María y Carolina y la mirada de Fernando reprobando a su mujer…

  • “La parte de la pata y el muslo para mi, abu, como me servías cuando vivías en casa” , -dijo mi nieta y me sentí mejor-…

Para el momento del café, Fernando me dijo que había puesto a terminar de llenar la piscina y el filtro de la misma estaba funcionando a tope, estimaba que en una hora más podría ser usada…  Daba gusto saberlo porque el mediodía y la tarde estaban al rojo vivo y no había sombra que alcanzara…  Les dije a todos que la pileta podría ser utilizada por todos los que estaban en la casa, sin excepción, que no se les ocurriera a nadie venir a mí con pedidos de permisos o actitudes de timidez o algo por el estilo…

  • “Jamás piensen que voy a cambiar mis modos de pensar, lo que digo lo mantengo, es más, están autorizados a recordármelo cuando diga y afirme alguna cosa y haga en contrario”…

Sin mirarlas noté que Ana María y Carolina bajaban la mirada…  Luego de una hora fueron todos a cambiarse para ir un rato a la pileta, yo los dejé y me fui a recostar a un lado de la casa bajo la sombra de dos frondosos árboles en que una hamaca paraguaya me esperaba, poco a poco me fui abandonando al sopor y al sueño…  No sé cuánto tiempo había transcurrido y me desperté sintiendo la presencia de alguien a mi lado que me tocaba en un brazo…  Era Carolina y aunque estaba luciendo un hermoso bikini de color amarillo que resaltaba sus hermosas formas, sus ojos estaban llorosos y tristes…

  • “Guillermo, dejame hablar con vos, estamos muy mal, te necesitamos a vos por sobre todo, no pensamos que te iba a caer tan mal, fue sólo sexo, ella quería experimentar y yo no tuve problemas pero sobre todo estás vos, te aseguramos que no va a volver a suceder”… Las lágrimas parecían a punto de asomar…
  • “No debería ni dirigirte la palabra pero…  ¿Qué edad tenés Caro?, más de treinta ¿no?, estuviste casada, sabés lo que es que te engañen, estudiaste, sos inteligente y con todo eso, ¿todavía no aprendiste nada?...  Tengo más de 60, algo viví, algunas experiencias tengo, ¿de verdad crees que una relación lésbica me sorprendería o me asustaría?”… Se me quedó mirando como no entendiendo lo que le quería decir…

Era evidente que pensaban que yo utilizaba la mentalidad de “macho” que no admite las relaciones homosexuales y había actuado en base a mis “supuestos” complejos o pruritos…

  • “Vamos a ver si nos entendemos porque, de hecho, ustedes dos son tan egoístas que no entienden nada más que lo que piensan…  No me gusta echar cosas “en cara” pero contestame esto: ¿No traté de brindarte las mejores posibilidades?... ¿No te apoyé en todo?... ¿No te respeté cuando estabas tan mal?...  ¿No me mantuve siempre fiel a lo que dije respecto a vos?...  ¿No traté de darte el mejor placer y el mayor cariño?...  ¿En mayor o menor medida, no hice lo mismo con Ana María?”…
  • “Sí, Guillermo sí y no podremos agradecértelo nunca, yo me siento tuya, quiero ser tuya, lo de la otra noche no significó nada”…
  • “Sin embargo si, si significó y mucho, me desilusionaron, me “metieron los cuernos” en la cara, todo lo que dijiste o me dijo Ana, todo lo que hicieron conmigo pasó a un plano ínfimo porque se dedicaron a ustedes y ME OLVIDARON, ME DEJARON A UN COSTADO, eso es algo que yo jamás haría con ninguna de ustedes, así estuviera con treinta mujeres al lado, si ustedes están conmigo recibirían la mejor y más alta consideración…  Ambas estuvieron “a la de ustedes””…
  • “Si, Guille tenés razón, nos equivocamos muy feo por egoísmo y por “calentura”, no me lo voy a perdonar nunca, por favor te lo pido, danos la oportunidad de demostrarte que fue sólo un “tropezón” de dos idiotas”…

Sus ojos ya no pudieron aguantar sus lágrimas y el llanto era con desconsuelo…

  • “¡Me pedís oportunidades!…  ¿Cómo puedo creer que sea cierto todo lo que me dijeron antes o que sea cierto todo lo que me decís ahora?   ¿Qué pasaría contigo si me hubiese dedicado a Ana María y te hubiese ignorado dejándote a un costado?, ¿qué pensaría Ana María si me hubiese dedicado a vos dejándola a ella de lado?...  A vos te consideraba “especial, la otra noche fue Ana, ¿quién será la próxima vez?...  ¿Te das cuenta que es más complicado que pensar si me gusta o no una relación lésbica?...  Por ahora no puedo volver a ser igual con ustedes y fueron ustedes quienes lo decidieron así, quizás no tanto Ana, porque tiene menos “Mundo” que vos pero de tu persona no lo podía esperar jamás y me dolió, me jodió profundamente…  Es “lo que hay”, ya estoy “viejito” para cambiar”…
  • “Te juro por lo que más quieras que jamás habrá alguien más, danos el uso que quieras, castigame pero, por favor, no me ignores”…

Apenas si podía entenderla y quería acariciarla para que no llorara más pero me mantuve en mi postura…

  • “Ya veremos y recordá lo que dije hace un rato, recuerdo todo lo que digo y recuerdo todo lo que me dicen, así y todo tendrán que esmerarse para recuperar algo de todo lo perdido y contale a Ana lo que pienso y porqué lo pienso, no quiero repetírselo”…

Me levanté y dejé la conversación porque había aparecido una camioneta de las viejas y de doble cabina, que parecía estar llena de gente, estacionó al frente de la casa y descendieron…  Al conductor no lo conocía pero al “Alemán Grandote” que iba de acompañante si y a las cuatro bellezas que bajaron desde las puertas traseras también…

  • “¿Qué dice Guillermo?, esperamos no molestarlo, estábamos en casa con un primo que vino a visitarnos y accedió a traernos para conocer la Estancia”…
  • “No me molestan para nada Pedro, sean bienvenidos, vamos para el fondo que estamos todos disfrutando un rato de la pileta”…

Saludé al primo y a las mujeres, las chicas vestían shorcitos cortos de jeans marcando sus culitos apetecibles y remeras ajustadas por sobre el ombligo, denunciando las más chicas un mayor volumen de tetas que Sol, la madre, más de “señora mayor” , iba con jeans ajustados y una camisa abotonada de mangas cortas, las cuatro llamarían la atención por donde quiera que pasaran…  Las presentaciones fueron con risas porque las chicas dijeron conocer a mis hijos, aunque no sabían que eran de este lugar y el padre preguntó con seriedad de dónde era que se conocían…  Gonzalo, el más “entrador” de los dos le contestó que les habían dado una “paliza” jugando al pool la noche anterior…  La risa fue general…  Una apetecible Ana María, enfundada en una malla enteriza prestada por Carolina, se ofreció a preparar el mate y/o servir refrescos…  La Doctora salió de la pileta cual si fuera una sirena recién convertida en humana (daba gusto admirarla) y atándose una toalla a la cintura se acercó a saludar…

Recibió el agradecimiento de la madre de Sol por la “atención” a su hija y, aún sin saber nada, contestó que no era nada, volviéndose hacía Sol le preguntó si se sentía mejor, ésta dijo que sí y cambiamos la conversación…  Tomamos apenas unos mates y el primo se despidió, así había quedado con ellos y pretendían volver caminando, lógicamente, no lo harían así…  Ana María y Fernando disfrutaban de la compañía de otra gente, mi nieta quería llevarse a las mellizas a mostrarle los animalitos, éstas querían estar con los hombres, optaron por caminar todos juntos…

Ana María, Carolina, Sol y Gracia se fueron a recorrer las instalaciones de la casa, Fernando, con su parquedad habitual, se despidió y dijo que dormiría una siesta y yo me quedé conversando con Pedro…  Iba a consultarla el lunes a Sol pero su presencia me aligeró los tiempos…

  • “¿Pedro recuerda que hablamos de su amigo Sergio y su capacidad para la jardinería?”…
  • “Si, lo recuerdo perfectamente, el hombre sabe muy bien lo que hace o hacía, no sé, lo perdí de vista”…
  • “¿Cómo era su relación con él, se llevaban bien?”…
  • “Amigos, lo que dice amigos no éramos, nos llevábamos muy bien trabajando juntos, aprendí mucho a su lado y nunca tuvimos ni un si ni un no”…
  • “Ya que usted me decía que los chicos, el griterío y los trabajos de la escuela lo tenían un tanto cansado…  ¿No pensó en cambiar de trabajo?”…
  • “Es que, aunque quisiera, ¿dónde consigo un trabajo nuevo con sueldo fijo, aportes jubilatorios, vacaciones, obra social y de salud?…  Ya tengo 45 años, tengo que aguantar con este y por más que viva a “los saltos” con ese sueldo, no me queda otra”…
  • “¿Qué, no es un buen sueldo?”…
  • “No, que va, apenas si gano xxxx Pesos, todo aumenta y son cuatro bocas más la mía, es difícil, menos mal que Sol nos dijo que iba a aportar algo”… (La hija trabajando como administrativa ganaría más del doble y el sueldo de Sergio era de tres veces lo que él me decía)

El hombre me parecía muy cabal, honesto y trabajador pero debía “tantear” bien el terreno y aclarar varios puntos que para mi eran importantes…

  • “Ya que estamos, voy a aprovecharme de su visita para preguntarle sobre unas cosas que quiero hacer y unas plantas que quiero plantar”…
  • “Pregunte Guillermo, faltaba más”… Salimos y caminamos hacia dónde quería hacer la glorieta…
  • “Ve Pedro, en este espacio quiero hacer una glorieta rodeándola con plantas, en lo posible de un verde perenne y algunas flores, en el resto del parque quiero poner rosales o azaleas, que sé yo o algunas otras plantas de flores vistosas, ¿qué me aconsejaría?”…

Me dio los mejores consejos y sin atreverse a pedir de hacerlo el mismo, me dio unas buenas ideas para la glorieta…  Evidentemente sabía de lo que hablaba y me decidí a ofrecerle el trabajo…  Estaba por hablar de eso y se nos arrimaron las mujeres…  Gracia lo tomó del brazo y le dijo que lo acompañara que quería mostrarle la oficina dónde trabajaría Sol, que era una belleza y que estaba contenta porque hasta computadora para ella sola tendría…

  • “Es lo que se merece pero, ya le tengo dicho que el celular y las Redes Sociales, estrictamente lo necesario, tiene un Jefe un tanto quisquilloso al respecto pero también tiene sus “libertades”, en su horario, si el trabajo está al día y ordenado puede andar a caballo, caminar, usar el gimnasio, tomar sol, usar la pileta, el tema fundamental es que cuando yo pida algo esté listo al instante”…
  • “Es lo que corresponde Guillermo, téngala “cortita””… -dijo el padre, mirando a Sol-…
  • “Quédese tranquilo Pedro, la considero muy responsable, además no es la única, todos las que trabajan en la casa tienen las mismas facilidades, sólo hay que respetar los roles y cumplir”

Se acercaba la hora de la merienda y los mandé a mis hijos, a comprar al pueblo leche, pan, masas finas, facturas, asado, verduras y gaseosas para la cena, se “prendieron” las mellizas para ir con ellos, lógicamente con mi nieta…  Les pedí que se quedaran a cenar luego los chicos los llevarían temprano…  Aceptaron de sumo agrado y me pareció notar que Gracia estaba muy a gusto con todo lo que la rodeaba… Luego le tocó a Pedro la recorrida por la casa y por las otras instalaciones, allí pudo ver la casa que se le estaba construyendo a la Doctora…

  • “No sólo es la casa, tengo todas las maquinarias completas para instalar una clínica de lujo, sólo restarían las internaciones, Guillermo no escatimó en gastos para que el personal estuviera protegido y bien atendido”… -dijo Carolina sin poder esconder lo orgullosa que estaba con esto-.

Le mostramos luego la casa de huéspedes donde se alojaría el personal para atender la casa, cocinar, asear, hacer las habitaciones etc., también le mencioné que la semana entrante comenzarían la construcción de cuatro chalets similares, aunque más chicos, en los límites de la Estancia para que vivieran allí los Puesteros…

  • “Ha hecho una inversión tremenda Guillermo”… -dijo Pedro-.
  • “No crea Pedro, en realidad, gracias a lo que tengo, no es tanto, todo lo demás lo gano en eficiencia y tranquilidad…  Hace un mes no tenía nada y “pichuleaba” como cualquier jubilado, hoy tengo y reparto sin explotar a nadie, de todos modos, como soy muy exigente, el que me da el mínimo problema o no cumple con sus obligaciones o pretende “tirarse a menos” o me viene con “politiquerías o gremialismos”, se queda en la calle, no se me mueve un pelo y no hago favoritismo con nadie”…
  • “La Estancia, bien explotada le puede dejar buenas ganancias”… -opinó Pedro-.
  • “No lo dudo y las ganancias que deje, bienvenidas sean pero yo no vivo de la Estancia aunque me gusta mantenerla bien y con comodidad para todos, le digo más, los 800 metros desde la ruta hasta la puerta de la Estancia comenzarán a ser asfaltados el lunes, dentro de un rato vamos a poder ver la iluminación nueva desde la entrada hasta la casa, además de un gusto personal, es comodidad para todos…  ¿No sé si les dijo Sol?, el personal que venga a trabajar todos los días lo hará desde una esquina de la plaza del pueblo con una combi alquilada al efecto, comienzan el lunes, los trae y los vienen a buscar al término de la jornada y no gastarán en viaje, comer comen acá también sin poner un Peso, más comodidad imposible pero no “transo” con el tema de la exigencia”…

Repetía y seguramente repetiría todo esto a cualquiera que quisiera escucharme porque eran parte de mis logros y porque, sin dudas, incentivaba mi ego pero sabiendo que no buscaba “aplausos” por esto…  Gracia me escuchaba asombrada y Pedro me miraba como si no creyera lo que le estaba diciendo pero debía rendirse ante la evidencia, de pronto sonó su risa franca y campechana…

  • “Lindo lío se le va a armar con los dueños de los otros campos, no creo que quieran hacer algo similar”…
  • “¿Líos?, no para nada, ninguno de ellos me da de comer, ya tuve problemas con el Intendente y el Jefe de Policía y lo solucioné rápido, ¿usted cree que me pueden asustar un par de “explotadores”, de última, si de verdad tienen la plata que dicen tener, que tengan bien a sus trabajadores, en este país estamos demasiado acostumbrados a hablar, despotricar o querer “figurar” pero nadie hace nada por cambiar nada…  Aquí todo es “desparramar mierdas”, el pobre y mediocre contra el rico porque él no tiene nada, el rico contra el pobre por que éste los putea y todo demuestra una mediocridad espantosa de ambos lados…  Muchos hablan y despotrican contra el “oligarca” con plata y no se calientan por trabajar y mejorar su estilo de vida pretendiendo recibir todo de arriba”…

A todo esto volvieron los chicos alegres y felices, mi nieta saltaba de alegría porque el “pueblito” le había encantado y estaba lleno de chicos y la plaza con juegos, pasaron por la escuela dónde estudiaban las mellizas y dónde era Portero el padre y como Lucas no pudo callar que era Profesor de Educación Física, las chicas le rogaban que diera clases allí porque el puesto estaba vacante…  Mientras acomodaban para servir la merienda le pedí a Pedro que pasara al escritorio porque quería hablar con él, lo hice pasar adelante y por el pasillo me crucé con Carolina que venía de cambiarse de su habitación y vestía una calza ajustada, la tomé de un brazo y le dije al oído…

  • “Caro, sigo mal con vos pero ponete algo más holgado porque notar la forma de tu delicioso culo me alborota todos los ratones”…

Seguí caminando y la vi cerrar los ojos y suspirar mientras se apoyaba en la pared…  No podía con mi genio tenía muchas ganas de coger…  Al entrar al escritorio le pedí a Pedro que tomara asiento y me puse a conversar con él…

  • “El tema es así Pedro y me gusta charlarlo de frente, el tal Sergio del que hablábamos hoy está trabajando acá en la Estancia y necesito a alguien que trabaje a la par de él, ni más arriba ni más abajo, las órdenes las doy yo, personalmente o por intermedio de Fernando, el trato es de camaradería para con todo el mundo y si habla con Sol, ella se lo podrá decir, el sueldo será en blanco tal como cobra en el colegio pero, por lo que me dijo, será de tres veces más, igual que como cobra Sergio, traslado, comida y atención médica con medicamentos para usted y su familia…  Lo que dije antes es verdad, no me “caso” con nadie, para mi Sol es Sol y usted Pedro, cada uno en su lugar…  Hay mucho trabajo para hacer y siempre aparece algo nuevo, de hecho, estaba a la búsqueda de un ayudante para Sergio pero creo que usted me conviene más…  ¿Qué me dice?”...
  • “Por mí, ya le diría que sí y le agradezco la confianza pero, por una cuestión de respeto, me gustaría consultarlo con mi mujer””...
  • “Me parece muy bien y me agrada esa forma de pensar, le pediría que lo hable en este rato, así me contesta antes de irse para saber que hablar con Sergio el lunes”…

Cuando volvimos al comedor la mirada interrogante de Gracia no se pudo disimular y él se “salía de la vaina” y se contenía para hablar ante todos…  Carolina me miraba con ojos suplicantes entre los que se cruzaban destellos de lujuria, se había puesto un pantalón de bambula que disimulaba sus caderas, piernas y culo pero sus pezones parecían querer reventar la blusa y “mi amigo” me pedía “guerra” pero, ¿cómo?, ¿dónde?... La quise hacer sufrir un poco más y la llamé al escritorio unos instantes…  Me dirigí con tono serio al que, tanto Carolina como Ana María, asumieron con un poco de nerviosismo…

  • “Carolina, tengo que hablar algo con vos, podés venir conmigo al escritorio, es sólo un instante”…
  • “Si Guillermo, vos dirás”… -me dijo y levantándose, caminó hacia esa habitación…

Cuando entró esperó parada, cerré la puerta y me acerqué por detrás, apreté fuerte una de sus nalgas con mi mano derecha y le dije:…

  • “Tengo ganas” de cogerte y castigarte pero no sé cómo ni dónde”…

El pedido con el “Don” la hizo vibrar y sumado a sus ganas y lo que pasaba por su cabeza tuvo un orgasmo que aflojó sus piernas…  Giró, se puso de frente, cayó de rodillas, abrazó mis nalgas y apoyó su cara en mi oculto miembro erecto…

  • “Llevame al medio del campo, véndame la boca y dame con todas tus ganas, llevá un rebenque, rompeme el culo y dejame tirada, por favor Guille, necesito sentirme tu puta, tu hembra, tu esclava, te juro que nunca más con nadie”…
  • “Nunca más con ningún macho, olvidate de pensar que algún otro macho te pueda coger, porque sólo vas a coger conmigo y con todas las hembras que yo quiera y te voy a dejar tirada a un costado para que aprendas a no volver a despreciarme, ¿entendiste? y no esperes muchos “mimos””...

Le apretaba fuerte un pezón y se lo retorcía notando que el dolor dejaba paso rápido al placer…

  • “Si, si, lo que vos quieras”…
  • “Levantate y andate, todavía no quiero que goces de mi pija, cambiá la cara y nada de hablar con la puta de tu amiga, que a esa también se la tengo jurada”… Se puso de pie y se fue caminando erguida, seguramente empapada en su entrepierna…

Cuando regresé Pedro estaba hablando afuera con su esposa y sus hijas, Ana María me miraba con un signo de interrogación dibujado en sus ojos…  Fernando había ido con Gonzalo a prender el fuego, mi nieta y Lucas charlaban en su habitación y Carolina había ido a cambiarse…  Cuando Pedro y su familia regresaron supe al mirarlos que era un nuevo empleado de la Estancia…  Se acercó me dio la mano y me dijo:…

  • “Cuente conmigo Guillermo”…
  • “Fantástico, bienvenido Pedro, trate de ver como arregla rápido sus cosas con el trabajo anterior, dele sus datos a Sol para que vaya preparando el alta y yo me ocupo el lunes de avisarle a Sergio para que no busque a nadie…  ¿Todo bien, no se enojó la patrona?”…
  • “Cómo me voy a enojar si es una oportunidad que no se le va a presentar otra vez en la vida…  Mi marido va a tener un buen trabajo, mi hija mayor ya lo tiene, las mellizas estudian, ahora sólo falto yo”… Lo largó así, “de una” y la cara de sorpresa de sus hijas y la de enojo de su marido sólo se atemperaron cuando yo me puse a reír…
  • “En realidad hay una vacante para mujer y no dudo que vos podrías cumplir las expectativas que buscamos pues es trabajo como el que hacés en casa pero, tenemos un inconveniente grande, es para mujeres sin compromisos ya que, en la semana deben vivir aquí, en la casa que está libre”…
  • “Eso se podría conversar, yo me vengo acá toda la semana, vuelvo a casa los viernes a la noche y me reintegro el lunes”…

Se notaba desde lejos que la vida que había llevado hasta ahora no era de lo mejor y, con nuevas expectativas o posibilidades, aprovechó la oportunidad para “destaparse”

  • “Me encantaría pero sentaría un precedente que no quiero y que sólo voy a permitirle a los “Puesteros” y lógicamente a Fernando y Ana María que ya estaban así, ya lo dije antes y no me suelo retractar, acá en la Estancia, ni matrimonios ni noviazgos ni “arrumacos””…
  • “Bueno, nadie podrá decir que no lo intenté”…

Lo dijo con la desilusión de quien perdía la oportunidad de salir de la casa o, por lo menos yo, lo interpreté así…

  • De todos modos, como me agradás mucho vos y toda tu familia, te voy a prometer algo y aquí voy a decir algo que pensaba decirle a la Doctora la otra noche y no pude porque estaba muy ocupada en otros menesteres para escucharme, -Ana y Caro, que había regresado cambiada, acusaron la “patada” y estuvieron expectantes- , compré la casa grande que está frente a la plaza y la están remodelando para convertirla en una Clínica de Salud de atención completamente gratuita para todos los habitantes del pueblo…  La Directora de esa Clínica sería Carolina, eso sí está dispuesta a asumir la responsabilidad y no fallarme.  Ella atendería unas horas dos días a la semana y hay que tomar a dos médicos más y a dos enfermeras, pues bien, yo creo que allí haría falta una encargada administrativa que se ocupe del papelerío, sólo tendrías que esperar uno o dos meses y el puesto es tuyo, eso sí, les ruego que mantengan el secreto sobre esto”…

El llanto desconsolado de Carolina fue acompañado de un grito de agonía, no paraba de llorar, sin hacer caso al abrazo de Ana María que sabía porque lo hacía y a las felicitaciones de las otras mujeres…  Yo le había puesto la “frutilla al postre”

La cena fue distendida y amena, cargada de agradecimientos de la familia de Pedro, sin que Carolina casi dijera palabra, estaba muy apesadumbrada, yo le estaba cumpliendo otro de sus sueños como Médico y estuvo a punto de echarlo todo a perder por la idiotez de actuar sin pensar y no darle “bola” a las prioridades…  Cuando se iban, con el coche y la camioneta, nos maravillamos todos con la iluminación que alumbraba, como de día, todo el camino hacia la tranquera de salida, luego ordenaron la cocina, ya habían levantado y lavado entre todas y se despidieron Fernando y Ana María…

Carolina y yo quedamos solos y no sabía que decir ni que hacer…  Me senté frente al televisor y ella se acercó gateando hasta colocar su cabeza en mi entrepierna, no le hablé ni la miré, estiré los brazos, uno a cada lado sobre el respaldo del sillón y esperé…  Aflojó mi cinturón, bajó el cierre, metió la mano y tomó en sus manos lo que estaba buscando, buscó mis ojos y yo seguía mirando al televisor…  Se esmeró con las lamidas al tronco y con la lengua rodeando todo el glande hasta que la erección se hizo inaguantable, comenzó a introducirlo despacio en su boca y sin mirarla le dije: “toda” , no podía, se atoraba, le daban arcadas pero volvía a intentarlo, volví a hablarle:

  • “te dije toda, metela en tu garganta” ...

Volvió a intentarlo y su nariz tocó mi pubis pero tuvo una arcada fuerte y se retiró, cuando volvió a metérsela en la boca, apoyé una mano en su cabeza y presioné, diciéndole:…

  • “Toda, te dije toda pedazo de puta mal agradecida, respirá por la nariz y no te toques”… Allí me quedé viendo los esfuerzos desesperados por aguantar, luego aflojé un poco y repetí lo mismo, estuve haciendo esto por seis u ocho minutos, la garganta ya no se resistía pero sus lágrimas caían sin cesar. En gran parte por lo que aguantaba y también por las cosas que le decía:
  • “No te toques, no te merecés tener un orgasmo generado por un verdadero macho, te tuviste que buscar un puto para que se casara con vos y te cogiera porque cuando lo traicionaras no lo sentirías tanto, sos una mierda egoísta que por una lamida de concha “vendés” a quien mejor te ha tratado, mentirosa, trágalo todo traicionera de cuarta”…

En un último empujón acabé en el fondo de su garganta, tragó todo, me limpió y se fue a seguir llorando en su habitación con su humillación y su culpa a cuestas, yo seguí mirando la tele y me acomodé la ropa…  Cuando volvieron los chicos nos quedamos un rato hablando, la nena se fue a dormir rápido, me comentaron lo bien que habían quedado las luces y, como era de esperarse, terminamos hablando de las hijas de Pedro y comenzó Gonzalo…

  • “Las mellizas están “alzadísimas” y para cualquier “negocio”, en el pueblo las saludaba todo el mundo y le respondían muy simpáticas a todos, aunque creo que son de mucho hablar y mover el culo pero poca acción”…
  • “Yo noté lo mismo, lo que pasa que dos tipos de más de treinta que le dieran calce les “movió un poco el piso”, aparte quisieron “mostrarnos” y nos dijeron de presentarnos a otras amigas”…
  • “Propio de “pendejas” pero si les dan “bola”, las tienen todo el día aquí adentro y les va a costar sacárselas de encima, aparte no hay que olvidar que el padre y la hermana trabajan acá, no vaya a ser cosa que me endosen un “quilombo””…
  • “No pa, quedate tranquilo, “cortita la bocha”, cualquier día aparecemos con un par de amigas y van a tener que “arrugar el morro””… Después se fueron a dormir…  Yo hice lo mismo, ya no había lugar para más…

El reloj marcaba casi la una de la mañana cuando escuché que se abría despacio la puerta de mi habitación, prendí la luz de la mesita y vi que era Carolina, llevaba el baby dolls de la noche con Ana María, un pecho afuera, peinada, maquillada de tacos altos y con un rebenque de mango grueso como de cinco centímetros de diámetro y de lonja gruesa en una mano y una cinta de embalar en la otra, su mirada era suplicante y bajó los ojos cuando me dijo:…

  • “Estoy dispuesta, llevame adónde sea y hace conmigo lo que quieras, todavía me falta mucho castigo para purgar mi error”…

Me levanté de la cama, tomé el rebenque y la cinta de embalar, los tiré sobre un sillón y levantando su barbilla la besé con toda la pasión y las ganas que tuve…  Ella respondió el beso y me abrazó con fuerza, sentí como temblaba y no era por frío…  El baby-dolls desapareció al instante y la acosté en la cama, con una mano en uno de sus pechos seguí besándola y comencé a penetrarla despacio y muy dulcemente sintiendo y haciéndole sentir el grosor y el largo de mi pene en su vagina, sus rugosidades nos transmitían sensaciones que me encantaban y a ella la llevaban a un placer inmenso que no esperaba…

El fondo de su vagina se hizo sentir y su gemido me enardeció, comencé a entrar y salir, despacio, suave pero constante, luego fueron empujones con más fuerza y caricias a sus pezones endurecidos, ella sólo gemía y se mordía el brazo para no gritar cuando un orgasmo la asaltaba…  Así un rato hasta que en un último empujón llené el fondo de su vagina, besándola profundamente para que no gritara el orgasmo que la dejó despatarrada…  Fue un simple “misionero” que nos brindó el inmenso placer de “hacer el amor” …  Abrí la cama para que se acostara a mi lado, lo hizo feliz y me abrazó con todas sus ganas poniéndose encima de mí…

  • “Por todos los ángeles del Cielo Guille, me has hecho sentir la mujer más feliz del Mundo…  Es la primera vez en mi vida que siento que un verdadero hombre me ha hecho el amor…  Ojalá algún día puedas perdonar el error de no haberte tenido en cuenta”…
  • “No digas nada que no sientas o que no puedas mantener, recordá que no olvido nada y no voy a permitir que me hagas mal nuevamente y… lo de “usarte” con otras lo mantengo”…
  • “Sí y lo acepto…  Te lo digo de verdad, estuve pensando mucho y me he dado cuenta que he sido muy limitada, que he vivido equivocada gran parte de mi vida…  Creía que me entregaba con sinceridad y ese “dar” tenía mucho que ver con sentirme bien a mí misma, he sido muy egoísta pues ese “dar” tenía mucho que ver con mi satisfacción personal y no con lo que el otro quería o deseaba”…
  • “Es el secreto de ser “de a dos” del que mucho hablan y pocos entienden”…  Algo similar pasa con el famoso “diálogo”, el diálogo implica saber escuchar, evaluar y reconocer y eso muchísimas veces no pasa, se escucha lo que dice el otro pero se “obedece” a lo que uno piensa como si sólo una razón existiera”…
  • “Me has dado lo que nadie, tiempo, comprensión, contención, cariño, quizás amor, posibilidades, respeto, me hacés sentir mujer, sacás a la hembra como querés, me moldeas, me armás, me desarmás y yo te “pago” con la peor de las “perradas”, me merezco todo lo que quieras hacer conmigo”…
  • “Seguís insistiendo con lo mismo, decime con sinceridad…”…
  • “No me digas más de sinceridad, por favor, no va a existir una persona en el Mundo que sea más sincera que lo que yo voy a ser contigo”…
  • “Bueno, decime, ¿de verdad te gusta el sado?”…
  • “No Guille, no me gusta, te admito que un poquito de dolor no me desagrada y muchas veces me causa placer pero, no me gusta…  Lo que sucede es que era tal la culpabilidad que sentía y mucho más después de lo que me dijiste cuando estabas en la hamaca, que estaba dispuesta a que me flagelaras si de esa forma lograba que en parte me perdonaras”…

Verdaderamente me encantaba esta mujer porque, aparte de ser una belleza que cualquier hombre llevaría orgulloso colgada de su brazo, era inteligente y lo que es mejor, sabía aplicar la inteligencia que tenía…  La charla era interesante y mis manos, como al descuido se aferraron a sus nalgas duras y “mi amigo” se volvió a animar, ella lo notó y lo acomodó entre sus piernas iniciando un movimiento suave que la excitaba y ayudaba a la lubricación del miembro y toda la zona…

  • “Yo también pensé que unas palmadas, unos fustazos o unos rebencazos en las nalgas no te vendrían nada mal”…
  • “Si te dan ganas hacelo, dejame el culo hecho “tiritas”, si viene de vos yo trataré de aguantar y no quejarme”…
  • “Lo tendré pendiente, ahora contame, ¿qué pasó con Ana María?”…
  • “Por una serie de cosas que vio se dio cuenta de lo nuestro, confidencialmente me contó lo de ustedes y de cómo la había hecho sentir y todas las sensaciones que le habías despertado y te aseguro que cuando las “despertás” te dejan “tecleando” y pensando mucho…  Le pasó de querer sentir todas las cosas juntas que había leído y escuchado sobre tríos, penetraciones dobles, lesbianismo, a vos y para ella, tu pene enorme, ya lo tenía pero quería más, lo de la casa con el marido no sólo no le alcanza sino que lo encuentra muy insulso”…

Pensé que eso podría convertirse en un problema…

  • “Deduzco con él “para ella” que a vos no te resulta suficiente”…
  • “¿Estás loco?, cada vez que me lo metés, penetrás o “enchufás” veo todas las estrellas del Cielo, ¿o no te diste cuenta de lo justo que me calza?...  Me encanta y hasta la boca me amoldaste”…  Como yo tenía unas experiencias lésbicas le propuse pasarlas juntas y cuando le dijiste de verse en la casa, pasó por la puerta del fondo y me avisó, luego me dijiste a mí y la idea me gustó más”…
  • “Lo de las “experiencias” imagino que habrá sido con el otro culo que he sabido degustar, ¿no?”…
  • “Si fue con Gabriela y sólo un par de veces, nos gustaban más los hombres”…  Bueno, ya después sabés lo que pasó, fue como dedicarme a una virgen y cometí el peor error de mi vida”…

Los movimientos de su zona baja ya no eran tan imperceptibles y los pezones de sus tetas se incrustaban debajo de mis tetillas, el pequeño botón en su vagina, convertido en un garbanzo absorbía todas las sensaciones que el glande mojado le transmitía…  Me miró con los ojos cargados de deseos, se inclinó sobre mi oreja y con voz dulce me pidió que le diera un poquito más…

  • “Guille, dame un poquito más, metela otro ratito que quiero tratar de devolverte parte del placer que me das”…

Acomodó el glande a su hueco vaginal y se deslizó resbalando por mi cuerpo, el glande entró ajustado a pesar de la lubricación y el tronco se deslizó hasta que lo hizo chocar en su interior, en el ir y venir ayudado por el sudor de nuestros cuerpos, su boca se pegó a la mía y las lenguas se enredaron…  El ritmo era pausado y desesperante, de pronto llegó hasta el final de su oquedad y sus músculos vaginales comenzaron a actuar aprisionando la base del tronco, estando así trataba de elevar su pelvis y parecía querer arrancármelo, después soltaba y repetía lo mismo en la mitad del miembro, luego fue cerca del glande y otra vez a penetrarse hasta el final para volver a empezar…

Fueron cuatro o cinco veces así y ni apretándola fuerte con el puño cerrado en la mejor paja hubiese podido sentir ese placer…  No sólo eran las contracciones de sus músculos íntimos, con cada apretón su cuerpo se contraía y sus gemidos apagados brotaban desde lo profundo de todo su ser…  Llegó un momento en que el cuerpo ya no le respondió y se quedó quieta y relajada sobre mi cuerpo, “mi amigo” , instalado en lo más profundo, latía aliviado…

  • “¡Ufff!, no puedo más, los orgasmos y el esfuerzo me vencieron, esperá un ratito y sigo”…
  • “Es un placer inmenso, debés haber vuelto “loquito” a más de uno”…
  • “A nadie, sos el primero con quien lo llevo a cabo por tanto tiempo, lo intenté con un amigo en la facultad y me dejó a medias porque no pudo aguantar, con mi marido era casi imposible, no duraba nada y ahora sé que lo hacía por cumplir, lo practiqué con un consolador pero el plástico… ni punto de comparación con tu pija y tu aguante…  Otro sueño que hiciste posible”…  Ya sigo…
  • “No, no sigas, hay “algo” tuyo que me enloquece y quiero ver como se agranda cuando mi pija lo visite”…
  • “Con todo gusto Cielo mío pero, con una condición, mira lo que quieras y hacele sentir que es tuyo, que aunque lo sepa, necesita que se lo recuerdes con un poco de dureza…  Rompelo Guille, cógelo, destrózalo, que se dé cuenta que sos su amo y dueño”…

A medida que me decía todo esto mirándome y haciéndome sentir su entrega sin condiciones, salió de encima de mí y se puso en cuatro en el medio de la cama abriendo sus nalgas con las manos…

  • “No me ayudes, usá tus manos para sostener la almohada que va a sofocar tus gritos y dejame que haga lo que quiera con lo que es mío”…

El estremecimiento y el escalofrío de todo su cuerpo se hizo notar y yo, arrodillado detrás, apoyé el glande en el agujero que parecía querer dilatarse, escribí “parecía” porque no lo hizo solo, lo forcé con fuerza a que lo hiciera y no me detuve hasta chocar mi pelvis en sus posaderas…  La almohada apretada contra su cara y la mordida que le propinaba actuaron de “silenciador” porque el grito hubiera retumbado en todos los rincones de la casa espantando hasta a posibles “fantasmas” …  No la dejé recuperarse e inicié el movimiento de modo rápido y posesivamente profundo…  Mi capacidad de aguante, los “chirlos” en las nalgas “retándolas” por haberse portado mal, sus orgasmos incontrolados y su placer hizo que se derrumbara de bruces en la cama cuando le rebalsaba el culo de leche, quedó en un estado casi catatónico, por unos minutos ni se movió ni pudo hablar, sólo giró la cabeza y se me quedó mirando como tratando de decir montones de cosas con su mirada agradecida…

El celular acusaba las 03.30 de la madrugada, me acomodé, me tapé con las sábanas, hice lo mismo con ella y se acurrucó apoyando la cabeza en mi hombro, un brazo cruzado sobre mi pecho y un muslo sobre mi pierna…  Así se durmió rápidamente, creo que ni cuenta se había dado pues ya estaba dormida cuando salí de su culo, cuando se “pegó” a mí actuaba su subconsciente calmando la imperiosa necesidad de dormir junto a “su hombre”

Continuará.

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Gracias.

GUILLEOS 1