El paciente

Un paciente con fijaciones sexuales visita a una psicóloga muy especial. Vouyerismo, Sadomasoquismo, Serie?

Te mereces un baño a lengüetazos, desde tu nuca, pasando por tus orejas y cuello, bajando por tus tetas, relamiendo tus pezones, mordidas, llegando a tu ombligo, volteándote para lamer tus nalgas, olfatear tu ano, besarlo y meterle la lengua.

Luego de vuelta al frente pero empezando en tus pies, todos tus dedos y subir por tus pantorrillas, morder tus muslos y que sientas mi aliento en tu vagina. Lamerte, besarte y morderte tu vulva, chupar y morder tu clítoris.

Meterte la lengua, luego un dedo o dos hasta que te vengas en mi boca, mojando mi cara

Esas eran mis ideas, mi fantasía y no podía expresárselas a la persona que quería que me escuchara, por eso fui al psicólogo.

Psic. C.Fabila.

Así decía el pequeño anuncio del periódico, junto con la dirección, teléfono y correo de contacto.

Tenía que quitarme esas ideas de la cabeza y ya, pues por estar pensando en eso ya no me concentraba en el trabajo, casi me detiene la policía y me masturbaba diario.

Hice una cita por correo y me presenté puntual a ella. El consultorio estaba ubicado entre dos casas en una colonia de buen nivel, la fachada era azul y colgaba fuera de él una lona con los mismos datos que el anuncio del periódico.

Toqué el interfón y me contestó una voz femenina, me dio un vuelco el corazón al oírla. Unos segundos después se abría la puerta de cristal ahumado reforzado con rejas negras y vi a una mística mujer.

La recepcionista . Pensé

  • Pasa.- Me dijo invitándome con la palma de la mano hacia arriba indicándome un pasillo. Note que me miraba tal como si fuera una chica a la que le gustaba y con la que más de una vez terminaba en la cama a la primera cita.  De inmediato detuve mis pensamientos. Me dije a mi mismo – Calma debe ser parte de mi problema- - Toda mujer que se me atraviesa me la quiero coger, es parte  de lo que debo contarle al respetable psicólogo con quien me encontrare en un momento.

Para llegar al consultorio tuvimos que caminar por un pasillo y subir unas escaleras. No perdí la oportunidad de espiar esas nalgas redondas y con sorpresa encontrarme con sólo una delgada tela recorriendo su intimidad.

¿Que cómo pude ver su tanga? Casualmente se le cayó su bolígrafo, uno de esos de marca, bastante caros. Ella intentó recogerlo de lado para no enseñarme nada pero yo fui más abusado y entre que ella se agachaba y yo le ayudaba a recogerlo tuve una magnifica visión de sus nalgas.

Ella sonrió por mi amabilidad y yo por la grata sorpresa.

Me condujo al consultorio y me ordenó que me sentara en un sillón individual pero cómodo. Ella cerró la puerta y se sentó frente a mí.

  • Bien, dime a qué debo tu visita? – Fue directamente al grano.

Hasta ese momento caí en cuenta que ella era la psicóloga, yo pensé que sería un hombre y así sería más fácil contarle mis “problemas” pero, ya estaba aquí, ni modo.

  • Bu… bueno (balbuceaba), es que… tengo un problema.-

Ella sonrió muy linda, brindándome confianza pero sin decir nada.

  • Es que… (bueno, ya estoy aquí, ya tengo que decirlo si no me va a salir muy caro) es que soy exhibicionista y… voyerista.-  Esperaba el regaño, una cara de susto o algo así pero ella volvió a sonreír.

Se sentó cruzando la pierna, tal vez, era para comprobar que tan grave era mi “problema” y caí en la prueba, de inmediato mire a sus piernas. Ella preguntaba algo sobre mi trabajo y casa, era como un test sociológico y yo respondía sin poner atención más que a sus piernas.

Salí de mi ensoñación cuando movió de nuevo sus piernas dejándome ver por un instante su tanga blanca.

  • Señor! Me está escuchando? – Preguntó enérgica y tuve que verla a los ojos pero en el camino me encontré con un escote que no había visto, acaso ella se había desabrochado un par de botones de su blusa?

  • S… sí doctora.- Trago saliva y ella me sonríe pícara.

  • Desde cuándo tiene esas actitudes de exhibicionismo y voyerismo? – Pregunta directamente manteniendo su sonrisa mágica.

Mi respuesta se vuelve al principio un balbuceo pues ella pasa su mano derecha por su pierna izquierda muy suavemente.

  • Co… comencé desde que vi como mi hermana mayor se manoseaba con su novio, yo tenía 13 años.- Mientras comienzo mi relato no puedo dejar de verle el escote o las piernas que poco a poco van revelándose pues misteriosamente la falda comienza a subir.

  • Qué sentías cada vez que veías a tu hermana y a su novio? – Su mirada se dirige a mi bragueta que comienza a abultarse.

  • Me sentía muy agitado, excitado (me acomodo la verga descaradamente) y cada vez los espiaba más hasta que llegue a ver como ella le mamaba la verga en una ocasión.- Confesé

  • Sigues buscando espiar a tu hermana o a alguien más? – Ella sigue viendo mi entrepierna y muerdo suavemente sus labios.

  • Sí y no solo espiar, también me gusta que me vean. Una vez logré que mi hermana me viera desnudo al salir de la ducha y eso me gustó, ahora busco exhibirme muy a menudo.-

  • Es que eres muy guapo... seguramente logras que te vean.- Ya es descarda y sonríe coquetamente y como estrategia para iniciar una provocación más directa, con la mirada recorre todo mi cuerpo.  Sabía que en su primera mirada había algo de coqueteo- Pense inmediatamente- Comienzo a sentirme excitado.

  • Gracias doctora, pero como no siempre es así procuro ir listo siempre para exhibirme.- Revelo entendiendo su juego y provocándola también.

  • Cómo que listo? Háblame más de eso.- Sus ojos, sus labios, su tono de voz me indica que toda esta situación le está gustando.

  • Si doctora,.. Nunca uso ropa interior.- Ya casi no me trabo al hablar pero siento que mi corazón late cada vez más fuerte.

  • En que momentos te exhibes más? – Pregunta mientras su mirada se dirige al cierre de mi pantalón.

  • Es por momentos, es cuando una chica me gusta como (mi mirada se centra en sus ojos)... no, olvídelo (bajo la mirada).- Me cohibí, no le dije que ella me parecía atractiva.

  • Como lo haces? Muéstrame esa información me sirve para hacer un mejor análisis de tu conducta exhibicionista.- Ordenó para mi grata sorpresa con un tono de coquetería. - Solo simula.- Corrigió en tono sarcástico.

  • Me da pena.- Le digo pero mientras, me toco la verga descaradamente por encima del pantalón y se dibuja una sonrisa en mi rostro.

  • Disfrutas teniendo relaciones sexuales? O sólo disfrutas de exhibirte? – Ella comienza a mover su cadera hacia atrás, como simulando un movimiento propio de un acto sexual. Su mirada es aun más directa.

  • Mi ideal sería coger con todas esas chicas a las que me he exhibido pero todas se asustan.- Sigo meneándome la verga y sostengo su mirada y suspiro.

  • Te gusta el sexo oral?… Dicen que es una actividad sexual propia de ese tipo de fetichismos.-

Eso nunca lo había escuchado, “Acaso lo estará inventando”.  Aunque mi cabeza dice otra cosa rápidamente me concentro para responder a su perversa pregunta - S... sí me gustó mucho la vez que me lo hicieron.- Mi voz tiembla y suelto mi paquete, bajo la mirada, ese recuerdo me avergüenza y excita.

  • Ponte de pie.- Me ordena sin contemplaciones.

Sin pensarlo ni un minuto me levanto de mi asiento y camino hacia esa atractiva mujer que me ordena como si fuera su esclavo, voy con las manos jugando entre ellas a la altura de mi pecho, nervioso y excitado.

Esos ojos místicos, gatunos no dejan de buscar los míos.- Entonces te va a gustar que te la mame.- Decirlo y hacerlo casi fue uno mismo.

Esa hermosa mujer se acerca para bajarme el pantalón. Con destreza logra desabrochar el pantalón, el botón y bajar el cierre. De inmediato sale a relucir mi tiesa verga. La toma como si fuera un dulce exquisito y comienza a lamerla con la punta de la lengua mientras me mira a los ojos. La saliva comienza a correr entre sus comisuras, me vuelve loco!

Primero me espanté pero al verla ahí, de rodillas, mamándome la verga me transforma. Suspiro fuertemente y la tomo de la cabeza guiando la mamada que me da.

Un par de minutos así y deja de mamarla. Se pone de pie y en tono imperativo me dice:

  • Cógeme!!!!!

Como autómata me despojo rápido de la ropa que traigo, ella apenas desabrocha los botones de su blusa cuando comienzo a desvestirla. Le bajo la falda y me dedico a olfatear su panocha cubierta por la fina tela de tu tanga. Tomo fuerza de ese dulce olor.

La pongo de espaldas a mí, pegándola a la pared, le bajo la tanga dejando su ano descubierto, lo veo, lo admiro, y de pronto... le escupo... Me animo a ir más allá y lo empiezo a lengüetear, le meto la lengua y después de unos instantes la volteo con rapidez y fuerza...

Ella se resiste falsamente y se voltea para lanzarme a su sillón, se sube a él y acerca su vagina chorreante a mi boca.

Ahora le toca a su vagina, la cual también primero admiro antes de comérmela. Ella está chorreando mientras mi lengua repasa todos sus bordes, incluso hasta adentro.

Muero por penetrarla pero ella quiere que le siga comiendo el chocho así que la tomo con fuerza.

  • Me lastimas.- Me dice al tiempo que sonríe viciosamente y entiendo que eso le gusta.

  • Desnúdate.- Ahora yo le ordeno con un tono que no me conocía.

Ella misma comienza a quitarse la blusa y el brassiere. Cuando está desnuda me toma de las manos y las lleva a sus senos como indicándome que me sostenga de ellos y empuja su cadera hacia mi verga fuertemente.

  • Quiero que me cojas por detrás así de fuerte.- Me pide mientras continua chocando su vientre contra mi verga. Mientras pellizco con desespero sus pezones.

Su cara refleja dolor pero también excitación.

No puedo más, la lanzo contra la pared, hago que sienta lo frio de la misma en su piel.

  • Nunca pensé encontrarme con una puta como usted.- Le digo mientras mi verga pega en sus nalgas y mis manos impiden que se despegue de la pared.

  • En cuanto te vi supe que eras igual que yo...  los pervertidos como tú son mis pacientes favoritos y mis mejores pagos.-

Luego, con una mano le jalo el cabello y con la otra hago turnos entre empujarla a la pared y nalguearle con fuerza mientras te digo una y otra vez

  • PUTA PUTA PUTA

  • Más! Pinche enfermo morboso, más duro!- Me pide a pesar de que sus nalgas ya están rojas.

Mi verga penetra a con un poco de saliva en el apretado ano de la psicóloga. Me vale madre su dolor, si es que lo siente, todo lo que pueda pasar, yo lo que quiero es cogérmela duro. Empujo varias veces mientras ella gime de placer. De pronto baja su mano. Está escurriendo, se está viniendo!

  • Que ricooooo!!!- Gritaba mientras se venía a chorros y sus piernas flaqueaban.

Mis embestidas se hacen más rápidas y fuertes, estoy a punto de estallar.

  • Me vengo hija de puta. ME VOY A CORRER EN TU CULO!!! - La nalgueo, rasguño sus nalgas, escupo constantemente para lubricar la penetración y le jalo más duro el cabello, hasta que le lleno el culo con mi leche.

  • PUTA!!! ME VENGO!!!-  Le grito pero seguramente ya lo había sentido. Le suelto el cabello y mis dedos se clavan en sus nalgas mientras disfruto mi orgasmo.

  • SÍIIII! ASÍ PINCHE CERDO LLENAME DE LECHE EL CULO!- Ella comienza a gritar de placer al sentir como le clavo las uñas en las nalgas.

Mis contracciones terminan, me salgo de su culo y ella voltea para besarme, me muerde el labio y me da una cachetada.

  • Gracias! – Su cara es hermosa.- Pero ahora vete!.- Me dice entre enojada y pícara.

Nos separamos, la veo raspada de sus brazos y pecho, con las nalgas rojas, se ve cansada y yo estoy exhausto.

Se comienza a vestir y yo todo confundido comienzo a vestirme mientras disfruto el espectáculo de ver cómo se va vistiendo.

De reojo observó que haya terminado de vestirme y me indica más fuerte - Que te vayas! … -  Oh espera.- Cambia su cara a tierna, se acerca y me dice.- Son 200 pesos.-

Estoy sacadísimo de onda, hurgo en mi cartera y saco un billete de 500.

  • No tengo cambio.- Le digo con miedo y extendiéndole el billete.

  • Cuanto vale lo acabas de recibir??.- Sonríe nuevamente y me mira fijamente

Le sonrío y deposito el billete en su mano.

  • Pero entonces... puedo seguir viniendo a terapia? - Le pregunto con una sonrisa maliciosa

Ella me ve con pausa, como leyéndome el pensamiento.

  • Te espero el próximo miércoles a las 4 de la tarde. Es el único día que nos veremos ok?- Sigue seria.

Mi sonrisa se hace más amplia.

  • Y volverá a darme el mismo trato doctora? – Le pregunto y me acerco a ella.

Ella también se acerca pero a mi oído y me susurra: “y puedo mejorar si así lo quieres”. Mientras desliza su mano en los botones de mi camisa.

Salgo del consultorio y ella barre mi trasero con mi mirada.

  • Cierra la puerta al salir por favor.- Ordena por última vez ese día.

Mi sonrisa es inmensa, ya espero que sean las 4 de la tarde del miércoles para poder ir al psicólogo.