El Otro Rostro de la Vida Cap. 18º

Jahíro sabia que la verdad iba a ser dura pero nunca imagino cuanto podia llegar a serlo... El dolor, el sufrimiento y la pena eran insoportables; Y ahora que se ha quedado con las manos vacias ha tomado una decisión; una decisión que cambira radicalmente su vida encausadolo a un nuevo destino...

Chicos! Cómo siempre: inmensamente agradecido por sus maravillosos comentarios... Y bueno desde hace mucho le he venido diciendo sobre el final de la historia así que este capítulo trae un sorpresa ojala les agrade...

LANDO S. M

Saludos!!!...

El Otro Rostro de la Vida

Una existencia desde una perspectiva diferente...

Capitulo 18º

No es verdad, no es verdad…

Me repetí hasta el cansancio, mientras pisaba el acelerador furiosamente. Tenía miedo, pero  también deseaba comprobar que  lo que me había dicho Cathy no era verdad, que había sido sólo una cruel mentira para cobrarse así una parte del dolor que yo le había causado.

No es verdad

Continué con mi monologo interno… Pero ya era inevitable… una inquietante incertidumbre se había apoderado de mí, algo de lo que no podía escapar; dentro la duda había echado  raíces y se expandía sin orden por cada tramo de mi cuerpo.

Las casas y demás pasaban a mi lado en una línea borroso que ignore olímpicamente, nada me quitaba de la cabeza mi destino final, el único lugar a donde deseaba llegar por ahora… la casa de Armando…

El trayecto fue largo eterno me aventuro a decir… hasta que por fin el viejo mustang de Maite se detuvo frente a una imponente casa, la casa del abogado Landeros, el padre de Armando.

El miedo que sentí en mi interior era realmente inmenso tan grande que por momentos me hacía dudar, me hacía flaquear de la peor manera que se podía hacer dudar a una persona… pero las ganas de comprobar que no era cierto, esa llama de esperanza que aún estaba encendida en mi interior me alentaban a seguir, a no detenerme por nada del mundo… a que comprobara de una vez por todas lo dicho por Cathy y de una vez por todas sufrir como realmente me merecía sufrir y no a medias tintas como lo estaba haciendo…

Así que no lo pensé más y me baje del automóvil, fuera hacía frío, el aíre que soplaba olía a humedad y a tierra mojada, me estremecí ante el contacto de mi piel con el frío viento pero ni ello me detuvo, seguí con mí camino… no podía detenerme, ya no quería hacerlo, no importaba el resultado o cualquier cosa que pudiese encontrar ahí… ya no, por que de alguna manera lo que ahí encontrara era la manera de cómo iba a pagar por mis culpas…

Me detuve en la puerta; sin pensarlo más toque el timbre y esperé a que alguien saliera… pero nadie lo hizo… volví a tocar el timbre y volví a esperar y nada…

Conforme transcurrían los minutos ese miedo que me ahogaba por dentro comenzaba a elevarse en mi interior… comenzaba a correr por mis venas, por cada tramo de mi cuerpo… Seguí tocando el timbre una… dos… tres veces y nada… ni nadie…salía… al mi alrededor todo era tranquilidad y  una paz escalofriante… somera…

Los follajes de  los árboles de vez en cuando aullaban lastimeramente y después volvían a quedarse en silencio… como testigos silentes ante lo que pasaba frente a ellos…

Me aleje de la puerta… quise creer que no había nadie en casa, que habían salido y que más tarde regresarían… que las muchachas de la limpieza ya no estaban a estas altas horas de la noche… así que me dirigí al auto, ya mañana volvería, mañana sería un nuevo día, un nuevo día donde arreglaría las cosas de la mejor manera… y donde todo volvería a la normalidad…

Abrí la puerta del coche y subí un píe pero antes de entrar de lleno miré por última vez aquella casa… aquella casa que tantos recuerdos me traía y sin pensarlo más dejé el auto, azoté la puerta y me dirigí a la casa. Ya cerca de ella me coloqué en la pared, cómo bien pude por ahí trepé… Subí escalando cada una de las piedras que le conformaban sin importarme el daño que a mis manos les pudiera ocasionar hasta que por fin llegue a la cima… de donde miré el interior que estaba sumido en tinieblas y oscuras sombras…  Nada se veía…

Intente bajar de la misma manera que subí pero ya no podía espera más, ya que quería saber cuan cierto era todo lo que Catherine me había dicho… ya quería saber si Armando se había creído mis palabras y todo lo que le dije la última noche que le vi… necesitaba saberlo… así que sin pensarlo salté…

Caí con fuerza sobre el aterciopelado jardín… por algunos instantes mi equilibrio se vio perturbado pero en otros pocos logré recuperarme…

Había entrado por el lado norte donde estaba la alberca, donde el agua ondeaba a cada soplo del frío aíre… pase junto a ella y miré mi silencioso reflejo que parecía desconcertado ante tanta tranquilidad que se respiraba y sentí ahí adentro…

Rodeé la casa hasta que llegue a la entrada principal, en el estacionamiento no había ningún auto… un mal presagio me intuyó que algo andaba mal… muy mal… muchos más de lo que quería y podía imaginar…

Sin detenerme a mirar nada… subí unos cuantos peldaños para llegar a porche, ahí listo, esperé unos instantes a que alguien  se apareciera… a que Armando saliera de la penumbras y me dijera que todo había sido una broma cómo la que yo le había jugado hace unos cuantos días… pero nadie más que yo estaba en esa casa… nadie más que yo estaba ahí con el corazón acelerado y con la sangre corriendo por mis venas con premura… cómo si la vida se me escapara de las manos a cada latido que mi corazón daba…

Sin nadie que me detuviera… sin nadie que saliera de entre la oscuridad di el siguiente paso… Coloqué mí mano sobre le picaporte… giré con calma y después empuje la puerta… ¡Y oh sorpresa estaba abierta!...

Esperé a que chirriara, esperé a que la luz se encendiera o incluso que la alarma se disparara y llamara la atención de cuanto transeúnte pasaba por la acera… pero nada pasó, nada irrumpió esa inquietante tranquilidad que me estaba sacando de quicio…   de mi cabales con a un vil loco iracundo…

Me adentre a interior de aquel lugar buscando algo que una parte de mí no quería encontrar y no quería saber…

Ya dentro camine a tientas buscando el interruptor… mis pasos se expandían en el interior de aquel lugar haciendo un siniestro eco a mi alrededor… cómo si dentro estuviese completamente… Y antes de que mis miedos cobraron forma hallé lo que buscaba y sin retrasar un segundo más accione el interruptor y al instante la luz se hizo, como por arte de magia… iluminado un lugar vacío… solitario, sin muebles… sin nada de lo mucho que recordaba que ahí había estado y adornado ese lugar en antaño, en un tiempo que no parecía lejano…

La impresión me dejó aturdido y sin habla… pero a los pocos minutos… recuperé un poco de fuerza y comencé mi búsqueda por aquella casa de hito en hito… me dirigí a todos los lugares de la planta baja pero al igual que en el vestíbulo y la sala no había nada… absolutamente nada…

Todos estaba vacío… era verdad todo lo que Catherine me había dicho… nada era mentira… Armando se había ido de Villa Florencia…

Regrese a la sala sosteniéndome sobre la pared con un poco de fuerza de la que a duras penas lograba recaudar, mi cuerpo estaba padeciendo un dolor tan inmenso, tan intenso que sentí el corazón a punto de estallar, a punto de reventar en mil pedazos… hasta que por fin  ya no pude soportar más y me recargue contra la pared y fui resbalando  poco a poco hasta que caí sobre las duelas de madera… después me solté a llorar cómo un niño sintiendo en mi pecho un dolor intenso… inmenso… era como si mí corazón fuese arrancado de mí pecho con fuerza… sin la más mínima piedad… sin el más mínimo cuidado… Recargue la cabeza contra las pared después comencé golpear con fuerza…

¡Estúpido!… ¡estúpido!… ¡estúpido! Me decía sin cansancio…

Ahí tirado sobre le frío piso miré las escaleras  de madera que llevaba a la planta alta, en mi fuero interno ejercía una fascinación sorprendente pese a que sabía que si abajo no había nada en la planta alta iba a ser lo mismo… Pero pudo más aquella fascinación que mi sentido común y me levante de ahí y dirigí mis lerdos pasos hacia arriba…

Subí cada peldaño cómo si los estuviera contando en voz baja, hasta que por fin un largo pasillo y una pared de cristal se erigieron frente a mí, con majestuosidad… el paisaje se miraba gris y desolador…  el cielo cubierto por negras nubes se reflejaba en la inmensa alberca del jardín…  se burlaba de mí… se regodeaban de mi dolor…

Caminé sobre el piso de madera que crují ante mi peso hasta que por fin llegue ante una puerta de madera que tantos recuerdos me traía… Tomé el dorado picaporte, por algunos momentos dudé en entrar… no era bueno que lo hiciera, en verdad que no lo era… pero ya estaba ahí y sin esperar más empuje la puerta con fuerza, al instante cedió sin poner oposición…

En lo alto un relámpago serpenteó en el oscuro cielo e ilumino por un fugaz instante el interior de la habitación, un habitación vacía, solitaria sin nada que me demostrara que ahí, hace algún tiempo había vivido Armando… lo único que me quedaba, lo único que tenía para probar su existencia eran mis recuerdos, todos y cada uno de mis recuerdos que estaban ahí latentes y vivos, y listos para ser recordados…

Estuve ahí unos minutos recordando cuanto ahí había pasado… cuanto ahí había acontecido… todo lo que pasaba por mi mente era tan agradable pero a la misma vez era tan despreciable, tan cruel que preferí alejar cuanto recuerdo cruzaba por mi cabeza…

Y ante la frustración de todo, ante la impotencia de no poder con lo que estaba sucediendo salí de ahí con prisa… corriendo de ese lugar…

Salí de la casa como pude mientras el cielo bramaba ferozmente, y centellantes relámpagos azotaban el encapotado cielo nocturno que se explayaba sobre mis pesares. La tormenta estaba cerca, demasiado  cerca como para poder huir, ya no había escapatoria posible…

Corrí… caminé… huí de aquel lugar cómo pude, cómo mis escasas fuerzas me lo permitieron. El dolor era tan fuerte, tan salvaje que por algunos momentos de lucidez creí que me desplomaría sobre el piso, un piso que no era más que una mancha borrosa que veían mis ojos empañados de gruesas lágrimas que caían sobre él.  Me tambaleé cómo un ebrio por el camino lleno de grava, mientras sus débiles crujidos resonaban a miles de kilómetros de distancias. Estaba embotado, aturdido, desorientado, completamente perdido, no me hallaba en donde mi cuerpo se encontraba sino en otro lugar a miles de kilómetros de ahí, a una distancia lejana, en donde ya estaba perdido, donde no encontraba camino alguno que seguir…

Indiferente a mi dolor y a mí sufrimiento la tormenta se soltó con fuerza sin hacerse esperar más…

En mi inconciencia fui a parar contra los arbustos que crecían a la orilla del jardín, me detuve unos instantes ahí esperando que algo de todo lo que sentía se esfumara sin más, pero era inevitable a cada segundo que pasaba aquella vorágine de se sentimientos se vigorizaba más aún, cobraba más fuerza que antes, orillándome a un precipicio sin fin…

Derrotado continué con mi camino; salí de la casa mientras el cielo seguía bramando ferozmente y constantes gotas de lluvia tapizaban el piso…

Seguía lloviendo con intensidad mientras regresa a casa, a mí alrededor todo era oscuridad total y gotas de agua cayendo con fuerza; de vez en cuando salía de mi ensimismamiento cada que el cielo lanzaba un sonoro  bramido, y centellantes relámpagos le surcaban en lo alto… luego me volvía a sumir más en aquel pantano de confusión, de dolor e incertidumbre que no tenía principio ni fin…

Comenzaba a reproducirse en el estéreo del auto What Have You Done de Within Temptation , cuando de pronto todo se me nubló repentinamente, por momentos perdí el control del automóvil a otros lo recuperé pero llegó el momento en el que definitivamente perdí la batalla y me salí de la carretera, intente frenar pero ya era tarde, muy tarde y sin más me estampe contra un viejo árbol que se sacudió con fuerza… haciendo caer un sin fin de hojas verdes que tapizaron el cofre de donde salía vapor por todos lados…

Mi abdomen golpeó con fuerza el volante mientras mi frente iba a parar contra el parabrisas que vibró con fuerza pero que supo resistir… Por un largo momento perdí el conocimiento… y no supe más de mí… después de unos cuantos minutos recobre la conciencia, confundido y aturdido más de lo que ya me encontraba…

Cómo pude abrí la puerta, me recargue sobre la manija pero ya no tenía fuerza y caí al piso en un golpe seco, en un charco de agua y lodo que se había acumulado debido a la lluvia…  Intente pararme pero mi cuerpo ya no podía y ya no quería hacerlo… y sin más me arrastre bajo el follaje del árbol que escasamente lograba abrigarme del agua…

Me recargué sobre el tronco y descansé la cabeza sobre la rustica superficie, cerré los ojos por unos momentos pero la intranquilidad que me abrumaba me impidió cerrar los ojos y descansar cómo lo deseaba… después seguí con mi llanto que parecía no cesar como lo estaba haciendo la lluvia en esos momentos…

Dolor…, sufrimiento…, pena…, culpa…, remordimiento…, era la único que mi cuerpo sentía, era lo único que mi cuerpo podía percibir en aquellos momentos… no había otra sensación que mis nervios pudiesen percibir… la humedad de mi ropa, los golpes en mí cuerpo  eran cosas triviales y sin sentido que pase por alto… lo único que lograba acaparar mi atención era aquel dolor inmenso, cruel y siniestro que sentía correr por mis venas, inundando cada una de las arterías de mi cuerpo, embotando mis sentidos hasta la locura y la desesperación cómo un ponzoñoso y letal veneno… no había más que pudiese sentir, no había nada más que ese maldito dolor que parecía que nunca en la vida iba a frenar…

Ante la impotencia de no poder hacer nada comencé a golpear el tronco del árbol con una fuerza sacada de quien sabe dónde pero que ahí estaba, tratando de que ese dolor menguara, de que cambiara por éste otro que quizá no era mejor pero que en la medida de lo posible no me haría pensar tantas cosas desapacibles como éste  lo estaba haciendo… pero no sirvió, nada pasó, mis nudillos quedaron destrozados, mis dedos sangraban considerablemente… pero ni ello disminuyó ese dolor que tanto quería olvidar… nada lo iba y ni lo podía hacer lo comprobaba sin lugar  a dudas… no había nada que lo hiciera, tenía y debía soportar de las mejor manera que pudiese… Si había tenido la fuerza necesaria para mirar a los ojos a Armando y decirle que no le amaba que todo había sido una cruel broma de mal gusto, que no la tuviera para soportar algo cómo esto era algo ridículo…

Cansado de tratar de ahuyentar ese dolor del infierno me desparrame en el piso mirando como las gotas de agua caían en un constante flujo y reflujo que parecía no tener fin… mientras tarareaba la canción que seguí reproduciéndose sin parar dentro del automóvil… una canción que creía que iba mitigar esos constantes espasmo, esas arremetidas de sufrimiento que azotaban  a mi cuerpo… hasta que no pude más y mi estomago en fuertes contracciones me hizo devolver…

Intente controlarme pero ya no pude. Aquella fuerza sacada de quien sabe dónde, de la misma manera en que había llegado, se había esfumado sin dejar rastro alguno…

Por momentos que parecían interminables fuertes arcadas me hicieron vaciar el estomago que quedo vacío, sin nada en el interior de mi cuerpo…  después me deje caer ya sin fuerza mirando como las últimas bocanas de vapor que exhalaba el automóvil comenzaban a debilitarse, convirtiéndose en una delgada línea que se elevaba unos cuantos centímetros y después se perdía en el frío y húmedo ambiente…

Sopese los daños del auto, que no pasaban de unos cuantos rasguños, sin daños de mayor gravedad  aparte la vista de carro y me senté recargando mi cuerpo contra el tronco. Coloqué mi cabeza entre mis rodillas y cerré los ojos esperando que la tormenta menguara un poco y deseando que de alguna manera pudiese morir en ese lugar y jamás en la vida volver a despertar…

Pasé quien sabe cuanto tiempo ahí bajo aquel árbol que era indiferente ante mi dolor y la lluvia parecía que jamás iba a sucumbir… resignado a mí suerte me levante de ahí con el cuerpo adolorido, me dirigí al interior de automóvil. Ya dentro posé la mirada sobre aquel desolador paisaje que en nada, en absolutamente nada ayuda…  Sin nada más que hacer en ese lugar comprobé que el motor encendiera, listo me eché de reversa, tomé el carril derecho, pisé el acelerador con fuerza, mientras las llantas chirriaban estrepitosamente, con rumbo a casa donde otra tanda de tormentosos recuerdos me esperaba lista para hacerme frente una vez más…

Cómo bien pude estacione el coche en la acera de enfrente. A fuera seguía lloviendo con intensidad, las gotas de aquella fría lluvia caían con fuerza contra el parabrisas de auto de Maite y sobre el toldo, creando un sonido ensordecedor que aturdía los oídos, o al menos mis oídos…

Contemplé el desdibujado panorama por un largo rato después sin pensarlo una vez más salí de ahí… El agua ya no me calaba, estaba tan empapado que ya no sentía más aquella humedad que se adhería a mi ropa con persistencia…

Mis lágrimas se confundían con las gotas de lluvia por lo que no me moleste en limpiarlas una vez más… ya no tenía caso hacerlo…

Aquel interminable dolor ya no era tan intenso como lo llego a ser en un principio pero seguía ahí latente… vivo… sobre mi pecho, en mi corazón que a cada segundo que pasaba  parecía que iba a desmoronarse así sin más… cansado y harto de tanto cuanto le hacía pasar.

La grava mojada crujió bajo mi peso… pero el ruidito cedía ante el de la lluvia que caía con fuerza.

Después de unos cuantos pasos llegue a la puerta inserte la llave y me adentre al interior de mi calida casa… la chimenea crepitaba en la sala de estar… sin darle mayor importancia me dirigí a mi habitación… otro segundo más aquí o en cualquier otro lugar, el que fuera, ya no podría aguantarlo… en verdad que no… es más dudaba de que manera me mantenía de pie si es que por dentro todo estaba desecho, hecho trizas…  cómo jamás en mí vida lo había estado… no sabía de que manera me recuperaría, no sabía a ciencia a cierta si lo iba  llegar hacer… en estos momento ignoraba tantas cosas… no sabía nada… no tenía nada en claro…

Justo cuando mi pie se colocó en el primer peldaño de la escalera que por ahora me parecía tan inmensa la suave voz de Maite me habló a mis espaldas,  sospechando que las cosas no andaban del todo bien… deteniéndome en seco.

-Jahíro, cariño…- dijo mamá con gentileza, con sumo cuidado de no entrometerse más de lo que realmente podía y debía hacer…- ¿Todo bien?... te he estado esperando ya es demasiado tarde… temía que te pudiese pasar algo- inquirió tratando de tener el mayor tacto posible… no podía permitirse fallar, al menos no ahora que intuía que las cosas no habían salido como planeaba yo.

Y sin más me derrumbe sobre el piso llevando mis manos a mi rostro que era el rostro de la desgracia, del dolor, del sufrimiento y de todo aquello cuanto me atormentaba… culpa, remordimiento, pesar… todo a la vez…

Ya no podía… ya no soportaba más… al fin después de tanto las fuerzas se me había  acabo… ya no podía sostenerme de píe… ya no había un motivo por el cual hacerlo… toda ilusión de vida se había evaporado…

Mi corazón… mi pobre corazón ya no podía con nada más que con aquel dolor que de alguna forma desconocida  se había quedado ahí para siempre… por el resto de mis días en esta maldita vida…

-Soy un estúpido mamá… soy un imbécil… el mayor de todos Maite…- dije entre sollozos, con las lágrimas resbalando por mis mejillas y cayendo al piso- Se creyó todo lo que dije… creyó todas y cada una de mis palabras… mamá…

Armando creyó que yo no lo amaba… que yo no lo quería y que sólo había jugado con él y con su amor…  Armando…, Maite, ¡Armando!… se fue de Villa Florencia…- solté confiando en que mamá me ayudara con mi dolor, que me ayudara a soportar ese inmenso dolor que sentía y que amenazaba con atormentarme por el resto de mi vida…  Que me brindara un poco de esa fortaleza que ella tenía… y que  no necesitaba… Pero no podía con ello era mi dolor y no el de ella… yo era el que tenía que afrontarlo, era yo el que tenía que sufrirlo… nadie más… eran mis errores y cómo tal yo debía pagarlos…

Maite me miró incrédula desde donde estaba, desconcertada por mis palabras, después por instinto se acercó a mí y me rodeó con sus frágiles brazos, me acunó entre ellos con fuerza, con amor, con aquella calidez que sólo ella me podía proporcionar…

-Se fue… Maite, se fue… se fue- seguí diciendo ya sin sentido, como una autómata- Armando, mamá, ya no está… se fue para nunca volver… se fue, se fue…- continué con ese monologo aturdido por mis propias palabras, aturdido por todo cuanto sucedía en las afueras y en mi interior… mientras Maite deslizaba su delgada mano sobre mi rostro hasta mi húmedo cabello, recargando mi cabeza sobre su corazón que latía al mismo compás que el mío…

Permanecimos ahí por un largo momento, quien sabe cuanto tiempo pero ahí estuvimos al cobijo de aquella noche que era testigo silente de mi dolor, de mi sufrimiento… de todo cuanto sentía… y de lo que sólo yo era el culpable…

Después por mero instinto me aparte del regazo de Maite, sin mirarla me levante a duras penas y me dirigí a mi alcoba, con el rostro desencajado, con  el dolor de la pena sobre mi espalda…

Subí las escaleras con pesadumbre, camine el largo pasillo lentamente, llegue  frente a la puerta de mi habitación la contemple por unos segundos después me adentre a la oscuridad de aquel lugar…

Sin encender luz ni nada, poco a poco me fui despojando de mi ropa empapada, hasta que quede completamente desnudo, cubierto sólo por las oscuras tinieblas que inundaban mi cuarto. Sin más me dirigí al baño. Estando en el interior mi mano se deslizó sobre la pared y oprimió el interruptor, al momento una haz de luz inundo el lugar, sin mirar nada, ni siquiera mi reflejo en el espejo me coloque bajo la regadera, abrí la llave y deje que el agua caliente hiciera su trabajo, aseé mi cuerpo con detenimiento, con suma cuidado, mientras mis lágrimas se  confundían con el agua dulce y aquel inmenso dolor seguía arremetiendo contra mi débil corazón…

Listo tomé una toalla blanca de un mueble de madera, sequé mi cuerpo con pericia sin más por hacer salí de aquel lugar.

De regreso en mi habitación miré por el alto ventanal que la lluvia no había parado ni un instante siquiera, ¿es qué nunca lo iba a hacer? Me pregunte en mi fuero interno; el agua corría cuesta abajo por la calle, los árboles se estremecían ante las caricias que le propinaban las gotas de agua, de un tirón cerré la cortina; sin más me arrojé a mi cama, listo para dormir al menos de aquí en lo que el dolor hubiese pasado y sólo fuera un difuso recuerdo en mi vida, confiando plenamente en que de la misma manera que después de la tormenta viene la calma, la desgracia precediera a la felicidad…

El intenso sol de aquella apacible mañana entró por mi ventana con fuerza hasta que sus rayos cayeron sobre mí rostro… el intenso calor que despedía me despertaron a una siniestra pesadilla… una terrorífica… cruel como jamás la había tenido en mí vida…

Abrí los ojos de un certero golpe y miré un maravilloso paisaje tras la ventana… los árboles verdes se mecían quedamente, arrullados con vehemencia por el viento que soplaba con tranquilidad en las afueras… las aves piaban y graznaban fuertemente anunciando que un nuevo día comenzaba, el sol resplandecía en lo alto de un cielo azul intenso… y la esperanza flotaba ingrávida en las afueras como si fuera parte de aquel espectáculo que se representaba magistralmente allá fuera…

Me quede quieto ahí sin mostrar amago alguno de ejecutar algún movimiento…  sopesando a cabalidad que sucedía, que pasaba… después de un largo rato al fin me levante, las sabanas resbalaron de mi cuerpo y dejaron al descubierto mis firmes músculos. Me acerqué a la ventana y mire a detalle todo lo que sucedía en el jardín… sopesando cuan cierto era lo que pasaba… una inquietud comenzaba a anidar en mi interior pero después se esfumo así, sin más…  cuando a lo lejos un lujoso automóvil negro se estacionaba frente a la casa con suma tranquilidad, cómo si nada en la vida le preocupara, del interior bajo la figura de un alto joven que se dirigía directo a casa…

¡Armando había vuelto!

Sin dar tiempo de nada me apure en bajar con prisa, como si de ello dependiera de mi vida… Baje los escalones saltando tres peldaños a la vez hasta que aterrice en tierra firme de un enorme salto… esperé unos minutos a que tocaran a la puerta, con el corazón latiendo a mil latidos por hora, pero ante el nulo movimiento del otro lado la abrí de un golpe y ahí bajo en porche estaba Armando alegre, sonriente y con aquella bella y hermosa sonrisa que hacía un juego perfecto con sus intensos ojos verde mar, que me miraban fijamente… si parpadear.

Le miré unos eternos instantes para contemplar en sus ojos que todo estaba perdonado… que todo lo dicho estaba olvidado… Y justo cuando en ellos encontré lo que más deseaba le tomé de la mano y lo hice entrar de un movimiento al interior de la casa y sin más mis labios buscaron los suyos con desesperación, locos de volver a sentirlos… de volver a catar ese delicioso sabor que tenía su boca y que indudablemente era mi perdición y por lo cual mataría sin lugar a dudas…

Volver a saber que era mío, volver a sentir su piel friccionarse contra la mía era mi mayor regalo… ahora ya no cometería más errores, ya no volvería a fallar, ya no me dejaría llevar por estúpidos remordimientos que no llevan a nada bueno… lo amaría intensamente, lo mantendría a mí lado hasta que él decidiera que ya no fuera así, ahora le tomaría en cuenta… y no me apartaría de él de ninguna manera… ya había aprendido cuan necesario era para subsistir, cuan importante había llegado a ser en mi vida…

A cada segundo que pasaba las caricias que nuestro cuerpos se propinaban se elevaban de tono… los besos subían a cada segundo de intensidad, mientras nuestras manos tentaban cada parte de nuestro cuerpo en una carrera contra del reloj, en un poderoso frenesí que parecía no tener fin, al menos no, sino satisfacíamos lo que nuestros cuerpos demandaban e imploraban  a voz en cuello…

Sin saber cómo mi ropa y la de él fueron a parar sobre el piso alfombrado, donde después de un largo rato le hicimos compañía entre besos, caricias y suaves gemidos que inundaban el lugar placenteramente, como las mejor de las mezclas que se tienen en este mundo…

Su lengua recorrió el lóbulo mi oreja, para después deslizarse por la base de mi cuello, por mi espalda que se curvó al simple contacto… por mis glúteos que ya estaban ansiosos de su siguiente movimiento que ya no parecía tan lejano… Cubrió la piel de mi cuerpo con una capa acuosa… fiel muestra de que le pertenecía de pies a cabeza y que era suyo y de nadie más… tal y cómo él era mío… de mí propiedad…

Después murmuró palabras ininteligibles, gemidos incontrolables cerca de mi oído que lejos de bajar los ánimos me animaron e hicieron que implorara que ejecutara su siguiente movimiento…

Colocó la punta de su miembro en la hendidura de mi trasero listo para profanar mis entrañas, a lo más profundo de mi ser… donde estaba seguro que le recibirían con complacencia y unas enormes ganas que sólo él y nadie más podía saciar…

Cuando mi interior recibió completamente aquella férrea columna esperó paciente a sentir cada centímetro de mi cuerpo oprimiendo su miembro de roca, sintiendo la calidez que mis entrañas despedían como si estuvieran al rojo vivo, abrasándolo con una ferocidad  sorprendente… Después comenzó un lento movimiento… un suave vaivén que iba y venía lentamente… sintiendo cómo  entraba y salía de mi cuerpo quedamente, sintiendo cómo mi cuerpo oprimía su miembro en un vano intento de retenerlo, de que se quedara en mi interior que estaba disfrutando de lo lindo su invasión…

Su boca buscó la base de mi cuello y le besó con desesperación, con una locura incontrolable que no podía y no quería contener… hasta que por  fin, después de un largo y casi eterno momento en la tan prometida gloria estallamos juntos cómo las almas gemelas que éramos…

Cansados, satisfechos y sudorosos caímos sobre la alfombra del piso…  Por un largo rato nos miramos, sin pestañear un instante siquiera… En aquel lugar sólo nuestras ya tranquilas respiraciones…, sólo el sonido incesante del latido de nuestro corazón… sólo un paz y una tranquilidad por doquier…

No hubo palabras… no las necesitábamos… pero ahora… ahora eran imprescindibles, necesarias como el aíre que respirábamos a cada segundo de nuestra vida…

Levante mi mano y la posé con tranquilidad sobre su rostro, su tersa y tostada piel hacía contraste con la mía  que era pálida, falta de color, mil veces distinta… Mis dedos se deslizaron sobre su  mejilla de arriba a bajo… con una ternura inmensa… con un cariño enorme  y con un loco y enfebrecido amor que sólo él me había hecho sentir…

-Salva mi vida…- fue lo único que atine a murmurar quedamente… con una tenue voz que se perdió al instante en el entorno que nos rodeaba pero que estoy seguro que Armando alcanzó a escuchar…

Y después ante mi rostro incrédulo se desvaneció en el aíre… cómo un etéreo fantasma… mis manos fuera de sí intentaron retenerlo, intentaron guardar en mí piel una parte de él pero  donde se encontraba ya no había nada… se había ido…

Y sin más solté un sonoro grito que me desgarró la garganta y me hizo despertar a  vida real, a aquel mísero mundo  donde seguía siendo un estúpido más… un mundo donde ya no había nada por lo que luchar… donde Armando se había ido para siempre… para nunca en la vida volver…

Después de aquel certero golpe volvía a la realidad… para dejar a tras todos aquellos recuerdos que tanto amaba y que a la misma vez odiaba…


Ya habían transcurrido dos meses desde que había revelado la verdad y desde que Armando se había ido de Villa Florencia y nada en mi vida parecía cambiar y pese a que no quería que fuera de esa manera dude mucho que llegara a ser de otra forma….

Levante la mirada con pesadumbre y miré los últimos rayos del sol brillando sobre un cielo despejado de cuanta nube pudiese opacar su belleza azulada. Contemplé aquel bello espectáculo por un largo tiempo, hipnotizado por la inmensidad de la bóveda celeste que sobrepasaba fronteras y que se imponía en las alturas con gracia y gentileza, tratando de comprender mi dolor… Seguí así hasta que por fin el astro rey se perdió tras dos enormes montañas, en el mismísimo  fin del mundo…

¡¿Por dónde comenzar?! ¡¿Por donde comenzar?! ¡¿Por donde comenzar?!

Me preguntaba hasta el cansancio, desde aquel día en el que Armando se había ido, huyendo de mi falso desamor, de mis estúpidas palabras que tanto daño había hecho, huyendo de todo lo que la mísera vida le deparo aquí

¿Por dónde comenzar? Cuando al fin todo aquello por lo que luchaste ya no tenía sentido ni razón alguna; ¿Por dónde comenzar? Cuando el maravilloso castillo que habías erigido, ahora sólo es un montón de escombros; ¿Por dónde comenzar? Cuando las fuerzas que en ataño tenías ahora se han evaporado sin el menor aviso y ya nada queda de ellas; ¿Por dónde comenzar? Cuando el sentido de tu vida se ha marchado para siempre, para jamás en la vida volver…

Esa preguntaba absurda venía atormentándome desde hace mucho tiempo, sin descanso, sin tregua, día a día, sin la mas mínima piedad, sin la más minúscula compasión posible. Hoy aun no lo sé, lo ignoro y tal vez lo siga haciendo… lo que si sabía es que  era algo inevitable…  No había más…

Me levante como bien pude, sintiendo que los pies me pesaban toneladas y toneladas de plomo… Caminé sobre la alfombra que ahogaba mis pasos hasta que me coloqué frente a la luna de mi espejo… al instante mi cuerpo demacrado se vio reflejado con suma perfección, cada detalle era perfecto, nada pasaba por alto. El espejo me hacía justicia perfecta…

Levanté la mano para  posarla sobre aquella lisa superficie, mi reflejo hizo lo mismo, mis dedos se deslizaron de arriba a bajo y de pronto para continuar con mi tortura un torrente de recuerdos y sentimientos me golpearon de la peor manera, como si justo en esos momentos volviera a vivirlos nuevamente… una vez más…

Jahíro me alegra verte, espero que vayan bien los números…; Debí de suponerlo, nadie logra congeniar con él…; Pocos saben que somos parientes y desde este momento te encuentras entre ellos…; No te preocupes, no eres el primero,  ni vas  a ser el ultimo que lo odie, no te aflijas…; Nos vemos, me dio gusto verte…; Sino los conociera, me pondría celoso…; ¿Te vas?, espero que no haya sido yo el motivo de que nos prives de tu presencia…; La sorpresa es mía, años que no te veo, te he buscado en la escuela pero has brillado por  tu ausencia…; Mmm, ¿estás ocupado?...;  El que debe la disculpa soy yo, debí hablarte antes de venir, sólo que no tengo el número de tu móvil,  si quieres puedo venir otro día, no hay problema…; ¿Y qué estudias?, si quieres puedo ayudarte…; Te tengo en un concepto erróneo, lo que pasa por dejarse llevar por las apariencias, ¿no crees?...; Nada, simplemente que nos conocemos muy poco…;  No tanto así, creo que hay tanto por conocer y tan poco el tiempo que disponemos; Me gustaría proponerte que  tú yo fuéramos amigos…; Quizá pienses que tengo muchos amigos, pero son pocos los que están en esa categoría y mucho menos en los que puedo confiar, espero contar contigo…; Así que cómo ya somos amigos me gustaría preguntarte algo: ¿Cuál es el motivo por que se han acoplado tan perfectamente como lo han hecho, con Cathy?...;  ¡Pues ya está!, ¡soy todo oídos!...;  Ah, es eso…, entiendo jamás creí que tú, bueno… que tú…; ¿Cómo crees?, no te voy a negar que me desconcertaste, pero de ahí a que  termine una amistad  por algo tan trivial, para nada…; ¿Y tienes pareja?, ¿novio?, ¿amigo con derechos?…; Tomaré tu silencio como un sí, el que calla otorga…; La peor parte ya paso y ahora resulta que lo que menos importa es lo que más a vas a ocultar, no entiendo por que tantos complejos, ¿no me tienes confianza?...; Ahora somos amigos, espero que los mejores…; ¿Tienes planes para mañana?...; Lastima, pensé que podíamos salir, ir algún antro, tomar algunas cervezas, pero no importa ya se dará el momento…; Me pareció buena idea acompañarte, no vaya ser que te roben y después ¿qué hacemos sin ti?, ¿espero que no haya ningún problema?...; ¿Sabes: creo que te desagrado un poco, que te caigo mal o que no te agrado cómo amigo?, te noto extraño, incomodo, como si no te agradara estar conmigo….; ¿Ves?, tenía razón…; ¿todo un extraterrestre?...; No te preocupes, no pasa de que repruebes…; ¿Alguna vez te has enamorado?, ¿por qué me supongo que lo has hecho?, ¿no?...; Lo sé, pero recuerda: prometiste responder mis inquietudes, lo que no aseguraste es responderme con la verdad, aun así estoy dispuesto a oír mentiras, de alguna forma es lo que todo mundo hacemos, algo podré deducir…; ¿Si y no?, ¿te has percatado que muy a menudo esa es tu respuesta: Si y no…; ¿Y como se llamaba?, ¿qué es de él?, ¿lo conozco?...; ¿Y el presente?, ¿y el futuro?...; ¿Piensas enamorarte? ó ¿estás enamorado?...; ¿Y me vas a dejar así?...; Yo no soy el gato…; Gracias por aceptar que te acompañara, necesitaba distraerme y vaya que ya me hacia falta…; Disculpa por tanta insistencia, no pretendía molestarte, pero en verdad que me  resultas un tanto inquietante…; ¿Puedo pasar?, voy a presentar examen…; ¡Suerte!…; Simpática tu mamá…; ¿Nervioso?...; No estoy molesto, no te niego que dejaste desconcertado nada de preocuparse…; Y hablando de celebraciones, tenemos que festejar esto, ¿no?...; Ya te dije es sorpresa, sólo sígueme tengo controlada la situación…; Sí, pero no es un antro como cualquiera…; Por que aprobamos matemáticas…; ¡No vayas a colgar!, ¡por favor!, dude mucho en si debía o no hacerlo, pero ya no puedo con esta situación, es insostenible, lo pensé mucho, le di vueltas y vueltas al asunto y no sé que pensar, necesitamos hablar, necesitamos vernos…; Necesitaba saber que estás bien, que nada de lo que paso pudo afectarte, necesitaba saber algo de  ti lo que fuera,  la duda me estaba matando…; Puedo imaginar como te sientes, cuan grande es la culpa, es tu mejor amiga, lo he visto, no te imaginas cuanto me duele esta situación, no te imaginas cuanto siento que esto haya pasado, de haberlo  permitido, estaba en mis manos detenerlo, ¡pero no lo hice!, soy un imbécil, en verdad lo siento, me duele que esta situación esté como está ahora, soy el culpable, lo reconozco y por lo tanto te pido perdón…; No sé que paso, no sé lo que quiero y deseo, no sé nada y es frustrante, sé que te arrepientes, sé que lo que paso no fue cualquier cosa, ¡tú y yo!, jamás debió pasar y lo comprendo si nunca más me deseas volver a verme, no protestare, si me pides que me marche y  que nunca más me vuelva a atravesar en tu camino, si me pides que deje a Cathy así lo haré, no pediré una explicación…; ¡No!, ¡no me arrepiento! eso es lo peor, que no, sí, sufro por ello y por  que posiblemente jamás lo llegue haber y por que deseó que se repita otra vez y no cualquier persona, sino contigo y nadie más, no sé que paso, no sé que fue lo falló o lo que cambió, pero las cosas ya están hechas y no hay vuelta atrás…; ¿Qué piensas?, ¿piensas en Maite?, ¿no es así?..; Ahora si: ¿ya se despejo cuanta duda?, ¿ya se extinguieron lo motivos?, ¿ya puedes ser feliz?, ¿ya hay un motivo inmensamente grande para seguir en esto?...; ¡Te amo!...; ¡Woooo!, vaya recibimiento, pocos de estos…; Me parece perfecto, hay tanto que hacer…; Y a ti, ¿aun te importa?, ¿existe un sentimiento, que pueda separarte de mí?, ¿algún motivo que pueda alejarte de mi lado?, ¿alguna  duda que te haga ir junto a él?...; Es abrumante estar allá, ¿no te parece?...; Nunca vas a cambiar, ¿verdad?...; Desde el momento en que me di cuenta de lo que sentía por ti… desde que la atracción que derrochabas me cautivo, desde que pasó lo que jamás debió pasar después que celebramos que pasaste, hoy aun me lo pregunto, ¡¿qué vamos hacer?!...; ¡Claro!, trate de darle respuesta…; No, aun no, no hay algo que llene mis expectativas…; Sólo hay una solución y quizá sea la mejor de todas: dejar que sea la vida y el destino quienes se encarguen de ello…; Alguna vez te he dicho cuanto me encanta verte así…; ¿Y a dónde nos dirigimos?...;Lo siento no, no sabía que estaba ocupado, en verdad lo siento, vuelvo enseguida…; Creí no encontrarte, he intentado comunicarme contigo pero la llamada se va al buzón, sólo quería saber una par de cosas, que me han tenido inquieto últimamente….; Creo que mi duda ha sido resuelta…; ¿Por qué lo hiciste?, ¿te fuiste y sin decir nada?, ¿te alejaste sin dar la más mínima explicación?...; Vaya, sensación…; Te despertaste, por un momento creí que no lo harías…; Un día creí que jamás volvería a pasar esto…; No, nada de lo que te debas preocupar, sólo que me da gusto estar contigo…; ¡Claro! ¿qué?, ¿no es suficiente?...; ¿Eres feliz?!, necesito saber si hago bien mi trabajo…; Tú y yo, por sobre todas las cosas, hasta las últimas consecuencias, hasta el final…; ¿Asustado?...; No es personal  y te mentiría si te dijera que no, pero sí, nada de preocuparse, no pasa nada,  sólo que Maite, esté hecha una furia por que no le hayas avisado de tu regreso y  molesta por la actitud infantil, en lo que la apoyo, ah casi lo olvidaba y el que yo haya tenido que intervenir para que al fin contestaras el teléfono, lo demás ya lo sabes, ¿no?...; Ya estamos de vuelta y yo no lo permitiría, quedamos en un trato que debemos respetar, ¿no es así?...; Tal vez,  pero mejor  hacerle frente a la situación antes de que la situación te haga frente a ti, ¿no?...;  Te ama tanto como yo lo hago…; Si  fuera ella no descartaría un par de nalgadas…; Me he tratado de comunicar contigo y no contestas el teléfono, te he mandado mensajes de texto y ninguno a tenido respuesta, ¿pasa algo?, tu actitud me ha tenido desconcertado,  necesito saber que pasa, necesito saber que problema hay, hace mucho que no nos vemos, que no platicamos y eso me preocupa, ¿pasa algo?, necesito saberlo, necesito que me lo digas y acabes con este juego…; Tú sabes que odio este tipo de jueguitos, dime que pasa…; Estoy hablando enserio, odio estas situaciones, más si ignoro el por qué de ellas, dime que está pasando, que hice mal o que deje de hacer, dime ya no puedo más, ya no soporto seguir así…; Catherine ya quedo en el pasado, ya no hay nada que se interponga en nuestro camino, dímelo por lo que más quieras y juntos enfrentamos esto que viene, ¡pero habla!, dime lo que deseo escuchar y acabemos con todo esto…; Dime que me amas, que me sigues queriendo como el primer día, dime que nada ha cambiado… por lo que más quieras habla y no me dejes con esta duda que me esta matando por dentro…; Dime que no es miedo lo que nos separa, que es duda lo que ha  abierto este abismo, ya hemos enfrentado lo peor, ya nada falta para llegar al final, no me digas que es miedo, no me digas que la culpa y el arrepentimiento han vuelto…; Me engañaste cuando te pregunte que si algo pasaba, que si estaba sucediendo lo que fuera…; Me metiste cuando me respondiste que  de ninguna manera, que seguías siendo la misma persona de siempre…; Me traicionaste desde el momento que todo comenzó, desde de la primera vez que supiste que podía sentir  algo por ti, desde que te percataste que mi corazón podía responder ese amor que decías tenerme…; No puedo creerlo, ¿cómo pudiste hacerme esto?, ¿de qué manera lo hiciste? por que  no lo comprendo y dudo que llegue hacerlo,  ¡a mí!, ¡Yo! que todo el tiempo estuve ahí cuando me necesitabas, yo que hubiese dado lo que tengo por ti sin dudarlo un segundo, mi vida inclusive y mira como me pagas, ¡mira lo que has hecho!, ¡tiras a la basura tanto tiempo!, ¡sacrifique todo por ti!, ¡renuncie a Cathy por estar a tu lado!, ¡renuncie  a un amor sincero!, ¡acepte algo que no era y que por ti estuve dispuesto a  cambiar!, ¡dame un motivo!, ¡una razón, la que sea!, pero que calme este maldito dolor, ¡habla!, ¡defiéndete! y te juro por este amor que siento y que ya no vale nada me quitó de en medio, me hago aun lado, para que seas feliz…; ¡¿Cómo pudiste?!, te ame como jamás en la vida había amado a nadie, eres la peor persona que he conocido en  toda mi vida…; ¿Puedo pasar?...; Yo también así lo creí…; La vida da muchas sorpresas, ¿no crees?...; Estoy aquí por que estoy  seguro que nada de lo que dijiste es verdad… sé que mentiste y algún motivo ha de haber, dime por última vez si es verdad lo que dijiste, si sientes lo que dijiste, dímelo y si es mentira y si es una broma  te perdono todo…; Jahíro se feliz por que pese a todo lo mereces…

Cuando al fin cada imagen dejó de pasar por mí cabeza miré mis ojos negros, marchitos, ausentes y faltos de aquella luz que los hacía brillar como dos trozos de carbón encendido: estaba muerto en vida… cómo siempre temí estarlo.

Intente no llorar, intente no sentir ese maldito dolor que me estaba matando por dentro y me hacía sufrir de la peor manera, como nunca nada, ni nadie lo había hecho en este mundo; pero ya era inevitable, ya no podía hacer más, ya no me queda fuerza para pelear contra ello, ya no existía algún motivo para hacerlo así que me deje llevar sin  la más mínima protesta… era ahora su juguete...

Hasta que caí de rodillas sobre la alfombra y me senté a llorar como un niño, como alguien que ya no tiene por quien luchar y que ha perdido todo, absolutamente todo y que ahora está con las manos vacías a la imperiosa y menesterosa merced de la soledad, del abandono y de ese maldito y lacerante  dolor que mermaba, de no sé que forma, mi voluntad y mis escasas y débiles ganas de vivir…

Alcé la vista y miré mi patético rostro… y sin más destroce el cristal de un solo golpe, sin importarme el daño que podía causarme, sin importarme en lo más mínimo… Al instante los cristales cayeron frente a mí tras un estruendoso sonido que rompió el silencio del la habitación, en diminutos e irregulares trozos que tapizaron el suelo como una lluvia de enormes gotas de agua…

Miré en cada uno de ellos, como burlándose de mí, regodeándose de mi dolor,  mí distorsionado reflejo. Y sin pensarlo tomé uno de ellos, con fuerza entre mis manos, hasta que una línea de sangre corrió entre mi mano… Contemplé embelesado aquel liquido carmesí… y de pronto un deseo vehemente que estaba guardado renació como por arte de magia, más que por casualidad, como un mero instinto de supervivencia que había guardado en mi corazón desde hace mucho, una salida cobarde podrán decir muchos… pero que era lo único que me queda ya no había más, no había otra opción cómo siempre lo había sido para mí en esta vida que pronto llegaría a su fin…

Arrojé el cristal lejos, mientras cerraba la palma de mi mano, tratando de detener aquel intenso sangrado…

Me levante de ahí y me despoje de mí camisa de un solo movimiento; enrede mi mano en ella y me dirigí a mí closet, del interior tomé una toalla blanca.

Acto seguido me senté en el borde la cama, y como bien pude me libre de mis pantalones de mezclilla, hasta arrojarlo al piso… para sólo quedar en uno minúsculo bóxer. Enrede la toalla a mí cintura y sin esperar algo más me dirigí al baño.

Al llegar me coloqué a  un lado de la tina para abrir la llave hasta el tope y dejar que aquel liquido corriera sobre la blanca cerámica. El agua salía de la llave con fuerza. Giré sobre mis talones y me dirigí a un pequeño mueble al otro lado del lugar, donde estaba una pequeña grabadora, de su costado tomé un estuche de donde saque un disco que no me moleste en mirar y coloqué sobre la charola. Cerré la tapa con fuerza. El aparato tardo uno minuto en reaccionar pero en cuanto lo hizo la música inundo el lugar… como mi última despedida…

Lo que hice después, lo hice con tranquilidad, con sumo cuidado, como si lo que estuviera haciendo fuera los más delicado que se puede llegar hacer en este mundo…

Me acerqué al botiquín, ignoré el espejo al abrir la pequeña puerta; del interior extraje un sin fin de frascos. Sin mirar ni siquiera su nombre, comencé a vaciar su contenido en el lavamanos. En un vaso de cristal que estaba sobre una pequeña repisa vertí un poco de agua, la suficiente para lo que necesitaba.

Recargué mis manos sobre el lavamanos. Suspire profundamente y sopese cuan oportuno era todo lo que iba hacer… pero antes de que pudiera arrepentirme, cómo comúnmente lo hacía, introduje a mi boca, sin más, una a una, cada pastilla mientras  las pasaba con un trago de agua; así hasta que les di fin a todas y cada una de ellas.

Cerré con pesadumbre la puerta de botiquín y miré mi pálido rostro… intente llorar pero ya no había lagrimas, ya no había que derramar… estaba seco por dentro como lo estaba mi corazón…

Giré sobre mis talones, dándole la espalda bruscamente a mi propio reflejo… Hoy al fin todo había acabado…

Me dirigí a la tina que ya estaba llena, cerré la llave de paso. Observé  el líquido que se mecía en un suave vaivén. Y antes de que cualquier cosa pudiese pasar introduje mi pie a la bañera. Al simple contacto con el agua fría mi cuerpo reacciono, pero supe aguatar, lo peor en mi vida ya había pasado, esto no era cosa del otro mundo; así que en un solo movimiento me deslicé al interior; al instante mi cuerpo quedo cubierto por el agua. Por unos minutos intente controlar los largos y constantes espasmos que azotaban mi cuerpo pero después de un largo tiempo ya no estaban ahí, habían desaparecido… o mejor dicho mi cuerpo ya no los sentía.

Suspiré profundamente, tratando de armarme de valor, ya no podía ni debía arrepentirme en estos momentos justo cuando el fin estaba tan cerca… Ya nada importaba  por que al fin, hoy, absolutamente todo había sucumbido para bien, el telón había caído sobre el escenario y la obra de mi vida, la peor de todas al fin había terminado. Pronto, en cualquier momento el abrazo compasivo de la muerte me llevará entre sus raquíticos brazos y me apartara de este mundo cruel, de este infierno, en donde pague muchas culpas de las cuales no fui responsable, a la espera de una disculpa por haber cruzado este mísero calvario.  Hoy también la decisión estaba tomada, ya no había nada ni nadie por quien cambiarla… seguía siendo egoísta como siempre lo había sido, de algo estaba seguro: eso no iba a cambiar…

Eché un vistazo por última vez a aquel lugar que tantos recuerdos me traía después cerré los ojos y esperé, con los brazos abiertos, como si fuese una vieja amiga, a que la muerte llegara…

CONTINUARA...

PRÓXIMO MIÉRCOLES 16 DE MAYO

¡GRAN FINAL!

ESPERALO...