El Otro Rostro de la Vida... Cap. 15º

Y pese al dolor que siente, pese al arrepentimiento que reina en su vida, pese al amor que siente Jahíro… y pese a todo y a todos… no hay lugar para la duda e incertidumbre, mucho menos aún para dar marchar a tras y cuando así lo desee se percatara que es demasiado tarde

Chicos sé que me odian… Y lo entiendo… creo que nadie se esperaba el cambio tan drástico de la trama de la historia  y comprendo su decepción… y la entiendo… pero  final todo valdrá la pena… se los puedo asegurar… pero bueno en vía de mientras les dejo el Capítulo 15º… disfrútenlo…

Lando S. M

Saludos…

El Otro Rostro de la Vida

Una existencia desde una perspectiva diferente…

Capítulo 15º

Habían transcurrido dos tediosos y monótonas  semanas después de  todo  lo acontecido con Armando. Dos largas semanas que lejos de hacerme olvidar cada detalle de ese día no hacían más nítido, más vivaz que nunca, como si los recuerdos que acudían a mi mente fueran escenas de alguna película del mejor estudio cinematográfico por que todos ellos eran tan vividos, tan reales que había ocasiones  que sentía un enorme miedo tan solo de verlos y pensar que de nueva cuenta estaba ahí, viviéndolos una vez más…

Después de aquel día, en una acto reflejo, en un instinto de supervivencia, me había alejado de toda la realidad existente a mi alrededor, me había encerrado a piedra y lodo en mi habitación deseoso de que todo pasara, de que todo acabara y que cuanto más rápido era mucho mejor; pero a la larga, después de que habían transcurrido lentamente solo catorce días, me parecía algo sumamente imposible, muy, pero muy difícil de que así pasara; mi suerte seguía siendo tan mala, como siempre lo había sido, no iba a cambiar… no había opción para mí… y nunca la habría de eso no me cabía la menor duda…

Mantenía contacto nulo con la realidad, me mantuve al margen de lo que en las afueras acontecía, deje que lo que tuviera que pasar, pasara y que lo que tuviera que cambiar cambiara… ya en esta vida nada, absolutamente nada, me importaba. No salía, no hablaba con nadie, mi escasos contacto con el mundo exterior era Daniel y en algunas ocasiones Maite que ha cada día que pasaba  se percataba más y más de la situación por la que pasaba, pero como siempre lo había hecho se mantenía a raya de todo, lo que agradecía inmensamente y lo que estaba seguro que no duraría por mucho tiempo, al menos no, sino hacía algo para remediarlo y poner en mejor cursos las cosas y de no ser así en cualquier momento preguntaría el por qué de mi hermética actitud, si es que todo marchaba viento en popa después de mi regreso de la casa en la playa de donde había regresado con los ánimos  y la esperanza renovados…

Cada que me hallaba  o estaba a su lado trataba de mostrarme como siempre lo era, o al menos como en un tiempo muy remoto lo fue: ese joven alegre, feliz y entusiasta; pero pese a mis constantes carcajadas y mis constantes bromas, muy en el fondo, tanto ella como yo sabíamos que algo no andaba del todo bien como debía ser y que estaba muy lejos de que así fuera; y que por más que tratara de ocultarlo algo dentro de mí lo gritaba a voz en cuello de que no era así…

Desde aquel irreal día no había visto a Armando ni un instante siquiera, no habíamos hablado, no nos habíamos visto ni una vez, no habíamos aclarado nada de lo que había pasado en mi casa… lo que me demostraba que, al menos por su parte, había entendido las cosas en gran medida o que se las había hecho entender, no importaba; pero que lo agradecía infinitamente y es que mejor que eso, por que de ser de otra manera, todo se hubiese complicado mil veces más de lo que realmente era. Así qué que mejor que no preguntara nada, que se alejara sin protestar, sin poner el más mínimo pero a lo que había dicho, que  no buscara un explicación lógica a mi tan absurda y estúpida actitud… que mejor que se marchara para nunca volver en la vida volver…

Daniel había vuelto a mí casa unas cuantas ocasiones pero mi actitud ausente, mi falta de interés en él y todo lo que  concerniera a  su persona habían abierto una enorme brecha entre nosotros dos, una abismal…  que no paso por alto, ni él ni yo.

Ya nada era igual y ni lo iba a ser, por lo que fuimos unos imbéciles al creer que así podía ser… La  última vez que le había visto las cosas habían terminado mal, por lo que salio de mi casa sumamente, molesto, enfadado y frustrado por no poder con la sombra de un pasado que aún estaba muy, pero muy cerca. Ambos habíamos puesto todo de nuestra parte, bueno al menos yo así lo había hecho, pero algo que no llegábamos a comprender del todo  no nos permitía seguir con lo nuestro, al menos no como ambos queríamos que fuera… No alcanzábamos a comprender  que nos engañábamos de la peor manera posible y que si seguíamos en ese absurdo juego cualquiera de los dos, o sino es que hasta los dos podíamos salir lastimados como nunca…

Maite había preguntado unas cuantas ocasiones de Armando y como pude evadí sus preguntas, saliéndome por tangente del asunto, de la mejor manera posible… pero pese a todo no paso por alto un instante siquiera mi tonta maniobra que ya conocía de antemano. Por su lado Cathy, mi mejor amiga, conforme transcurrían los días, se recuperaba lentamente, se levantaba a cada día que pasaba por que al menos para ella la llama de la esperanza aún ardía…  Había cruzado unas cuantas palabras con Catherine por teléfono, y es que aún no me hallaba preparado para hacerle frente, pero sabía en cualquier momento, inesperadamente no toparíamos, frente a frente, de eso estaba totalmente seguro como jamás lo había estado en toda mi vida… por lo que guardaba la esperanza de que al menos con ella la cosas regresarán a su normalidad… por que de no ser así me quedaría con las manos vacías… lo que en gran medida me merecía, pero que no quería que sucediera de ninguna manera... ¿y es que quién así lo desea?


La última discusión con Daniel no había terminado del todo bien, de hecho nada andaba bien… lo que quería decir que nada de lo que hiciéramos o intentáramos hacer mejoraría las cosas, no de la forma que deseábamos; así que después de mucho comprendí que todo estaba perdido… no había solución y jamás la habría, así que debía esperar sentado… El motivo de todo ello… la razón de todos nuestros problemas, era sencillo: Armando. Su sombra aún estaba a nuestro alrededor, como una maldición por haber jugado con un amor puro y sincero como era el de él…. Lo que Daniel no podía ni quería superar, situación que comenzaba a colmarme la paciencia…

Por su parte Maite seguía alerta a todo lo que hiciera, de momento no dije, ni proteste nada y es que en gran parte la comprendía… esa enorme preocupación que la acongojaba por mi estado no era para menos… y es que volví a ser ese Jahíro hermético y huraño que en el pasado había sido… y que su regreso sólo implicaba una enorme pena que a duras penas podía con ella.

El día de hoy comía solo una vez más sin sentir el más mínimo apetito en el inmenso comedor de la casa… Mamá dormía placidamente en su habitación hace solo unas horas había regresado de uno de sus tantos viajes y lo único que deseaba de momento era descansar así que le invite a que recuperara un poco de fuerzas mientras yo comía; al principio se mostró renuente ante mi ofrecimiento y a la sola mención de que me quedara solo, pero sólo basto que posara la cabeza sobre la almohada para que cayera en un sueño profundo, del cual iba a ser muy, pero muy difícil, de salir.

Margarita en cuanto había servido la comida se había marchado, el día de hoy tenía un asunto importante que resolver al otro lado de la ciudad lo que requería gran parte del día, por lo que prácticamente estaba solo en casa, como muy comúnmente lo era.

Tomé un poco de sopa fría con el tenedor y lo gire en el aíre mirándolo sin realmente ver, mientras mi mente divagaba sin rumbo fijo. Permanecí así un largo tiempo, dejando que los minutos transcurrieran, después arrojé el tenedor con fuerza contra el plato donde hizo una sonido estrepitoso, brincando trozos de comida por doquier.

Sin motivo puse los codos sobre la mesa y flote mis sienes con fuerza, quería que cuanto pensamiento cruzaba mi cabeza se esfumara, y no por lo desagradables que eran, sino por todo cuanto me recordaban… En parte eran agradables, pero después de lo que había hecho ya no lo eran tanto…

Un instante después el timbre sonó. Me levante de la mesa con fastidio.

Justo en este momento… Pensé. ¿Qué no podían haber escogido otro?...

Camine lentamente hasta que llegue al quicio de la puerta y antes de que volvieran a tocar me apure en abrir…

-¡Hola!- murmuro Daniel, con alegría como si la últimas vez que no vimos nada hubiese absolutamente pasado…

-Tú…- dije sin ánimo, arrastrando las palabras, para después darle la espalda.

-¿Sigues molesto?- inquirió con ese tono altanero que le caracterizaba, mientras seguía mis pasos que nos llevaban a la sala.

-¿No lo parece?- respondí a su pregunta con otra, pero la mía estaba cargada de una cruel ironía, que no paso por alto y que encendió su furia.

-Creí que ya lo habías olvidado…- confesó, posando sus ojos felinos sobre los míos, conteniendo ese coraje que latía sobre si sien.

-¡¿Olvidarlo?! Daniel, ¡que va!, si tú a cada que puedes y tienes la oportunidad no te cansas en recordarme a Armando…- grite con coraje, por que en verdad que ya estaba harto de la situación y cualquier otra mención del ex novio de mi mejor amiga ya no podría soportarlo una vez más, y antes de que la situación siguiera que mejor que acabar con ella de la manera más sutil.

-De verdad no era mi intención mencionarlo… no quise hacerlo… en verdad…- se disculpo, al mirar que la situación se le estaba saliendo de las manos.

-¡No! Daniel. Yo ya estoy harto de que ha cada que puedes me lo recuerdas… estoy harto de que sólo yo haga todo lo posible por que esto este de la mejor manera…- le dije calmadamente, tratando de que en mi apacible voz viera mi enorme desprecio que sentía hacia él y por él.

-Jahíro por favor…- murmuró sutilmente, tratando de ocultar su enorme coraje que cualquier momento estallaría.

-Daniel, he intentado de la mejor manera de que todo vaya por buen camino, he tratado de que todo lo pasado y la manera en que se dieron las cosas no afecten nuestra relación… pero tú, tú no pones absolutamente nada de tu parte…- le corte antes de que siguiera con sus lastimeras y falsas disculpas que lejos de hacerme sentir un poco de compasión caldeaban más los ánimos para continuar- Te pasas la vida reprochándome tantas cosas que en primera no tienes el derecho de hacerlo y segunda es algo que a ti no te importa en los más mínimo, es algo que paso cuando tú no estabas aquí, cosa que no es mi problema por que él que huyo fuiste tú y no yo…

-¡Basta!- grito con fuerza, con el rostro enrojecido, mientras la cólera corría por sus venas, y es que sabía que todo lo que decía era tan cierto.

-¡Basta nada!... Daniel….- le grite más fuerte de lo que él lo hizo.- Estoy harto de todo: de tu altanería, de tu maldito orgullo, de tu prepotencia y de todo lo tuyo… Quise creer estúpidamente que podía amarte como una vez ingenuamente lo llegue hacer pero no… erré y de la peor manera y de lo que me arrepiento como nunca en la vida…

-No puedes decirme eso…- murmuro con los puños apretados, con esa ira contenida apretando con fuerza sus dientes.

-Por supuesto que puedo hacerlo… estoy en todo mí derecho…- le contradije atento a cualquier movimiento que pudiera llegara hacer.- Así que ahora vete de mí casa, lárgate de mi vida y nunca… oye lo bien… nunca más vuelvas a cruzarte en mi camino… No quiero saber nada de ti, no quiero escuchar que te mencionan, desaparece de Villa Florencia, piérdete como lo hiciste hace tiempo… haz que no te desprecie más de lo que ya lo hago… y si me amas como dices amarme déjame en paz… y no compliques más esta situación que si ya de por si lo es… si me amas déjame vivir en paz… por lo que más quieras…

Después de ello un silencio infernal se asentó sobre el lugar… con fuerza hasta que fue roto por él:

-Tú y yo tenemos un trato Jahíro…- me advirtió como si ello me pudiese hacer retractarme en lo dicho.- Un trato que no puedes…

-Un trato que estoy dispuesto a cumplir Daniel y quiera el diablo que tú y yo nos pudramos en el infierno juntos, por estar haciendo esto… y de no ser así que me  brinde el placer de verte como te revuelcas en  las llamas, para regodearme de tu maldito sufrimiento- dije con inmenso desprecio.- Así que ahora lárgate y jamás regreses…

-Te vas a arrepentir… no tienes idea de lo que has hecho Jahíro te juro que me las vas a pagar de la mejor manera… de eso no cabe la menor duda…- murmuró en un casi imperceptible murmullo que escuche clara y nítidamente.

Dicho esto salió como una furia, azotando la puerta con fuerza, haciendo que los vidrios vibraran con fuerza.

Acto seguido me derrumbe sobre uno de los sillones de la sala y lance un resoplido con fuerza, tratando de calmarme. Permanecí ahí largo rato sopesando lo acontecido y viendo la magnitud de los hechos. Después de haberme convencido que había hecho lo mejor me dispuse irme a mi cuarto, pero justo cuando subía las escaleras el timbre volvió a sonar, pensé en dejar que siguiera haciéndolo así, imaginando que podía ser Daniel que había vuelto a pedir una disculpa y una nueva oportunidad, como ya tantas veces lo había hecho; pero después de deliberar, decidí que no era tan oportuno por que Maite podía escucharlo y baja a abrir y complicar hasta cierto punto las cosas, así que regrese con fastidio.

-Ya te dije que…- intente decir, al instante que abría la puerta con fuerza, pero la sorpresa me dejo atónito…- Ar-man-do…-dije entrecortadamente, pasando saliva con dificultad. Intente moverme o hacer cualquier momento pero mi cuerpo se había desconectado de mi mente y no respondió a ninguna señal de mi cerebro.

Nos miramos un largo tiempo, mi corazón se disparó en un acelerado latido que hacía correr mi sangre con fuerza, por mis venas.

-Que sorpresa verte por acá…- fue lo único que atine a decir. Mientras él no despegaba su bella mirada de la mía, tratando de hallar algo que no tenía ni la más mínima idea de que era. Pero que sin lugar a dudad buscaba desesperadamente.

-¿Puedo pasar?- preguntó con indecisión, con cierto miedo en cada una de sus palabras, como si pudiese negarme en cualquier momento o hacerle algún desplante tan característicos en mí.

-Por supuesto, disculpa la descortesía- le invite desconcertado por su actitud- pero pasa, pasa por favor…-y sin más se adentro al interior de la casa, con pasos lentos, dirigiéndose a la sala, que tanto buenos y malos recuerdos nos traía.

Instalados ahí le invite a que tomara asiento pero dijo que lo que tenía que decirme iba a ser rápido y que no me quitaría mucho tiempo… Así que nos quedamos ahí parados, sin saber que hacer o decir… y es que pensé que tan oportuno podía llegar a ser lo que mi boca dijera.

-¿Y a que debo el honor de tu visita?…-inquirí- Después de la últimas vez creía que no  te volvería a ver jamás…- dije como sí yo si recordara lo acontecido la vez pasada.

-Si yo también así lo creí…- respondió sin quitar su mirada de la mía, tratando de descubrir ese secreto que tenía entre manos y que me había hecho actuar de esa manera, nada grata.- La vida da muchas sorpresas, ¿no crees?...

-¡Eso parece!...- le corroboré ocultando una sonrisa maliciosa.

-Pero bueno estoy aquí por sé, por que estoy completamente seguro que nada de lo que dijiste es verdad… sé que mentiste y algún motivo ha de haber… Jahíro dime por última vez si es verdad lo que dijiste, si sientes lo que dijiste, dímelo y si es mentira y sin es una broma de mal gusto te perdono todo.- dijo Armando casi en un murmullo y con el dolor en cada palabra que de su boca salía. Mire sus bellos ojos verdes… en ellos aún brillaba la llama de la esperanza… una llama que aún titiritaba aferrándose a una vida que estaba por extinguirse, una llama que ya no brillaba en los míos y que se había extinguido desde hace mucho tiempo.- Jahíro es tu última oportunidad, la última que tienes… de tu respuesta dependen tan cosas que en estos momentos están en juego…

-Armando… yo… en verdad… lo siento tanto…- intente decir pero las palabras se me atascaban en la garganta, un nudo se comenzaba a forma en ella- Pero todo lo que dije es verdad… Soy inmensamente feliz al lado de Daniel, el sí es la persona a quien yo amó, es por él que mi corazón late sin descanso, es por él quien aún estoy de pie.

Siguió ahí parado sin decir palabra alguna, mirándome, escrutando mi alma a profundidad, tratando de descifrar mí ser entero, los verdaderos motivos de mí actuar, la verdad tras esa mentira que ni yo me la creía completamente.

Y sin el menor aviso se acerco a mí lentamente, ejecutando el último de los movimientos que tenía bajo la manga; así hasta que  coloco frente a mí, a sólo unos cuanto centímetros. Intente alejarme, apartarme de él por que bien sabía que esto solo lo dañaría más de lo que ya lo estaba haciendo, pero justo cuando intente ejecutar mi maniobra de escape su ancha mano me tomó por la cintura y me acerco a su esculpido cuerpo, a su piel que vibraba como nunca lo había hecho. Tomó mi mano y la llevo a su corazón que latía acompasada y tranquilamente.

-Después de que haga lo que estoy apunto de hacer dime que no me amas, dime que jamás existió lo que tanto me decías, dime que me aleje, que me marche de tu vida, que te olvide para siempre y que jamás vuelva a cruzarme en tu camino, que me desaparezca, que no deje huella de mi existencia por tu vida… Es tu última oportunidad… piénsalo y has lo que tu corazón sienta- y sin más su calida boca que sabía al mejor néctar se poso sobre la mía para robarle un beso, largo y profundo que me hizo estremecerme hasta el alma. Intente alejarme, intente salir corriendo  pero después de una ardua lucha fue inevitable, había caído sin remedio. Hasta que por fin la caricia termino.

Nos separamos un momento… para mirarnos y hablar…

Sopese un momento mi decisión pero justo en ese momento una recuerdo acudió a mi mente y me hizo tocar la realidad, que en esos momentos estaba tan distante a mí…

-No te amo… jamás existió lo que tanto te decía… aléjate me mí…  márchate de mi vida… olvídame para siempre… olvida que existo y jamás vuelvas a cruzarme en mi camino… desaparece de mi existencia por tu propio bien… ya no te hagas más daño Armando, de que ya te hice… no compliques más las cosas que si ya de por si lo son…

Ante mis palabras se hecho para atrás desconcertado y aturdido… no muy convencido de que lo que había dicho era verdad… muy en el fondo de su corazón algo le decía que no era verdad pero ahora todo había cambiado… ahora se había dado cuenta de cuan ciertas era mis palabras, de cuan grande había sido mi engaño y mi maldita traición… se percato de mis verdaderos sentimientos y de cuanta mentira había dicho una vez mi boca… Al fin entendía la verdad de todo…

Meneó la cabeza de un lado a otro atónito, tratando de salir de su desconcierto pero era difícil muy difícil de así hacerlo y más aún saber que después de tanto tiempo todo había acabado…

Intente hablar, pedirle una disculpa por todo el daño causado pero yo al igual que él había comprendido que ya era demasiado tarde para así hacerlo… todo lo que pudiese decir salí sobrando… ya no había lugar para cualquier cosa que pudiese decir…

De sus ojos verdes brotaron dos pequeñas lágrimas que resbalaron por sus mejillas lentamente, como dos brillantes diamantes, reluciendo a la luz de sol que entraba por las ventanas… Al instante que sintió que surcaban su tersa piel, llevo su mano sobre ellas y restaño cada gota con fuerza… Algo si era seguro, no quería que viera que lloraba por mí… Eso ya no lo iba a permitir de ninguna manera…

Guarde silencio viendo como el dolor arremetía contra él con fuerza. Para después la ruptura que tanto dolía al fin llegara…

-Sólo esperó que algún día encuentres lo que buscas con quien quiera que sea…

Escuche sus palabras atento, mirándolo a los ojos, sin pestañar un instante siquiera.

-De eso que no te quepa la menor duda…- dije el voz baja, en casi un murmullo que no supe de donde salio… pero que al final ahí estaba…- Algún día así será

-Y ojala nunca, jamás en tú vida te arrepientas de lo que estas haciendo… por que de ser así vas a ser muy, pero muy tarde…-susurró, apretando los puños con fuerza, como si el estar ahí fuera el mayor de los sacrificios que hasta esos momento había hecho…- Y ten por seguro que jamás volverás a saber nada de mí, es una promesa que aunque me duele hasta el alma cumpliré…

  • No podía ser de otra forma…- dije ya sin pensar si lo que decía estaba bien o mal… me había perdido en un abismo repleto de tinieblas que nublaban mi poco y escaso entendimiento que ya no daba para menos…

Y para mi rotunda sorpresa en su bello rostro se dibujo esa radiante sonrisa que le caracterizas para después hablar con fuerza como si nada hubiese pasado:

  • Sé feliz Jahíro por que pese a todo lo mereces…- dijo  y sin más emprendió el camino de ida…

Mire cómo se alejaba hasta que por fin se perdió por el desolador paisaje que se miraba tras la puerta de la entrada principal, ahora no se detuvo a esperar un alto de mi parte, una suplica de que se quedara y que no se fuera, por que ahora sabía que todo estaba definitivamente perdido, como jamás lo había estado… Así hasta que todo rastro de su presencia se esfumó como un etéreo fantasma… dejando a tras un tenue rastro de su embriagador perfume que frotaba ingrávido en el ambiente…

Permanecí inmóvil, sin mover ni el más mínimo músculo de mi cuerpo… estaba embotado… aturdido… como si ese cuerpo que estaba ahí parado a la mitad de la sala ya no me perteneciera, como si ya no fuera mío y es que ya no respondía a ninguna señal de mi cerebro… por más que lo intente no pude moverme. Casi pude ver todo lo que después paso, como si mi espíritu estuviera al otro lado de la sala, mirando sin perder detalle alguno.

Seguí en ese estado hasta que una trémula voz me saco de mi profundo ensimismamiento…

-Jahíro… ¿que has hecho?...- inquirió Maite caminando torpemente en dirección hacia mí que había sido testigo mudo de todo lo acontecido; ella también estaba aturdida  por todo lo que había dicho aquella noche y es que ni ella misma se había creído ninguna de mis palabras o igual y sí, pero no comprendía a cabalidad el por qué de ellas, el motivo que me impulso a hacerlo… Todo era tan confuso, tan irreal que al mismo tiempo creímos que era un sueño del cual pronto podíamos despertar, pero justo en es mismo instante descubrimos que era ni más, ni menos que la realidad, una que nos había tocado vivir y de la cual ya no podíamos hacer reproche alguno…

Sopese su pregunta un largo instante tratando de mirar el alcance de lo que había hecho, para después hablar:

-Hice… Maite… lo que desde hace mucho tiempo debí haber hecho… hice lo que tenía que hacer… de alguna manera tenía que pagar el daño que había ocasionado…- murmure entrecortadamente, con un nudo en la  garganta, que me robaba la respiración y sin despegar la vista del desolador paisaje… Y sin más gire sobre mis propios talones para quedar frente a Maite, frente a mamá que ahora era lo único que me quedaba. Pero al instante que mis ojos, inundados de un llanto delatador se posaron en los suyos toda fuerza que me sostenía de píe me abandono en aquel mismo instante para hacerme caer sobre mis rodillas que golpearon fuertemente el frío piso.

-No se lo merecía mamá… lo sé, lo sé, me amaba sinceramente como nadie lo había hecho hasta ahora… pero no había otra opción… no quedaba más por hacer… no había otra mejor opción, al menos no para mí, de eso no hay la más mínima duda…- dije sin control y es que por más que lo hubiese intentado ya no podía controlarme, por más que lo hubiese querido ya no me quedaban fuerzas para sostener una mentira de esa magnitud, en verdad que ya no.- Quise que no fuera de esa forma… deseé que no fuera así pero ya no había de otra…

¡Cathy!… Maite… ¡Cathy es mi mejor amiga!... como pagar años y años de una amistad pura y sincera con algo así…

Sin esperar más mamá se arrodillo y me hizo compañía mientras el llanto seguía brotando de mis ojos en un torrente que parecía que nunca en la vida iba a parar…  tomó mi mano entre la suya para transmitirme esa sensación de paz y tranquilidad que solo ella podía hacerme sentir en ese tipo de momentos.

Con la otra mano libre tomo mi húmedo rostro entre su delicada palma… para alzar mi mirada y posarla sobre sus ojos negros…

-Jahíro, mi amor… - murmuró  entrecortadamente, mirándome fijamente, tratando de que le hablara con la verdad, que le dijera los motivos de mi proceder, el por qué de mi actuar…- ¿por qué lo hiciste?...

Mire sus ojos de un negro intenso, como la misma noche, tan parecidos a los míos tratando de armarme de valor… de fuerza para no flaquear de ninguna manera… Y muy en  fondo de aquellas pequeñas cuencas mire amor… un amor incondicional que me dio fortaleza, un poco de fuerza… no tanta como la que imploraba pero sí   un poco al menos para revelar la verdad…

Pese aún estar repleto de dudas al fin decidí hablar… Y es que si me guardaba todo para mí en cualquier momento explotaría, solo seria cuestión de tiempo y nada más… Y al fin revele la trágica verdad…

-Maite, no podía seguir con esta farsa… la verdad que ya no… Fue una visita de Daniel después de haber regresado de la casa en la playa, quien me abrió los ojos y me hizo ver cuanto daño había causado, cuanto mal podía llegar a hacer si me decidía hablar con esa maldita verdad que tan receloso guardaba, de que manera iba a decepcionar a Catherine, si le decía que me había enamorado de su novio, del hombre de su vida…  y que estaba dispuesto a luchar por él pese a que ella  aun lo amara perdidamente… Ella es casi mi hermana… mi mejor amiga y compañera…- miré absorto cada uno de los gestos que mamá  hacía y por más que lo intento cada una  las palabras  que salían  de mi boca eran un duro golpe para ella… que se veía reflejado en sus ojos, en su rostro, era inevitable.- Daniel me hizo ver que la mejor solución era acabar con aquel absurdo juego que no terminaría en nada bueno. Me alentó a que lo hiciera brindándome su apoyo y su amor incondicional… prometiéndome que sino dañaba a Cathy se callaría todo lo que sabía sobre Armando y yo… No tengo ni la más remota idea de cómo se entero… pero sabía todo…

Y fue por ello que por fin decidí acabar con todo Maite… le dije que no lo amaba… lo aleje de mí diciéndole que todo había sido un juego, una cruel broma, de que lo había puesto a prueba… que yo no podía enamorarme de una persona como él que dejo a un amor sincero por uno del que no estaba seguro  si era del todo verdad, le exigí que se alejara de Cathy, que no se acercara a ella y que no buscara solucionar las cosas, por que sino me vería en la penosa necesidad de confesarle lo que paso entre nosotros dos…

Me dolió hasta el alma como no tienes idea mamá, destroce su corazón y destruí el mío a la misma vez, sin la más mínima compasión, sin la más mínima piedad… no tengo perdón… no lo merezco…

Y sin esperar más mamá se adelanto a que yo prosiguiera…

-¿Qué hiciste?...-

Levante la vista con el dolor como viva prueba de que no había duda en lo que había hecho, de que estaba tan conciente de cada una de mis palabras, de mis estúpidas y absurdas mentiras que tanto daño habían causado.

-¿Te has percatado del alcance de tus palabras?- inquirió, como sino lo supiera, como si no lo hubiese tenido en cuenta desde el principio de todo esto, como si aún fuera…., no como si fuera esa imbécil que realmente era…

Lance un hondo suspiro con fuerza… como muestra de que lo sabía y que pese a ello ya no había marcha atrás.

-¡Tú lo amas! Jahíro- grito Maite con fuerza, con el mismo dolor que en esos  momentos estaba sintiendo Armando y yo.- ¡No es posible!... No puedo creerlo… me resisto a hacerlo… Destrozaste un corazón que te amaba sinceramente…

¡¿Es que estás ciego?! ¡¿Es que no comprendes que tarde o temprano Cathy se iba a enterar?! No podías ocultarlo… no podías vivir ocultando algo como eso por mucho tiempo lo sé, pero prefieres este sufrimiento que un amor sincero… Te dejaste engañar por Daniel, que es un egoísta que te quería solo para él y nadie más…

-¿Ciego?, ¿me llamas ciego a mí que lo que más deseo es evitar daño, y el dolor?- le desafíe sin alzar la voz, con un tono apagado que no era ni la mitad de la voz vivas que tenía en antaño.- Mamá… entiende… es mi mejor amiga y  él era el hombre de su vida, lo amaba inclusive más que yo… No podía hacerle esto… Entiéndeme por lo que más quieras… comprende mi dolor y el dolor de Cathy…, ella es como una hija para ti…

-No Jahíro, aquí el que es mi hijo eres tú y no soporto verte sufrir de esta manera… en verdad que no… siento que me muero junto contigo… me siento inútil al no poder ayudarte, ¿qué no lo ves?… Cathy, ella es una niña adorable a la que quiero, pero no como a ti… estoy segura de que tarde o temprano sabrá entenderlo y sino deja todo atrás por lo menos en parte tú serás feliz que es lo que realmente aquí importa…- dijo mamá sin despegar la su ojos de los míos tratando de inyectar esa enorme confianza que en antaño había poseído pero que ahora estaba pérdida quien sabe diablos donde.

Escuche sus palabras como si estuviera a miles de kilómetros de distancia, como si yo estuviera en otro mundo mil veces distinto a éste… Esquive su mirada que en esos momentos parecía abrasar con fuerza. Después me levante lentamente, para encaminar mis pasos a  mi habitación…

-¡Jahíro!… - grito Maite mientras ascendía las escaleras-

Giré para poder verle completamente. Por unos instantes el silencio reino el lugar, mientras mamá caminaba en mí dirección, con pasos firmes, con la decisión de hacerme entrar en razón; hasta que se posó al pie de la escalera, para después hablar con fuerza…

-Mi amor… por lo que más quieras, si lo amas como dices amarlo, si te duele tanto esta separación habla con la verdad… dile a Armando que nada de lo dijiste es cierto, que todas tus palabras fueron falsas… de lo cual te arrepientes completamente… que hay una nueva oportunidad en tu vida la cual quieres aprovechar hasta el cansancio. Habla con Cathy para que veas que sabrá entender las cosas… lo que hará que esos miedos infundados que te hacen dudar desaparezcan…  No eches en saco roto tanto tiempo que sufriste por nada… No desperdicies esta oportunidad, por que el día de mañana te vas a arrepentir como nunca lo vas hacer en tú vida…

…Jahíro por lo que más quieras hazlo… y que sea lo que la vida te tenga reservado…

Sopese sus palabras unos instantes, por un momento me sentí tentado, la idea en sí era maravillosa, el fin lo era en toda la extensión de la palabra pero y los medios para llegar a él no lo eran tanto, no parecían tan tentadores y seductores como lo era el premio final… pero después lo que parecía ser la razón llegó a mí, para hacerme entender que ya no había vuelta atrás  y sin más le di la espalda con brusquedad para seguir mi camino pero antes de que continuara siguió con esa lucha que yo desde hace mucho había dado por pérdida:

-Sí, ambos lo sabemos, cometiste  el peor de los errores, el más grande tu vida Jahíro, pero aún hay una oportunidad, habla con la verdad y remedía las cosas, afronta las consecuencias pero no dejes ir a la persona que más amas…- dijo mamá con firmeza, sosteniéndose del barandal de madera. Me detuve unos momentos, me volví para dirigirle una sonrisa amarga…

-Ya es muy tarde Maite, demasiado en mi opinión…- corte con frialdad después me perdí lenta y silenciosamente entre el largo pasillo que extendía frente a mí.

Continuara…

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