El otro día tuve un sueño...

Julia es una pérfida, que destrozó a un buen amigo, pero siempre la he deseado y ahora va a ser sometida...

El otro día tuve un sueño...

Un sueño mañanero e impregnado en alcohol, ya que mi novia y yo habíamos estado en la boda de unos amigos la noche anterior, y la fiesta había sido impresionante. Grandes canciones (mucho rock n´roll) aderezadas con un cierto ambiente de desenfreno y excitación contenida... la lujuria flotaba en el aire, o por lo menos eso me parecía a mi - mientras estaba poseído por el delirio etílico...

Quizás por ello a eso de las diez de la mañana del día siguiente, mientras me encontraba en la cama al lado de Noe, mi novia, que dormía plácida y completamente desnuda, además de una importante resaca, tenía una inefable erección y estaba preso en una especie de duermevela erótica, recordando algunos momentos de la noche anterior, que venían a mi mente como "flashes". Esa excitación resacosa, aunque sea una paradoja y parezca imposible, la sufro bastante a menudo después de las noches de marcha hasta altas horas de la madrugada, aunque realmente no se si es una peculiaridad mía o le pasa a más gente. Además, a mi el rock regado generosamente con alcohol y mezclado con unas cuantas tías buenas, me pone muy cachondo, que le voy a hacer, y lo cierto es que en esa boda había bastante de todo lo anterior. El caso es que en algún momento me dormí, y a pesar del dolor de cabeza, tuve el mejor sueño de cuantos he tenido...

Abriendo la puerta de la habitación en la que me hallaba, y apartando las cortinas negras que la ocultaban, me asomé a la sala donde se celebraba la fiesta, divisé mi objetivo y dije:

¡Julia entra!,

Estaba bailando desenfrenadamente una canción de Pearl Jam, frente a Bea, la mujer de un amigo. Entonces se volvió, me miró fijamente y aceptó con una medio sonrisa la invitación a la habitación contigua a la sala donde se celebraba la fiesta. Bea no se dio por enterada de nada, y a pesar de haberme visto y oído, continuó bailando como si no hubiese aparecido como por arte de magia, salido de una puerta oculta tras una cortina que cubría la pared.

Era una gran sala diáfana, con una moqueta azul estampada, al igual que la contigua, pero no tenía mobiliario alguno. Se hallaba tenuemente iluminada por lámparas alógenas con regulador de intensidad. Se oían los ecos y reverberaciones de la música de la fiesta que tenía lugar al lado, ya que la pared en realidad era una enorme mampara corredera. Supongo que su cometido era abrirse, cuando tuviesen lugar celebraciones con más aforo.

  • Hostia Quique, que pasada, no tenía ni idea que hubiera otra sala aquí- dijo Julia algo sorprendida tras cerrar la puerta tras de sí, y mirar a todas partes.

  • No se... – contesté pensativo- Debo estar soñando. Desde luego ayer no me pareció que existiese...

  • ¿Ayer?- preguntó extrañada- ¿estuviste aquí? ¿De qué hablas?.- Dijo mientras se miraba en el enorme espejo que había en una de las paredes de la Sala.

  • Bueno olvídalo...

  • Sospecho que a Noe no le va a gustar nada que estemos aquí solos, y a Alberto tampoco. Es muy celoso – puntualizó.

  • No importa, les he prohibido que nos vean...

  • ¿ Como?. – volvió a preguntar sorprendida y dándose la vuelta me miró confusa.

  • Desnúdate- dije obviando su confusión y yendo directamente al grano.

Ella clavó su mirada color miel en mis ojos, con un brillo de excitación, que hasta entonces no le había visto nunca. Comenzó entonces a quitarse lentamente el vestido, empezando por el corpiño morado, dejando caer la falda al suelo, quedando frente a mí con un conjunto de lencería negra de encaje, compuesto de sujetador y tanga, así como medias y zapatos de tacón de aguja del mismo color, y soltando su dorada melena, volvió a invitarme con la mirada, e hizo ademán de continuar con lo que andaba, echándose las manos a la espalada para liberar su hermoso pecho del sujetador...

  • ¡ Para! – ordené - quiero verte.

Estaba impresionante, alta, esbelta, y... excitada. Podía ver el deseo en sus ojos y en sus labios... se mordía el labio inferior, carnoso y suave...¡que morbo!. Notaba la dureza de sus pezones, oscuros, grandes y enhiestos a través del sostén de encaje, y estaba deseando verle el culito, con ese tanga negro pero transparente...

¡Mierda! seguro que estoy soñando otra vez – me dije – pero en este sueño, parece que soy capaz de someter la voluntad de la gente, o al menos la de Julia, y bueno..... habrá que aprovecharlo, ¿no?.

  • Me deseas – musité.

  • Claro, ¿ya lo sabías no?...

Eso me descolocó un poco, porque estaba convencido de que me había seguido y estaba allí medio desnuda, porque de alguna manera, que no entendía muy bien, dominaba su mente.

Lo cierto es que aunque su patente excitación era desconocida para mí, despejándola de la ecuación, resultaba que la expresión de sus ojos no me era completamente inédita, ya la había visto antes. Ella ya había pensado en mi con anterioridad, y ya me había mirado así, no se si esa mirada era la que le solía dedicar a una presa potencial, objetivo de sus caprichos, es decir, a un eventual nuevo novio al que dominar, o si correspondía solo a los elegidos para una aventurilla al margen de su pareja actual, que ya era de por sí todo un partidazo...

Me acerqué a ella, que me esperaba ardiendo y la besé con fruición, brindándome su lengua con la misma ansiedad, y mordiéndome los labios, por lo que no tuve más remedio que pagarle con la misma moneda. ¡¡¡Dios, que labios!!! . Dirigí mi mano a derecha a su pecho izquierdo, que saqué de su suave prisión y lo acaricié lentamente, para después mordisquear levemente la punta de su vigoroso pezón.

¿ Y si entra alguien? – dijo entre jadeos, con un repentino ataque de pudor...

¡ Nadie va a entrar, si no lo autorizo!. Ya te he dicho que he prohibido que nos vean...

Sin darle opción a la réplica la agarré de nuevo, y le arranqué el sujetador con una mano, mientras que con la otra hacía lo propio con su tanguita. ¡¡¡¡ Joder que buena que estaba !!!!. Me agaché y besé su vientre plano.... mmm su vientre!.... y su monte de venus rasurado con apenas un minúsculo triangulito de bello púvico cortito y claro (aunque no tanto como su cabellera de oro) para subir poco a poco por sus grandes y duros pechos que me esperaban ansiosos alzándose y relajándose por efecto de su respiración agitada y entrecortada. Escalé hasta su cuello, que mordí deleitándome con su perfume, y finalmente llegué hasta sus labios otra vez, mientras introducía dos dedos de una mano suavemente en su preciosa cavidad vaginal, y con la otra acariciaba y pellizcaba delicadamente el precioso pezón de la teta derecha... ¡Uff !, la verdad es que también tenía unos pechos increíbles...

Acto seguido, me separó, se arrodilló frente a mi, me bajó bruscamente los pantalones y los "boxer", liberando mi rígido falo, que lógicamente salió disparado hacia arriba como una catapulta, y mirando el resultado de su acción con verdadero fervor, dijo:

  • Te la voy a chupar toda, quiero beberme tu semen...

Eso sí que no lo esperaba todavía, así que solo acerté a decir...

  • Como voy a negarme...

Tomó el miembro erecto en su mano y empezó a masajearlo suavemente, metiéndose en la boca la hinchada cabeza púrpura. Succionaba despacio, moviendo la lengua con delicadeza... amorosamente, para ir paulatinamente incrementando el ritmo. A veces sacaba mi polla de su boca y dirigía su húmeda y suave lengua a mis pelotas que chupaba con la misma devoción, mientras me masturbaba, haciendo resbalar su mano derecha arriba y abajo sobre mi miembro generosamente lubricado por su saliva.

No sabes como deseaba esto – me dijo entre suspiros.

Observé que mientras me hacía esa fantástica felación se estaba masturbando con la mano izquierda, exprimiéndose los pechos, castigándose el clítoris, y metiéndose los dedos en su preciosa vulva perfectamente depilada y bien lubricada.

Entonces tuve unas ganas tremendas de comerle el coño. ¡ Así de claro!.

No se si lo que acababa de decir Julia era producto de su mente dominada, pero yo sí que la había deseado siempre, aunque nunca me hubiese caído bien, y siempre me frenó el respeto hacia mi propia novia, a la que solo una vez le había sido infiel en una noche de borrachera, y a su anterior novio, un buen amigo mío, al que después Julia y el tal Alberto le hicieron una buena putada, que le dejo hecho trizas.

Pero bueno, este era mi sueño, ¿no?. Pues si estábamos en MATRIX entonces no hacía mal ni a mi novia ni a mi amigo con este proyecto de polvo grandioso.... Además, seamos sinceros, yo deseaba subyugar a esa ninfa.

Así que le dije:

  • Quieres que me corra en tu boca, pero yo quiero que primero te corras tú en la mía...

  • Siii por favor suplicó anhelante- mientras volvía a meterse mi polla a punto de estallar en su boca, acariciándola con sus carnosos labios... mmmm!.

Me arranqué la camisa y el resto de la ropa y la tumbe en el suelo boca abajo. Comencé a chuparle con fruición sus suaves glúteos, duros como piedras y tersos como la seda, para llegar a su raja trasera, también libre de bello por completo, lo que hizo que me deleitara. Era un culo perfecto.

A decir verdad, nunca me había comido el culo de una tía, pero estaba tan limpia y virginal, que llevé a la práctica algo que solo me había imaginado hacer en los rincones más recónditos de mi mente, aunque sí que me lo habían hecho a mí con anterioridad la verdad, luego no era tan depravado. Metí la lengua entre sus glúteos llegando a su ano... Ella gimió con fuerza...

Siii....mmmm....síii....mmmh sigue amor mío......

¿Amor mío?, ¡¡¡¡pues no la llevas clara !!!! – pensé – esto es solo sexo salvaje y tú lo sabes... te como entera, te comes mi polla y todo lo que yo te ordene, te follo por todos los sitios que puedas imaginarte, y punto, nada de amor...

Vi entonces como se arqueaba su espalda, y aullaba su placer con su mano derecha metida entre sus bonitas piernas, mostrándome lo que sin duda era su primer orgasmo, mientras gritaba que era mi esclava y que solo existía para cumplir mis deseos y darme placer, como yo se lo ordenase. Parecía que le habían llegado mis pensamientos, y que estos se habían convertido en órdenes.

Le di la vuelta y la puse a horcajadas sobre de mi cara, pero mirando hacía mi rabo totalmente duro, y le expelí:

¡¡¡Chúpamela guarra!!!, no querrás que lo haga yo todo....

Ella no solo no dio muestras de sentirse molesta por mi despótica actitud, sino que pareció excitarle aún más, por lo que incrementándose exponencialmente sus fluidos – que ya resbalaban entre sus piernas - y convirtiendo sus gemidos en auténticos gritos de éxtasis, cumplió de inmediato la orden que le había dado, entre espasmos lujuriosos.

Así empezó un sesenta y nueve, como nunca había hecho anteriormente. A cada movimiento de mi lengua alrededor de su precioso clítoris y sus rosados encantos, ella correspondía gimiendo y tragándose mi polla por completo, una y otra vez aumentando el ritmo. Seguimos un ratito así ensamblados por nuestras bocas, entre convulsiones y jadeos. Mientras, yo de vez en cuando miraba furtivamente la escena en el gran espejo que había a un lado de la sala. La imagen del espejo era alucinante, era como una peli porno de las buenas, de las que ponen cachondas a las tías, y no de las que solo se ríen de la forzada interpretación de los actores. Julia, estaba casi completamente desnuda – a excepción de las medias negras y los zapatos de tacón - sobre mi que le apretaba los glúteos con las manos, bebiéndome sus fluidos, comiéndome toda su flor, y notando como ella hacía lo propio con mi orgulloso guerrero. Nuevamente llegó al clímax.

  • Ah.... ah......ah.....Córrete en mi boca por favor, necesito tu leche.

Nunca me había puesto más caliente una petición... Tenía a mi merced a la tía más buena del lugar, a quien durante años había deseado en secreto, a pesar de sentir por ella una especial aversión. Seguramente por eso quería someterla. La sensación de poder era increíblemente embriagadora.

  • Oh síi...por favor, oh....oh...oh...dámela ya...me muero por probarla...

Me levanté, y la obligué a quedarse de rodillas, y agarrando su melena rubia entre mis dedos, sin hacerle daño, la dirigí a mi durísima polla para explotar en la boca de aquella preciosidad, que ya había subyugado a mi amigo Ramón, y que ahora tenía sometido a Alberto, hermano de otro amigo mío, quien estaba en la sala contigua, y al que le estábamos poniendo una cornamenta gigantesca.

Lo cierto es que no me sentía nada culpable por Alberto, dado que su deslealtad anterior para con mi amigo había sido total. Ellos sí que eran camaradas desde la infancia, y le robó poco a poco a la chica en cuestión, que fácilmente se dejó querer a base de cenitas y regalitos, puesto que Albertito era mucho mejor partido que el pobre Ramón. Ahora Alberto estaba esclavizado, y ¡¡¡¡ que coño!!!!....¡¡¡¡se lo merecía por cabrón!!!!!. Él quiso cazar a la chica de su amigo, no se limitó a tirársela, lo que a lo mejor le hubiera sido perdonado, no paró hasta arrebatársela, pero al final sin darse cuenta resultó que el cazado fue él...

Pero a lo que íbamos....

Que bien la mamaba la muy cerda, se la metía toda dentro y volvía a sacarla jugueteando con su lengua en mi glande, y mirándome suplicante, bajaba hasta mis huevos pajeándome...

  • Córrete mi vida... – suspiraba – dámelo ya.

Se chupó un dedito y mientras se metía mi enorme y dura polla nuevamente en la boca, besándola con pasión, empezó a acariciar mi ano, metiendo levemente ese dedito. No hay muchos hombres que lo reconozcan, porque parece poco viril, pero sabemos que ese es el punto concreto de máximo placer cuando estamos encendidos, así que exploté definitivamente. Ríos de semen fluyeron por su cara, y rápidamente volvió a tragársela toda de nuevo, bebiéndose el fruto de mi descarga. Siguió haciéndolo un rato y entre sus dedos y mi propio rabo se ayudaba para llevarse a la boca, lo que se había quedado en su cara.

Supongo que mientras lo hacía le miré alucinado y lo notó. Sonriéndome dijo:

  • Está muy buena créeme... y además me pone muy caliente hacerte esto. Más de una vez me lo había imaginado.

Vaya, vaya...Me tumbé en el suelo, y le pedí... no ..... le ordené... que siguiese chupándome suavemente, lo que hizo obedientemente, y para que negarlo... de un modo magistral. No en vano había sometido a un buen montón de hombres. Su historial completo es amplísimo, demasiado largo para contarlo entero, si bien sí que diré a modo de ejemplo que ya mi amigo Ramón la consiguió, cuando por esas fechas se enrollaba ocasionalmente con otro amigo de la pandilla, y mientras seguía siendo la novia oficial de otro pobre pardillo de su pueblo natal, que se le había quedado corto de duros, tras la quiebra de la empresa de su papá...

Así comprendí en cierta manera porqué todos caían desesperados a sus pies, pues no bastaba ser preciosa, como era, a veces angelical, y a veces gélida y fatal, sino que además era necesario ser una Diosa del sexo, una puta sublime y por lo que sabía ya, desde luego que lo era.

Puede que alguno lo niegue, incluso que se indigne al leer esto, pero por lo general los hombres pensamos solo con la polla y los huevos, y en ese sentido muchas mujeres están a años luz de nosotros. Una buena mamada y ya podemos ladrar lo que queramos, que la inmensa mayoría somos sometidos, no es que nos enamoremos en virtud de una buena mamada o de un buen polvo, es que a partir de ese momento nos convertimos en peleles a merced de su autora esperando como perritos fieles, a que ella se digne a hacerlo de nuevo, y mientras tanto solemos cumplir cualquier capricho que se le ocurra por disparatado que sea, para ver si nos recompensa con otra pequeña sesión de buen sexo...

Andaba yo sumido en estos oscuros pensamientos cuando me di cuanta que en realidad no había explorado aun ni una décima parte de todas las facetas de su sexo, y con lo que me excitaba tenerla bajo control chupándome la verga dócilmente, no me parecía ni mucho menos pronto para follármela salvajemente, de hecho me sentía completamente en forma para seguir a pesar de la reciente corrida, dado que mi miembro continuaba orgullosamente erguido.

  • Sí por favor- dijo dejándome boquiabierto.

  • ¿Lees mis pensamientos niña?- pregunté flipando.

Ella sonrió y sin darle importancia, como si fuera lo más natural del mundo, dijo:

  • Percibo tus ordenes y tus deseos. Eres mi amo.

¡¡Coño esto mola un huevo!!! – me dije – Luego lo intentaré con otra. ¿Me dejará hacer un trío con otra tía ?. ¿Con su hermana, por ejemplo?

  • Te dejaré hacer, lo que quieras, y seguro que mi hermana también.

¡¡¡Joder que pasote!!!. Yo ya me había enrollado antaño con su hermana, mucho antes de salir con Noe, y era una calientapollas que te cagas, que se sentaba a horcajadas encima mía con los vaqueros puestos, y se restregaba contra mí polla encerrada, poniéndome a mil, pero que prácticamente no me dejó ni tocarle una teta, con lo que el dolor de huevos posterior fue tremendo. Lo cierto es que Blanca, que así se llamaba la joya, era tonta del culo, pero tenía unas tetas increíblemente grandes, aunque juraría que no tan bonitas como las de Julia. En realidad no se parecían, ya que Blanca era morena de ojos oscuros, y ya he dicho que Julia era rubia y con los ojos color miel. Pero todo a su tiempo... ahora tenía otras cosas que hacer...

  • Te voy a fornicar- avisé.

  • Por fin – suspiró mi desnuda meretriz con la cara inundada por el estigma de la lujuria.

Vaya tela!, parecía que se le había hecho largo el breve descanso.

La tumbé boca arriba y no me resistí a probar de nuevo sus duros pezones, su ombligo, su vientre, y su sexo, lo que hizo que empezara a gemir de nuevo. Aparté sus labios mayores y comencé a besar y a rozar con los dientes su puntita rosada y erecta, lo que parecía que le encantaba, a juzgar por sus jadeos y sofocos.

Decidí metersela de un golpe, poniendo sus piernas enfundadas en las negras medias y con los zapatos de tacón de aguja puestos, dobladas sobre mis hombros para que la penetración fuera más profunda. Dios que delicia de coño depiladito, suave y calentito. No dejo de sentirme un poco culpable por mi novia, cuya vulva es también una maravilla, pero esta no se quedaba atrás en absoluto, y me daba muchísimo morbo y placer contemplar abajo a esa odiada, y deseada belleza gimiendo, y con cara de no controlar nada de lo que estaba pasando.

  • Ahh, sssii, ahh, fóllame, o sí fóllame bien , Quique, vamos dame bien fuerte. Eres mi dios!! – gemía mientras me acariciaba y me clavaba las uñas en el culo.

Mi culo.

Es curioso, y debe sonar arrogante, pero que coño!!, mi culo les encanta a las tías, a la mayoría de las que lo han visto desnudo y de cerca, les ha gustado. Quizá porque no tiene pelos, no porque me depile, sino porque no me salieron. Es un poco como el de un niño, pero en adulto. Siempre que me he acostado con una chica o una mujer hecha y derecha, me lo han dicho. Sí ya se!!, mienten todas como bellacas, pero este verano en la playa, concretamente en una cala virgen y nudista de Almería a la que estuvimos yendo varios días, me di cuenta que aunque las chicas y las no tan chicas en general me miraban la polla con disimulo, como a casi todos los tíos (aunque lo nieguen), dicho disimulo desaparecía por completo cuando se trataba de mirarme el culo. Noe pilló a más de una, y no le hizo ni pizca de gracia, casi nos tenemos que ir el primer día, y solo conseguí aplacar un poco su ataque de ira, cuando le expliqué que si yo me ponía como ella, por cada tío que la escrutaba con deseo, me iba a dar un paro cardíaco, así que le dije: "tranqui y deja vivir, ¿vale?". La verdad es que me daba un morbo de la hostia que todas esas tías desnudas, me mirasen a mí, y precisamente por mi culo... alucinante!.

Por eso Julia no quitaba sus manos de él y por eso en un momento que se me salió la polla en una embestida fallida, aprovechó para colarse subrepticiamente por detrás, empujarme para que agachara un poco, y comérmelo, lo que hasta entonces solo me había hecho Noe, cuando salía de la ducha, y no dejaba de sorprenderme nunca cada vez que lo hacía. Pero el caso es que lo devoraba mientras me pajeaba admirablemente, y era una pasada, para que vamos a mentir.

Rápidamente me giré, la cogí, le di la vuelta, y la puse a cuatro patas para follármela por detrás. Mientras con la mano derecha acariciaba su clítoris en círculos, y tras chuparme el dedo pulgar de mi mano izquierda, empecé a lubricar la entrada de su culito, que se abría ante mí como una flor.

Los espasmos y jadeos de Julia, me ponían cachondísimo, y me advirtieron que se me volvía a correr. ¡ Que encanto de chica, cuando no hablaba, más que para suplicar aquello que tú querías que te suplicara!.

  • Oh sí, ohh, otra vez... me corro... Quique... fóllame, follame bien... oh Dios, sssii, ssi, ssssssiiiiiiii!!!!.

Metí el dedo gordo completamente en su recto, y creí que se me moría allí mismo, había llegado a su tercer orgasmo, y yo diría que fue más intenso que los anteriores. Tras ello, paré un poco, para dejarla descansar, ¡que no me cayese muy bien, cuando no follábamos, no significaba que la quisiese ver muerta!. Eso no significa que me estuviese enamorando, como alguno, o alguna puede pensar, significa que uno también tiene su corazoncito... aunque esté algo podrido.

En fin, sacando cuidadosamente mi falo, le di la vuelta otra vez, le miré a la cara y me sorprendió, verla roja por el esfuerzo, un poquito sudada, y... ¡¡¡joder vulnerable y preciosa!!!...Si no supiera que es una pécora!!!!.

Pero estaba muy cachondo y ella lo notó, porque me miró sonriendo y empezó otra vez a hacerme una de sus fantásticas felaciones, que contribuyó a que casi tuviera otro orgasmo en ese mismo momento... pero rápidamente debí ordenarle mentalmente que parara, porque lo hizo, y se quedó mirándome expectante.

Me tranquilicé un momentito, y pensé: quiero darte por el culo guarra.

Como veis, siempre me ha puesto muy cachondo el hecho de follarme a una tía que por lo que sea no me caiga bien, siempre y cuando que no esté mal del todo claro. Siempre he querido someterlas en el sexo, lo que ciertamente he conseguido con alguna, pero revelándome machista y autoritario, insultándolas un poco para que me mostrasen sumisión, lo que un cierto y extraño sentido del decoro siempre me había impedido llevar a la práctica. Pero en el caso de Julia, con sus antecedentes, no podía evitarlo me moría de ganas, por eso pensé lo que quería y le llamé guarra otra vez, en esta ocasión en mi mente, quería saber si lo había oído y que le parecía que le volviese a tratar así. Me contestó de inmediato.

  • Sí te he oído... Llámame guarra y lo que quieras, porque lo soy. Soy una puta, necesito oírlo de tu boca y soy tuya... ¡¡Sodomízame!!

¡¡¡ Yo no acato tus órdenes!!! - pensé deliberadamente, y me esforcé en transmitirle ese mandato mental, para ver su reacción.

  • No, no... por favor ... no te ordeno...te suplico que lleves a cabo lo que deseas. Tu furcia te ruega que la esclavices...Te necesito dentro, aunque solo sea una vez más...

¡¡Esto es acojonante!!!. Nunca había penetrado con mi polla un culito, aunque la verdad sea dicha, me moría de ganas de hacérselo a mi novia cada vez que follábamos, pero aunque ella me había confesado que también le motivaba, lo que yo ya había notado cuando le metía algún dedito mientras penetraba su coñito, no terminaba de atreverse a probarlo por miedo a que le hiciera daño, y yo prefería esperar lo que hiciera falta, porque por nada del mundo querría que tuviese una mala experiencia conmigo, y que la recordase después con amargura por mi culpa. Nuestra relación era fantástica, y el sexo con ella era increíble, pero soy un tío y como ya he dicho pensamos con la polla... un escorpión nunca puede dejar de ser un escorpión...

Tras ese ligero lapsus de pensamientos con un cierto deje de culpabilidad, vi como Julia me miraba jadeante, se daba la vuelta, se ponía a gatas, y bajando su espalda me ofrecía su culito. Mi polla y el resto de mi cuerpo enardeció de nuevo, joder como lo deseaba!!!. Sin embargo tuve un momento de vacilación y confesé...

  • Nunca he hecho esto antes...

  • No te preocupes, yo te guiaré, me encanta, lléname el culo por favor...

Así comenzó a pasar los flujos de su coñito, llevándolos a su orificio trasero, hasta dejarlo totalmente húmedo y lubricado.

  • Métemela otro poco en coñito para empaparte de mi esencia...

Muy a mi pesar parecía que en este trance el que tendría que obedecer era yo, aunque las órdenes recibidas eran de mi agrado. Así, dada mi inexperiencia no me quedaba más remedio que dejarme guiar.

  • Ah.... oh... siii... venga un poco más- suspiraba mi putita mientras le metía y sacaba mi ardiente nabo en su preciosa y caliente vulva.

  • mmmm.....ahh....venga ahora ponla... en la entrada y métela despacito vida mía...

Así lo hice, y despacito empecé a penetrar su ano. Al principio entró mi gordo capullo con menos problemas de los que había imaginado. Julia gemía como una loca, lo cual hacía que desease meterla toda de inmediato, pero tampoco quería hacerle daño. De pronto, fue ella la que empujó hacia atrás y mi durísisma polla entró entera en aquel maravilloso culito. La sensación era impresionante, igual de caliente que su preciosa conchita, pero más apretado. En unos momentos estaba follándome su culo con una soltura.....como si lo hubiese hecho toda mi vida!!... que placer!!!...

  • Ah.....ah.....oh.....mmm.....Ahí la tienes... mi amor.... está toda dentro... Soy tuya...dame bien fuerte...no tengas miedo...

  • mmm.....Nada de amor... – acerté a decir jadeante.

  • Ooooh... Aah....Pero yo te amo....eso no lo puedes evitar.... fóllame fuerte, por favor....

¡¡¡Tías!!!.... seguro que si alguna lee esto se molesta, pero me da igual. En cuanto gozan de buen sexo, ya te aman... parece que en su mayoría no conciben de forma consciente que el deseo, no está necesariamente unido al amor, y siempre se quieren engañar momentáneamente pensando que aman a alguien cuando les hace gozar con un buen polvo. Eso dura más bien poco tiempo, a veces son tan torpes que incluso les cuentan ese súbito arrebato de amor a las amigas, y luego si el sujeto en cuestión pasa de ellas, se acaban olvidando irremisiblemente al día siguiente después de unos pucheritos. Igualmente olvidan a aquel pobre pardillo que ya amaba a la chica en cuestión con anterioridad al polvo, y se había creído el rollito ese de la jadeante declaración amorosa de su amada. Entonces yo creo que se dan cuenta que lo que sentían no tenía nada que ver con el amor, pero a pesar de ello encubrirán ante sus amigas aquella declaración amorosa con subterfugios del tipo: " Me di cuenta a tiempo que no era tipo porque tía....bla....bla...bla..."

Incluso un espécimen como el que tenía debajo, con lo pérfida que era, decía que me amaba... y lo peor es que en ese momento, por su tono de voz, seguro que se lo creía....

  • Te digo que no menciones la palabra amor puta!- aullé.

  • Siii....si...si... Soy una puta!!. Ahh....ahhh.... Soy tu putita....como siempre has querido que sea....

La verdad, es que esta tía no dejaba de sorprenderme, sabía que yo la quería someter, que desde que la conocía lo había querido, y se sometía de mil amores, gozaba de ello y me parecía que quería que fuese más duro con ella de lo que ya lo estaba siendo...

Tanta sumisión me estaba poniendo en órbita y me iba a correr otra vez de un momento a otro.

  • Correte ahora pécora...porqué a mi me queda muy poco y te voy a llenar de toda .....

Vi a través del espejo que ahora teníamos enfrente, como se metía varios dedos en su coñito, y eso me enardecía aun más. Notaba más aún presión de su culito. Decidí meterle yo un par de dedos, y jugar con su clítoris un poquito.

  • Sssiiii....ohh....ssosssi Quique....

De pronto Julia explotó. No se como describir sus gritos, gemidos y jadeos. Reventó en mil pedazos, como una rosa a la que han atacado un millar de abejas para beberse su néctar. Me pareció que la onda expansiva de su tremendo orgasmo me alcanzaba y me tiraba para atrás, y creí ver que una lluvia de pétalos de rosa blaca y roja, caían como por ensalmo del techo de la sala.

Alucinado y a punto de morir de lujuria... empecé a correrme dentro de ella con una fuerza increíble, coordinando nuestros orgasmos hasta llegar juntos al clímax...

Terminado el torrente que salía resbalando por sus piernas y ya manchaba sus medias salí exhausto, pero maravillado por la experiencia.

Se dio la vuelta poniéndose de rodillas frente a mí, me besó, metiéndome la lengua en la boca y buscando la mía, me cogió una mano y me la puso en su pecho izquierdo para que sintiese su corazón desbocado. Yo acaricié extasiado esa hermosísima teta y su duro pezón.

  • Vas a acabar conmigo... amo – Sorió picaramente.

  • Mala hierba nunca muere – comenté.

Me senté en el suelo para descansar, apoyando la espalda en el espejo, y ella vino me cogió la polla, e inclinándose se la metió otra vez en la boca, limpiándola de semen, lo que hizo que volviera a adquirir una dureza sorprendente....

Se la sacó de la boca, volvió a dedicarme otra mirada pícara y dijo:

  • Quieres que llame a mi hermana....