El Oso (II: El Inicio de una relación oculta).
Un muchacho que ha experimentado el amor espiritual y físico por primera vez despierta en brazos de su amado.
Resumen.- Felipe es un muchacho tímido que, por medio del chat, da el gran paso de sacar una cita con un hombre que le agradó mucho, con el nickname de Bear_Hunter34. Algo dudoso de lo que ha hecho, decide asistir a la cita, utilizando como excusa para salir de la casa de sus padres, el turno de amanecida de Internet. Conoce a Tom Hunter, un hombre de clase media estable, trabajador, y un oso muy apuesto con el cual se divierte mucho. Luego de ir a cenar a un restaurant, Felipe es invitado por Tom a su casa con el pretexto de ver unos carritos y otros juguetes. Allí, bajo la influencia de una música suave, las copas, y los videos porno, Felipe es seducido por Tom, quien le hace perder su virginidad con verdadera ternura, luego de lo cual quedan dormidos.
Esa noche tuve un hermoso sueño. Yo, en medio de una hermosa playa solitaria en pleno amanecer, escuchando como las olas del mar iban y venían suavemente, haciendo junto con la brisa sonidos muy suaves. Podía correr en libertad por toda la playa, saltando, lanzándome a la arena, muy alegre, pero a lo lejos noté muy pronto que no estaba solo: había gente, mucha gente, que se estaba acercando... y aunque no los podía distinguir venían muy velozmente, y para mi sorpresa cada vez que se acercaban me hacían sentir mal, como si sintiera que mi espacio estaba siendo invadido de un modo muy grosero... poco a poco el azulino cielo matinal se hacía un blanco día y, como era costumbre en mí, mis sentimientos románticos se perdían y me sentía con vergüenza de haber saltado y jugado en aquella playa... los bellísimos juegos de luces que sobre el mar reflejaban el sol naciente se turnaban en una blanquecina tristeza, este sueño... ya no me gustaba tanto, pero... ¿acaso mi yo en el sueño no se sentía con emoción de poder repetir esa locura matinal alguna vez?... reflexioné en el sueño, y entonces me di cuenta que había recuperado la conciencia.
Desperté algo lentamente, entonces ¡mmmmm!, ¡en que hermosa visión me encontraba! yo, rodeado por unos enormes y protectores brazos velludos, con mi cabeza reposando en una preciosísima almohada que era formada por unos pectorales masculinos muy carnosos y poblados de una felpita dorada hermosa... miré hacia arriba y allí estaba él, su barbilla inclinada hacia abajo, un rostro de cansancio pero de ternura y amor, calmado, bellísimo. Allí estaba yo, abrazado a él, desnudos ambos con nuestras piernas entrecruzadas bajo las sábanas suaves. Estábamos iluminados tenuemente por una luz matinal que provenía de una ventana tapada a medias por cortinas blancas, y a lo lejos, sonidos de carretillas del pan y de autos pasando se escuchaban muy lejanamente. Y en medio de esta contemplación, ¡qué precioso sonido escuchaba cerca en mis oídos! una hermosa respiración, de sonido grave pero dulce, podía escucharse desde ese precioso pecho.
Entonces... comprendí, al irme acordando del sueño, que esa era la brisa marina, ese era el hermoso mar calmado que imaginaba. Era mi osito, el hombre que la noche anterior me había hecho suyo con tanta ternura, tanto cuidado, tanto amor... lo amaba... lo amaba demasiado, y era suyo, perdí mi virginidad justo como quería: con el hombre que amaba. Un dolorcillo me sacudió en las caderas cuando intenté incorporarme, además esos brazotes me abrazaban con fuerza, entonces decidí despertarlo de otra forma. Lo besé, besé con mucha lentitud y cuidado ese hermoso pecho velludo, tratando de llegar a la base del cuello. Y de tantos besitos suaves, al fin logré que Tommy despierte. Lo hizo muy lentamente, meneando la cabeza de un lado al otro, mientras yo seguía dándole de besos. Y entonces hizo un sonido de sorpresa leve, y me miró. Su sonrisa fue un alivio y un hermoso despertar para mí:
- Hola... hola bebé... ¿cómo te sientes, dormiste bien? (un bostezo interrumpió este saludo).
Hola osín(en nuestra charla antes de dormir quedamos en que él sería mi "osín")... creo que ayer... se nos fue la mano con los tragos, jeje... pero estoy bien, oye... estoy muy contento... te amo. - Jeje... sí, se me fue la mano... pero... oye... ¿en serio me amas?, yo también siento algo fuerte... desde que te conocí supe que te iba a hacer mío. - Bueno... estuviste muy bien, jeje... perdon, quiero decir, que me gustó mucho, no sabía que hacer el amor fuera tan bueno, tan sólo me lo imaginaba. - ¿No te hice daño, estás bien? - No, estoy bien, aunque un poco dolorido... sssss... mi cuerpo esta algo como acalambrado, muy agotado... pero si a lo que tú te refieres es... a mí (le hice unas señales que le decían que me refería a mi desvirgamiento, de veras me sentía algo extraño)... - !Ah no!, eso es normal bebito lindo, eso se te va a pasar... déjalo un tiempito.
- Otro efecto que noté después de lo de anoche era que su olor estaba impregnado en todo mi cuerpo... un olor maduro, fuerte, delicioso. Entonces me incorporé un poco para ver el reloj en el VHS: eran las siete y media, ¡uuuuyyy! ya me tenía que ir, iba a llegar tarde a mi casa. Se lo expliqué a mi osito. Él me dijo que no tendría ningun problema en llevarme, al parque donde nos citamos, en su coche:
- Gracias Tom, te quiero...
- Pero...Felipe, nos volveremos a ver ¿no?, si no... entenderé.
- ¡Pero claro, osito!, pero cómo se te ocurre preguntarme eso... allí tienes mi teléfono, llámame, llámame a las 9 p.m. para fijar una nueva hora para vernos...¿crees que yo no te quiero volver a ver, después de lo de ayer, de entregarme a ti, de saber que te amo como nunca amaré de nuevo?...yo, por favor.
Lo siento bebé...disculpa, no quise lastimarte. - Está bien (lo besé en la mejilla), yo también te voy a extrañar todo el día, ya siento que soy tuyo. - Oye bebito...voy a ducharme, jeje... ¿vienes?. - Estemm...esta bien Tom...te deseo, o sea, deseo ducharme también.
- Bueno, despues de esto, nos desabrazamos y comenzamos a alistarnos. Primeramente fuimos al baño y nos metimos a la ducha. Mi oso activó el agua tibia y pronto el chorro de agua que caía de lo alto nos empapó como una lluvia de lo más deliciosa y cálida que pueda haber. Poco tiempo estuvimos separados dándonos la primera remojada...bien pronto nos abrazamos y besamos con mucha pasión, juntando nuestras lenguas, explorándonos con nuestras manos. Luego mi amado me separó un poco de él tomó el jabón y la esponja y me pidió que me volteara. Así lo hice, y sentí cómo mi osito me lavaba la espalda, pasándome la esponja muy dulcemente, lo que me excitó por completo. A los pocos minutos me lavó un poco el pecho, y luego ambas operaciones las repetí yo en él. Pero tan excitado estaba que, ya limpios del jabón... comencé de nuevo a besarlo, con mucha fuerza, deseando ser suyo de nuevo, aunque algo asustado por mi trasera sensación...preferí entonces ir explorando su pecho con mis labios, bajando a su fuerte abdomen, y lo fui volteando de a pocos para atreverme a mordisquear y lamer sus preciosas nalgas, y lengüetear tímidamente su rajita preciosa. Lo volví a voltear y ante mí se erguía un enorme falo húmedo y realmente lindo, al cual yo...mirándole a la cara...comencé a ir devorando con timidez mezclada de deseo, engullendo con cuidado todo lo que pude, para luego ir chupando poco a poco toda aquella masa de carne, aunque no tan profundo porque le tenía miedo a las arcadas. Pero intenté compensar eso con juegos con mi lengua en aquella preciosa fruta rosada que tenía sobre su pene, ensayando todo cuanto pude para mejorar el placer que le diese a mi querido Tom. Pero el placer era demasiado, poco a poco mi oso respiraba jadeante, se desesperaba, me tomaba con sus manos tan fuertes la cabeza y me oprimía más y más contra su verga, yo lo seguía mirando en lo posible, cuando no me concentraba en chupar ese hermoso mástil, y veía cómo su cabeza primero miraba al techo, luego me miraba con una expresión muy característica del placer que se siente al excitarse para luego esbozarme una sonrisa...murmurando palabras muy bajito...de las que sólo pude entender: "si bebito...chúpala...me vengo".
- En efecto, no mucho después de decir esto sus gemidos se hicieron muy fuertes y me oprimió la cara contra su pene con fuerza...y ¡ohhhhh! me inundaba la boca, me alimentaba amorosamente, con enormes dotaciones de semen, que yo me fui tragando poco a poco, como si fuera la lechecita más nutritiva y apetecible (aunque no sabía a nada en particular). En fin, tragué y relamí cuanto pude aquella sustancia sin asco, porque estaba excitadísimo, y porque era el jugo proveniente de mi amado, la dotación de jugo de placer que un oso le proporcionaba a su cachorro consentido...creerán que soy un pervertido...pero a mí el recordar la escena en que yo bebí de mi amado me hace estremecer mi corazón del mas puro sentimiento.
- Me incorporé, le di un buen beso, tratando de que saboree su propio semen mezclado con mi saliva, y creo que él entendió esto. Mientras nos besábamos, él tomó mi pene ya muy erecto y lo fue masturbando con rapidez...tanta que me vine en sus manos. Entonces él acercó su mano empapada a mí y me la fue pasando por el rostro, el pecho, la boca, las nalgas, mientras me iba lengüeteando aquel rastro en la cara y en el pecho. Nos quedamos un ratito más lavándonos y salimos de la ducha entoallados.
- Luego de salir del baño nos fuimos a vestir...tuvimos que recoger nuestras ropas medio arrugadas del piso, de la cama, de debajo de la cama. En fin, ya eran las 8 y no había tiempo de otra cosa. Mientras yo me peinaba y arreglaba, mi osito preparaba un café con unas tostadas. Fuimos a su mesa en el comedor, y allí desayunamos. Conversamos de algunas cosillas relacionadas con nuestro ardiente encuentro, así como las condiciones de eventuales posteriores encuentros, pero es entonces que el tema otra vez brotó:
- Oye Felipe, te volveré a ver ¿no es cierto?. - Buenoo...yooo...estemm...claro...te amo, y lo haré...por supuesto que volveré. - ¡No, no me entiendas mal!, me refiero que ahora podemos estar así, por mí está bien vernos algunos días señalados en las tardes, y otros de amanecida, pero no...no te sientas presionado...es que yo deseo intentar, intentarlo contigo ¿me entiendes?
- Lo entendía, entendía que nada sería igual para mí, que era hora ya de ir despidiéndome de una vida oculta ante la sociedad, y de seguir a quien amaba. Era hora de hacer frente a las dificultades, de enfrentar a lo desconocido, de cambiar mi mundo de medias verdades por uno de amor y sinceridad, pero el cambio era difícil, y tenía miedo. Pero, yo también quería intentarlo, Tom era el hombre que yo amaba, y no importaba equivocarme ni con él, ni con nadie, debía mostrar mi realidad, debía buscar mi camino. Aunque por ahora me sentí muy aliviado de saber que Tom aceptaba encontrarse conmigo de vez en cuando de momento. Yo, enamorado, estaba seguro de que él me amaba con total entrega, y tanto así que malentendí su propuesta creyendo que me pedía que viviéramos juntos (fue por eso que me asusté).
- Bueno, salimos del departamento, fuimos bajando en el ascensor, aprovechamos para besarnos apasionadamente allí adentro, pero bien pronto se abrió y tuvimos que salir apurados. Allí, en la salida a la calle, tuve la primera muestra de lo que serían mis dificultades para romper con mi temor y ensimismamiento: estaba muy avergonzado, con la cabeza gacha, tratando de no mirar a los peatones ni a nadie cerca...sintiéndome avergonzado de que me hubiesen visto llegar con un hombre anoche y salir hoy en la mañana...¿y si alguno de ellos me conocía o conocía a algún familiar y le fuera con el chisme?...y toda una serie de tontas paranoias similares. El matutino sol de la ciudad, que hacía que las nubes fuesen de un brillante blanco, con algunos espacios de cielo azul, me agradaba...pero me devolvía a la cordura...¿qué había hecho?, ¿era acaso un flete, un prostituto?...pero no, no podía sentirme tan mal sólo porque el sol me diese en la cara...le tenía miedo. No tuve mucho tiempo para reflexionar, pues subí al coche y salimos a toda velocidad.
- Yo...preferí sentarme atrás, mi "oso" entendió, yo me sentía como un desgraciado, no quería que me vieran con Tom por un lado, y por el otro deseaba gritarle al mundo mi amor por él...qué agonizante era yo en mi closet.
- Pero decidí que no me molestaría eso, por lo menos no por ahora. En el camino seguimos conversando, esta vez de temas más mundanos como la política, la sociedad, y otras cosas por el estilo. Al llegar, noté con alivio que no había mucha gente en la avenida. Hice que se estacione lejos de los pocos transeúntes, obviamente no cerca al parque, y me acerqué por detrás de él, quien al saber lo que yo buscaba, se volteó también. Entonces nos dimos un fuerte beso, que para mí fueron segundos de verdadera libertad. Luego, él sacó de su bolsillo unos 2 carritos pequeños de juguete, diciéndome que aunque no era un peluche, él me los daba para que lo recuerde. Bueno, también me había dado en su casa una foto, ya que yo se la había pedido. Yo le dije: "gracias, bueno, chau...amor" muy bajito. Él respondió: "chau bebé, te llamo luego". Abrí la puerta y, con prisa me salí de su carro. Caminé por la ciudad rumbo a mi casa, primero cabizbajo y con prisa, luego con algo de orgullo, mirando al cielo, ahora más despejado. Después de todo, había hecho el amor.
- Bernie
- Continuará...