El oscuro secreto de Todorelatos II

Eros despierta. Y lo que averigua es algo alucinante, que podría acabar con la salud mental de cualquiera. Detrás de la desaparición de autores y usuarios de la web Todorelatos, está un grupo que, oculto en las sombras, maquina y conspira desde el albor de la civilización. Su objetivo, la inmortalidad dedicada a la perversión sexual.

Despierto con un terrible dolor de cabeza. La luz va regresando poco a poco. ¿Lo hace realmente’ ¿Dónde diablos estoy?

Una especie de mazmorra. Más bien una mazmorra, pura y directamente. Me toco el principal foco de dolor. Alguien  ha curado la herida. No tendría mucho sentido hacerlo si pretendiesen matarme. Una de dos: o no era su intención, o no tenían todavía clara ésta.

¿Cuánto tiempo he pasado inconsciente? No demasiado, creo. Al menos, no tanto como para que me hayan trasladado a otro lugar. Debo seguir en el mismo castillo.

La boca seca. Necesito agua. Afortunadamente, hay baño en la celda.

El segundo pensamiento es para Carmen. ¿Seguirá bien? Probablemente haya corrido una suerte similar a la mía. Probablemente corra la misma que me espera a mí, sea cual sea.

Escucho murmullos. Una especie de llanto o lamento. Viene de una que debe quedar junto a la mía. Parece una muchacha. Acercándome hasta la puerta de rejas, me asomo a través de éstas. Al otro lado un corto pasillo que lleva hasta unas escaleras de piedra a la derecha.

-Ey… ¿me oyes?

He de repetir la pregunta un par de veces antes de que me conteste. Obviamente, está muy asustada.

-Sí…

Quedo anonadado. ¡Debe ser una chiquilla!

-¿Cuántos años tienes?

No me sorprende su respuesta. Se corresponde con lo que había imaginado por su voz.

-Muy bien. ¿Sabes si hay alguien más aquí encerrado a parte de nosotros?

-No.

-¿No lo sabes o no lo hay?

-No lo hay.

-De acuerdo. ¿Y el vigilante?

-¿Qué vigilante?

Me extraña su pregunta.

-¿No hay nadie que nos vigile?

-Creo que no.

¡Sorprendente! Miro a uno y otro lado. No hay cámaras. Al menos no visibles.

-Dime: por casualidad, no tendrás unos pantalones vaqueros, ¿verdad?

-S-sí –duda-… sí. ¿Por qué lo preguntas?

¡Albricias!

-De acuerdo: vamos a salir de aquí.

-¿Cómo…?

-¿Cómo vamos a salir o cómo he dicho?

Mientras hablo, trabajo. Estuve en la cárcel. Una experiencia muy recomendable para alguien como yo.  Se aprenden muchas cosas.

-¿Cómo… vamos a salir?

-Pásame tus pantalones.

-¿Cómo…? –se sorprende.

-No tenemos tiempo para andar con preguntas y respuestas, niña. Pásamelos.

Obedece. Tomándolos, los coloco  en el lavabo y abro el grifo hasta empaparlos completamente. Luego, retorciendo los camales, ato uno al barrote de uno de los extremos de la puerta y otro al del otro. Previamente he envuelto con la sección media de la prenda la sección de tubería que he arrancado del WC. Una vez concluidos los preparamientos, agarro ésta de ambos extremos y comienzo a darle vueltas, de forma que los camales continúan retorciéndose hasta ir menguando progresivamente su longitud. Con ello, crean una presión de tracción enorme sobre los barrotes, que comienzan a doblarse hacia a dentro. Cuesta, he de hacer mucha fuerza, pero finalmente consigo abrir un hueco por el cual colarme.

Luego repito la operación con la perta de la celda de la muchacha. ¡Dios! Es ciertamente una niña. Con un precioso cuerpo de mujer, pero tan sólo una adolescente. ¿Cómo demonios ha ido a meterse en aquel berenjenal?

-Toma –le tiendo los pantalones-… póntelos.

-Están mojados…

-Mejor eso que ir medio desnuda. Ya encontraremos algo que ponerte.

Las escaleras de la derecha llevan hasta otra puerta al final de éstas. Abierta en este caso. ¡Gran sistema de vigilancia!

Despejada mi mente, consigo orientarme sin dificultad de nuevo. No tardamos en encontrar una ventana. ¡Grande! Desde allí podremos pedir ayuda.

Lo que hayo en cambio, me deja totalmente desconcertado. Al otro lado de aquélla, el paisaje urbano esperado a desaparecido totalmente, sustituido por otro boscoso de montaña. ¿Qué diablos está ocurriendo? ¿Dónde coño estamos? Un sentimiento de irrealidad comienza a envolverlo todo.

Mirando hacia abajo, descubro un foso con agua rodeando el castillo.

-¿Qué ocurre? –pregunta la muchacha ante mi estupor, asomándose al tiempo para echar un vistazo.

-¿Dónde… dónde estamos?

Evidentemente, la cosa le ha sorprendido tanto como a mí.

Pienso en Carmen. ¿Qué hacer? El sentido de la lealtad para con amigos y allegados me impulsa a volver a buscarla y sin embargo ya no es sólo por mí y por ella que debo preocuparme. Está la chica. Tan joven… he de sacarla de allí. Podría pasar horas buscando a mi ayudante y sin garantía de encontrarla. Un tiempo del que no dispongo. Pronto descubrirán nuestra fuga. Además Carmen sabe cuidar de sí misma, cosa que no se podría decir de la niña. Ella misma me animaría a escapar para ponerla a salvo.

Sea. No hay tiempo que perder. Huiremos y buscaré ayuda o volveré una vez la chiquilla esté fuera de peligro.

-Alguna zona del Norte.

Miento. No tengo ni idea, pero hay que hacer por tenerla lo más tranquila posible.

-¿Qué vamos a hacer?

-Saltar.

Echa una mirada al foso sorprendida.

-¿Estás loco? ¡Está altísimo!

-Unos quince metros. No te preocupes. Intenta caer de pie y recta, con las piernas y los brazos lo más cerrados posible.

-¿Cómo…? ¡No voy a saltar!

-¡Escucha!: no hay tiempo que perder. O saltar o esperar a que vuelvan a cogernos y nos devuelvan a la celda. Elige, pero rápido. No tardarán en descubrir nuestra marcha.

Me mira asustada.

-Saltaré yo primero si quieres, para que así veas que no hay peligro.

Vuelvo a mentir. No tengo idea acerca de la profundidad del foso. Si no resulta suficiente me destrozaré contra el fondo. No puedo dejar que salte ella primera. Ese riesgo me corresponde a mí. No hay más opción, Creo que no la hay. Tengo la suficiente experiencia para intuir que no saldremos vivos de allí si vuelven a cogernos. Si hay bastante agua, no llegará a descubrir mi mentira. Si no…

-Bravo- se escucha una voz a nuestras espaldas, algunos metros atrás. ¡El Hombre FX ! Los músculos se me tensan al sentirme descubierto y he de esforzarme por contener el acceso de pánico-… todo un héroe. Resulta admirable tanta nobleza y coraje.

Nos volvemos derrotados. La chica tirita de miedo.

Mis ojos se abren como platos ante lo que veo. Allí, abrazada al Hombre FX … ¡la madre de mi cliente!

Un indefinible sentimiento a medio camino entre la irrealidad y el desconcierto me embarga. Como cuando despertamos y, ante la primera imagen que encontramos dudamos si seguimos soñando o la estamos viendo realmente.

La mujer es perfectamente reconocible. Al menos para alguien cuya profesión, en muy gran medida, consiste en la búsqueda de personas. Y sin embargo se ve muy… cambiada.

Es algo de locura. Parece haber rejuvenecido al menos quince años. Sus labios son mucho más carnosos que los que mostraba en las fotografías. Su cuerpo ha ganado en curvas. El largo vestido de gasa azul semitransparente que viste acaricia cada una de éstas suavemente, permitiendo apreciarlas de forma tan perfecta casi como si desnuda apareciese. Muy especialmente, destaca ese increíble y enorme par de tetas, descaradamente mostrado por un escote que parece haber decidido abrirse para franquearles la escapada. Pero lo más sorprendente de todo, es que nada de todo eso parece fruto del quirófano. La apariencia es totalmente natural.

Dos mastodónticos energúmenos surgen del pasillo para colocarse junto a ellos. Instintivamente, me coloco ante la muchacha para cubrirla.

-Salta. Los retrasaré todo lo que pueda.

¡¿Qué estoy haciendo?! No puedo ordenarle que lo haga. Si no hay suficiente profundidad de aplastará contra el fondo. ¿resulta más arriesgado o menos que dejarse atrapar de nuevo?

Nuestros perseguidores no dejan demasiado espacio para dudas. Apenas he terminado de hablar, un sonido de algo enorme y mecánico moviéndose a nuestras espaldas nos sorprende, haciéndonos girar por reflejo.

Dos secciones de pared, girando sobre sí mismas, se han abierto para revelar sendos pasadizos ocultos, uno a cada lado. Del interior de uno de ellos surge otro mastodonte para coger a la chica. Hago ademán de abalanzarme sobre él, pero soy retenido por un par de ciclópeos brazos desde atrás, procedente su dueño de la otra abertura en el muro.

-¡¡¡Nooo…!! ¡¡No dejes que me lleven!! ¡¡Ayúdame!!

Lucho y me revuelvo, pero es demasiado fuerte. Como el abrazo de un oso pardo.

La pared vuelve a cerrarse tras ellos, silenciando los gritos de la chiquilla y llevándoselos con ella. Cesando de luchar, miro con odio a la pareja. Ella sonríe provocadora.

-Acompáñenos, por favor –me invita cínicamente el Hombre FX-. Vamos a tener una pequeña conversación.

………………………………………………….

-Existimos como grupo desde hace mucho. Grecia, Roma… Mesopotamia… desde el albor de la civilización, desde que el hombre comenzó a crear organizaciones sociales complejas y ciudades, ha  existido individuos de poderosa sexualidad que se buscaron y asociaron.

Su voz suena segura. No me está vacilando, ni se está inventando ningún cuento, Cuando menos, cree sinceramente lo que me cuenta. Sentados en la lujosa estancia con muros de piedra adornados con armas medievales y escudos heráldicos, habla relajadamente mientras tomamos una copa de magnífico cognac francés.

-Asociarse… ¿para qué?

-En principio para dar cobertura a sus vicios y perversiones. Algo similar a los actuales clubes de socios especializados en temáticas sexuales.

-En principio…

Expulsa largamente el humo del habano que fuma, procedente de sus pulmones.

-En aquellos tiempos, un círculo de estas características, necesariamente, había de estar integrado por gente pudiente, lo cual es lo mismo que decir poderosa. Ya sabe: altos sacerdotes, nobles, aristócratas, grandes propietarios…

Guardo silencio, invitándole a proseguir.

-Ese tipo de gente ostenta el poder económico y político. ¿Qué más podrían desear?

-Dígamelo usted.

Ríe divertido mi descaro.

-La inmortalidad, señor Eros … la inmortalidad.

Realmente aquello consigue cogerme por sorpresa. ¿Me está hablando en serio?

-Han pasado muchos siglos desde entonces. Hemos llegado a forjar una raza. Una de seres hipersexuales. Casi una especie distinta.

-¿De veras? Homo neandertal, homo cromagnón, homo sapiens… ¿cómo llamarán a su “especie hipersexual”? ¿Homo sexual? Lo de homo erectus sería también una opción –“erectus”, usted ya me entiende-, pero ya está cogida.

Ríe de nuevo.

-Muy agudo, señor Eros.

Silencio.

-Internet ha supuesto una revolución en todos los aspectos, que nosotros esperábamos desde hace décadas. Las páginas de contenido sexual con participación de sus usuarios, como Todorelatos , resultan un excelente campo de observación y captación. Nuestro grupo está detrás de muchas de las más importantes. Permanecemos atentos a la búsqueda de nuevos talentos que reclutar. Gente de poderosa y muy intensa sexualidad, a la par que dotada de un privilegiado intelecto. Somos muy selectivos.

-Ya veo…

-Seguimos a los miembros que llaman nuestra atención contactamos con ellos. Poco a poco, siempre de forma muy planificada, vamos informándoles de nuestra existencia como grupo y la naturaleza de éste, observando sus reacciones a medida que ello ocurre. Es decir, van conociendo de nuestra existencia y naturaleza gradualmente, quedando en el camino por descarte los que no llegan a ganar nuestra confianza y que, por tanto, tampoco llegan a saber más de lo que deberían.

Increíble…

-Lo que ofrecemos a quienes completan satisfactoriamente esa fase de examen, es el mayor premio a que puede aspirar ser vivo terrenal alguno: la inmortalidad, dedicada ésta a disfrutar de la sexualidad más intensa en todas sus variantes.

Debe haberme quedado cara de pasmado. No sé si debería creer lo que estoy escuchando. Suena a película de ciencia-ficción. Y sin embargo, la esencia misma del ambiente y sus personajes invitan a hacerlo.

-¿Cómo… cómo lo consiguen? Quiero decir…

Asiente el Hombre FX complacido.

-… cómo conseguimos acceder a la inmortalidad.

Ahora soy yo el que asiente en silencio.

-Como le he dicho, nuestro grupo comenzó integrado en buena parte por individuos procedentes de las clases elitistas. Desde el principio, tuvimos acceso al saber más profundo y a la ciencia más adelantada de cada época.

Lo primero fue la alquimia y los sabios-brujos. A través de ellos descubrimos el secreto de la sangre, su vínculo mágico con la esencia del ser y su alma. Conseguimos así inmortalizar la carne a través del vehículo constituido por el vital elixir. La gente supo de ello a través de leyendas y supersticiones.

-Vampiros…

Pasmado. Estoy quedando realmente pasmado. El Hombre FX vuelve a sonreír tras expirar el humo del habano una vez más.

-Veo que lo capta rápido.

-Fuisteis su origen. Vosotros los creasteis.

-Efectivamente.

Da otra calada al cigarro. La madre de mi cliente entretanto, escucha complacida recostada sobre él, su propia copa de cognac en la mano.

-Sin embargo, la cosa hacía demasiado ruido. Un efecto no previsto fue el contagio. En individuos especialmente predispuestos, la muerte tras haber sido mordidos suponía la conversión en vampiros. Con ello llegaron éstos a extenderse demasiado, hasta que su número provocó que la cosa se nos escapara de las manos y perdiéramos el control. A mediados del siglo XIX, el 70 % de los chupasangres que había en danza no pertenecía a nuestro grupo. Había que hacer algo. Nuestro poder radica en nuestro saber y nuestros secretos. Si permitiéramos que el mundo los comparta, perderíamos aquél.

-Ya… ¿y qué fue lo que hicieron?

Gesticula antes de expulsar el humo.

-Una vez descubierta una nueva vía de acceso a la inmortalidad, procedimos a divulgar la forma de destruir a los vampiros.

-¿Cómo lo hicieron?

-Buscamos a las personas adecuadas. Bran Stocker aportó el arma definitiva. Su novela Drácula dio a conocer mundialmente la figura del vampiro y sus debilidades. A partir de ahí, los chupasangres fueron acosados hasta el exterminio.

-¿Exterminio…?

-Obviamente, los nuestros no. Como le he dicho, antes nos aseguramos una nueva vía de acceso a la inmortalidad.

-¿Puedo preguntar cuál?

-Por supuesto.

Ríeagradado.

-La electricidad fue esa primera llave de acceso. En este contexto, Mary Shelley casi habló más de la cuenta también en su Frankenstein . Pero no llegó a desvelar las claves esenciales e hicimos por silenciar la cosa, con lo cual no llegó a trascender.

Asintió al ver el asombro en mi expresión.

-Igualmente, nos proveyó de otro medio de acceso a otro de los bienes más preciados por el ser humano desde su origen y que no puede ser comprado por el dinero.

-¿Cuál…? –pregunto estupefacto.

-La belleza física, por supuesto. Hasta entonces habíamos accedido a ella únicamente en base a la migración de almas. Una vez hallado el cuerpo deseado, se desalojaba de él la de su propietario y se ocupaba con la nuestra.

Vuelve a reír al apercibirse de mi indignación.

-Sí, bastante perverso para el juicio moral de un simple mortal. Robábamos sus hermosos y jóvenes cuerpos, dejándoles a cambio los nuestros. Y aun así, la cosa resultaba mucho menos cruel que lo que vino después.

Le interrogo con la mirada.

-Vamos… ¡use la imaginación! Le he dado las claves.

-No estoy de humos para jugar a las adivinanzas.

Ríe odioso.

-Trasplante de cerebros, señor Eros . Como en la novela de Shelley. El intercambio de almas planteaba ocasionalmente problemas. No siempre resultaba todo lo perfecto que hubiera sido deseable. En algunos casos de individuos de fuerte voluntad, ésta establecía un vínculo mente-alma difícil de vencer. Incluso llegó darse el supuesto de que el desalojado consiguiera recuperar su cuerpo. Ello llevó a que, a menudo se procediera al sacrificio de la víctima tras ocupar su cuerpo.

-El problema acabó con el nuevo sistema. Y además aquí el sacrificio era consustancial al método, pues, obviamente, sólo nos preocupábamos por el trasplante del cerebro del miembro de nuestro grupo al cuerpo de la víctima. El de ésta, simplemente se destruía, se enterraba o se arrojaba a los perros.

-Son ustedes unos bastardos… -escupo con odio.

-Oh, sí… supongo que lo somos. Ya le digo, cuesta ponerse en situación para pensar como lo haría un mortal. Supongo que desde su perspectiva, la cosa debe resultar realmente  recriminable.

Realmente recriminable ”. Era espeluznante el desinterés que mostraba al hablar de vidas humanas sacrificadas.

-Stocker… Shelley…

-Sí –sonríe adivinando mis pensamientos-… forman parte de los nuestros.

-Ya veo…

Fuma y bebe. Es un auténtico hijo de puta.

-Dígame… cuando habla de sexualidad poderosa, intensa, etc… ¿a qué se refiere exactamente?

Un gesto de vaguedad por su parte.

-Lo que quiero decir es… ¿contemplan todas las filias o están especializados en alguna? Heteros, homosexuales, bisex…

-He hablado de sexualidad. Si hubiera querido referirme a algún tipo de ella en particular, lo hubiera explicitado.

-¿Eso incluye desviaciones y demás? Ya sabe… zoofilia, masoquismo, sadismo…

-Usted las llama desviaciones. Nosotros, simplemente sexualidad.

-Ya veo… ¿eso incluye las más extremas?

-Insisto: no he explicitado.

-Ya, ya lo sé… pero me estoy refiriendo ahora a prácticas realmente extremas. Tipo…

-Sé a qué se está refiriendo. Y la respuesta es sí. También hay pederastas, maníacos sexuales, etc entre nosotros.

Hijo de puta… saltaría sobre él para arrancarle la yugular con los dientes.

-¿Podría preguntar por la identidad de alguno conocido?

Otro gesto como el anterior.

-Vlad “el Empalador”; la condesa Bathory; “Jack el destripador”; Irma Grese, la “bella-bestia” de los campos de exterminio nazis…

¡Hijo de puta! ¡Me está nombrando auténticos sádicos que disfrutaron  torturando atrozmente y asesinando a cientos o miles de personas algunos de ellos…

-Normalmente se deja creer al mundo que han muerto como cualquier otro ser. A veces incluso se produce la muerte realmente, como en el caso de Irma, para luego rescatar su cadáver y retornarla a la vida.

-Claro… muy práctico.

Silencio. Tenso… afilado como un cuchillo. Para mí, por supuesto. Ellos siguen relajados y felices. El Hombre FX pasa ahora un brazo por detrás de ella para rodearla y agarrarle una teta. La madre de mi cliente ronronea como una gata en celo.

-Sus hijos están preocupados por usted.

-Que se los follen.

Ríen como si hubiese dicho algo muy divertido.

-Es lo que le he dicho. Para nosotros es muy difícil ponernos en el lugar de un simple mortal. Cuando se accede a la inmortalidad, las cosas pasan a verse desde otra disciplina, perdiendo totalmente su sentido valores que hasta entonces habían sido sagrados, como la familia. Igualmente, entendemos que para alguien como usted resulte difícil de entender y se escandalice.

-Ya veo…

Desde luego me cuesta entenderlo.

-Se ve realmente guapa. ¿Cómo lo ha conseguido? Es como si hubiese retornado a la juventud. Más aun.

Sonríe halagada.

-Ahora es cuando me cuenta que también están integrados en su grupo algunos de los mejores cirujanos plásticos del mundo. ¿No es así?

Ríe entre dientes el Hombre FX .

-Los hay entre nosotros, pero la belleza de Daniela no es debida a la cirugía plástica.

-¿Entonces…? –pregunto extrañado-. En su caso no hay trasplantes de cerebro a otro cuerpo ni nada parecido. Es el suyo y su rostro, puedo reconocerlos perfectamente, pero mejorada mejorados.

Sonríe perversa y se saca una teta para permitirme admirarla.

-Una maravilla –asegura-, ¿verdad?

No puedo negarlo. Su pecho es de una belleza exquisita.

-Como le he comentado, manejamos ciencia y magia indistintamente. En cuanto a la primera, siempre hemos contado con muchos de los más destacados sabios e investigadores de cada época. Nuestra ciencia va muy por delante de todo lo  que usted pueda conocer. Incluso muy por delante de los descubrimientos e inventos más secretos y/o vanguardistas. Según disciplinas y aspectos, entre cien y quinientos años por delante.

Voy a necesitar tiempo para asimilar todo esto.

-Ingeniería genética, señor Eros. Nuestros conocimientos son algo que usted no ha podido siquiera entrever en las más fabulosas películas de ciencia-ficción.

Creo que no. Hace ya rato que he dejado atrás cualquier duda acerca de la veracidad de lo que me está contando.

-Sólo hay que decidir lo que deseas y quién lo posee –continúa ella-. En mi caso, quería los labios de Scarlett Johansson y sus tetas, aunque más gordas aun de lo que ella las tiene. También deseaba los glúteos de Jénnifer López y las caderas y muslos de Beyoncé, algo menos gruesos éstos.

Estoy pasmado.

-¿Cómo…?

-Como he dicho –continúa ella-, sólo hay que decidir lo que se quiere. Luego hay que obtener el ADN de la persona escogida. Basta con un pelo, por ejemplo. Nuestros científicos lo extraen de éste y seleccionan los genes concretos, incorporándolos a continuación a nuestras propias cadenas de información genética, al tiempo que se eliminan los anteriores que regían sobre los mismos aspectos, guardando la información respectiva a éstos en nuestros bancos de memoria genética por si en un futuro se desea recuperarlos.

¡¡Alucinante!!

-A partir de ahí, el cuerpo evoluciona hasta adquirir las formas que dictan esos nuevos genes. Es como asistir a una nueva pubertad. Como cuando tu cuerpo de niña cambia a otro de mujer. Ves como se modifican tus formas gradualmente, cómo te crecen las tetas y adquieren una nueva morfología.  ¡Es algo realmente increíble!

No me cabe la menor duda.

-Toda esta belleza tan deslumbrante que ves, todavía no es el resultado final –no tiene abuela la doña-. Al momento actual, mi cambio aún no ha acabado de completarse. Todavía tardará algunos meses más hasta haber adquirido las formas exactas que deseo.

-Una pregunta me surge con todo esto: si en su mano está acceder a la belleza más deslumbrante… ¿cómo es que usted, Hombre FX , mantiene ese aspecto tan ridículo?

Ríen divertidos la pregunta. No temo su ofensa. Sé que voy a morir. Después de todo lo que he oído, no podrían dejarme marchar. Tampoco van a proponerme que me una a ellos. Dijo que sólo lo hacían tras un largo proceso en el que, gradualmente, iban conociendo a los posibles futuros miembros hasta alcanzar convicción acerca de su idoneidad. Tampoco hubiera aceptado aunque lo hubieran hecho. No podría formar parte de un grupo del que también lo hacen sádicos como Irma Grese o la condesa Bathory.

Ante mis ojos, la apariencia del Hombre FX comienza a alterarse. No es un cambio real. Más bien es como si una nube se desintegrase progresivamente para revelar lo que hasta entonces había ocultado. Y lo que hasta entonces había ocultado, no es otra cosa que un apuesto varón en la treintena de edad, de cortos y muy negros cabellos y ojos oscuros.

No puedo dar crédito a lo que estoy viendo.

-¿No escuchó nunca eso de que las apariencias pueden engañar en ocasiones, señor Eros ?

¡Y tanto!

-Alucinación colectiva inducida. Una técnica conocida y manejada desde hace años en la India. La información procede de sus cerebros. Se busca allí y con las pautas más generalizadas en ellos, se crea una figura lo más aproximada posible a la idea general que sobre algo  posee el colectivo en cuestión. Mucha gente leyó aquel relato. El de la fiesta. Gafas con dibujo de piel de leopardo, ropa estridente… ven, aproximadamente, lo que hubieran esperado ver.

¡No puedo salir de mi asombro! Después de esto, hubiera necesitado mucho tiempo para volver a ser una persona normal. Probablemente, nunca más hubiera vuelto a estar seguro completamente de mis sentidos.

Un hombre entra en la estancia. Lo reconozco. Es el individuo cuya rótula voló en pedazos por obra y gracia de la puntería y efectividad de Carmen. Cojea. Sonrío despectivamente al apercibirme de ello. También él lo hace.´

-Es la hora, Hombre FX . La gente espera.

-Está bien –asiente éste-. Enseguida bajamos.

Asiente aquél y nos deja solos de nuevo, no sin antes dirigirme otra socarrona mirada.

-En breve estará totalmente recuperado –asegura convencido el Hombre FX.

-¿Con una rótula hecha añicos? No lo creo.

Sé que he dicho una chorrada aun antes de haber pronunciado la última sílaba. “Nuestra ciencia va muy por delante de todo lo  que usted pueda conocer”. Por supuesto.

-Regeneración celular. No existe miembro o parte alguna del cuerpo humano que no podamos reconstruir. Ni siquiera siente dolor.

-No parecía drogado. Supongo que también en eso van por delante.

-En realidad, el recurso a las drogas anestésicas es algo que hace mucho superamos. Actualmente, preferimos actuar sobre el sistema endocrino, induciendo en las hormonas la producción de las sustancias necesarias.

Realmente fabuloso.

-Ahora, señor Eros , tiene que acompañarnos. Hay un evento al que tenemos especial interés en que asista.  No puede negarse. Por favor… -,e invita a salir poniéndose en pie.

Por supuesto. No puedo negarme.

(Continuará…)