El origen de mis fantasías 3
En este relato cuento sobre la primera vez que tuve contacto sexual con alguien, también mi primer contacto con el porno y las formas poco ortodoxas de disfrutarlo, y un poco de nostalgia. Contiene amor filial.
Hola lectores y lectoras de Todorelatos. Ya entrando a la semana navideña ¿no? Muy bonito como cambiaron le escudo de la página por uno navideño.
Ya les conté parte de mis experiencias de niño y cómo las cosas influyeron en mí para ir definiendo mis gustos. Como dije, soy un hombre hetero, pero de fantasías exclusivamente lésbicas, con un poco de no consentido ya que como conté en mis anteriores relatos, siempre sentí interés por aquellas niñas y mujeres que ejercían cierta influencia controladora sobre las y los compañeros, además de haber sido siempre el menor ante ellas.
Entre todas esas mujeres, una de las que más quise, y sigo queriendo pero como amiga ojo, jajaja, no vaya a ser que un día entre a dar a pasear por aquí y se encuentre con esto, esa persona es mi prima.
Compartimos muchas cosas, cuando tuvimos chance de estar juntos, que fueron muchas veces. Fue como mi mejor amiga. Digo fue porque… ya ha pasado muchísimo tiempo desde que nos vimos por última vez, ya como adultos. De pequeños vivíamos relativamente cerca. Armábamos un grupito de jodedera, entre mi primo de mi edad, ella que es tres años mayor y yo. Cada vez que había oportunidad y mi padre decía que iba a visitar a mi abuela, yo prácticamente moría por que estuviera alguno de los dos. En tanto que mi primo era un poco ocioso en el aspecto de inventar tonterías y andarse peleando, para describir a mi prima el personaje justo sería “Angélica”, aquella niña malvada de “Rugrats, Aventuras en pañales” esa famosa y recordada caricatura de aquel grupo de bebés, siendo yo “Carlitos” el tímido de los lentes (que no uso) y mi primo sería el gemelo “asquerosito”.
Esta prima mía cumplía a la perfección con el estereotipo de las chicas noventeras y de inicios de la década del 2000. Fan del telefonito Nokia “bailarín” y su juego de la culebrita, consumidora empedernida de SMS y Messenger, el Game Boy Color y el Advance, su librito de “Querido Diario” de notas personales y secretos, farandulera del liceo. Gritona, malcriada, sus “ídolos” eran otras primas mucho mayores que nosotros que paradójicamente son la contraparte de ella, y admiradora N 0 1 de su amor platónico: Daddy Yankee, al cual la muy suertuda tuvo la dicha de conocer, hablar y tomarse fotos con él pasando por encime de un montón de locas y estructuras para burlar la seguridad y tener privilegios mucho mayores a los que incluso tuvieron los VIP cuando vino a hacer uno de sus conciertos en Venezuela. Ah, y una adicción mayúscula a la comida chatarra, en especial la salsa de tomate Ketchup, tan fuerte que le costó el apéndice.
Casi siempre terminábamos jugando juegos de mesa. Debo decir que mi primo y ella sí vivían juntos tanto que se consideran hermanos, haciéndose enojar uno al otro frecuentemente y mentándose la madre a cada rato. Era muy común que cuando yo iba ella me llamaba nos quedábamos los dos en tanto mi primo se aburría y se iba. Era muy controladora con los demás, de ahí su malcriadez. En especial conmigo, cuando iba yo me convertía como en su muñeco personal. Me contaba cosas y cosas pero al mismo tiempo era muy preguntona, al tiempo que acosadora. De un tema preguntaba de todo.
Estando juntos fuimos testigos accidentales del día en el que mi hermanito menor fue concebido. Un día que estaba ella de visita en el apartamento y estábamos jugando, mis padres nos dejaron jugando en la sala y yo tenía un PlayStation 1. Estuvimos como media hora jugando y de pronto nos dimos cuenta que mis papás no estaban, fui buscarlos a l cuarto y mire al pasillo, la cocina, y nada. Lo único que quedaba por revisar era el baño. Fui a abrir la puerta y estaba cerrada, algo que nunca pasaba.
Le dije a mi prima que mis papás estaban encerrados en el baño (inocentemente) y ya la malvada “Angélica “pre- adolescente dentro de mi prima maquinó lo obvio. Me hizo sentarme delante de puerta para intentar ver a través de una especie de ventanita con maderas paralelas que tenía la puerta por debajo, un hueco parecido al de las entradas para mascotas. Siempre se veía la luz del bombillo por ahí, pero esta vez, la alfombre del baño para secarse los pies estaba trabada entre las tablas a modo de cortina, se escuchaba caer el agua y de vez en cuando unos “tortazos”, la primera en darse cuenta de lo obvio de la situación puso cara de culo y me dijo:
-Asco, tu papá y tu mamá están tirando allá adentro-
-¿Tirando qué?- pregunté yo.
-Coño chamo, que están haciendo el amor, por eso se encerraron, mira ayúdame a quitar eso para ver-
Yo no quería pero como era ella de terca empezó a meter los dedos entre las tablillas buscando empujar la alfombra y hacerla caer, curioso yo la quise ayudar pero un trancazo en la puerta y un “DEJEN ESO QUIETO” nos hicieron salir corriendo y desistir de la idea. Un tiempo después a mi mamá le empezó a crecer la barriga y el resto es historia actual.
No sentábamos mucho a jugar el juego de cartas “UNO”, la coñoemadre era tramposa como nadie, en Monopolio también, pero era muy curiosa. Recuerdo que siempre le gustaba estar como encima de mí cuando tenía oportunidad.
Lo más gracioso es que físicamente no era la gran cosa. Delgada en exceso, siempre con camisitas de licra y jean, al menos yo casi nunca la vi con un vestido puesto. Su look siempre fue de estilo casual y urbano. Pechos pequeños, con pezones chiquitos, y se quedó enana, debe tener unos 1.65 de estatura. Entre los primos el más alto era el primo que mencioné antes, español de herencia paterna le dieron más de 1.80 de altura, mi hermano menor que llega a 1.80, el hermano menor de mi primo, el hermano menor de mi prima y yo, que tenemos la misma estura aproximadamente de 1.75, y ella.
Recuerdo que en el transcurso de mis estudios y por un motivo de infidelidad por parte de mi padre, se pelearon y como cosa rara en Los Teques todo está muy cerca era común que de vez en cuando la puta se acercara incluso al trabajo de mi mamá. Para evitar problemas buscando cambiar nos mudamos a Maracay, estado Aragua, donde vivimos ahora. En ese transcurso lo hicimos, pero el problemas era que yo aún estudiaba en los Teques y de paso en la mañana, mi hermano igual estaba en guardería allá y mi mamá todavía tenía la tienda. Así que diariamente hacíamos el viaje de casi una hora todas las mañanas de lunes a viernes de Maracay a Los Teques en el carro y luego nos veníamos en la tarde como a las dos. El trajín era un poco estresante, aunque me descargaba en casa viendo Pokemón, Inuyasa y los Caballeros del Zodíaco.
Un día mientras íbamos hacia Los Teques, mi mamá que era la que todavía trabajaba allá y era quien tenía el carro, iba manejando y de pronto el carro, un Ford Sierra 280 GT falló y se apagó rodando. Al estar acostumbrada a la dirección hidráulica no sabía de lo duro que se pone el volante cuando ésta falla. En una curva subiendo lento se apagó el carro y ella sin fuerzas apenas pudo dirigir el carro y cayó en una cuneta.
Fue una tontería, en realidad. Unas personas nos ayudaron a sacar el carro de la cuneta y ella asustada pero le explicaron y entonces se lo llevó rodando así, claro que haciendo fuerza, luego se acostumbró, pero el susto fue tal que decidió dejar de viajar y entre mi papá y ella decidieron que como él aún trabajaba en Caracas, nos quedáramos en casa de mi abuela paterna de lunes a viernes y ya los fines de semana nos íbamos a Maracay. A mi hermano sí lo inscribieron en el preescolar en Maracay y se quedó con mi mamá. Esta decisión fue la que hizo que mi prima y yo estuviéramos más cerca aún.
Normalmente siempre estábamos con mucha gente en casa, mi tío y el primo menor por parte de mi primo en un cuarto, y todos los demás en una tri-litera que había en el cuarto de mi abuela. En la del piso dormía mi papá, mi abuela en la del medio y mi primo y yo en la de arriba. A veces cuando también se quedaba mi prima ella dormía con mi abuela. Esto sucedió ya cuando yo estudiaba el quinto y sexto grado. Mi prima ya había empezado el bachillerato.
Aunque aún éramos chicos, ya las hormonas empezaban despertarse. En mi nuevo colegio ya empezábamos con lo de los noviazgos y las amistades preferidas los grupitos eso. Estaban de moda el Bey Blade, a veces descuidábamos horas de clase enteras ahí. El marico del salón (casi siempre hay uno), para mala suerte nuestra, era más grande que todos, así que burlarse de él era medio chimbo y peligroso, recuerdo que se pelaba con los otros chamos y atacaba con cachetadas, siendo yo víctima algunas veces de la diferencia de alcance, lanzarle un pupitre tampoco era muy honorable, pero era más aceptable un puño que una cachetada gay. El carajo integraba sólo grupos de mujeres u era el único que no le gustaba el deporte. Lesbianas había más que gays, pero no me di cuanta hasta muchos años después ya leyendo historias de ellas, en la universidad fijándome en sus “códigos” y otras cosas más que aunque suenen estereotípicas, son muy comunes, al menos en las que ya se han declarado.
Mi mejor amigo de la infancia. José Gregorio, un pana con el que a la salida de la escuela nos íbamos pa7 una lunchería que había al lado del escuela y con moneditas de 500 Bs. Arrasábamos con las arepitas fritas que habían en el mostrador. Casi todos los días salíamos y nos atiborrábamos de arepas vacías que rellenábamos de salsa de ajo de forma que prácticamente nos mandábamos un pote de un litro de salsa. En esa escuela descubrí la pornografía (aunque tarde), debido que en mi casa nunca hubo internet ni televisión por cable, aunque curiosamente nunca lo vimos necesario, sólo Tv por señal abierta y en la nueva zona donde nos mudamos no habían líneas telefónicas Cantv disponibles. No hubo una computadora en mi casa hasta que tuve 17 años, e internet un año después (inalámbrico). Las pocas veces que pude disfrutar de la pornografía en privado (y a medias), eran cuando le “asaltaba” el teléfono a mi papá para navegar un rato y sólo podía jalármela con fotos porque el bicho no soportaba los videos.
Darío, así se llamaba el ocioso morboso del salón, cada vez que había clases de informática aprovechaba cogerse el pc más oculto y darse un vistazo por páginas como CHICAS.com, PUTAS.com, Y cualquier mezcla de palabras clave que llevaran a una de esas páginas. Mientras cantábamos la zona con la profesora nos dábamos vueltas por los pasillos pasando frente a él echando un ojo. Había unas compañeras que también disfrutaban la vista, sólo dos. El resto eran indiferentes pero había la cerebrito hija de puta que no podía evitar cazar al que fallara y echarle la paja. Hasta el marico era más pana que ella en ese aspecto. Aunque la profesora no nos paraba mucha bola, una flaca delgada cabello negro que se vestía como una abogada, nosotros tampoco nos arriesgábamos a estar metidos en eso, más por la hija de puta chismosa de nuestra compañera que por la misma profesora. Así que lo nuestro era entrar a jugar en CARTOONETWORKla.com y las chicas Barbie y una porquería llamada Gusanito.com. El MSN no se permitía usar, (por culpa de las niñas aunque duela) porque lo primero que hacían ellas era buscar chats aleatorios con tipos maduros que se las morbosearan. Veinte años después el ciclo se repite.
Mis gustos lésbicos despertaron derivados de esas visitas a las páginas porno. Un día nos mandaron a hacer una actividad y me tocó visitar un ciber pero como yo era menor de edad no se permitía usarlo sin supervisión. Fui con mi papá que más que investigar yo, era él quien buscaba y anotaba en un cuaderno (yo haría el trabajo después). Aún lo recuerdo, un mamotreto sobre veinte animales, maestra coñoemadre.
En fin, después de dos horas anotando y anotando, como mi papá también era medio indio en ese aspecto (aprendió más que yo después de viejo) no se dio cuenta que yo como estaba aburrido y llamado por la curiosidad, escribí en la barra palabras claves pornográficas, y cuando estábamos por irnos, que mi papá levantó la vista se encontró con un vieja de imágenes previas de porno de todo tipo. El muy cabrón en vez de enojarse o cerrar para disimular porque estábamos en un sitio público, se quedó viendo embobado y yo cagado de risa.
El perro tomó el mouse y entre los dos empezamos a pasearnos por ese paraíso de sexo metidos como dos pingüinos y viendo pa los lados como dos becerros. Iban pasando las fotos y mi papá diciendo: “verga, trozo e culo chamo,”, mira ese par de tetas marico”, “¿coño Irvic quién te enseño esta vaina chamo?, “marico estas carajas están buenísimas”…
Yo siempre había visto las imágenes de las tipas y sabía cuáles me atraían más que otras, pero entre las que iban pasando, apareció una que atrajo totalmente mi atención, eran dos mujeres una sobre otra haciendo un 69, la de abajo se me parecía a la doctora que me atendió de pequeño, y la de arriba, pelo corto y más fibrosa, se parecía a la profesora de educación física de las niñas, que era marimacho.
Al ir pasando las imágenes, me di cuenta que mi atención se desviaba totalmente a aquellas imágenes donde aparecieran dos mujeres teniendo sexo. Aquellas otras donde apareciera algún hombre no me provocaban nada, algunas incluso rechazo y asco. Me fijaba en las imágenes lésbicas, a las cuales mi papá reaccionaba con burla y risa, en cambio a mí me provocaron una erección inmediata, más aún aquellas en las que una de las mujeres se veía bajo la posesión de otra, sobre todo cuando le metían los dedos en la vagina o les hacían un oral. También me llamaban la atención imágenes de rubias de aspecto grueso y fuerte que se follaban a otras mujeres pelo negro y más débiles si se podía decir sobre todo cuando les abrían las piernas para pegar sus cucas, y de negras con el clítoris grande viendo cómo se una chica blanca se lo metía en la boca mientras la negra la agarraba del pelo.
Si me di cuenta que mi mente asociaba a las pelinegras como las pasivas o débiles, y las negras o rubias que ejercieran el rol activo o dominante, me causaban excitación. De forma que reaccioné así:
- Las mujeres negras eran las más poderosas, tenían más influencia sobre las otras y podían follarse a rubias o morenas pelinegras.
- Las rubias con cualquier corte de cabello y sólo las pelinegras de cabello corto y aspecto butch estaban por encima en el escalafón, siendo tetonas y gruesas y tomando como parejas a mujeres pelinegras.
- Las mujeres pelinegras las veía como las “víctimas” con las que las otras mujeres descargaban sus ganas, ya sea recibiendo estímulos de las otras, recibiendo mamadas, y siempre estaban en una posición pasiva ante las otras.
La magia terminó cuando se acabó el tiempo y salimos pirados de ahí antes que nos vieran. Descubrí por eso que mi papá era un adicto “oculto” al porno, no en el sentido de que lo busaca sino que cae muy fácil con eso, precisamente por esa afición estuve a punto de cogerme a mi prima, o ella a mí.
Mi prima y yo empezamos a coincidir mucho más, tanto así que a veces llegamos a vernos desnudos algunas veces, por supuesto accidentales. Como cuando ir buscar algo mío y entrar y encontrarla vistiéndose, y viceversa. Aunque yo le tenía más respeto en su accionar por el asunto del hombre respetuoso, cuando nos tocaba compartir el baño por ejemplo que ella se estuviera bañando y yo iba a orinar, yo entraba le avisaba y listo, no abría la puerta de la ducha, en cambio ella sí me hacía esa maldad, cuando yo me bañaba la cabrona entraba a mear y aunque lo hacía de verdad al terminar me abría la puerta de la ducha y se me quedaba viendo, sobre todo el pito.
Curiosamente eso era sólo conmigo, sí noté que se me empezó a acercar más pero yo era menor, 11 años y ella 14, obvio estaba alborotadísima de hormonas. Cuando iba a su cas la muy puta se ponía a chatear con otros tipos en su compu conmigo al lado, y mientras hablaba con ellos me señalaba y se burlaba de mí, y yo me enojaba con ella y ella le decía a los otros que yo era marico y cosas así, cuando en realidad no creí que quería matar sus ganas conmigo. Sí maldigo la edad de mierda que yo tenía en ese momento y las condiciones en que se dieron.
Descubrí que la afición de mi padre al porno era “heredada” de mi abuelo a sus dos hijos varones, mi papá y mi tío, mi padre es el mayor de cinco hermanos y mi tío el menor de todos, las demás del medio son mujeres siendo las dos primas mayores de la primera, mi primo y su hermano de la segunda y mi prima y su hermano menor de la tercera. Mi tío no tiene hijos.
Por su parte mi prima un día llegó con mi papá a la escuela que andaban juntos y aprovecharon para buscarme, ella entró y me encontró cerca de la salida, estuvimos hablando un rato y ella me preguntó si no podía salir anticipado para buscar unas cosas, yo me devolví con ella al salón a buscar mis cosas y en la puerta ella se puso a ver dentro del salón, señalando a mis compañeros y al profesor y de improvisto, y más como una orden que como una pregunta, me dijo que le señalara a la niña del salón que a mí me gustaba.
-¿Por qué?- pregunté yo.
-Dime cuál es- me pegó en el brazo.
Escondido y señalando a uno de los pupitres haciéndola contar las filas, le señalé a la niña más me gustaba, también había otras que me gustaban, una de ella se llamaba Verónica y era de esas chicas que aparecen de vez en cuando en las escuelas que tienen un comportamiento como de mujer mayor y que trata a los varones como si fueran hermanos menores que ella. De cabello castaño, se parecía un poco a Belinda, no era fea, pero sí era muy antipática. La otra que me gustaba era muy bonita y dulcita, precisamente cabello negro largo y un poquito más alta que yo.
-¿Ellá? ¡Si eres cochino Irvic!- me dijo – le voy a contar si crees que es más bonita que yo.
-¿Qué? ¿Tas loca mamagueva? No, deja vámonos espérate aquí saco mis útiles.
El portero entró conmigo dándole la razón a la profesora y me dejó salir, ella nadaba como que enojada conmigo. –“¿Qué coño le pasa?- pensaba yo.
Tiempo después, un día que fuimos a casa de mi prima debido a que mi abuelo (que en paz descanse, en su juventud músico famoso en su tiempo, incluso hizo pequeños conciertos en otros países, uno de ellos España) se estaba quedando ahí. Mi tío se había comprado una “carne con papa” y cuadraron los tres para ir a verla aprovechando que estaba libre la casa. Debo acotar que ellos veían eso como ir al cine a ver Los Vengadores, como reunirse a hablar tonterías y la “música” de la reunión era la peli porno, no por pajizos ni nada, sino por costumbre. Así que cuando entramos nos mandaron a mi prima y a mí directo a su cuarto.
Ahí estuvimos bromeando un rato y ella chateando como cosa rara, mientras estábamos aburridos, porque claro que sabíamos que estos estaban en la sala viendo esa vaina, hasta que mi prima se enojó del fastidio del encierro y me dijo:
-Ven, vamos a ver cuál cochinada están viendo estos ahora-
Abrió la puerta con silencio y caminamos por el pasillo hasta llegar a la sala, escondidos nos asomamos por el marco de la pared y ahí estaban los tres hablando paja con la porno puesta, ni siquiera le paraban bola sino para decir cosas que le pasaban a la tipa en la película. Yo no le presté mucha atención a la película, mi prima los veía como enojada y me agarró de la mano jalándome al cuarto y me dijo:
-Vámonos-
Me llevaba y cerró la puerta de nuevo mientras refunfuñaba que qué cochinos eran, que la tipa se veía bien puta, y en esas estaba hasta que se calló y apagó la luz, y empezó a entrar brisa por la ventana, ella la cerró y dijo que quería dormir pero aún era de día y entraba mucha luz, entonces agarró un edredón “ahí hace muchísimo frío” y pidiéndome ayuda lo colgamos de la ventana, impresionantemente el cuarto pasó de la luz de las dos de la tarde a la oscuridad de la una de la mañana.
-Verga Gabriela chama, no se ve nada- dije en un cuarto alumbrado a duras penas por el monitor de su pc.
-Ven acuéstate conmigo- me dijo ella.
Me acosté y quedé del lado de la pared, muchas veces habíamos dormido juntos en casa de mi abuela, pero nunca solos. Yo boca arriba aún con mi uniforme camisa blanca puesto y el de ella camisa azul. Se subió a mi lado y se acostó lateralmente, se puso tan cerca, que me respiraba en el cuello. Yo tenía una sensación extraña, pero era agradable. De pronto siento su mano pasarme por la barriga, sobándome y subiendo hasta llegar a mi cara, me agarró por la barbilla y me hizo voltear hacia ella. Me besó.
No sabría cómo describirles lo que sentía, era mi primera vez en todo, en tocar a otra chica, en estar tan cerca de ella y sobre todo, de besarla, y no quedó sólo en eso, fue más allá.
Ella aceleró el beso, del pico en los labios empezó a pegarse y con su lengua me abrió mi boca y me la metió. Era rico eso, tuve un impulso de atraerla más hacia mí pero quitó mi mano cuando la tomé por su espalda.
-¡Quédate quieto!- me dijo. Volvió a besarme y esta vez pasó su pierna sobre mi cuerpo como para tenerme “atrapado” mientras con su mano izquierda me agarraba el cabello y me besaba. Yo le respondía como podía, pude sentir cómo con sus manos sacaba los botones de mi camisa uno por uno, ella tenía era una chemise puesta así que sólo se la pude subir un poco y toqué su ombligo acariciándolo con mi mano derecha, sentía el bultito del ombligo que como ella es flaca sí lo tenía salido, ella hizo lo mismo conmigo y yo le empujé poco a poco el ombligo hacia adentro, de pronto me tomó la mano y me dijo:
-Ahí ya no, aquí-
Ahora sí me dejó tocar su espalda y ella se sentó a horcajadas sobre mí, siguió besándome como yo más o menos sabía pero sentimos que chocaron dientes, al contacto ella se separó y me dio una cachetada.
-¿No sabes besar marico? Así…-
Volvió a besarme y esta vez ella hacía sonidos mientras se frotaba contra mí, se dejó caer con todo su peso sobre mí y yo bajé mis manos hasta sus nalgas y se las apreté por encima del pantalón. Ne me dijo nadas así que las dejé ahí.
A partir de eso fue un momento como más romántico, ella acostada con su peso sobre mí besándonos y yo apretando sus nalgas, de pronto ella se separó y bajando un poco me chupó la tetilla izquierda, apenas sentí la succión el pene se me paró al máximo, y por su posición ella lo sintió, me di cuenta pues arqueó el cuerpo como intentando despegarse de él, siguió chupándome suavemente y volvió a besarme por corto tiempo.
Se paró con sus rodillas a mis lados y se sacó su camisa quedándose con un sostén rosado, de un tirón se lo sacó por encima de su cabeza y quedó enseñándome sus tetas.
Redonditas, pequeñas y con un pezón chiquito y marrón. Al menos con lo que se medio veía por la luz, me tomó las manos y se las apreté, ella me dijo que más duro, se acostó en mí de nuevo para besarnos mientras yo le sobaba sus pechos, se apoyó con los codos y poniéndome sus tetas frente a la cara me dijo que se las chupara.
Qué rico se sentía tener el pezón en mi boca, estaba durito, y me hacía ir de una teta a la otra. Yo se los lamía y mordía suavecito, ella bajó una mano y empezó a aflojar mi correa y el botón del pantalón, metiendo una mano adentro y agarrándome el pene. Lo apretó muy duro.
-¡Ummm Gaby!- dije con una teta suya en mi boca y le mordí el pezón.
Me cacheteó de nuevo, me volvió a besar. Yo quise desvestirla también pero no me dejó sólo se quitó su correa y aflojó el botón. Después de abrirme toda la ropa me bajó los pantalones y luego los interiores, dejando ver mi pene erguido.
Yo bajé mi vista y me lo vi, lo sentía grandísimo, jejeje. Acto se guido ella se apoyó con sus manos y sin tocarlo ni avisarme nada. Bajó su cabeza y se lo metió en la boca solo la punta, le dio un chuponcito que me estremeció y se lo sacó, me miró la cara y luego miró mi pene de nuevo y volvió a metérselo en la boca.
Empezó a subir y bajar su cabeza, me tocaba con los dientes a veces, pero la sensación era bestial. Cuando estaba a punto de sacárselo chupaba duro y luego bajaba de nuevo. Después de casi un minuto, se lo sacó de la boca y con sus manos descubrió mi glande. Me tenía en éxtasis, volvió a mamarlo y ahora me acariciaba con la lengua en hoyito del pene, se sentía una cosquilla exquisita, y tenía unas ganas de orinar cada vez que succionaba, pero no salía nada.
Eso duró como media hora ella mamando. Lego se detuvo, encendió la luz, viéndome desnudo, yo veía sus tetas y se me paraba más. Ella se reía de mí, porque no podía acabar.
Que cruel fuiste Gabriela jajaja.
Se acercó y me dio un besito con cariño y se volvió acostar a mi lado besándome mientras me hacía una suave paja. Mi primera paja “ajena”. Y cuando nos cansamos ella se acostó a mi lado abrazándome, con su cara a mi izquierda, Cerró sus ojos, y yo la miré. Se veía feliz.
Luego se levantó u se vistió sólo con su camisa sin el sostén y me dijo que me vistiera yo también. De ese día no recuerdo más nada, sólo eso. Creo que toda mi vida estuve enamorado de mi prima después de eso. Volvimos vernos desnudos varias veces más adelante pero no pasó más nada.
Dedicado a ti prima, es sólo un recuerdo del corazón. Si llegas encontrarte con este relato, no te enojes. Yo también superé esto. Sólo que las lecturas, me lo recordaron.
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Muchas gracias por leer. Feliz navidad.
Dedicado a mi abuelo. Que en paz descanses “Chiquito”. De mi parte y de mi padre, que está tan lejos ahora y no pudo despedirse de ti.
A ti prima, porque no sé si estabas enamorada de mí, querías experimentar conmigo o enseñarme.
A ti primo, si ves esto, eres mi pana del alma, y desearía volver el tiempo y disfrutar aunque sea de todos los momentos vividos, aunque sea una sola vez más.
A todos mis compañeros.
Sólo fue un momento de nostalgia.
Gracias.
Irvic Fernandez.