El olor de aquel chaval III
Un nuevo encuentro Iñaki, el hijo de un cliente al que solo le importa su placer. (Fetichismo y Voyeurismo on line)
Durante la semana siguiente a nuestro último encuentro miraba el ordenador nada más llegar a casa por si hubiera alguna noticia de Iñaki.
No era una belleza pero su pinta de macarrilla y su actitud de machote autoritario me ponía inexplicablemente cachondo. Además ese morbo que le daba el que le lamiera sus axilas o pies también me ponía burro. El cabrón era un hedonista y le gustaba que lo mirara, lo tocará y oliera.
Comencé a pajearme, como todos los días, con los calcetines blancos de deporte que me había dado. Olían levemente a él después de unos días pero lo suficientemente como para querer comérmelo entero. No estaba enamorado pero si "encoñado" o "empollado" o como se diga.
Seis días después comencé a pensar que quizá ya no volvería a llamar. Seguro que con las amiguitas que tenía ya le saciaban su apetito sexual aunque por otro lado había notado que le daba morbo los juegos que hacia conmigo.
Al séptimo día llego por fin su llamada a través de una vídeo conferencia. Era domingo por la mañana y en la imagen pude volver a recorrer sus facciones delgadas, se escasa barba con algunos claros y una camiseta de deporte azul. Estaba enrojecido y por la frente le corría el sudor. Me explicó que venía de jugar un partido y que no tenía planes.
Quince minutos después caminaba apresurado hacia su casa cachondo perdido pero por otro lado siempre con el pensamiento de que el muy cabrón pudiera decirle algo a su padre. Pudo más el calentón y aceleré el paso.
La puerta estaba abierta y avancé hasta su habitación en un piso compartido. Estaba sentado delante de su ordenador, con el mismo chándal de la cam, viendo una película porno en la que una animadora le limpiaba el rabo a un futbolista que se acaba de correr. Me miró y con un gesto me indicó un lugar entre sus piernas volviendo a prestar atención al porno.
Me acomodé como pude casi escondido bajo la mesa del ordenador y levantando un pie a la altura de mi cara me hizo saber qué es lo que quería. Le descalcé despacio y recreándome en tocar sus zapatillas viejas por el uso. Al quitárselas me llegó el olor de unos calcetines usados como los que me sirvieron para pajearme aquella semana. Aspiré sin darme cuenta haciendo ruido y entonces dejó de mirar la pantalla para mirarme, sonreírme y coger su zapatilla y ponérmela en la cara. Ahora el olor era mucho más fuerte y me costaba respirar. Sin embargo mi polla estaba a mil. Me tuvo algunos segundos aspirando su olor y después la retiró de mi cara empujándome hacía su pie en el suelo. Llevaba unos calcetines grises que noté húmedos en cuanto los toqué con mis labios. Abrí la boca y comencé a lamerlos intentando hacerle sentir mi lengua a través de la tela.
Lo conseguí porque enseguida se relajó en la silla y me dejó seguir haciendo. Le quité el calcetín y entonces tuve en mis manos su pie huesudo y húmedo después del partido. Parecía que también le gustaba que se los acariciase de modo que seguí un rato aunque estaba deseando metérmelo en la boca. Notaba mis manos húmedas, me las llevé la nariz y pude aspirar el olor de Iñaki lo que me hizo jadear y que de nuevo me mirase con cara de salido como diciendo - Menudo cerdo que eres- . Me acercó su pie de nuevo y comencé a lamerlo consiguiendo que fuese él el que ahora bufase como un loco. Descubrí que le gustaba que le metiera la lengua entre sus dedos y también que le diera pequeños mordiscos en los talones metiéndomelos después todo lo posible en la boca.
Me cogió por la cabeza y me llevó a través de sus piernas hasta llegar a su hinchado paquete que palpitaba debajo del pantalón de chándal. Lamí su rabazo a través dela tela y me llegó un ligero olor a orina y sudor. Se incrementó cuando liberé su slip blanco y bastante ajustado que marcaba hasta la venas de su trabuco. Se me hacía la boca agua así que sin perder tiempo me puse a humedecer la tela con mi saliva hasta dejarla transparente y poder ver el rabazo que me iba a comer.
Ahora Iñaki prestaba menos atención al vídeo y más a lo que hacía en su entrepierna. Fue él quien apartó el slip dejando salir sus pelotas llenas de vello por un lado. El olor a machote era increíble. Me encantaba estar allí dándole lengüetazos en la parte posterior de sus huevos y escuchando sus gemidos por encima de los de la película. De pronto me cogió de la cabeza y me enterró su rabo en la boca. Yo no lo esperaba y tuve una arcada. Él se sonrió con cara de cabrón y volvió a metérmela en la boca pero esta vez más despacio. Así pude saborear algo más tranquilamente su cipote con sabor a alguna meada anterior y el resto de su pollaza en la que predominaba el olor a polla sudada que me volvió loco. Intenté meterme aquel palmo de carne entera en la boca pero me costaba. Un nuevo intento y ahora sus manos me empujaron hasta que enterró su herramienta en mi garganta, Con la nariz pegada a su pubis me llegaba un olor macho que junto a sus polla enterrada iba a hacer que me corriese. Se puso de pie y me follo la boca como un animal mientras volvía a ponerse colorado.
Entonces sonó una llamada en el ordenador, se sentó en la silla y me dejó lamiendo su rabo despacito mientras hablaba con el que parecía ser un amigo. La situación me dio morbo así que de vez en cuando me tragaba toda su polla para ver si podía evitar un gemido. En una de las ocasiones soltó un alarido y su amigo le preguntó qué le ocurría. Yo seguí lamiendo tratando de ponérselo difícil en su tarea de disimular. No me di cuenta que ya no les oía hablar solo reír de vez en cuando y en un vistazo pude ver como Iñaki estaba apuntando la cámara para que su amigo viera la mamada que le estaba haciendo. Por un momento nos cruzamos la mirada esperando la reacción del otro que no llegó porque yo seguí lamiendo, cerrando los ojos y olvidándome de la cámara. Debieron sentirse cómodos porque comenzaron a comentar la jugada.
Menudo mamón, cómo traga tío. ¿De dónde coño lo sacaste?- Preguntó un chaval de unos veinticinco, rapado y vestido también con un chándal y una camiseta mientras se frotaba la polla. Paré por un momento de mamar esperando la explicación que podría dar Iñaki. Entonces me miró y me dio un pequeño cachete en la cara para que continuara.
Es una larga historia pero te va a interesar más esto- Levantó un pie y me lo puso ante la boca invitándome a lamérselo ante su amigo.
Buahhh que cerdaco tío. ¿No te has duchado todavía no?-
Que va, nano. Y mira- Dijo poniéndome de pie y llevándome a su axila. Me detuvo a unos centímetros de ella y esperó a que aspirase como lo había hecho antes con sus pelotas. Después me liberó para que pudiera limpiarle a fondo aquel sobado sudado que destilaba su esencia.
Que puto cabrón. Yo quiero que me chupe los pies y guarrearlo tío. ¿Me lo prestas nano? ¿Y te lo follas? ¿Se deja petar?-
Iñaki se rio del ansioso de su amigo y se volvió a sentar colocándome de nuevo entre sus piernas. - Que va tio, yo los culos no.... mira que la Aroa se dejaría pero no me mola mucho-
Joder tio pues a mí me mola partir un kaka que te cagas, ahí apretadito- El amigo en cuestión debía ser un salido importante a juzgar por su modo de hablar.
Pues yo me lo petaba. Follátelo mientras me hago un pajote. Estoy calentón perdido. Me iría para allá pero mi madre me mata si me piro a la hora de comer.
Estuvo un rato insistiéndole a iñaki hasta que me levantó y me puso a cuatro patas sobre la cama encuadrado en la cam. Parecía que iba a hacer caso a su amigo.
- ¿No tienes crema o algo por ahí? O si no échale un salivazo y andando- Y de nuevo le hizo caso porque al momento sentí como su saliva caía sobre mi culo expuesto. Se puso un condón y noté como su rabo empujaba en mi ojete hasta que consiguió meterse entero dentro de mí.
El amigo seguía dando instrucciones y diciendo guarradas que ya no pude escuchar porque en algún momento de la follada entré en éxtasis y solo podía sentir la polla de Iñaki y sus huevos chocando con mi culo en cada embestida.
En un momento pude mirar atrás y vi la cara de cabrón de Iñaki en primer plano con los ojos casi cerrados. En segundo estaba su amigo en la pantalla pajeándose frenéticamente, tanto que en ese momento empezó a lanzar leche que debió estrellarse con su ordenador.
Yo intenté relajarme para dejar disfrutar a Iñaki que ahora sacaba casi sus veinte centímetros y los volvía a introducir de golpe mientras el otro gritaba - Puntazo. Puntazo- El culo comenzaba a escocerme cuando sentí un gran vacío y a la vez que me giraba sobre mis rodillas mirando ahora hacia la cam.
Iñaki estaba pajeándose de pie sobre la cama y yo lamiendo sus pelotas que volvían a estar sudadas por la follada que me acababa de meter. Su cara comenzaba a desencajarse así que estaría a punto de correrse. Su amigo seguía tan exaltado como antes de correrse y le pedía que me diera leche en la cara. Y una vez más Iñaki así lo hizo. Comencé a sentir un trallazo caliente en el mentón, después en la frente y tuve que cerrar los ojos por lo que pudiera pasar. Cuando dejó de caer la leche vi por un ojo medio abierto como cogía su rabo y me esparcía su leche por la cara todavía jadeando. Sus expresiones de placer en ese momento me ponían muy cachondo.
Supuse que se había acabado el espectáculo pero Iñaki lejos de sentirse incómodo se sentó desnudo en la silla y comenzó a liarse un cigarro mientras su amigo hacía lo propio al otro lado también desnudo y manchado de leche.
Yo no sabía que tenía que hacer así que cogí algo que resulto el slip sudado de Iñaki y me limpie con él la cara. Cuando pude ver Iñaki con un gesto me indicó que le masajeara los pies. Me arrodillé en el suelo y lo hice flipando por la naturalidad con la que ellos seguían hablando del partido y el morbo que suponía para mí estar desnudo a sus pies.
Cuando terminaron de hablar Iñaki me ofreció pasar el baño a lavarme. Me vestí y salí hacia el baño pero estaba ocupado. Supuse que algún compañero de piso estaría en el baño. Me apoyé en la puerta a esperar cuando oí un leve gemido ahogado que se volvió a repetir hasta finalmente darme de que alguien estaba follando allí adentro. Me alejé un poco de la puerta cuando se abrió y de ella salió un marroquí de unos treinta años con un pantalón y unas zapatillas en la mano. Me saludó malhumorado y desapareció en otra puerta. Parecía que el muchacho se la estaba pelando.
Mientras me limpiaba la cara todavía con restos de la leche de Iñaki vi un pequeño cesto con ropa. Había unos boxer verdes llenos de leche supongo que del morito. De nuevo me puse cachondo, menuda tarde de morbo que había pasado. No tenía mucho tiempo pero no me resistí a dejar de oler sus gallumbos que además estaban sudados. Su olor era mucho más fuerte que el de Iñaki. Por delante y también por el culo. En esas estaba yo cuando se abrió la puerta y entro Iñaki que se quedó un momento parado pero después se puso a mear con cara de -Que cerdo eres-.
Terminé de lavarme y me hizo un gesto para que me acercara mientras él seguía meando. Me cogió una mano y la colocó debajo de su chorro dejándola ahí. Yo no la moví y sentí como el calor de su meada caía sobre mi mano. - Para que tengas otro recuerdo- Dijo y me acompaño hasta la puerta.