El olor de aquel chaval II
Continua mi relación con un chaval morboso al que le gusta experimentar. Si tienes alguna sugerencia u opinión para la serie te agradecemos que dejes un comentario. ¿Seguimos la serie?
Volvía a casa después de aquel extraño fin de semana. A mi lado iba Iñaki. Serio y distraído mirando por la ventana.
Había sido invitado por unos conocidos a pasar el fin de semana y acabé comiéndole la polla a su hijo en el campo. Y ahora de premio tenía que llevarlo de vuelta a la ciudad.
A la mitad del trayecto Iñaki rompió el silencio. – Mi madre tiene razón. –
¿Qué quieres decir?-
Joder que vivimos cerca y muchas veces tengo necesidades ¿sabes?. Mira yo nunca había hecho nada con un tío-
No tienes que darme explicaciones- le dije intentando cortar el rumbo de la conversación.
Escucha que te interesa. Yo paso de rollos emocionales así que tengo un par de folla-amigas con las que lo paso bien y ya está. No llevamos bien en la cama y punto. Las folladas las tengo cubiertas pero no son tan mamonas ni tan cerdas como tú. Así que si quieres comerme la polla de vez en cuando….. Yo te dejo que huelas mis calcetines o lo que sea que te gusta- Y se quedó esperando respuesta tipo “si quiero”. Pensé que me iba a soltar un rollo de que no era gay y que nunca había estado con chicos y me propone comérsela de vez en cuando.
Puso si zapa sobre el salpicadero enseñando su parte de su pierna y recordándome que yo llevaba puestos sus calcetines.
Ante la duda de nuevo decidí aprovechar la ocasión. – La verdad es que lo he pasado bien. Igual no me crees pero nunca me había puesto tan cachondo oliendo a un tío o su ropa interior- Me oí a mí mismo y decidí abreviar. – Que si quieres a mí me apetece- .
De reojo le vi sonreír y mirar hacia abajo. Se había sacado la polla y estaba comenzando a ponerse dura. Tenía restos de leche ya que antes no se había limpiado y el capullo brillaba y dejaba escapar una gota trasparente. Como la carretera estaba vacía con la mano derecha comencé a pajearlo. Aquello cada vez se ponía más duro yo me iba poniendo de nuevo a mil.
Me detuve en un descampado y con el coche en marcha seguí pajeándolo. Él reclino el asiento y se dejó hacer poniéndose cómodo. Su rabo estaba muy duro y palpitaba. El coche comenzó a oler a macho intensamente. Como veía que no me decidí a comérsela es escupió en la polla para que siguiera pajeándole.
Quería volver a oler aquellos cojones peludos me lancé a por ellos. Qué places sentir el hedor del sudor de sus ingles y sus pelotas. Metí la lengua en ellas e intenté metérmelas en la boca pero eran demasiado grandes. Fui alternándolas e Iñaki seguí sin decir ni palabra. Tenía los ojos cerrados y se movía contra mi mano para aumentar el placer de la paja. Comenzaba a sudar y el olor fue todavía más intenso dentro del coche. No podía oler otras cosa que no fueran sus pelotas.
Igual que por la mañana sin más se corrió sobre mi cara mientras yo seguí lamiendo aquellas bolas que palpitaban.
El muy cabrón se incorporó, se metió la polla en el slip y abrió la ventanilla. Yo me limpié con la camiseta ya que al fin y al cabo ya iba a casa.
- Uffff otra vez iba muy caliente tío. La mamada de antes me dejó con ganas de más. Y ahora porque no tengo tiempo pero ya te llamaré porque se me ocurren unas cuantas cerdadas-
Nos pusimos en marcha y el hizo el resto del viaje enchufado al móvil. Le dejé frente a su casa en un barrio obrero y seguí mi camino por fin solo y de vuelta a la normalidad.
Al viernes siguiente estaba en casa viendo la televisión cuando Iñaki me llamó por Skype. Yo me puse nervioso y no sabía si aceptar la llamada. Tras varios tonos acepté y las cámaras se conectaron. Estaba en un cuartucho pequeño, sentado en la cama y con cara de estar cachondo.
¿Qué tal? Oye que estoy solo el fin de semana en el piso y necesito que me limpien el sable-
¿No te andas con rodeos eh?-
Eh tío es que es la verdad. Vengo de jugar un partidillo y tengo un calentón que no veas-. Movió la cámara y me enseñó la polla que se estaba meneando como un mandril.
Venga estaré ahí en 10 minutos- Cortamos la conversación y salí por la puerta. Por el camino me preguntaba si realmente sería un intercambio y atendería a mis morbos o sólo querría que le quitara el calentón. En todo caso iba decidido a pasarlo bien.
Dejó la puerta de la casa abierta. La cerré tras de mí y avancé por el pasillo. En la primera habitación estaba Iñaki echado sobre la cama liando un cigarro o similar. Me sonrió y me invitó a pasar. Tenía la cara brillante por el sudor y la camiseta pegada al cuerpo marcaba sus pezones más bien pequeños. No debía hacer mucho que había llegado a casa del partido y todavía sudaba profusamente.
- Anda dame un masaje en los pies que sé que te gusta mientras fumo- Y se acomodó en la cama encendiendo el cigarro y mirando al ordenador donde tenía una peli porno de un bukakke con una tía y un montón de machos.
Me sentí un poco absurdo allí de pie sin que me prestara atención así que le hice caso. Desalojé los cordones blancos de aquellas viejas zapatillas muy gastadas. Ya antes de quitárselas comencé a notar un olorcillo conocido que me puso muy cachondo.
Se las quité dejándolas a un lado y seguí dándole un masaje con las manos y sobre los calcetines. Eran negros o azules y no se podía ver el sudor pero se podía oler y mucho después de jugar un partido con ellos. Aspiré su olor haciendo ruido a lo que él respondió diciendo – ¡Que cerdo eres¡ Quítame los calcetines con la boca-
Y poco a poco me puse a ello aunque no era fácil. Por fin apareció su pie desnudo y mojado por el sudor. Antes de que pudiera hacer nada lo levantó para pasarme la planta por la cara. Noté su olor intenso saqué la lengua para probarlo. Estaba mojadito y sabía a machote. El muy cabrón me miraba desde la cabecera de la cama fumando.
Con un pie tras mi nuca me empujó contra su otro pie haciendo que me metiera todos sus dedos en la boca. Apretaba y hacia un movimiento como de follarme la boca con el pie. Entonces se relajó y me dijo que se los limpiara. Yo encantado con la propuesta me dediqué a besarle los dedos y aprovechar a olerlos furtivamente. Después con la lengua fuera seguí por la planta y el talón. Bajo su chándal algo me decía que le estaba gustando pero no me metía prisa. Miraba la peli porno y alternaba mirándome a mí.
Sonrió y tiró de su pie hasta acercarlo a su cintura para poder lanzar un lapo sobre él y me lo volvió a acercar a los pies de la cama. La saliva me daba un poco de asco pero recibí un golpe en la nuca que me lanzó de cara contra ella. Comencé a lamerla y extenderla por los pies para seguir dejándolos mojados y él sonrió complacido. Parecía que quería ir probándome. Ahora me pedía que le bajara el pantalón de chándal para encontrarme con sus delgadas piernas llenas de vello y que me dejó ver un slip gris que marcaba ya su rabo. Comencé a ascender por sus piernas besando y lamiéndolas y parecía que le gustaba porque el calzoncillo iba creciendo. Cuando llegué a las rodillas se giró levemente y pude acceder a la parte atrás donde se condensaba un olor y un saber más intenso. Al sentir mi lengua se giró y se colocó completamente bajo la cama. Seguí subiendo por sus muslos y el vello aumentaba. Su culo se marcaba perfectamente en aquel slip delgadito que transparentaba parte de su raja. Aspiré el olor sobre ella y aluciné. Era un sudor fuerte que me dio un poco de asco. Aun así seguí besando y lamiendo los cachetes del culo por encima del slip hasta llegar a su espalda que también estaba sudada. En este momento se levantó y yo no sabía que iba a hacer. Tiró de mi cuello hasta dejarme caer boca arriba sobre la cama.
- Mira como tienes el rabo- y señaló a mi entrepierna. Yo ya con poca vergüenza me deshice de la ropa y mantuve la postura a la espera. Se puso de pie sobre la cama.
Yo le veía desde abajo con una panorámica de su culo y sus huevos a las vez bajo el slip. Poco a poco se fue sentando hasta chocar con mi nariz. – No saques la lengua. Quiero que estés ahí y huelas un culo de macho. Aunque seguro que ya te pajeaste con mis calzoncillos usados ¿verdad?- yo no podía contestar porque lo tenía encima. Aspiraba el olor a sudor y me volvía loco por la situación. Tras unos minutos se levantón y se quitó los slips. Ahora la vista sí que merecía la pena. Sus huevos brillantes colgando y su culo por el que se perdía una fila de pelo hacía el ojete. Se volvió a sentar en mi cara pasándome el culo por la cara y mojándomela con su sudor. Por enésima vez no me creía lo que hacía con aquel muchacho que me tenía como un perro oliendo todo su cuerpo incluyendo su culo sudado ahora.
Por fin me dejó sacar la lengua y comenzar a paladear su rincón más secreto. El sabor era fuerte y se mezclaba con el sudor procedente de sus pelotas. Yo estaba a mil y como seguía pajeándome me corrí. Al verlo Iñaki me espetó – Gilipollas no te dicho que te corras. Pues ahora me vas a sacar la leche igual estés caliente o no.-
Yo con sus gordos huevos en la boca seguí lamiendo. A pesar de haberme corrido estaba cachondo perdido teniendo aquel niñato guarro sentado en mi cara. Alternaba su culo y sus pelotas sobre mi boca y sacaba la lengua para masajearlo todo hasta que sentí en el pecho su leche caliente. Hasta seis veces pude notar esa sensación caliente por el pecho y hasta en mi rabo. Se sentó completamente sobre mí mientras con una mano extendía su leche por mi pecho. Yo luchaba por respirar bajo su culo que parecía un río de sudor procedente de la espalda.
Por fin se levantó dejándome respirar. Se fue al baño y me dejó tendido y exhausto sobre la cama. Me hubiera quedado un rato allí pero llegó ese momento en que lo mejor es vestirse a irse pero antes me llamó desde el baño y me pidió que fuese. Yo seguí por el pasillo viendo las habitaciones de sus compañeros que también eran leoneras. Cuando llegué al baño estaba delante del wáter de pie. - Ven ayúdame a mear, sujétamela- yo me puse a su lado y con la mano se la sujeté apuntando al agua. En un momento sentí el paso del líquido dentro de su rabo morcillón y que iba creciendo lentamente. Cuando pensé que había acabado la solté y me dijo – La últimas gotitas- Así que se la sacudí para limpiársela mejor.
No hacía ni un cuarto de hora que me había corrido y allí estaba otra vez con el rabo duro sujetándole la polla.
- Veo que te gusta ¿eh?- Y mientras me decía esto su rabo fue cogiendo tamaño otra vez dejando un capullo rosado e hinchado. – Dale un besito- Y yo como un tonto me agache y le di un beso con los labios a su carajo húmedo. Pero él tenía otro plan y me metió un dedo en la boca para abrírmela y cuando lo consiguió meterte la polla. Sabía a meado y sudor y con unas chupadas pronto se puso en velocidad de crucero.
Definitivamente me puse de rodillas delante de él para estar cómodo y comerme su rabo otra vez. En eso estaba cuando se la sacó y comenzó a meneársela. Pensé que iba a correrse en silencio como siempre pero se lanzó un salivazo sobre el nabo y me lo metió en la boca. Sabía a tabaco y me puse más caliente al hacer aquella cerdada.
Ahora ya me follaba la boca directamente si dejarme mover. Me sujetaba por la orejas y me pedía que dejara la boca abierta para facilitarle el mete-saca. Le gustaba metérmela hasta el fondo y sacarla o dejármela insertada hasta la garganta mientras olía se vello púbico que se me metía en mi nariz. Empezaba a temer que el muy cabrón no me iba a dejar apartarme.
Desde la habitación llegó el sonido de un teléfono e Iñaki me dejó de rodillas en el baño y se fue a contestar. Siguió hablando unos minutos y yo acudí a la habitación y me coloqué de rodillas delante de él. Quería que acabara encima de mi otra vez y sentir su calor. Cuando terminó de hablar de dijo – date la vuelta. Te vas a llevar un recuerdo- Me puse a cuatro patas delante de él y no tardo ni un momento en correrse mojándome la espalda y parte del culo por donde sentía resbalar su lefa.
- Venga vístete que me vienen a buscar con el coche para irnos de botellón- Y me dio mis calzoncillos que estaban por el suelo. Me indicó que me pusiera sus calcetines del futbol. Estaban todavía mojados y me dio algo de asco pero al calzarme y sentirlos en mis zapatillas me puse cachondo por la sensación.
Con prisa se vistió la misma ropa que cuando yo llegué y me apresuró para que saliera de la casa. En el ascensor me dijo que esperara unos minutos cuando él saliera hasta subirse al coche de sus amigos. Yo quería preguntarle si nos volveríamos a ver pero al llegar al bajo me dijo que abriera la boca y me lanzo un salivazo para después morrearme y salir del ascensor dejándome allí.
A los pocos minutos salí del portal y caminé por las calles camino de mi casa con su sabor en la boca, su leche cayendo dentro de calzoncillo y sus calcetines sudados en mis pies. Me llevaba todos los olores y sabores de aquel chaval.