El ojo de la muerte

Pensamientos de un francotirador.

Respiro despacio, enterrado en las ruinas, sin moverme, esperando, siempre esperando.

Llevo tres dias en mi posicion, en ese tiempo solo he bebido de una pajita, hice mis necesidades encima, resistiendo el calor, el frio, la incomoda posicion, los insectos, el sueño, el hedor de mi compañero muerto a un metro de mi, murió por la metralla.

Esperando en mi posicion.

En un edificio de una ciudad que aun sufre por la guerra, ruidos de bombas no me hacen cambiar de lugar.

Agudizo mis oidos en los momentos de calma, siempre vigilante.

Con mi ojo en la mira telescopica.

Mientras vigilo, pienso en mi vida.

Mis compañeros de armas no sienten simpatia por mi, solo porque no mató cara a cara.

Ellos dicen que soy un cobarde que solo mata a la distancia.

Con mi familia no van mejor las cosas.

Mi mujer me pide que me retire del ejercito, que acepte aquel puesto administrativo porque cada vez soy menos humano, estoy pensando que tiene razón.

Me volví solitario, casi no duermo por los fantasmas que me acosan por las noches, no soy capaz de ver a mis hijos, no soporto que me llamen papa.

No soporto la idea de que tengan un padre con las manos manchadas de sangre,

Una lagrima cae en mis ojos.

De repente veo tres objetivos, un grupo de cinco hombres, entre ellos un oficial, reconozco sus uniformes, son enemigos, llevan a una adolescente y la tumban en el suelo, arrancandole la ropa, van a violarla.

No siento nada por ella, he visto muchas cosas en mi posicion, cosas que me han hecho pensar que la humanidad es un error.

Tres salen a vigilar, uno agarra a la chica y el oficial la penetra con crueldad.

Estan a trescientos metros de mi, pero no se mueven de donde estan, uso una cortina para calcular el viento.

Apunto a la cabeza del que agarra los brazos.

Disparo.

El cae, el oficial no se da cuenta, mi arma tiene silenciador y el sonido amortiguado no se oye en la lejania.

El oficial no advierte que cayó su subordinado, esta demasiado ocupado gozando de la chica.

Otro disparo, otra baja enemiga.

Aparecen los otros tres, están extrañados de no oir gritos o jadeos.

Se alarman al ver a su oficial caido.

Aprieto otra vez el gatillo matando al que esta más atrás.

Los otros dos intentan esconderse, les veo como un faro en la oscuridad.

Disparo otra vez,

Otro cuerpo cae.

El que queda dispara contra todo, no sabe donde estoy, no sabe que no puede alcanzarme.

No sabe que hace dos segundos como dos eternidades que le apunto al cuello.

El disparo lo decapita, cae como sifuese una botella de champán descorchada.

La adolescente me ve a pesar de la lejania, me mira agradecida.

Yo le respondo con un disparo.

Ella con un agujero en el entrecejo, cae como un muñeco.

No deseaba esto.

No deseaba matarla.

No deseo que mis hijos sepan lo que hice.

Pero nada, NADA debe delatar mi posicion.

Cuando duerma, ella vendra a exigirme explicaciones