El odio a veces un deseoso amor

¿quizas es amor o solamente deseo?... ¿quien sabe?...

Odio, deseos y amor

Paulina era una mujer de 25 años recién cumplidos. Alta, de ojos claros con un cabello rubio largo bien cuidado. Esbelta y sin prejuicios para mostrar lo que a su juicio era digno de mostrar. Aquel día comenzaba su primer día de trabajo luego de un año de dedicarse al ocio después de tantos años de estudio. Iba a trabajar en un diario local de su cuidad. No era mucho pero le servia para empezar su carrera como periodista.

El despertador sonó exactamente a las siete de la mañana y, al levantadose lo apago dirigiéndose al cuarto de baño para ducharse y vestirse lo más rápido posible ya que eran las 7:45 y entra a las 8:30. No alcanzo a desayunar y pensando que debería poner el despertador más temprano al otro día, tomo el taxi y llego justo a la hora. No quería llegar tarde el primer día.

Al llegar se encamino al ascensor y al entrar en el se tropezó chocando con alguien. Al darse vuelta y, sin darse cuenta que era una mujer dijo instintivamente:

  • Lo siento. Aun sin levantar la cabeza, pues se le había caído la carpeta.

– No te preocupes que no fue nada. Le respondió una mujer.

Al levantarse y verla no reacciono. Le tomo unos minutos articular algo. - Es hermosa.

Pensó. Siguió mirándola detalladamente. Era de su estatura. Un poco mas alta, pero quizás eran los tacones que llevaba. Su cara lisa, ojos verdes, de piel morena, labios carnosos bien delineados, esbelta y de un atractivo imponente.

Se le quedo mirándola embobada y al final solo dijo:

  • De todas maneras lo siento. Y le sonrió al tiempo que la mujer lo hacia también. Terminaron de entrar en el ascensor y, al cerrarse se quedaron en silencio hasta llegar a sus respectivos destinos, que resulto ser el mismo.

La mujer se marcho diciendo adiós y paulina la vio marcharse hacia lo que debía ser su oficina. Al verla irse con una seguridad envidiable sintió la tentación de seguirla por un momento y, moviendo la cabeza de un lado a otro se encamino hacia la oficina en donde debía presentarse.

La misma mujer que la había entrevistado dos días antes la atendió y le mostró su lugar de trabajo (que resulto ser el box mas apartado) y indicándole la oficina de la jefa del departamento. Acomodo sus cosas en su escritorio dándose cuenta que desde allí podía ver perfectamente los demás boxes (que estaban separados por paredes de madera) y por ende a las personas que trabajaban allí.

Su día transcurrió sin problemas adaptándose a lo que seria su trabajo diario. Se desenvolvía bien.

Al medio día, ya no podía más con sus ojos de cansados y se dirigió a lo que seria el casino (una oficina multiuso en la cual hacia un refrigerador, cafetería y mesas con sus respectivas sillas para la comodidad de todos), se preparo un café y se sentó en una mesa para disfrutarlo un poco con los ojos cerrados. De pronto sintió abrirse la puerta, se incorporo un poco y vio quien era. Su sorpresa fui infinita al ver que era la mujer del ascensor. Esta se dirigió al pequeño refrigerador sacando de el un refresco. Se volteo y la vio sentada mirándola. Le sonrió y se sentó al su lado diciendo:

  • ¿Fumas?

– No. Gracias.

– Yo soy Silvia.

– Paulina.

Después de la debida presentación comenzaron una conversación en la cual Paulina supo que ella llevaba un año allí como asistente de la jefa y que estudiaba por las noches en una universidad que daba clases nocturnas a los estudiantes que trabajaban de día. El resto del día se sumergió en su trabajo y sin darse cuenta ya era la hora de salida. Se arreglo un poco y se dirigió al ascensor sintiendo que los pies ya no le daban mas.

Al entrar se encontró con Silvia. La saludo y esta hizo lo mismo levantando la cabeza. De nuevo el silencio entre las dos. Paulina levanto la mano para presionar el botón del primer piso al mismo tiempo que Silvia, rozándole la mano. Paulina sintió ese contacto y se le erizo la piel. Silvia lo noto y por unos segundos retuvo los dedos de Paulina entre los suyos. Al soltarlos no dijo nada. Se miraron sin decir ni hacer nada, y a los segundos Silvia bajo la cabeza. Siguieron así, calladas e incomodas hasta que el ascensor se detuvo y se abrió la puerta. Salieron y Silvia se despidió de paulina marchándose sin mirarla.

Paulina llego a su casa un poco confusa por aquel rose. No durmió bien pensando en la reacción de Silvia. Se sintió conmovida por haber sentido ganas de besarla en el momento que Silvia retuvo sus dedos, aunque solo fue por unos segundos.

Al día siguiente ya en su trabajo, no vio a Silvia en toda la mañana, solo cuando se dirigió a tomar un café se la encontró sentada en una silla sola.

Se preparo su café y se acerco a ella, con la intención de conversar, pero Silvia se levanto y dejando la taza de café en la mesa se marcho en silencio. Paulina se quedo sin palabras y solo la miro irse y perderse entre los boxes.

Ya en la tarde de su segundo día no podía dejar de pensar en Silvia. Por ratos recordaba el incidente del día anterior y se le estremecía todo. Se sorprendió a si misma deseando e imaginándose como seria besarla y sentir aquel perfume que le invadió los sentidos en el ascensor...Concluyo que aquella mujer le gustaba, y mucho, ya que de lo contrario no se escabulliría en sus pensamientos de aquella manera.

Aquel día se marcho con la intención de encontrarse con Silvia, pero esta ya se había ido y se resigno a verla mañana y preguntarle que le pasaba.

Al día siguiente se la encontró en el casino y se le acerco. No sabía muy bien que decir y solo dijo:

-¡Hola! Mirándola a los ojos.

-Hola. Mirándola a su vez.

-¿Que te ocurre? ¿Por que me evitaste ayer? No respondió. Y Continúo

  • Mira… Si es por el incidente del ascensor. No te preocupes que no fue nada.

Pero ella se levanto de su silla y camino hacia la salida. Paulina en un impulso la toma del brazo y la acerco a ella diciendo:

  • No es que me importe, pero tú reacción me parece tonta y descortés. Y la suelta marchándose ella primero del casino enojada con ella ya que fue ella la que provoco aquel incidente.

Los siguientes días se tornaron insoportables para Paulina. Silvia cambio su comportamiento de silencioso al de tratarla con frases hirientes. Dándole a entender que no le agradaba. Y si es que alguna vez le gusto su compañía, ahora la detestaba. No podía creer su comportamiento y, al cabo de los primeras tres ofensas comenzó a responderle a cada una de sus insultos, los cuales eran sin fundamento.

Al mes todos los que trabajaban allí notaron los roces de antipatía entre ambas. A tal punto que la chica de información (sophie, amiga de ambas) tuvo que intervenir entre las dos, sin lograr aminorar en lo más mínimo los roces.

Habían pasado tres meses y la relación entre ellas no mejoraba y a Paulina ya comenzaba a dolerle sus insultos ignorando el por qué

Un día se la encontró camino al ascensor para marcharse. Entro en el ascensor sin decir nada ni esperar nada. El ascensor ya estaba en marcha cuando llego una frase a sus oídos que la enfureció tanto que le dio a Silvia una cachetada tan fuerte que la tumbó en el suelo con el labio inferior partido.

  • ¡Quien demonios te crees que eres para decirme eso hija de…!

Silvia la mira desde el suelo levantándose tan rápido que Paulina no vio la mano de Silvia cuando le planto una cachetada que la obligo a retroceder un paso aferrándose a la pared del ascensor.

Ambas se miraban con rabia, furia, deseando hacerse daño... Sin pensarlo dos veces Paulina se tiro encima de Silvia tomándola del cabello, pero en vez de hacerle daño al tirárselo la acerco ella y le estampo un beso a la fuerza. Silvia con la sorpresa no alcanzo a reaccionar, quedándose inmóvil… a los segundos tomo conciencia y comenzó a oponer resistencia empujando a Paulina hacia delante haciendo que perdiera el equilibrio y esta para no caer se sujeto de ella logrando que ambas cayeran al suelo de golpe… una encima de la otra.

Estando Silvia encima de Paulina, con la cabeza sumergida en su cuello, levanto su rostro y se encontró con los ojos claros de Paulina que le dieron una mirada de odio intensa

Paulina estaba inmóvil debajo del cuerpo de Silvia sintiendo todo su peso en el de ella, oprimiendo sus pechos, con una pierna entre las suyas…se sintió atraída por ella. No lo pudo evitar. La deseaba…de pronto sintió que Silvia removía su cabeza de su cuello levantado su rostro y encontrándose con esas dos manchas verdes que la hipnotizaban

Se quedaron mirándose por unos minutos en silencio hasta que Silvia hizo el intento de levantarse volviendo a caer encima de Paulina, la que emitió un quejido ya que el codo de Silvia le había dado en las costillas

  • ¡Ahhh! Pero que

  • Lo siento…espera no lo lamento, así me pagas el haberme besado a la fuerza. Le respondió intentando pararse...

Pero Paulina no se lo permitió y la tomo por la nuca volviendo a plantarle un beso en la boca. La deseaba demasiado a estas alturas como para dejarla ir

Silvia se sorprendió a si misma besando a Paulina con devoción. Le mordía y succionaba los labios como poseída. Lo que tanto se negó así misma se le escurría por los poros de su piel cuando sintió el cuerpo de Paulina pegándose al suyo…se le hirvió la sangre con el primer contacto de las manos de Paulina bajo su blusa….

Paulina al sentir las ganas de Silvia no se reprimió más y se aplico a la blusa de esta…palpo su piel y lentamente se aventuro a desabotonarla para posar su mirada en esos dos pechos redondos que se endurecieron por completo con una simple caricia en ellos, logrando que de los labios de su dueña se escapara un leve gemido alentador y sin desespero…aun.

Ambas se levantaron con una rapidez y como si supieran lo que pensaba la otra se comenzaron a desvestir mutuamente, sin dejar de besarse, haciéndolo en tiempo record….

Paulina de desprendo de los labios de Silvia colgándose de su cuello y, mordiéndole el lóbulo de la oreja le susurro:

  • Te voy a hacer gozar como no te imaginas…y mordisqueando suavemente sus hombros bajo hasta el nacimiento de sus pechos lamiéndolos y succionándolos con fuerza hasta que sintiera que le iban a estallar en cualquier momento. Continuo bajando hasta el abdomen jugando con su ombligo y, sin tocar su sexo, le besaba los muslos y su ingle mirándola para ver la expresión de placer contenido en su rostro. Subió hasta su boca y la beso metiéndole toda la lengua en ella, casi sin dejarla respirar y, rozando con sus dedos sus labios vaginales pudo sentir la humedad entre ellos. Masajeo sus labios de arriba abajo con lentitud, los abrió con los dedos dándole pequeños toques a su botoncito que aumentaba de tamaño al roce. Silvia gemía más fuerte con la respiración interrumpida al sentir esos dedos en ella. En ese instante Paulina le metió dos dedos en su cuevita, con fuerza, haciendo que diera un grito, y sujetándose con furia al cuello de ella, agarrándole el cabello mientras jadea de placer, abrió más las piernas para ella.

En un impulso descontrolado Silvia bajo su mano libre al sexo de Paulina y sin caricias previas le penetro con dos dedos, dejándose seducir por el olor dulzón que liberaban sus jugos en su mano y por el gemido estremecedor al momento que Paulina le hincaba las uñas en la espalda

Las dos jadeaban de placer, se movían al ritmo de sus dedos y caderas con la respiración dificultada, allí en el estrecho ascensor que seso sus movimientos en su momento, cuando uno de los cuatro brazos lo detuvo en medio del placer

Silvia seguía aferrada con fuerza al cuello de Paulina sintiendo su clítoris hinchado y su corazón que le bombeaba en el pecho sin control, y mientras que los dedos de Paulina entraban y salían de ella, esta al ver su expresión de deleite agrego uno mas para aumentar su placer apagando sus gemidos con su boca que no cesaba de besarla y desgastarle los labios

Paulina sentía como su cuerpo se revolvía con cada envestida de Silvia hurcando mas sus uñas en su espalda al momento de apreciar como un tercer dedo entraba en ella, le temblaban las piernas, sus clítoris le palpitaba sin descanso…soltó un grito de placer entre las convulsiones de su cuerpo y sintió que las pocas fuerzas que le quedaban la abandonaban

Silvia se arqueaba y se excitaba mas al sentir como sus pechos se restregaban con los de su amante, sollozando… sin pudor a ser descubiertas, de improviso sintió como Paulina comenzaba a moverse con más rapidez y en unos segundos escucho un grito de placer que la excito aun más al ver como esta se corría entre sus dedos

Paulina que estaba decidida a hacer gozar a Silvia detuvo sus movimientos con sus dedos llevándoselos a sus labios y luego la beso con lujuria para que probara su propio sabor… empezó a besarle los pezones, succionando y mordiendo mientras que sus manos la acariciaban con habilidad todo su cuerpo, reteniendo su orgasmo hasta que no pudiera mas y le rogara que la penetrase. Lo cual Silvia hizo, suplicaba entre suspiros y gritos que la hiciera llegar, pero Paulina hacia caso omiso y seguía lamiendo su cuerpo sin apuro

Silvia no podía mas, Paulina la acariciaba y lamía con desespero sus pechos, estaba a mil, pero esta no se apiadaba de ella y seguía su trabajo acariciando sutilmente su sexo sin llegar violarlo y cuando estaba a punto… esta se detenía y alejaba con la negativa de seguir acariciándolo su clítoris hinchado por excitación…y solo cuando esta la escucho implorar que acabara con la tortura, descendió hasta su sexo, la penetro con tres dedos de improviso mientras que con su lengua besaba su botón de placer…repentinamente sintió como dos dedos le penetraba su culito lubricado por sus jugos, haciendo que gritara – Ahhhhhh, no parees….siguuueee, y mientras que Paulina seguía con afán en su mete y saca de su vagina, sentía como un cosquilleo le invadía el cuerpo haciéndola llegar hasta un urgente orgasmo, el mejor de su vida

Silvia de desplomo casi encima de Paulina sintiendo las convulsiones y el pulso acelerado de ambas…. Al cabo de unos minutos se volteo a verla y se acomodo de tal manera que el sexo de ambas quedara expuesto al otro. Sin más preámbulos Paulina se acerco más a ella y abriendo con sus dedos sus labios pudo sentir el sexo mojado de Silvia en el de ella…comenzaron a cabalgarse la una a la otra con suavidad estremeciéndose en cada contacto. Paulina comenzó un recorrido hasta el rostro de Silvia acercándola para un nuevo encuentro de labios mientras que esta se abrazaba con fuerza a ella…se movían al compás de la otra acercándose ambas a una sensación indescriptible que les produjo mucha humedad a las dos…en ese momentos llegaron ambas un poderoso orgasmo, ahogándose en sus propios gemidos tumbándose una en la otra en medio de los jadeos de satisfacción