El obseso. un día de furia.
¿Alguien se ha parado a reflexionar sobre su vida? ¿Lo triste que puede ser pasarse horas leyendo relatos guarros y haciéndose pajas? ¿Qué pasaría si alguien supiera cómo somos realmente? ¿Qué pasaría si despertaríamos al friki que llevamos dentro?
Un día de estos creo que me voy a volver loco. Me paso el día pensando en tías y haciéndome pajas. Dicen que los hombres pensamos unas 50 veces en sexo a lo largo del día. En mi caso yo solo lo hago una, desde que me despierto hasta que me acuesto, 24 horas al día, siete días a la semana. Cada vez que me cruzo con una tía lo primero que hago es mirarle a las tetas o la forma que le dibuja el coño en el pantalón. No puedo evitarlo.
Tengo 25 años y estoy hasta los cojones de seguir siendo virgen. Todavía no he visto a una tía desnuda y mucho menos he tocado una triste teta. Quizás por eso odio a mis amigos y compañeros de clase cada vez que les veo con sus novias. Ellas son guapas, tienen buenas tetas y un cuerpo bonito. Seguro que las follan a menudo. Las imagino empapadas de sudor con las piernas abiertas y su coño negro esperándoles.
Yo en cambio estoy solo, siempre estoy solo. Pero ellos, imbéciles, ignorantes sin cultura o sin estudios y feos, algunos más feos que yo, todos follan y se hartan de tocar tetas y coños a sus chicas mientras yo sigo aquí solo, matándome a pajas.
¿Por qué no puedo tener novia? ¿Por qué no puedo ser como los demás? ¿Por qué ese bobalicón que se sienta en primera fila de clase sale con una tía buenísima y a mi no me miran a la cara ni las más feas?
Soy invisible. Aunque intento acercarme a ellas me rehuyen. Ninguna se sienta a mi lado en clase. No me hablan ni me miran. He intentado ser simpático, hacerme el interesante y hasta me he atrevido a comprar ropa yo solo para cambiar mi aspecto. Pero es inútil, ¿a quien quiero engañar? Sigo teniendo la misma pinta de friki, o de salido, o de tío raro, o de lo que sea que repele a las tías. Y no lo entiendo porque no soy feo ¡joder! No tengo taras ni marcas o cicatrices. No soy enano ni gordo. No tengo granos en la cara. Me ducho todos los días, me aseo y cuido mi olor corporal. Llevo un corte de pelo normal, puede que un poco hortera con la raya a un lado pero los he visto peores.
Tengo ganas de llorar, la vida es una mierda. No paro de ver chicas a las que sus novios las tratan como si fueran trapos. Pasan de ellas o les son infieles y aun así, las muy imbéciles, siguen con ellos. Joder, los prefieren a ellos en vez de a mí, que soy un tío legal. Es que no me lo puedo creer. Esos bobalicones, esos chulos sin cerebro, salen con chicas guapas y yo, que soy amable y buena persona, no me como ni los mocos.
Si yo tuviera novia, la trataría como una reina y follaría con ella cada día. Lo que me gustaría tocarle las tetas. Se las chuparía y se las mamaría como si fuera un bebe. Y el coño, joder como me gustaría tocar un coño de una puta vez. Le haría mil mamadas y ella me la chuparía a mí también. Nos lo pasaríamos de puta madre, sobretodo yo. Aunque sea virgen he visto tanto porno en internet que soy un experto en temas de follar. Aguanto un montón sin correrme cuando me hago una paja. Aguanto todo lo que quiero. Si alguna me diera la oportunidad, vería que soy un amante de la hostia.
Pero no, no me lo voy a pasar de puta madre por que estoy en el salón de mi casa, solo, tirado en el sofá, mirando la mierda que ponen en la tele, como todas las tardes, como todos los putos días. Lamentándome de mi suerte en lugar de estar estudiando en mi cuarto.
Y no estoy estudiando porque no puedo. No puedo y no quiero. No soy capaz de concentrarme. En cuanto entro en mi cuarto lo primero que hago es encender el ordenador y ponerme a ver porno o a leer relatos guarros. Me digo que solo será un momento, me engaño diciéndome que leo un relato y apago el ordenador. Pero es mentira, me paso las tardes rastreando en internet mierda y más mierda, viendo videos guarros o fotos de famosas desnudas. Joder, y eso es lo que me va a volver loco del todo, con tanto porno en mi cabeza y tanta paja.
Y luego están mis padres, que plasta de gente. Me tienen la cabeza frita, sobretodo mi madre, joder que pesada. Lo que más me jode de todo, lo que más me jode… es que me diga: “échate novia”. JODERRRRR, y encima metiendo el dedo en la llaga. Es que no la soporto. Se pasa todo el día encima de mí dándome la paliza. “¿Ya has estudiado?”, “no veas tanto la tele”, “no salgas con las zapatillas sucias”. Déjame en paz ya ¡joder!
No sé como la aguanta mi padre. Bueno, sí que lo sé, pasa de ella. Solo le preocupa ver “el parte”, como dice él y que la cena esté lista. Lo demás… se la sopla, incluso yo.
Aquí llega mi madre. Ya oigo el sonido de sus llaves en la cerradura de la puerta principal. Oigo como se abre la puerta y como vuelve a cerrarse. Mi madre aparece en el quicio de la puerta de la sala.
-¿Otra vez viendo la tele? ¿No tienes que estudiar
-No.
-¿Cómo que no?
-Ya he estudiado.
-¿Seguro?
-Sí.
-¿Y cuando has estudiado?
-Ayer.
-¿Y hoy qué?
-Déjame ya, mamá. Ya estudiaré luego.
-¿Luego? ¿Cuándo es luego?
-Déjame ya, joder. Luego es luego, LUEGO, LUEGOOO.
Se le ha crispado la cara. No esperaba que le levantase la voz, pero es que me tiene hasta los cojones.
-¿Y… y qué vas a hacer? ¿Mirar la tele toda la tarde, tirado en el sofá como un vago? Eso es lo que haces todos los días, el vago. Siempre mirando la tele y jugando con el ordenador. Lo que tienes que hacer es estudiar y acabar la carrera de una vez.
-¡QUE ME DEJES YA, HOSTIAA!
Ahora sí que le ha cambiado el color de la cara. Nunca le había levantado la voz hasta hoy ni había dicho un taco delante de ella. La he acojonado.
-Pero… pero… pero bueno. Tú… tú… tú…
Joder, que se calle ya. No la soporto, no soporto su voz, no soporto a nadie. Tengo que salir de aquí. Me piro a mi cuarto.
-¿V…Vas a contestar así a tu madre? Pero, pero… ¿Ahora adónde vas? Te pasas el día sin hacer nada, no me escuchas, me gritas y ahora te largas y me dejas hablando sola. ¡Estarás contento!
-NO, NO LO ESTOY. –estallo. –Estoy hasta los huevos, hasta los huevos de ti.
Debería dejarlo aquí y desaparecer en mi cuarto. Debería dejar a mi madre sola, desgañitándose tras de mí. Debería refugiarme en el porno de mi ordenador para olvidar lo miserable que es mi vida como hago todos los días, igual que hacen los borrachos con el alcohol. Pero estoy embalado y fuera de mí. No sé parar.
-…Y de papá, estoy harto de de él, de sus amigos y de este puto mundo en el que me ha tocado vivir pero sobretodo… sobretodo… estoy harto de mi puñetera vida, que da asco.
Le he roto los papeles a mi madre, lo sé, lo noto.
-Estoy harto de despertarme empalmado antes de que suene el despertador y pajearme deprisa antes de que entres para levantarme. Estoy harto de esconderme en el baño como un furtivo para meneármela a vuestras espaldas o de pasarme la noche en vela mirando porno y haciéndome más pajas como un puto friki.
Mi madre se ha quedado sin habla pero yo tomo aire y sigo con mi retahíla.
-No puedo parar de mirar las tetas de todas las mujeres con las que me cruzo, y a tus amigas a las que más. Sobretodo a Pilar, con esas tetazas que tiene. Seguro que tiene unos pezones enormes. Joder, como me gustaría lamérselos. Y el coño, como se le marca en el pantalón. A esa me la follaría mil veces.
Mi madre me mira y parpadea atónita. Pilar es su amiga de toda la vida, es una vieja en comparación conmigo así que debe estar flipando.
-No me mires con esa cara que seguro que vosotras también habláis de follaros a tíos. ¿O me vas a decir que vosotras no os hacéis pajas?
Puede que no lo hagáis tantas veces como yo pero seguro que de vez en cuando también os metéis los dedos en el coño. A todo el mundo le gusta correrse.
Mi madre ya no me mira con sorpresa sino con asco y eso me enfada. Me enfada porque está siendo una hipócrita y una falsa. Va de puritana, de ama de casa complaciente pero yo sé que ella también se hace pajas, lo he leído en internet, todas las mujeres se masturban independientemente de su edad y condición.
Arruga la cara y se tapa la boca como si lo que le acabo de decir fuera lo más asqueroso que hubiese oído nunca. ¿Por qué no deja de fingir? ¿Por qué se comporta como si su último polvo con mi padre hubiera sido hace 20 años?
Me está mirando como si fuera un pervertido y eso me pone de mala hostia. Me suelto los pantalones y los dejo caer hasta los tobillos. Saco la polla por encima del calzoncillo que también se desliza hasta los tobillos y empiezo a meneármela delante de su cara de idiota. Se me pone dura al instante, es por la costumbre.
-Mira como la tengo, joder, ¿ves? La tengo así de dura todo el día. Y todo por culpa de mujeres como tú, que me miran como a un bicho raro, que me hacen sentir como un friki, y por su culpa me obsesiono más con ellas y con sus putas tetas y sus putos coños.
Mi madre ahoga un grito y retrocede un paso hacia atrás. Parece que está consternada. Me mira la polla y a la cara alternativamente. No se cree que sea yo el que se la está meneando delante de ella. Todavía hoy en mi casa se refieren a mí como “el niño” o “el chaval”. Ver como me hago una paja debe haberle roto todos los esquemas. O quizás sea que no se esperaba ver una polla dura y unos huevos grandes y negros cubiertos de pelo donde solo había un pitilín la última vez que me vio desnudo hace mil años. Pero es que ya no soy un crío, soy un hombre de 25 años, joder.
-¿Qué pasa, te asusta mi polla, o qué? ¿No sabías que la tenía tan grande? ¿No sabías que me pajeaba pensando en el coño y las tetas de tus amigas? Tus amigas tetonas. Que tenéis todas unas tetazas de la hostia.
Me paso la lengua por los labios, estoy caliente.
-Enséñame las tetas, anda.
No sé por qué lo he dicho pero de repente me he dado cuenta de que me gustaría vérselas. Quizás sea porque no he parado de pajearme desde que he sacado la chorra y estoy a cien por hora. Quizás sea porque en este estado he perdido la conciencia de la realidad que me rodea. Quizás a estas alturas ya no distinga a una mujer de otra, ¿qué me importa? Quiero ver unas tetas de una vez.
-Venga enséñamelas, joder. Tú estás viendo mi polla ¿no? Pues yo también quiero verte las tetas. Venga enséñamelas ¿qué te cuesta? Enséñamelas, joder.
Retrocede otro paso, se lleva las manos al pecho y le tiembla el labio inferior, ¡me tiene miedo! Pero, pero… si no la he hecho nada ¿pero quién se cree que soy, un pervertido, un psicópata? Esta mujer me exaspera.
-¿Cómo tienes el coño, tiene forma de triángulo? ¿No serás de esas que se depilan enteras, no? No, seguro que lo llevas más natural, con el pelo negro y rizado. Tú eres más tradicional ¿a que sí?
Uf, estoy a punto de correrme. Me imagino como serán las tetazas y el coño de mi madre. Alargo un brazo y le cojo una teta por encima de la ropa. Es más blandita de lo que creía, blandita y grande. Casi no me cabe en la mano. La aprieto un poco pero mi madre me da un manotazo y la tengo que soltar por el impacto.
-¿Cómo te huele el coño? Venga, dime como te huele. Déjame que te meta la mano dentro de las bragas y te lo toque. Solo un poco. Alguna vez ya he olido tus bragas del cesto de la ropa sucia pero seguro que no es lo mismo que olerlo directamente.
-Miguel, por favor, me das miedo. ¿Qué te pasa? Este no eres tú. ¿Has tomado algo?, ¿has tomado alguna droga, hijo?
-¿Tú a papá… le chupas la polla? ¿Te la metes entera en la boca o solo le lames el capullo? Hay mujeres que se tragan el semen de sus maridos. ¿Tú te lo tragas?
-¿Pero de qué hablas hijo mío? ¿Porque dices esas cosas? Estás enfermo.
No aguanto más. Me acerco a ella, vuelvo a cogerle la teta y la empujo contra la pared. Me empiezo a correr sobre su falda.
Se pone a chillar y a darme manotazos pero no me importa. Mis pelotas se contraen durante el orgasmo y envían chorros de semen que salen a borbotones a través de mi polla. Estoy eufórico y apenas noto los golpes en la cara y los tirones en la mano que tengo sobre su teta. Esta vez no la suelto. La manoseo como su fuera masa de pan, me encanta, mi primera teta. Estoy a mil por hora.
El semen no solo salpica su falda, también cae por mi mano sobre mis calzoncillos y sus zapatos. Todavía no he acabado de correrme pero mi madre se escabulle de un empujón, se va corriendo a su dormitorio llorando. Me la sigo pelando con la espalda pegada a la pared donde tenía aprisionada a mi madre.
Me tomo tiempo de sobra para acabar de correrme hasta la última gota. Cuando acabo me subo los pantalones y me dirijo a su dormitorio.
Me paro frente a su puerta. Solo tengo que girar el pomo, empujar la puerta y ya estaría dentro. No me costaría nada quitarle toda su ropa, prenda a prenda, soy mucho más fuerte que ella. Podría tumbarla sobre la cama y colocarme sobre ella. Sería fácil poner mis piernas entre las suyas, sujetar sus muñecas por encima de su cabeza y lamerle las tetas de una puta vez. Mamarle los pezones como cuando era niño.
¿Y follármela? ¿Podría follarme a mi madre? Una cosa es tocar unas tetas y un coño de una santa vez y otra muy diferente follar con tu propia madre aunque, por otro lado, un coño es un coño, ¿no?
Cojo el pomo y pego la oreja a la puerta. Oigo gemidos al otro lado, mi madre está llorando. Pobre mujer, toda la vida dedicada a su familia y a su casa. Con el único vicio de juntarse con las urracas de sus amigas muy de vez en cuando y ahora descubre que ha desperdiciado su vida en esta mierda de casa, el inútil de su marido y el inadaptado de su hijo.
Podría entrar y pedirle perdón por el susto que le he dado. Podría hablar con ella de mi problema con las mujeres y el sexo. A lo mejor me comprende y me enseña las tetas, o a lo mejor hasta me enseña a follar.
También podría dejar de pensar en tetas y coños, ir a mi cuarto y ponerme a estudiar en serio de una puta vez, acabar la carrera, conseguir un trabajo de puta madre y ganar mucha pasta para que las tías más buenas se peguen a mí como moscas.
Me doy la vuelta, voy a mi cuarto, cierro la puerta y me siento frente al escritorio. Miro al ordenador y lo enciendo. Mañana empiezo a estudiar de verdad, ahora me voy a hacer una paja.
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No voy a insistir en el hecho de que agradezco enormemente cualquier tipo de comentario... incluidos los buenos (jeje) y por favor, si has llegado al final de este relato, vota. Siempre se agradece saber qué opinan de tus relatos los demás.
Gracias.