El número más alto

Ella no se imaginaba como iba a pasar el Fin de Año.

EL NÚMERO MÁS ALTO

Iba a jugar la partida de mi vida.

Desde el primer instante me sentí atraido por ella, y debo decir que fue una cosa mutua. Nos cruzabamos por el pasillo y el aire se paraba a nuestro alrededor. Al principio, era como una curiosidad sostenida, era un estar pendiente el uno del otro… con disimulo. Pero poco a poco la cosa fue cambiando y el descaro fue en aumento. Ya no apartabamos la mirada con rubor, ya no nos esquivabamos al encontrarnos por el pasillo. Los roces se fueron haciendo mas intensos y evidentes. Y todo sin decirnos ni una sola palabra, lo que aumentaba el morbo, el deseo, la lujuria, las ganas de mas y mas.

Averigüé su nombre por terceros, como suele ocurrir. Se llamaba Kris, era de origen francés y estaba bastante delgada. Nunca he sentido especial predilección por las chicas delgadas, pero ella era diferente. Sus ojos, marrones claros. Su boca, sensual como ninguna. Pero sobretodo sus pechos, en la medida exacta, turgentes, desafiantes, provocadores, llamando a ser estrujados.

Era con diferencia la chica mas excitante de la oficina, y no podía apartarla de mis pensamientos. Ella me seguía el juego, pero todo quedaba en eso, en un juego sin continuación. En un juego de 9 a 6.

Por aquel entonces yo estaba como consultor informático, trabajando para el cliente en el que la conocí. Pues bien, el proyecto con el que estaba, arrancaba en diciembre, y por desgracia para mi, alguien se tenia que quedar de guardia en fin de año. Al saberlo con antelación, me pude ir haciendo a la idea. Un dia, mientras esperaba mi café al lado de la máquina, entró ella con un par de compañeros suyos. Le comentaban que "que putada tener que hacer guardia en fin de año. Que que iba a hacer ella sola toda la noche. Que la llamarian para que no se sintiese mal…". Me dije "Esta es la mia", y preparé la mejor sorpresa que le he preparado a nadie hasta la fecha.

Llegó el dia 31, y como siempre, a mediodia la gente se empezó a marchar hacia sus casas. Kris también se fue, supongo que para descansar un poco y cambiarse de ropa, y dado que me quedé solo, aproveché para poner en marcha mi plan.

Sobre las 8 volvió de nuevo. Fuera hacía un viento del demonio y el frio era demoledor, pero dentro ya me había asegurado yo de calentar el ambiente, poniendo el termostato a 26º. Me sorprendió que ni se inmutase con mi presencia. Saludó con un simple "Buenas noches" y fue a sentarse a su mesa como si tal cosa. Llevaba un jersey de color azul con manga larga que le quedaba como anillo al dedo, y unos tejanos que marcaban su trasero lo justo para dejar correr la imaginación. No podia apartar los ojos de su espalda. La llamaron un par de veces, y mientras contestaba, ladeaba la cabeza los justo para que nuestras miradas se cruzasen. La calefacción fue surtiendo efecto, porque hacia las 9 se quitó el jersey, dejando a la vista un top blanco de esos arrapados, marcando su sujetador. Me estaba poniendo a mil. Ya ni siquiera intentaba fingir que trabajaba. Solo la miraba, deseándola como nunca he deseado a nadie. A la tercera llamada, justo en el momento en el que nuesras miradas se encontraron, me decidí, me levanté y me fui acercando a ella poco a poco, sosteniéndole la mirada, con toda la calma que podia transmitir. Le quité suavemente el auricular de la mano y no vislumbé ningun signo de reproche mientras lo colgaba. Le cogí la mano, se la besé y le pregunté "Te gustaría cenar conmigo esta noche?". Siempre recordaré como se puso a reir!! Me contagió y no podiamos parar. Pero me dijo que si, con lo que le hice levantarse, le di la vuelta, y sacándome una venda que llevaba en el bolsillo se la puse en los ojos. Todavia se reía, pero pude apreciar un amago de tensión por su parte. Supongo que debió pensar, "a ver de que va este!". Le dije que estuviese tranquila, que ese fin de año no lo olvidaría en la vida y se relajó un poco, Tomándola de la mano, la guié hasta un despachito que hay en la misma planta. La senté a la mesa, y pasados unos segundos durante los cuales seguro que flipó por los ruidos que hice, le quité la venda mientras empezaba a sonar una música relajante de fondo.

Os puedo asegurar que se quedó sin respiración. Estaba sentada frente a una mesa redonda preparada para una cena de dos. Descubrió un servicio de porcelana y cristal, una cubitera con una botella de vino y una de cava reposando, y un carro anexo cubierto por un mantel, que contenía lo que sería nuestra cena. Las velas iluminaban la escena, dandole un toque especial e irreal a la vez. Y pude ver en sus ojos que efectivamente, le acababa de dar la sorpresa de su vida.

Con una sonrisa maliciosa en el rostro le pregunté si queria un poco de vino, a lo que me respondió que si. Le serví una copa, y le propuse un brindis "porque todos los años pudeda disfrutar de una compañía tan bella y sensual". Sonrió de forma pícara y añadió "y sexy!", a lo que respondí "las mas sexy". Puso cara de complacida, y aproveché para acercarme poco a poco a su cara y darle un beso en los labios. Un beso casto, mas roce que beso, Sin desviar mis ojos de los suyos le susurré: "la mas bella, sensual y sexy del mundo mundial". Noté que un escalofrío recorria su cuerpo.

Me aparté de ella, muy a pesar mio, y procedí a retirar el mantel que crubría el carro. Serví la ensalada que había preparado para la ocasión y comenzamos a cenar. Fue una de las veladas mas perfectas que recuerdo. La conversación fluía sin trabas, sin silencios incómodos, entre miradas de complicidad y deseo. La había conquistado y los dos lo sabíamos, con lo que solo quedaba disfrutarlo. Nos reimos como nunca, y descubrí en ella a un persona audaz e ingeniosa, y sobretodo bella. Muy bella. Por dentro y por fuera.

Pasamos del primer plato al segundo sin darnos cuenta, y del segundo al postre entre bromas y chismorreos sobre la gente de la oficina, sobre antiguas relaciones y sobre la vida en general. Y bebiendo y riendo llegamos al postre, al que presenté con "Esta es una sorpresa que necesita que te tapes los ojos". Esta vez se los vendó ella misma sin borrar la sonrisa que le iluminaba el rostro. Estaba preciosa asi, espectante, con las mejillas coloradas por el calor y el alcohol, con las manos entrelazadas encima de la mesa. Era una Diosa y lo sabia. Esa noche, era mi Diosa.

A los pocos minutos, le pedí que se quitase la venda, y se encontró con que la mesa estaba vacía excepto por una botella de licor de melocoton rodeada de varios vasos de chupito, un bol repleto de fresas con nata, 2 copas de cava y dos barajas de cartas boca abajo, una para ella y una para mi. Cogí la copa y le sugerí otro brindis.

"Por nosotros".

"Por ti", me contestó. "Por regalarme una de las mejores cenas de mi vida".

"Falta el postre, espero que no te defraude" le dije.

"Eso espero. Si me defraudas, tendré que castigarte…" . Os juro que no se si queria que me castigase o no… que duda!

Le expliqué en qué consistia el postre:

"Vamos a jugar a un juego. Es la carta mas alta. Vamos descubriendo cartas, ahora uno, ahora el otro. El que no logre superar la carta mas alta del contrario, paga una prenda. Entre las cartas, hay cartas de pruebas para realizar, por ejemplo, beberse un chupito, dar de comer una fresa al otro, contestar una pregunta tipo verdad o mentira…".

Me prestaba toda la atención del mundo, y llegamos a la pregunta clave. La pregunta que podia arruinar la noche mas emocionante de mi vida

"Quieres tomar el postre conmigo?"

"Si" me contestó. "Contigo, al fin del mundo".

Y levantandose de la mesa, me dio un beso que todavía me pone los pelos de punta. Me devoró. Me mordió los labios y saboreó cada rincon de mi boca con su lengua. A los pocos segundos volvió a su asiento dejandome completamente empalmado y boquiabierto, y con la mas inocente de sus miradas me dijo:

"Quien empieza, tu o yo?"

"Por favor, tu primero" le dije con un hilo de voz.

"Tengo un 3" confirmó al descubrir la primera de sus cartas.

"Un cinco" contesté descubriendo la mia.

"Tengo postre. La carta dice ."

Me miró con cara de pícara, se levantó y cogió una de las fresas del bol, que rezumaba nata por todos los lados. Recogió la nata de la fresa con el dedo indice, y se acercó a mi. Su cercanía me bloqueaba los sentidos.

Se inclinó sobre mi, y me susurró en la oreja:

"Abre la boca" y me chupó el lóbulo.

Abri la boca temblando de excitación, mientras ella se ponia y aguantaba la fresa en la suya. Me la dio de comer de forma que casi me corro allí mismo. El sabor de su boca y la fresa, su olor, el roce de sus cabellos, su mano en mi cuello evitando que la presa se soltara, la forma en que me mordia los labios, su lengua acaramelada en mi boca… Se separó un poco, y metiendome el dedo lleno de nata en la boca me ordenó: "chupamelo". Decidi desbloquearme un poco, porque con toda la calentura que llevaba, empezaba a no disfrutar de los detalles, asi que lamí mas que chupé su dedo, sin apartar mis ojos de los suyos. Unas gotas de fresa resbalaron de mi boca, cosa que ella aprovechó para recogerlas con su otro dedo indice, y se lo llevó a la suya, chupando nuestros dedos a la vez.

Nunca creí que los dedos pudiesen ser tan eróticos, pero vaya si lo son! Despues de lo que pareció una eternidad, sacó los dedos de nuestras bocas, y volvió a su asiento. Volvió a sacar una carta.

"Me parece que vamos a tener que cambiar las barajas… estoy perdiendo todo el rato!" Dijo sacando un 4 de la baraja.

"Yo diria que estas ganando por goleada" respondí con una sonrisa. "Te toca una prenda".

"Cual prefieres que me quite primero?"

"Hagámoslo excitante. Quitate los zapatos"

"Hay un pequeño problema. Estaba tan cómoda durante la cena que hace rato que me los he quitado".

"Pues sácate los calcetines, y para que veas que voy de buena fe, me voy a quitar también los zapatos".

Yo no llevaba calcetines, o sea que me quedé descalzo. Kris separó la silla de la mesa, y levantando las piernas una a una, procedió a quitarse los calcetines, masajeando suavemente los pies al hacerlo. Los tiró a un rincón y me dijo

"Y ahora que?"

"Ahora volvemos a empezar, y me toca a mi"

Y retirando las cartas jugadas de encima de la mesa, descubrí otra de mi baraja. La miré y leí su contenido:

"Es una pregunta. Dice ".

"Vaya! Tengo ganas de saber la respuesta" dijo entre risas

Quizas en otro momento me hubiese puesto colorado, pero todo era tan natural

"Esta mañana, en la ducha. Pensaba en ti. Pensaba en ti y en esta noche""

"Tan excitante era?"

"Tan excitante eres" afirmé tajantemente.

Sus ojos despedían fuego.

"Te toca sacar otra carta" Me dijo

"Ocho"

"Me lo estas poniendo dificil, eh?... a ver, a ver… mira! Chupito para la niña!"

Y cogiendo un chupito, cerro los ojos y se lo bebió de golpe. Me miró fijamente y me dijo:

"No sabes la sed que tengo"

Sacó otra carta, la levantó y triunfalmente me mostró un rey. Las posibilidades de superarlo eran nulas, asi que con cara de resignación saqué un triste 6.

"Quiero tu camiseta" me ordenó antes de que le preguntase que queria que me quitase primero.

"No prefieres mis zapatos?" respondi maliciosamente.

"Tu camiseta!"

Me quité la camiseta y la tiré al rincón.

"Te toca" le dije

"Mira, una pregunta para mi: Cual crees tu que es?" Me preguntó.

"Creo que te gusta controlar la situación. Seguramente que te guste estar encima"

"No vas mal encaminado. Me gusta estar encima, pero en cuclillas, para clavarmela hasta el fondo cuando a mi me plazca".

Aquí fue cuando me di cuenta de que estaba tanto o más excitada que yo y de que ya no había vuelta atrás.

"Te toca otra vez"

"Un seis"

"Un siete" respondí girando mi carta.

"Mierda, un cuatro"

"Te va a tocar darme una prenda"

"Que prefieres, mis pantalones o mi camiseta?"

"Tus pantalones, por favor".

Se levantó de la silla, se sacó el cinturón muy lentamente, y después se desabrochó los botones delanteros, uno a uno, disfrutando del momento. Se dio la vuelta, y a la vez que se los bajaba, se fue inclinando ofreciéndome una vista espectacular: sus nalgas, perfectas, aprisionando un tanga negro que me moría por arrancar. No se como no salté en ese momento de la silla. Hubiese dado mi brazo por besar, morder, estrujar y sobar ese culo. El bulto de mis pantalones era de escándalo. Yo creo que llevaba 3 litros de liquido preseminal en los calzoncillos. A ese paso, me retiraban en camilla de la partida, antes de finalizar el primer cuarto! Se apiadó de mi y se sentó de nuevo.

"Te toca a ti sacar carta"

Por suerte me tocó chupito. Me temblaba la mano de tal forma que casi me lo tiro encima. Me lo bebí de golpe, pero antes le ofrecí un poco a ella, que lo rechazó con un "Cada uno lo suyo" la mar de pícaro. Me volvía a tocar a mi

"Un diez", dije mostrándolo.

"Un as"

"Me parece que con mi 5 no te llego ni a la suela de los zapatos… Quieres mis pantalones?"

"Por supuesto", replicó divertida.

"Pues tendrás que venir a buscarlos" le dije.

Se acercó a mi, me obligó a darme la vuelta, y rodeandome con sus brazos, empezó a desatarme el cinturón. Cuando acabó de sacarmelo, me dijo: "Antes de quitarte los pantalones, deberíamos comprobar que no haya nada importante en los bolsillos", y metiéndo ambas manos en los bolsillos, empezó a sobarme la polla. Me apoyé en ella con los brazos caidos, disfrutando una barbaridad con la paja que me estaba haciendo. Los bolsillos, al ser apretados, no facilitaban mucho el movimiento, pero a la vez incrementaban la presión de su mano contra mi polla. Mientras continuaba el masaje con la mano derecha, sacó la izquierda del bolsillo y me empezó a acariciar el pecho, poniendo especial cuidado en mis pezones. Me estaba muriendo de gusto, y le pedí que por favor, lo hiciese un poco más rápido. Se lo rogué. Se lo imploré. Pero la muy diabla me respondió que ahora que se lo estaba pasando en grande, no iba a cargarse la diversión! Así que se retiró, volvió a su silla y me dijo:

"Venga machote, sacate ya los pantalones que tenemos una partida que acabar!"

Evidentemente, me saqué los pantalones quedándome en calzoncillos y se los arrojé a la cara, medio en broma medio en serio.

"Eso no se hace! Sabes que hay hombres que han muerto porque les ha explotado la polla?"

"Como te explote, seguro que me matas a mi y todo, porque está a punto de rebentar! Pero ni se te ocurra, eh? Lo que llevas en los calzoncillos lo quiero todo para mi! Y espavila, hombre! Venga, sientate, que me toca a mi… Un 9"

"Una Q" respondí triunfalmente "Esa camiseta lleva mi nombre" añadí maliciosamente

"Tu polla lleva el mio" contestó mientras me guiñaba un ojo.

"Venga, levantatela… la carta, me refiero a la carta"

"Un 4. Parece que la suerte no me sonríe, verdad? Que prenda prefieres, la camiseta o el tanga?"

"La camiseta, pero como me has ayudado antes con los pantalones, ahora te voy a ayudar yo…"

"No hace falta que seas tan amable…"

"Faltaria mas, además, ayudarte es un placer" contesté riendome. "No, no hace falta que te levantes de la silla."

Me acerqué a ella por delante, me senté a horcajadas sobre sus piernas, intentando no cargar todo mi peso sobre ellas, y besándola con todas mis ganas, le saqué la camiseta muy poco a poco, intentando rozar con mis manos sus costados, recreandome en los laterales de sus pechos, descubriendo un sujetador de encaje a juego con el tanga. Cuando la camiseta ya le cubria la cabeza, le junté las manos en la nuca y le dije: "Espera que quiero comprobar una cosa. No te muevas". Y acercandome a su pecho derecho, soplé suavemente por encima del sujetador, directamente sobre el pezón, que se endureció hasta casi atravesarlo. Kris gimió levemente.

"Uy, parece que tu también tienes un bulto que enseñarme, eh?" dije sonriendo.

"Cabrón" me contestó "me estas calentando demasiado, y despues no sabrás pararme".

Mientras acababa la frase, estrujé el otro pecho con mi mano derecha, metiendole la lengua en la boca y frotando mi polla contra su pubis. Podriamos decir que me comí el gemido de placer y sorpresa que escapó de sus labios. Retorcí el pezón del pecho que mi mano aprisionaba, y noté como se le cortaba la respiración a la vez que se retorcía de gusto.

"Ui, perdona, no lo he podido evitar" dije con toda la inocencia que pude. "Ya paro, ya paro, pero me quedo con esto". Le acabé de quitar la camiseta y volví a mi silla.

Era mi turno de nuevo… "Me toca, no? Pues saco…. Un chupito para el nene!"

"Me darás un poco?"

"Te propongo que nos tomemos uno cada uno… pero a mi manera"

"Tu te tomas el tuyo a tu manera, que to me tomare el mio a la mia"

Me hice un poco el intersante. "No se… no se…. Bueno va! Pero yo primero, que por algo es mi carta".

"De acuerdo"

Mientras preparaba los dos chupitos y los colocaba encima de la mesa, le dije "Túmbate en el suelo"

"No vas muy rápido?" Contestó sonriendo.

"Te prometo que solo me beberé el chupito. Palabra de scout"

"Desde luego que palabra de scout, con esa tienda de campaña que llevas allí abajo!"

Es que me partía de risa con ella!!! Pero tenia razón. Si no le daba un poco de tregua a mi polla, rebentaría! Se tumbó en el suelo y estuve pensando unos segundos en dejar de lado mi palabra, mi frase y mis párrafos y follarmela allí mismo. Seguro que no se hubiese negado, pero un Scout es un Scout. Mientras me arrodillaba junto a ella, me miraba de soslayo para ver qué hacia con el chupito. Dejé caer un cuarto en su ombligo, y empecé a sorber y a lamer sobre su piel. Descubrí que tenía muchas cosquillas en la barriga, porque no pude acabar de bebermelo. Se retorcía tanto por las cosquillas que lo tiró todo. Puse cara de enfadado y le dije

"Como no te estes quieta, tendré que ser yo el que te castigue, eh?"

"Si por favor, castígame ya!"

"Silencio señorita. Comportese! Ahora quiero tomarme el resto del chupito con tranquilidad, asi que estese quieta! Dese la vuelta"

En cuanto se dio la vuelta, me puse a la altura de sus pies, y le doblé las rodillas, de forma que las plantas quedaban hacia arriba. Volqué la mitad del chupito en cada planta y le dije: "Como se caiga una gota te vas a enterar", y empecé a beber el chupito directamente de sus pies. Como quieta del todo no se quedó, empezaron a escurrirse gotas de chupito por sus dedos y tobillos, asi que me vi obligado a continuar mi labor por esas zonas. A la vez que me iba metiendo sus dedos en la boca, uno a uno hasta dejarlos bien limpios, empezó un leve balanceo de sus caderas, restregandose contra el suelo. Una mirada a su entrepierna bastó para hacerme perder casi del todo el conocimiento. El tanga se le había metido entre los labios vaginales, y parecía que los llevaba completamente depilados. El olor de su sexo me inundó las fosas nasales, y tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para no continuar bajando por sus piernas hasta el centro de su placer. No podia moverse mucho al tener las piernas flexionadas hacia atrás, pero lo justo para darse un gusto añadido. Tenia los ojos entornados y emitía pequeños ruidos que confirmaban que la cosa le gustaba.. y mucho. Mientras continuaba chupando su pié derecho, bajé el izquierdo y me lo coloqué entre las piernas. Lo empezó a mover masturbandome a la vez que se frotaba contra el suelo. Era el momento de parar, o fijo que terminabamos allí mismo los dos. Asi que retirandome un poco le dije dándole un pequeño cachete en el culo:

"Bueno, yo ya me he acabado mi chupito, y oye, estaba de muerte, eh?"

Se dio la vuelta pasándome una de las piernas por encima y envolviendome con ellas. Tenia las mejillas encendidas y la respiración entrecortada. Los pezones luchaban por escaparse del sujetador y en el tanga era evidente una mancha que indicaba que Kris estaba al límite. Pero era mi turno de hacerla sufrir.

"Fóllame ahora mismo, por favor" decía mientras con sus caderas me empujaba hacia ella. "Fóllame porque no lo aguanto más".

"Después de lo que me has hecho con los pantalones? No, no. Además, te toca tomarte un chupito y tenemos que acabar la partida" le dije todo lo serio que pude.

"Déjate de partidas y fóllame!"

Me aparté de ella levamtándome, y cogiendo el otro chupito, se lo acerqué.

"Es tu turno, y no escorras el bulto!"

"Te aseguro que cuando acabe de tomarme este chupito, vas a desear que te haya escorrido el bulto"

No pude menos que echarme a reir.

"Bueno, que quieres que haga?"

"Sobretodo, que te este muy quietecito, y que te estires boca abajo."

Así lo hice. En cuanto estuve estirado del todo, vestido únicamente con los calzoncillos tipo slip, dejó caer un poco de chupito en la parte baja de mi espalda. No se lo bebía, lo besaba. Me encantó. Nunca había sentido tantas cosas a través de la espalda. Fue volcando pequeñas cantidades de chupito mientras se dirigía hacia la parte alta de mi espalda, a tocar del cuello, donde dejó caer lo que quedaba. En ese momento, se estiró sobre mi espalda boca abajo, abrazándome por detrás, pegando su pubis a mi culo, frotándose como una gata en celo mientras chupaba mi cuello, lamiendo el licor que me resbalaba. Podia sentir sus pechos a través del sujetador clavarse en mis omoplatos. Me quedé quieto, disfrutando de su placer, sintiendo su calor por todo mi cuerpo. Fue acelerando el ritmo de sus movimientos, masturbándose conmigo, usándome como un mero objeto sexual para satisfacerse. Estaba a punto de correrse cuando le sujeté las nalgas con las manos, diciendole que todavía no, que aguantase un poco más… que la partida estaba a punto de terminar. Se quedo inmóvil sobre mi espalda, recuperando el aliento. Me di la vuelta y quedamos enfrentados, cara a cara. Como pudo se levantó diciendo con un suspiro

"Esto de quedarme de guardia está resultando durisimo!"

"Mas duro me está resultando a mi, te lo aseguro!" respondí señalando mi polla, que gritaba por liberarse del slip.

Se me acercó de nuevo, y agachandose frente a mi, me acarició la polla y los huevos por encima del calzoncillo diciendoles:

"Tranquilos, todavia no, aguantad un poco mas… que la partida está a punto de terminar", y riéndose cruelmente, volvió a sentarse.

"Me toca de nuevo" dije como pude, y levanté carta. "Un 7"

"Un 10" replicó ella levantando la suya. "Esta mano la tengo ganada".

Miré mi carta y repliqué señalando mi carta: "No creo. Mi dama te gana, asi que ya puedes liberar tus pechos del sujetador, que tus pezones lo están pidiendo a gritos"

Se levantó de nuevo, y como si de una actriz se tratara, mirandome por encima del hombro, se llevó las manos a la espalda, se desabrochó el sujetador, y dejó caer primero un colgante y luego el otro. Se giró y lo dejó resbalar por sus brazos hasta caer al suelo, mostrandome todo su esplendor. Contemplé maravillado ese par de tetas que habían alimentado mis sueños los ultimos meses. Ella se volvió a sentar y me dijo sonriente:

"Te toca de nuevo… y deja de babear!"

"Perdona, pero es que tu no te has visto con mis ojos! Eres la mujer más erótica que he visto en mi vida"

"Ya será menos!" contestó

"más!!!! Bueno, voy allá… a ver, a ver… un 5"

"Si me lo pones fácil… mira, yo tengo un 7"

"Casi!!! A ver yo… ups, un 3"

"Por fin va a poder respirar la pobre! " dijo refiriendose a mi polla. "Me dejas que te los quite yo?"

"Sírvete tu misma".

Por centésima vez, se levantó de la silla, se acercó a mi y me mandó levantar. Una vez de pie, me pasó las manos por la cara, dulcemente, memorizando lo que recorrían sus manos. Pasó a mi pecho, jugueteó de nuevo con mis pezones, me cosquilleó el estómago con las uñas, y enroscándo sus dedos en la goma de mis calzoncillos, me bajó los calzoncillos hasta los tobillos. Mi polla salió disparada como un resorte, momento en que aprovehó para cogerla con una mano. Mientras pateaba los calzoncillos hacia el rincón donde el resto de la ropa descansaba, me besó la punta del capullo. Una gota de líquido preseminal le dio la bienvenida. Sacó la lengua y la recogió, saboreándola como si fuese el mejor de los manjares. Si llega a seguir, hubiese tenido que apoyarme en algun sitio, porque ya no me aguantaba de pie. Pero en vez de seguir, se alejó 2 pasos y mirandome con ojos lujuriosos solo me dijo

"Me gusta", y se relamió.

"Por favor, podemos seguir con la partida? Necesito sentarme!"

"Jajaja, por supuesto, pero no te vayas a sentar muy lejos, eh?"

"Ya no se ni a quien le toca"

"Me toca a mi… a ver a ver… uy, una pregunta… bueno, esta no se si contestarla o no… es un poco fuerte.

"Kris, mirame… tu crees que puede haber algo más fuerte que lo que estamos haciendo?"

"Esta bien. La pregunta dice: "

"Lo has hecho alguna vez?"

"Si. Hace un par de años, pero fué un poco frustrante" confesó.

"Porque?"

"No se si me gustó o no. Cuando empecé a relajarme, él se corrió dentro mio, y no lo he vuelto a probar desde entonces…" y para cambiar el tema me dijo "Bueno, me toca otra carta… Jejejeje… bueno, bueno… me toca darte otra fresa".

"Me gustan con mucha nata, eh?" le dije.

"No te faltará, tranquilo."

"Puedo sugerir una cosa?"

"A ver, que quiere el señorito ahora!" contestó divertida.

"Podemos partir la fresa en dos, y escoger cada uno una forma de que me la des?, es que yo todavía no te he dado ninguna!" protesté.

"Bueno"

Y dirigiéndose al bol de fresas, cogió la mas grande que encontró, mientras con la otra mano recogía toda la nata que podía.

"Bueno, tendrás suficiente nata?" me preguntó.

"Espero que si, pero me parece que va a depender de ti. Bueno, parte la fresa y dime quién va a decir primero como me la vas a dar…"

Partió la fresa con la boca y me contestó: "Primero las damas… o es que ya te has olvidado del código Scout? Y te voy a dar mi mitad… con mis pechos"

Dejó una mitad de la fresa encima de la mesa, y estirándose en la moqueta (que a estas alturas limpia, lo que es limpia, no estaba), colocó la otra mitad entre sus pechos, mientras se untaba los pezones con nata. Estaba para comersela enterita. Vestida solo con un tanga negro y con toda la lujuria reflejada en la cara me dijo que si empezaba ya o no...

No me hice de rogar. Me arrodillé a su lado, y empecé a comer la nata del pezón izquierdo. Digo comer, porque decidí usa los dientes más que los labios. En cuanto mis dientes tocaron el pezón, Kris gimió como si estuviese a punto de correrse. La nata, mezclada con mi saliva, empezó a resbalar por su pecho, que empezaba a parecer una cumbre nevada. Comí el resto de la nata, y chupé el resto del pecho volviendo siempre al pezón, al que dediqué todos los mimos, mordisquitos y lametones posibles. Ella estaba en el cielo. Con los ojos cerrados, se llevó las manos al tanga y empezó a tocarse por encima, entreabriendo las piernas para acceder mejor a su sexo. Mientras empezaba a mordisquear el otro pezón, pasando ya de la nata, le sujeté las manos para que no siguiese. Protestó un poco, pero la excitación que le llegaba de los pechos, no le permitía concentrarse en otras cosas, por lo que me dejó hacer. Tras un buen rato disfrutando de sus pezones alternativamente, y cuando ya no quedaban rastros de la nata, me comi la mitad de la fresa que descansaba en su canalillo. Me supo a gloria!

Kris estaba casi desquiciada y ni siquiera se dio cuenta de que me levanté a recoger la mitad de la fresa que me correspondia, de encima de la mesa, y aprovechaba para coger una buena dosis de nata del bol. Volví junto a ella y le dije:

"Kris, ahora me toca a mi escoger como me vas a dar la fresa".

Abrió los ojos y pareció volver a la realidad.

"Date la vuelta. Ponte boca abajo"

Sin dudarlo ni un instante se giró. Cogí sus piernas y se las cerré casi del todo, dejandolas un dedo abiertas. La fina línea del tanga desaparecía entre ellas, y con mis manos la saqué un poco. Se puso tensa y la tranquilicé:

"Confía en mi, que no voy a hacer nada que tu no quieras. Me voy a comer mi parte de la fresa de una forma que te va a encantar."

Se relajó un poco, y puse la mitad de la fresa bañada en nata, entre sus nalgas, poniendo de nuevo el tanga en su sitio. La nata, junto con el jugo que se escurría de la fresa, empezó a gotear hacia su ano, siguiendo el camino hasta su coño. Pareció gustarle porque no protestó lo mas minimo, aunque se notaba que estaba a la espera de acontecimientos. Empecé a comerme la fresa, dandole pequeños mordiscos por los lados del tanga, consiguiendo que se fuese abriendo camino poco a poco, y que el goteo de jugos fuese creciendo. Kris volvió a mover sus caderas de nuevo, suspirando y gimiendo de gusto mientras se frotaba contra el suelo. Lentamente, la mitad de la fresa llegó hasta su esfínter, momento en que tuve que retirar a un lado el hilo del tanga porque no me permitía seguir comiendo. Kris abrió un poco más las piernas, facilitandome la tarea. Poca fresa quedaba ya, cuando me lancé a por ella. Le ordené que se separase ella misma las nalgas para poder disfrutar de la fresa tranquilamente, y así lo hizo. Parecía una diosa del porno, con el culo en pompa, abriéndose las nalgas y mirándome de reojo con la cara contra el suelo. Yo, aguantando todavía con una mano el hilo del tanga, coloqué la otra por entre sus piernas, hacia arriba, aprisionando todo su coño, y la atraje hacia mi, presionando su clítoris con la palma de mi mano mientras procedía a devorar por fin la fresa, Aproveché para chupar su culo por todos lados. Kris jadeaba al borde del orgasmo, suplicandome que le metiese todos los dedos que quisiese. Mi intención no era meterle los dedos, ni mucho menos, sino parar en seco y acabar la partida, así que dándoloe un lametón final la ayudé a incorporarse y volver a la silla, contra su voluntad (y porque no decirlo, la de mi polla, que a estas alturas me estaba llamando de todo!).

"Bueno, Kris, te toca. A ver si te gano la ultima, porque tengo unas ganas de verte completamente desnuda!"

"Poco te queda por ver, picarón!" contestó completamente sofocada.

Levantó la carta y era un chupito, que se sirvió y que vació de un solo trago. Después, levantó otra carta. Era un 10. La cosa estaba bastante mal para mi, y la verdad es que no habiamos hablado de lo que debíamos hacer si uno de los dos se quedaba sin prendas y volvía a perder.

"A ver, si ahora pierdo, que hacemos?" pregunté

"Si ahora pierdes, vas a tener que hacer lo que yo te diga, de acuerdo?"

"Me parece que no tengo demasiadas opciones, no?"

"Ninguna, no tienes ninguna opción. Así que levanta la carta de una vez"

La hice sufrir y levanté la carta poco a poco.

"Vaya, he perdido! Tengo un 6… que quieres que haga?"

"Ven aquí", dijo retirando la silla.

Fui hacia ella, y me coloqué delante suyo. Al estar sentada, quedó encarada a mi polla. La cogió con una mano y apretando suavemente, movió la piel hacia arriba, de forma que dos gotas de líquido preseminal volvieron a asomar. Con la otra mano me empezó a masajear los huevos dulcemente. Me apoyé en la mesa, porque las piernas no me aguantaban, y justo al hacerlo, sin dejar de mirarme, sacó la lengua y la recorrió de abajo a arriba. Casi me desmayo. Continuó masajeando los huevos mientras me pajeaba levemente. Repitió el recorrido con la lengua otra vez, deteniendose en el glande para recoger las gotas que lo coronaban. Mis caderas empezaron a balancearse solas, reclamando una mamada completa. Kris se rió como si de una torturadora se tratase, a la vez que aceleraba el ritmo de sus manos. Mis caderas se sincronizaron automáticamente con el ritmo que ella marcaba. Mi respiración se incrementó, a la vez que mis gemidos se volvían gritos. Tanta tensión acumulada hacía mella en mi mente. Ya no era consciente de nada. Sin pensarlo siquiera, coloqué mi mano derecha en su nuca en el instante en que abria la boca, y empujé lo justo para que se tragase la mitad. Ahora era yo el que marcaba el ritmo, moviendo la pelvis y su cabeza a la vez. Me la estaba follando por la boca, y a ella parecía gustarle, porque me soltó la polla y los huevos, y cogiendome por las nalgas me apremiaba a seguir más rápido. Estaba tan excitado que me estaba costando una barbaridad correrme. Solo queria dejarme llevar, follarme su boca a toda pastilla y descargarme en su garganta como fuese. Mi polla ya entraba casi totalmente en su boca cuando frenó en seco, se la sacó, y me estiró los huevos hacia abajo. Una mezcla de dolor y placer me recorrió los testículos.

"No te irás a correr sin mi, verdad? Además todavía me falta una prenda!"

Me empujó para que volviese a mi sitio. Yo no podia responder. Tenía que meterme dentro de ella a toda costa. Todas mis células estaban a su disposición para lo que fuese, por donde fuese, pero tenía que ser ya. Mi presión sanguínea rozaba el infarto. Sacó un 6, y antes de que la carta hubiese tocado la mesa, yo ya mostraba un 10. EL 10 de la victoria, el 10 que debía liberarnos, el 10 que debía mostrarme su sexo. Vi en su rostro que deseaba lo mismo que yo, que deseaba perder. Levantó la carta y supe que por fin, la partida había acabado. Lanzó el 4 en mi dirección, y no supe reaccionar. Me lo quedé mirando sin hacer nada, esperando que sucediese algo mas… esperando la siguiente ronda. Su voz me sacó del sopor:

"Me quito yo el tanga, o quieres que te deje los honores?"

Cuando aparté la vista de la carta y la fijé en ella, la descubrí con las piernas completamente abiertas apoyadas sobre la mesa. El tanga, completamente empapado de nata, fresa y sus propios jugos, me gritaba que lo arrancase. Me acerqué hacia ella, me arrodillé entre sus piernas y aproximandome a su sexo, le dije con voz ronca:

"Cuando estes a punto de correrte, avisame".

Y empecé a pasar mi lengua por encima del tanga. Su espalda se arqueó, y sus caderas me incitaban a continuar. Empecé a mezclar la lengua con pequeños mordiscos, cosa que pareció enloquecerla. Mientras tanto, con los dedos, fui apartando el tanga a un lado, y por fin pude deleitarme con la vista de su coño en todo su esplendor. Efectivamente, estaba casi toda depilada, excepto por una pequeña mata de pelo recortado, que coronaba su monte de venus. El olor que despedia era exquisito. Me envolvía por completo, Empecé a mover los dedos por los costados del tanga, rozando todos los rincones, ahora los labios, ahora el clitoris, ahora las ingles, a veces bajando hasta el ano, mientras frotaba ya toda mi cara contra su sexo, golpeando, mordiendo, lamiendo, soplando. Kris entró en un estado febril, agarrandome la cabeza con las dos manos y aprisionandome contra su entrepierna. Los gritos de "Mas fuerte, mas fuerte" presagiaban que estaba a punto de correrse y como no me avisaba, decidí tomar to la iniciativa.

Me retiré lo justo para cerrarle un poco las piernas, y le saqué el tanga de un tirón. La levanté con toda la suavidad que la excitación me permitió, me senté en la silla con la polla tiesa, y colocandola de espaldas a mi, a horcajadas con las piernas por el exterior de las mias, la senté de golpe sobre mi polla, que se deslizó hasta el fondo como un pistón perfectamente lubricado. Durante unos instantes, ninguno de los dos se movió. Ni siquiera respiramos. Ni un grito, ni un gemido. Nada. Mis manos aprisionaban sus caderas, cuando empezó a moverse arriba y abajo, clavandose mi polla hasta los huevos, cada vez más rápido. Nuestros gritos se mezclaban al igual que nuestros flujos. La obligué a parar y giandole el rostro hacia un lado le susurré al oido,:

"Quieres follarme de cuclillas"

"Si, si, ya, ya, ya…"

Se levantó, sacándose a polla del interior, y cogiendome la mano, me levantó de la silla y me tumbó en el suelo. Se puso encima mio, haciendo un 69, y metiendose toda la polla en la boca, empezó a subir y bajar la cabeza mientras restregaba todo su coño contra mi cara. Mientras mi lengua jugueteaba con todo lo que podía, empecé a meterle un dedo en el culo, el cual estaba completamente lubricado, y se lo tragó facilmente. Tan facilmente que me deidí a meterle un segundo dedo. Sus gemidos quedaban apagados por el miembro que le llenaba la boca, pero por la forma de moverse, le encantaba lo que le estaba haciendo. Gateando hacia mis pies, se colocó mi polla en la entrada de su coño, y poniendose en cuclillas, se la insertó de golpe, empezando a cabalgarme como una amazona en plena batalla,, sujetandose a mis tobillos con las manos.

Yo veia mi tranca entrar hasta el fondo y salir casi completamente, rezumando flujos por todos lados. Sus nalgas chocaban contra mi infle a cada empujón, y coloqué otro dedo en la entrada de su ano. Al bajar la siguiente vez, se lo metió sin ningun problema hasta el fondo, y me decidí a colocar dos dedos más. Ni siquiera se detuvo.

"Mas adentro, mas adentro!!!"

"Quieres que te la meta por el culo?"

No había acabado la frase cuando ella misma se giró de medio lado, y sacándosela del coño, se la colocó a la entrada del ano. Nunca olvidaré su mirada de vicio cuando empezó a bajar poco a poco, metiendose el capullo primero, disfrutando el momento. No se que pasó por mi cabeza, pero de un manotazo la dejé sin el soporte de la mano que seguía aferrada a mi tobillo, y cayó sobre mi polla con todo su peso. Gritó de dolor y placer, y antes de que tuviese tiempo siquiera de pensar en qué era qué, la cogí por la cintura, y poniendola boca abajo en el suelo, se la volví a clavar de nuevo, aferrandome a sus hombros para enterrarme más rápido y más profundamente en ella. De repente, empecé a correrme de una forma brutal, a la vez que me apretaba más contra ella. Mi corrida desencadenó la suya, y apretando la cara contra el suelo, sus gritos se unieron a los mios, impidiendonos oir las campanadas de fin de año.

Espero que os haya gustado mi primer relato. Si quereis escribirme,

pau_laca@yahoo.es