El nuevo profesor

Según entró el nuevo profesor, me quedé de piedra, lo había conocido muy bien en el verano.

Me despierto toda emocionada por un simple motivo, hoy va a ser el primer día en la de un nuevo año en la universidad. Así que por ese motivo me arreglo un poquito más que otras veces, me pongo un pantalón negro largo de pitillo, una camisa blanca, la americana negra y unos bonitos zapatos de tacón de unos 7 centímetros. Solamente llevo un leve maquillaje, y mi media melena rojiza por el tinte la dejo suelta.

Cuando llego a la universidad, aparco el coche, y voy toda emocionada a reunirme con mis compañeros, aunque a los que importa los he seguido viendo durante el verano, de todas formas, siempre alegra verlos.

Cuando llegamos a clase nos sentamos a la espera del nuevo profesor de Derecho Penal, el cual es nuevo, ya que al anterior tuvo un accidente y se jubiló antes de tiempo. Todas estamos especulando sobre cómo será, hay cosas que por mucho que crezcas siguen igual, y nosotras seguiremos cotilleando.

De repente se hace el silencio, y yo, que estaba hablando con una amiga de cómo había pasado el verano me giro, y me quedo petrificada. Delante de mí, me encuentro con un hombre de 1,80, delgado pero se notaba que tenía algo de musculo, moreno, de pelo negro algo largo con unos rizos que deseabas tocarlos, y unos ojos marrones que te dejaban sin aliento. A eso había que sumar que llevaba una barba de unos 3 días que le sentaba genial. Estaba ante mi nuevo profesor de derecho penal, al cual conocí muy bien este verano.

Flashback

Estaba en un bar, uno al que nunca había ido. Estaba triste porque mi novio me había dejado, bueno más bien lo había dejado yo porque cuando entre en su casa me lo encontré haciendo un trío con su ex y la hermana de ésta. Así que lo único que quería era estar sola. Me encontraba en la barra, tomando un vaso de ron, dado que la ocasión la ameritaba, cuando por la puerta entra un hombre de esos que hacen que se te peguen las bragas al techo. A pesar de mi estado apesadumbrado no pude evitar fijarme en ese hombre, era imposible no hacerlo, se dirigió a la barra y el camarero le preguntó si quería lo de siempre, el con un gesto afirmativo le contesto. Acto seguido fijo su mirada en mí, que sin darme cuenta no había dejado de mirar. Por la vergüenza giro la mirada y sigo a lo mío.

Pasados unos minutos siento que se sienta alguien a mi lado, y cuando levanto la cabeza cual es mi sorpresa y me encuentro a él mirándome fijamente.

- Hola – Le digo aun algo cohibida

- Hola- Tiene una voz grave, de esas que sientes que te penetran en todo el cuerpo, y te hace sentir un ligero cosquilleo ahí abajo

- ¿Qué hace una chica tan guapa en un sitio como éste, y además bebiendo ron a ests horas?- Un pregunta muy típica, pero aún así funcionó.

- No seré demasiado guapa cuando tu novio te engaña con su ex y su hermana

- O tal vez es que simplemente sea tu novio un idiota, y no se dé cuenta de lo que tiene- Todo esto lo decía sin apartar la vista de mis ojos, me estaba empezando a poner nerviosa, y no precisamente por incomodidad - Porque en el poco tiempo en el que llevo yo aquí, ya me he dado cuenta de que no eres como las demás - Muy trillado, desde luego, pero aún así no sé porque me conquistó

No recuerdo mucho más de la conversación, solo que lo siguiente que tengo presente, es que estaba en su coche, disfrutando como nunca en mi vida. Creo que mis gritos se debieron de oír hasta el final de la calle, pero me daba igual. Después de eso no volvimos a vernos, pero no me molestó, ya que me dio algo que me faltaba, autoestima y confianza en mí misma como para saber que podría atraer hasta a un hombre como él.

Fin Flashback

Mis amigas al darse cuenta de que me había quedado embobada, me llamaron y ya se empezaron a meter conmigo.

-          Que, parece que te gustó el nuevo profesor eh, aunque claro no tiene nada que despreciar-

-          A saber lo que estaba pensado, esta amiga nuestra, que todos la conocemos jajajaja - Menos mal que ellas no saben nada de lo que pasó, que sino el cachondeito sería interminable.

Esto hizo que el profesor volteara hacia nuestra dirección, y que en cuanto me vio, se quedó blanco, como pensando que no me encontraría siendo alumna suya. De todas formas supo disimularlo bien, y empezó la clase.

Yo apenas pude concentrarme, recordando los momentos vividos con él, tanto que hasta me empecé a poner cachonda. Yo estaba que no me paraba quiera, y mis amigas lo notaron, pero aún así no dijeron nada. Lo achacarían a que nunca paro de moverme. De vez en cuando el profesor miraba hacia mí y me travesaba con sus ojos, aunque yo lo único que quería era que me atravesara con otra cosa.

Desde luego no sé que me hizo actuar de esa forma, pero en cuanto terminó la clase, le excuse con mis amigas diciendo que no me encontraba bien y que iba al baño y me dirigí al despacho de mi profesor. Yo había parado en el baño, (así no terminaba de mentir a mis migas), antes de ir al despacho para refrescarme un poco.

Una vez que llegue, pete y después del adelante entré.

-          Hola, profesor- No sé porque pero esa situación me calentaba cada vez más.

-          Hola- dijo el sorprendido de verme

-          Es que resulta que me quedaron algunas dudas, profesor- Yo cada vez estaba más húmeda, me daba igual en ese momento que después de hacerlo no volviera a verlo, ya vendrían las preguntas después, ahora lo que necesitaba era otra cosa.

-          Pues tu dirás- dijo el claramente algo nervioso, ya que debido a la calentura estaba algo roja, y tenía los pezones mas erectos de lo que nunca los había tenido, con los primeros botones de la camisa desbrochados, por lo que podía intuir el inicio de los pechos.

-          Pues resulta- Mientras iba hablando me levanté de la silla, y fui caminando hasta su silla- que no termino de entender cuál es la diferencia entre homicidio y asesinato- para cuando terminé de hablar estaba enfrente de él, y me había desabrochado otros botones de la camisa, por lo que ahora ya tenía perfectamente una visión de mis pechos embutidos en el sujetador.

Mi profesor se quedó embobado mirando la imagen que tenía delante de si, una mujer deseosa de tener sexo en el despacho de su profesor, donde cualquiera podía entrar sin previo aviso, y que tenia vistas a la ciudad a través de unos ventanales que ocupaban todo un lado de la pared.

Se ve que no sabía qué hacer, así que para animarle me termine de quitarme la camisa, y me senté a horcajadas encima de él. Parece que eso le dio el último empujón, porque acto seguido me empezó a besar como si le fuera la vida en ello, yo estaba como loca

-          DIOS SI- Tuve que contenerme de gritar cuando comenzó a mordisquearme el cuello, para luego ir bajando hasta llegar a los pezones

Desde luego yo tampoco paraba quieta, ya le había desabrochado la camisa que llevaba, dejando al descubierto su abdomen, más marcado de lo que recordaba, y ya no me pude contener al sentir su enorme hombría rozando mi coñito, y eso que aún llevábamos los pantalones.

En ese momento, me baje, le abrí los pantalones de golpe y se los baje hasta los tobillos, y ahí estaba enhiesta, rozando el ombligo, su enorme polla, de unos 23 centímetros. Era la visión más erótica que había visto, y el hecho de que la puerta pudiese abrirse en cualquier momento, no hacia sino aumentar la excitación, al igual que el hecho de que alguien nos pudiera ver por el cristal. La cogí entre las manos y empecé a chupar suavemente, lamiendo la punta, poco a poco la iba introduciendo en mi boca, ya que de golpe no daba. Sus pequeños gemidos me decían que lo iba haciendo bien. Con la mano libre la dedique a los testículos, acariciándolos, arañándolos levemente, después pase mi boca a ellos, chupando y lamiendo, para después seguir con la polla, ya entraba hasta más de la mitad. Él me cogía del pelo, pero aun así dejaba que siguiera mi ritmo. Acto seguido me la metí toda en la boca, y succioné, su tirón del pelo, junto con el gemido ronco que le salió de la boca, me dijo que iba por buen camino. A partir de ahí, cogí un ritmo frenético, chupaba, lamia, succionaba, estaba cerca de llegar

-          Jodeeeeeeeer, joder, joder, que me corro, si si si si si, oh si joder, sigue así, dios que bien la chupas, si si, SI SI SI SI SI SI SI SI ME CORROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO¡¡¡¡¡

Se derramó en mi boca, dios que gusto, conseguí que no me saliera nada de la boca, y me lo trague todo, como buena alumna que soy. Menos mal que a pesar del placer consiguió contenerse un poco en el grito, que si no ya veía a alguien entra y a ver cómo le explicábamos la situación.

A pesar de haberse corrido sustancialmente, su polla apenas había bajado y mientras él normalizaba la respiración, yo no aguantaba de lo cachonda que estaba, los jugos se me resbalaban por los muslos interiores, así que me baje las bragas y los pantalones, para ponerme encima de la mesa, abrir las piernas cual puta y decirle

-          Follame, follame como tú sabes, que la perra está lista

Sin apenas darme tiempo a reaccionar, se levanto de la misma y me empalo con su enorme polla, sentí un poco de dolor, pero nada comparado con el enorme placer que sentía. Me embestía hasta los huevos, una y otra, y otra vez, cada vez salía del todo para metérmela entera de golpe.

-          Dios, si sigue así, venga que tu puta necesita más, mas fuerte, mas fuerte

Con cada palabra se venía arriba, sus embestidas eran cada vez más fuertes, mas seguidas, notaba como estaba empezando a llegar, mientras él con una mano se centraba en mis pezones, con las mías me acariciaba el clítoris, aunque casi parecía que me lo quería arrancar del placer que estaba sintiendo.

-          Joder, joder, venga que la perra está a punto de llegar- según dije eso, el profesor paró de repente- ¿Por qué paras?

-          Porque te voy hacer venir como la perra que eres así que ponte a cuatro patas- dios como me calentaba que me hablara así

-          Si tu perrita se pone a cuatro patas, venga dale machote, dale a tu perra lo que se merece- Me volvió a meter la polla de golpe, joder me encanta esta postura

Me agarró de las caderas, para coger impulso, y ya no paro, cada vez iba más rápido y más fuerte.

-          Si venga papito, si, si, si, si, venga, sigue, joder, que tu perra se quiere correr, venga profesor, que esta alumna quiere recibir una nueva lección

-          Dios, si, joder me voy volver correr

-          Si profesor, quiero recibir tu lechita, venga vamos a qué esperas

-          Joder mira que eres putita, no te llega con tragarla toda, sino que aun quiere más, pues toma zorra, siéntela toda

-          Venga, venga, si sigue así joder, si ya lo noto, joder me voy correr, si sigue así, si, si, dios joder me corroooo, me corrooo, me corrroooooooooooooooooooooooooooo

Al correrme, sentí como acto seguido, él se corrió con un fuerte gruñido, joder que cantidad de leche tenia, y eso  que ya se había corrido una vez. Una vez que acabó se desplomó encima de mí, aun sin sacarme su polla, sentí como se hacía pequeña y después de eso salió de mí, y me di la vuelta. Nos quedamos mirando, sonriendo como dos bobos.

-          Me ha encantando su forma de explicar, creo que ya me ha quedado más claro la diferencia entre homicidio y asesinato, profesor

-          Si tiene alguna duda, puede volver cuando quiera

-          No lo dude profesor, las clases me cuestan mucho así que seguro que tendré muchas dudas

-          La estaré esperando en este despacho

Ya más calmados, nos levantamos y nos vestimos. Hemos tenido mucha suerte de que no entrara nadie, porque llego un momento en que ya no nos podíamos contener.

Una vez que nos hemos arreglado, mi profesor se sentó de nuevo en la mesa, e intento colocar las cosas, que el frenesí del momento había echado a tierra.

-          Sabes profesor, la próxima lección, espero que sea enfrente de la ventana, que seguro que es más intensa

-          Como quieras, aunque seguro que en la baño, tampoco estaría mal- me dijo él con una sonrisa que prometía muchas cosas

-          No lo dude profesor, hay mucho lugar para recibir una buena lección

Después de aquello, empezamos una especie de relación, y disfrutamos el uno del otro intensamente. Aun lo hicimos otra vez en ese despacho y otra el baño, con una inesperada incorporación en el último momento, pero eso es otra historia.