El nuevo macho para mi esposa, su PRIMO
Seguimos en el descubrimiento de nuestra nueva vida sexual, cada vez encontramos alguna sorpresa nueva, el límite, el que nos propongamos nosotros como matrimonio, no el limite que se ponen los demás.
Me desperté de esa noche maratoniana de mi mujer follando con los chavales jóvenes. El sol pegaba a base de bien. A pesar de estar abierto el ventanal completamente, todo olía a sexo. Me fije en Leticia que lucía bien hermosa desnuda y con marcas de “lechada” por su cuerpo, incluso en el pelo. Dormía plácidamente y ni la luz que era molesta, le perturbaba su sueño. Me duche, me vestí y baje a desayunar. Eran las 12:36 y me puse a leer un periódico, para hacer tiempo, porque en el momento que Leticia se despertase, me llamaría al móvil al no encontrarme en el apartamento. Me leí el periódico, era ya la una y me fui para arriba para despertarla.
Entre sin hacer ruido para que no se asustase y no estaba en la cama. Estaba en la terraza hablando con alguien. Me acerque y la escuche. Estaba hablando con el vecino que vimos el primer día, el del pollón. Se reía sin parar. Estaba con una camiseta, pero con el culo al aire y no paraba de mover el culo de una manera especial, la manera de cuando estaba cachonda. Salude, se giró me dio un beso y me dijo que estaba hablando con Santino, creía que era italiano pero era Maltes. Además del Maltes, hablaba inglés, italiano y español. Tenía 30 años y estaba desnudo en la terraza, con una erección descomunal y si en reposo le vie el rabo grande, ahora se veía “anormal” y quise tomar algo, le dije que quería y lo interpreto como una invitación, salto el murete y se pasó a nuestra terraza.
El único vestido al completo era yo, polo y bermudas. Leticia que tapaba solo las tetas, porque la camiseta era corta y se la veía todo y Santino que se sentó con el rabo apuntando hacia arriba. No se cortaba para nada y salimos del trance cuando una voz femenina llamaba a Santino, se despidió y salto de nuevo a su terraza. Mi mujer se fue a duchar, se quitó la camiseta provocándome y cuando la alcance le metí mano por detrás de sus piernas y el coño estaba muy mojado. “No puede ser, otra vez cachonda?” y ella se reía diciéndome que no era para menos, recalcándome si es que no me había fijado en el pollón de Santino y diciéndome, que si fuera una polla normal, que estaría tranquila, pero que sabía que cuando veía un pollón era una gran debilidad para ella.
- Como es que te has puesto a hablar con él? Porque ni te habías duchado.
- Pues me he levantado, no te he visto, he ido a la terraza por si estabas allí y me ha dado los buenos días.
- Y ya está? No te ha tirado el lazo?
- Que va, el lazo no me lo ha tirado. Me ha dicho que nos vio por la noche y que se follo a su pareja pensando en mí, Que estuvo a punto de saltar y unirse, porque los chavales eran un poco inexpertos y no sabían darme lo que me hace falta.
- Vamos que no se ha cortado.
- Ni un poco. Le he vacilado un poco y me ha propuesto saltar y tener un encuentro. Ya te lo digo, la tentación ha sido muy grande y ha sido insufrible, cuando se ha agarrado el pollón se lo ha apretado, que parecía que le iban a reventar las venas y me ha dicho que estaba así por mí.
- Joder con el maltes. Si tardo mas le encuentro dándote matarile.
- Daba igual lo que hubiese tardado amor. Se lo dije a él y te lo digo a ti, sin mi marido presente no hay nada que hacer.
- Sabes que si estamos de acuerdo te lo hubieras podido follar aunque no estuviera.
- Ya, pero no estábamos de acuerdo, porque o lo habíamos hablado y como le dije a él cuándo me pregunto si se lo tenía que pedir al cornudo. Le contesté que por supuesto, porque eres MI cornudo.
En el baño nos pusimos a follar mientras nos caía el agua en nuestros cuerpos y cuando me empezaba a correr le decía que tenía permiso para follarse a Santino aunque no estuviera y eso la llevo a ella a correrse también. Nos fuimos a comer a un sitio junto al mar. Iba con un mini short, marcando culo y algo mas, un top con tirantes y sus sandalias con plataforma. Que al llevarlas, quien estuviera viéndola por detrás, se pondría burro con ese culo. En el restaurante nos pasaron a la terraza, em quede de espaldas al resto de comensales y Leticia veía todo lo que pasaba, Al entrar vi una mesa con cuatro chicos jóvenes y le hice una seña a mi esposa. Me fascino su reacción, se echó hacia adelante en la mesa y con voz baja, “amor con esos no hay nada que hacer, son muy monos, tiene un cuerpo bien trabajado, peo los he visto otros días en la playa y tienen pollitas, comparadas con las que hemos probado. No me interesan, que miren lo que quieran” se fijaba en todo, aunque lo disimulaba en la playa.
Lo malo de ese restaurante, era que entre plato y plato daba tiempo a dormir la siesta. Se comía muy bien, pero tenían ese fallo. Leticia tenía razón, casi toda las personas que estaban comiendo, las habíamos visto en la playa. Durante el segundo plato, mi esposa estaba un poco alterada, seguro que estaba viendo algo que le gustaba o alguien la estaba tirando ficha y la estaba excitando. Sin que la preguntara, “hay uno que me está poniendo muy perra, cuando puedas te giras, está en la tercera mesa, polo blanco, muy moreno, pelo rapado de veintipocos años, esta con dos chicos mas y una chica”. Me giré tranquilamente para llamar al camarero y le vi. Ya le había visto, a Leticia no se le escapaba uno así, porque me llamo la atención, tenía un buen badajo. Le dije que tranquila, que tampoco era para ponerse así y ella me confeso que el chico en cuestión, le había hecho varias señas.
Sin problemas la dije que se fuera al aseo haber que quería el chaval y ella me decía que no se fiaba, por si intentaba algo. La convencí y se levantó al aseo. A los segundos me gire y el chaval desaparecía por la puerta que daba al interior, por donde acaba de salir mi esposa. Ninguno de los dos regresaba, ya habían pasado 10 minutos. Vi venir a Leticia con su andar majestuoso y conteniendo su sonrisa. Llego a la mesa y me dio un beso 10 y su boca sabia a lechazo. Se sentó y me conto, “vaya con el chavalín, que pesado se ha puesto, quería hacerme de todo y me ha tocado aliviarle con mi boca divina y no sé cuánto llevaría sin correrse porque me ha llenado la boca a tope” nos fuimos al apartamento y me fije que en un pecho llevaba apuntado un numero de móvil. Le dije que era muy puta y su contestación fue que no lo suficiente y nos pusimos a follar.
Esa noche no quiso salir a tomar nada y descansamos toda la noche. A la mañana siguiente nos levantamos temprano y quiso que fuéramos a otra playa. Pregunte al conserje y me indico dos buenas playas, pero una de ellas no era nudista. Precisamente fue la que escogió mi esposa. No estaba desnuda pero llamaba más la atención. Un bikini ajustado, se le marcaba bien todo, dejando mucho a la imaginación. Adrede me coloque junto a un grupo numeroso de chavales jóvenes, que jugaban al vóley playa y os puedo asegura que cuando se quedó en bikini ninguno se perdió el cuerpo de mi esposa. Me hice el tonto, pero vi bien como se comentaban cosas entre ellos. No me hizo falta hablar con mi esposa ni decirle nada. Se quito la parte de arriba y sus tetas con los pezones ya bastante puntiagudos, se puso a ponerse crema. Menudo repaso se dio a las tetas y los pezones que ya si se pusieron a tope y menudo repaso le dieron los chavales. Les tenía cachondo a ellos en menos de 10 minutos de playa y a mí me tenían cachondo ella y ellos.
Me mando darle en la espalda y no se quitaba las gafas de sol, en voz baja me dijo mucho barullo, pero a simple vista solo dos valen la pena, por lo menos lo que marcan, el resto del montón. Decidimos quedarnos a comer cualquier cosa en la playa. Los chicos se habían ido casi todos y Leticia me decía que los que estaban bien no se habían ido, quedaban cinco todavía, los cinco tenían buena planta y no sabía a los que ella había echado el ojo. me fui a comprar unas empanadillas o sándwich mixto para ella y para mí un bocadillo. Desde el bar podía ver a mi esposa, los chicos parecía que le decían algo, ella no se movía, estaría confundido, hasta que vi que movió un poco la cabeza y luego volvió a ponerse como estaba. Me llego un whats de ella y pensé que era pidiendo algo mas y no, “naranja/azul y palmeras” no entendía lo que quería, le envié uno preguntando y me reenvió el mismo, pero con signos de exclamación.
Llevaba dos bolsas en una las latas frías y en la otra la comida. Al llegar ellos hablaban con Leticia y ella los ignoraba un poco. Se estaba dejando ronear. Estaba de pie todavía y me fui al agua antes de comer algo, Leti quiso venirse conmigo y les pidió a los chicos si nos vigilaban las cosas, enseguida se ofrecieron. En el agua le pregunte por whats. Me dio un beso peligroso y me mando mirar bien a donde estaban los chavales. Había uno con un bañador naranja y azul y otro con unas bermudas que debían de ser unas palmeras. Luego acariciándome mi rabo, “cornudín esos me gustan” y lo que no sabía era como había podido adivinar que estaban bien dotados, se echó a reír y me hizo una apuesta, si se equivocaba, durante 24 horas seria mi esclava. No tenía nada que perder y si mucho que ganar. No me resultaba tan fácil en frio “invitar” a esos dos muchachos y mas estando los otros tres, que mi esposa no los quería ni cerca.
Estábamos ya en las toallas se habían marchado dos y todavía sobraba uno. Tendrían veintipocos lo que le gustaban a mi esposa, la edad ideal de 24 a 28, ni menos ni más. Esa era una condición que me había puesto últimamente, aunque si fueran de 23 tampoco diría que no, que la conozco. Les di las gracias por cuidarnos las cosas y me puse a hablar con ellos, con el que sobraba pase directamente de hablar, al final conseguí lo que quería, que se aburrió y se fue. Ya estábamos los que teníamos que estar. Me interese por cosas más personales de ellos y estaban de vacaciones con sus padres. Tenían 18 años, de uno era precisamente su cumpleaños. Ya se había jodido todo por ahí no tragaría Leticia. Que parecía que estaba distraída y no prestando atención, pero puso mala cara al oír la edad. Frene los caballos, porque no era necesario continuar. Seguimos hablando y nos comentaron que en el extremo de esa playa había una zona nudistas entre las dunas. Si lo hubiéramos sabido nos hubiéramos ido a esa zona.
Después de comer le propuse a mi esposa irnos a esa zona de la playa y tomar el sol tranquilamente, leticia se puso de pie y recogimos todo, los chavales que se llamaban Ximo y Roberto nos preguntaron si podían venirse con nosotros, les iba a decir que mejor no, cuando Leticia encogió los hombros, la imite haciendo lo mismo. En vez de venirse dijeron que iban por bebida fresca. Buscamos una zona que no nos molestaran y encontramos una que tenía una forma de herradura. Montículos por todos los lados menos por el frente que daba a lo que era la playa en sí. Leticia se tumbó a tomar el sol ya totalmente desnuda. Cerro los ojos y nos pusimos a hablar.
- Que va a pasar con los jovencitos?
- Tu lo has dicho, demasiado jovencitos. No va a pasar nada. Es más, si no nos ven lo les llames ni les hagas señas.
- De verdad que no quieres verles?
- Ya sabes que si digo no es NO.
Les vi acercarse, seguí tumbado y había más posibilidades de que pasaran de largo de que nos vieran. Tenían buena vista porque se encaminaron a donde estábamos. Mi esposa estaba boca abajo, dejando una visión estupenda de su culo. Ximo y Roberto no pudieron de dejar de mirar el culo. Se pusieron a hablar conmigo, de que habíamos tenido suerte porque ese sitio era el más deseado. Supongo que llegamos en el momento justo. Se quitaron los bañadores y que ojo clínico tenía mi esposa. Buenos rabos tenían los criajos. Ximo además de bien hermoso, tenía un capullo llamativo, era perfecto y llamaba la atención el tamaño. Los dos debían de hacer nudismo porque estaban morenos por todos los sitios y me llamo la atención que estaban perfectamente depilados, lo que daba la sensación de ser más grandes sus rabos.
A Leticia le iba a dar un calentón grandísimo el ver esos dos rabos tan jóvenes. La boca y el coño se le iban a hacer agua. Mi esposa abrió un poco las piernas y aunque no lo veía ellos debían tener una visión perfecta de su coño. Los minutos me demostraron que sí, porque sus rabos se pusieron bien tiesos. A Ximo le pasaba su ombligo y se le quedaba pegado a su cuerpo, a Roberto se le iba para el lado izquierdo pero calzaba también muy bien. Como no dije nada ni puse mala cara seguimos hablando como si no pasara nada y yo también estaba empalmado. Sacaron una bolsa de hielo, ron y whisky, unos vasos de tubo de plástico. Me apunte al whisky y cuando le pregunte a mi esposa, dudo y dijo que ron. Ximo le dijo que ya lo tenía, se dio la vuelta y quedo sentada de frente y con el rabo de Ximo casi en la cara. Se le abrieron los ojos de forma ostensible.
Estábamos sentados los cuatro hablando y a ninguno de los tres se nos bajaba el empalme. Leticia me dio su vaso, después cogió la toalla y la movió lo suficiente para ocultarse de las miradas de la gente que pudiera pasar. Seguro que estaba nerviosa de que nos pudieran ver con dos chicos tan jóvenes. Leticia estaba muy instalada en nuestra nueva vida y me regalaba darme nuevas sorpresas. Se recostó contra el montículo de arena, abrió las piernas y se puso a tocarse el coño. Nos miró y los chavales alucinaban, “vuestras pollas quieren follar, quieren meterse en mi conejito, pues antes quiero ver si sois niños u hombres. Quiero que le comais antes la polla a mi marido” flipe en colores, no me lo esperaba, mas flipe cuando Ximo se acercó sin ningún complejo y se puso manos a la obra, su amigo fue detrás y lo único que dijo Leticia fue como se tenían que colocar para ella verlo. Les mando parar y ahora me tocó a mí, “vamos cornudo ahora quiero verte a ti con los dos” se pusieron de pie y pasaba de un rabo a otro y así llego mi esposa a su primera corrida.
Una vez se corrió les llamo y siguio comiéndoles ella los rabos, mientras los dos chavales se centraban en sus tetas. Les hizo correrse bastante rápido, le cayó lechazo por las tetas, no fue capaz de tragárselo todo. Me hizo una señal y me morreo delante de ellos. No se les bajo el empalme y querían follar, pero a mi esposa se le quitaron las ganas cuando vio por allí a varios curiosos. Para no dar el espectáculo, les pedí su móvil y que ya les llamaríamos. Leticia se quedó cachonda y yo ardiendo. Nos fuimos a nuestro coche y en pleno sol, abrí la puerta trasera, la apoye en los asientos y me folle su encharcado coño. No me dejo correrme dentro quería mi corrida en su boca. Había no mucho tenía que estar muy cachonda para dejar que me corriera en su boca y para follarme su culo. Al llegar a los apartamentos había gente esperando en los ascensores y llego Santino con una cría, 18 o 20 años. Muy rubia, de grandes tetas y un culo muy redondito y menudo. Mediría no más de 1,60. Entramos Santino, su pareja, una mujer de unos 60 años mi marido y yo. Íbamos muy estrechos. Santino hablaba con la mujer en alemán y mientras metía mano a mi mujer, porque cuando lo hizo mi esposa me agarro la mano y me lo señalo.
La mujer se bajó la primera y se quedó con las puertas abiertas hablando con Santino que según mi esposa en ese momento le tenía metido varios dedos en su coño. Me lo imaginaba porque la fuerza de su mano apretándome era tremenda. Salimos y vimos como Santino le daba a chupar los dedos a su pareja y luego se los chupaba él. Nos despedimos y antes nos invitó a tomar algo por la noche. No dijimos que no pero tampoco que si, lo dejamos en el aire. Nada más entrar lo primero que me soltó Leticia, “menudo cabrón me ha metido mano y como me ha puesto y como me pone” y comenzamos a valorar si aceptaríamos su invitación o no. Leticia se fue a dar una ducha y luego cuando se secó bien, se puso a ponerse crema por todo su cuerpo. Se le quedaba brillante la piel y le hacía más morbosa. Oímos voces en el balcón, me asome y era en casa del vecino. Había más hombres y mujeres, los tíos y seleccionados porque eran tíos grandes y fuertes.
Leticia dijo que podíamos pasar a tomar una copa y según viéramos el ambiente nos quedábamos o nos marchábamos. Poco antes de pasar a su apartamento, mientras Leticia se vestía en plan puta, porque estaba pidiendo a gritos vestida así que la metieran un buen rabazo, hizo una reflexión, “esa chiquita no puede ser que aguante esa pedazo de polla ni en su conejito y menos es su culito, porque no viste lo pequeño que es? Si hasta a mí me costaría” A las 21:00 llamamos a su puerta y nos abrió la puerta la chica jovencita y nos invitó a pasar, hablaba muy mal el español y nos dijo que se llamaba Karin, sin saber de donde era, alemana, nórdica? Nos llevó a la terraza. Era como la nuestra, se agacho levemente un momento y nos dimos cuenta de que iba mas provocativa que mi esposa, porque se vio perfectamente que no llevaba bragas. A Santino lo oíamos de fondo hablando por móvil. Ya no había nadie más ni rastros de que allí hubiera habido tanta gente.
Santino venia sin camiseta, traía el pecho al aire y unos pantalones cortos. Miraba con una risa perversa a Leticia, cogió su mano y le dio un beso en ellas muy caballeroso. Nos sentamos y Karin se puso a su lado, mientras hablábamos y mientras nos contaba que Karin era hermana de un amigo, no paraba de meterle mano. Nos decía que era una perrita muy sumisa, que daba gusto. No le entendía bien. Hasta que le hizo quitarse el top que llevaba y se vieron sus normes tetas, que no eran operadas, se veía muy claramente. Se las acariciaba mirándonos. La dio un azote muy fuerte en ese culo pequeñito, no se molestó, no protesto, no se quejó, simplemente se quitó la falda, se puso de rodilla entre sus piernas y jugaba con el rabo de Santino, pero sin sacárselo del pantalón. Se giraba y miraba a mi mujer. Santino le dijo algo que no entendimos ni mi mujer ni yo.
Se dio la vuelta, fue gateando a donde mi mujer, beso sus rodillas y mi mujer con cara de compromiso le acaricio la cabeza. Introdujo sus manitas por debajo de su falda y mi esposa, tuvo un movimiento involuntario de placer, Karin fue a mas y metió su cara entre sus piernas y mi esposa se echó para atrás, lo estaba gozando y de pronto la quito se levantó y me dijo que nos íbamos. La chica se quedó cortada, Santino sin habla y yo sorprendido en parte. No me gustan las salidas airadas y logre calmarla y nos quedamos. Sonó el timbre y aparecieron tres hombres de la misma edad que Santino y una mujer. Uno de ellos era clavado a Karin y efectivamente era su hermano. Los otros dos eran morenos. Los tres eran bien fuertes y sé que de entrada a mi esposa le gustaban seguro. La mujer que venía con ellos también era rubia pero mas grande y mas rolliza, unos 28 años.
Había pasado una hora de la intentona de espantada de mi esposa y ahora estaba pletóricamente cachonda con esos jóvenes machos. Exceptuando Santino ellos chapurreaban el español. Tampoco era algo importante para lo que se veía venir. La otra mujer acabo siendo desnudada y los pezones de Leticia estaban por reventar. Con lo que empezaba a ver, no veía a Karin tan inocente. Estaba poniendo cachondos a todos, me senté a ver el espectáculo junto a mi esposa. Sacaba los rabos de todos, incluido el de su hermano. Cuando se lo metió en la boca, a Leticia se le escapo, “vaya puta que es la mocosa” la otra mujer le quitaba los pantalones a Santino y jugaba con su rabo. Leticia se levantó por hielo a la cocina, como el apartamento era igual no tenía perdida. Yo me quede mirando.
El ambiente se estaba poniendo bien, Karin se iba a sentar sobre el rabo de su hermano, que eran bien hermoso, muy blanco. Se lo clavo todo y se levantó Santino, se puso detrás y ante los ojos atónitos de Leticia se lo metía en ese culo tan pequeño. Uno de los tíos que quedaba libre se puso detrás de mi mujer que estaba mirando y se puso a desnudarla, una vez la tuvo desnuda la llevo junto al otro tío que estaba pegado al hermano de Karin, Leticia lo entendió porque una vez que se colocó un condón agarro el rabo y se lo metió en su coño y el otro hizo lo mismo con su culo. El móvil no hacía más que vibrar en mi pantalón. Lo cogí para apagarlo y sonó de nuevo era un primo de mi mujer, como un hermano. Me fui a la cocina a hablar, mi primera torpeza, me pregunto dónde estaba y le dije que me había pilado traspuesto, que estaba en el apartamento y el a continuación me dijo que estaba abajo y no el dejaban subir porque no contestaba a la llamada del conserje. Se lo dije a mi mujer y que no se preocupara, ni siquiera sé si me escucho. Este primo Txema era más que un hermano para Leticia, le habíamos dicho donde estaríamos de vacaciones porque el solía hacerlo en Mojacar una localidad cercana. Llame a la recepción desde el apartamento y lo dejaron subir, venia solo, era de dos años más pequeño que mi esposa.
- Ni me decían si estabais, si no estabais y como no cogíais no me dejaban subir.
- Normas para que no se cuele quien no debe.
- Pero sabíais que todo esto era nudista o no lo sabíais?
- Ni idea, pero una vez aquí, pues a adaptarnos.
- Pues genial, porque a mí me gusta ir a la playa y quedarme en porretas. Lo que pasa que con mi prima, siendo tan mojigata sería difícil, me daría la bronca. Porque cuando ha visto alguna en tetas ha dicho que eso era del mal gusto. Ha cambiado de opinión?
- Algo ha cambiado, un poco.
- Y a todo esto, donde está mi prima?
- Con unas amigas que ha hecho aquí y tu mujer?
- Ha ido a una reunión familiar y no quieren que vayamos los adosados. Porque su padre se ha vuelto a caer y no queda otra que llevarlo a una residencia, la cabeza no le da para más, es un peligro para los demás pero sobre todo para él y pasa lo de siempre, algunos no quieren poner la parte que les corresponden, por eso lo de estar solos. Por lo menos 4 o 5 días hasta que solucionen todo, así que de Rodríguez.
- Vaya fiestón se están dando aquí al lado. No lo oyes? Se están follando a más de una puta por lo que se oye. Aquí es muy normal.
Lo entretenía lo que podía para que se olvidase de llamar a mi esposa. Como era nuestra primera vez por esa zona, no dejaba de contarme que por allí había mucho vicio, como decía el vicio del bueno. En confidencia me detallaba los sitios donde había parejas follando y otros mirando o participando. Locales donde tomar una copa y hacer intercambios. En plan de broma le solté, “Txema, Txemita mucho sabes tú de todas esas cosas si tu mujer se enterase, te iba a dar para el pelo” y con una sonrisa de travieso, “que quede entre tu y yo, porque mi prima hasta me dejaría de hablar, tanto Yolanda (su esposa) como yo vamos bastantes noches y no te digo más. Secreto Eduardo” oímos abrir la puerta. Me levante a decirle a mi esposa, por si no se había enterado que su primo estaba allí. Nada mas verme me beso apasionadamente y su boca sabia a lechazo, está impregnada, se fue a la habitación a toda marcha.
Ante su primo la disculpe diciéndole que venía mesándose. 20 minutos después se fundieron en un gran abrazo los dos. Leticia le pregunto por Yolanda, cuando él le dijo que se había ido por lo de su suegro. Le regaño como solía hacer siempre, como si fuera un niño chico y este callaba. Hasta que le explique que había sido ella la que lo impuso. Leticia entonces le impuso que se quedara con nosotros, la cara de él fue de estupor pero no era capaz de decirle que no. Con lo cabronazo que era Txema, un tío fuerte, físicamente siempre a tope, era policía y solo con ella se comportaba así, aunque siempre que se daban situaciones de este tipo decía unas veces murmurando y otras para que se le oyera, “un día de estos me mosqueare y me vas a conocer” mi esposa encima se envalentonaba y se reía de él. Txema dijo que en una hora estaba de vuelta que iba por algo de ropa, ya que Leticia le impuso quedarse hasta que regresara Yolanda, que él solo por ahí tenía mucho peligro.
Por la noche fue Txema el que se cachondeaba de ella, diciéndole que no tenía ovarios para tomar el sol en porretas y ella no le contestaba. Leticia le contesto que cuando su mujer lo hiciera. Se reía a carcajadas y decía que en el momento que llegara Yolanda la iba a ver en pelotas, porque Yolanda era amante del nudismo. La contradicción se reflejó en Leticia. Cenamos y mi esposa se fue a la cama pronto, estaba reventada me dijo, por lo que se ve la habían dado bien. Se reía y me decía no les entendía pero vaya manera de follar que tenían. Me pidió que entretuviera a su primo y me queje de que ya podía venir pronto Yolanda porque tenía ganas de mas acción y ella me dijo, que tampoco le vendría mal un descanso y luego para picarme, “aunque a lo mejor tengo que ir a casa del vecino a pedirle, sal, azúcar, café o… por leche condensada” que puta que se había vuelto. Nos fuimos a la terraza.
- Tema si no quieres no me contestes, pero le he dado vueltas a lo que me has dicho de los sitios que “visitas” con Yolanda. Y que hacéis?
- Jajajajajajaja, pues que se va a hacer en esos sitios, FOLLAR.
- Hasta ahí llego. Pero me cuesta ver a Yolanda yendo a esos sitios.
- Pues no veas como se pone. Lo que hacemos tríos, algún intercambio.
- Y a ti te da igual verla?
- Mira mi mujer manda en casa y follando mando yo y no lo dudes. Porque estemos con quien estemos el que controla y domina YO.
- Y los tríos con quienes lo hacéis?
- Mucho preguntas, pero por ser tú te contesto. Casi siempre con otras tías, porque Yolanda es bisex.
- Y en los intercambios?
- Normalmente me encargo yo de elegir a las parejas y elijo a parejas donde el trague con lo que yo quiero, el único macho alfa yo.
No quise preguntar mas y cambie la orientación de la conversación porque me estaba poniendo cachondo y no quería que se notase. Me fui a la cama cachondo, porque me gustaría verlos, Yolanda era una morena despampanante, era delgada y tenia de todo en cantidad, culo, labios, tetas. Recién levantados mi esposa quería ir a la playa pero decía que no a la nudista, que no quería ponerse desnuda delante de Txema en ninguna circunstancia. Quedamos en ir a una playa de las otras. Txema se levantó después y mientras Leticia después de haber desayunado de fue a vestirse, nos quedamos los dos hablando y una vez que se cercioro de que estábamos solos, “Eduardo aunque nos conocemos mucho, ayer me excedí en algunas cosas que te conté, por favor se discreto y nada ni a tu mujer y mucho menos a la mía” le tranquilicé y desayuno más tranquilo, aunque algo intranquilo. Nos fuimos a preparar y cuando salimos de nuestra habitación estaba el primo esperándonos.
“Como el que conoce esto mejor soy yo, que por algo me compre el apartamento en esta zona, os voy a llevar a una playa salvaje y luego a comer el mejor arroz con bogavante que hayáis probado en vuestra vida, que ya he encargado mesa” nos miramos nos encogimos de hombros y nos dejamos llevar. Llegamos a una zona con un camino de arena y luego había como un aparcamiento con coches aparcados de una forma anárquica. Fuimos andando por un camino y llegamos a una playa que poco tenia de salvaje y pensaba que al ser “salvaje” abría poca gente, los coches ya indicaban que no sería así. Había bastante gente, lo que pasa que con tanta duna, parecía que había menos porque de un vistazo no la veías toda. Igual que el aparcamiento, la playa era también anárquica, estaba mezclado nudista y textiles. Nos pusimos donde nos dijo el primo, protegidos por parte de un montículo, porque decía que si se levantaba viento, eso nos protegería de que nos molestara.
Cuando vio a mi esposa quedarse en bikini, babeaba y se le salían los ojos, me hacía gracia y cuando se agacho a clocar todo bien, el culo se quedó en una posición de malos pensamientos. Txema soltó lo suyo de cualquier forma y se fue a dar un chapuzón. Riéndome le dije a mi esposa que lo había puesto cachondo y muy convencida me decía que no lo creía, que la había visto muchas veces en bañador. Le recordé los bikinis que llevaba ahora, que no se parecían a los que había usado otras veces y que tenían la mitad de tela. Regreso ya tranquilo y se fijó mas en su prima, “prima no tienes ni una marca, vosotros habéis hecho nudismo” y mi esposa como si ya tuviera preparada la respuesta de antemano, “en la terraza y sin mirones si hemos tomado el sol desnudos” Txema nos trataba de convencer, “pues vaya tontería, aquí la gente son se fija en nadie, si no estuvierais ya estaría en porretas” y mi mujer sin inmutarse le dijo que a ella le daba igual. Se quedó cortado, Leticia se giró y se tumbó boca abajo. Dije que me iba a quitar el bañador y eso animo a Txema a quitarse el suyo.
Al verle desnudo me pregunte, “sabrá Leti lo que calza su primo?” porque el rabo lo tenía muy moreno, evidente que tomaba el sol en pelotas. Un rabo circuncidado, grande y grueso, el capullo le quedaba fuera y era un fresón de los grandes, si esto de por si era llamativo, lo que alucinaba eran sus huevos, aunque se les podía llamar de verdad “cojones” porque eran inmensos. Ni en vestuarios, ni a ningún amigo, ni en películas porno, jamás vi unos cojones igual. No sé si a una mujer eso le gustaría pero hacían sus atributos más llamativos. Leti miraba para el otro lado y se lo estaba perdiendo. Tosi, carraspee, como si tuviera algo que me molestaba en la garganta, pero ni se inmuto. El sol calentaba mucho y Txema me dijo de irnos a dar un baño, en un rato le dije y se fue diciéndome que me esperaba en el agua. Nada mas irse no perdí el tiempo. Llame a Leticia y se había quedado dormida, la desperté y se acordó en toda mi familia.
- Pero se puede saber qué pasa?
- Ya sé quién puede ser tu amante de ocasión. Es la mejor elección.
- De verdad que me has despertado para decirme esa chorrada?
- No es ninguna chorrada.
- Hazme un favor vete a dar un baño que el sol te ha recalentado la cabeza.
- Por una vez hazme caso. Ponte boca arriba, si quieres con las gafas de sol y solo mira bien a tu primo y me entenderás. Lo vas a hacer?
- Vale pesado, pero déjame tranquila.
Se dio la vuelta y me fui con Txema al agua. Nos bañamos y hablamos a donde ir a cenar y a tomar una copa. Me fue diciendo sitios, pero le dije que prefería ir de tapas y la copa que eligiera él. Me describió varios sitios, todos tenían algo en común, que aunque no eran locales liberales, la mayoría de las parejas y de los chicos que iban, se movían en ese mundo. Le dije como si ignorara todo lo que quería decir, que mientras se pudiera tomar una copa y nadie se metiera con nadie. Quedo en que nos llevaría a un sitio muy chulo. Caminábamos hacia donde estaba Leticia, iba despacio adrede hablando con Txema. Mi esposa ni se movió un poco. Parecía totalmente dormida. Cuando estábamos prácticamente encima de ella, porque cada uno estábamos a un lado y me pareció ver o que quería ver, un finísimo movimiento un gesto, en su nariz y sus labios, pero no estaba seguro. Nos tumbamos y Leticia no se movía. Txema que es siempre igual, un culo inquieto, se puso el bañador y me dijo si quería una cerveza le dije que sí y me pregunto que tomaría Leti, le dije que otra y se fue.
- Despierta, despierta que al final te has vuelto a dormir.
- De eso nada que he visto con detalle lo que querías que viera.
- Y?
- Que si no fuera mi primo, no se me escapaba seguro, salvo que fuera del otro bando.
- Vaya tontería acabas de decir, que mejor que ser tu primo, mas seguridad, mas confianza y por cómo se puso a él no le importara, follarse a la zorra de su prima y cuando sepa lo puta que eres se va a vengar bien vengado.
- Es que también esta Yolanda, la conozco desde siempre, no quiero hacerla daño. Porque seguro que se lo haría.
- Y si te digo que Yolanda y Txema hacen lo que nosotros y que Yolanda es un poco sumisa por lo que he entendido, que dirías?
- Yolanda??? Me cuesta creérmelo, de mi primo no.
- Pues créeme, la pelota está en tu tejado, puedes empezar aquí el “juego” o en casa vistiéndote como solo tú sabes hacerlo.
Su cabeza desde ese momento estaba trillando que hacer. Estaba caliente y yo se lo notaba. Nos bebimos las cervezas y cuando quedaba poco para irnos, va y se da un chapuzón. No traía bikini para cambiarse, porque es raro que se meta en el agua y si lo hace, es nada más llegar. Peo en el coche en una bolsa siempre lleva unas bragas de repuesto y esta vez las había metido en el capazo. Al llegar al coche, se puso fuera de la vista de todos y se puso las bragas, la camiseta y se quitó la parte de arriba. Los pezones de le marcaban de forma diabólica y Txema clavo sus ojos. Sería la primera vez que los vio así, porque ella desde siempre usaba muchos trucos para que no se le notaran. Había empezado las “hostilidades” por parte de ella. Nos fuimos a un pueblo costero llamado Garrucha que limitaba con el que nosotros estábamos. Nada más llegar a Txema le saludo todo el mundo, comimos muy bien y nos fuimos al apartamento. Nos fuimos a dar todos una ducha, mi esposa me cedió el sitio para que me duchara primero, al salir ya vestido, Txema salía del baño vestido. Nos fuimos a la terraza a tumbarnos en las tumbonas.
Desde dentro nos preguntó Leticia si queríamos café helado, al decirle que si, tardo mas en llegar. Traía todo en una bandeja y si había alguna duda, me lo dejo clara, había “guerra” porque venía con una camiseta de tirantes, que le llegaba cuatro dedos más abajo del culo. Las mangas eran muy anchas y si ella quería sería fácil verle las tetas por ellas y el escote, que al agacharse a dejar la bandeja, le vimos las tetazas en su plenitud. Se fue a por algo que se le había olvidado y nos dijo que nos fuéramos poniendo y que no la esperáramos. Txema se dio cuenta que vi como se había empalmado y en cuanto se fu su prima, algo nervioso pero dominado la situación me dijo, “perdóname tío, pero es que mi prima me ha puesto que no veas y no lo he podido evitar, que porque es mi prima y tu mujer que si no” le di confianza diciéndole que no pasaba nada, que a cualquiera le podía pasar y le pregunte “que hubiera pasado si no fuera mi mujer y tampoco tú prima, jajajajajajaja” más sincera no pudo ser su respuesta porque lo hizo sin pensar, “pues la mataría a pollazos, coño, perdona, otra vez que se me ha ido la pinza”
Como pensaba eso nada mas acaba de empezar. Leticia llego con un bote de leche condensada. Le añadió a su café helado y luego sacando su lengua, relamió la cuchara mas como si estuviese lamiendo un rabo que otra cosa, no le valió solo eso, dejo que le cayera un poco por sus labios y los relamió como una puta viciosa. Me puso cachondo hasta a mí y cuando acabo su exhibición, con cara de puta y mirándonos con provocación nos preguntó, “de que hablabais en mi ausencia?” me reí un poco diciéndome que le preguntara a su primo, que a mí no me creería. Txema se hincho de rabia y decía que cosas de hombres. Subió sus piernas a la tumbona y se le veía de todo, pero a la vez era como si se tapara para que no se viera, teniendo su primo mejor punto de visión. Poniendo morritos, “no queréis decírmelo, pues vale, ya querréis que yo os diga algo” no me cabía duda que Txema como era el, en una situación igual con otra pareja hubiera entrado a machete, pero no quería meter la pata. Lo que no sabía que su prima cuando empezaba no paraba hasta conseguir lo que quería. No paraba de provocarlo con mucha astucia y el cada vez estaba peor, tenía ya cogido un cojín en propiedad, tapándose para que no se le viera el empalme.
Nadie le había aguantado tanto a mi esposa, debía de pasarle como a Txema, lo de ser primos les frenaba, aunque ahora se miraban con deseo. El móvil de Leticia coro el rollo, era su madre y era obligatorio coger porque ellos tenían a nuestros hijos. Hablaba con su madre y como si estuviera distraída le estaba enseñando todo a Txema, que hablaba conmigo pero cada dos por tres miraba a mi esposa. Leticia le decía a su madre que Txema estaba con nosotros, mi suegra era su madrina y Leticia le dijo a su madre, “espera que Txema me está insistiendo que quiere hablar contigo, que dice que hace mucho que no habláis” me aguante la risa y Txema le hizo gestos “amenazantes” a mi esposa. Se levanto y le paso el móvil a su primo, quien empezó a hablar con mi suegra como si fuese verdad lo de que tenía ganas de hablar con ella y mi suegra era de las que no les valía una conversación de 5 minutos.
Estaba sentado y ante mi sorpresa, Leticia debía de estar hasta el moño de esperar, porque se puso de rodilla entre sus piernas, empezó a desabrochar el pantalón de su primo ante su mirada atónita y le saco el rabo, empezó a lamerlo y Txema la miraba a ella, me miraba a mí y cuando Leticia me dijo en voz baja que le acercara la leche condensada, agarro su rabo y me mando ponerle una cucharada, lo hice y se lo metió en la boca, le costaba un montón. Txema ni podía hablar y él decía a su tía, que es que había cogido frio y que le molestaba la garganta. Podía oír a mi suegra dándole consejos. Leticia tiraba de toda su ropa y el levanto el culo, quedándose desnudo y mi esposa ahora relamiendo esos cojones y lo hacía mirándome con mucho vicio. Lo dejo y vino a besarme, se colocó encima a horcajadas y mientras le tocaba el coño que estaba jugosísimo, me dijo suave para que no lo fuera a oír su madre, “quiero hacerlo sin nada, quiero que me llene y que luego tú me lo comas, quieres? te parece bien?” tuvo mi respuesta cuando le metí varios dedos en su coño violentamente, “gracias cornudo mío” y se volvió con su primo.
Esta barrera que estábamos empezando a romper, había que sopesarla bien. De forma áspera Txema corto la conversación con mi suegra y tiro el móvil al sillón, me asegure de que estuviera apagado. Se levanto furioso y creía que todo se iría por el desagüe y no, es que tenia ganas a mi mujer, porque el rompió la camiseta de malas maneras, la dio una leche en la cara diciéndole que nadie le había dicho que parara de mamársela. La leche que el dio en la cara sonó muy fuerte. Leticia solo se la siguió mamando de forma sumisa, si no que había aceptado la actitud de su primo. Cuando vio que no hubo protestas por ninguno de los dos, la hizo levantarse, le dio unas palmadas fuertes en su culo y la apoyo sobre la mesa del comedor. “Que ganas he tenido de siempre de follarme este culazo y después de follarme tu coño, te lo follare te lo aseguro, me da igual que protestes” y mi mujer que es muy porculera le espeto “pues no creas que me asustas, que no serás ni el primero y mucho menos el ultimo” consiguió lo que quería, Txema se puso de mala leche y la follo con toda la mala leche del mundo.
La mesa se movía como si tuviera ruedas. El aviso de que en cualquier momento se iba a correr y le pregunto si lo podía hacer dentro de ella y le volvió a provocar, diciéndole que si se salía le cortaba esos cojonazos que tenía. Le daba culadas sin sacar apenas su rabo y Leticia le animaba, “vamos cabronazo corte dentro de tu primita, venga así, que me corro también” era verdad se corrieron los dos salvajemente, fue tan salvaje que la mesa toco contra el mueble del salón. El cabrón seguía follándola, no la sacaba y mi esposa volvía a gemir profusamente y el ahora si le saco el rabo, la garro de su pelo y la llevo al sillón, iba a follar su culo.
Me quede mirando y vaya si se lo empezaba a follar, ni vaselina ni nada, todo directo y mi esposa me miraba mordiéndose y apretando los labios. Como aguantaba. Hasta que no empecé a oír sus gemidos y a oír como le pedía que se la metiera hasta dar con sus cojones en ella no me quede tranquilo. Fue cuando me fije en lo que había dicho Leticia, los cojones de Txema, que eran como he dicho enormes, daban en el coño de ella y por lo que se veía eso la estaba poniendo muy cachonda. “Eduardo si que le tienes bien entrenado el culo, como se lo traga, que bárbaro. Prima desde hoy tienes otro macho para montarte, que unidos vamos a estar y Eduardo ya veras como a ti también te enseño y si mi prima quiere y me ayuda te montare a ti también” lo mas llamativo de ese momento fue el grito de mi esposa, “SIIIIII, quiero que lo montes, quiero verlo, como me vais poner” y se corrían los dos a mi costa.
Por lo que gritaron y lo que tardaron en desacoplarse abundante corrida que se dieron. Leticia se dio la vuelta, entre petición y orden, “Txemita déjanos un momento solos” el no lo entendió pero lo respeto, tampoco lo entendía yo. Mi esposa quería que le comiera el coño y eso llevaba consigo comerme las corridas de su primo, lo hizo para no avergonzarme o así lo entendí, me hubiera dado igual. Me mando tumbarme en el suelo, pero para mi era mas incomodo, puse dos cojines para mi cabeza y me tumbe en el suelo, ella abrió sus piernas y me puso su recién regado coño y sabia a ella, pero también a su primo, que mi boca distinguía muy bien su lechazo.
“Como lo sabía, menuda pareja, así me gusta compenetrada y repartiéndose todo” era lo que decía su primo, porque no podía verle. Leticia no le llamo la atención, solo le pidió que se acercara y por lo que podía intuir le comía el rabo. Se corrió dos veces en mi boca la muy puta y no me dejo parar hasta que no oí correrse a su primo, fue cuando se quito y me hizo levantar para darnos un morreo y compartir la leche de Txema. Terminamos y Leticia se iba al baño, me pidió que pusiera la día a su primo.
- En que me tienes que poner al día?
- Si quieres, podemos seguir con esto cuando no estemos de vacaciones. Buscábamos alguien de confianza para los espacios en blanco que tenemos en nuestras salidas.
- Encantado de la vida, pero no guardo secretos con Yolanda se lo tendré que contar.
- Y eso que va a suponer?
- Jajajajajajaja, que va a querer follar con vosotros, porque tanto mi prima como tú le gustáis y nos pasa como a vosotros, no podemos desmadrarnos todo lo que queremos.
- No veo problema en eso, lo único que la única que mantiene relaciones con terceros es ella, así lo tenemos acordado.
- Ya lo hablaremos con la puta de la casa.
Esta noche continuo con mas sorpresas, pero para el próximo relato.