El nuevo juguete del señorito:Especial nochevieja3

Luke le ha hincado un cuchillo a Cristian en el pecho y ha huido al bosque con un conejo entre sus brazos. ¿Dónde desembocará su locura? No se lo pierdan.

¡El último capítulo de este especial, jeje! ¿Qué? ¿Que no hablo como siempre? Pues claro, tontos. ¡Como que soy Luke! Por si no os acordáis, he matado a Cristian, jejejeje. Así que evidentemente no puede presentar el relato. Yo tampoco lo haría, pero el señor conejito me ha dicho que era una falta de respeto que el relato se quedara sin presentar. Bueno, no me enrollo más, el mensaje del autor:

Me he divertido mucho volviendo a escribir sobre esta peculiar pareja, pero no tengo ideas concretas para alargar más esta serie de momento, así que no podría continuarla, pero el hecho de haberla reabierto me ha dado ganas de escribir más sobre ellos, veremos qué pasa en el futuro…

¡Muy bien! Aquí tenéis el correo por si queréis comentar. Un momento… ¿Queréis? Jajaja. Queráis o no queráis más os valdría comentar, porque si no… Igual os confundo con un animalillo. Y no queremos que eso pase, ¿no?

Si os apetece, podéis comentar a través de email a la dirección de correo:

latumbadelenterrador@gmail.com

Eh, no os asustéis, que era broma, ¿eh? O quizá no… ¡En cualquier caso, aquí tenéis el relato!

El nuevo juguete del señorito

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Un relato del Enterrador

Parte 3: Descenso a la locura

Luke corrió a toda velocidad adentrándose en el bosque de la isla con el conejo cogido en brazos. A pesar de la oscuridad, él no tenía miedo. Sabía que el conejo no le engañaría… Le llevaría al país de las maravillas…

Andaron durante un buen rato. Durante todo ese tiempo la sonrisa no desapareció de la cara de Luke. Pero se borró inmediatamente en cuanto llegaron a su destino.

-Ya vamos tarde, señorito-dijo el conejo-Ya sabe lo que debe hacer.

En ese momento se dio cuenta. Ese conejo no le había llevado a ningún lado. Su propio subconsciente le había llevado hasta allí para quitarse la vida. Estaba en el acantilado donde su gato murió.

Su cara no tenía expresión, sólo tenía los ojos muy abiertos. Dejó al conejo en el suelo y se sentó en el acantilado. Era agradable… Podía observar la inmensidad del oscuro mar de noche bañado por la luz de la luna. Las olas estaban tranquilas, se oían  chocar contra el acantilado tranquilamente. como un susurro. Luke miró abajo y sonrió.

-Mi corazón está tranquilo… Qué irónico…-dijo mirando al horizonte.

Suspiró y respiró el dulce aire marítimo de la isla.

-No he nacido para ser feliz. He nacido para sufrir, para matar… Para hacer daño… Soy la oscuridad, y la oscuridad no puede obtener luz. Yo creía que Cristian era mi conejo blanco, mi luz… Pero he apagado esa luz con mi propia oscuridad. ¿Soy yo, un niño que solo ha recibido odio y desprecio, capaz de amar? No lo creo. Papá… Por fin voy a cumplit tu deseo-susurró sonriendo-Me voy a entregar a los deseos de Poseidón. Voy a morir, papá. ¿Me querrás ahora? Sniff… ¿Me querrás ahora? Sniff… Espero que todos seáis felices ahora…

Se levantó y alzó los brazos dispuesto a tirarse.

-Eres un gilipollas estúpido-oyó a su espalda.

-¿Eh?-dijo girándose.

Hay gente que no cree en los milagros navideños, bah, ¿a quién coño pretendo engañar? Yo tampoco creo en ellos. Pero qué demonios… Ahí estaba yo, en pie.

-¿E-estás vivo?-dijo Luke sorprendido.

-I-idiota… Coff, coff…-escupí sangre-No sabes ni matar bien. No me has dado en el corazón, así que no has matado a nadie.

-Apenas te sostienes en pie, ¿por qué no has huido de mí?-dijo con lágrimas en los ojos.

-Coff, coff…-tosí violentamente.

-¡No puedes detenerme! ¡No quiero vivir! ¡Así es mucho mejor, ¿verdad?! ¡Tú no me quieres! ¡Y mi padre tampoco! ¡Le hago un favor al mundo!-lloró más.

Se dio la vuelta, cerró los ojos y saltó. Pero antes de darse cuenta, notó que estaba enganchado a algo.

-¿C-cristian?-dijo mirando el brazo del joven que le sostenía, el cual tenía un corte profundo.

-Ay… ¡¡¡¡¡ME CAGO EN TODA TU PUTA MADREEEEEE!!!!!-grité con todas mis fuerzas.

-¿Eh?-dijo sorprendido.

-¡¡¡¡CABRÓN, MARICÓN, GILIPOLLAS, FOLLA-BURROS, MASCA-VERGAS, ERUCTO VAGINAL, CAPULLO, MIERDERO, CABRÓN DE MIERDA!!!!-grité fuera de mí tirando de él.

-Ya entiendo… Quieres desahogarte, ahora me soltarás, ¿no?-dijo con una sonrisa triste.

-¡¡¡¡SUCIO ENANO CABEZÓN!!!! ¡¡¡ESTOY ENAMORADO DE TI, NO TE VOY A DEJAR MORIR!!!-grité subiéndolo a mi lado.

Di un tirón y conseguí que cayera justo a mi lado. Me miró extrañado y comencé a jadear por el cansancio.

-¡Escúchame bien! ¡No soy una máquina! ¡Porque haya un par de días que no pueda follar contigo, no tienes que pensar que ya no te quiero! ¡Esto de ser mayordomo es agotador, no tengo ganas ni de follar!-grité.

-P-p-p-pero…-dijo nervioso.

-Si no te quisiera, haría… ¿Esto?-dije quitándome el gorro.

-¿H-has…?-dijo sorprendido.

-¿Recuerdas que hace un par de meses estabas dándome la tabarra porque decías que el lugar más sexy para unos piercings era la oreja? ¡Pues aquí tienes, piercings en las orejas!-dije cansado.

-Y pendientes también…-dijo con los ojos como platos.

-Si, es que ha venido el tío en el barco y al final me los ha colocado-sonreí.

-P-por eso… Fuiste e-esta mañana…-dijo mirándome.

-Claro, idiota. Era tu regalo de navidad-dije dándole un beso en la mejilla.

-C-c-cristian… Yo…-comenzó a llorar-¡Lo sientoooooooooooo!

Lo abracé a mí y le susurré al oído.

-Bueno… Cuando decidí quedarme contigo asumí que esta clase de cosas podría pasar…-dije sonriendo.

-¿No te enfadas? Qué raro en ti...-dijo mirándome raro.

-¡Oye! ¡Que no soy un tío que se cabrea todo el rato!-grité enfadado.

-Jeje-se rió-Yo también te había preparado un regalo… La moto era tu regalo de navidad…

-¿En serio?-dije emocionado-Espera, la moto te la vi el día que fuimos por el periódico… ¡¿Tú sabías qué día era?!

-Que no tenga calendario no significa que no lleve la cuenta mentalmente-me guiñó un ojo.

-¡Eso es inhumano! ¡Y por cierto! ¡¿Por qué no me avisaste?!-grité indignado.

De repente, la tranquilidad del cielo desapareció. Un montón de fuegos artificiales inundaron el cielo.

-¡Aaaaaaah! ¡Nos atacan los rusos!-gritó Luke asustado.

-(Se ve a la legua que son fuegos artificiales… ¿Y por qué los rusos?) No, Luke. Organicé fuegos artificiales para las doce-sonreí.

-¡Oh! E-entonces… ¡Feliz año nuevo!-me abrazó.

-¡Feliz año nuevo!-sonreí-(Este tío… ¿Cómo puede haber un monstruo en un cuerpo tan pequeño y mono? Es… Como una cría de león. Puede parecer pequeña y adorable, pero puede sacar sus uñas fácilmente… Que se lo digan a mi pobre pecho…)

-Por favor… No me abandones nunca, Cristian-dijo llorando.

-Nunca lo haré, Luke. Aunque esta vida sea tan dura, merece la pena por ti. Mira, chaval, si no te quisiera hace mucho que me hubiera largado, ¿no? Yo te quiero-le di un beso en la frente.

-¿Podrías besarme en algún sitio más erótico?-infló los mofletes.

-Cuando volvamos a la mansión te voy a follar como nunca te han follado…-le susurré al oído.

-¿¡Pues a qué esperas?! ¡Vámonos!-gritó emocionado.

-Eso es lo que tenía planeado decirte, pero me has cortado el pecho… ¡¿Cómo quieres que lo haga?!-dije cabreado.

-¡¿Y para qué me das falsas esperanzas?! ¡Eres malo!-gritó.

-¡¿Quién es el malo aquí, corta-pechos?!-dije furioso.

-Tsk-chistó.

-Escúchame-dije dolorido agarrándolo de la barbilla-Soy lo único que tienes, así que tienes que tratarme mejor. No vuelvas a intentar matarme, ¿vale? La próxima vez no te lo perdonaré.

-Eres… Todo lo que tengo..-comenzó a llorar otra vez.

-Vamos, chaval… No es tan triste…-suspiré.

-No… Estoy muy feliz. Yo quería… Que me dijeras algo así-sonrió con las lágrimas en los ojos.

-Luke… No tengas miedo. Cuando estés inseguro, habla conmigo. Yo eliminaré todo lo que te haga daño, ¿vale?-le abracé de nuevo.

-Sí… Te quiero, Cristian-sonrió.

-Yo también te quiero, enano-sonreí.

Y ahí nos dimos un apasionado beso bajo la luz de la luna y de los fuegos artificiales. Estaba hecho polvo, pero bueno, supongo que son gajes del oficio. Un verdadero mayordomo debe aprender a controlar a su señor. Aún me queda mucho por aprender…

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-Bien, este ya es el último día que tengo que venir, señor Cristian. Ya está totalmente recuperado-dijo el doctor sonriendo.

-¿En serio? Menos mal… Aunque sigue pareciéndome que una semana es demasiado poco tiempo para que me haya recuperado de dos heridas como esas…-dije sorprendido.

-No se preocupe, esas cosas pasan todo el tiempo-sonrió el doctor.

-(¡Mentira! ¡No todo el tiempo hay enanos sanguinarios que te clavan navajas!)-pensé para mí.

El doctor dejó mi habitación y yo pude levantarme de la cama después de una semana de recuperación por la herida que me hizo Luke.

-¡Cristiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan!-gritó entrando en la habitación corriendo hacia mí.

-Ya estoy bien-sonreí.

-E-entonces… Ahora… Ya s-sabes…-dijo nervioso.

Me acerqué a él y coloqué mi boca cerca de su oído, para susurrarle:

-Quieres que te folle, ¿verdad? No puedes soportarlo más. Tu cuerpo está sediento de polla. Necesitas que te llene, ¿verdad? Que te folle como el asqueroso salido que eres.

-S-si…-dijo sonrojado.

-Je… ¿Te haces el tímido?-dijo pasando mi lengua por su oreja.

-A-aah…-gimió.

-¿Qué te parece si vamos a tu cuarto de juegos… A jugar?-susurré de nuevo.

-Lo que tú quieras, pero vamos rápido, por favor…-dijo ansioso.

En el camino hacia la sala de juegos su cara estaba roja, no podía mantenerme la mirada… Joder… Cuando quería era tan jodidamente lindo. No sé si actuaba o es que tenía varias personalidades, pero me daba igual, yo también llevaba mucho tiempo deseando empotrarme al criajo.

-Siéntate-dije señalándole una de las sillas.

-Je… ¿Te atreves a darle una orden a tu amo?-sonrió.

Le agarré de la barbilla y le lamí los labios. Su cara se puso roja otra vez.

-Ríndete ante mí. Ahora yo soy el que manda, el que da placer. Ahora yo soy tu Dios-sonreí arrogantemente.

Casi como si estuviera hipnotizado, se sentó en la silla mirándome fijamente. Entonces me quité la corbata del traje de mayordomo y lo até a la silla con ella.

-No lo olvides, enano… Tú me perteneces-le susurré al oído.

Un escalofrío recorrió su cuerpo. Solo con mi voz todo su cuerpo se calentaba. Le ponía cachondo oír cómo mi varonil voz le mandaba. Me miró con los ojos llorosos y una sonrisa malvada apareció en mi rostro. Se había rendido a mí.

-Ahora veremos quién es el juguete…-dije agachándome.

Me agaché y saqué la polla de aquel muchacho de su pantalón. Sus ojos se abrieron como platos, no se lo esperaba.

-¡E-espera! ¿Q-qué haces?-dijo sorprendido.

-Quiero ver dónde eres sensible… Y para ello tengo que probarte-dije con una sonrisa maliciosa.

-Pero soy yo el que…

No lo dejé terminar, le pegué una lamida a su polla desde la base hasta el capullo. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Sus ojos estaban clavados en los míos, que le miraban con arrogancia.

-Para… Es demasiado para m-mi…-dijo temblando.

-Como pensaba. Eres muy sensible. Siempre me había centrado en disfrutar yo. Pero ahora voy a hacerte ver el cielo… “Señorito”-sonreí.

-¡N-no!-gimió.

-Perdona, pero…-dije metiéndole mis dedos en la boca-No te he dado permiso para que hables, y mucho menos para que gimas.

Sus gemidos ahogados me pusieron aún más cachondo. Comencé a lamer aquella polla de arriba abajo, no era lo mío, pero reconozco que el sabor de aquel crío no estaba nada mal. Después me la metí en la boca, lo que hizo que sus gemidos fueran cada vez más fuertes.

Mis dedos se estaban llenando con la saliva que no paraba de provocar su boca. Así que decidí jugar con ello, y restregué sus babas por su propia polla, para volver a llevar los dedos a su boca.

-Sabes bien, ¿verdad?-sonreí.

Cada vez se la chupaba más rápido, y sus gemidos cada vez eran más altos. Necesitaba reprimirlo, me encantaba reprimirlo… Así una vez que lo liberara de esa represión… Su placer sería mayor. En ese momento le saqué los dedos de la boca.

-A-a-ah… ¿Qu-qué vas a hacer?-dijo nervioso.

-Quiero ahogarte-dije yendo hacia el armario-Ahogarte de placer.

Saqué uno de los bozales que allí guardaba Luke. Él se sorprendió al verlo, pero no pudo hacer nada para evitar que se lo pusiera. Je… Me encantaba esa visión. Sus rodillas clavadas en el suelo, sus manos atadas a la silla, sus ojos llorosos… Y sus gemidos ahogados… Estaba totalmente a mi merced.

-Veamos qué otros lugares tiene sensibles, mi “amo”-dije introduciendo mi mano por dentro de su camisa.

-A-a-ah…-emitió un gemido ahogado por el bozal.

-Vaya, ¿qué tenemos aquí?-dije con una sonrisa malévola.

Comencé a pellizcar sus pezones por debajo de su camisa. Su vista seguía clavada en mí, me miraba con una cara entregada absolutamente al placer. Su cuerpo se estremecía con cada movimiento de mis manos en su piel, y quería más. Lo sabía. Lo veía en sus ojos.

-Ahora sería un coñazo quitar la corbata para quitarte la camisa…-dije sacando un cuchillo.

Sus ojos se abrieron como platos. Hinqué el cuchillo en su camisa y se la arranqué, tirándola al suelo.

-Ya compraremos otra…-dije lamiendo su pezón izquierdo.

No paraba de removerse, estaba que echaba humo. Su cuerpo me deseaba tanto… Tenía un cuerpo tan lascivo, tan deseoso de placer… Me encantaba. Su polla daba ligeros saltos cuando mordisqueaba sus pezones, así que la agarré con mi mano y empecé a hacerle una paja.

Se estremeció hacia atrás y cerró los ojos para soportar semejante placer.

-Dime una cosa, “señorito”... ¿Te pone oír el sonido de mi voz?-dije lamiendo el pezón lascivamente.

-Mmpf…-dijo sin poder articular palabra.

-No es necesario que hables. Tu cuerpo lo hace por ti. Cada vez que digo algo, tus pezones se ponen duros al instante-sonreí.

Sabía que no aguantaría mucho más así, y no quería que se corriera tan rápido, quería destrozarle ese culito de niño rico que tenía.

Mientras lo mantenía sostenido por mis brazos me arqueé para poner mi cara a su altura y le quité el bozal.

-Más…-gemía fuera de control-Dame más…

-¿Quién es el amo aquí?-sonreí arrogantemente.

-Tú eres… Agh… El-el… Amo… E-eres mi... D-dios…-gimió.

-¡Repítelo!-dije autoritario agarrándole la polla.

-¡Eres mi Dios!-gritó.

-Bien. Muy bien… Ahora dime cuál es tu deseo-dije agarrándole por la barbilla.

-Quiero… Quiero… Agh… Quiero que me la claves…-dijo gimiendo.

-Vaya… Qué niño más travieso. ¿Debería castigarte?-le miré con superioridad.

-Castígame todo lo que quieras, pero por favor… Métela dentro…-gimió.

-Sus deseos son órdenes, “señorito”-dije haciendo énfasis en la última palabra.

Fui al armario a por unos vibradores para prepararlo.

-¡No!-gritó.

-¿Eh?-dije sorprendido.

-Hazme daño… Destrózame… Lléname de placer… Y de dolor. Tú eres el único que puede hacerlo. Eres el único que puede hacerme sentir-dijo jadeando.

-Tsk. ¡No digas cosas tan jodidamente sexys!-grité cabreado.

-¿Q-qué.. Ah… P-pasa…? ¿Te v-vas a correr s-solo por e-eso?-dijo cansado sonriendo.

Me acerqué a él y lo desaté. Entonces lo agarré violentamente y lo estampé contra la pared.

-Escúchame bien, criajo. Si te pasas un pelo, lo vas a lamentar… Soy tu dueño, ¿está claro?-le susurré al oído con tono autoritario.

-¿Y a qué esperas? Fóllame…-dijo sonriendo con el ceño fruncido.

Abrí ese culo de pijo por la fuerza. Me ofreció resistencia, pero mi polla ha roto toda clase de barreras, y esta no iba a ser menos. Cuando se la hinqué del todo noté como un escalofrío recorría su cuerpo y comenzó a gritar contra la pared. Sin embargo, ésta ahogaba sus lamentos. Lo agarré violentamente del pelo y empecé a metérsela y sacársela.

-¡Aaaaaagh!-gritó.

-¿Te duele? Vamos, grita para mí. Gime para mí. Eres mío y debes hacerlo solo para mí-dije mientras lo penetraba salvajemente.

-¡Me duele! ¡Oh, sí! ¡Déjame sentir todo el dolor que me estás dando! ¡Lléname con tu enorme polla!-gritaba.

-Je… Ya sé que es enorme, no hace falta que me lo recuerdes-dije mordiéndole el cuello.

-¡Oh! ¡Llévame a la cama!-gritó.

-¿Eso es una orden? Me temo que ahora estoy descansando de mi labor de mayordomo, señorito-sonreí.

-¡No es una orden! ¡Se lo suplico, amo!-gritó fuera de sí.

-Si… Así se piden las cosas-me relamí.

Le cogí en brazos y rápidamente lo llevé a su habitación. Allí lo tumbé sobre la cama y, alzando sus piernas, seguí petándole el culo.

-Ah… Ah… Lléname, por favor…-gimió.

Sus ojos parecían tan puros ahora… Tan inocentes. Parecía un ángel, pero era mentira. Ese niño era el peor de los demonios, un ser demoníaco sediento de sangre.

-Quiero que sientas… Lo mismo que yo-dijo tirándome del piercing de la oreja.

-¡Aaaaah!-grité.

-Te quiero…-me miró con dulzura.

-(Condenado crío… Cómo sabe usar sus armas…)-pensé para mí.

Apartó la mano de mi oreja al ver mi reacción, pero yo se la volví a colocar.

-Yo también te quiero-dije acariciando su mano.

Sonrió y tiró del piercing con suavidad, aunque debo decir que seguía doliendo mucho.

-C-cristian… V-voy a…-dijo jadeando.

-Yo no te he dado permiso para hacerlo, “señorito”-dije con una sonrisa de maldad.

Entonces deslizó su mano de mi oreja a mi mejilla y me miró con esos ojos llorosos suplicantes.

-(Tsk… Qué asco le tengo…)-pensé para mí.

-Vamos… Córrete-dije masturbándole para que saliera.

Sus ojos se cerraron fuertemente y su polla empezó a tener espasmos en mi mano. Cuando me quise dar cuenta, se había corrido.

-A-aagh…-aquello me puso muy cachondo, me iba a correr también-Y-yo también…

-¡Hazlo dentro!-gritó.

-¡No me lo vas a tener que decir dos veces! ¡Aaaaagh!-grité.

Y finalmente lo llené con mi esencia. Caí rendido tumbado a su lado en la cama. él no paraba de jadear, mirando al techo. Entonces lo abracé y le besé. Mientras nos fundíamos en un apasionado beso él me toqueteaba el piercing de la oreja.

-(¡Eso duele cabrón, ya puedes parar! Tsk… Otra cosa de bebés… Espero que no se convierta en una costumbre…)-pensé cansado.

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La vida volvió a la normalidad después de eso, aunque me quedaron algunos dolores en el pecho… Pero bueno, al cabo de un tiempo se me pasaron. Sin embargo, los dolores de orejas seguramente me perseguirían por el resto de mi vida...

-¡¿Que no lo has matado?!-dijo el señor dodo.

-Es que sí que me quería-dijo Luke contento.

-7 días sin hablarnos, y nos viene con esas…-dijo el castor.

-Es que tenía que cuidar de Cristian, no tenía tiempo para veros-sonrió Luke.

-Bah, tenías que haber matado a ese impotente…-dijo el gato de Cheshire bostezando.

-A-ni-ma-li-tos-dije con un cuchillo.

-¡¿C-cristian?!-dijo Luke asustado.

-¡Esos bichos van a pagar por lo que me hicieron!-grité cabreado.

-Son solo un juego, Cristian. Si los matas compraré otros y me dirań lo mismo, porque soy yo. Qué infantil eres…-suspiró Luke.

-¡¿Que yo soy…!? ¡Me cago en tus muertos!?-grité fuera de mí.

-Ups, las 10:56. Que no llegas al barco-sonrió el criajo.

-Tsk. Por ahora te libras-dije alejándome a coger la moto.

-Y dinos… ¿Cómo has aguantado sin sexo esos 7 días?-dijo la liebre.

-Pues… Muy malamente-dijo Luke molesto-No podía aguantar más, así que le dije al doctor que le dijera que ya estaba bien. Le di 3000 dólares, le dije que no hiciera preguntas y que le diera el alta-dijo Luke removiendo su té.

-¡Jajaja! ¡Qué malo! Podía haber muerto por sobreesforzarse, ¿sabes?-se rió Cheshire.

-¡Oye! ¡Y yo sin sexo!-dijo Luke indignado.

-Por cierto, háblanos del bebé. Nació hace poco, ¿no?-dijo el castor.

-Ah, sí. Me alegro por él… Ahora que Gilbert es libre, puede disfrutar de su nieto-sonrió Luke.

-Pero… ¿No te da por pensar? Ese hombre te crió durante muchos años, pero te abandonó a la primera de cambio para ir a disfrutar su nieto-dijo la oruga.

-Chicos... -dijo Luke sonriendo mientras rompía la taza de té con el puño-No volváis a volverme loco, u os descabezo a todos, ¿vale?

-E-está s-sangrando…-dijo el castor asustado.

Luke se lamió el puño disfrutando del sabor de la sangre.

-En fin… Ahí os dejo, chicos. Que llega Cristian del barco y quiero que me folle-sonrió Luke.

El criajo salió de allí corriendo dejando a los peluches atrás.

-Pues nada, señor dodo-dijo el gato de Cheshire-Si queremos que ese chico vuelva a estar con nosotros como antes tendremos que esperar a ver si hacen segunda temporada.

-Jeje… ¡Que locos estáis todos!-se rió la liebre bailando pasodoble solo.

-¡Tú el primero!-dijeron todos los peluches a la vez.

Y así, la paz volvió a la isla Trush, y espero que esta vez sea para quedarse, porque no me apetece que me vuelvan a abrir el pecho…

FIN

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¡Je! ¿Os creíais que era un fiambre? ¡Nadie puede acabar conmigo, soy fuerte como un toro! Y por si queda duda, también tengo su potencia sexual. El caso es que antes de despedirnos por otra buena temporada el tío ese de los bates por el culo ha decidido hacer un extra, para compensaros por la división de los capítulos. ¡Leedlo de una puta vez!

Extra: Un niño rico y un macarra en una fiesta del té

¿Cómo he acabado aquí? Soy gilipollas… No esperaba eso…

-¡Me alegro mucho que te hayas unido a nuestra fiesta del té, Cristian!-dijo Luke contento.

-¡Yo no me he unido a nada, estoy aquí porque he perdido la apuesta!-grité enfadado.

-Mira que apostar que el señorito no podía subir a la lámpara del techo de un solo salto…-suspiró el señor oso.

-(Esa lámpara está por lo menos a 5 metros de altura, animales gilipollas… Este crío fue entrenado por el ejército o algo, si no no me lo explico…)-pensé para mí.

-Señorito, debió haber apostado para que se quitara los piercings de la cara-señaló el señor dodo, pensativo.

-¡Es verdad!-dijo Luke, que se acababa de dar cuenta.

-¡Mis piercings son míos, ni se os ocurra tocarlos! Espera… ¡¿Otra vez estoy hablando con los peluches?! ¡Soy subnormal!-grité enfadado.

-Nunca quiere hablar con nosotros, señorito, no nos acepta, deberías dejarle…-dijo el gato de Cheshire haciéndose la víctima.

-O matarlo, lo que te sea más cómodo-señaló el señor dodo sorbiendo su té.

-(¿Me recuerdas por qué no les he sacado las tripas de algodón a estos mierdas?)-pensé cabreado.

-Además, tiene una personalidad horrible…-señaló el señor perro.

-La verdad es que parece un tipo muy desagradable, pero es muy tierno conmigo en la intimidad-se sonrojó Luke.

-¡¡¡Yo no soy tierno!!!-grité sonrojado.

-Sobre todo…-dijo más colorado aún-Cuando estamos fo…

Le tapé la boca rápidamente, con una cara de pocos amigos. Pero rápidamente cerró los ojos y comenzó a lamerme la mano.

-¡¿Ya quieres follar otra vez?! ¡Eres insaciable!-dije apartando la mano.

-Es normal, tengo 15 años.. Mis hormonas están revueltas-suspiró Luke.

-La verdad es que a tu edad yo siempre estaba follando o cascándomela-dije pensativo.

-¿Ves? Venga…-me miró suplicante-Vamos a hacerlo aquí… En la mesa. Y, como tú dices...-se acercó a mi oído y me susurró-Cáscamela.

-¿Con tus peluches mirando? Quita, quita, qué mal rollo-suspiré.

-¿No me vas a follar?-infló los mofletes.

-¿Por qué siempre dices follar? Los niños repipis decías “hacer el amor”, “sexo”, esas mierdas…-dije pensativo.

-Para que me entiendas, no sé en qué nivel de inteligencia estás exactamente…-dijo pensativo.

-¡En el nivel de meterte una patada en el culo que te mande a la mierda!-dije furioso.

-Mmm…-frunció el ceño-Ejem… ¿Sabéis por qué se ha puesto esos pendientes?

-¡Aaaagh!-dije nervioso.

-Cuenta, cuenta-dijo el señor castor.

-Jeje... -se rió Luke-Pues porque…

-¡Esta bien, te daré lo tuyo! ¡Pero no se lo digas!-me rendí.

-¡Bieeeeeen! Vamos al cuarto de juegos y me empalas con tu miembro-dijo dándome la mano.

Suspiré y eché a andar con él hacia el cuarto de juegos, todo mejor que aguantar las burlas de esos peluches… Espera… ¡¡¡Soy gilipollas!!! ¡¡¡Son peluches!!! Tsk… Ya me da igual todo, ahora me lo follo para que se calle y esta noche arrojo a esos putos muñecos entrometidos al mar, y si se vuelve a comprar otros… ¡Los arrojo también!

Y de esa manera, la vida en la isla continuó de manera normalmente anormal.

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Tsk. ¿Por qué en los extras quedo siempre como un gilipollas? ¡Pues ahora yo le haré quedar como un gilipollas a él! ¿Sabéis cuánto lleva el autor sin sexo? ¡Jeje, es un pringado, lleva…!

“Y hasta aquí el episodio de hoy. Disculpad que interrumpa a Cristian así, pero me moría de ganas por hablar. Quizá veáis un poco raro lo de los peluches, pero a mí es lo que más me ha gustado de la vuelta de estos dos personajes. Me imagino a Luke sentado en la mesa con sus peluches y poniéndoles voces él mismo y me parece supermono, aunque en directo resultaría perturbador. Pues nada, os deseo a todos un próspero año nuevo y espero seguir dándoos muchos relatos este año.

OS SALUDA

EL ENTERRADOR”

Quizá si comprara yo también peluches Luke se pondría celoso de ellos… Mmm… Me encantaría verlo celoso, pero mejor que no, porque por esto casi me mata, no quiero ni imaginarme lo que haría en ese caso… Pues, peña. ¡Que os den! Digo… ¡Adiós! No, espera, lo he dicho bien. QUE-OS-DEN.