El nuevo juguete del señorito 2

Cristian, que se ha convertido en el juguete de un niño rico con bastantes carencias afectivas, descubre que este es un loco peligroso que mata animales... ¿Qué va a pasar ahora con este joven macarra? No se lo pierdan...

Bienvenidos sean a la segunda parte de este relato, soy yo, Gilbert, el mayordomo del señorito L… Del señorito a secas, hoy van a poder deleitarse con la segunda parte de este relato tan curioso, la cual incluirá una escena sexual bastante interesante… Pero antes de comenzar, el autor de esta y otras historias quiere hablarles.

Estoy muy contento por la acogida del relato, aunque claro, supongo que ha sido porque es la primera parte y por el título tan sugerente que le puse, en fin, aunque esta parte no tenga tanto éxito como la anterior, con que la disfrute alguien, me doy por satisfecho. Si se preguntan por la inspiración de esta obra, fue el manga Pandora Hearts, la historia de Oz Vessalius con su padre me inspiró el personaje del señorito, y luego el macarrilla, pues es un chaval que conocí cuando era adolescente, exagerándolo un poco, claro está, y Cristian no es su verdadero nombre…

Si desean, pueden comentar a través de email a la dirección de correo:

latumbadelenterrador@gmail.com

Después de esta revelación siéntense, relájense, y disfruten de la segunda entrega de El nuevo juguete del señorito.

El nuevo juguete del señorito

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Un relato del Enterrador

¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?

-Señorito… Recoja sus cosas, nos vamos…-le dije al señorito en aquel fatídico día en que lo perdíamos todo.

¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?

-Sniff… ¡Gilbert! ¡No quiero irme! ¡Quiero quedarme con papá!-dijo el señorito con lágrimas en los ojos agarrándose a mis brazos.

¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?

-¿Todavía estáis aquí, Gilbert?-dijo el señor de la casa acercándose.

¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?¿POR QUÉ?

-¡Padre! ¿Por qué? ¡¿Por qué debo irme?!-gritó el niño llorando.

¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!

-¿Quieres una razón? ¡Ja! La basura no merece una explicación, pero la razón por la que te vas es por el crimen que has cometido…-dijo el señor al señorito.

¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!

-¡Señor, por favor, no!-dije intentando detener al señor.

¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!

-Tu crimen es… El simple hecho de haber nacido…-dijo el señor sonriendo.

Aquellas palabras se deslizaron por la mente del señorito desde aquel día, las palabras que dijo a continuación…

“NO TE MERECES VIVIR”

¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿por qué?!¡¿por qué?!¡¿por qué?!...

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Estaba claro que aquello era el horror, lo más asqueroso y horrible a lo que podían enfrentarse unos ojos humanos, cadáveres de animales descuartizados colgando del techo, el macarra miraba al señorito, pero este solo miraba fijamente a los antiguos juguetes.

-Te preguntarás por qué les saqué los ojos a todos…-dijo el señorito serio.

-(Yo ya no me pregunto nada… ¡Solo quiero salir de aquí, por Dios!) P-por qué?-dijo el macarra asustado.

-Porque me miraban… Me miraban con pena… Decían: “mira a ese niño, se nota que es infeliz, pobre…”. Me miraban como si fuera inferior a ellos, se compadecían de mí…-dijo el señorito mirando al suelo.

-(Adiós a mi plan de intentar zurrarle mientras duerme… Pensaba hacerme el bueno hasta esta noche y meterle una paliza, pero un error y acabaré en el maravilloso museo de cadáveres del señor muerte…) Y-yo no t-te miro así… Glups… ¿V-verdad?-dijo el gamberro preocupado.

El señor sonrió y sin dejar de mirar el suelo, y sacó de su bolsillo el reloj de oro macizo que su padre le regaló cuando tenía 5 años.

-Vámonos… Ya es tarde… Y Gilbert nos estará esperando con la cena lista…-dijo el señorito.

Ya estaba anocheciendo, e iban por el camino de vuelta a la mansión caminando tranquilamente, el señor a pie y su juguete a cuatro patas.

-No quería llevarte allí hasta “el final”, pero supuse que pensarías atacarme mientras duermo o algo, así que así te quito la idea de la cabeza…-dijo sonriendo.

-(¿Me lee la mente o es que lee mi blog? Bah, no tengo ni ganas de bromear dentro de mi cabeza…) Tsk…-chistó Cristian.

-Sé que esto no te parará los pies del todo, es más, aumenta tus ganas de querer escapar, pero así, será más divertido, puede que los intentos sean menos que si no te lo hubiera enseñado, pero más violentos e interesantes..-sonrió el señorito a su juguete.

Al llegar a la mansión, yo les esperaba con la cena servida, esa noche cenarían ternera a la plancha y ensalada de col. El señorito odiaba la col, pero era mi obligación que se la comiera.

-Señor… He oído la alarma del barco… ¿Qué ha pasado?-dije preocupado.

-Nada importante, Gilbert… Simplemente estábamos jugando y por su culpa acabamos en el barco-dijo sonriendo y señalando a Cristian.

-¡¿Por mi culpa!? (¡Tendrá jeta el niño mariposa este!)-gritó Cristian.

-¿Estás diciendo que ha sido mi culpa, sucio poligonero de extrarradio?-dijo el señor mirando a Cristian con mirada desafiante.

-(Piensa, Cristian, intenta provocarte… ¿Piensas morir por una mierda de discusión sobre quién coño decidió ir al barco? Cierra la puta boca por ahora…) Si… Fui yo… Quería ver el barco..-dijo suspirando el chaval.

-Y después de la cena llegará tu castigo…-dijo el señorito metiéndose el pollo en la boca.

-(Espero que no sea destriparme y servirme a la mesa para que ese mayordomo estirado mire cómo el mariposa me devora…) Lo que… Grrr… Usted diga… Grrr… Se-ñor…-dijo el chico enfadado.

Aunque fingí no darme cuenta, vi como el señorito le daba las coles de su ensalada a su juguete por debajo de la mesa porque él no quería comérselas, pero por hoy le perdonaría porque hacía mucho que no le veía con tanta energía…

Preparé la sala del fondo del pasillo de la izquierda, la “sala de juegos”, tal como el señorito me había ordenado. Ambos entraron y el chaval se quedó aterrado.

-Esto, juguete mío, es nuestra sala de juegos, donde nos vamos a divertir enormemente…-dijo el señor sonriendo.

-(¡Oh, Dios, me va a reventar el ojeteeeeee!)-pensó el macarra asustado.

Había toda clase de vibradores, pasamontañas, cadenas, ropa de cuero, fustas, era el paraíso para el sadomasoquista, pero en cambio era el infierno para el típico machito heterosexual como Cristian…

-¡No, tío, eso sí que no! ¡En mi culo no entra ni Dios!-gritó el chaval enfadado.

-Je… Se te ha encogido solo de pensarlo…-dijo el señor señalando al pene del otro chaval, que había disminuido su tamaño enormemente.

-Esta sala está diseñada con el único propósito de asustarte… No voy a usar nada de esto…-dijo el señorito sonriendo.

-(¿Creis que soy tan tonto para fiarme de un tío que hace poco descuartizaba animales? Vale, que yo cateaba hasta el recreo, pero no soy gilipollas) Si no vas a hacer eso, ¿qué me vas a hacer?-dijo Cristian nervioso.

El señor esbozó una sonrisa, se acercó a la pared y tocó un botón, entonces una mano mecánica agarró al juguete, el chico se asustó, mientras el señor sonreía ampliamente, la mano mecánica soltó al chico sobre una silla de acero que le apresó rápidamente brazos y piernas. Aunque no lo parezca, tenía cierta movilidad.

-¡¿Q-qué coño es esto!?-dijo el chaval nervioso.

-Vamos a pasárnoslo muy bien, chico malo…-dijo el señorito agachándose ante el chico.

El señorito extendió la mano y agarró la polla flácida de su juguete, el otro chico empezó a removerse.

-¡Ni se te ocurra, hijo de puta! ¡Si lo haces te mato! ¡¿Me oyes!? ¡te mato!-gritó el chico cabreado.

El señorito sonrió más ampliamente y comenzó a masturbar la polla del chico para que se pusiera dura. El otro chico gritaba, y se removía nervioso, pero poco a poco sus quejas y lamentos fueron dejando paso a tímidos jadeos, y su polla se fue endureciendo.

-C-como salga de esto… A-agh... T-te voy… A-agh…-dijo el macarra entre gemidos.

-¿Me vas a qué…?-dijo el señor mirándolo fijamente con una sonrisa mientras lo masturbaba.

Cristian no sabía por qué, pero aquel tipo ejercía un poder sobre él, el señorito tenía control sobre su juguete. Pero el joven Cristian no entendía por qué, por qué se le estaba empinando por la mano de otro tío, no podía comprenderlo… Sin embargo, el cuerpo, como de costumbre, va antes que el cerebro.

-O-oh… O-oh… (¿Ese… Soy yo…? ¿C-cómo es p-posible? ¿Por qué él…?)-gemía Cristian.

El señorito miraba a Cristian fijamente, éste estaba con los ojos cerrados gimiendo, su cuerpo se estremecía por la suculenta paja que el señorito le ofrecía, así que el señorito decidió ir un paso más allá. Acercó su boca poco a poco a la polla de Cristian, y, viendo que no reaccionaba, se la metió en la boca de una vez. En ese instante Cristian soltó un gemido que pudo ser oído en toda la mansión.

-(Un tío… Me está chupando… La polla… ¿Por qué no lo paro? ¿Por qué no le grito? ¿Por qué no puedo hablar? ¿Por qué no puedo dejar de mirarle?)-pensaba Cristian mientras gemía.

El señorito se metía la polla de su juguete entera en la boca con mucho esmero y después lamía su tronco mientras la olía, aquellas veces en las que esnifaba su olor varonil el juguete se volvía loco, el señor chupaba los huevos de Cristian mientras masturbaba su polla.

-(Voy a correrme… No puedo permitirlo… No puedo… Correrme con un tío… Eso es lo que él quiere… N-no…) Agh… Agh… ¡Agh…!-gemía el muchacho.

El señorito se golpeaba a sí mismo en la cara con la polla de Cristian mientras le miraba fijamente a los ojos. El macarra no podía apartar su mirada de él, era superior a sus fuerzas, y al final no pudo aguantar más, y se corrió violentamente en la cara del señorito.

-¡AAAAAAAAAAAAAGH!-gritó mientras se corría.

Tras el grito hubo un silencio, nadie decía nada, Cristian estaba gimiendo cansado y el señorito le miraba fijamente, entonces cogió con su dedo el semen de Cristian y se lo metió en la boca. Después pulsó un botón y la silla se abrió dejando libre a Cristian, aunque atado aún.

-Te ha gustado, ¿verdad?-dijo el señorito sonriendo.

Una rabia infinita se apoderó del cuerpo de Cristian, y atado y todo como estaba, echó el cuerpo hacia delante y le dio un cabezazo al señor que lo tiró al suelo. El señor se quedó dolorido en el suelo mientras Cristian lo miraba con cara de asco.

-¡Eres asqueroso, sucio maricón! ¡¿Cómo te has atrevido a tocarme!? ¡Deberías estar muerto! ¡Le harías un favor al mundo!-gritó el macarra.

En ese momento entré yo, que lo había oído todo al otro lado de la puerta.

-¡No!-grité desesperado-¡No le diga esas cosas al señorit…!

Sin dejarme hablar, el señorito se levantó rápidamente y le dio un puñetazo en la nariz al juguete que lo tiró al suelo, su nariz empezó a sangrar exageradamente.

-¡Aaaagh! ¡Mi nariz!-gritó Cristian dolorido.

El señor se acercó y pisó su pecho con un pie para que no pudiera levantarse. Cristian comenzó a gritar. Entonces vi la cara del señor, estaba profundamente serio.

-Como vuelvas a pegarme, te arranco la lengua y se la echo a los peces-dijo serio el señorito.

-Señorito…-dije yo preocupado.

-No tiene importancia, Gilbert…-dijo mirando fijamente a Cristian-Debe aprender cual es su lugar… Y yo se lo enseñaré…

-¡Me has hecho sangre, loco!-gritó Cristian enfadado.

Entonces Cristian vio un hilo de sangre en el labio del señorito, pero éste, con su lengua, se lo llevó a la boca y se lo bebió. Entonces se agachó y acercó su cara a la del juguete, lamiéndole la sangre de la nariz.

-Vamos a mi cuarto, ya es tarde..-le susurró a Cristian al oído sonriendo.

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El señorito y su juguete se retiraron a su habitación y yo me dispuse a prepararlo todo para el día siguiente, una de las labores que tiene un mayordomo…

-(No puedo creer que me haya pegado este crío asqueroso…)-pensó el juguete con su orgullo herido.

-¿Sabes? Me ha gustado tu actuación de hoy. Ha sido… Divertido…-dijo el señorito sonriendo.

-(Se me pasan por la cabeza millones de insultos, pero no quiero acabar con una flecha atravesándome el corazón, así que mejor me callo…) Gracias… Señor…-dijo desganado el chico.

-Jajajaaja, eres un chico muy divertido… En mi país no hay chicos como tú-dijo el señorito riendo.

-(Divertida lo será tu puta madre…) ¿Tu país? ¿No eres de España, como yo?-dijo el joven extrañado.

-No, soy de Inglaterra-respondió el señor mirándole fijamente.

-(Y yo soy un unicornio rosa, no te jode… ¡No hay quien se lo crea!) ¿Y cómo es que hablas mi idioma sin acento ni nada?-dijo el chaval sin creérselo.

-Un caballero de la nobleza inglesa debe conocer un montón de idiomas…-dijo con una sonrisa pícara el señor.

-(Ahora este tío me dirá que es Lady Gaga…) ¡¿Eres caballero de la reina?!-dijo el juguete sorprendido.

-Para-nada-dijo sonriendo-Te he mentido descaradamente, además, ya no soy ni inglés siquiera… Pero de todas formas… Cuando estás encerrado en una isla te aburres y empiezas a estudiar idiomas para divertirte…

-(Creo que no compartimos el significado de la palabra diversión…) ¿Y por qué a un español?-dijo el chaval mosqueado.

-Precisamente porque sois los más impresentables de toda Europa. Sabía que para encontrar a alguien como tú cerca, tenía que mirar en España… Además, es un idioma muy fácil-dijo sonriendo-Y así fue como adoptamos tu idioma… Para que te sientas cómodo, juguete mío…

-(Me irrita que lo diga como si me estuviera haciendo un favor… Si no me hubiera secuestrado, no tendría la molestia…) ¿Y por qué tuvisteis que iros de Inglaterra?-preguntó Cristian curioso.

-Porque soy una de las llaves mágicas que abren la puerta al corazón de este mundo, y si alguien se hace conmigo, gobernará el mundo, así que todo el mundo me busca…-dijo el señorito tumbándose en la cama.

-(La culpa es mía por preguntar…) Vamos a pasar mucho tiempo juntos, podrías al menos hablarme de tu pasado…-dijo Cristian molesto rescostándose en el suelo.

El señorito le dio la espalda a Cristian y se quedó en silencio, Cristian se enfadó porque el señor le ignoraba, pero sabía que si hacía algo, seguramente lo pagaría después, así que decidió dormirse.

-Tengo… Miedo… Y nadie…. Me protege… Por favor… Papá… Perdóname… Perdó… Name…-dijo el señorito hablando dormido.

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Aunque el señorito lloró y lloró, el señor no tuvo compasión. “Ese niño es basura, no merece haber nacido, solo es un error. Me da asco”, decía duras palabras delante del señorito, pero llegó un momento en que dejó de llorar por ellas, se acostumbró al asco que su padre sentía por él. Durante el trayecto a la isla ni dijo una sola palabra, ni cambió su expresión en ningún momento.

-Bienvenidos, esta es la isla “Trush”. A partir de ahora vivirán aquí, como yo ya no me encargaré del mantenimiento de la isla, le doy las llaves, señor mayordomo-dijo el antiguo encargado dándome las llaves.

-Está bien, muchas gracias-dije sonriendo.

El señorito iba cogido de mi mano, mirando al suelo sin expresión, abrazado a su peluche favorito, B-rabbit. El señor miró al niño y sonrió, sacando una piruleta de su bolsillo.

-No estés triste chaval, que tendrás una isla para ti solo, anda, toma esta piruleta-dijo el hombre ofreciéndole la piruleta.

No hubo respuesta alguna, creo que ni siquiera oía lo que había dicho, simplemente se aferraba a mi mano con todas sus fuerzas, yo mismo cogí la piruleta y nos dirigimos a la mansión.

-Mire, señorito. Esta isla está llena de conejitos… Como B-rabbit, ¿no se alegra?-dije para intentar animarlo un poco señalando a un conejo.

Una vez más, no hubo respuesta, aunque esta vez al menos levantó la cabeza y miró a los conejos. Al llegar a la mansión le preparé su habitación para que pudiera descansar.

-Y esa es la distribución de la casa-dije tras explicarle donde estaba cada habitación-Si se olvida, llámeme con esta campana y yo le atenderé personalmente, señor.

Me marché de la habitación y me dispuse a limpiar un poco la casa, al cabo de un rato, volví a su cuarto, y no estaba allí, así que, preocupado, lo busqué por toda la casa, después de revisarlo todo, entré en la biblioteca y lo que allí encontré fue lo más espantoso que he visto nunca.

5 conejos sin ojos ni orejas colgados del techo por el cuello, era… Siniestro. Aquellos pobres animales estaban con la boca abierta, aún sin los ojos poseían expresión de horror, la sangre les salía de las orejas, de los ojos y de la boca, parecía que habían sido destriprados, pues tenían un agujero en la espalda con sangre alrededor. Detrás de los conejos, en la mesa de la biblioteca estaba sentado tranquilamente mi señor, leyendo un libro.

-¡¿S-señorito?!-dije asustado.

-Shhh… Les estoy contando a los conejitos el cuento de Alicia en el País de las maravillas…-dijo tranquilo sin dejar de mirar el libro.

-P-pero… Los ha…-dije con miedo.

-No se estaban quietos, no me escuchaban… Entonces lloré, pero aún así no me hacían caso, así que les he dado una razón para no hacerme caso…-dijo el señorito leyendo.

-Glups… ¿Q-qué razón?-dije mirándolo.

-Les he arrancado las orejas…-dijo el señorito sin levantar la vista del libro.

-Señorito… No vuelva a hacer algo así, por favor…-dije nervioso.

-¿Por qué?-dijo sin expresión.

-Los animales sufren, matarlos no está bien, ellos tienen sentimientos…-dije triste.

-¿Porque sufren? Yo también sufro, Gilbert… Y nadie ha dicho que no me hagan daño…-dijo serio.

-Señorito… Que le hayan eso a usted…-dije aún más nervioso-No le da derecho a…

-¡Cállate!-dijo golpeando la mesa-Déjame solo… No quiero ver tu cara hasta mañana…

-Pero.. ¿Y la cena?-dije preocupado.

-No tengo hambre…-dijo serio.

-Tiene que comer, señor…-le dije preocupado por él.

En aquel momento me miró, su cara estaba llena de lágrimas, me miraba con súplica, sus ojos parecían preguntar el por qué, el por qué le habían hecho esto… Era una pregunta para la que no había respuesta, fue por crueldad… Y él lo sabía…

-Gilbert… ¿Por qué? ¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?!¡¿POR QUÉ?! -gritaba fuera de sí.

En aquel momento le agarré del brazo en seco y le miré a los ojos, que me miraban llorosos y sorprendidos.

-Señorito Luke… Ahora solo nos tenemos el uno al otro… Así que compórtese por favor-dije serio.

-Yo no soy Luke…-dijo él llorando más.

-¿Qué tontería dice?-dije sorprendido.

-Yo ya estoy muerto… Y los muertos… No necesitan nombre, Gilbert…-dijo serio de nuevo.

Así comenzó mi día a día con el señor, se pasaba los días encerrado leyendo o iba a dar una vuelta por la isla solo, al día siguiente hablamos y me prometió que no volvería a matar a ningún animal. Sé que miente, porque sus mascotas desaparecen y porque he visto la cabaña que hay en la orilla… Pero como mayordomo suyo que soy, no debo reprocharle nada… Porque él es mi señor…

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Gracias por su atención y por leer el relato encarecidamente, disfruten de este pequeño extra hecho especialmente para su disfrute.

Extra: Luke en el país de las maravillas

El joven Luke estaba jugando en el bosque cercano a su mansión, estaba haciendo algo común, descabezar un par de pájaros… De repente, vio como un conejo pasó por delante de él.

-Joder, llego tarde a la cita con la pava esa… La puta de los corazones, la llaman así porque dicen que cuando te la chupa te llega al corazón…-murmuró el conejo Cristian mirando su reloj de pulsera.

El joven quedó ensimismado por la visión de aquel conejo, le gustaba, lo quería, tenía que ser suyo…

-Seguro que sus quejidos de dolor suenan mejor que un concierto de Justin Bieber, jajaja. No, en serio, voy a matarle-dijo Luke sonriendo y siguiendo al conejo entre los árboles para no ser visto.

El conejo siguió un rato por el bosque, preocupado porque no recordaba donde estaba la madriguera por donde tenía que entrar, mientras, su silencioso perseguidor le seguía con una sonrisa en la cara y un cuchillo en la mano.

-¡Puta mierda! Si pudiera encontrar el puto camino, conseguiría que esa puta me chupara la puta polla…-dijo el conejo frustrado.

Una idea pasó por la cabeza del joven Luke y la quiso poner en práctica. Tantos años leyendo libros y cuentos servían para algo. Guardó el cuchillo y se acercó a él.

-Hola, conejito. ¿A dónde vas?-dijo apoyado en un árbol sonriendo.

-(Me recuerda a un primo mío, solo le ha faltado comer una zanahoria y decir: “¿Qué hay de nuevo, doc?”) Pues… Quiero ir a la madriguera de la puta de corazones-dijo el conejo nervioso.

-Interesante… Yo puedo llevarte… Pero a cambio debes ofrecerme algo...-dijo sonriendo.

-¡¿Tú de qué mierda vas!? ¡O me ayudas o te meto!-dijo el conejo cabreado.

-Vaya… Un conejo poligonero… Qué guay…-sonrió Luke.

-¡Me vas a comer la polla, chaval!-dijo el conejo furioso.

-Por mí encantado…-sonrió aún más el muchacho.

-¡¿Eres maricón!? ¡Aléjate de mí a ver si me lo pegas, me das asco!-dijo el conejo alejándose por otro camino.

Luke se quedó quieto unos segundos por el shock, aquellas palabras despertaban algo en su subconsciente, pero cuando se le pasó, sonrió, y emprendió el camino contrario al del conejo.

Llegó a la madriguera de la famosa coneja la puta de corazones, a la cual destripó sin ningún miramiento. Para ocupar su lugar, se comió el cadáver y se bebió toda la sangre de la escena, entonces se tumbó la cama, se colocó las orejas de la coneja con un poco de chicle  y esperó a que viniera el conejo.

-Putilla mía… Ya estoy aquí…-dijo el coniejo entrando-No veas tía lo que me ha costado encontrar esto.

-Coff… Coff… Si, está muy mal señalizado. Disculpa por mi voz de camionera, coff… Coff... es que estoy constipada-dijo Luke disfrazado de coneja.

-Da igual, si cuando te llene la boca no vas a poder hablar…-dijo el conejo sonriendo y quitándose la ropa.

-¡Espera! Coff… Coff… Me gusta hacerlo con que tú lleves una venda, ya sabes… Soy muy… Guarrilla… Jeje.. Coff… Coff..-dijo Luke inocentemente.

-Lo que tú quieras nena, pero prepárate, que te voy a hacer ver el país de las maravillas-dijo sonriendo el conejo mientras Luke le colocada la venda por la espalda.

Luke se agachó y le agarró la polla al conejo, se la metió en la boca y comenzó a saborearla, mientras se la chupaba, jugueteaba con sus huevos. Él gemía como loco y pedía más, Luke se reía por lo bajo, entonces se sacó la polla de la boca.

-¿Qué te parece si me lo haces por atrás? Así es más… Especial… Cofff… Je… Coff…-dijo riéndose Luke.

-Claro, nena, vas a flipar…-dijo sonriendo el conejo.

Se la metió a Luke por el culo y empezó a darle sin piedad, su cuerpo se estremecía por cada una de las embestidas del conejo, el conejo lo embestía con violencia, hasta que hubo un momento en el que se corrió.

-Ha sido increíble… Buff…-dijo el conejo exhausto.

Luke le quitó la venda y se quitó las orejas de la coneja.

-¡¿Pero qué coño!? ¡Eres el maricón de antes!-gritó el conejo Cristian señalándolo.

Luke sonrió y le hincó el cuchillo en el corazón, el conejo abrió los ojos como platos y el miedo se apoderó de él, mientras miraba a su asesino. Comenzó a gritar por el dolor.

-Me encanta que grites… No te mueras pronto, ¿quieres? Tenemos toda la noche…-sonrió Luke subiéndose encima de él y sacándole el cuchillo con violencia.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH!-gritó Cristian pegando un salto.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH!-gritó el señorito-¡¿Qué pasa, qué pasa!?

-Af… Af… ¿Eh? (¿Solo ha sido… Una… Pesadilla?)-dijo el joven Cristian.

-Como no haya un buen motivo para despertarme, te voy a tener que castigar-dijo el señorito suspirando.

-Y-yo… ¿Eh? Q-que… ¿Tengo que ir al servicio?-dijo Cristian improvisando.

-¿Eh? Jajajajajajaja. Haberlo dicho antes-dijo riendo el señorito.

-(¿Y ahora se ríe? Loco….) Bueno, ¿me desatas?-dijo Cristian sonriendo y enseñándole las cadenas al señorito.

-No es necesario, toma-dijo sonriendo el señorito.

-¿Eso es….? ¡¿Un cubo!?-dijo Cristian furioso.

-Si. Me has desvelado, así que me tendré que entretener mirando como lo haces…-dijo sonriendo de nuevo el señorito.

-(Odio a este tío…) ¡NO ME JODAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS!-gritó Cristian rojo de ira.

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Y hasta aquí, el extra de hoy, espero que haya sido de su agrado. Supongo que habrán notado que el juguete no conoce el cuento de Alicia en el País de las maravillas, pues lo ha mezclado con el de Caperucita y el lobo… En fin, así funciona el sistema educativo español… Ahora, unas palabras del autor.

Creo que ahora Cristian ha desarrollado un poco más su lado malote, aunque después de lo que ha visto lo más normal es que no intente nada… Más que nada porque puede acabar muy mal… En fin, no sé si la historia terminará en el siguiente capítulo o el siguiente a este, pero acabará pronto. Espero que os guste el final.

OS SALUDA

EL ENTERRADOR

Y ahora, nos despedimos, pero volveremos lo más pronto para continuar con las aventuras del señorito y su última adquisición, su juguete.