El nuevo jefe de mi mujer 3

Aún está en Méjico pero me va contado sus andanzas y estoy en un sin vivir

Mi mujer ya lleva dos semanas en Méjico. Estoy al revés sin ella. Además la diferencia horaria hace que podamos hablar poco, casi todo lo que comentamos es vía mensajes telefónicos.

Lo primero que hicieron al llegar fue a enseñarle el apartamento que tiene la empresa para visitas y de momento este mes se quedará ella allí.

Él se fue a su casa a descansar el viaje y recuperar el sentido de la duración de los días.

Al día siguiente recogió a mi mujer en el apartamento y se fueron a comprar las cosas de primera necesidad, zapatos, ropa interior, ropa exterior, algo de joyería y bisutería, etc.

Después le enseñó las oficinas centrales y al personal que allí trabaja. Dice que es muy grande y que hay mucho empleados, pero que a quien debe de conocer realmente era a sus dos socios.

Todo empezó como una empresa familiar y ahora el accionista mayoritario de D. Alfredo y sus socios son: su primo y el hijo mayor de su primo.

Les cayó muy bien mi mujer a los socios de la empresa, pero solo estuvieron un momento juntos para presentarse y poco más. Estaba incorporándose a su nuevo puesto y tenía primero ver como enfocar todo.

Después de un día agotador conociendo a multitud de gente nueva, D. Alfredo le dijo que se prepara que iban a salir a tomar algo por la noche y mi esposa dijo que estaba realmente agotada pero su jefe insistió y le dijo que no se preocupara que tenía la solución a eso.

A eso de las 8 de la tarde fue a buscarla a su apartamento y mi mujer insistió que estaba muy cansada. En eso su jefe sacó una bolsita con un polvo blanco que esparció por la mesa y tras trabajarlo le dijo que esnifara el polvo y se sentiría mejor. Ella no se negó. Nunca lo había probado y... resultó que hizo efecto, se puso a tono. Me dijo que eso le gustaba, para momentos puntuales no era mala solución.

Creí morirme, mi esposa metiéndose coca por la nariz. Jamás lo había probado y ahora un tipo casi desconocido le ofrece y no duda en hacer lo que le pida. Esto se me está yendo de las manos. Pensé.

Salieron de copas y me contó lo siguiente al día siguiente en un correo electrónico:

Me dijo que me recogía a las 8,00 y… ¿qué hacer mientras tanto tiempo?. Se me estaba ocurriendo que, qué mejor que una buena paja?  Pues hecho cogí mi plug anal y empecé a masturbarme despacito, desnuda en la cama, boca abajo, boca arriba, de lado… ufffff, me corrí como una perra pensando en el día que me esperaba.

El muy cabrón de mi jefe llegó a la hora prevista, yo ya estaba preparada y sin más dilación cogimos el coche y nos fuimos.

Alfredo y yo hicimos varias paradas en antes de ir al sitio que quería llevarme y así comer algo de cena y aprovechamos para exhibirme un poco ante él y ante los que allí estaban. Me quité en micro tanga que me regalaste por mi cumpleaños allí mismo para deleite de los que allí estaban y de mi quiero jefe.

Después de salir del bar me fui sin bragas y dentro del coche iba enseñando el coño, durante todo el trayecto, a toda persona que quisiera mirarlo. Alfredo se estaba poniendo realmente burro, pero no quise comerle la polla mientras conducía pues no sé cómo reacciona ante una mamada mientras conduce y no quería provocar ningún accidente.

Cuando llegamos al destino me dijo que le conocían  y que fuera un poco prudente y así lo hice, pero… la ropa que llevaba y la cara de zorra que se me estaba poniendo, ¿cómo quitármela?, jeje. Bueno, fui buena y nos dedicamos a pasárnoslo bien. Estuvimos un buen rato charlando, la verdad es que fue súper agradable en todo momento. Me lo pasé fenomenal con él.

Nos dieron las 2 y media de la mañana y decidimos ir al apartamento. Alfredo no dejaba de tocarme el culo de subirme el vestido y meterme los dedos en el chocho que estaba muy mojadito por esa situación. No nos dimos cuenta que había un hombre esperando su turno para coger el ascensor, JUSTO DETRÁS DE NOSOTROS. Diosssssss, que pasada, lo había visto todo, mi culo al aire, los dedos de mi jefe en mi culo, coño. Joder, me corté un poco pero me puso muy guarra eso, pero que muy guarra.

Yo estaba empapada y él con una tienda de campaña debajo del pantalón. Esperando al ascensor seguía metiéndome mano, sin importarle quien estuviera detrás, pero ahora por fuera del vestido, tocándome el culo, magreándome con todo el descaro del mundo.

Después del numerito del ascensor, me llamaste no sé cuántas veces y yo no te cogí el teléfono. Querría estar dedicándome con los cinco sentidos a satisfacer a mi acompañante, que se había portado como un verdadero hombre, por lo que no hice ni puto caso a tus llamadas CORNUDO CON MAYÚSCULAS. Ni siquiera me molesté en comprobar si había mensajes porque me había propuesto dedicarme por completo a mi acompañante. Éste, incluso, me había regalado tres preciosas rosas cuando fue a recogerme por la mañana, detalle que tú, maricón de mierda, jamás has tenido un detalle semejante. A veces pienso real y verdaderamente que no te mereces una hembra como yo... porque, a ver, ¿¿dónde va a encontrar mi mariconcito esposo a una mujer que le dé tanto placer follando con sus amantes delante y detrás de él?? ¿¿Dónde va a encontrar una mujer que le quiera tanto como yo??, ¿dónde va a encontrar una esposa que de rienda a todas sus fantasías morbosas como yo??...

Realmente cuando llegamos al apartamento me di cuenta de que había bebido demasiado durante la noche por eso, decidí ducharme en primer lugar. Bueno, por eso y porque llevaba ropa bastante ligerita que me apetecía mostrarme desnuda ante mi querido jefe. Mientras, él se preparaba para darme lo mejor de él.

Así que después de la ducha empecé a probarme braguitas y tops que me acaba de comprar, para resultar lo más sexi posible. Me vestí para la ocasión, quería que me viera guapa, atractiva, quería estar espléndida para mi macho.

Cuando me vestí le pedí a Alfredo que me hiciera algunas foto para enseñárselas después al perro de mi marido. Pero… fue precisamente cuando le dije que ese conjunto te pondría cachondo cuando ya no se quiso sujetar más me tumbó sobre la cama y empezó a comerme las tetas por encima del top mordisqueándome los pezones.

Me quité el chaleco vaquero y me quitó las bragas sin contemplaciones. Fue  alternando la comida de coño y de culo. Diossss...cómo me pone que me coman el culo.

Estaba embriagada por el alcohol y por la maravillosa situación que estaba viviendo. Puedo jurar que en ese momento no pensé en ti, si no en follar, follar, follar.

Mi jefe tiene una polla fantástica y estaba dispuesto a que no olvidara ese momento. Cogí su rabo y empecé a mamársela a conciencia uff... me confundo, su polla en mi boca, su boca en mi coño, mi culo en su boca. Lo que recuerdo perfectamente es que empezó a jugar con su polla durísima a la entrada del coño, besándonos… de vez en cuando paraba y miraba cómo su verga jugueteaba en la entrada de mi chochito. Comenzó por meter la puntita, sólo parte del capullo dentro del coño. Yo me balanceaba sobre él para que entrara toda la polla, pero él sujetaba impidiéndome el movimiento y me miraba y me preguntaba:

¿¿¿La quieres???

diossssssssss...síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Y volvía a meter un poco más, esta vez el capullo entero.

Pero se quedaba ahí y volvía a preguntarme:

¿¿¿La quieres???

Por favor, por favor, por favor...¡¡MÉTELA DE UNA PUTA VEZ!!

Yo seguía moviéndome para que la polla se deslizara, qué digo, para que se resbalara dentro, porque la humedad era bestial y ya, por fin, me la mete entera...

ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Y me dice:

Estamos follando sin condón, ¿qué pasará cuando lo sepa tu marido?, ¿¿se lo vas a decir??, ¿¿¿le contamos que he estado follándote sin condón???, ¿¿¿¿crees que se va a mosquear????

Le contesto:

Mira, Alfredo, como saques la polla de ahí te la corto.

Para que mi marido pusiera pegas tendría que estar aquí, y no está, ¿Verdad? Y si no le gusta, le van a dar por culo, por maricón.

Jajaja, cómo eres,

Me decía él, pero siguió follándome así, sin condón. Eso me hace sentirme aún más traidora ante ti, jeje... además, eso hace que seas aún más cornudo.

Siguió follándome sin dejar el tiempo, el ritmo frenético era, como le caracteriza. ¡Dios, qué máquina, follando!

Yo estaba muy caliente, pero no encontraba postura hasta que le dije:

Ahora siéntate, me toca cabalgarte un rato.

Y me senté sobre él y...uffffff...siento la polla clavada hasta dentro, eso es mortal para mí, así que me corrí con toda su gran polla bien metida dentro. Con el coño lleno de rabo de macho y el pensar que mi flujo estaba empapando su capullo y que le escurriría por toda la verga, eso me hizo sentir un orgasmo inmeeeeensooooo.

Paramos un momento había que beber, refrescarse y volver un poco a la realidad..jeje.

Me dejó rendida en la cama y se quiso ir a la suya pero le pedí que se quedara conmigo el resto de la noche y eso ha pasado. Así que ahora nos vamos a trabajar que tengo que prepara una exposición a los socios para demostrar mi valía y lo que puedo conseguir en este trabajo. Hoy día duro de trabajo. Esta noche hablamos.

¡¡¡Besossss, mi Amor, cornudo imperial!!!

Después de lo que me relató, no pude por menos que hacerme una paja y no pude por menos que hacerme otra al volverlo a leer.

He decidido masturbarme antes de que hablemos por teléfono, para estar relajado y poder hablar de cosas cotidianas, de cómo ve el trabajo, del sitio, si está bien ubicado, etcétera. Es que si no, solo le pregunto por sexo y al final no me entero de lo demás. Un día me dijo que parecía que no me importaba su trabajo, que solo me importaba si follaba o no y casi se enfada conmigo, así qué un ratito a Dios y otro al mundo. Cuando hablamos por teléfono hablamos de la vida normal y lo extramarital me lo relata por escrito. Todo es saber llegar a un punto donde ambos coincidamos y así lo estamos haciendo por el momento.

Le pregunté por su exposición de power point, si le había quedado bien, si necesitaba ayuda para que le preparase yo algo, pero me dijo que no le hizo falta...

Resulta que como el sistema que ellos usan es una ISO 9000 y teniendo reciente la ultima implantación que hice, cogí la presentación antigua y la retoqué un poco para adaptarla a sus necesidades. Lo que más impresión les causó fue que lo hiciera tan rápido y no estaban convencidos de que hubiese cogido el concepto de la empresa tan pronto y de forma tan eficaz. Vamos que me los metí en el bolsillo en la primera media hora de charla.

Cuando acabé, estaban los tres mirándome alucinados, no sé si era por que modelito que llevaba ajustado o por lo que les estuve contando. El caso es que me dieron la enhorabuena a mí y a Alfredo por haber encontrado alguien como yo casi sin planteárselo.

El primo de Alfredo que se llama Francisco preguntó como me había conocido y se lo estuvo explicando. Luego le preguntó sobre la cláusula del contrato, la de los incentivos, que no la entendía muy bien, entonces fue cuando yo dije que sería mejor que me retirara y hablaran los tres sin la presión de estar yo presente. En ese momento Alfredo dijo:

No, quédate que vamos a tardar menos si lo ven con sus propios ojos. Levántate la blusa y enséñales tus atributos.

¿cómo?, ¿aquí?, ¿puede entrar cualquiera, no?

No. No te preocupes que he dado orden que no nos moleste nadie. Venga demuestra les por qué existe esa cláusula en el contrato.

Ni corta ni perezosa, ya sabes que si me dan un punto de apoyo no miro para atrás ni para coger impulso y me levanté la camiseta enseñando mis globitos.

Francisco debe tener más o menos la edad de Alfredo y Julio, el hijo debe tener unos 30 años. Ambos están bien cuidados y no son feos físicamente. Bueno Francisco está un poco rellenito pero no me disgusta.

¿Y ya está?Preguntó Francisco con cara de salido.

Jajaja. Os dejo que lo discutáis los tres. Yo voy fuera para cerciorarme que no entre nadie y podáis discutir si merece la pena la cláusula o no.

Alfredo se fue de la habitación y en ese momento se acercó a mí Francisco, diciéndome que si era tan buena en otros menesteres como lo que parezco en el trabajo, puedo estar segura que en esta empresa tendré trabajo de por vida.

Miré a Julio y estaba sorprendido por el desparpajo que se daba su padre. Se acercó a mí y me bajó la cremallera trasera de mi falda, sin media palabra, lo hizo despacio como recreándose, intuyendo que dentro de mi había una puta bien guarra, cosa en la que no erró. Por su actitud, supongo que Alfredo y su primo ya habrían hablado de mí, pero de lo que estoy segura es que Julio no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo allí.

Francisco me bajó la falda y me quitó la parte de arriba, yo solo estaba con el tanga como única prenda de vestir, ahhh y mis pedazos de zapatos nuevos que me regaló mi jefe.

Se puso de frente a mí y sacó su polla de los pantalones. Aún estaba morcillona. Se la agarré y empecé a masturbarlo delante de su hijo, con la cara de vicio esa que te gusta que ponga. Me giró me dio la vuelta, dijo que era para verme el culo y cuando lo hice dijo que era de infarto, que menos mal que se había tomado la pastilla esta mañana. Me reí y ellos también, fue una forma de romper la tensión que había en ese momento y todo empezó a fluir con mas naturalidad. Me lo empezó a tocar diciendo que se había quedado hipnotizado al ver mis nalgas bambolearse la primera vez que vio en la oficina.

Mientras le tocaba la polla sentía como creía en mi mano. Es más chica que las vuestras pero está bien de grosor. Me empezó a manosear las tetas desde atrás, arrimándose a mi culo y pegando su verga a mis nalgas restregándose. Me estaba poniendo muy cachonda este cabrón y no reparé en su hijo, pues tenía mis ojos cerrados sintiendo las manos de ese hombre sobándome el cuerpo cuando noté como alguien me besaba el cuello con dulzura. Diosss, casi me corro con ese beso. Como besa el tío, duró un par de minutos y creí desfallecer. Mi coñito estaba empapado, tenía ganas de rabo de macho.

Julio, cual niño lactante dejó mi boca para dirigir la suya a mis pezones y empezar a lamer con sabiduría mientras su papi empezó a meter su mando por mi tanga y tocarme con maestría mi clítoris. Dio con él a la primera y me subió como un calambrazo de placer que hizo que diera un respingo y saliera de mi boca un gemido de placer. La polla del padre rozaba mi trasero y la del hijo, que ya tenía los pantalones en los tobillos hacía lo propio en mis muslos. He de decirte que son más bajitos que yo con tacones.

Es un piso alto y la cristalera tiene unas vistas a Méjico DF pero desde la altura, así que estábamos a la vista de alguien que tuviera prismáticos y supiera donde mirar, por tanto la intimidad era casi absoluta.

La verga de Julio era mayor que la de su padre, se conoce que la genética iba mejorando, pues de grosor estaban similares.

Yo quería ya mismo meterme algo en la boca o me correría como una perra. Así que arrodillé y como tenía a Julio de frente empecé a besarle la polla dura como el hierro pero sin metérmela en la boca, solo le daba besos y lengüetazos. Cuando ya pensaba que me la iba a tragar, me di la vuelta y cogí la de su papito haciéndole la misma jugada. Sus manos querían sobarme todo el cuerpo, pero la posición era incómoda para ellos y eso me gustó, que sufrieran un poquito antes de llegar al placer. Que les costara un poco el pastel que se iban a comer. Tú ya sabes a lo que me refiero, que supliquen con su cuerpo que desean matarme a polvos.

Chupé los huevos peludos de Francisco, su mástil y... por fin me metí la punta en la boca. Yo no sé si él tenía más ganas de que me tragase su rabo o yo de saborear un rabo de macho latinoamericano. Eso ellos nunca lo sabrán.

Para mejora mi posición me puse de rodillas en el suelo, sin percatarme que estaba poniendo en bandeja mi retaguardia a Julio. Estaba centrada en la polla de Francisco cuando noté como me retiraba la tirita del tanga hacia un lado y creí morir cuando noté la lengua de ese ejemplar de mejicano rudo pero dulce en mi coño ardiente.

Yo seguía con la polla de su padre cuando noté como empezó a meter dos dedos en mi coñito y su lengua primorosa se hundía dentro de mi agujerito. Estaba viendo las estrellas en ese momento, que delicia. Cuanto tiempo sin saborear esa sensación de estar atrapada por dos machos. Mis flujos empezaron a salir y tuve una corrida extraña, diferente. Noté como empezaba a correrme pero despacio, no fue una explosión como viene siendo habitual, era algo como “in crecendo”. Me estaba corriendo, lo juro, pero el éxtasis era paulatino, lento, duradero, cada vez más intenso, no quería parar, quería que siguiese hasta el final, no sé donde estaba el final. Sus dedos dentro de mi almejita se movían a un ritmo perfecto y notaba como escurría mi flujo por las piernas, es como si me estuviera orinando, pero no era pis. Seguí comiendo la polla de Francisco y noté que estaba a punto pero quise aguantar en esa posición, no deseaba parar de notar esa sensación que jamás había tenido. Le agarré la polla fuerte para evitar que se corriera mientras u hijo hacía maravilla en mis partes nobles.

Empecé a sentir el orgasmo más fuerte, más y más hasta de pronto… estallé en un orgasmo que te juro por lo más sagrado nunca he conseguido tener ni contigo ni con nadie. EYACULÉ COMO UN HOMBRE. Diossssssss, que pasada. Salía de mis líquido, fluido, yo que sé pero no era pis de eso estoy segura. Me empezaron a temblar las piernas, no podía controlarme. No estaba dentro de mí, no sé qué pasó, empecé a notar cómo me llenaba la cara de semen mi amante mayor, pero no podía hacer nada mi cuerpo no era mi cuerpo, caí rendida al suelo, desfallecida y temblando y eyaculando con la mano de Julio en mi coño. Indescriptible, te lo juro. No puedo explicarlo, bueno sí, sí puedo. Sabes eso que escribió Santa Teresa de Jesús:

Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero… porque muriendo, ¿qué resta, sino vivir y gozarme? No dejes de consolarme, muerte, que ansí te requiero: que muero porque no muero.

Eso sentí yo. Morir pero muriendo, Santa Teresa llegó al orgasmo en ese momento estoy segura de ello, yo lo he vivido y es así como me siento.

Pensé que todo había acabado cuando me recuperé pero no fue así. Julio colocó la punta de su rabo en mi agujerito y después de lo bien lubricada que tenía esa zona no le costó metérmela despacio pero de una vez. Estaba en la gloria, nunca me he sentido tan cómoda con una polla dentro del culo. Sus embestidas iban aumentando y te juro que sin tocarme empecé a sentir otra vez que me venía otro orgasmo. Mi cara llena de semen resbalando por mis mejillas hasta mi boca. Saqué la lengua para saborear la leche de papá mientras el hijo me perforaba el culo a su antojo. Era una marioneta en sus brazos. Por su parte Francisco quiso que le limpiase los restos de semen de su miembro mientras Julio me daba por el culo. Cada vez más fuerte. Sin decir nada, solo jadeando, más y más. Notaba como crecía su rabo dentro de mí, como se ponía duro, mi cabeza solo pensaba en correrme otra vez y ya lo creo que lo hice. Me volví a correr pero esta vez ni eyaculé fue una corrida normal aunque más larga de lo habitual. Apreté el agujerito y eso hizo que Julio estallara y me metió un empujón que pensé que me iba a sacar la polla por la boca. Que bestia, que fuerza, que potencia. Que corrida me dejó dentro del culo el muy cabrón.

Me quedé tumbada un ratito, no podía levantarme. Imagínate, la cara llena de semen, el culo chorreando leche y el suelo mojado de mis flujo. El olor a sexo era impresionante en esa sala. Se levantaron los dos, se vistieron y me dijeron que me quedase ahí un rato si tenía que descansar que no había problema. Así lo hice.

Al rato vino Alfredo y me ayudó a levantarme y vestirme. Me dijo que si me gustó la experiencia, porque a ellos les has encantado. Lo mismo tienes que follar con ellos alguna vez más, ¿No tienes inconveniente? Me preguntó.

Eso es parte de mi sueldo, ¿no? Por supuesto que lo haría otra y mil veces, ha sido genial de verdad. Le dije yo.

Así que, cariño mío, estoy teniendo unas experiencias estupendas aquí. Lo que hubiese dado porque me vieras gozando tanto. Te hubieses corrido sin tocarte, te lo aseguro.

Ahhh y el trabajo va bien. Ya lo tengo más o menos claro cuáles serán mis funciones. Ahora me tengo que ir que he quedado con Alfredo a cenar ya te iré contando. Creo que vamos a repetir la sesión en el apartamento pero los tres. Le diré a Alfredo que haga algunas fotos para ti. Ok?

Besossss,¡¡¡ mi cornudín guapo!!!

Ya queda menos para que vuelva. Necesito ver a mi mujer ¡ya! Y aún quedan dos largas semanas.