El nuevo Jefe de mi mujer 2
Continuación de como fueron sucediendo las cosas hasta su marcha
Ya estaba de camino cuando se me bajó la tensión sexual del momento y pensé: ¿qué estoy haciendo? Voy a por el pasaporte de mi mujer para que se vaya con su futuro jefe a Méjico, ni más ni menos. Yo estoy loco. Me he vuelto majareta.
Pensé en dar la vuelta y dejar las cosas como estaban y en ese preciso momento me llamó mi esposa.
¡Qué ilusión tengo, cariño mío! Será la primera vez que me vaya “de vacaciones” con una amante mío y que estés tu de acuerdo. Estoy excitadísima. Es la mayor prueba de amor que jamás me has hecho. ¡¡Te quiero tanto!!!
Joo, pero es que es muy fuerte. Me están entrando las dudas ahora mismo. ¿y si es un depravado?, ¿y si te pasara algo? No sé. Estoy muy indeciso ahora mismo.
Es un buen tío, lo sé y sabes que mi intuición nunca falla. Debes confiar en mí, sé defenderme sola ante los hombres y éste no va a ser menos. Solo será un mes de prueba y volveré contigo. Jamás dejarás de ser mi hombre. Eso debes tener muy claro.
Vale. Pero no me hagas que esté nervioso, por favor, necesito que hablemos cada día y me cuentes todo con pelos y señales. ¿de acuerdo?
No lo dudes. Por eso te llamaba. Me ha invitado a cenar y le he dicho que venga a recogerme al hotel. Quiero que el recepcionista nos vea magrearnos y piense lo puta que soy y lo cornudo que tu eres. ¿te apetece que lo haga?
Uffff. Ya me has puesto el rabo duro, cabrona. Pues claro que quiero. Y, ¿Cómo lo vas a hacer?
No te lo diré ahora, te lo contaré cuando suceda.
Vale. Venga prepárate para cenar, no te entretengo más. Luego hablamos. Ah, se me olvidaba. ¿Y D. Alfredo que opina de mí?
Ya le sacaré información esta noche. De momento no hemos hablado de ti mucho. Pero no te preocupes que te dejaré en buen lugar.
Perfecto. Luego hablamos, te quiero, amor.
Y yo más, besos grandes en tu cornamenta, mi ciervito.
Me había tranquilizado un poco y solo tuve que tocarme el rabo y descubrir que esta duro como una piedra. Lo cierto es que todo esto me estaba excitando. Me bajé los pantalones mientras conducía y me puse a tocarme la polla imaginando la situación.
Después de 3 horas y media de viaje llegué a casa, cogí el pasaporte y algo de ropa interior sexy de mi mujer. También cogí un wicked weasel excesivamente pequeño que ya no se ponía mi mujer pues era realmente escandaloso, pero pensé que para las playas de Méjico lo mismo si se atrevería a ponérselo. Lo dejé todo preparado y me fui a cenar.
Mientras cenaba en un bar cercano a mi casa, donde conocemos al dueño recibo una llamada de mi esposa. Pensé que era mal momento, pues me podría a tope y sería vergonzoso para mí, pero, después de todo, un buen cornudo debe pasar por este tipo de situaciones. Todo esto lo pensé mientras sonaba el móvil, me armé de valor y lo cogí.
Cariño, ¿Cómo estás?
Bien, cenando en el Atrio. ¿y tú?
Mira te llamo, porque voy a entrar al hotel con Alfredo, tengo que recoger una cosa de la habitación y le he dicho que a ti no te importa que suba conmigo un ratito a darnos una ducha juntos antes de ir a cenar. Así que te lo paso para que se lo digas tú mismo de propia voz, que a mí no me cree. Ahh, por cierto, estamos en la recepción del hotel, ya sabes por qué te lo digo.
Mierda, me puse hipernervioso, tenso, me latía el corazón a mil por hora, no sabría qué decir. Esto esra una encerrona en toda regla, pero ella sabe que estas cosas me ponen muy cachondo.
Aló, ¿estás ahí?
Sí, D. Alfredo, estoy al aparato.
Deja ya esos formulismos, para vos soy Alfredo, ¿ok?
Por mí perfecto, le hablaba de usted por educación, pero veo que ya vamos a tener una relación un poco más intima.
Jajaja. Eso es. Le llamaba para que me confirmara lo que me está comentado su mujer. No quiero faltarle el respeto en ningún momento, no es mi intención ni mucho menos y si usted no está de acuerdo con los términos del contrato de su mujer podemos modificarlos desde este momento.
No entendía nada, bueno, sí que lo entendía. Estaba delante de la recepción y no pdía hablar claro, pero yo quise hacerle hablar allí delante del recepcionista para hacer lo que habíamos planeado mi mujer y yo horas antes. Que sepa que soy un cornudo y mi mujer una puta.
¿A qué cláusula del contrato se refiere exactamente?
Ya me entiendes. A la de disponibilidad absoluta por razones del trabajo. Por supuesto esa cláusula hace que el montante económico del contrato ascienda proporcionalmente a las horas invertidas en hacer otras gestiones no encomendas por el convenio laboral.
Lo que viene siendo que usted le pagará a mi mujer un plus por ser su puta. ¿Me equivoco?
Yo más bien diría scort, suena menos agresivo. Pero sí, a eso me refería. ¿Te parece bien el trato? En cuanto al tema económico no te preocupes que sabré valorar las destrezas de tu mujer, de las cuales ya me ha enseñado algo y estoy gratamente satisfecho, pero al igual que con el trabajo oficial, en este debe pasar el mes de pruebas.
De acuerdo, estoy de acuerdo con el trato, pero solo una cosa más. Necesito que cada vez que trabaje de puta, o de scort, me gustaría que fuese documentado gráficamente para ver si realmente hace bien su trabajo.
Me parece adecuada la contraprestación. Cerremos el contrato verbalmente y cuando lo tenga redactado, en la cláusula de disponibilidad irán incluidas las alegaciones de forma que nosotros sepamos de qué se trata. Si más le dejo que su mujer me está agarrando de la mano para llevarme a su habitación. Un saludo.
Cariño mío, ¿sigues ahí?
Joder cabrona, que vas a ser su puta oficial, ¿le has escuchado?
Claro ha sido idea mía. ¿A que soy muy buena negociando? Te dejo que tengo que hacer mis horas extras, ya te voy contando. Besos cornudito mío.
Y todo había sido delante del recepcionista, ya le quedaba claro mi situación de cornudo consentidor. Ahora, yo aquí con la polla como el mástil de la bandera del Colón y sin poder levantarme para irme a casa de lo empalmado que estaba se me notaría mucho. Así que pedí una copa después de cenar y al ratito me fui.
Llegué a casa, no dejaba de mirar el teléfono por si llamaba o escribía algo. Pero nada.
Al cabo de un rato sonó una entrada de mensaje de whatsapp. Mi corazón empezó a latir, mi polla se puso tiesa. Yo desnudo en la cama esperando algo así. Abro el mensaje y no había nada escrito, pero sí una foto que no tardó en descargarse. Era mi mujer en el jacuzzi, de espaldas, desnuda duchándose, la foto se la había hecho Alfredo como era lógico. Luego llegó otra foto. Ella a cuatro patas con el jacuzzi lleno de espuma. Y después un mensaje:
Amigo cornudo, acabamos de refrescarnos y pensábamos ir a cenar pero antes, creo que me voy a coger a tu esposa. Luego te mando reportaje fotográfico tal y como hemos quedado.
Con esas dos fotos ya me masturbé como un colegial. No cabía en mí de gozo.
Me invadió el cansancio y el sueño cayendo dormido hasta las 5 de la mañana que era la hora que me tenía que levantar para volver donde estaba mi mujer disfrutando como una perra con la verga de su jefe.
Lo primero que hice fue coger el teléfono y tenía varios mensajes. Unos de mi esposa y otros de su jefe. Decidí leer primero los de mi mujer.
Amor, te cuento lo que ha pasado porque seguro que estás descansando y no quiero desvelarte.
Me metí en el jacuzzi para darme una ducha nada más llegar al hotel. Empecé a ducharme y él me miraba diciendo lo espectacular que se me veía.
Al ratito se metió él, empezó a besarme el cuello, ya sabes cómo me excita sobremanera que me hagan eso. Sin más empezó a decirme guarradas cerca de la oreja:
– Te voy a follar tan fuerte que te va a doler el cuerpo toda la noche, que lo sepas. Tengo tantas ganas de romperte el coño que lo pienso hacer aquí en la pileta Así llama él al jacuzzi).
Como sabe ponerme cachondo el muy cabrón. Cerré la bañera para llenarla y bañarnos en vez de ducharnos y le pareció buena idea. Frotó su polla entre mis muslos para que notara lo cachondo que estaba y lo preparado que se sentía para meternos en faena. El agua ya estaba caliente y yo dispuesta a cubrir nuestras expectativas de ser la mejor puta que se puede ser.
Una vez dentro, empecé a enjabonar todo su cuerpo. Él hubiera preferido empezar con el sexo desde el principio, pero tenía que hacerle de rogar un poco e insistí en que era primordial estar limpios antes del placer. La verdad es que me encantó sentir su cuerpo musculoso, mis manos recorriendo su espalda, disfruté notando sus dedos queriendo tocarme y yo negándome.
No pude más y le di la vuelta. Me volvía loca cuando me pellizcaba los pezones hasta conseguir que se pusieran bien duros y empitonados. Gemí de placer gemía cada vez que me lo hacía, demostrando que me encantaba ese pequeño gesto tan excitante como placentero.
No pasó nada más en la bañera, sol ole toqué un poco para comprobar su dureza viril y estaba a tope. Su pollón es un pelín más grande que la tuya y también más gruesa. Son muy parecidas vuestras pollas por eso me he hecho rápido a su tamaño.
Tras la ducha de rigor, empezamos con el tonteo serio. Se colocó detrás de mi, a cuatro patas y me penetró desde atrás, al mismo tiempo que se agarraba a mi cintura como para coger impulso. Yo intentaba abrirme bien de piernas para facilitarle el trabajo. Su polla entraba con suavidad en todo mi coño, me llenó desde el principio. Con una mano me acariciaba el coño y sólo unos minutos bastaron para que empezara a gritar de placer al mismo tiempo que vivía un orgasmo alucinante. Creo que es la vez que menos he tardado en correrme. Sería por la situación, por él, por ti, no lo sé pero lo que es cierto que me corrí en menos de dos minutos. Créetelo. Se notaba que estaba gozando como una perra. Sólo con oír mis gritos de placer, él se puso aún más cachondo y me dio varias embestidas más y se corrió casi de inmediato, dejándome todo el coñito chorreando de su semen caliente. Sí cariño, su semen. Lo hacemos sin condón. Lo siento, tendrás que sufrir con esto. Me gusta hacerte sufrir un poquito.
Cuando acabamos de follar, nos abrazamos dejándonos totalmente relajados. Ahora que ya habíamos descargado tensiones, estábamos listos para disfrutar de aquella noche a tope. Aunque estoy segura que aquel no iba a ser el único polvo que echaremos esta noche, eso te lo puedo asegurar.
Ahora descansa y mañana nos vemos. Alfredo se está duchando otra vez y por eso tengo tiempo de escribirte. Lo haré cuando tenga opción. Besos, amor, te quiero hasta el infinito.
El mensaje de Alfredo eran fotos de mi mujer y él follando. La leche, que pasada. Ellos se lo estaban pasando bien y yo también. ¿Qué más se puede pedir?
Me duché me preparé y me dispuse para hacer la vuelta en coche.
Cuando ya llevaba más de medio camino me llama mi mujer:
Hello baby. ¿ya vienes de vuelta?
Sí. Cuenta, cuenta, que tal anoche. Ya leí lo de la ducha. Me ha encantado. Eres increíble.
Pues te cuento que tengo poco tiempo de estar sola, así que escucha y no me interrumpas.
Me puse el vestido verde escotado y corto para enseñar muslamen y mis tetorras.
La cena fue de lo más normal, beber, comer, risas y hablando de mis cometidos, de cómo es la empresa, de la gente tiene contratada, etcétera.
Luego nos fuimos a otra discoteca distinta a la del otro día. Al cabo de un rato mi jefe quiso bailar. Se empezó a pegar detrás de mí y como yo le movía el culito no se cortó nada y empezó a restregarse en mi culo.
Pude sentir como se ponía dura su polla primero por mi culo y después por la barriga y cuando me giraba. La verdad es me estaba poniendo cachonda con el roce.
Después nos sentamos y se puso a decirme lo atractiva que estaba y lo cachondo que le había puesto el baile. Puso la mano sobre mi pierna, como vio que no dije nada empezó a acariciarme y subir hasta la altura de mi vestido y me toco la mejilla y me morreo y le respondí el beso. Nos podía ver cualquiera que pasara por delante, pero yo no estaba para eso, me excitan sus besos y solo pienso en eso. Comenzamos a liarnos y a meterme mano allí mismo, sin cortarse. Después de un rato me dijo que nos fuéramos a su casa.
En el coche seguía metiéndome mano y te juro que no recuerdo donde estaba el tanga, pues estoy segura de que salí del hotel con él puesto y en el coche ya no lo tenía. Una vez en su casa me cogió con fuerza pero delicadamente y empezó a besarme apasionadamente, meterme mano, a tocarme las tetas. Baje mi mano para empezar a manosear su polla ya la notaba bien dura con ganas de salir así que me agaché, cuando llegamos a casa y en el mismo coche tuve que comerme ese rabo rico un ratito.
Cogiéndome del culo me dijo venga vamos voy a hacer cumplir otra vez la fantasía de tu marido, follarme a la tía buena que tiene por esposa.
Siguió besando mientras me bajaba el vestido dejándome totalmente desnuda.
- Lo tienes empapado, cabrona, estas hecha toda una perra en celo. Así quiero yo a mi empleada top siempre.
Se apartó, cogió una silla, se sentó, sacó su polla y me dijo:
- Venga acércate a comérsela a tu jefe, se una buena empleada.
Obedeciéndole me acerque y me arrodille. Empecé a lamerle la polla con mi lengua para ir dejándola bien mojada hasta que llegue a la cabeza de su polla y succioné su cabeza. Eso le estaba poniendo muy cachondo.
- Si, puta infiel, que bien la comes joder. La comes como toda una scort profesional. Sigue, no pares, se ve que te está gustado mi polla, venga cómetela toda.
Ese tipo de guarradas que me dice… me derriten. Con su mano empujo mi cabeza para que me fuera tragando toda su polla.
- Venga se una buena perrita y cométela toda.
Me encanta tu polla jefe esta deliciosa. Le dije yo cada vez que sacaba mi boca de su miembro.
- Lo sé perrita solo hay que ver como la engulles. Me encanta.
Al rato me la saco de mi boca, me levanto y me puso sobre la cama boca arriba. Me abrió las piernas, acerco su cara a mi coño y empezó a comérmelo. Que rico cariño. Tiene una lengua exquisita, aunque tú lo haces mejor que él, todo hay que decirlo..
- Que rico coño tienes y que mojado y…
En ese momento me preguntó por el piercing.
- Ese piercing en tu coño me vuelven loco. Es la señal de lo puta que eres. ¿No es eso?
En ese momento me provoco una corrida estupenda.
- Creo que tu coño ya está preparado para mi polla.
Si fóllame jefe, quiero que me folles con tu rica polla y le pongamos los cuernos a mi querido esposo que debe estar de camino.
Se puso a jugar con su polla con la entrada de mi coño cuando y estaba a punto de metérmela se paró y me dijo:
- ¿Quieres que me ponga un preservativo o quieres hacerlo sin protección?
A buenas horas me lo preguntas, jajaja. Fóllame cabrón de una puta vez.
Siguió jugando con mi coño metiéndome la cabecita de su polla y sacándola y me estaba matando de placer me estaba muriendo de ganas de que me la metiera.
- Tendrías que verte la cara de cachonda que tienes ahora. Te mueres de ganas que te la meta. Dime que te folle.
FÓLLAME, joder, ya, hazlo que me estoy muriendo en vida.
- Así me gusta y a pelo, como decís por aquí.
FÓLLAME CABRONAZO, tu puta quiere que te la folles sin condón y la dejes bien follada, llena de leche para que se lo coma mi esposo cuando regrese y así desayune proteína pura.
Luego me puso a 4 patas y me siguió follando hasta que ya no pudo más.
- Me voy a correr en tu boquita quiero correrme en ella.
Acerque mi cara a su polla, abrí la boquita y me derramo toda su leche dentro de mi boca. Mirándolo me trague toda su lechita y le limpie su polla con mi lengua.
Ahora está durmiendo pero fijo que cuando se levante va a querer más sexo. Este tipo es incombustible. Ahora te dejo, ven pronto. No tardes.
Me queda como hora y media o algo más. Besos cariño.
Seguí mi viaje. Su vuelo salía por la tarde, así que teníamos tiempo de despedirnos tranquilamente, al menos eso pensé yo.
Cuando regresé al hotel pasé por recepción y vi la cara que puso el empleado del hotel. Una sonrisa pícara y movía la cabeza como diciendo, vaya par de cuernos te acaban de poner chaval. Subí deprisa y cuando entré la cama estaba sin hacer, con olor a sexo aún de la tarde anterior y mi mujer no estaba. La llamé por teléfono para decirle que ya había llegado y me dijo que estaba en la playa, que fuera buscarla. Al cabo de pocos minutos recibí un mensaje de Alfredo, como casi siempre sin texto, solo una imagen.
Estaba con Alfredo, lógicamente y se puso el bikini tanga que le regalé.
Fui deprisa para ver a mi mujer y darle un beso, pero no los localicé. No quise llamar para no ser un pesado, pero sí que le mandé un mensaje a Alfredo para saber por donde estaba.
El cabrón lo que hizo fue mandarme otra foto y me dijo que les buscara, sería fácil. La playa no es nudista y solo había una chica enseñando su cosita. Lo normal es hacer topless, pero tu mujer hace tangaless. Jajaja.
Por supuesto que los encontré, no fue difícil, era donde había un grupito de mirones, disimulando cerca de donde estaba ella. Al que no vi fue a Alfredo. Supongo que también le gusta que la miren y la observen lo puta que puede llegar a ser mi esposa con un poquito de aliciente.
¡Cariño!, ya estoy aquí. Pero ¿qué haces así? Esta playa no es nudista y te pueden hasta denunciar.
Anda tonto, ven para acá y tápame, así no me verán.
¿Y Alfredo donde está?
Se acaba de ir al saber que vendrías, se ha ido a pedir mesa para comer en el chiringuito. Venga ya me tapo, el caso era que se te notar la tienda de campaña al verme así.
Sí, mejor. No vaya a pasar algo.
Me volvió a relatar un poco lo que habían estado haciendo durante la mañana cuando llamó Alfredo a mi esposa para decirle que ya estaba la mesa, que fuéramos para allá. Recogimos todo y nos fuimos al chiriguito. Los mirones no dejaban de mariposear cerca de donde estábamos. Era molesto pero me hacía sentir halagado por que los hombres se fijaran en mi mujer.
Saludé a Alfredo y le noté más distendido. Empezó a poner por las nubes a mi esposa pero en plan educado y que pensaba que iba a dar el perfil de lo que busca. Que el trabajo lo tiene asegurado. Que siente mucho que se la tenga que llevar, pero que al final me lo agradecerá.
Nos sentamos en una mesa que estaba en la misma playa y mi esposa dijo que le molestaba el tanga.
Alfredo no se cortó y le dijo:
Pues quítatelo, no creo que nos digan nada, es más, seguro que al camarero le gustará la imagen.
No me podía creer lo que estaba oyendo y lo peor fue que la puta de mi esposa le hizo caso y se lo quitó allí delante de todo el mundo, quedándose solo con la parte de arriba de la camiseta y marcando pezones. La imagen era muy erótica y así se quedó toda la comida.
Por supuesto el camarero nos atendió de lujo, fue a ver lo que nos faltaba unas quince veces y mi esposa le enseñaba disimuladamente lo que venía a ver.
No tardamos mucho en comer, pues había que preparar la maleta para el viaje y le dije que no había traído ropa suficiente para tantos días, pero Alfredo me calló diciendo que de la ropa se encargaba él. Que le compraría la indumentaria adecuada para el trabajo, para salir a ver a proveedores y para uso personal. Que no me preocupara de eso que no le faltaría de nada.
Mi mujer dijo que tendría que despedirse de mí como dios manda y que nos subiéramos a la habitación. Yo pensé que estaríamos solos mi mujer y yo, pero creo que algo no me cuadraba. Alfredo seguía hablando de cosas banales y seguía nuestro camino. Seguro que nos acompañará hasta la puerta del hotel, pues su coche lo tenía aparcado allí mismo. Pero cuál fue mi sorpresa que ellos seguían hablando y se iban metiendo para los ascensores. No supe reaccionar ni qué decir. Esperaba estar a solas con mi esposa, pero la cosa estaba cada vez más clara. Es como si ya no tuviéramos intimidad, como si yo fuera un desconocido. Se iba a ir durante un mes fuera del país con un casi desconocido, ¿y no iba a tener ni un rato a solas con mi propia mujer? Me surgieron ideas contradictorias, pero no tuve cojones a decir nada.
Cogimos el ascensor como una cosa normal, los tres. Entramos en la habitación y al cerrar la puerta se soltó el pelo mi esposa.
Cariño, como despedida hemos decidido hacer un trío, yo sé que a ti te encanta y no quería dejarte durante tanto tiempo solito sin que te quedaras con mal sabor de boca. Así que creo que es la mejor manera de empezar nuestra nueva vida. ¿Te parece bien?
No sé qué decir, pensé que estaríamos solos. Me pillas de improviso.
Mira, cielo, Alfredo quiere darte tu recompensa por haber confiado tu mujer a él y ya sabes a qué recompensa me refiero.
Yo no digo nada. Esto son cosas familiares, pero si puedo decir algo, me agradaría que cuando saliésemos por esa puerta estemos todos contentos, felices y de buena onda.
Vale. Por mí de acuerdo.
Voy a ducharme un momento que vengo del viaje sudoroso, vete preparando la maleta, cariño. No tardo nada.
Al volver de la ducha me encontré a mi esposa abierta de pierna y Alfredo comiéndole el coño. Ella me mira y me hace un gesto como para fuese hacia ella. Me sacó la lengua como pidiéndome polla en su boca. Así lo hice. Estaba empalmado. Estas situaciones son las que me ponen a 100. Mientras ella me chupaba lentamente el capullo, su jefe le comía el coño. En un momento en el que él le hizo lo que sea en el clítoris, mi mujer dio un respingo de placer y al a vez cerró la boca mordiéndome la polla. Me hizo daño, pero me encantó y ella se dio cuenta y me mordía de vez en cuando con la potencia justa y necesaria. Pensé que si seguía así me correría en su boca de puta.
Estaba a punto de correrse cuando me soltó la polla de su boca y empezó a correrse con la comida de coño que le estaba haciendo su macho. Chillaba, se retorcía, gemía... hasta llegar el clímax. Ella me agarró la polla con la mano y apretó sin conocimiento mi polla mientras se corría. ¡Qué rica estampa!
Alfredo se levantó y me ordenó que me sentara en la butaca, desnudo por completo, para que observara como se follaba a mi esposa.
Me fui rápido y me senté para ver la estampa que me iban a ofrecer los dos amantes. Eso es mejor que ver una peli porno. Follaron como locos. Se pusienro n varias posturas, estuvieron follando más de media hora. Cuando se corrió lo hizo en su boca. Lo vi pues estaba dándome la espalda y no sé qué le dijo al oído mi mujer que se levantó de la cama sonriendo pero con la boca cerrada. Se acercó y me estampó un beso de amor verdadero. Los flujos de su jefe pasaron de su boca a la mía. Me estaba pasando su corrida. Nuestras lenguas se juntaban y jugaban con el semen de un macho corneador entre nosotros. Ni que decir tiene que me tuve que tragar su corrida de la boca de mi mujer.
Después de eso...
Cariño, vete a comerle la polla a Alfredo mientras yo me voy a fumar un cigarrillo, que quiero que esté dura para follármelo otra vez cuando vuelva, anda, que sé que lo estás deseando, mariquita.
Me levanté, me fui a su pene erecto y empecé a comérselo como ella me enseñó a hacer. Agarrándolo por la base, sacándole el capullo, chupando su mástil y su glande, notar como quería perforar mi garganta. Al cabo de pocos minutos, ella me separó de un tirón y se sentó a horcajadas sobre su pollón de jefe.
Creo que no tardó ni 5 minutos en volver a correrse, estaba super caliente la muy puta. Yo estaba empalmadísimo, viendo como entraba y salía esa polla del coño de mi esposa.
Ella se salió y se tumbó al lado de su amante y él aún tenía ganas de cachondeo.
Tú, ven aquí y ponte a cuatro patas, que te voy a reventar ese culo. Tu mujer me ha dicho que te gusta que te sodomicen y yo a un culo sea el que sea nunca le hago ascos.
Me levanté, medio tembloroso, no por el hecho de romperme el culo, que ya me lo habían abierto en varias ocasiones algunos amantes de mi esposa, si no por la forma agresiva de su cara y no de sus palabras. Yo me estaba excitando cada vez más.
A tu maridito solo se le pone tiesa cuando le humillo y le obligo a que haga de maricón. A ver si es cierto lo que me decías, que va a ser un puto maricón con quien te has casado, jajaja.
Es un puto maricón de mierda y me lo demuestra día a día. Dale bien por el culo que se lo merece. Se ha portado genial conmigo y debes darle las gracias follándome a mí delate de él y partiéndole el culo. ¿Ves como está de empalmado? Hazme caso, sé que le encanta que le humillen y le traten como una vulgar puta.
Las palabras de mi mujer retumbaron en mi cabeza como si de un campanazo se tratara. Estaba entre el miedo y la excitación más absoluta.
Noté algo frio en agujerito, un poco de gel y de pronto... calor, mucho calor. Estaba metiendo su pollón duro y tieso dentro de mí, de una sola vez hasta dentro, despacio pero si respiro, poco a poco hasta que noté sus huevos, tocarse con los míos. Casi me desmayo de la impresión. Mi polla seguía dura. Empezó el mete y saca acompasado y con ritmo.
No te preocupes que tu mujer estará bien atendida todo estos días. Maricón
¿Te gusta que te folle el culo delante de tu esposa, verdad, perra?
Síiiiiiiiiii
Cariño, no eres ni la mitad de hombre que Alfredo, no entiendo como pude casarme con un pelele como tú, será porque te quiero con locura, pero ya hemos averiguado donde está tu sitio, ¿verdad, Cornudo? A los pies de la polla de mi jefe. Me excita verte enculado, cerdo y además sé que te gusta.
Decía esto mi esposa, mientras con la mano me hacía una paja. Yo me estaba volviendo loco de sensaciones contrapuestas. Todo es un juego pero parecía tan real…
Me gusta. Sí, me encanta. Úsame como tu perra.
Valiente maricón estás hecho. Te voy a llenar el culo de leche para que sepas lo que le haré a mi empleada cada día que esté lejos de ti.
Ufffffffffffffff. Sí, llénale de semen, llénale. ¡¡¡Me corro, joder!!! Decía mi santa esposa mientras el tono agresivo y autoritario de su macho subía con su excitación.
¡¡¡Me corro, en tu culo cerdo maricón, te voy a preñar!!!!!
Eso me decía mientras apretaba contra mí bramando como un toro en celo e incluso de tal potencia que tenía, me hizo un poco de daño interno pero tan agradable como doloroso y no tuve más remedio que correrme a la vez.
Después de acabar, se empezaron a reír de mí, de que me había corrido siendo enculado, que soy un mierda, un maricón, que me gustan más las pollas que los coños, a no ser que estén llenos de semen de macho ajeno. Pero los dos, no solo Alfredo, en su papel de macho corneador, ella también se descojonaba de mí. Al principio me molestaba ese juego y empezaba a excitarme ser tratado así.
Al rato, me dijo mi mujer que le hiciera la maleta mientras ella terminaba el trabajo con su jefe. Iba a limpiarle la polla y a relajarle un poco del cansancio del polvo que nos había echado a los dos. Es cierto que este tipo es incombustible. Que potencia y no se le bajaba la polla la seguía teniendo dura incluso después de haberse corrido dos veces en menos de una hora.
Una vez acabé de hacer la maleta estaba Alfredo boca arriba y mi mujer encima de él con su polla en el coño. Jadeando como una puta en celo. Empecé a tocarme la polla para ponerla en condiciones y cuando estuve a punto… me encaramé tras de ella y se la metí el culo.
Ninguno de los dos dijo nada, solo mi mujer dio un gritito de placer al sentir como iba resbalando mi rabo dentro de su ano… notaba la polla de Alfredo a través de las paredes del ano de mi mujer. El movimiento fue lento al principio y cada vez más rápido. Es como si me estuviera haciendo una paja con la polla de su amante dentro de ella. Fue algo espectacular. Su rabo era muy grueso y lo notaba perfectamente.
Mi esposa tardó poco en correrse y con ella él y yo casi de inmediato. Fue, posiblemente la mejor follada que he tenido en mi vida.
Se levantaron, se ducharon y no quise acompañarlos. Quise quedarme solo en la habitación. Solo, asustado, excitado, humillado, sin saber que hacer, pero lo que si es cierto que no tuve fuerzas para acompañarlos al aeropuerto, ni siquiera a la puerta del hotel. Me dio un beso ella un apretón de manos él y lo último que vi fui su melena pelirroja saliendo por la puerta de la habitación.