El nuevo Draco

¿Draco Malfoy amigo de hijos de muggles y traidores a la sangre? Solo tiene una explicación, y él mismo nos la cuenta.

Hola a todos, este es mi primer relato, espero que os guste. Se que tiene mucha palabrería pero es que pretendo continuarlo y necesitaba dar una explicación más o menos creíble. Se agradecerán todas las críticas, tanto positivas (de estas habrá pocas) como negativas, ya que pretendo mejorar como escritor. Gracias por anticipado y ahí os dejo con el relato.

Prólogo

Hola a todos, amigos muggles.

Seguro que con ese saludo jamás adivinaréis quien soy, pues hasta hace relativamente poco ni siquiera se me habría pasado por la cabeza llamar amigo a un muggle, pero mis antiguos enemigos, que ahora son mis mejores amigos, me han ayudado a darme cuenta de que la "sangre" no es importante en absoluto. Tal vez hayáis deducido ya que solo puedo ser Draco Malfoy, pero al mismo tiempo se os habrán planteado muchos interrogantes, que por supuesto, serán contestados en esta historia

Debo ser sincero y confesar que aproximadamente el 90 % de lo sucedido fue planeado por Hermione Granger, contando siempre con la colaboración de Ginny Weasley para "tapar agujeros" (aunque, dicho sea de paso, en realidad fui yo quien tapé todos los agujeros que encontré, literalmente hablando). Aunque es cierto que Hermione me manipuló un poco, la verdad es que no puedo negar que no me disgustó en absoluto su control de la situación, sobre todo por que no creo que hubiese pasado nada de no ser por ella y su inteligencia (como ya se explica en la historia).

Supongo que el 10 % restante se debe al destino y a la casualidad, aunque si mi padre tuviese sentido del humor (y se enterase de algo, cosa que espero no haga nunca), seguramente diría que ha sido la Ley de Murphy aplicada sobre él lo que causó el jaleo.

Dicho esto, voy a explicar en que consiste dicho jaleo, empezando por el principio:

Desde el ingreso en Azkaban de mi padre, me di cuenta de que el odio que sentía hacia Harry y los suyos iba disminuyendo gradualmente, de forma casi imperceptible pero constante. Obviamente, lo achaqué al hecho de saber que no iba a ver a mi padre en mucho tiempo (con lo que, sin saberlo, acerté en parte). Para distraerme, decidí gastarle una broma pesada a Harry, para lo cual adopté la forma de Ron mediante poción multijugos (tras asegurarme de que el verdadero estaba con Hermione en la Sala de Menesteres) e invité a su hermana Ginny, quien, como todo Hogwarts sabía, era la novia de Harry, a unas cervezas de mantequilla a las cuales les había añadido una poción que invierte los sentimientos durante 24 horas. Mi plan consistía en que al beberse Ginny la cerveza con poción, odiaría a Harry en vez de amarle, lo cual crearía una muy interesante situación, sobre todo porque al desaparecer el efecto de la poción, ella conservaría el recuerdo de todo lo sucedido. Sin embargo, mientras vaciábamos las primeras botellas (le puse el brebaje en la segunda de las suyas, para no levantar sospechas), no pude evitar fijarme en sus considerables pechos, cuyos erectos pezones se marcaban incluso en la holgada túnica que llevaba.

He de confesar que no era la primera vez que me fijaba en una Gryffindor, sino que, de hecho varias veces llegué a lamentar que Hermione fuera hija de muggles y que mi educación no me permitiera ni siquiera ser su amigo. Sin embargo, creo que aquella fue la primera vez que empecé a preguntarme si de verdad merecía la pena respetar la "pureza de sangre".

Fuese como fuese, había que seguir el plan, así que seguí riéndome por nada en concreto hasta que llegó el momento de que Ginny bebiese el brebaje. En ese momento, me levanté y dije:

  • Tengo que ir al baño, hermanita. Enseguida vuelvo.

Fui hasta el baño procurando que no se me viera el bulto de mi entrepierna, y una vez allí me masturbé imaginando que la mano que movía mi verga de 20 cm pertenecía a Ginny. Luego de disimular lo ocurrido, volví a la vacía sala común de Gryffindor con mi supuesta hermana, la cual ya había empezado a beber de su segunda botella. No pude reprimir una carcajada de triunfo, tras la cual bebí un trago de mi botella. De pronto Ginny empezó a reir sospechosamente.

-¿De que te ríes?- pregunté cauteloso

-Haz el favor de dejar de disimular, Draco. Hace rato que sé que eres tú

-¿Cómo…como lo sabes?- logré articular atónito

-Ya lo sabrás a su debido tiempo. Respecto a tu otra pregunta, me río de lo fácil que habría sido poner en tu lado la botella con poción en vez de simplemente tirarla y coger otra como he hecho mientras te masturbabas.

Al oír eso mis piernas cobraron vida propia y no pararon de correr hasta la sala común de Slytheryn. Una vez me tranquilicé me vino a la cabeza un pequeño detalle que, sin embargo, podía tener una importancia capital: ¡Me había llamado por mi nombre! ¡Y además en tono cariñoso!

Al día siguiente ni siquiera sentía ya ni la más mínima gota de rencor hacia los Gryffindor, lo cual me extrañó, pues era obvio que el proceso había sido acelerado inconscientemente por Ginny, lo que venía a significar algo que aún no acababa de comprender. Para entender que diablos ocurría no me quedaba más remedio que acudir a ellos, por lo que envié un mensaje-avión ni más ni menos que a Hermione, seguro de que si ella no podía ayudarme, nadie podría hacerlo. La cité en la Torre de Astronomía al día siguiente, aprovechando que estaba vacía porque estábamos a la mitad de las vacaciones de Navidad y en Hogwarts apenas había cuatro gatos mal contados(aunque al final resultaron ser lobos con piel de cordero, valgan las frases hechas).

Para mi sorpresa, no solo llegó puntual, sino que traía a Ginny con ella. Pensé que la cosa se ponía interesante, aunque no tenía ni idea de hasta que punto estaba en lo cierto.

  • Bueno, Draco- dijo Hermione con un tono amistoso, lo cual me acabó de desconcertar- creo que sé lo que te ocurre, pero estaré más segura si te explicas. ¿Qué narices pasa con el rencor?

Le explique todo de principio a fin, tras lo cual se quedó pensativa unos minutos.

  • Lo que pensaba-susurró Hermione lo bastante alto para que los dos la oyéramos- Ginny, si quieres puedes dejarlo en mis manos. No tienes por qué intervenír

  • Por el amor de dios, Hermione, no creerás en serio que voy a rajarme. Sabes de sobra que yo nunca digo que no a ese tipo de cosas.

  • Por favor ¿alguien podría decirme que me pasa?- pregunté impaciente

  • Vamos a ver, Draco- contestó Hermione- tenemos un diagnóstico, pero para confirmarlo queremos hacerte una prueba

  • ¿Una prueba? ¿Ginny, puedes contarme de que va esto?

  • No te preocupes, te gustará- respondió la interpelada con una sonrisa pícara- tienes que acompañarnos hasta el baño de los prefectos

  • De acuerdo, pero mientras andamos me vas a responder a una pregunta. ¿Cómo supiste que no era el verdadero Ron? ¿Tan mal actué?

  • Que va, te portaste como un verdadero hermano

  • ¿Entonces como lo descubriste?- pregunté confuso mientras Hermione soltaba una risita que indicaba que conocía la respuesta

  • Por eso precisamente

  • ¿Sería mucho pedir que hablases claro?- pregunté con un tono cariñoso que nunca antes había usado y que me sorprendió a mi más que a nadie

  • Quiero decir que te portaste tal y como se portaría un hermano, pero desde hace un tiempo y gracias a la Maestra de la Maquinación aquí presente- Hermione se sonrojó- cuando Ron y yo estamos solos las cosas que pensamos, decimos y hacemos no se parecen en nada a lo que la gente esperaría de unos hermanos. De hecho, cometiste los tres errores exactos que Harry predijo que cometería aquel que se hiciera pasar por Ron, en caso de que eso ocurriera.

  • ¿Puedo saber cuales son?

  • Lo primero, el no me llama "hermanita" más que para disimular ante nuestros padres; el resto del tiempo me llama "cariño" o "amorcito" entre otros. Segundo: Cuando excito a Ron (cosa que hago siempre que puedo), no me oculta su erección, ya que sabe que me encanta ser consciente de que soy yo quien se la ha provocado. Y por último pero no menos importante: Ron nunca iría al baño a masturbarse estando yo cerca, porque sabe de sobra que yo siempre tengo ganas de sexo y que si quiere montárselo conmigo solo tiene que pedírmelo

  • ¿Te lo montas con tu hermano?- pregunté entre asombrado y excitado, aunque bastante más lo segundo que lo primero- ¿eso no es incesto?

  • Precisamente por eso es genial, por el morbo de estar haciendo algo prohibido. Fred y George lo saben porque nos sorprendieron a mitad de faena una vez durante las vacaciones, pero dicen que no dirán nada porque de estar en la situación de Ron, ellos harían lo mismo.

  • ¿Y confiáis en ellos?

  • Normalmente no, pero en este caso sí, más que nada por que de vez en cuando les hago una mamada para pagarles su silencio. La verdad es que se mueren de ganas de practicar sexo conmigo, y si te soy sincera a mi la idea tampoco me disgusta. Supongo que nos lo montaremos en Semana Santa, cuando vayamos todos a la Madriguera por vacaciones.

  • ¿Y Harry sabe todo esto?

  • Desde luego, él y yo no tenemos secretos.

  • ¿Y que opina al respecto?

  • Harry y yo somos una pareja muy especial, al igual que Ron y Hermione

  • Define especial

  • Quiere decir que para nosotros lo importante es el amor que nos tenemos, y que no nos importa (de hecho nos excita aún más) que nuestra pareja tenga sexo con otras personas porque al fin y al cabo lo hacemos solo por placer ¿entiendes?- me respondió Hermione

  • ¿Te acuerdas de la cara que puso Harry cuando le dijimos que nos lo habíamos montado entre nosotras?- le pregunto Ginny a su amiga de pronto.

  • No se me olvidará en la vida, aunque es lógico, pensó que éramos lesbianas

  • ¿Y qué me dices de la que puso cuando le dijiste que tenía el 50 % de razón?

  • ¿Entonces sois bisexuales?- pregunté yo cuando acabé de digerir lo que decían.

  • Veo que lo has pillado; Harry tardó bastante más, aunque es lógico teniendo en cuenta que al principio creyó que yo iba a dejarle por Hermione. Si, somos bisexuales, y no somos las únicas.

  • ¿Podéis darme nombres?

  • Casi todas las chicas Gryffindor que conocemos, y alguna que otra Ravenclaw- contestó Hermione con cara de lujuria- y a la mayoría las iniciamos nosotras.

  • Jamás olvidaré lo orgulloso que se puso cuando le dije que había triunfado allí donde tanto Cedric, que en paz descanse, como él mismo, habían fracasado.

  • ¿Te lo montaste con Cho Chang?- pregunte cada vez más atónito y excitado

  • Las dos hemos tenido y seguimos teniendo regularmente sexo con Cho, con Luna Lovegood, con Parvati Patil, con su hermana Padma, con Lavender… Y si hablamos de chicos tenemos a Seamus, a Dean, a Ernie Macmillan, a Colin Creevey… ¿Quieres que siga?- confesó Ginny, que parecía excitarse solo con recordarlo..

  • No, ya lo voy pillando- respondí mientras mi miembro se erguía solo de imaginar aquello- ¿Y vuestros novios saben que sois tan adictas al sexo?

  • Si, y están encantados. ¿Cuántos chicos en Hogwarts pueden presumir de tener una chica que le de sexo siempre que se lo pide? Pues ellos dos tienen eso y más, porque además también se lo montan de vez en cuando con Cho, Luna y el resto de nuestras amantes.

  • Joder chicas, que bien vivís.

  • ¿Tienes algún problema?- preguntó Hermione, cuya sonrisa indicaba que lo preguntaba en broma.

  • Solo uno: Entre lo buenas que estáis y todo lo que me contáis me estoy poniendo a mil

  • ¿Has oído, Hermione? Le estamos excitando

  • Si, y justo a tiempo. Ya hemos llegado

Entramos los tres al baño de los prefectos, y ellas dos empezaron a llenar la piscina después de que Hermione lanzara un conjuro de sueño a la sirena del cuadro y Ginny uno para evitar la entrada de fantasmas, por si a Myrtle se le ocurría asomarse por allí

  • Pobrecito Draco, que se ha excitado- dijo Hermione con un tono de deseo contenido.

  • Nosotras lo arreglaremos, no te preocupes- prometió Ginny en el mismo tono que su amiga.

La verdad es que no cabía en mí de gozo. ¡Íbamos a hacer un trío!

Una vez llena la piscina y cerrados los grifos, las chicas empezaron a besarse apasionadamente entre ellas mientras se desnudaban lentamente la una a la otra hasta quedar en ropa interior. De pronto, Ginny se acordó de mí y me dijo con voz increíblemente sensual:

  • Venga Draco, únete a la fiesta

No tuve tiempo de pensar, pues se dirigieron hacia mí y me despojaron por completo de mi ropa. Se quedaron unos segundos observando mis 20 cm de verga, tras lo cual Ginny, que era y sigue siendo la más lanzada (aunque se llevan poco, la verdad), empezó a lamerme la punta del miembro y siguió con el resto del mismo. Entretanto, Hermione se quitó el sujetador dejando a la vista unos pechos increíbles que culminaban en unos pezones erectos, para después empezar conmigo una batalla de lenguas al mismo tiempo que yo le quitaba las braguitas dejando al descubierto un coñito perfectamente rasurado que emanaba un intenso aroma a mujer, mientras con la otra mano acariciaba sus generosos senos. Pensé que debía devolverles el placer que me estaban dando, por lo que introduje la mano en la rajita de Hermione y empecé a masturbarla logrando que gimiera de placer. Entre eso y la soberbia mamada que la menor de los Weasley me estaba haciendo, me sentía en el cielo. Mientras yo hacía enormes esfuerzos por no correrme, Hermione se convulsionó y gritó en un brutal orgasmo, dejando caer sus fluidos sobre mi mano, que yo llevé a mi boca para probar aquella delicia.

Como era de esperar, llegó un momento en que no pude más y tuve que correrme dentro de la boca de Ginny, la cual estuvo a punto de atragantarse un par de veces, pero consiguió no derramar ni una gota de mi semen.

  • Eh, yo también quiero- protestó Hermione

  • Ningún problema- dijo la pelirroja, que la besó en la boca para que pudiera saborear los restos de mi semen que aún quedaban en la suya

  • Gracias, mi amor- dijo Hermione agradecida.

Ginny terminó de desvestirse, dejando a la vista unos pechos que si bien no eran tan grandes como los de su amiga, no por ello eran menos tentadores. Tras eso, nos tiramos los tres al agua, pero la menor de los Weasley se subió en seguida al bordillo dejando ver su rajita rojiza.

  • ¿Puedo probar a que sabe tu coñito?- le pregunté

  • ¿De verdad tienes que preguntarlo?- rió ella mientras abría las piernas

Estaba bastante nervioso, pero le eché huevos y me dispuse a hacer mi primer cunnilingus. Su olor a mujer era menos intenso que el de Hermione, y su fluido sabía ligeramente distinto, aunque seguía siendo un exquisito manjar. Mi lengua buscó con ahínco su clítoris y una vez lo encontré, empecé a lamerlo con gran velocidad, mientras oía con satisfacción los gritos de placer de la pelirroja. Mientras le comía su delicioso coñito, me fijé en que tenía el himen intacto, lo cual era del todo imposible, aunque la verdad es que en ese momento no le di demasiada importancia, estaba ocupado saboreando su sexo. Cuando no pudo aguantar más se corrió dejando caer sobre mi sus fluidos, que yo bebí con avidez intentando no desperdiciar ni una gota. Por el grito que oí detrás de mí adiviné que Hermione se había hecho un dedo y se acababa de correr.

Hubo una pequeña pausa en la que aproveché para preguntarle a Ginny por lo que había visto ahí dentro.

  • Es cosa de Hermione. Hace tiempo descubrió en un libro un hechizo que repara el himen después de haberse roto. Lo probamos, y ahora tenemos la costumbre de reparárnoslo cada vez que se rompe. Duele un poco al desgarrarse, pero a cambio se disfruta más.

  • ¿Qué clase de libros lees, Hermione?- le pregunté con sorna haciendo que se sonrojara

  • Draco- me llamó Ginny cariñosamente

  • ¿Si, mi amor?- respondí en un tono que contenía cariño, amistad y lujuria a partes iguales

  • Quiero que me penetres. Se que eres virgen, pero nadie frente a quien me haya desnudado ha salido de la zona en la que estábamos conservando su virginidad, y no vas a se tú el primero

  • Contaba con ello ¿Empezamos?

  • Solo un momento- dijo cogiendo su varita y realizando un hechizo que me hizo sentir un cosquilleo en el miembro- es un hechizo anticonceptivo muy poderoso, dura 24 horas y hace que tu semen sea estéril, pero no te preocupes, podrás seguir gozando y eyaculando.

Me subí al bordillo y dejé que ella me cabalgase, cosa que hizo inmediatamente. Quise saber donde estaba Hermione, pero el placer que sentía me impedía pensar, así que lo dejé para luego y me "dediqué" a los pechos de la hermosa Ginny a la vez que ambos botábamos como posesos. Cuando su himen se rompió cerro un momento los ojos, pero en seguida los volvió a abrir y empezó a gritar de placer.

  • ¡¡SIGUE, DRACO, SIGUE!!

  • ¡¡CLARO QUE SIGO, GINNY, MI AMOR!!

  • ¡¡NO PARES, CARIÑO, ME ENCANTA!!

  • ¡¡SIII, NO PIENSO PARAR!!

  • ¡¡SIIII, SIII, SIGUE ASI!!

Ginny tuvo tres orgasmos que la hicieron convulsionarse de una forma espectacular, pero todo tiene que acabar, y cuando no pude más, eyaculé en su interior en medio de los espasmos producidos por el placer.

Viendo que yo necesitaba un respiro, Ginny saltó al agua y empezó a besar apasionadamente a Hermione, tras lo cual se sumergieron para iniciar una sesión de sexo subacuático. Como necesitaba unos minutos para recuperarme, salté también al agua y contemplé como emergían y volvían a sumergirse una y otra vez entre besos y caricias, mientras yo sentía la flacidez de mi miembro, que a ratos intentaba volver a la vida. Habían dejado de importarme la "limpieza de sangre" y todas las demás chorradas que me enseño mi padre, las únicas que importaban eran Hermione y Ginny, y todo el placer que podían hacerme sentir y que yo podía hacer que ellas sintieran

Las chicas salieron a la superficie, nadaron hacia mí y empezaron a besarme y acariciarme.

  • ¿Qué tal os ha ido ahí abajo, chicas?- pregunté entre beso y beso

  • De maravilla, me he corrido dos veces- contestó Ginny con una voz que mostraba su felicidad- ¿Y tu que tal, Hermione?

  • Genial también, cariño- contestó ella- y no creas que me he olvidado de ti, Draco, que no va a ser Ginny la única que te tenga dentro. Un momento, por favor.

Cogió su varita, y de esta salió un gel azul que resultó ser un lubricante resistente al agua, así que nos lo pusimos y empezamos con lo nuestro. Gracias al gel, mi verga entró de golpe. Al romperse su himen ella no pudo evitar soltar un pequeño gemido de dolor, pero enseguida empezamos con el mete-saca, al mismo tiempo que yo le masajeaba "la puerta de atrás, con lo que empezó a gritar de placer. En ese momento escuché los gemidos de Ginny, la cual estaba masturbándose con el espectáculo y tenía la cara desencajada de puro placer. Cuando Hermione se corrió, yo quise parar el vaivén para que ella tuviese unos segundos de respiro, pero la muy guarrilla no tenía intención de parar, sino que por el contrario, empezó a moverse aún más deprisa, y yo hice lo propio.

  • ¡¡SIGUE ASI DRACO, HAZME TUYA!!

  • ¡¡SIII, MUEVETE MÁS, HERMY, MUEVETE MÁS!!

  • ¡¡SIGUE ASI, CARIÑO, SIGUE ASÍ!!

  • ¡¡AAAAH, AAAAAH, AAAAH!!

  • ¡¡ME ENCANTA, DRACO, SIGUE ASÍ, SOY TUYA!!

Hermione tuvo otro orgasmo, que en esta ocasión debió ser realmente brutal, puesto que soltó un grito de placer tan fuerte que no me explico como no se enteró todo el castillo de lo que estaba. Al caer sus fluidos vaginales en mi verga, no pude aguantar más y exploté, bombeando a su interior borbotones y más borbotones de semen a la vez. En ese momento, se oyó un grito que confirmaba que Ginny también se había corrido.

Los tres estábamos exhaustos, pero a Hermione aún le quedaban las fuerzas suficientes para limpiarme la verga de restos de su propia sangre y fluidos, después de lo cual empezamos a "comentar la jugada"

  • Hermione, Ginny, os lo digo de verdad, ha sido increíble. No había disfrutado tanto en toda mi vida. Muchas gracias

  • No tienes nada que agradecernos, Draco, tú también has estado muy bien, y eso que era tu primera vez. ¿No crees, Hermione?

  • Totalmente de acuerdo. Mucho mejor de lo que planeamos.

  • A riesgo de arrojar algo de luz sobre algo que debería mantenerse a oscuras ¿Qué planeasteis?

  • A ver, te explico: Lo primero que debes saber es que el odio y desprecio mutuo que Harry y tú sentíais, y que nos afectaba también a Ron y a nosotras, fue provocado mágicamente por tu padre; pero al ingresar este en Azkaban,, el hechizo perdió su efecto. Sin embargo, la educación elitista que has recibido hizo que en ti el efecto desapareciera gradualmente, y no de golpe como nos pasó a nosotros.

Desde el momento en que estuvimos libres del efecto del conjuro, las dos empezamos a fijarnos en que eres bastante guapo y atractivo, y empezamos a planear como montárnoslo contigo. Sin embargo, no habría funcionado si no te hubieses hecho pasar por Ron, pues fueron la erección que Ginny te provocó y la paja que te hiciste pensando en ella las que rompieron definitivamente el conjuro. Yo me di cuenta de lo que había pasado al recibir tu carta, y tanto Ginny como yo coincidimos en que era la ocasión perfecta, así que montamos el numerito de la torre para hacerte creer que íbamos a curarte, cuando en realidad no te pasaba nada y lo único que queríamos era tener sexo contigo. ¿No te habrá parecido mal, verdad?

  • ¿Bromeas? ¡Ha sido lo mejor que me ha pasado en mi vida! Solo me queda una duda: ¿Lo que me contasteis cuando veníamos hacia aquí era verdad o me lo contabais para excitarme?

  • Las dos cosas- respondió la pelirroja con una lujuriosa sonrisa que mostraba (para mi alivio) que estaba plenamente satisfecha.

  • Bueno, Draco, tenemos que irnos, estamos agotadas- dijo Hermione con la misma sonrisa que su amiga

  • ¿Creéis que podríamos repetirlo otro día?- pregunté animado por sus expresiones de satisfacción

  • Por mi parte, cuando quieras. Ya sabes que para practicar sexo siempre estoy disponible. ¿Tú que dices, Hermione?

  • Cuenta con ello

  • Os tomo la palabra- dije riendo

Las dos se lanzaron mutuamente el hechizo de reparación de himen, tras lo cual nos vestimos y nos despedimos con unos besos apasionados a la vez que yo aprovechaba para masajear una vez más los pechos de mis dos nuevas amantes. Después, ellas se fueron a su sala común mientras yo volvía a la mía pensativo. Aún no podía creérmelo. No solo había dejado de dar importancia la "limpieza de sangre", sino que además me lo había montado con dos chicas tan pervertidas como increíbles en todos los sentidos que, por si fuera poco, estaba claro que deseaban tanto como yo que aquello volviese a suceder.¡ Y todo en el mismo día! Estaba tan embobado que por tres veces me choqué con las puertas antes de darme cuenta de que estaban cerradas. Sin embargo no me importó, dado que estaba demasiado feliz como para notar siquiera el dolor.

Tenía el presentimiento de que pronto iba a dar y a recibir mucho más placer, y no me equivocaba. Pero esa historia os la contaré en otro momento. Chao