El nuevo cantante (2)

Noté entonces que doblaba sus rodillas y subía su miembro arrastrándose por mi ombligo y luego por mis pechos hasta llegar a mi garganta.

El nuevo cantante: Parte 2

Nunca había saboreado un beso tan suave y tan largo; un repertorio de canciones silenciosas que se formaban al entrelazarse nuestras lenguas. Me volví sólo un instante y apagué la luz de la mesilla y sólo entraba la luz de la calle. En ese momento, mientras nuestros ojos se hacían a la oscuridad, volvieron a encontrarse nuestros labios y su mano fue tirando de las sábanas hacia abajo poco a poco.

Nuestros cuerpos estaban ya húmedos del sudor de la excitación y de algo de ese líquido que comenzamos a derramar cuando alguien, junto a nosotros, nos pone a mil. Ardía en deseos de acariciar su pelo anillado que brillaba un poco en la oscuridad, pero le tomé por el cuello y apreté sus labios aún más con los míos. Mientras tanto, su mano subía por mi muslo muy despacio y dejándome adivinar hacia dónde iba: "Joder, tío, así, tan despacio, es mucho mejor". Y me puso su dedo en los labios como diciéndome que me callase.

Al fin, sentí un temblor por todo mi cuerpo y tomé aire hasta llenar a tope mis pulmones; su mano me había agarrado el miembro con fuerzas. Me pareció que yo iba siguiéndole, así que agarré el suyo (que era enorme) y al notarlo húmedo, comencé a mecer mi mano; arriba, abajo, despacio. Sentí también cómo se estremecía y me besaba con más fuerzas. Entonces, antes de que pudiese darme cuenta, empujó mi hombro contra el colchón y quedé boca arriba casi asfixiado; y no pasaron dos segundos cuando lo tuve sobre mí acariciando su cuerpo con el mío.

Así estuvimos otro buen rato, se incorporó un poco y me miró sonriente. Noté entonces que doblaba sus rodillas y subía su miembro arrastrándose por mi ombligo y luego por mis pechos hasta llegar a mi garganta. Pude ver entonces el tamaño de su polla, que tenía (a ojo) unos 19 cm. (como la mía) y era gruesa y nervuda y ¡sin operar! Me encantan con su pellejito. Con ella estuvo acariciando mi cuello mientras sujetaba mi cabeza y, cuando menos lo pensaba, subió la punta hacia la barbilla hasta llegar a mi boca. No sabía si iba a poder soportar aquello; me parecía que mi corazón iba a toda velocidad y el sabor de su líquido preseminal me hizo despertar del sueño que estaba viviendo, así que le cogí la polla con la mano y la fui lamiendo hasta dejarla sólo húmeda con mi saliva.

Cuando sintió esto, se movió más rápido hacia abajo y me hizo lo mismo y desde abajo le oí decir: "¡Tampoco estas mal de tamaño, tío! Me gusta el color y la forma". Pensaba que no iba a poder aguantar más y lo agarré por los cabellos y le susurré: "¡Para, para, por favor! Deja que esto dure…".

Y vi aparecer su rostro frente al mío y volvimos a besarnos y a acariciarnos esperando un poco, pero luego, volviendo a doblar las piernas, se arrodilló sobre la cama. Buscó mi polla con su mano y fue poniéndola poco a poco en el que yo sabía que era «el punto de mira». Pensé que se dejaría caer también poco a poco, pero no fue así, sino que hizo un movimiento fuerte y rápido conteniendo un gemido y me dijo: "¿Ya no tienes más? La quiero toda dentro".

Y comenzó un balanceo y sentía su interior cálido y comenzó a masturbarse dejándose ayudar. No podía durar mucho aquella situación; esas que se ven en las pelis y que duran media hora no son reales. El movimiento fue aumentando y le hice señas de que no podía aguantar más, así que aligeró su masturbación y, ya sé que no sucede a menudo, pero nos corrimos al mismo tiempo y su semen pasó por encima de mi cabeza hasta la pared primero y cayó luego sobre mi pecho.

Se echó luego a mi lado cansado y sudando y yo me hice un masaje con su semen extendiéndolo por todo mi pecho. Entonces, mirándome casi riéndose, me dijo: "No pienses que esto se ha acabado ¿eh? Hay mucha noche".

(Continúa)