El novio del gaucho

Y tu que creías que no te iban a sorprender, bueno acá te harán poner los pelos de punta: la seducción y el sexo entre un modelo "top" y un gaucho de las pampas argentinas. Una combinación explosiva.

EL NOVIO DEL GAUCHO

Cuando uno es un modelo top , es fácil pensar en el destino de un viaje de descanso: quizás Barbados o Saint Martín en el Caribe, o la Costa Azul, o a la Costa del Sol , o a alguna de las islas paradisíacas del Océano Indico. Sicilia tal vez.

Pero ese verano, tras una borrascosa ruptura con mi ex, un francés que me llevaba 30 años, decidí recluirme en un lugar tranquilo, muy tranquilo, en el medio de la inmensa pampa argentina.

Si uno va al sur o al oeste o al norte de Buenos Aires, la magnífica capital de mi país, se encuentra con inmensos campos cultivados o dedicados a la ganadería, en lo que se dice es la porción de tierra mas fértil del planeta . Y por el camino encuentra campos y mas campos, estancias (haciendas) enormes, y pueblitos soñolientos , limpios y tranquilos que nada tienen que ver ni con los paisajes urbanos o con los paisajes europeos a los que ya me había acostumbrado.

Me llamo Andrés Rivot, tengo 25 años y soy el modelo exclusivo de Germani, de Diderot y de treinta firmas internacionales, mi cara ha aparecido en las tapas de Vogue, Hommes, Vanity Fair, Hola , Harper’s Bazaar, Esquire y hasta en Playboy de Finlandia.

Mido un metro ochenta y cuatro y peso setenta y dos kilos, y la mezcla de una argentina y de un irlandés, me ha dado una apariencia extraña , exótica que algunos fotógrafos calificaron de fascinante y de única. Cabello castaño muy brillante, ojos azules , pómulos marcados, piel muy suave, nariz bien recta, piel mate y un cuerpo pleno de rectas y líneas curvas en los lugares oportunos. He conocido gran parte del mundo, trabajado con las mejores agencias y fotógrafos , e inspirado a numerosos diseñadores. He sido amado locamente por gente importante que me ha colmado de regalos, pero no he tenido suerte en el amor. Podría decirse que mi vida sentimental es una página casi en blanco.

Cuando llegué al campo de los Martínez Peñasco, me recibió un mozo de unos 21 años de mi altura y cuerpo muy armonioso y elegante. Vestía sombrero y botas de gaucho y sus ojos eran dos pozos negros brillantes. Dijo llamarse Humberto, en honor a un señor italiano que habia ayudado mucho a su familia.

Humberto, con ese nombre tan itálico, era sin embargo lo que se conoce como un gaucho en la Argentina: una especie humana en decadencia por culpa de la técnica , la globalización y el éxodo hacia las grandes ciudades : el gaucho es un trabajador rural , peón de campo generalmente, hábil jinete y experto en el cuidado y arreo de animales bovinos y ovinos.

Pero este gauchito era hermoso , y me quedé duro al verlo: tenía mi altura y algún kilo mas que yo pero sus cabellera renegrida y aquellos ojos lo hacían excepcionalmente buen mozo. Tenía fuertes piernas y brazos, pecho liso y un culo para perderse en el camino. Que culo que tenía ese muchacho, mon dieux.

Usaba unos pantalones de campo muy amplios cuyos pliegues disimulaban la amplitud de tu paquete genital pero se adivinaban unas medidas amplias y espaciosas, y de su piel, de su caminar, del modo como me miraba emanaba una masculinidad de esas que hacen dilatar el orto para serles francos y si perdonan lo grosero de mi expresión.

Ay Humberto , me tenía muerto . Su culo me hacía agua a la boca y sus piernas fuertes me excitaban como loco. Además hacia como un mes que yo no cogía con nadie y me parecía que si no lo hacía pronto iba a caminar por las paredes.

Que un modelo top sea gay o bisexual no es novedoso. Mucha exposición a la mirada ajena, mucha vanidad, mucho bujarrón buscando la carita bonita, la carne fresca, el culo virgen , la pija con poco uso y todo el ambiente de la belleza y de la moda pervade a cualquier individuo, y le crea inquietudes curiosidades y deseos. Si a eso se agrega el mercado de la carne que tambien se mueve en estos ambientes, tenemos que , si es modelo lo es o puede serlo. También hay que agregar a los diseñadores e intermediarios que para darte un trabajo, te piden mamarte la pija o el culo según la importancia de la campaña.

Pero a un gaucho hecho y derecho en plena pampa argentina, que vive en contacto con la tierra de sol a sol, montando todo el día a caballo, entre animales y peonada en las rudas tareas rurales , es muy difícil que le gusten los hombres. Podrá decirse que son mas elementales , y hasta mas brutales y que eso favorece el volcarse a prácticas sexuales entre ellos, sin los complejos de la non santa iglesia, pero yo no había conocido a un gaucho gay.

Durante una semana entre paseos y ocio (yo) y trabajo (el) se produjo un intenso trabajo de seducción y conquista, y lo que me asombró no era que yo lo hiciera , sino que era mutuo. Está bien que el quedó enloquecido, perdonen mi vanidad , con mi cuerpo casi desnudo tomando sol envuelto en un bikini muy diminuto. Que no tuve reparos en bañarme desnudo en el lago del otro lado de la tranquera. Que dormía en bolas y no cerraba la ventana por el calor reinante y que es posible que subido a un árbol pudiera verme. Es cierto que lo miraba con cariño como dicen los muchachos, que le coqueteaba y flirteaba cuantas veces me era posible y que la prudencia hubiera indicado otra cosa.

Luego supe que el deseo no lo dejaba trabajar y que para poder dormir debía hacerlo debajo de mi ventana. Que había concurrido a lo de una curandera y bruja de las afueras del pueblo para pedirle una infusión que le hiciera olvidarme. Que como no había conseguido nada con la infusión de la vieja, había ido a confesarse al cura por pensamientos pecaminosos pero no se atrevió a decirle de que pecado se trataba.

Ya se avecinaba mi regreso y yo seguía caliente, aguardando el momento para hacer mío ese cuerpo de junco, esas piernas que me volvían loco, ese culo maravilloso y todas sus joyas personales. Me había convertido en un monaguillo casto y piadoso , pues conciente de la presión sexual que existía , cambié de postura por miedo a ser atacado , violado , muerto.

Despertaba cada mañana para ver a mi gaucho acostado en un colchón de pasto, durmiendo malamente a los pies de mi ventana, enceguecido por un hombre ficticio como yo, por alguien irreal y ajeno, que lo había provocado sin atender a las consecuencias de esa provocación.

Yo dormía mal todas las noches pues solo podia consolarme haciéndome largas pajas bajo la ducha, pensando en ese gaucho que me había subyugado, y que con todo mi dinero y fama no podía tener. La última noche , como si hubiese sido envenenado por algún jarabe desconocido , tuve una pesadilla en la que comencé a gritar y a llamar a Humberto por su nombre, y al principio del terror mi voz no se escuchaba hasta que comenzaron a oirse mis extraños pedidos de auxilio, y en el momento en que el gaucho los escuchó y subió con una soga a mi balcón para ver que pasaba, yo desperté y advertido de que era un mal sueño, le pedí que se fuera...... Lo eché como a un animal molesto.

A la madrugada se largó una tormenta de granizo y lluvia y todo el resto de las horas hasta que volví a despertar completamente, escuche el rumor de las hojas, el baile de las ramas, la voz del viento. Cuando me asomé , estaba nublado y todo barroso pero mi gauchito había desaparecido.

Me vestí , calcé mis botas y lo fui a buscar. Sabía donde quedaba su pieza , en el sector de los establos y sin golpear, entré a ese recinto oscuro que olía a tierra mojada y eucaliptus y a él. Estaba desnudo, absolutamente desnudo , boca abajo, y cuando pude ver algo mas ayudado por mi linterna, advertí que había llorado. Sin decir nada tomé la manta y la sábana caída y cubrí su cuerpo juvenil y hermoso y me desnudé , y me acosté a su lado sin hacer ruido, sin decir nada , oliendo su cuerpo, percibiendo sus menores movimientos, y no pude resistir besar sus cabellos mojados por la lluvia, y sus ojos ya sin lágrimas, y abrazar su cuerpo y tocar tu cuello su cara, sus brazos, y a lo lejos cantaban los pájaros, y el viento repetía sin cesar su canción gris y fría, y entonces me acurruqué al cuerpo de él y en ese momento supe que se había despertado pero tardó un rato en reaccionar, para saber si estaba soñando o no, y tomó mi mano y cuando supo que era realidad, abrió los ojos y me miró y el miedo se hizo ternura y sus manos buscaron otra vez las mias y las besó y yo busqué sus labios, mordí sus labios rojos y dulces y lamí su boca , sus encias sus dientes , hasta que mi lengua invadió por fin la boca de mi gaucho.

El gritaba de gozo y por fin me puso en cuatro patas y me cogió como jamás nadie lo había echo, como quien busca un tesoro en el fondo del mar, y su pija hermosa gruesa caliente y dura, se metió en mis tripas y me hizo gozar como loco y yo gritaba tambien, y el bombeaba bombeaba como tratando de sofocar toda la ansiedad y la desesperación de un deseo no realizado. Luego me dio vuelta y apoyé mis piernas largas sobre sus hombros fuertes y me la volvió a poner hasta el fondo , casi sin hablar, emitiendo gritos o callándolos por miedo a despertar a toda la humanidad que dormiría a esas horas. Y en ese momento supe que el gauchito sería importante en mi vida y que nada ni nadie me apartaría de él.

El hizo entonces un esfuerzo sobrehumano , y con la pija todavía metida en mi culo, se fue deslizando hasta el costado de la cama y enculado como estaba me llevó hasta la ventana y me dijo : ya dejó de llover......

Yo me movi apasionado y el me tiró en al cama otra vez y siguió bombeando y yo apretando con mis esfínteres su verga inmensa y fuerte y caliente , hasta que acabó y hasta que acabé , hasta que nuestra leche se juntó ingenuamente en un rincón de la manta.

galansoy.

Amigos , valoren mis relatos por favor. Gracias por hacerlo y por leelos. En todo caso escriban. Si lo desean pueden escibirme a galansoy@hotmail.com . Gracias . g.