El novio de mi amiga (3)
Ahora toca amoladarse a la nueva situación surgida de la infidelidad, no basta con los castigos vividos, no tiene mas remedio que sufrir las consecuencias de la nueva condición que le están dando o no?
Aquella degradación entre Angel y mi ex amiga Sara, junto al resto de invitados hizo que mi pobre cuerpo recibiera la mayor violencia sexual que jamás había imaginado, había sido follada y penetrada sin piedad como si fuera una puta barata a la que han pagado por soportar todo tipo de vejaciones, además la presencia de Ruth, amiga común y su respaldo y justificación a la venganza de Sara por mi desliz con Angel añadía a ratos una humillación tal que estaba perdiendo el control de todo; que hicieran con mis pechos lo que hicieron no tenía perdón, pero era tal su ensañamiento que no había podido digerirlo cuando eran otras partes de mi cuerpo las que eran presas de su ira.
Angel y su chulería arrogante no me tenían atrapada ya como antes, pero la verdad, de manera automática accedía a sus palabras, me había acostumbrado a seguir sus ordenes, en parte porque habían conseguido tenerme a su disposición, no tenía donde ir ya que los lugares donde me conocían no podían verme con mi nueva estética, esta atrapada en su juego, pero también por su actitud, cada vez que le veía recordaba esa polla perfecta que un día fue mía y que me hacía sentir la mujer más satisfecha del mundo; la verdad Angel tenía una cuerpo de adonis moreno, el que viviera de la noche le obligaba a modelar en el gimnasio un cuerpo irresistible para nosotras y su actitud de superioridad con las mujeres, sabedor de lo mucho que le deseamos y que le perdonamos los caprichos que quiera pegarse, pero con todo lo que estaba pasando estaba también comprobando que no se quedaba todo en una simple actitud de infiel, lo que estaba consintiendo hacer conmigo era algo más duro y rozaba los límites de una perversión que le convertía en un cabrón sin escrúpulos, disfrutaba dirigiendo la venganza de Sara, iba creciéndose de tal manera que su presencia no era la de un conquistador sino la de un dominador, sus tatuajes en el pecho y sus piercings empezaban a simbolizar para mi otra cosa.
Después de que todos se apartaran y yo estuviera en el suelo llena del semen que habían vertido sobre mí, Angel el único que no me había poseído me agarró de un brazo y me dijo que debía ir a la ducha por el riesgo de infección de las cicatrices de la operación, cuidadosamente introdujo mi cuerpo dolorido y comenzó a echar agua por mi cuerpo, una sensación de bienestar que agradecí, pero Sara entró y al ver tan tierna imagen diciendo a Angel que siguiera mojándome cogió la llave del agua y paso de caliente a fría provocando un cambio brusco de temperatura que me dejó helada, ante la sonrisa de Angel, Sara afirmó: verás que rápido se recupera; cuando no sentía del frío las piernas pararon de limpiarme con ese agua gélida y me dieron una toalla limpia para que me secara, poco a poco limpié mis partes íntimas para luego secar por primera vez mis enormes pechos, note una sensibilidad distinta, la operación de cirugía clandestina había conseguido ponerme un tamaño descomunal pero no habían cuidado todo lo relativo a mi satisfacción sexual, había sido tratada como un simple objeto y solo con darme la forma apropiada se habían conformado.
Angel recibió una llamada del trabajo y le dijo a Sara que debía pirarse, me miró pensado que hacer conmigo, me ilusioné con una poca libertad allí en su piso, sobre todo para descansar, aunque el baño de agua fría me había renovado como Sara había ideado; entonces le dijo a Sara que había que comprarme algo de ropa y adecentarme, Sara le miro y le dijo que eso era cosa suya pero que le había prometido acompañarla, mientras Angel justificaba su ausencia su compañero Sergio les dijo que tenía unas horas libres que podía acercarnos donde quisiéramos y ayudarnos, Angel agradeció ese capote y cogió las llaves para irse corriendo.
Sara me dio el abrigo que había sido mi prenda durante varios días y los tacones para luego salir de casa al coche de Sergio, mientras bajábamos en el ascensor, Sergio no quitaba ojo a mis pechos y Sara atenta le dijo que el resultado había sido el esperado, me miró y me dijo: ahora vas a tener que aprender a lucir tu nuevo cuerpecito, los efectos de las hormonas que incrementaban al sensibilidad que involuntariamente había recibido todavía hacían su efecto y cuando Sara toco mis pechos para complementar sus palabras, mis pezones alcanzaron una firmeza que después del desgaste que llevaba encima nadie y menos yo se esperaba, Sergio no se lo creía: pero todavía esta zorra necesita más caña para calmarse... cuando fui a justificar por las hormonas ese comportamiento, Sara me dio una torta obligándome a callar; pero su cabeza no paró de pensar y cuando llegaron al parking le dijo a Sergio, cuando están así de calientes es bueno que sus agujeros queden dilatados para avanzar en su agrandamiento y salió apresurada a casa a por algo no sin antes decir a Sergio que me prepara.
Sergio al tenerme a su disposición cambio el gesto y la actitud, nada más llegar al coche tiró del abrigo y mi desnudez quedó expuesta, mis brazos sujetaban mis pechos, entonces el se acercó y metió la mano en mi rajita, sus dedos palpaban mis partes todavía irritadas pero ya húmedas de nuevo, note como su polla tomaba forma debajo del chándal que llevaba, pero cuando podía haber empezado a hacer algo llegó Sara y le dijo que me tumbara en el asiento de detrás, abrí las piernas de manera instintiva para evitar acciones violentas y cuando estaba expectante, volví a sentir el dilatador anal y como la maquinita lo iba agrandando, a las sensaciones dolorosas de antes había que sumar los restos de las penetraciones que mi ano había recibido y los gritos resonaron en todo el parking, mi culo era violado de nuevo y no podía resistirlo, al rato desenchufaron la maquinita pero dejaron insertado el dilatador, entonces Sara comenzó a frotar mi clítoris con una fuerza desmesurada para provocarme un rápido orgasmo, pero cuando eso iba a ocurrir comenzó a dar golpes en mi coño, incluso la cara de Sergio demostraba cierto asombro, ella para justificar ese desprecio e ira hacia mi dijo: asi la mantendremos calmada un rato; entonces cubrió mi cuerpo con el abrigo y cerraron la puerta, fue tal el agotamiento que estuve un rato transpuesta, sin enterarme que hablaban y donde nos dirigíamos.
Cuando me quise enterar me estaban sacando del coche, era tarde y casi no había gente por la calle, cuando me dijo al oído hemos llegado a una boutique de tu categoría, aquí te van a adecentar como es debido, cuando levanté la mirada, no me lo podía creer: era un bazar de chinos, a esas horas era normal que estuviera abierto, nada más entrar comprobé que no había nadie en la tienda para mi tranquilidad pero pronto señalaron un almacén donde debían llevarme, en él había cajas amontonadas y varios colchones, debían de dormir allí algunos de los empleados, cuando Sara soltó mi brazo dos chinas una joven y otra mayor me agarraron con más fuerza aun y elevaron mis manos para quedar atada a una cuerda que colgaba del techo, al quedar mis pechos sueltos sentí un dolor terrible pero acabé encajándolo, estaba inmovilizada con los brazos en alto y desnuda, tan solo mis tacones me ayudaban a guardar el equilibrio en aquella postura, miraba a los lados y la mezcla de decoración china y almacén mugriento donde estaba aterrorizó mi cuerpo.
Ofrecieron una silla Sara mientras Sergio se acomodó sobre una caja, mientras Sara empezó a fumar un cigarrillo y ordenó a las chinas que hicieran lo acordado, todo por lo visto estaba preparado y eso no era bueno, cuando la china mayor cogió una cuchilla me temí lo peor, se acercó a mí mirando mi cuerpo, no podía descifrar en su rostro sus intenciones, tampoco podía moverme para zafarme de ella, cuando esta enfrene mía se arrodilló, pero mis pechos no me dejaban contemplar que estaba haciendo y solo cuando sentí la cuchilla depilar mi coño me relajé, la postura no era la más apropiada pero ella no ponía reparos, tampoco delicadeza, sentía como si estuviera lijándolo y cuando echó un desinfectante los gritos inundaron la habitación, tenía mis partes más que irritadas, y no tenía piedad para verter el liquido que mi cuerpo lo interpretaba como abrasivo, todo acabó con las palabras de Sara, entre calada y calada contemplando de frente la escena, aprobando el resultado.
El dilatador anal por la postura se había salido un poco y la china no quiso reubicármelo, entonces apareció la joven que mostró varios vestidos a Sara, ésta señaló un TOP de una pieza de color azul y de raso, que rápidamente la chinita introdujo por debajo y a duras penas ajustó a mis pechos, en parte agradecí la posición de equilibrio en que quedaron, pero mi imagen no podía ser más barata y guarra, Sara se levantó tiró el cigarro al suelo y me dijo que este vestido era un regalo que no podía faltar en mí en ningún momento, será tu segunda piel y ahí de ti como lo manches o ensucies, cuando tengas que follar o mostrar tus pechos te lo arrugas en la cintura y quedas disponible sin quitártelo.
La china joven no se marchó como la vieja después de realizar su función, sino que como si hubiera entendido las palabras de Sara como una orden, frunció el TOP dejándolo como un cinturón sobre mi cintura; su mirada reflejaba la normalidad de la situación, pensé que no debía ser la primera vez que hacía estos encargos, lo cual me produjo un escalofrío, sus dedos finos examinaron mis partes y tras analizarlas trajo una caja que mostró a Sara, de ella sacaron artilujios de dominación; Sara rechazaba todos, la decía que no quería pijadas para mí, solo cosas útiles, al final de la caja encontraron algo que la gustó, su cara de satisfacción era la prueba, la china puso cara de contrariedad y la dijo: pero usted sabe que esto necesita de... Sara paró en seco el argumento diciendo que sabía lo que conllevaba y que la estaba mostrando su aceptación, entonces la china joven salio apresuradamente de la habitación.
Sergio que no había dicho nada se acercó a mí y miró a Sara como pidiéndola permiso para tocar mis pechos, Sara sonrió y dijo: después de esto vamos a solucionar esto para que no tengas dudas si puedes tocarlas o no cuando quieras, Sergio y yo no entendimos nada pero él comenzó a lamer mis pezones y no se paró ni cuando entraron las dos chinas, el seguía excitándome cuando note en mi coño una sensación de alivio, se había relajado como sintiendo algo frío, al percatarme de que las chinas estaban debajo pensé que habían puesto algo para relajarlo, pero cuando se retiraron y seguía sin sentir nada intenté infructuosamente comprobar el resultado de su acción, Sara y Sergio aplaudieron y fue entonces cuando la china mayor acercó un espejo mostró como habían fijado una anilla a un labio vaginal mío y fijado una cadena de la que colgaban una bolas, ante mi cara de asombro Sara dijo: ahora llevarás contigo unas amigas muy juguetonas, verás como todos tus movimientos te resultan más sensuales... y se puso a reir, siguiendo las chinas la risa, miró al reloj , les dio un billete de 50 euros y ordenó que me desatarán no sin antes insertar las bolas, pero cuando se dirigían a hacerlo fue Sergio quien tomo la iniciativa y con cara de satisfacción introdujo una a una las bolas, entraron sin necesidad de lubricar, recompuso mi dilatador anal y mientras las chinas me desataron y adecentaron mi TOP.
Cuando salía de la tienda la suma de dolor de mi ano junto a placer que las bolas me estaban generando, compensado con la sujeción forzada de mis pechos con el TOP, me hicieron flotar de camino al coche, me abstraía de todo, ni me percate si había mas gente en la tienda, mis partes íntimas requerían toda mi atención, no podía hacer otra cosa que dejarme llevar por esa mezcla de sensaciones, cuando iba a abrir la puerta del coche, Sara me agarro del brazo y me dijo que en esa calle recordaba había lo que buscaba, era un antro pequeño, en la puerta había una pandilla de niñatos latinos con sus motos que rápidamente clavaron sus miradas en mí, no los pude culpar Sara me había transformado en algo llamativo y que no pasaba para nadie desapercibida, al ir con Sergio no se abalanzaron sobre mí, sino alguna mano hubiera tocado mis pechos.
Entramos entres sus miradas y pronto fueron otras las que se posaron en mi cuerpo, era una tienda de tatuajes, había más latinos, dos corpulentos que estaban al lado de una puerta y varios en un sofá, preguntaron que queríamos y Sara paso a la habitación a la que daba la puerta con uno, para salir al momento y decirme que pasara, había dentro una sala enorme donde había restos de fiesta, con sofás y botellas a medio consumir, y al lado una habitación donde hacían los tatuajes, debía se un lugar de reunión que lo amortizaban haciendo tatuajes, al entrar me colocaron en una camilla y Sara bajo mi TOP para dejar al descubierto mi pecho, lo que me permitió deducir la ubicación del tatuaje y salió diciendo: toda tuya, el latino corpulento se presentó como Oliver y me dijo que no me iba a doler mucho, fueron 40 minutos y cuando acabó llamo a Sara, esta entró y vio el resultado, yo por mi postura tumbada no podía comprobar lo que había tatuado en la parte baja de mis pechos.
En un arrebato de orgullo la pregunté que habían tatuado, Sara no le gustó mi impertinencia pero le vino bien, me dijo levántate y ven que te lo van a decir, nada más abrir la puerta comprobé que estaban allí los chicos de la puerta junto a los que había en el local, como llevaba el pecho descubierto supe que sería una atracción para ellos verme así, cuando quede parada tras la puerta Sara preguntó a uno que la dijese que ponía en sus pechos; el chaval rápido dijo: PROPIEDAD PUBLICA en uno y en otro USO GRATUITO, al oír esas palabras me aterré, no alcanzaba a valorar lo que suponían, y Sara muy diligente explicó, ves como ningún hombre que vea tus pechos descubiertos tendrá dudas si puede o no hacer con ellos lo que quiera, la primera reacción fue tapármelos, pero todos en vez de sentir pena, empezaron a reírse, mi debilidad les provocaba satisfacción, en eso que Sara me dio un beso y me dijo, nos vamos Sergio y yo a dormir, que pases buena noche aquí, amablemente me han dicho que te acogerán, mientras me voy que Angel querrá follarme y no quiero hacerle esperar.
Tras desaparecer, yo seguía inmóvil, nadie se movía, hasta que uno de los chavales se acercó a mi y dijo: vamos a comprobar si esa tía tenía razón y estas peras son para que las disfrutemos, sus manos comenzaron a tocar mis pechos, no puse resistencia, no tenía donde ir si me hacía la digna, y al rato varios chavales de unos 19 años sobaban sin piedad mis pechos, mientras el que me había hecho el tatuaje, metía por debajo la mano de mi TOP, entonces les dijo al resto: parad que esta zorra tiene más sorpresas, al tumbarme en el sofá y levantar el TOP comprobaron el dilatador y a cadena que se sumergía en el coño; uno de ellos dijo, que mal lo debe estar pasando con eso, quítaselo, así que lo arrancaron el dilatador y mi culito respiró un poco, mientras otro por curiosidad tiró de la cadena y al ver salir una bola el mayor dijo que no sacara eso que no sabíamos su función que ya tenían un agujero a su disposición, sin mediar palabras se arrodilló uno y comenzó a lamer mi coñito y mientras sacaban allí todos sus pollas, ante tal situación yo me aterré y puse cara de rechazar lo que se me venía encima, entonces el tatuador se acercó me agarro del pelo levantándome del sofa y llevándome al centro de la sala diciendo: serás de uso público pero no estás educada, entonces me sujeto por detrás los brazos inmovilizándome y dijo a otro: acércate y tortura su pechos, al recibir el primer golpe solo pudo salir de mi un grito corto pero seco, mientras en mi oído el tatuador me decía: si no quieres que usen así tus pechos actúa como una puta de verdad, dando la talla como tus pechitos, dile que puede hacer contigo: yo nerviosa no pude más que decir la primera salida que se me ocurrió: lo que quiera, entonces el chaval comenzó a golpear mis pechos con unas tortitas cortas pero duras, que me provocaron una mezcla de dolor y placer que pudo conmigo, entonces rectifique, te puedo mamar la polla, y volvió a darme diciendo eso no me satisface, entonces le dije te ofrezco mis agujeros, ante lo cual el chaval sonriendo dijo: demuéstramelo, me di la vuelta y con el culo en pompa metí un dedo un mi dilatado culo diciendo necesito tu polla en él, y sin mediar palabra note como una polla se insertó en mi culito, pero no se si fue por su tamaño o las bolas o las hormonas que me hacían efecto sentí un profundo calor que me llevó a gemir como una posesa, dando a entender que estaba disfrutando.
Pese a sus edades, tenían unas pollas nada pequeñas, los tatuajes que las rodeaban las hacían más provocadoras, decidí tras terminar de follar con el primero ponerme de rodillas y mamar en grupo sus pollas que estaban todas esperando, en parte dio resultado porque algunos al correrse en mi boca se apartaban satisfechos, pero dos me obligaron a que les hiciera una cubana y otros tres necesitaron mi culito para descargar completamente su fuerza; mis pechos rebosaban de semen y mi culo también, el sofá donde me colocaban para penetrarme era como de cuero y claro estaba lleno de semen, además el sudor de algunos de ellos lo había dejado pringoso; mientras me follaban el ano las bolas se encargaron de hacerme llegar rápidamente a orgasmos, por lo que cuando limpie la última polla con la boca tenía mojado todo mi coñito; en ese momento pensé que me dejarían descansar un rato, me había portado como la guarra que querían, pero entonces parece que algunos de ellos querían probar ciertas fantasías conmigo, uno cogió una cucharilla y previa advertencia de lo que debía hacer se dedico a introducir uno a uno todos los restos de semen que iba recogiendo de mis pechos, ano, sofá incluso del suelo; algunos esa escena les excitó por la erección que pude observar en sus caros bóxer de marca, pero justo en el instante en que podría haber vuelto a tener que sufrir apareció Angel, su mirada no fue de chulería sino de sorpresa por lo que acudió a mi rápido para ponerme bien el top y sacarme de allí.
Fuera del local llamó a Sara un tanto enfadado por haberme dejado allí en esas condiciones, y le dijo que cuando llegáramos a casa ya hablaría con ella como era debido... no se si se atrevería a parar sus iras o incluso pagarla con la misma moneda, pero eso so lo cuento en la próxima entrega, no sin antes pediros que me gustaría conocer a las que se gustarían ver en esa situación y comprobar que no soy la única que merecí todo eso.