El Novio de Doris
Lo que ahora les narraré fue lo que hace tres años dio pauta a definir las preferencias que actualmente disfruto como los placeres más exquisitos de la vida.
EL Novio de Doris
Por Georgina del Carmen
Mi nombre es Sasha, soy una chica de 20 años de edad, soy estudiante en una Universidad privada. Lo que ahora les narraré fue lo que hace tres años dio pauta a definir las preferencias que actualmente disfruto como los placeres más exquisitos de la vida.
Conocí a Doris, una hermosa niña de mi edad, desde el primer año de la secundaria, nos hicimos muy amigas, a cualquier lado íbamos juntas como si estuviéramos unidas corporalmente. Posteriormente nos inscribimos en la misma preparatoria. Nos confiábamos todos nuestros secretos por íntimos que éstos fueran y no solo compartíamos nuestra amistad en la escuela, sino que los días de asueto o vacacionales nos los pasábamos juntas. En ocasiones ella iba de vacaciones con mi familia y en otras yo iba con la familia de ella. Pasar el fin de semana juntas en la casa de alguna de nosotras era de lo más común. Todo ello con la complacencia de nuestros padres.
Una noche, hace tres años, que estabamos pasando el fin de semana en mi casa y ya metidas en mi cama, Doris me platicaba de su nuevo novio, quien se llamaba Edgar, a decir verdad era guapisimo y me atraía irrefrenablemente, ella exaltaba sus virtudes y entre ellas el buen miembro viril que su galán tenia y que para entonces ya se lo había chupado hasta hacerlo derramar en su boca, me contaba detalladamente las cachondeadas que el chico le daba y todo ello nos ponía tan calientes que, como de costumbre cuando platicábamos de nuestros novios, terminábamos por masturbarnos al calor de la platica.
En esa época recién había terminado mi relación de noviazgo con un chico de la escuela y estaba "solterita", la ausencia de pareja y por lo tanto de sexo, me hacia poner cachonda al menor comentario del tema y debía de recurrir a la masturbación, ya fuera con los dedos o con ayuda de un "consolador" de hule en forma de pene que para tal efecto tenía.
Constantemente cuando Doris salía con Edgar yo iba con ellos, con la esperanza de conseguir algún chico guapo para hacerlo mi novio o en ocasiones Edgar traía algún amigo para hacer el "cuarteto", pero ninguno había sido de mi agrado o yo del de ellos. Inevitablemente mi amiga y su novio se besaban delante de mí, despertando mi deseo carnal. Aprovechando la enorme confianza que había entre nosotros, aquellos besos poco a poco iban subiendo de tono aun delante de mí, de ahí pasaron a las caricias eróticas sin importar mi presencia.
Edgar le manoseaba el cuerpo a mi amiga sobre la ropa y cuando llevaba falda o vestido metía su mano por la entrepierna de Doris tocándole sus partes intimas, ella mientras tanto le acariciaba la enorme verga mostrándome sin recato la magnitud y el grosor de ésta, lo que me hacia poner caliente y aunque trataba de no mirar, mi vista no podía apartarse de ellos mientras se cachondeaban, despertando inconteniblemente mi deseo sexual. Juro que me daba mucha pena verlos "fajar" pero me excitaba muchisimo haciendo que se me mojaran las pantaletas.
Hasta ahí todo estaba "normal", pero un día que fuimos a un antro y ya de salida con algunos tragos de alcohol encima, mi amiga y su galán se pusieron cachondos en el auto, se manoseaban sin recato en mi presencia, Doris tenía la minifalda en la cintura y las pantaletas bajadas a mitad de los muslos, la blusa desabrochada y los senos sacados del brassiere, Edgar le manoseaba la vulva y le chupaba las tetas, mientras mi amiga le había sacado la verga de la bragueta del pantalón y le masturbaba, me la enseñaba en todo su esplendor como queriendo decirme que lo que me había contado de aquel suculento falo era verdad.
Yo estaba hirviendo de caliente e internamente deseaba participar de aquel exquisito agasajo. Doris parecía que me había leído el pensamiento y tomando mi mano con la suya la llevó al camote de Edgar. La verga de su novio era enorme, podíamos tomarla entre las dos al mismo tiempo. En principio me sentía entre avergonzada y tímida, pero poco a poco tomé confianza por la cachondez que se había apoderado de mí. Ya con cinismo le chaqueteaba al novio de mi compartida amiga, mientras ella se dejaba manosear y dedear sus "cositas". Pronto las manos de Edgar se extendieron a mis piernas para manosearme a mí también ante la complacencia tanto de Doris como de mí misma.
En un momento dado Doris me tomó por la nuca y me hizo inclinar de tal modo que mis labios estaban a unos milímetros de la verga de Edgar, no lo pensé mucho, mi amiga me estaba dando la oportunidad de saborear la verga de su galán y no había por qué desaprovechar chuparle esa delicia. Terminé por agacharme e introducir la cabeza de la verga de él en mi boca y chuparle. Mientras le mamaba sentí que mi minifalda se levantaba por mis nalgas y una mano me acariciaba, en principio pensé que era Edgar, pero las caricias eran más tiernas, más suaves, vaya sorpresa, era Doris quien me tocaba con amoroso cuidado mi trasero y haciendo a un lado mis pantaletas me hurgaba en la mojada vulva y en mi culito.
Luego de un buen rato Edgar nos propuso que mejor nos fuéramos a un lugar mas seguro y propuso un motel que él conocía y estaba muy cerca de donde nos encontrábamos. Ambas aceptamos presas de la lujuria durante el trayecto continuamos el manoseo mutuo entre los tres sin meditar siquiera lo que estabamos haciendo.
Llegamos al motel y nos instalamos los tres en una habitación. Nos colocamos en mitad del cuarto y entre los tres nos besábamos en la boca de manera alternada mientras unos a otros nos despojábamos de la ropa, hasta que nosotras quedamos solo en pantaletas y él en boxer. Nos fuimos a la cama donde Edgar se recostó y nosotras nos colocamos a sus costados, le bajamos el boxer e iniciamos por frotarle conjuntamente el rabo, luego le dábamos besos en el glande para terminar mamándole alternadamente la verga de manera indecente.
Hicimos una breve pausa solo para que Doris me quitara las pantaletitas y yo a ella, yo continué mamándole la verga y lamiéndole los güevos a su novio y ella se montó sobre su rostro para que él le chupara la vulva y el culo y sus manos recorrieran lo que alcanzaban de su desnudo cuerpo. Minutos mas tarde cambiamos de lugar y ahora mi amiga le mamaba la verga y él chupaba mis "rinconcitos", mientras masajeaba mis senos.
Doris se montó en él metiéndose la verga en la vagina y dándose múltiples sentones, me instalé frente a ella poniendo mis nalgas en la cara de Edgar para que me siguiera mamando la raja y el culito. Mi amiga se apoderó de mis chiches y yo de las de ella, y entre jadeos y ayes de placer nuestros rostros se fueron acercando lentamente hasta que nuestros labios se rozaban, poco a poco fuimos abriendo la boca para fundirnos en un apasionado beso compartiendo nuestras lenguas en el interior de nuestras bocas.
Era la primera vez que besaba a una mujer en la boca, era un beso diferente a cualquier otro que hubiera dado, a pesar del arrebato del momento era sublime, más tierno y cariñoso. Por un momento la presencia y caricias eróticas de Edgar desaparecieron de mi panorama para disfrutar en toda su excelencia el beso que mi querida amiga me regalaba en plena boca. Simplemente me encantó.
Minutos mas tarde cambiamos de pose, ahora Edgar me cogía a mí y le chupaba a Doris, así nos estuvimos alternando para sentir la boca y la verga de Edgar en nuestros "rinconcitos" más íntimos hasta que nos llegó el orgasmo a ambas. Luego Edgar manifestó el deseo de eyacular, mi amiga tuvo la ocurrencia de que lo hiciera en nuestras bocas, así que juntamos nuestras mejillas y abrimos la boca, él eyaculó dentro arrojando un chorro en cada una hasta terminar.
El final fue maravilloso, Doris y yo repetimos aquel adorable beso en la boca paro ahora llenas de semen que compartíamos de boca aboca y nuestras lenguas jugueteaban entre ellas llenas del tibio esperma de su novio, para terminar tragando lo que había entre nuestros labios.
Todo había terminado en esa noche de extrema aventura y lujuria desenfrenada. Todo había sido maravilloso, pero lo mejor sin duda habían sido los besos en la boca de mi amiga. Pero en realidad era el principio de la más excitante experiencia que habría de tener.
Me dejaron en mi casa ya entrada la madrugada. Los días siguientes, sábado y domingo, no vi a Doris solo hablamos por teléfono, tan solo mencionamos lo sucedido en lo genérico sin nada detallado, quizá ambas teníamos alguna "cruda moral" de lo hecho la noche anterior. No me arrepentía de nada y por el contrario deseaba volver a besar a mi amiga.
El lunes siguiente a primera hora recibí la llamada de Doris que me decía que pasaría en su auto por mí para ir al colegio. El corazón me dio un vuelco y enseguida mi vulva excretó jugo vaginal, el solo hecho de saber que le volvería a ver me excitaba sobremanera y mojaba mis pantaletas.
Unos minutos después sonó el claxon del auto y salí abordando presurosa el vehículo. Mi amiga se veía radiante, hermosa. La falda del uniforme escolar dejaba a la vista buena parte de sus muslos y ello me ponía cachonda. Nos saludamos de manera normal besándonos en la mejilla. Y dio marcha al auto. Pero sorpresivamente se detuvo dos cales adelante diciéndome:
Ahora sí Sasha, vamos a saludarnos como se debe Me tomó con ambas manos de las mejillas y acercó sus labios a los míos que enseguida se abrieron para corresponder al apasionado beso que Doris me brindaba. Aquel beso se prolongo por varios minutos intercambiando saliva y jugueteos de nuestras lenguas.
Me encantaría quedarme así contigo todo el día - Me dijo acariciando suavemente mis manos y dándome pequeños y cariñosos besitos en los labios. No me fluían las palabras de la emoción que mi amiga me producía y solo atiné a decirle:
Te adoro... me tienes fascinada Doris Nuevamente nos fundimos en otro beso en la boca con lo que reiterábamos la atracción que había entre nosotras. Y tomadas de la mano seguimos el camino al colegio. Todavía cuando llegamos, luego de estacionar el auto, y antes de bajarnos nos volvimos a besar en los labios. Mis pantaletitas estaban bien mojadas.
Transcurrió la semana entre besuqueos con Doris y cuando salíamos con Edgar también a él lo besaba en la boca a la vista de mi amiga quien lo aceptaba sin prejuicios. Los besos entre el novio de mi amiga y yo no eran nada comparados con los que ellos se daban y las manoseadas que se prodigaban en mi presencia. Lo que recurrentemente me ponía bien caliente aun cuando trataba de disimularlo.
Para el viernes le pedí a Doris que se quedara a dormir en mi casa el fin de semana, ella aceptó y como de costumbre le dije a mi madre que hablara con la de mi amiga para obtener el permiso. Fue más grandioso que se me hubiera podido ocurrir. Desde ese mismo día por la tarde ella se instaló en mi casa y en particular en mi habitación. Desde que Doris acomodó su ropa en el armario, para usar el fin de semana, nos trenzamos en un apasionado beso que duró no menos de cinco minutos en los que compartimos la saliva y la lengua, nuestras manos recorrieron por primera vez mutuamente nuestros cuerpos estando a solas.
Lo mejor llegó por la noche cuando ya supuestamente era hora de dormir. Todo empezó en el momento en que deberíamos de desnudarnos para ponernos la ropa de cama. Sentía la mirada de Doris recorriendo mi cuerpo mientras me quitaba la blusa y la minifalda, lo mismo hacia yo cuando ella se quitó el pantalón y la playera. Podía sentir una agradable sensación en mi vulva a medida que mi amiga se despojaba lentamente de la ropa. Por fin quedamos solo en brassiere y las pequeñas pantaletas.
Su mirada recorría mi cuerpo y la mía el suyo, era evidente los deseos mutuos que afloraban de una por la otra, sin pronunciar palabra nos acercamos con lentitud fundiéndonos en un abrazo y nuestras bocas entreabiertas se juntaron en el beso mas apasionado que jamas hubiera dado, sin embargo no había el arrebato normal que se produce cuando se besa en esas circunstancias a un hombre, todo era sutil pero con una gran carga erótica. En tanto nuestras lenguas se revolvían dentro de nuestras bocas, nuestras manos recorrían todo lo que estaba al alcance del cuerpo de la otra.
Minutos mas tarde Doris besaba mis mejillas y despacio fue bajando a mi cuello, luego al pecho y bajándome los tirantes de brassiere saco mis senos de las copas de éste para besarme con suavidad mis tetas y chupando con delicadeza mis pezones, sus manos estaban posesionadas de mis nalgas frotándolas con toda la palma de las manos. Yo momentáneamente permanecía inmóvil disfrutando las caricias más sensuales que jamas había sentido y solo la abrazaba por el cuello dejando que disfrutara de mi cuerpo y yo gozaba a plenitud sus cariños.
Reaccioné y pasé mis manos a sus nalgas prodigándole las misma caricias que mi amiga me daba, con lentitud le fui bajando las diminutas pantaletas para poder llenar mis manos con sus redondeadas nalgas tan suaves y tersas que parecían de seda. Interrumpí las caricias en su trasero para proceder a desabrochar por el frente su brassiere y colmarle de besos suaves sus hermosas tetas pasando mi lengua por sus pezones. Aunque la situación era de lo más excitante todo lo hacíamos con lentitud, con suavidad, disfrutando cada movimiento, cada caricia.
Entre cariños y besos ya estabamos ambas totalmente desnudas entregadas una a la otra. Doris me recostó en la cama e inició a recorrer cada micra de mi cuerpo con sus labios para luego separarme las piernas y lengüetear mi vulva y mi ano, besaba mi raja y metía su boca entre mis labios vaginales para chuparme el clítoris, me estaba llevando al cielo en el placer más exquisito que hubiera podido imaginar. Aunque ya en muchas ocasiones mis novios me habían mamado la vulva nada era comparable con la delicia que Doris me estaba proporcionando. Era inevitable, pronto me llevó al orgasmo más placentero de mi vida.
Era mi turno, fui reciproca con mi amiga y bese la totalidad de su escultural cuerpo, sus nalgas, sus senos la pelvis y su húmeda y suculenta vulva. A petición de ella metí dos dedos de mi mano en su vagina para masturbarle. Me pidió que me pusiera en posición encontrada con ella para que me pudiera hacer lo mismo. Del dedeo pasamos nuevamente al sexo oral en la clásica posición de 69 "comiéndonos" mutuamente y con finura nuestro sexo, pasaron algunos minutos y era imprescindible que frotáramos nuestras vulvas, para lo cual adoptamos la pose de "tijeras" entrelazando nuestras piernas para friccionar nuestro sexo con el de la otra y hasta así hasta llevarnos al éxtasis en un sensual orgasmo simultaneo nunca antes experimentado.
Nos quedamos inmóviles por unos minutos y una vez recuperadas de aquel intenso y novedoso placer nos metimos bajo las sabanas y abrazadas amorosamente dormimos plácidamente hasta la mañana siguiente.
Al levantarnos no hubo comentarios de lo sucedido por la noche, simplemente nos dimos los buenos días con un suave beso en la boca. Nos metimos a bañar juntas entre besos y caricias y así durante el día. Nunca aclaramos cual era nuestra situación pero nos comportábamos como si fuésemos "novias" en todo momento tomadas de la mano y besándonos cada que podíamos.
Por la tarde Edgar llamó por teléfono para visitar a Doris mas tarde. Mi amiga me advirtió que a partir de ese momento los tres seriamos "novios" y que si Edgar no lo aceptaba entonces lo "mandaría al diablo". Eso me llenó de satisfacción, mi amiga me estaba prefiriendo por sobre su novio y me sentía la mujer más feliz del mundo.
En efecto en cuanto Edgar llegó a casa, Doris le saludó con un beso en la boca y enseguida me besó a mí en la misma forma, a continuación le dijo a su novio que me besara en los labios ya que a partir de ese momento los tres seriamos novios. Edgar sin inmutarse me beso a la boca abierta y encantado de la vida aceptó ser novio de las dos que a nuestra vez lo seriamos entre nosotras y con él.
Esa misma tarde salimos a pasear y Edgar nos atendía de la misma manera a Doris y a mí, nos besábamos entre los tres, nos manoseaba a las dos y así lo hacíamos entre nosotras y ambas a él.
Al día siguiente nos llevó a un hotel y ahí nos cogió a las dos, como la vez anterior, solo que ahora entre nosotras también disfrutábamos de nuestros cuerpos en tanto Edgar se daba vuelo metiéndonos la verga por todos lados a ambas.
Aquella extraña relación de trío se propongo por casi dos años, aunque ante la demás gente los novios eran ellos y yo solo la acompañante, pero en ocasiones nos besuqueábamos los tres delante de toda la gente que extrañada nos miraba con morbosa curiosidad.
Pero desgraciadamente sucedió que descubrimos a Edgar en un acto de deslealtad con una chica, lo que originó el rompimiento definitivo con él y estrechó mas el vinculo entre Doris y yo. No obstante ambas conseguimos, cada cual por su lado, un novio, pero sin dejar de ser novias entre nosotras. Así hasta la fecha nos amamos hasta el infinito pero nos gusta al mismo tiempo tener hombre que nos fornique.
Georgina del Carmen
Relato redactado con datos proporcionados por la amiga de la red Girl&Girl quien asegura son verídicos y autoriza su redacción y publicación y lo pongo a consideración de los lectores.