El niño de la purificadora

Había visto vergas grandes pero nunca una como la de ese niño de la purificadora que hasta se me olvido un garrafón de agua.

Había visto vergas grandes pero nunca una como la de ese niño de la purificadora que hasta se me olvido un garrafón de agua.

Empiezo por decir que yo trabajo en un taller que se localiza en la colonia Miramar de la ciudad de Zapopan Jalisco, México, soy casado, tengo dos hijos, ya tengo mis años, como podrán imaginárselo.

Cada dos o tres días de regreso a casa paso por la purificadora para llenar uno o dos garrafones de agua, en esa purificadora trabaja por la mañana una jovencita morena, muy tímida, y por la tarde un jovencito, casi un niño, esto solo por la edad pues anda sobre los escasos 16 años. Me gusta ir por la tarde ya que este jovencito me llama la atención, tiene modales muy delicados y en realidad me lo quiero clavar, ya le he insinuado varias veces mis intenciones y no dice que si pero tampoco se asusta.

Ese viernes llevo a llenar dos garrafones de agua, eran como las 8:30 PM, allí cierran a las 9:00 PM, y al llegar lo encuentro como siempre sonriente, le saludo y le digo:

-¿entonces que? ¿Para cuando?, y me contesta.

–Cuando quieras.

Eso quiere decir que el asunto va por buen camino.

Siempre sierra la ventana (por reglamento de sanidad), pero hoy no la cerró, por lo que aproveché para conversar con el más tranquilamente.

-Oye, ¿y tu patrón?.

-Fue a Loma Dorada a llevar unos garrafones y no va a venir pronto.

-Que bien entonces podemos aprovechar.

-Si quieres… ¿pero donde?.

-Donde quieras.

-¿Y que vamos a hacer?.

-Lo que quieras.

-¿Cómo que?.

-Sexo oral, penetración, lo que quieras.

Llegaron otras personas, interrumpiéndose la platica, y las despachó, dejándome a mí al final pero sin que se notara, comprendiendo yo el motivo, después de llenar todos los garrafones, los míos y los de las otras personas que llegaron después tomé un garrafón y lo llevé a mi carro al tiempo que le decía que primero llevaría uno y enseguida regresaría por el otro, esto con el fin de dar oportunidad a que se retiraran las personas que habían llegado después de mí.

Cuando regresé de dejar el primer garrafón de agua le dije:

-Que ahora si vamos.

-A donde.

-Pues al taller donde yo trabajo.

-Y que me vas a hacer.

-Lo que quieras.

-A mi nomás me gusta ver.

-Pues yo te enseño.

Pero abriendo la puerta de ingreso me dijo.

-Pásate al fondo a donde están los depósitos de agua.

Sin pensarlo dos veces me introduje al local y ya estando adentro le dije:

-Que quieres ver.

-Pues lo tuyo.

Me saco la verga ya bien parada, y le digo esta chiquita verdad, en un tono un tanto vanidoso, ya que mi verga mide 20cm. aproximadamente, pensando apantallarlo, a lo que de inmediato me contesta:

-Pues si esta chiquita, comparada con la mía.

Sacándose un tremendo animalón de unos 25 cm. con lo que me deja con la boca abierta, sin pensarlo dos veces me le abalanzo, la tomo con las dos manos y me la coloco de inmediato en la boca, con trabajos me cabía ya que lo que tiene de grande lo tiene de gruesa, ¡que hermosa verga!

Se la empiezo a mamar con desesperación, aunque con un poco de trabajo por el tamaño, que tamaño de verga, si no lo ven nunca se lo podrán imaginar.

Yo nuca había visto una verga como esa ni me podía imaginar que un niño de escasos 16 años fuera el orgulloso portador.

Le seguí mamando, que verga dios mío, me la ponía en los ojos, me la colocaba en las orejas, quería sentirla en todo mi cuerpo, la besaba y la volvía a besar.

Yo que pensaba acogérmelo, me daban ganas de que mejor el me cogiera a mi, pero con ese tamaño me mata, pero al mismo tiempo no quería que ese momento terminara, el me acariciaba el pelo y yo le acariciaba sus nalguitas, no tan abundantes como su pene pero también tiene lo suyo.

Seguía mamando aquella verga que aunque me resultaba difícil de creer que existiera, ya que solo las había visto en películas porno, la besaba, al igual que sus testículos, me la quería comer entera, estábamos sin camisa y con el pantalón a los tobillos por si alguien llegaba. Le bese todo su joven cuerpo hasta el cansancio, no es muy velludo, pero donde debe tener pelo lo tiene, era hermoso acariciar esos vellitos tan tiernos y dóciles, pero lo mejor y mas excitante era sentir en mi boca aquella verga tan grande y jugosa. Después de unos minutos de succionar, llego el momento deseado, de pronto me inunda la boca de una abundante y deliciosa descarga de espermas, ¡que delicia dios mío! Me los trague todos, y con mi lengua le limpie su verga como si fuera una paleta de caramelo.

Extasiado por todo lo anterior me despido y salgo con cuidando que no me vean, ya que un hombre casado como yo no me gustaría ser descubierto en esas andanzas y menos con una persona de mi mismo sexo.

Pero lo peor aun esta por comenzar, al llegar a mi casa con un solo garrafón me dice mi esposa, ¿y el otro garrafón?... Pero como dijo la del comercial de TV, esa es otra historia.