El niñato hetero de mi bro, parte IV

El amor entre hermanos parece que termina por sepultar cualquier atisbo de deseo sexual, no obstante, la lujuria se resiste a desaparecer en una etapa en la que la máxima prioridad en mi vida era la estabilidad de mi bro en el presente y oportunidades para su futuro

Saray empezó a sobarme el paquete mientras nos comíamos la boca, besaba de escándalo, se arrodilló ante mí, me sacó el rabo y empezó a chupármelo en mitad de la penumbra del parque, primero me fue dando besos y lametones, luego me metió la lengua en el agujerito del prepucio y me descubrió el glande para cubrírmelo de lengüetazos justo antes de que se la metiese, tras presionarme la polla con la lengua contra el paladar y tragársela entera se la enchufé lo más adentro que pude, qué bien la chupaba, la cabrona, tenía las tetas inmensas y de lo más apetecibles, operadas también, se lo sentí mientras se las magreaba al mamarme, pero eran tan gordas y grandes que me ponían igual. Mi bro empezó a animarse y juntando su pene largo y cabezón con el mío, Saray nos empezó a mamar a los dos a la vez mientras le sobábamos una teta cada uno, mi bro se quitó la camiseta y este empezó a restregar su cuerpo contra el mío colocando una de sus axilas en mi cara para que se la chupara, señalé a Saray con extrañeza (creía que era reservado para “esas cosas de entre nosotros”) pero él mismo me pegó con los pelos en la boca, empecé a comerle su sobaco guarros mientras jugaba con sus tetillas y Saray, arrodillada en el suelo, nos mamaba a los dos con diligencia. En ese momento se puso de pie, le comomimos la boca cada uno y luego sus pezones redonditos y salidos y ahí fue cuando “El Largo”  me dijo tocando las ingles de Saray:

-        Aquí está tu sorpresa

Entonces fue cuando caí en la cuenta, a Saray le dieron un nombre distinto al nacer, un nombre masculino. Cristian terminó de desnudarla y sacó su rabo con el tronco gordo, de longitud mediana y el glande pequeño.

Esta vez fui yo el que se arrodilló para tragarme sus dos pollas para saborearlas bien en mi boca, era la primera vez que se la chupaba a una chica trans, además, al poco tiempo fui buscando con mi dedo el culito de Saray, grande y bien puesto, empecé a penetrárselo con mi dedo sin dejar de mamarle a ella ni a mi bro, que me fue ayudando a abrirle el agujerito del culo, saqué un condón y Saray me lo fue colocando con su boca en mi rabo duro y empalmado mientras mi bro me abrazaba y me besaba el cuello.

Mi pene se deslizó con extraordinaria facilidad dentro del culo de Saray que no dudó en ordenarme que le diera bien duro y eso hice, le metía pingazos salidos del mismísimo infierno mientras el gozo iba invadiendo cada rincón de mi cuerpo, mi bro me chocó la mano mientras Saray le chupaba la polla hasta que se la sacó de su boca para decirle a Cris el Largo:

-        Largo, métemela ya.

Me arrodillé sobre la tierra del parque (menos mal que nunca he sido escrupuloso) y con Saray a cuatro patas seguí empotrándola hasta que unos segundos más tarde, mi bro me colocaba sus nalgas pequeñitas y musculosa en mi cara y echándome un poco hacia atrás, le ayudé a meter su polla cabezona en el culo frotándose con la mía, que rico ese orto bien apretado y la polla de mi bro restregándose sobre mi polla mientras abrazaba su cuerpo de futbolista, le pellizcaba sus pezones con ternura y acariciaba también las tetonas y el estómago de Saray. Fui yo el que empecé a marcar el ritmo con ese culo y esa polla apretándome la mía, a mi bro no había que decirle nada para que en pocos segundos nos compenetráramos en la doble penetración, ya teníamos experiencia e intuición el uno del otro. Saray gritaba de gusto sintiendo las pollas de los dos machos reventándole el culo y mientras yo me dejaba llevar hacia la catarata del orgasmo, en ese momento siento que mi bro eyacula mientras me ordena que penetre fuerte y en cuestión de segundos, ya estaba “El Largo” bombeando más rápido que yo, era increíble lo poco que tardaba en recuperarse entre polvo y polvo, le daba tan fuerte, estaba tan extasiado, el placer me llenaba de tal manera y el orgasmo me estallaba en oleadas, que solté mi leche mientras mi bro seguía follando como un tigre, fue una experiencia inolvidable, de las mejores, correrme en un culo apretado mientras una verga larga y cabezona se frota sobre mi glande.

Cris el Largo sacó la polla del culo de Saray justo después que yo, se quitó el condón y mandándome a meter mi pene en la boca de su amiga, se corrió mientras ella nos daba lengüetazos restregándonos la leche del potro futbolista por nuestros glandes.

-        Mmmm, quiero correrme con estos cuerpos

Dijo Saray jadeando para recuperarse de la reventada de culo que le acabábamos de meter, me arrodillé ante ella aún sacudido por el orgasmo y me tragué su polla entera, larga y con el glande pequeñito, mientras ella se besaba con mi bro. Me levantó que juntara mi lengua con la suya a la vez que Cristian le machacaba la polla y un par de minutos después mientras nos magreaba y besaba a ambos, su semen salió para cubrir la tierra del parque.

Me despedí de Saray y aunque parecía muy cariñosa conmigo se negó a darme su contacto, en cambio le dijo a mi hermanito.

-        Puto Largo ¿Cuándo te vuelvo a ver?

-        No sé, Saray, espera a que consiga más, te llamo el mes que viene, o el siguiente…

-        ¿El siguiente? Llámame cuanto antes, guapetón, otra cosa ¿Ya no te debo nada, verdad? Los 50 que te di antes y los otros 80 de la juerguita con tu tío

-        No me debes nada, estamos en paz

-        Buenas noches, ojalá que siempre me tocaran hombres así

Nos dio un pico a cada uno y tras ajustarse la ropa se perdió entre los árboles

-        ¿Te gustó, bro, te gustó?

-        Bro ¿Me puedes explicar qué acaba de pasar?

Le dije a Cristian completamente aturdido

-        ¿Pero te gustó?

Me preguntó completamente invadido por la inseguridad y la desesperación.

-        Sí, bro, me encantó ¿Vienes a cenar a mi casa?

-        ¿Pero no querrás hablar “y esas cosas”, no?

-        Me encanta hablar contigo, bro

Le dije dirigiéndome a la salida del parque y con la esperanza de Cristian me siguiera, su casa estaba hacia el otro lado, en cambio, se quedó quieto.

-        Bro ¿Te vas?

-        Sí ¿Tú no vienes conmigo, little bro?

-        Sí, bueno… ¿Entonces te gustó Saray y tú y yo follándonos su culito juntos?

Le besé en los labios, le metí mis manos debajo de la camiseta para acariciarle las abdominales y le dije en el tono más emotivo posible:

-        ¡Me ha encantado, bro!

Cristian sonrió lleno de alegría y satisfacción, volvió a abrazarme y me dice:

-        Gracias, es súper importante para mí poder agradecerte todo lo que haces por mí, bro, importantísimo ¡Vital!

("El Largo” le había cogido el gusto a decir esa palabra), saqué su mano debajo de la camiseta y dándole la mano lo llevé hacia mi casa, a Cristian parecía que le encantaba andar así, aunque al llegar a la salida del parque la soltó rápido y en ese momento le pregunté:

-        Little Bro, me encanta lo qué has hecho por mí esta noche, de verdad, pero explícame ¿Qué acaba de pasar?

Se sintió molesto, puso la cara que ponía cada vez que había que hablar de algo serio y su corta respuesta fue:

-        Bro, uno se busca la vida como puede

-        Bro, te estoy pidiendo una cosa y lo que yo te pida tú lo haces, cuéntame de donde sacas todas esas pastillas

-        Bro, si te digo que este dinero no es mío ¿Me crees? Esto es para mi abuela, bueno, para mi abuela y para mí, pero mi parte le dije a Saray que me la cambiara por que le hiciéramos un anal doble

No había respondido a mí pregunta, luego volvería a la carga, ¿Me estaba contando que estaba involucrado con su abuela en el tráfico ilegal de medicamentos con receta? Lo miré a los ojos con una furia que nunca le había dedicado y en uno de mis tonos, absolutamente desconocido en mí para él, le pregunte de forma autoritaria y en la frontera con el grito:

-        Bro, te lo pregunto de nuevo: ¿de dónde sacas esos medicamentos?

Cristian agachó la cabeza y con voz de niño avergonzado por hacer algo “que sabe que no debe hacer” dijo invadido por la ansiedad mezclada de tristeza:

-        Bro, ya sé que eso está mal, que es delito “y esas cosas”, pero mi abuela tiene un montón de estas mierdas recetadas “a lo legal” ¿Eh? Hará un par de meses vi que se las vendía a las vecinas y le dije que yo se las vendía más caras y le sacaba más dinero…

-        ¿Todas esas pastillas se las recetan a tu abuela?

-         ¿Qué va, estás loco? Mi abuela consigue más de sus amigas del bingo y de la parroquia, también yo voy a la puerta del centro de salud y mi abuela me señala a las viejas a las que tengo que ir, les digo que tengo dolores y me dan unas cuántas y así toda la mañana

-        ¿Tu abuela sabe que no vas al instituto?

-        Mi abuela a veces no sabe ni que soy su nieto….

Esto último lo dijo con un dolor que le quebró hasta la voz. No podía seguir interrogándolo, lo abracé contra mí sintiendo toda su energía convulsionada mientras le transmitía todo el calor y la seguridad que pudiera y cuando lo noté algo más calmado le pregunté

-        ¿Qué quieres cenar?

Le cambió la cara y de un segundo a otro recuperó su alegría habitual, o al menos intentó que así fuera

-        ¡Te quiero, bro, te quiero mucho!

-        ¿Quieres pizza?

-        ¡No, qué asco, bro, eso tiene “muchas cosas”!, ¡Y queso, buargghhhh!

Menú: arroz hervido en agua con sal, ya está, punto, solo, nada más, del que se comió dos platos sin parar de repetirme lo bueno que estaba y me decía que era el mejor, un máquina, un crack, el puto amo… Yo lo miraba incrédulo mientras comía el mío con sofrito de verduras y panceta ¿Cómo puede estar creciendo tanto con una alimentación tan limitada? Aunque la verdad es que había que reconocer que para comer, me salía bastante económico.

-        Bro, me llevo lo que sobra para mi abuela, bro

-        ¡Por supuesto, no tienes ni que pedírmelo!, ¿Tu abuela come “cosas chungas de esas”, que diga “fruta”?

-        Creo que sí…. Sí, sí come…

-        Llévale estas cerezas, los plátanos y esta tajada de melón, bro

Cristian se contenía las lágrimas antes de abrazarme y su mensaje de buenas noches fue distinto, completamente distinto y no por el texto, (gracias por todo bro buenas noches y que descanses mañana nos vemos despues de entrenar TQM Tu Bro pqño) que era parecido al de cada noche, sino por la foto:

Fuera de la cama, de pie y sin camiseta, se había escrito “RUBEN BRO” sobre su corazón y haciendo la forma de un corazón con los dedos de sus manos y gesto solemne, se hizo la foto con temporizador y me la envió.

Lloré, lloré muchísimo, tanto que me amaba y yo no tenía ni idea de la ayuda que le hacía falta ni de qué tipo, cómo era su situación familiar, sé que vive con una persona anciana la cual no está atendida como debiera…

Mi bro, “bro” ¿Bro?, ¡No sabía nada de su vida! Además ¿Después de haberle hecho una compra aquella tarde para que comieran en su casa, se gasta 80 euros en una prostituta transexual para compartirla conmigo? Me halagaba tanto como me inquietaba.

Ha repetido dos cursos, escribe como un semianalfabeto pero poniendo “bro” cada tres palabras y muchos emojis, vende droga, tiene una vida sexual mucho más que desordenada y no siempre con sexo seguro ¿Qué estaba haciendo yo en cuanto a precauciones?

Si le había tolerado todo ese halo de misterio, si le había aceptado el que “hablar y esas cosas”, tal y como decía a él poniéndole la coletilla que le pone a todo lo que le resulta despreciable, le supusiera un suplicio, era porque nos amábamos, nos queríamos con locura el uno al otro y si no quiere hablar ¡Pues que no hable! Pero como lo amaba tanto, tantísimo, tenía que empezar a ayudarle con su vida como fuera porque cada día que pasaba lo veía más angustiado y menos alegre.

Al día siguiente lo invité a cenar a su restaurante preferido, un sitio de pescado frito, mi bro estaba nervioso, le acaricié el brazo para decirle:

-        ¡Bro!, ¿Qué pasa, bro, no quieres más pescado?

-        No es eso, bro, es que, es que…

-        ¿Problemas?

-        Sí, bueno…

-        Confía en mí, estoy aquí para ayudarte, bro

-        Hace unos meses, justo cuando cumplí los 18, la policía me cogió con todo lo que llevaba encima y tengo una multa gorda, si no pago 1.200 euros antes del próximo viernes, la multa se me queda en 2.400 y me embargan la cuenta bancaria

-        ¿Tus padres lo saben?

-        Mi madre está muerta y a mi padre la última vez que lo vi tendría yo 14 años, es un jipi iluminado que vive en una cueva en una playa nudista. Tengo su Whatsapp y a veces habla conmigo “y esas cosas”, pero yo, sinceramente, no tengo nada que contarle

-        Siento lo de tu madre ¿Puedo preguntar qué pasó?…

-        Mi madre… El pasado marzo hizo un año. Mi madre era buena, me quería, siempre estuve bien atendido y nunca me faltó de nada, pero…. Pero le gustaba más una fiesta y una polla que a mí el fútbol y un chocho. La verdad es que fue todo de repente, sin poder verlo venir: llegó un domingo de fiesta a las nueve y algo de la mañana, lo sé porque mi abuela acababa de salir, yo estaba en la cama cuando la oí entrar, escuché que iba al baño y no la volví a escuchar. Me dormí y al par de horas me levanté de para ir a mear y… La vi ahí, en el suelo, la llamé, la toqué, no me respondió, me tumbé a su lado y me quedé abrazado a ella, bro. Estaba fría, fría… Bro

-        Bro, de verdad que lo siento…

-        ¡Cómeme la polla, bro! Que “lo siente” dice… ¿Cómo lo vas a sentir?

Se hizo un silencio incómodo hasta que prosiguió

-        Estuve allí con mi madre todo el tiempo hasta que llegó mi abuela de misa y del bingo y ya llamó a la ambulancia, vinieron unos viejos raros a certificar el… Fallecimiento (dijo esta palabra con dificultad) y “esas cosas”… Y se la llevaron, bro, se la llevaron…

-        Está muy reciente, Little bro

-        Le dije inclinándome sobre él para abrazarnos

-        Siempre, siempre va a estar reciente. Bro, yo sé que ella está dentro de mí y así me cuida a su manera ¡Pero es que a soy “muy niño” para no tener madre, bro!

Cristian, se llevó las manos a la cara para llorar, enjugó las lágrimas y tras besar mi mano mientras lo abrazaba se recompuso, o al menos trató de hacerlo, seguí queriendo saber más cosas de él:

-        ¿Y tu padre, te puedo preguntar cómo acabó así?

-         ¿Padre?, ¿Padre de qué, bro?... Mío desde luego que no lo parece… Ese después de haber preñado a mi madre de mí, los dos se siguieron drogando todo lo que quisieron y más aún. Pues cuando yo estaba en tercero de primaria… ¿Con, ocho años, no? A mi padre le dio “la revelación”, cómo dice él… Y se fue de hippy a una playa de La Gomera. “Revelación” no… Es que aquel LSD estaba “muy bueno”. Bro, que mi única familia es mi abuela y… Cada vez está más mayor y… ¿Por qué te crees que nunca me quedo a dormir en tu casa? No me gusta dejar a mi abuela sola, bro.

Cristian se pidió otra cerveza y atacó la bandeja de pescado, calamares y mariscos fritos como si no hubiera comido en toda su vida y ahora el que no tenía ganas de comer era yo. De repente lo estaba empezando a todo, absolutamente todo: Cristian necesitaba referentes, apoyo emocional, cariño y… Una figura paterno/maternal de forma desesperada y para ello no dudaba en entregar sexo a cambio.

Estaba clarísimo que Cristian por mí no sentía ningún tipo de atracción sexual, sentía amor, amor incondicional aunque ello lo llevara a dejarse acariciar y dar su cuerpo con tal de sentir que estaba correspondiendo a ese amor.

Eso no estaba bien y yo no lo supe parar, ni tampoco quise, admitámoslo, no quise detener esa deriva en el momento de mis primeras sospechas sobre que algo muy grave no iba bien en su vida, pero justo a partir de esa conversación en esa cena; desapareció la mayor parte de mi deseo sexual por él y, excepto algún estertor de dicha pasión que ocurriría algunos meses más tarde y lo que vendría años después, la atracción física que quedó fue decayendo con el tiempo.

No hablamos mucho más el resto de la noche, era un silencio cómplice, Cristian se había desahogado, estaba satisfecho de haberse dado conocer ante mí, de hacerme entender quién había bajo esa apariencia de chico de barrio con tatuajes y piercings, tan alto, deportista y con tanta simpatía y desparpajo: un niño abandonado.

Al salir del restaurante Cristian se encendió un canuto de hachís que llevaba en la oreja desde que pedí la cuenta. Comenzó a fumar, se le veía tranquilo y feliz como hacía varios días que no lo veía, pasaron a nuestro lado dos hembras de su edad que estaban riquísimas y El Largo se subió la camiseta para rascarse el pecho de forma aparentemente distraída y así lucir abdominales, dorsales, su ombligo y los pelitos de debajo y oblicuos mientras fumaba ostensiblemente. Para nuestro pesar las chicas no le hicieron caso y fui yo el que le acaricié su tableta; Cristian me dijo en tono displicente:

-        Entonces de los 1.200 euros no me preocupo… ¿No?

-        ¿No tienes ese dinero? El tatuaje de tu pierna vale más o menos eso…

-        ¿Y qué hago, bro, me lo arranco y lo vendo?

Se había puesto a la defensiva, no preveía que mi respuesta fuera otra distinta a “claro que sí, bro, y 1.500 también te regalo”, pues no, el "bro grande" también está para ponerse serio.

-        Mira, bro pequeño, yo te doy ese dinero con tres condiciones: que dejes de fumar porros, que te saques el título este año y que me digas cuál va a ser tu futuro profesional por si el fútbol no se te da todo lo bien que esperas. Si te veo fumando, vuelves a repetir este año o me entero de que ni estudias ni trabajas, me devuelves el dinero como si es sacándote un riñón para pagármelo.

Ahora el que se quedó callado y meditabundo era él pero para resumir, le di los 1.200 euros y no me los debe, dinero empleado en la inversión más importante de mi vida: el futuro de mi hermanito.

____________________________________________________________________________­­­­­­­­

Con mi ayuda y tras haber repetido los dos cursos anteriores, ese año por fin se sacó el título de la ESO, lo más sencillo de todo, no me explico cómo el hijo de puta de mi bro repitió dos cursos y lo peor de todo es que él tampoco lo entiende.

A ver, yo no tenía ninguna filiación familiar por mi bro ni nada que me autorizara a presentarme en el centro educativo para preguntar por la “evolución” académica de Cristian Alberto Gálvez Aranda, sí, el alto con granos… Y yo soy… ¿Su bro?

Le conté el caso un buen amigo profesor de secundaria que casualmente era compañero en el sindicato de docentes de una profesora del instituto de mi barrio que al final, en el colmo de las coincidencias, resultó ser la tutora de mi bro:

-          ¿Cristian Gálvez?, ¡Qué pena, qué tristeza! Es buenísimo, sus compañeros lo quieren un montón, los profesores lo adoramos, es deportista, muy carismático, simpatiquísimo con todos sus compañeros por igual, noble ¡Muy noble!, ¡Se metió a pelearse una vez contra tres para que dejaran en paz con uno que estaba sufriendo bullyng! Luego para separarlos, imposible…

-          ¿Hizo eso?

Pregunté lleno de orgullo por mi bro, no esperaba otra cosa de él. Clara, la tutora de su clase, ignoró por completo mi interrupción.

-          Pero desde lo de su madre… Cada vez va a peor y ahora este curso... Ya nos da miedo, directamente. Está en clase como un mueble, entrega los exámenes completamente en blanco, le hablas y esconde la cabeza entre los brazos… Y cada vez falta más, sospechamos que está fumando hachís, es mayor de edad, lo único que podríamos hacer es llamar a la policía ¿Pero a Gálvez? No, a Cristian Gálvez Aranda ni de broma dejamos que lo pongan delante de un juez.

Mi bro es una puta máquina en matemáticas, me sacó un 10 en la evaluación final y hacía ejercicios que ni le habían marcado, Física y Química y Biología no se le daban mal, un ocho y un siete respectivamente. Le apasionaba la Historia, pero le costaba leer y quería que yo le leyera los temas ¡Y una mierda, léelos en voz alta que yo te oiga!  Pues se los aprendía, y los entendía a la primera y hablábamos de la época tratada mientras me llamaba “el despotismo ilustrado”, me preguntaba apasionadamente sobre las causas de cada suceso, se indignaba con injusticias y se enardecía hablando de revoluciones y de lo que la historiografía oficial de todo país vende en su sistema educativo como “justicia” y “progreso”.

Pero en las dos cosas que era un puto desastre, una catástrofe, una hecatombe: Lengua Española e Inglés, al final le regalaron el cinco en cada una pero es que vaya calamidad. Incluso, en Educación Física le pusieron “solo” un nueve porque había un examen escrito al final de curso que valía dos puntos y por la cantidad de faltas, el profesor le bajó la nota, se lo merece.  Lo mismo que en Historia, no sacó más de un seis por las faltas de ortografía ya que Clara, su tutora, me aseguró que el examen estaba de diez.

-          Bro, estudia una ingeniería o ciencias exactas, las matemáticas son lo tuyo y ahora con el desarrollo de algoritmos es fundam…

-          Bro, dijimos que el título de la ESO y ya ¡No voy a volver a pisar un instituto, solo hay niños ahí!

-          ¡Mira, bro, tienes un don para las matemáticas y si con la edad que tienes y estando donde estás te crees que vas a ser Messi o Cristiano es que estás tomando alucinógenos! Vas a estudiar Ingeniería informática y a mí no me vengas con tus fantasías de que eres un “hombre mayor”, que como no quiere estar con los demás niños va a tirar su cerebro a la basura

-          ¡Bro, que odio las clases, no las soporto, cada vez que entro en una miro la mesa y me cubro para no ver ni oír nada! Sí, “los niños” me caen bien y la mayoría son buenos, pero… ¡Son eso, todos niños, putos niños! Ni follan, ni se han tatuado, ni fuman, ni se han emborrachado, ni tampoco tienen amigos que viven en sus propias casas y no con sus pad…

-          Mira, Cristian, sí, te llamo Cristian, vaya diarrea mental de imbecilidades que dices, no he escuchado más estupideces juntas en toda mi vida, si te crees que sabes algo de...

-          ¡Que no me llames así! Tu problema es ese, bro, siempre ha sido ese, ¡Como no me quieres todo lo que deberías, bro, no puedes comprenderme!

Y eligió su futuro profesional: cuidador de personas ancianas, ya que como dice, con su abuela tuvo experiencia de sobra. Nunca le ha faltado el trabajo y actualmente se sigue formando, la verdad es que a día de hoy, sorprende ver a un joven grande, musculoso, barbudo y lleno de tatuajes llevando a ancianas en sus brazos y recostarlas con un cariño lleno de delicadeza.

Lo de los porros fue lo más complicado: al principio no lo dejó del todo, pero esa misma semana cesó sus actividades de “distribuir mercancía” y lo más importante, se acabó por completo el estar haciendo el idiota con los quinquis en el parque.

Ahora se juntaba con otros que fumaban cigarrillos, algunas veces había sentido que olía a tabaco y al poco de nuestra conversación en la freiduría, le vi cajetilla entre sus cosas cuando abrió la bolsa de entrenar:

-          ¿Y esto, bro? No me digas que es de un amigo tuyo…

-          No, bro, es mío y fumo porque me gusta

-          ¿Te gusta el sabor del cigarrillo? No te lo crees ni tú

-          Bro, no me puedes decir nada, nuestro trato era que yo dejaba los porros y eso he hecho y además, el tabaco es legal y yo soy mayor de edad

-          En mi casa y para ti es ilegal, eres deportista profesional y  a tu equipo no le gustará saber que….

-          Semiprofesional, bro, te repito que soy mayor de edad y que fumo porque quiero y porque puedo

-          ¿Y el dinero para tabaco de dónde lo sacas? Mira, bro, esto es serio, no te quiero ver fumando

Pero lo peor de toda esta etapa es que Cristian podía ser muy manipulador, increíblemente manipulador y lo que más sorprende de esto, es que lo hacía de manera completamente inconsciente.

Su lógica funcionaba así: tú me quieres porque eres mi bro, entonces aceptas todas mis decisiones y caprichos y si no lo aceptas, es porque no me quieres lo suficiente:

Al principio, cuando sentía una atracción física incontrolable hacia él me manipulaba y yo me dejaba manipular, pero había perdido ese poder sobre mí y eso lo frustraba incluso hasta el punto de ponerse violento, algo inaudito en él. Sin embargo, un día bajé la guardia y por momentos volvía a salirse con la suya, a sentir que era el que controlaba la situación.

Iba circulando por el barrio buscando donde estacionar mi vehículo, justo delante de mí había un coche detenido que impedía el paso porque su conductor hablaba con otra persona, concretamente con mi bro.

Estaba guapísimo, despampanante, sin camiseta, pantalón corto ajustadísimo, a punto de reventar por sus patorras de futbolista, con una gorra roja y llevándose un cigarrillo a la boca con una sensualidad que me ponía a mil, observo que el conductor le da fuego y al devolvérselo, le da otra cosa a mi bro que se lo guarda en los huevos, el vehículo arranca, avancé unos metros y lo llamé, por primera y única vez en mi vida no hizo una fiesta al encontrarse conmigo, al contrario, su cara de fastidio delataba que al verlo, no le había salido todo según lo previsto:

-        ¿Qué dice mi bro?

Cristian se aproximó a mí y extendió sus brazos para apoyarse sobre el techo del coche dejándome una panorámica espectacular de su sobacada selvática, sus brazos atléticos, su tatuaje, su inmenso pecho lampiño que ya tenía unos pectorales dignos de tal nombre, con esos pezones pequeñitos y salidos como garbanzos, la tabla de lavar de su abdomen con ese ombligo de relieve delicioso y los pelitos que partían de él, pero sobre todo, una actitud de niñato chulo de barrio en unos niveles hasta entonces desconocidos para mí:

-        Hola, Little Bro ¿Qué llevas en los huevos?

-        Sabía que me lo ibas a preguntar

Cristian dirigió la mano a su pubis y sacó un rollo de billetes

-        Sube, bro…

Me miró desafiante y fumó echándome el humo a la cada, jamás lo había visto tan hostil y frío conmigo, y estaba riquísimo así, con esa cara de arrogancia infinita, esos ojos grandes y oscuros con el piercing en su ceja izquierda mirándome con prepotencia, ese cuerpo, la sensualidad de sus movimientos, qué bueno estaba, cómo se podía ser tan sensual con tan solo esa edad, recomponiéndome le dije:

-        ¡Sube al coche, bro, no puedo quedarme aquí parado toda la tarde!

Sí, me da igual que estés fumando, pero tú y yo vamos a hablar. Pensé. “El Largo” me obedeció mientras le preguntaba por su día en el instituto.

-        ¡Una puta mierda, como siempre!, ¿Y tú en el despacho?

Me preguntó con agresividad pero yo le respondí con todo lujo de detalles en un tono la mar de cordial mientras mi bro me ignoraba y se concentraba en demostrar que así era, encontré aparcamiento casi debajo de mi edificio y mi Bro me siguió hasta mi puerta sin decirme nada hasta que entramos

-        ¿Qué pasa, bro, no me vas a preguntar de qué es este dinero?

Me gritó exigente, se estaba poniendo nervioso, no le había dicho nada por el cigarrillo ni por el dinero, esperaba que le echara una bronca y ejerciera de padre, pero por ahora se iba a joder, por un momento me pregunté por un instante si cortar el jueguecito pero me olvidé rápido. Cristian, así de serio y desafiante como nunca lo había visto; me estaba poniendo súper cachondo y empezó a notarlo.

Se encendió otro cigarrillo en mi casa, en mi salón, y se dirigió hacia mí fumando con todo el descaro del mundo, ya no sabía que hacer ya para atraer mi atención, se acarició las abdominales y cogiendo mi mano me la apoyó sobre su cuerpo.

-        No me quieres una mierda, bro ¿En qué te he fallado? Ni me regañas, ni me chupas la polla, ni dejas que te la chupe, ni que te folle el culo…. Ya ni te gusta tocarme ¿Qué pasa, bro, por qué te doy tanto asco?

-        Bro, no te equivoques, no me gusta nada como te estás comportando y estás diciendo cosas que no sien…..

-       ¿Estás con otro niñato más maricón que yo o qué?, ¿Te pone el culo para que se lo folles a él?

-        Bro, siempre nos hemos respetado

-        Fóllame el culo, bro, fóllamelo… ¿Qué más quieres de mí, eh?, ¡¿Qué más coño quieres que te dé?!

Me gritaba, por unos instantes sentí miedo y completamente dominado por su fuerza me abracé a él a comerle un pezón

-        ¿Ves, bro, ves que sí me quieres?

Me arrodillé ante él, empecé a comerle el ombligo mientras mi bro apuraba las últimas caladas de su cigarrillo y lo apagaba en un plato decorativo cuando yo le lamía la línea de vellos hasta el botón de su pantalón, se lo desabroché y dejé que me follara la boca con toda la violencia que él es capaz de utilizar, no me dejó ni lamérsela, nada más abrir la boca me la metió hasta el fondo de la garganta y empezó a penetrarme como un puto loco mientras me miraba lleno de lujuria, ese niñato adolescente me estaba dominando de nuevo, haciendo conmigo lo que quería y escapándose con su polla de tener que darme explicaciones.

-        ¡Pero tócame, bro!

Me dijo en una mezcla de enfado y pena mientras me acariciaba la cabeza para yo poner las manos entre sus fortísimos muslos de futbolista, dejé su polla para desabrocharle sus zapatillas deportivas y descubrir sus gigantescos y apestosos pies, alargados y de formas rectas, me los estuvo metiendo en la boca uno a uno antes de que se acostara en la cama y me empezase a masturbarme con ellos, viajé con mi pene hasta sus abdominales para restregárselo por ahí y se lo metí en la boca mientras mi Bro me lo lamía con esmero.

Aquello no estaba bien.

Me masturbé sin mirar a mi bro a la cara, concentrado en su pecho y sus sobacos peludos, le restregué mi polla contra su ombligo juguetón y frotándomela con la línea de vellos de debajo y en la selva de su pubis, eyaculé sobre su pene. Cristian sorprendido me preguntó extrañado:

-        ¿Ya?

No comenté nada, simplemente me puse a cuatro patas porque ya sabía lo que quería hacer: echarme dos polvos.

-        Despacito, bro, queriéndome bien

-        Sí, bro

Dijo “El Largo” completamente serio y cumplió su palabra, me folló lento, muy lento, al principio quería que acabara pronto y sentarlo a estudiar tras enterarme de donde había sacado ese dinero y darle una reprimenda como la que no se había llevado en su vida; pero el cabrón se estaba esmerando en follarme como nunca lo había hecho, primero me metió el glande y empezó un mete y saca de lo más exquisito y luego me fue follando con una suavidad deliciosa, casi no sentía dolor, solo me metía la punta de la polla y me movía el glande dentro mientras mi erección crecía por minutos

-        Bro, ponte poca arriba para vernos las caritas, bro

Me dijo en el más dulce de los tonos, retiró mis piernas hacia atrás para tener mejor acceso a mi culo, me la metió lentamente mientras me miraba con ternura y me dio un besito en los labios, empezó a acariciarme la cabeza mientras me penetraba con una lentitud sublime, yo acariciaba su pecho fuerte y completamente lampiño, pellizcaba sus tetitas y le arremolinaba el pelo, estaba poniéndome tan cachondo que me aburrí de tanto cariñito y abrazándolo contra mí le dije que me diera más fuerte, empezó a incrementar el ritmo y el dolor crecía en mi culo pero  aquello no era suficiente, le metí un bofetón que lo dejó atónito y le agarré de los pelos de las axilas para tirárselos y atraerlo hacia mí, que sobacos más ricos de verdad. Cristian entendió y empezó a darme fuertemente, mientras más duro me daba más cachondo me ponía, me miró con determinación y dándome otro besito en la boca empezó a taladrarme como un cabrón enajenado, se corrió dentro de mi culo mientras emitía jadeos roncos y restregaba su cuerpo sudado contra mí mientras me decía lo de siempre:

-        ¡Bro, bro, bro….!

Ni cinco segundos tardó en seguir penetrándome mientras yo me retorcía de dolor y placer hasta que lo empujé comencé a cabalgarlo machacando su rabo con mi culo, estaba gritando de placer cuando comencé a frotar mi rabo contra su abdomen, no me llegaba a empalmar del todo, pero estaba sintiendo un gustazo celestial, mi bro seguía dándome fuerte, me acariciaba el estómago, me miraba orgulloso pensando que él “tenía el control de la situación” y que con su polla me iba a manipular y obtener lo que quisiera de mí, que me iba a olvidar de pedirle explicaciones, qué se había creído… Pero qué rico estaba, qué bien folla a pesar de su juventud y qué sensualidad desprende.

-        ¡Bro, te quiero, bro!

Me dijo completamente excitado antes de sacarse la polla de mi culo y eyacular por segunda vez, en esta ocasión en mi cara, saboreé su leche y tras limpiarme mi bro vino a darme un beso en los labios:

-        ¡Qué asco, bro, hueles a tabaco!

Le dije con fingida indignación, su rostro se tornó de una tristeza infinita, me miró con auténtica pena pero no me iba a ablandar ante ese rostro joven y esos ojos de corderito degollado, me dijo en tono lastimero:

-        ¡Brooo, pero quiéreme!

-        Si yo te quiero muchísimo, Bro, ni te imaginas hasta que niveles de infinito te amo, pero tú a mí no me quieres tanto como me dices ¡No me gusta que me mientas!

-        ¡Yo no te he mentido, Bro, te lo juro por las cenizas de mi madre!

Su tono era el de un niño imitando la cadencia del llanto, me puse muy serio, lo miré igual de desafiante que él a mí cuando se encendió su cigarrillo, me levanté y alejándome de él le increpé:

-        “Mentir”, bro, no es solo con palabras, también se puede mentir con silencios, ocultando información como tú me haces

-        Broooo, no me grites, bro, todo el mundo me grita y me trata mal…

Dijo victimizándose y a eso le respondí con mucho amor, lo abracé y acariciando su cuerpo desnudo de adolescente deportista le dije:

-        Bro, nuestro amor tiene que incluir sinceridad y tenemos que contárnoslo todo ¿Verdad, bro?

-        Sí, bro

-        ¿Quién era el del coche ese y por qué te dio dinero?

-        Bro, si te lo digo te vas a enfadar conmigo, me vas a gritar de nuevo y me vas a dejar de querer, bro

-        ¿Era droga, bro?

-        Bro, por favor, no quiero que me dejes...

Cristian empezó a llorar, esta vez sinceramente, lo volví a abrazar y le prometí por todos mis difuntos que nunca lo iba a abandonar, que siempre iba a ser mi hermano y que mi amor hacia él era tan inmenso que nada, absolutamente nada en esta vida, podía acabar con él, le volví a preguntar en un tono sosegado que si era droga, pero no, ojalá hubiera sido eso:

-        Bro, el coche con el que me viste, es de…. Es de… El Presidente de mi club de fútbol que me dijo…. Que sabía que me faltaba el dinero

-        ¿Y te dio dinero sin más, bro?

-        No…

-        ¿Sexo?

-        Sí...

-        ¡No pasa nada, bro, te quiero, te quiero muchísimo, te amo, eres lo mejor que me ha pasado en mi vida, bro, confía en mí!

Cristian se derrumbó completamente, yo estaba aturdido, lo había transformado de camello en chapero, muy bien, Rubén, de puta madre, el educador del año, que imbécil… Me culpabilizaba: de vender droga a prostituirse. Sin embargo, ante mi bro y por su tranquilidad trataba de aparentar que “no me importaba en absoluto” y sobre todo me esforzaba muchísimo en que supiera cuánto lo amaba.

Dejé que llorara, se sentía fatal, estuve toda la tarde acariciándolo sin ver ningún atractivo sexual en él, lo que veía era un pobre niño abandonado que se había tenido que buscar la vida demasiadas veces para su edad. Le repetía que no pasaba nada y estuvimos toda la tarde juntos, al llegar la noche pensé que se marcharía, pero me hizo una petición:

-        ¿Por qué no vienes a mi casa y dormimos juntos?

Y así fue como conocí a la abuela de “El Largo”, es como Cristian pero en vieja y sin tatuajes, alta para ser una señora de su edad y con unos ojos grandes, oscuros y expresivos que derrochan viveza. Era simpática y divertida, se la notaba activa en su casa, que mantenía impecable a pesar de su edad y su deterioro mental, pero por momentos me confundía con otra persona:

-        ¡Abuela, este es mi amigo el que te dio los plátanos, las cerezas…!

-        Ay, gracias, estaban buenísimas las cerezas, yo no compro porque a mi nieto no le gustan…

-        Es que, señora, su nieto es especialito para comer ¡A ver si entre los dos le variamos más la alimentación de al "niño”, que no come sino arroz y fritos!

-        ¡Pero me deja el plato limpio!

Qué de puta madre olía la habitación de Cristian, a festival de hormonas de adolescente, queso rancio, sobaco bravo, semen, sudor, calzado deportivo sucio... Cuál fue mi decepción cuando veo que su foto de buenas noches se la manda a más gente, no solo a mí:

-        ¡Pero a ti siempre te escribo unas palabras todas bonitas, bro!

Me respondió indignado. Nos abrazamos en su cama y embriagándome con la intensidad de sus olores corporales, la suavidad de sus caricias sobre mi piel, la belleza de sus rasgos y su joven cuerpo inmenso, duro y atlético, nos dormimos abrazados.

A partir de esas fechas empecé a ayudarlo no solo en los estudios, con apoyo emocional o alimentos, sino también económicamente, no solía darle el dinero directamente, sino que le pagaba las facturas de la casa, le compraba ropa y sí, algún billete le soltaba de vez en cuando.

No sé en qué momento dejó de fumar, pero se le acabó la tontería esa pronto; lo que quiero destacar, es que ayudar a mi bro a encauzar su vida, no siempre me resultó un camino “sencillo” y para él mucho menos.

Unos años más tarde, cuando ya se podía decir de verdad que "se había hecho un hombre", él mismo y Eva, su maravillosa novia, se encargarían de avivar las brasas que yo creía más que apagadas, pero eso lo dejo para la próxima parte final.

Continuará....