El niñato hetero de mi bro, parte III

Con un amor infinito y una devoción mutua que no para de aumentar, seguíamos regalándonos el uno al otro experiencias cada vez más calientes; sin embargo, muchas cosas no andan bien en la vida de mi bro y llega la hora de demostrar todo ese afecto más allá del sexo y la camaradería

-        Mi culito, mi culito no, bro, por favor, no…

-        No te voy a hacer nada que no quieras

Cristian me devolvió la mirada con complicidad, forzó una sonrisa y se colocó a cuatro patas para dejarme acceso a su culito sagrado de macho

-        Solo lengua, bro

Me dijo amenazante. Y eso hice, metérsela lo más adentro que pude con mi lengua, que no llegó a avanzar más de tres milímetros por aquel agujerito negro y salidito, cerrado como la cámara acorazada de un banco, estaba tan cachondo lamiendo el culete del futbolista que me empecé a machacar el rabo pero mi bro se cansó de mi beso negro, se volvió a tumbar boca abajo en el sofá y apretó sus nalgas. Era la primera vez que se negaba a algo. Le chupé los bíceps femorales, iban poniéndose más grandes y fuertes parecía que por días, increíble. Se los masajeé y antes de seguir bajando para hacer lo mismo con sus gemelos de futbolista, le pedí que se abriera de piernas para comerle los huevos, estrechos, pegados pero muy largos, no colgantes, sino bien sujetos y asemejándose levemente a una polla más gorda y corta, tenían un sabor salado exquisito al igual que sus ingles. Bajé con mi lengua por su musculosa pierna tatuada y le estuve masajeando sus musculados gemelos hasta dejárselos bien relajados. Me llevé sus pies, grandes, inmensos y apestosos y le chupé los dedos uno por uno antes de volver lamiendo sus piernas a sus nalgas y tumbarme sobre su fuerte espalda. Por su anchura nadie hubiera dicho que esa espalda era de un “chico” de 18 años. Tenía la parte superior, mucho más ancha, cubierta de no poco acné, le estallé varios granos (cosa que me agradeció) que tenían hasta “la cima nevada” y se los limpié con gasa y desinfectante.

-        ¡De puta madre, bro, gracias, no sabes lo que me molestan!

-        Tranquilo, bro, que eso lo único que quieres decir es que eres muy joven y tienes mucha vida por delante, de aquí a un año o un año y algo, como mucho, desaparece.

-        ¿Tú también tenías acné a mi edad, bro?

-        Sí, y no era tan alto, tan fuerte ni tan guapo como tú, bro

-        Lo de alto no te lo discuto, pero en lo demás… ¡Ahí estamos igualados a puntos en la tabla!

Nos abrazamos, al poco Cristian se levantó para ir al cuarto de baño y lo seguí, sacó su polla gorda y puntiaguda y se puso a mear mientras yo le masajeaba los huevos, cómo meaba el cabrón, largo y abundante. Le pedí que me dejara probar un poco y arrodillándome ante él, me regaló el final de su de su meado y se sacudió su polla rociándome las últimas gotas en mi cara. No le apeteció acompañarme a la ducha, tampoco le insistí.

Amaba a mi bro y él me amaba, pero el poco interés sexual que él sentía hacia mí era cada vez se hacía más evidente. Cuando salí del baño, se había vuelto a poner los pantalones y su visera negra, ahí estaba descalzo y sin camiseta jugando a algún juego on-line. Ni que decir tiene que le tuve que dar acceso a la clave wifi desde el primer día que vino.

Me senté a su lado y estuve recorriendo con mis dedos cada centímetro entre su cintura y su cabello, suave y cobrizo, más largo por la parte superior y trasera de su cabeza, y casi afeitado por los laterales, también le magreaba los muslos y los pies, que se los cubrí de besos y lametones mientras Cristian escuchaba y mandaba audios desde su teléfono, pasé a mi lengua y le chupé su cuello y su prominente nuez mientras mi bro me preguntaba mi opinión sobre hacerse un tatuaje ahí. Ni le respondí. Seguí lamiendo sus hombros, que parecía que también se ensanchaban con el paso de los días, sus axilas por supuestísimo, no había pasado ni una semana desde que se las arreglé y ya las tenía aún más peludas y enmarañadas que la vez anterior y a esa hora de la tarde empezaban a desprender ese aroma a macho joven con una tempestad de hormonas en su interior que tan caliente me ponía, incluso estuve haciéndole trenzas con sus vellos ante las carcajadas de Cristian por mi ocurrencia, le chupé los pezones con mimo y tras recorrer con mi lengua cada surco de sus abdominales y cada pliegue y cada saliente de su ombligo, seguí bajando por la cada vez más frondosa línea de vellos hasta la hebilla del cinturón. Fue mi bro el que dejó el juego de lado un momento para levantarse un poco, quitarse el pantalón y su slip al mismo tiempo y volver a la posición anterior, fue a retomar la partida pero justo antes soltó el teléfono para mirarme a los ojos, atraerme hacia él y besarme en los labios.

-        Piquito la boca, bro, otra vez

Nos besamos de nuevo y comenzó a lamerme el cuello, me besó en la mejilla y me abrazó mientras me seguía besando en la cara dándome incluso algún lametón mientras me decía

-        ¡Te quiero, bro, te quiero mucho!

-        Yo también te quiero, little bro

-        Me encanta gustarte tanto, bro

-        Me gusta todo de ti

-        ¡Sí, bro, eso es, te gustan hasta mis granos, que no le gustan a nadie!

-        Y tus sobacos… Dije acariciándoselos

-        ¡Te gusta hasta como me huelen los pies, que cuando viajo con el equipo nadie quiere quedarse en mi habitación!, ¡Y la mujeres…. Cómo me odian por eso! Que follo con los pantalones puestos para no tener que descalzarme…

-        Es normal que a tu edad tengas el olor corporal muy fuerte, eres un mar de hormonas

-        Bro, me la suda, a mí lo que me hace feliz es ver cómo te gusto y por eso te doy lo mejor que tengo

Cogió su polla con las dos manos, se descubrió el glande picudo y se machacó el rabo mirándoselo fijamente durante unos segundos hasta dejársela casi empalmada, me apuntó con ella y con la otra mano me agarró por la parte de atrás de la cabeza con mucha ternura diciéndome:

-        Toma, bro, esto es lo que te mereces

Me metí su glande en mi boca mientras le acariciaba su pubis velludo y me la tragué lo más adentro que pude, al poco de sentir que Cristian no me estaba acariciando, lo miro y compruebo que está tranquilamente jugando su partida con su teléfono mientras le chupaba la polla, le comía los huevos y los pies y me masturbaba yo solo. Al darse cuenta de que lo observaba,  dejó de jugar y me dice seriamente:

-        Espera, que te la chupe un poco

-        ¿Quieres? Le pregunté sorprendido

-        Yo quiero lo que tú quieras, bro, es simple

Se la metió en la boca y empezó a hacer movimientos muy torpes con su lengua mientras yo admiraba sus bellísimos ojos negros, le acariciaba su pelo suave y jugaba con la cruz que le colgaba de su oreja izquierda y con el aro de la derecha, aquello me estaba poniendo cachondo como una perra en celo, comencé a machacármela sintiendo como mi bro pasaba la punta de su lengua por la cabeza de mi polla y en poco me subió un orgasmo supremo que hice que eyaculara de manera, abundante y ruidosa mientras subía a la gloria admirando el joven rostro de mi bro, que me miraba satisfecho. Se levantó para abrazarme y besarme el cuello mientras me decía:

-        ¡Ese es mi bro, así se lefa!

-        ¿Y tú, bro, no te corres?

-        Déjame acabar un momento la partida, bro

Se masturbó casi que por obligación, aunque a esas edades tampoco es difícil hacerlo, tumbado sobre mi sofá y con mi brazo izquierdo sobre sus hombros y mi mano derecha ayudándole a machacar su rabo picudo estuvimos los dos un buen rato disfrutando del cipote con forma de lanza hasta que no pude resistirme más, me arrodillé ante él y me la tragué entreguita para hacerle la mejor mamada que no le había hecho nadie en sus 18 años de vida y me apuesto un cojón que aún no le han hecho. Le cubrí de besos húmedos y lengüetazos todo el tronco de su polla y sus huevos, presionarle mi glande con el paladar con fuerza mientras mi bro soltaba el teléfono y empezaba a acariciarme, me la tragué lo más adentro que pude hasta sentir náusea y con la mirada en sus ojos y empujándolo en sus nalgas dentro de mí, mi hermanito entendió que tenía que follarme la boca lo más rudo y violento que fuera capaz de hacer, tal y cómo me había dicho que le gustaba. Se puso de pie mientras yo me arrodillaba ante él y abriéndome la boca con extrema brusquedad aún me hablaba con sumo cariño:

-        Bro, mi polla para ti, porque te quiero

Me miró con ternura y enseguida empezó a penetrar mi garganta con la fuerza y el ritmo de un que se le da a un desatascador, al principio aguantaba bien por sentir la potencia de mi bro, pero por momentos me provocaba mucho, me costaba respirar y tenía arcadas, pero no, mi bro nunca me iba a dar esa sensación, empecé a marearme al agravarse sensación de atragantamiento y mi bro me siguió penetrando con fuerza durante eternos segundos hasta que sacó su polla cuando ya estaba desvaneciéndome y a punto de vomitar

-        Ya está, bro, perdona… ¡Mira, mira mi polla como se corre para ti! Así, eso es, dame tu boca para que disfrutes de mi lechita rica

El escuchar las palabras de mi bro fueron como un bálsamo que hizo que me abrazara a sus muslos titánicos y mientras le decía cuánto lo quería me regó una lechada en todo el interior de mi boca que me dejó completamente callado. Estaba riquísima su leche, la saboreé mirando a Cristian a los ojos

-        Pásame mi leche, bro, solo prestada, luego te la devuelvo

Juntamos nuestros labios y le devolví todo su líquido viril mientras nos tocábamos el cabello el uno al otro, me miró sonriente y volvió a pasarme su semen a mi boca que disfruté mientras me volvía a poner caliente.

-        ¡De puta madre, bro, eres un fiera! Pero oye, estos corridotes nuestros hay que empezar a aprovecharlos mejor ¿Eh? A ver si le digo a otra amiga que venga

-        Solo me gusta estar contigo, bro…

-        ¡Y a mí contigo, bro! Bro, tengo hambre…

Esta vez el menú consistió en papas hervidas con huevo duro y atún, nada de “mierdas raras”, no puedo describir la cara de espanto que puso cuando le enseñé el cajón de la verdura, aterrorizado, como si le estuviera mostrando una caja llena de tarántulas.

-        ¡No, bro, mierdas raras, no!

-        Deberías de comer más cosas, bro, una alimentación variada es necesaria para tu desarrollo y además como deportis…

-        Bro, soy futbolista semiprofesional y además soy el tercero más alto de mi instituto y el quinto o el sexto más fuerte, estoy cuadrado y les gusto a las mujeres, vale que tengo granos y que apesto a sobaco pero…

-        Pues igual si tuvieras una alimentación más completa, tu piel estaría en mejores condi…

-        Haz más papas, bro, y más huevos, y pon más atún…. Por favor

-        Esto ya es mucha cantidad

-        Es que como mucho, bro

Mentira, durante la cena se comió un plato como el mío, el resto me preguntó –luchando contra la vergüenza- que si lo podía llevar a su casa; por supuesto que no tuve ningún problema en que lo hiciera, pero ahí fue cuando me empecé a dar cuenta que algo no iba bien en su vida familiar.

Esa noche, me adelanté a él y fui yo el que le mandé una foto mía deseándole buenas noches, diciéndole lo mucho que lo quería y que contara conmigo para cualquier cosa.

A la  mañana siguiente recibo el mensaje de buenos días minutos antes de su hora habitual:

-        Bro, esta vez no te me ibas a adelantar como a noche que tengas un dia tan maravilloso como tu a la tarde despues de entrenar nos vemos TQM TuBro

Y, por supuesto, la foto suya en la cama recién levantado. A la salida del trabajo, como era el cumpleaños de mi jefe, nos invitó a todos a tomar algo, los compañeros se fueron marchando y al final solo quedamos Noelia y yo. Noelia no es que me caiga especialmente bien, pero como la pongo cachonda pues conmigo es un poco más amable que con el resto de la plantilla y es buena, muy buena sacando adelante el trabajo, por eso me interesa caerle en gracia; vale, soy un falso con ella, lo reconozco. Sin embargo, como mi bro no salía del entrenamiento hasta dentro de un rato y estaba al lado de mi casa, aproveché para hacer tiempo mientras bebía y comía algo.

Noelia…. Iba a decir que era “gordita”, pero no; es gorda, muy gorda. Aunque no sabría cómo explicarlo exactamente, tiene cierta sensualidad, quizás en sus movimientos, o tal vez por su cara de formas redondeadas con un gesto que desprende una mala ostia considerable, o quizás por su forma de vestir poniéndose sus tetones inmensos bien arriba; además, estaba un poco bebida y empezó a tocar temas íntimos:

-        Rubén, llevo sin follar tres años, quiero que alguien me “quite las telarañas”, y como tú no me haces caso tendré que hacerlo con el que sea, me da igual…

En ese momento pasó a retirar los vasos usados el hijo del dueño del local, un chico muy simpático, de unos 19 años aunque no tenía ni la mitad de atractivo de mi bro, no le faltaba su morbillo. No pude dejar de ver como Noelia lo miraba de arriba abajo y lo sobaba llamándolo “guapo”; eso unido a que en ese momento sonó una notificación de mi teléfono con un mensaje desesperado de mi bro, fue el nacimiento de una noche tan extraña como caliente y morbosa.

-        Brooooo! Estoy debajo de tu casa y no estas broooo

-        Buenas noches, Bro, estoy en el Bar La Cigala, ven y te invito a cenar

-        Vale bro TQM voy para haya

-        Se escribe “allá”, una cosa, te voy a presentar a una amiga y eres mi sobrino, no mi bro

-        Vale tío! Tío corrector ortográfico!!

Minutos más tarde entraba “mi sobrino” por la puerta:

-        Uy, qué guapo y que alto es tu sobrino, Rubén ¿Y de qué hermano es?

-        De mi hermana Paula (de la que menos he hablado en el despacho)

-        ¡Ah!, ¿Y qué edad tiene Paula para tener hijos tan grandes, no era más pequeña que tú?

-        Una historia familiar que… Bueno

-        ¡Ay, tiene la cara empedrada de granos, pero qué rico está!, ¿Y qué edad tienes, guapo?

Dijo Noelia levantándole la camiseta con todo el descaro y acariciándole las abdominales

-        Tengo dieciocho años… Bro… ¿Puedo hablar contigo un momento?

-        ¿Qué es eso de “Bro”?, ¡Yo no soy uno de tus amiguitos!

-        Tío…

Ya en la barra, alejados y tras Cristian asegurarse de que había comida “de su agrado”, es decir, sin “muchas cosas”, ni “mierdas raras”, se pidió lo más caro de todo, una bandeja de calamares fritos para él solo, me miró con preocupación y me dijo:

-        Es muy gorda

-        ¿Y?

-        Bueeeeno, no sé si podré metérsela, para empezar ¿Nos llega a la raja entre esas celulitis?

-        No seas malo, bro, la pobre lleva tres años sin follar

-        Pobrecita

Dijo mi bro mirándola con auténtica lástima mientras mi compañera bebía un sorbo de cerveza en la mesa lejana; a Cristian se le ocurrió algo, sonrió con malicia y me preguntó:

-        ¿Yo te he hablado de Samuel, el mediapunta de mi equipo?

-        ¿Qué le pasa?

-        Que va a “adorar” a nuestra amiga Noelia

-        ¿Por qué?

Mi bro me miró con su ansiosa complicidad y escribió un Whatsapp para Samuel que me enseñó tras haberlo enviado:

-        Samu hay una gorda que quiere que me la folle ven corriendo es muy gorda de 35 años o así

Eso es lo único que le hubiera encantado a Noelia, porque tiene más de cuarenta. En cuestión de segundos había respondido su compañero de equipo.

-        Ey, Cris el Largo, manda foto!!!

No me pregunten cómo pero sin que nadie se diera cuenta le robó una foto con zoom a Noelia para Samuel responder al instante que venía, ahora quería ver yo a Samuel:

-        Bro, esto es en “vital”, no me estés chupando la polla con Samuel delante, esto es una cosa “de”  entre tú y yo solo….

-        Entiendo….

-        Es un regalo que te mereces por ser mi bro, pero solo “de” entre nosotros

Sus palabras me dejaron algo confuso pero Cristian vino a abrazarme; llegamos a la mesa y mi Bro empezó a beber como nunca lo había visto hacer, a esa edad no tenía controlada la medida pensé, pero enseguida me di cuenta que mientras más bebía “más se dejaba querer” por Noelia, no sé en qué momento extendí mi mano sobre el inabarcable muslo de mi compañera mientras la subía hacia su ingle, pero se sorprendió muchísimo y su cara de felicidad lo decía todo mientras colocaba su mano sobre la mía.

Samuel no era exactamente guapo, ni bello, ni bonito; no tan alto como mi bro, aunque bastante más fuerte, de unos veintilargos años, moreno, muy moreno, pelo completamente rapado, su rostro era un poco feo pero con ese cuerpo se le perdonaba, supe que tenía que ser él por la cara de embobamiento con la que miraba a Noelia, nos presentamos y era bastante más cerrado que mi bro, aunque tampoco llegaba a ser antipático, sus ojos marrones y pequeños solo eran para Noelia, que hizo méritos para dejarse querer por el futbolista recién llegado:

Cuando salimos del restaurante mi bro llevaba ya una borrachera considerable, nos dirigimos hacia la casa de Samuel en su auto de alta gama, se ve que el equipo le pagaba más que a mi bro, que antes de subirnos me comenta alejados de Samu y Noelia que comenzaban a magrearse el uno al otro:

-        Bro, vámonos tú y yo y dejamos a Samuel con la gorda

-        Ni de broma, un coñito para ti y para mí, bro

Nos montamos cuando Noelia y Samuel se estaban comiendo ya la boca y al llegar a al chalet de las afueras en el que vivía, Samuel se desnudó delante de nosotros como si nada: estaba buenísimo.

Con sus casi metro noventa de masa muscular, dos tatuajes abarcaban desde sus pies inmensos y de formas redondeadas hasta sus hombros, dejando solo sin tatuar el centro de su pecho y espalda, el abdomen firme, su polla a media erección de buen tamaño, ya estaba empalmádisimo el cabrón solo con magrearla, era una verga algo menos gorda que la mía y menos larga que la de mi bro, pero con unas proporciones preciosas y un glande partido en dos que llamaba a la lujuria, pero recordé que debía contenerme.

Desnudé a Noelia más que nada porque estaba intrigado en ver el tamaño real de sus tetas aunque a Samuel poco le faltó para apartarme para cubrirle esas ubres con pezones gordos y redondos y las aureolas oscuras e inmensas de lengüetazos antes de restregarse la polla contra ellas, mi Bro seguía vestido y fue Noelia la que lo llamó y acercándosele, empezó a sobarle el paquete

-        ¡Qué bueno está tu sobrino, Rubén!

Me fijé en la preciosa polla de Samuel mientras mi bro se sacaba la suya para restregarla con la mía en la boca de Noelia, qué sensación tan rica con nuestros glandes ahí frotándose y la lengua de mi compañera haciendo malabares sobre ellos. El mediapunta del equipo pasaba su polla entre las tetas antes de empezar a restregar su cuerpo tatuado y musculoso contra sus voluptuosidades, yo estaba poniéndome cachondo viendo la escena y sintiendo la lengua de Noelia y el glande de Cristian en el mío, al poco, mi compañera le pidió casi a gritos a Samuel que le comiera el chocho, mientras la erección de mi polla ya no podía ir a más.

No tardó Samuel en metérsela de un pingazo que hizo que Noelia gritara de placer tras perder tres años de virginidad, empezó a darle lento mientras Noelia nos seguía mamando, pero mi bro perdió la paciencia y le pidió que le dejara a él meterle su polla con forma de lanza.

Nada más empezar, la empotró con todas sus fuerzas y empezó a darle unos pollazos salidos de las calderas del infierno que hicieron que Noelia gritara, gritara de gusto.

Mi bro la reventaba con una agresividad espantosa, los sonidos de su cuerpo golpeándose contra las celulitis de Noelia retumbaban en la habitación, no se le veía cómodo, follaba como si estuviera enfadado y de hecho estuvo un poquito desagradable, al par de minutos se sacó la polla y quitándose el condón con rabia, eyaculó sobre la barriga de mi compañera mientras miraba al techo. Por una vez se conformó con un solo y único polvo, en ese momento me miró con exigencia y me ordenó en un tono que no me gustó nada:

-        ¡Bro, métesela ya, córrete y vámonos!

Samuel lo miró con condescendencia y dándole una fuerte nalgada a mi bro le dijo:

-        Sí, “niño”, vete ya…

La verdad que no me apetecía follar en esas condiciones, si mi bro no estaba cómodo, yo tampoco, pero Noelia, que disfrutaba de la reventada que le acababan de meter y de la forma en que se la habían metido, se sentía más a gusto que nadie con la tensión a su alrededor, mi compañera me agarró la polla mientras Samuel le follaba las tetas y antes de que me dirigiera su vagina me dijo:

-        Dale dinero para un taxi y que se vaya a jugar al videojuego

¿Le hacía caso a Noelia o a mi bro? Introduje mi cuerpo entre las grandes piernas de Noelia, me arrodillé y que sorpresa al observar el coño maravilloso que tenía, grande, alargado, con una raja larguísima de la que sobresalían sus labios interiores, se lo abrí viendo como sus labios se desplegaban ante mi lengua con una turgencia suprema, su clítoris enmarcado en unos minilabios hasta que lo ataqué con mi lengua y se lo puse duro y salido como una uva, qué maravilla de clítoris, Noelia se contorsionaba como una boa sin dejarle de chupar la polla a Samuel y mi bro, que se había quitado el condón con rabia y se estaba comenzando a vestir, siento que junta su cara con la mía para seguir comiéndole el papo a mi compañera:

Le acaricié el pelo a mi bro con suma ternura y me miró con sus ojos negros cargados de amor, entre él y yo las cosas funcionan así, si uno quiere hacer algo, el otro también quiere.

Empecé a restregar mi glande por el clítoris y los labios del chocho de Noelia y metiéndosela de golpe, empecé a empotrarla tal y como había visto que le gustaba, a lo bestia:

La embestía como un toro hasta que aparté a Samuel para derrumbarme entre sus tetas gordas e inmensas y hundirme en ellas casi ahogándome, sintiendo como me aprisionanaban, levantaba mi abdomen para darle con todas mis fuerzas mientras sentía que la marea de flujo salía por su coño para derramarse en cascada mientras gritaba como una loca, reduje el ritmo y me erguí para que Samuel siguiera follándole la boca mientras mi bro me masajeaba los huevos discretamente y le comía el clítoris a Noelia mientras yo le bombeaba el chumino.

Ante la visión de la espalda y las espectaculares nalgas turgentes tatuadas de Samuel, le metí una marejada de pollazos casi que con furia mientras el placer me reventaba desde la polla al resto, de nuevo hice correrse a Noelia que gritaba como una loca por la fuerza de mis embestidas, paré un poco y Samuel me pidió seguir penetrándola, me masturbé admirando el cuerpo de Samuel, que estaba muy centrado en follar como para darse cuenta de como lo devoraba con la mirada, sus tatuajes, sus pezones pequeñitos, ovalados y saltones, su pecho depilado, su abdomen marcado aunque nada que ver con el de mi bro y su preciosa polla entrando y saliendo. Mi bro en cambio me clavaba los ojos con terror al darse cuenta de la forma en la que me comía a su compañero de equipo con la vista, pero él tenía los ojos cerrados y Noelia no me veía la cara porque estaba demasiado centrada en comerme la polla, al poco eyaculé restregando la cabeza de mi pene sobre la inmensa teta de Noelia y su pezón redondo y gordo como una cereza.

Me despedí de mi compañera que me besó como si yo fuera su primer amor de la infancia, Samuel no me hizo mucho caso y mi bro ya estaba en la puerta telefoneando al servicio de taxis.

No hablamos en todo el recorrido, al llegar a nuestro barrio Cristian no se separaba de mí, por lo que deduje que, a pesar de la hora, vendría conmigo a mi apartamento; sin embargo, en la entrada del portal se paró en seco y habló por primera vez desde que habíamos salido casa de su compañero futbolista:

-        Bro ¿Me puedes dar un poco de arroz? Y leche si tienes, y si tienes huevos también…. ¡Y mantequilla!

-        ¿Para qué quieres todo eso?

-        Pues para mi casa

Me dijo con tristeza que apaciguaba rabia. Subió conmigo, le di el arroz y todos los huevos que había además de latas de atún y papas. Lo otro no porque no tenía y le prometí que se lo compraba al día siguiente.

Al llegar a la oficina por la mañana, Noelia estaba la mar de simpática, nadie se explicaba esa actitud en vez de sus caras largas y reproches e incluso cuando se cortó el suministro eléctrico y esperábamos uno de sus comentarios sarcásticos, se rio. Nos mandaron a casa pero yo tenía un volumen de trabajo considerable, así que me tocaba llevarme la tonga de expedientes esa. Al llegar, miré por la ventana y ¿A quién me veo en el parque en pleno horario lectivo? A mi hermanito fumándose un porro con dos de “sus otros bros”. Saque mi teléfono, lo llamé y vi la cara de ilusión que se le ponía al responder:

-        ¡Brooooo!

-        Hola, bro ¿Dónde estás?

Estoy convencido de que me fue a mentir, su silencio y su mirada indecisa lo delataban. Pero era listo y sabía que lo estaba llamando por algo, miró a la ventana de mi casa (él no me podía ver porque yo estaba a unos metros del cristal), le cambió completamente la cara y entristecido alejándose de sus amigos me confesó.

-        Estoy en el parque, bro, no he ido a clase

-        Ya, te estoy viendo

-        Ahora voy

Se despidió de “sus otros bros” y un minuto después entraba por la puerta.

-        ¿Por qué no vas a clase, Cristian?

-        Ya lo sé, bro, soy un puto desastre, bro, tengo que aplicarme “y esas cosas”…

-        ¿En qué curso estás, bro?

-        Bro, he tenido años difíciles y me va mal, estoy en cuarto

Por su edad debía de estar dos cursos por delante, pero estaba siendo completamente sincero conmigo y no quería amargarlo; de todas formas, iba  llegando el momento de hablar de “cosas serias” de bro mayor a bro pequeño, aunque no allí ni en ese momento, así que le fui  proponer que se pusiera a estudiar conmigo en mi despacho mientras yo trabajaba, le dije:

-        Bro, a mí es que se me ha ido la luz en la oficina y tengo aquí un montón de trabajo ¿Tú tienes el material de cla…?…

-        Tengo sueño, bro

Empezó a desnudarse hasta quedarse en calzoncillos, uno slip blanco y naranja que le marcaba hasta la cabeza de la polla y me hizo un gesto para que lo imitara y lo siguiese

-        No puedo, bro, tengo que trabajar

A Cristian le dolió mi respuesta y señalándome con ira me increpó enfadado:

-        ¡Tienes que quererme más, bro!

Lo abracé y me miró con alivio; pensaba decirle que el que yo tuviera otras obligaciones no significaba que no lo quisiera pero lo veía muy nervioso y parecía angustiado con algo, me quitó la camiseta y los pantalones y abrazándome me metió en la cama sin separarse de mí, cerró los ojos, me fui a separar un poco de él para acostarme boca arriba y los abrió de nuevo para gritarme otra vez.

-        ¡Bro!

Estaba ahí entrelazado a él, Cristian no tardó en empezar a respirar profundamente, se había dormido en menos de un minuto, me sentía muy bien rodeado por ese jovencísimo semental alfa que exigía mi afecto y mi compañía, acariciaba su espalda, lo olía de cerca y jugaba con su pelo castaño ondulado, cerré los ojos y me dormí. No me desperté hasta que lo sentí apartarse.

-        ¡Bro, es increíble, me separo de ti y te das cuenta!

Me dediqué a frotar mi cuerpo contra el suyo, le levanté el brazo y ataqué su axila con mi boca, que a esa hora de la mañana ya empezaba a oler a macho adolescente mezclado con desodorante barato, Cristian me acariciaba el pelo mientras me miraba con una ternura infinita, le besé en los labios y en sus mejillas antes de comerle el otro sobaco, bajé a su pezón con mi lengua y tras ponérselo bien duro le lamí las abdominales y seguí lamiéndole hasta la polla y dándole mordisquitos por encima de la tela de su slip; fue él el que se sacó su verga y tras masturbarse rápidamente para darle volumen me la metió en la boca, tenía un sabor delicioso, Cristian se cambió de postura y me dejó que le trabajara el pene hasta que me lo tragué enterito, estaba poniéndome caliente como el pico de una plancha mamándole el rabo mientras le sobaba los muslos y con la polla a punto de estallar, me la machaqué contra su verga mientras contemplaba extasiado su precioso cuerpo, su cara de joven macho de barriada y su lengua paseándose insinuante por sus labios. Fue él el que se metió mi polla en la boca mientras yo le acariciaba la espalda, el gusto que me estaba dando su lengua en mi glande hizo que me fuera poniendo cada vez más cachondo, empecé a jadear y machacándomela Cristian se apartó antes de que lograra contener la lefada en el último momento, aguanté unos segundos y aterricé con mi glande en la axila peluda de mi bro que me miró sorprendido, cerró el brazo y empecé a follarle el sobaco sintiendo sus pelos llevándome al cielo desde la cabeza de mi polla, esta vez si eyaculé mientras mi bro me magreaba las nalgas buscando el agujerito de mi culo:

-        ¿Quieres que te folle, bro?

-        Solo si tú quieres, bro

-        Yo quiero lo que tú quieras y tú quieres lo que yo quiero, es simple, bro

Se colocó detrás de mí buscando mi ano con la punta de su rabo. Fue un polvo rápido y doloroso mientras mi bro me masturbaba hasta el punto de hacerme recuperar la erección, me lamía el cuello la parte trasera de las orejas mientras me reventaba el culo con su verga y cuando el dolor mezclado con el placer empezaba a volverse algo más llevadero, penetró yo diría que con furia hasta el punto de gritarme lo que me amaba mientras la leche inundaba mi culo. Me fui a sacar su rabo pero mi bro me lo impidió volviéndome a follar, esta vez mucho más lento pero al mismo tiempo más frío, casi no me tocaba, le pedí que cambiáramos de posición, quería verle la cara.

Me acosté boca arriba y Cristian echó sus piernas sobre mí, me penetraba lento y suave mientras yo disfrutaba como un macaco con el cipote adolescente de mi bro dentro de mi culo; sin embargo, "el Largo" estaba abstraído, preocupado; se dio cuenta de que me di cuenta de que lo observaba con inquietud y forzó una sonrisa que no lograba contener del todo la tristeza de sus ojos, intentando animarse me empezó a penetrar algo más fuerte mientras se dejaba caer sobre mí, juntando su pecho con el mío mientras me repetía lo que me decía siempre que quería decirme algo y no sabía el qué:

-        ¡Bro, bro, bro….!

Besaba mi cara y no tardó en volver a eyacular por segunda vez en mi culo minutos más tarde. Nos duchamos juntos y nos enjabonamos y enjuagamos el uno al otro.

Tras recordarle cuál era su toalla, secarnos y vestirnos, fuimos al supermercado y le compré de todo (de todo lo poco que comía), Cristian no paraba de agradecérmelo, eso sí, nada de “mierdas raras” (verduras), ni “cosas chungas de esas” (fruta) ni que para comerlo hicieran falta “muchas cosas” (más de tres ingredientes). Toneladas de pescado y pollo empanados, congelados, listos para freír y aceite, mucho aceite…. Así tenía la cara de tantos fritos ¡Ah, y productos de aseo!

Lo invité a comer, se fue a entrenar como todas las tardes y yo empecé a hacer el trabajo que tendría que haber tenido hecho desde hacía horas, pero el tiempo con mi bro vale más que cualquier otra cosa, estaba preocupado por él, era evidente el que su familia debía de tener una economía muy precaria, pero además de eso le ocurría algo y decidí que no iba a seguir dejando pasar el momento para tener la primera charla seria desde que nos conocimos.

Esa noche, después de entrenar, vino a mi casa como ya marcaba la costumbre, no sabía cómo abordar la conversación con mi bro, que por su parte, percibiendo la tormenta emocional que se avecinaba, me esquivó rápido, cortó “su mercancía” mientras me hablaba atropelladamente de muchas cosas sin decirme nada, me abrazó y me dijo

-        Saca condones, bro

-        ¿Y eso?

-        Tengo una sorpresa para ti, ven conmigo

-        ¿A dónde, no vas a llevar tu "mercancía"?

-        Bro…

-        No, bro, no, a ver... Vas a cometer un delito, si me pilla la policía contigo me…

-        Bro, te estoy pidiendo una cosa, bro

No consentí ni de broma acercarme a su grupo de compradores mientras distribuía su “mercancía”, creo que era la primera vez que me negaba a algo que me pedía, minutos más tarde volvía hacia mí y me dirigió a lo más recóndito del parque, hacia una figura femenina que le increpó a mi bro:

-        ¿Por qué no llegas más tarde? Puto Cris el Largo…

-        Hola, Saray, yo también te quiero y además quería pedirte matrimonio... Este es mi tío el que te dije…

-        Vaya sobrino que tienes… ¿A ver?, ¡Uy, el desgraciado este no me había hablado de lo bueno que estabas!

No sé si por lo sórdido de la situación, en el momento en que Saray se acercó a la tenue luz la farola me temía encontrarme a una toxicómana pero en vez de eso veo a una joven de unos veintialgos, que, sin ser guapa, tenía una sensualidad en el rostro que me sedujo al instante, de pelo negro, ojos grandes que casi alumbraban en la oscuridad, labios de ensueño, cuello largo y un busto que lucía imponente en la penumbra de la noche de finales de verano. Se acercó a mí y comprobé que tenía unas tetas tetas espectaculares, hizo el amago de juntar su cara con la mía y estiré mis brazos sintiendo su cintura firme, debía de tener el abdomen duro y tras un instante se apartó bruscamente aunque riéndose:

-        ¡Oye, vamos por partes!, ¿Qué tienes para mí, puto Largo?

-        50 de diazepan, 30 de trankimazin y 20 de tranxilium, 100 euros por ser tú, Saray, más lo que me debes de la vez anterior serían 130 euros, pero con nuestro trato se te queda en 50 euros, si nos haces un trabajito bueno a mi tío y a mí, claro...

-        ¡Y ya no te debo más nada, Largo!

-        Y ya no me debes más nada

Continuará...