El niñato hetero de mi bro, parte II

El amor y el cariño entre nosotros crece a pasos agigantados a la vez que le descubro experiencias sexuales desconocidas para él, desde el sexo con otro hombre a dejarse enseñar por una atractiva mujer madura

-        …Bro, si, tú quieres mi polla en tu culo, dímelo, ¡Y yo te enchufo toda mi polla por el culo, bro!

-        ¿Eres bisexual?

-        No, que yo sepa…

-        ¿Pero has estado con hombres antes?

-        El verano pasado, en la verbena del pueblo de mis abuelos, otro de los chicos que veranean allí me chupó la polla…. Pero, poco más…. Luego las pajas con los del equipo, a veces… Pero es que, bro, te quiero tanto que me encantaría estar dentro de ti.

No dejé que se duchara, y él no quiso besarme “los hermanitos no hacemos estas cosas, bro”, fue su respuesta separando sus labios de los míos. Chupé su cuello, su hombro, su axila selvática y bajé lamiendo sus abdominales hasta su rabo:

-        ¡Bro, es toda para ti!

Con una mano fui descubriendo su glande picudo que desprendía un intenso olor a macho adolescente, mientras que con la otra le acariciaba los huevos, le di varios lametones en la parte inferior del tronco de su polla antes de comerle los cojones, juntos, largos pero sin llegar a ser colgantes, mientras mi hermanito me acariciaba la cabeza

-        Chupa, bro, chúpame la polla

Le besé el glande con los labios para empezar a hacer movimientos circulares con mi lengua en torno a este, antes de tragármela, le pedí que se bajara los pantalones para masajear sus fuertes piernas de futbolista, la izquierda con un tatuaje desde la ingle al tobillo. Magreé sus nalgas duras y turgentes y luego posé con delicadeza sus cojones en mi mano mientras se los lamía antes de tragarme su rabo entero.

En seguida caí en la cuenta de que se empalmaba súper rápido y al más mínimo estímulo y de lo dominante que le gustaba ser en el sexo, agarró mi cabeza con decisión y empezó a machacarme su rabo completamente duro dentro de mi garganta. Me miraba a los ojos lleno de satisfacción y de vez en cuando me acariciaba el pelo y la espalda. Al poco, me pidió que me pusiera a cuatro patas pero preferí que me penetrara recostado de lado para sentir su cuerpo contra el mío, cosa que le pareció una excelente idea. Me estuvo trabajando el agujero de mi culo con sus dedos, cómo se notaba que tenía experiencia de sobra en el anal; al meter su glande no pude evitar el intenso dolor pero poco a poco me fui calmando con las caricias de mi bro y sus besos en mi cuello

Cristian me la fue metiendo con una lentitud deliciosa que me resultó sorprendente, se acomodó en la cama dándome un fuerte pingazo que me estremeció.

-        ¿Todo bien, bro?

Me preguntó en el más dulce de sus tonos y cuando respondí afirmativamente, empezó a menear su polla dentro de mi culo antes de empezar a taladrarme mientras el dolor se volvía insoportable, apreté los dientes y no dije nada mientras sentía el jadeo y el sudor de mi hermanito sobre mí, de vez en cuando me besaba en la cabeza para repetirme:

-        Siénteme, bro, siente mi cuerpo, bro, siéntelo

Había bajado un poco el ritmo para susurrarme y lamerme la cara mientras el dolor se hacía más llevadero, pero en seguida me abrazó con todas sus fuerzas, empezó a penetrarme como un puto loco y yo no puedo soportar más el dolor de mi culo reventado, empiezo a gritar pero mi hermanito grita más fuerte entre jadeos:

-        ¡Te quiero, bro, te amo con locura!

Cuando ya no podía reprimir el llanto, el futbolista paró en seco y la sacó de mi culo.

-        Yo también te quiero, bro

Cristian me secó la lágrima que corría por mi mejilla, yo tenía los ojos llorosos por el dolor y él por la emoción, nos abrazamos mientras me reponía del dolor de mi culo besando el pecho, el pezón, el brazo tatuado y la axila de mi bro. Él, más alto, se agachaba para besarme la cabeza, el cuello y los hombros con todo el amor del mundo, me indicó con sus ojos que quería seguir follándome, yo ya estaba listo:

Me acosté boca arriba, quería verle su rostro mientras me penetraba, me miró sonriente y se colocó para machacarse el rabo que se puso durísimo en cuestión de segundos y clavármelo de un golpe. El estar admirándolo, con ese pelo castaño de tonalidades casi pelirrojas, esas cejas finas con un piercing en la izquierda, sus grandes ojos oscuros, los pendientes de sus orejas, las dos bandas de acné adolescente sobre cada una de sus mejillas, su nariz, su boca grande y con esos labios de ensueño, su mandíbula prominente, su nuez, su pecho fuerte completamente lampiño y el dolor de su rabo penetrándome con fuerza; hizo que este comenzara a transformarse en una sensación deliciosa, la erección empezó a crecer en mí y al comenzar a masturbarme, Cristian se apartó un poco para ayudarme:

-        ¡Tu polla toda gorda, bro!, ¿Te gusta esto, eh?

-        Me encanta, Bro

Dije acariciándole la cabeza mientras Cris me daba un rápido beso en los labios para penetrarme con más intensidad, empecé a frotarle mi pene contra sus abdominales y su ombligo, que me daban un gustito muy rico en la parte inferior del glande, Cristian me agarró la polla, me la machacó con brusquedad a la vez que me penetraba, se escupió en la mano y siguió frotándome la pinga contra su abdomen:

-        ¡Toma bro, soy todo para ti!

Me dijo el futbolista jadeando, gozábamos como gorrinos en una charca mientras machacábamos entre los dos mi pene contra su ombligo juguetón y los cuadrados de sus abdominales; mi bro comenzó a contorsionarse y sin soltar mi polla de sus manos ni dejármelo de frotar contra su cuerpo, empezó a lanzar sus bufidos de potro a la vez que sentía su leche calentita y abundante en mi culo.

-        Te la mereces, bro

Me besó en la boca y aunque se seguía negando a besarme con lengua, el sentir su cara contra la mía fue una sensación que me llevó al cielo. No sabía que lo mejor estaba por llegar, Cristian me dio un lametazo en el pezón más un mordisquito de propina que me dolió en su justa medida y nos hizo reír a los dos. Volvió a machacar mi polla y empezó a darme lengüetazos en el glande, aquello era sublime, yo acariciándole la cabeza y jugando con los pendientes de sus orejas y mi bro, tragándose mi polla entera. Aunque me mamara con cierta torpeza y se notase que los penes “no eran lo suyo”, no lo hacía del todo mal, ese machito adolescente y futbolista ponía lo mejor de sí mismo y, siendo él y la primera polla que se comía, consiguió que recuerde esa experiencia de sexo oral como uno de las más maravillosas de mi vida. Retiré mi pene para eyacular y Cristian se apartó con rapidez cuando la leche me brotó de mi rabo en un orgasmo largo e intenso.

-        ¡Bravo, bro, cómo te corres!

Automáticamente nos abrazamos, el culo me dolía aún y todavía estaba aturdido con lo que acababa de pasar, quería hablar con mi bro, preguntarle qué era lo que sentía exactamente hacia mí para ver si así yo podía aclarar lo que sentía hacia él. Sin embargo, Cristian se levantó, se metió en la ducha y al cabo de diez minutos salió vestido con un chándal completamente negro y una gorra y unas zapatillas de la misma marca y color.

-        ¡Abrázame, bro!, ¡Así quiero estar siempre, abrazado a ti!

-        Quiero hablar contigo, Bro

Tras unos instantes se apartó y con cara de tristeza me responde:

-        Bro, me están esperando para que les lleve “mercancía”, te prometo que vuelvo mañana después del entrenamiento

-        Podrías quedarte a dormir

-        No puedo, bro, a las 12, más o menos, tengo que estar en casa

Cristian me mensajeaba de vez en cuando, me escribió para darme las buenas noches antes de acostarse a dormir y los buenos días ocho horas más tarde, además de vez en cuando me mandaba memes de humor, fotos suyas haciendo actividades cotidianas o directamente posando. "El Largo" me había preguntado que si tenía “alguna amiga…” y ese adjetivo que dijo y que le afeé y yo no podía parar de acordarme de Berta, habíamos follado un par de veces hacía muchísimos años pero conservamos nuestra amistad y si su recuerdo insistía en mi mente de aquella manera es porque le encantan los “yogurines” o chicos extremadamente jóvenes, al borde de la mayoría de edad, espero… Es una mujer algunos años mayor que yo, casada y con un cuerpo que quita el hipo, además a la cabrona le gusta lucirse y encima folla de escándalo.

La llamé directamente y le hablé de la situación y, a pesar de estar casada y con dos mellizos, quiso conocer a mi bro enseguida y urdió un plan para el día siguiente:

-        ¿A qué hora sale del fútbol tu amigo ese de 18 años?

-        ¿De entrenar? Pues más o menos a las ocho, tarda diez minutos en llegar y se marcha a su casa sobre las doce…

-        Vale, yo tengo el baby shower de mi prima a las seis y a las ocho ya me puedo estar largando, le diré a mi marido que me encontré contigo y que nos liamos bebiendo hasta las doce de la noche, total, esa tarde tiene él los niños...

Acto seguido le mandé un mensaje a mi bro:

-        Bro, mañana vente duchado después del entrenamiento y no tardes, que tengo una sorpresa para ti

-        Una sorpresa bro? K es?

-        Si te lo digo no sería una sorpresa, bro

-        Yaaaa bro pero por q quieres q valla duchado?

-        Es parte de la sorpresa

-        Una amiguita tuya bro?

Me encontré con Berta y nos vinimos a mi casa, la verdad es que a sus 41 años estaba riquísima, la maternidad le había sentado genial y le daba algún kilito de más que no hacía sino resaltar sus curvas embelleciendo su figura, de cara seguía siendo de lo más dulce, con esos ojos grandes y azules, pero bajo ese gesto permanente de niña que nunca ha roto un plato y de esa voz y esos ademanes de antigua alumna de las Teresianas, se esconde una fiera sexual depredadora que haría monja a la actriz porno con más bukakes en su trayectoria. Además, aunque en los últimos años no nos habíamos visto mucho por haber “sentado la cabeza”, al menos en apariencias, seguíamos conservando esa compenetración que se tiene con los viejos amigos y la complicidad de haber compartido cama.

Por la calle nos habíamos cortado un poco, que ella está casada, pero algún toqueteo furtivo sí que nos hicimos,  al llegar a mi casa y tras una tensión que había ido incrementándose por el camino empezamos a tocarnos el uno al otro:

-        Así que te has echado un novio de 18 añ …

-        No es mi novio, somos “bros”, una palabra que dicen los de esa edad y que viene de “brother”, hermano en ingl…

-        Sí, sí sé que palabra dices y de dónde viene, pero a ver Rubén, follas con él y quieres estar con él todo el tiempo: como mínimo es tu amante…

-        No, Berta, no… Creo que es heterosexual, pero es que le gusta todo lo que a mí me gusta, no sé….

-        ¿Le gusta la literatura?

Me preguntó Berta sarcásticamente y yo me reí de la ocurrencia mientras miraba fijamente su rostro ovalado, sus ojos azules, su boca pequeñita y de labios sublimes y ese pelo negro, lacio y en media melena.

-        No, no sé, le toco, él me toca… Y le gusta

-        Pues si le gusta es porque es gay o mínimo bisexual…

-        ¡Ay, que manía con querer encasillarlo todo en compartimientos estanco!

-        Ya… pero no sé, Rubén, yo creo que le gustas, ten cuidado con él, no le hagas daño…

-        ¡No, si lo trato como a un rey! Le encanta estar conmigo…

-        Yo aquí veo amor….

-        Sí, hay amor, mucho amor, pero no pienso en él, como pareja, sería imposible, su actitud…. Es todavía…. Muy… Infantil para ciertas cosas.

-       ¿Y desde cuándo me dijiste que te follas a esa “actitud “?

-        Lo primero, "no me lo follo”, mi bro no quiere, me folló él a mí una vez y luego es más bien magreo, chupárnoslas el uno al otro, los abrazos... Es muy cariñosete, ya lo verás y lo conocí el lunes

-        ¿El lunes de la semana pasada?

-        No, anteayer….

-        ¿Y ya estás follando con él en tu casa?, ¡Y tú me entiendes Rubén! Me da igual quién de los dos haga qué cosa ¿Y es tu “hermano”?, Y…. Rubén, que tienes una edad… Oye, que yo soy la primera que me he acostado con chavales de esa edad y no sé si menos, pero ni los meto en mi casa ni me monto historias de si “mi bro” con alguien que conozco literalmente desde hace dos días

-        Sí, entiendo que es “un poco” raro…Pero tú puedes estar viendo a una persona durante años y no decirte nada a nivel personal o de sentimientos, y conocerla en un instante preciso que te cambia la vida por completo y ya a partir de ese momento que te marca tanto, estás unido a esa persona para toda tu vida

-        ¿Y en qué instante de antes de ayer, decidiste que te ibas “a hacer bro” de un niñato de 18 años que “casualmente” está más bueno que el pan?

-        En el instante que lo libré de ir a la cárcel

-        ¡Ah, ahora eres juez!

-        Mira, Berta, no te voy a regatear más preguntas, siempre se pone en este parque a vender hachís, la policía los emboscó y logró escaparse porque corre como un gamo, el cabrón, se metió por mi calle y justo cuando estaba para abrir la puerta le dije que se escondiera aquí

-        ¡Y encima delincuentes, tú y él!

-        ¡Ey, no hables así de mi bro! No estaba haciendo nada gravísimo, no es ningún delincuente…

-        Ya puede estar rico “tu bro”….

-        ¡Es altísimo! Y sí, está muy bueno, ya te enseñé sus fotos, tienes unas abdominales el cabrón, y una polla larga y cabezona, unas piernas, una mirada tan intensa…

Las suspicacias de Berta hacia Cristian desaparecieron nada más verle los ojos. Mi bro, por su parte, no pudo reprimir la mirada de excitación al contemplar la sinuosa figura de mi amiga, vestida con un vestido celeste de tirantes, su dulce rostro contrastado entre el pelo negro, los ojos azules y sus tetas como pomelos de los gordos. Mi Bro no me dio nuestro clásico abrazo de saludo, me tocó la espalda sin mirarme y devorando a Berta con sus ojos se presentó de la forma que él se creía que lo hacían los hombres adultos y serios. Mi amiga fingió ignorar su gesto y su presencia y mirándome dijo:

-        Sí que está bueno ¿Eh?

Y juntó su boca a la de Cristian ante su mirada risueña, me fui desnudando hasta que Berta se arrodilló ante mí para comentar mientras me machacaba el rabo:

-        Igual de dura y gorda que siempre, Rubén

Mi bro se fue casi al suelo para lamerle las tetas redondas de mi amiga mientras el placer de sentir su lengua en mi rabo aumentaba lentamente. Decidimos ir a mi cama no sin antes descubrirle la polla a mi bro entre los dos y pasárnosla de una boca a otra mientras el futbolista nos sonreía satisfecho y nos acariciaba el pelo a mi amiga y a mí.

Ya en la cama, cada uno de nosotros se llevó una teta de Berta a la boca, las tiene preciosas y seguí lamiendo su cuello, su espalda y sus caderas y mientras que mi bro seguía ocupado con sus pechos empecé a lamerle el chochete a Berta, siempre lo ha tenido precioso, con esa vulva alargada y poco saltona, sus labios estrechos y marcados y ese clítoris finito y salido. Al rato me dieron ganas de llevarme la polla de mi bro a la boca,  mi amiga seguía chupándomela mientras yo le acariciaba la cara, había visto el rabo adolescente de mi bro tieso como un mástil, imponente, y le dije:

-        ¡Bro, te chupo la polla!

Formamos un triángulo en mi cama en el que Berta me comía el rabo, yo me tragaba el pene de mi bro mientras él le comía el coño a ella, estaba muriéndome de placer cuando casi cegado por el deseo decidí incorporarme para pasar mi pene por la raja de mi amiga mientras mi bro le seguía comiendo el clítoris al tiempo que me daba pequeños lametones en el glande mientras, yo jugaba con el lóbulo de su oreja y el pendiente y le acariciaba su rostro cubierto de acné, al tiempo que con mi mano derecha me frotaba el glande contra el chocho de Berta. El placer de sentir mi rabo restregándose contra esos labios y los lametones de Cristian en el glande, me puso el rabo duro como una roca así que penetré la vagina de Berta que estaba más húmeda que un pozo, mi rabo gordo se deslizó con suavidad por el interior de su coño y empecé a darle despacito para que el gozo fuera llegándome suavemente, Berta y Cristian se comían la boca extasiados mientras ella me acariciaba mi cuerpo con una mano y con la otra masturbaba a mi bro.

Follábamos a lo misionero hasta que me erguí, mi bro se puso de espaldas a mí para meterle la polla entre las tetas mientras Berta le comía el glande, empecé a abrazarlo desde detrás y a darle pellizquitos a los pezones de mi bro a la vez que penetraba la vagina de Berta cada vez con más ímpetu hasta que el orgasmo fue dejándose sentir, así que corté la empotrada rápido y logré aguantarme antes de venirme, entonces mi Bro me miró con complicidad antes de preguntarle a Berta con la mirada que si podía metérsela.

Berta se comió la boca con Cristian apasionadamente a modo de respuesta, se veía que besaba bien mi bro, de mi amiga sí puedo corroborarlo, les di unos besitos en la cabeza de su polla y en el chochete antes de que mi bro se la fuera introduciendo centímetro a centímetro mientras Berta me iba chupando la polla, aún echando fuego por la cabalgada que acababa de meter. Mi bro empezó tranquilo pero en menos de un minuto ya estaba empotrándole unos pingazos a Berta que la estaban haciendo gritar, le tuvimos que decir que parara un poco y Berta se colocó a cuatro patas con la cara sobre mi polla mientras Cristian le petaba el chocho y le iba introduciendo los dedos en el culo a mi amiga, que me la estaba mamando de escándalo a la vez que yo le acariciaba su pelo negro y lacio y aguantaba las embestidas de mi bro como una campeona, de vez en cuando yo estiraba la mano para acariciarle a "El Largo" su abdomen, empapado por el sudor y bajar hasta su pubis velludo.

Mi bro empezó a gritar también y parando en seco se retiró un momento mientras nos miraba con un rostro que transmitía pura felicidad. Me dispuse a comerle el culito a Berta mientras que con mis dedos le trabajaba el chocho, Cristian le introdujo la polla en la boca a la vez que yo le fui metiendo dos dedos por el ano, cómo le gustaba a Berta y recordando tiempos pasados, coloqué mi glande gordo y cabezón en el anillo de su esfínter y fui metiéndole el rabo por el culo, lento y haciendo movimientos circulares para que se le fuera abriendo.

Mi amiga no pudo reprimir el grito una vez tuvo mi polla casi dentro, punto en el que decidí empezar el mete-saca mientras disfrutábamos de lo lindo, mi bro le retiró la polla de la boca de Berta y empezó a comerle el chumino mientras yo la enculaba sentado, con su cuerpo sobre el mío, Cristian se irguió y se dispuso a pasarle su glande por el chumino y a golpeárselo con la cabeza de su pene, mientras, Berta y yo jadeábamos conmigo penetrándole el orto con ritmo y decisión, hasta que Berta exclama:

-        ¡No me la metas por el chocho!

Por no quitarle la ilusión a mi Bro dejé de penetrar a mi amiga analmente para que él lo hiciera por la vagina, tras estar taladrándole el coño como si fuera una puta máquina mientras yo cogía resuello disfrutando de los cuerpos de ambos, tuvo que coger un respiro mientras aun jadeando le pregunta con voz de niño bueno a mi amiga:

-        ¿Te gustaría que te la metiera un poquito por el culete?

-        Sí, pero no seas bestia

Yo mismo le machaqué la polla a mi bro mientras Berta, agachada sobre mi cara se dejaba querer su chochete y su culo por mi lengua, me incorporé para admirar el rabo adolescente , le di varios besitos en el glande y finalmente empecé a mamar a mi bro antes de que Berta se sentara sobre el cuerpo tumbado de Cristian, se metió la polla de un golpe y empezó a cabalgar a mi hermanito reprimiendo los gritos de dolor cómo mejor podía a la vez que yo jugaba con su clítoris y masajeaba el abdomen duro, suave y sudoroso de mi bro, que tenía tal cara de felicidad que no parecía que se creyera lo que estaba pasando.

-        Métemela por el coño, Rubén

-        ¿Estás segura?

-        Corre antes de que me arrepienta

Y así fue como fui petando el chochete de amiga a la vez que mi bro le follaba el culo, le pedí que se estuviera quieto para penetrar con fuerza y al ver que Berta empezaba a gemir de gusto le dije que siguiera taladrando mientras estábamos perfectamente sincronizados en el movimiento de meterla y de sacarla, obviamente tuvimos que parar sobre la marcha porque Berta ya no aguantaba más, así que se la saqué y de repente mi bro empezó a follarle el culo como si fuera un autómata a toda velocidad, Berta le pidió a gritos que se corriera y eso hizo mi bro dentro de su culo, correrse. La “pobre” aún no sabía que, para su desgracia o más bien suerte, a mi bro con un polvo a una mujer jamás le basta. De ahí su sorpresa al ver que Cristian no la sacaba y a pesar de su orgasmo ruidoso y ronco no bajó la erección y siguió taladrando su ano tras dejar pasar un par de segundos para recuperarse.

  • ¿Y todavía sigues?

  • ¡Sí, Berta, déjame seguir!

  • ¡Pues por delante!

Mi hermanito se la enchufó por el coño y yo volví a follarle el culo lleno de leche calentita y abundante del macho alfa adolescente de mi bro, sentía mi polla tan rica en aquel culo lleno de semen, tan estrecho y apretado por los pingazos de Cristian que empecé a ponerme tan cachondo que agarré a Cristian por los brazos mientras los dos penetrábamos a Berta a la vez que el orgasmo me venía por momentos, le acaricié los sobacos ultrapeludos a mi bro y jalándole de sus pelos largos en seguida me vine mientras mi orgasmo terminaba de inundar el culo de Berta.

Berta y nos besábamos mientras mi bro había parado un poco para comerle el coño a mi amiga, entre los dos le acariciábamos la cabeza y su pelo al adolescente mientras yo aún me deleitaba con los estertores de mi orgasmo, finalmente. Cristian optó por llevarnos la polla a nuestras bocas y entre Berta y yo le regalamos “al niño” una mamada que acompañábamos con caricias por sus abdominales exultantes empapadas de sudor, sus muslos anchos y fuertes y sus nalgas pequeñas y duritas.

Mi amiga y yo nos repartíamos la polla de Cristian como buenos hermanos, que no tardó en soltar su segunda lefada en pocos minutos.

Nos duchamos entre los tres, menos mal que la bañera esa era grande, tras secarnos y vestirnos. Berta se fue corriendo ante las insistentes llamadas de su marido mientras que Cristian se preparaba un canuto de hachís, estaba callado, quería decirme algo así que alargué el silencio hasta que se atrevió:

-        Bro, tengo hambre ¿Tienes algo de comer?

-        ¡Claro que sí, bro, podemos preparar algo y te quedas a cenar

-        ¿De verdad?, ¡Eres el mejor, bro! Pero que sepas que no me gusta la pasta, ni las comidas “con muchas cosas” y soy alérgico a los frutos secos

-        Vamos a la cocina y preparamos algo

Al final le tuve que hacer yo solo la cena al “niño”, que no sabía ni darme una sartén ¡Por cierto! Había más cosas que no le gustaban y finalmente me marcó el menú: arroz blanco con salsa de tomate industrial y huevos fritos, nada de ajo, de especias, de verdura, ni “mierdas de esas” cómo decía él. Pero para mi sorpresa, al terminar recogió la mesa y fregó todo. Luego se fumó el canuto de hachís y, a pesar de mis ruegos para que se quedara a dormir en mi casa y de sus reiteradas disculpas porque no se iba a quedar, se marchó a la suya, situada a unos doscientos metros de allí.

-        Podrías quedarte a dormir algún día, bro…

-        Bro, te juro que lo que más me gusta en el mundo es estar contigo, bro, pero me tengo que ir a mi casa

-        ¿Tus padres te obligan a llegar a esta hora?

-        Bro, dame un abrazo, te quiero, mañana vengo.

A la media hora recibí su mensaje de buenas noches con una foto suya metiéndose en la cama y a la mañana siguiente a las siete y media, otra de él recién levantado deseándome un buen día y confirmándome su visita para esa tarde. A eso de las cuatro , apareció vestido con una camisa con azul estampada con palmeras y otros motivos playeros con el pantalón corto de idéntico diseño, la llevaba abierta luciendo abdominales y nada más entrar me señala ilusionado:

-        ¡Mira lo que tengo, bro, pelitos por debajo del ombligo! Te iba a mandar una foto cuando esta mañana meando vi que me habían salido, pero llevo esperando todo el día para enseñártelos en persona.

-        ¡Qué bonitos!

Exclamé sinceramente mientras se los acariciaba con la yema de mi índice, seguí hasta el botón de su pantalón se lo desabroché y arrodillándome le saqué su rabo largo y cabezón y en permanente semierección, antes de metérmelo en la boca fui el primero en lamer la nueva línea de vellos que me guiaban hasta su polla:

-        ¡Bro!, ¡Me están esperando, tengo que llevarles “mercancía”, bro!

No respondí, me concentré tanto en meterme su polla lo más rápido que pude restregándomela contra mi garganta lo más adentro posible, me la tragaba descubriendo nuevos límites mientras se endurecía por momentos, sintiendo el pene de mi bro casi en el esternón, dejaba que Cristian me la metiera hasta el fondo ante su mirada de ansiedad y excitación por la prisa que tenía y solo alcanzaba a decir lo mismo que de siempre cuando quería decirme algo y no sabía el qué:

-        ¡Bro, bro, bro…!

Le magreaba las nalgas, solo me sacaba la polla de la boca para respirar, controlar la náusea unos instantes y metérmela de nuevo tragándomela lo más adentro que podía, yo estaba con la mía a punto de estallar y me la saqué a machacármela como un babuino al sentir a mi hermanazo adolescente tan adentro, a los pocos minutos empezó a sudar como un cerdo y a emitir sus jadeos roncos, no me avisó cuando empezó a correrse y tuve que regurgitar su exquisito semen.

-        Perdona, bro, no esperaba correrme y por eso no avisé ¡Bro, que me tengo que ir!

Fue corriendo al baño a limpiarse la polla con lo primero que encontrara, esta vez fue mi albornoz, colgado junto a la toalla que le había prestado dos días atrás, volvió al cajón en donde guardaba sus cosas, contó las dosis y se las guardó en su bolsa de entrenamiento junto a la pesa y una navaja, vino a mí nervioso, excitado y aparentemente muy feliz:

-        ¡Bro, te quiero mucho, bro! Mañana viajo a las cinco y el partido es el sábado a las 11:00, intentaré venir antes de irme para despedirnos

-        ¿No vienes esta noche?

-        No, esta noche salgo tarde entrenar… ¡Pero abrázame, bro!

Gritó exigente y casi que con rabia. Nos abrazamos y al irse nos dimos cuenta de que la puerta había estado abierta todo el tiempo, al señalársela, mi bro se encogió de hombros y nos reímos a la vez.

No volví a ver  Cristian hasta el domingo siguiente, se había llevado “sus cosas” y aunque me mensajeaba de vez en cuando para mandarme memes de actualidad, siempre en tono de humor, o la ya típica foto suya recién levantado y con los ojos llenos de legañas, otra ante el espejo “afeitándose” ostensiblemente los laterales del bigote y los cuatro pelitos que debía de tener en la barbilla aquel día, otra foto desayunando su pan con mantequilla y su leche al chocolate, foto de su comida, pescado frito, un vídeo afeitándose las piernas, foto sin camiseta de él fumando hachís y marcando abdominales, había que presentar los nuevos pelitos en las redes sociales, la misma foto pero esta vez luciendo además el tatuaje de la pierna… Otro vídeo de él con sus “otros bros”, los de su edad, fumando porros y bebiendo cerveza, fotos del equipo de fútbol, del campo, de él estirando antes del partido… Y exigencias, muchas exigencias para que me abriera una cuenta de Instagram y empezara a seguirle y darle a like a todo lo que fuera publicando, eso era “lo más importante”, “vital”.

Lo echaba de menos y lo peor era que tenía sin seguir claro ni lo que yo sentía por él ni mucho menos que sentía él por mí, era amor, eso por supuesto ¿Pero qué tipo de amor?

El sábado fue su partido y ganaron, me mandó un vídeo de la celebración con sus compañeros de equipo, todos ahí sin camiseta en el vestuario, la verdad es que algunos estaban bastantes ricos pero más alto, más guapo y más sensual que mi bro: ninguno.

El domingo llegó a casa y nos saludamos con nuestro clásico abrazo, venía vestido con una camiseta sin mangas negra que dejaba ver sus brazos, el derecho tatuado, además de una  gran parte de su pecho extenso y sin sombra de vello, llevaba en su cabeza una visera también negra, un pantalón vaquero corto mostraba sus musculosas piernas, la izquierda tatuada hasta el tobillo; calzaba unas zapatillas hawaianas que mostraban sus pies inmensos, todo él desprendía sensualidad con ese look veraniego. Cristian estaba súper contento, excitado, hablándome del partido del día anterior, en el que una jugada suya fue decisiva para marcar el gol determinante para la victoria del encuentro.

-        ¡Bro, en el tiempo de descuento!, ¡Nadie en toda la banda, el balón y yo, empiezo a correr y sentía que era el viento, bro, ni uno de todos esos cabrones del San Benito eran capaces de alcanzarme!, Veo a Lorenzo, el delantero centro de mi equipo, me mira él a mí y sin pensarlo ¡Pan! Toque de empeine, recibe Lorenzo, controla, toque y adentro por la escuadra, bro!

Me contaba otros detalles del partido y de la celebración posterior mientras yo jugaba con sus tetillas hasta dejárselas bien duritas, observaba los tatuajes de su brazo derecho y de su pierna izquierda y se los acariciaba, recorría con mis dedos cada uno de los surcos del abdomen, jugaba con los vellos de sus axilas, le pedí que se pusiera boca abajo y empecé a amasarle sus nalgas duras, turgentes y pequeñas, al menos en proporción con ese cuerpo tan grande, comenzaba a salirle una pelusa muy clara pero abundante en la raja de su culo, que se la estuve besando y acariciando con diligencia. Ni que decir tiene la comida que le metí a mi bro en ese culito virgen de alfa junior apartándole las nalgas, tenía el esfínter muy prominente y oscurito y le estuve dando besitos y trabajándolo con mi lengua mientras Cristian me suplicaba que no se lo penetrase:

-        Mi culito, mi culito no, bro, por favor, no…

Continuará...