El negrazo pollón, el azafato y yo: día de playa

El negrazo pollón, el azafato del avión que se pajeaba mirándonos y yo quedamos para pasar un día muy especial en la playa. El calor hará subir la temperatura en el ambiente.

Un colega de toda la vida vino a buscarme al aeropuerto y me llevó a casa. Me había encantado todo lo ocurrido en el avión. Nunca había tenido un vuelo tan entretenido. De hecho, estaba con mi amigo Javi en el coche y se me puso dura de nuevo.

-Pareces absorto, Diego. ¿Estás bien?

-Sí, solo un poco cansado del vuelo, ya sabes Javi -dije mintiendo.

-¿Y qué? ¿Has follado mucho el finde? Jajaja

Javi sabía que no desperdiciaba ninguna ocasión. Siempre es un buen momento para un encuentro sexual.

-Pues no me puedo quejar, la verdad. Ya sabes que siempre tengo el rabo listo para follarme un culito -dije esto riendo mientras me agarraba el paquete.

-Jajaja qué cabrón eres, Diego.

Mi amigo Javi era un chico de mi edad. Nos conocimos tomando algo con otros amigos que tenemos en común hace 5 años y desde ese día mantenemos una buena amistad. Es un chico alto, mide 1.85cm, moreno, 95 kilos. De vez en cuando vamos a correr juntos por la avenida pero no es un cachas de gimnasio. Tiene muy buena genética y es un tío al que considero un auténtico buenorro. De hecho, la primera noche que lo conocí, nos liamos y me lo acabé follando. Ahora, tiene pareja y somos solo amigos. Pero siempre hemos seguido con un tonteo constante. Tenemos mucha química sexualmente hablando, y eso se nota. Razón por la que a su actual novio no le caigo muy bien. Sin embargo, siempre hemos respetado eso y nunca ha pasado nada más entre ambos desde entonces.

Llegamos a casa e invité a Javi a tomar algo en casa, pero me dijo que tenía que currar al día siguiente y que quería acostarse temprano. No obstante, quedamos en vernos a lo largo de la semana.

Entré en casa, dejé la maleta en el salón, me desnudé y me dirigí directamente al baño a darme una ducha. Con todo lo ocurrido en el avión y el calor olía bastante a sudor. Me metí en la ducha, abrí el grifo y el agua empezó a caer sobre mí. Cerré los ojos mientras la presión del agua caía sobre mí. Necesitaba esta ducha. Con los ojos cerrados, empezaron a venirme imágenes de lo acaecido en el avión, y recordé cuando me estaba follando la boca de Omar y de cómo tragaba rabo. Qué pedazo de mamada me dio. Y toda su lefa encima de su cuerpo. Y el azafato que llenó hasta los sillones de lefa. Qué morbo. Cuando me di cuenta, mi rabo estaba otra vez para partir piedras. No pude evitar agarrar mi polla y empezar a pajearme bajo la ducha. Me imaginaba a Cristian, el azafato, y a Omar de rodillas comiéndome ambos el rabo. Morreándose juntos con mi polla de por medio. Moría de ganas de follarles la boca. Me imaginaba cómo se turnaban para ensartarles por entero mi rabo hasta que mis pelos del rabo llegaran a la nariz de ambos. Estaba agitando muy rápido mi polla. Sabía que estaba cerca. No paraba de resoplar y de gemir. El orgasmo se acercaba e imaginaba que eran las bocas de Cristian y de Omar las que abrían la boca y empecé de repente a correrme.

-Ahhhhh sí joder – gemía mientras me corría.

Mi pulso se relajó tras la corrida, me enjaboné y terminé la ducha. Salí de la ducha, me sequé y me puse solo un pantalón corto de estar por casa sin ropa interior. Hacía mucho calor en verano y en casa siempre llevo muy poca ropa encima. Me hago una ensalada, me como un yogur y me tumbo un rato en el sillón a leer. Mi ritual de cada noche. Es uno de mis mejores momentos del día.

Al cabo de un rato, cogí mi teléfono móvil y vi un mensaje del negro pollón. Omar me preguntó que cuándo estaré libre para ir con él a pasar un día a la playa, que Cristian tiene siempre la misma ruta y que el próximo finde estará libre.

Entre semana yo trabajo, pero siempre tengo los findes libre así que quedamos en vernos el próximo sábado e ir juntos los 3 a la playa. En el sur de la isla hay unas calas donde casi nunca hay nadie y se puede hacer nudismo tranquilamente. La verdad es que me apetecía mucho estar con ellos en bolas, ver el rabazo negro de Omar de un lado a otro en la playa, me daba ya un morbazo de solo pensarlo. Iba a estar todo el rato con la polla dura.

Me fui a dormir y descansé toda la noche como un bebé. Me desperté al día siguiente porque tenía que ir a currar. El resto de la semana pasó bastante rápido: al tener bastante curro no te das ni cuenta. Y ya por fin, era viernes.

El viernes por la tarde, recibo un mensaje por whatsapp de Cristian: no te preocupes por la comida, voy a hacer una ensalada de pasta, y mañana compramos las bebidas.

-Perfecto tío – le respondí.

Esa tarde fui a entrenar al gimnasio. La verdad es que con tanto curro esa semana solo había ido dos veces. Terminé mi clase de bodypump y un poco por remordimiento de la semana hice otra clase de spinning. Al terminar estaba exhausto. Y para colmo hacer estas actividades físicas con la mascarilla puesta me resultaba insufrible. Me dirijo desde que termino a los vestuarios del gimnasio. De tanto ir al gimnasio, acabas conociendo a casi todo el mundo allí. Un par de usuarios me saludaron, aunque no entablamos conversación. Me desnudé y fui directo a las duchas. Siempre utilizo las que son comunes. Hay dos filas, una enfrente de otra, y hay 10 duchas todas abiertas. Me encanta estar ahí porque siempre te acabas alegrando las vistas con tíos que están muy ricos. Hasta heteros a los que pondría allí mismo a comer polla.

Entro en las duchas y veo a un colega que también viene a clases dirigidas conmigo.

-Hola Jesús, ¿qué tal estás?

-Pues reventado, Diego. Rubén (el monitor de crossfit) nos ha hecho una clase hoy de las buenas, pero no sé si mañana voy a poder caminar.

-Jajajaj pobre, los viernes siempre hay una clase muy dura. Yo hoy me fui a bodypump y a spinning, y he entrenado muy poco esta semana, pero hoy también estoy agotado.

-Joder, tú también te has dado una buena paliza.

Jesús era un chico delgado, pero fibrado de tanto crossfit. 1,70, rubio y de ojos azules parecía hasta guiri. Pero era más canario que el gofio. Solo tenía que hablar para demostrarlo. Su acento no dejaba lugar a dudas. Calzaba lo que parecía un buen rabo, porque tampoco lo había visto erecto nunca. Jesús no se depilaba y a mí eso me encanta en un tío. La verdad es que no sabía si le iban o no los tíos. Nunca habíamos tenido una conversación más allá del tema gimnasio. Solo sabía que el tío estaba bien bueno. De esos a los que me encanta follarme.

-Qué bien sienta la ducha de agua fría con este calor, ¿verdad Diego?

-Ya te digo, la necesitaba.

Jesús empieza a enjabonarse. Me había fijado en que en ocasiones miraba demasiado a algunos compañeros de vestuario, pero tampoco tenía la completa certeza de que fuera así o producto de mi imaginación que ve sexo en todas partes. Cogió gel, y se lo puso directamente en el rabo y se enjabonaba bien los huevos y el cipote. Mi vista va directa hacia su polla. Llevaba desde la última paja del domingo sin haberme vuelto a tocar y no sabía si iba a ser buena idea que estuviera prestando tanta atención a cómo se estaba lavando el rabo Jesús.

-Se te va a notar Diego, mira para otro lado, mira para otro lado -me obligué a pensar.

-Diego, ¿que si tienes planes para el finde? -Me dijo Jesús con una sonrisa pícara. Joder tío, te quedaste pasmado jajaja, ¿qué te pasó?

  • Nada tío, perdona, es que toda la semana currando y ya es viernes y estoy cansado jajaja -reí intentando disimular que estaba más pendiente de su polla que de la conversación. Pues la verdad es que mañana me voy a la playa con dos colegas, ¿y tú?

-Aprovecha tío, que están de lujo los días. Yo también iré a darme un baño a la playa.

Con tanto sobarse el rabo al enjabonarse, me di cuenta de que Jesús se había puesto morcillón, pero no era el único. Yo también me estaba empalmando. Jesús se da la vuelta y empieza a enjabonarse el culo. Notaba que me estaba poniendo malo. Joder, lo estaba haciendo muy despacio, ¿me está intentando poner cachondo?

Cuando se da la vuelta ya tengo yo el rabo duro, muy duro. Y se notaba mucho. Menos mal que estábamos los dos solos.

-¿Te has puesto contento? -dijo Jesús señalando a mi polla dura. Jajajaj tranqui tío, a mi también me pasa. El agua fresca después de entrenar, me relaja mucho y mira lo que pasa.

Señaló para su rabo que ya también había pasado de morcillón a duro. Buf, no me equivocaba. El rubio calzaba también un buen rabo.

-Ya tío, se acumula el estrés, jajaja -reí intentado quitar hierro al asunto.

Nos manoseamos un poco más el rabo mientras nos mirábamos. Qué puto morbo me estaba dando. Sin embargo, oímos que entraban un par de tíos a la ducha. Nos dimos la vuelta rápido, nos quitamos el jabón y nos secamos como pudimos para tapar las erecciones que llevábamos con la toalla. Si no llegan a entrar a la ducha, no sé cómo habría acabado aquello.

Ya de nuevo fuera de las duchas, nos vestimos y al salir, Jesús me da su número de teléfono:

-Apunta mi whatsapp, por si algún día quieres hacer ejercicio fuera del gimnasio.

-Ten por seguro que sí, quiero probar esa polla que calzas – le dije al oído.

Me guiñó un ojo, y nos despedimos. Cogí mi bici y me fui ya a casa. Tenía ganas de acostarme y que pasara rápido la noche. Moría de ganas de ir a la playa con Omar y Cristian. Parecía un niño la noche de reyes. Sabía que lo íbamos a pasar genial.

Al día siguiente, me levanté temprano, me duché, desayuné y a las 10 en punto me avisó Omar que ya estaba por mi casa. Tenía un coche de alquiler e iríamos los 3 juntos con él. Cuando me subo, ya estaban Cristian y Omar juntos.

  • Hola, tíos, ¿qué tal están? -saludé eufórico al verlos.

  • Hola Diego, qué puntual eres – respondió Omar.

  • Yo siempre – sonreí.

  • Qué ganas tenía de pasar el día los tres en la playa – añadió Cristian.

  • Yo llevo toda la semana deseando que fuera sábado jajaja.

Omar y Cristian rieron. Yo iba en el asiento de atrás, Omar conducía y Cristian iba de copiloto. La playa estaba a unos 40 minutos en coche. Pero hay un tramo de carretera de tierra y por eso es mejor llevar un coche alquilado. Sin duda, merece la pena.

Tras un paseo en carretera en el que solo paramos para comprar unas cerves y agua, se nos pasó muy rápido el trayecto escuchando música, cantando, riendo y conversando. Mientras conducía, veía a Omar sobándose el paquete. Se me hacía la boca agua y sabía que el día de playa iba a ser muy provechoso.

Una vez llegamos a la playa, Omar y Cristian quedaron boquiabiertos: una cala de ensueño. Arena blanca, aguas turquesas. Un lugar paradisíaco. Encima el calor que hacía invitaba a zambullirse en el agua fresca del océano. Bajamos un tramo corto a pie y llegamos a la playa. La playa está dividida en pequeñas calas, y nos pusimos en una parte de la playa donde no había nadie.

  • Qué preciosidad -inquirió Omar.

  • Increíble, nunca había estado aquí – añadió Cristian.

  • Es mi lugar preferido de la isla.

A Omar le faltó tiempo para quitarse por completo la ropa y quedarse en bolas.

-Bueno, ¿quién me pone crema?

Cristian y yo nos quedamos pasmados viendo lo bueno que estaba. Qué cuerpazo tenía Omar. Un negro intenso y brillante. Y menudo rabazo le colgaba. No podíamos apartar la mirada de ese hombre.

-Yo la crema te la puedo dar cuando quieras – le dije bromeando a Omar.

-Yo te la puedo sacar, Omar. Y a ti también, Diego – añadió Cristian.

Los tres reímos ante el comentario. Pero a mí me pareció una idea más que genial. Cristian y yo nos desvestimos al igual que Omar y nos quedamos los 3 en bolas. Guardamos la ropa en nuestras mochilas y nos fuimos los 3 directos al agua a darnos un baño. Teníamos que refrescarnos.

En el agua no parábamos de rozarnos. De tocarnos. De repente, Cristian empezó a morrearse con Omar dentro del agua mientras me agarró el rabo y me empezó a pajear. Mi rabo se puso duro al instante. Y las pollas de ellos igual.

Joder, vamos a las toallas, que quiero ponerme a chupar pollas – dijo Cristian.

Salimos del agua, llegamos a las toallas los 3 con los rabos muy muy duros y Cristian se puso de rodillas y se metió de golpe mi polla en su boca.

-Ah, joder, sí -gemí.

Omar que tenía agarrado su rabazo con una mano mientras se pajeaba muy despacio, acercó su boca a la mía y empezó a morrearme. Metía su lengua en mi boca, y nuestra saliva se mezclaba. Qué bien besaba. Sus besos callaban como podían mis gemidos porque mientras, la boca maestra de Cristian seguía haciendo una mamada bestial.

-Qué bien la chupas, cabrón. Sigue, toma rabo.

Siguió chupándome el rabo hasta que se la sacó de la boca y se metió el rabazo de Omar dentro. Esta le costaba un poco más, le costaba poder comérsela entera. El rabazo de Omar era descomunal.

  • Joder, sí que la chupa bien este cabrón. Oh sí, sigue chupando, tío.

Ahora era yo el que callaba los gemidos de Omar con mis morreos. Estaba disfrutando de lo lindo con la mamada que le estaba dando Cristian, que se pajeaba muy fuerte mientras tragaba rabazo.

De repente, paré de besar a Omar, quería esta vez ir mucho más allá. Mientras Cristian seguía intentando engullir por completo la polla de Omar, yo me puse de rodillas y fui al culo de Omar. Mi lengua entró en el culo del negro. Solo con agarrar sus nalgas noté un culazo firme. Qué ganas tenía de meter mi polla ahí.

Mi lengua maestra penetrando y dilatando el culo de Omar, y la boca ávida de Crisian seguía succionando la polla de éste, y los bufidos de Omar iban cada vez a más.

-Cabrones, ah , ah, ah, sigan, sí, joder. Ah, ah, ah, ahhhhh.

Omar agarraba la cabeza de Cristian con un mano para que siguiera tragando rabo; y con la otra mano, la mía para que le siguiera follando su culazo con mi lengua. Estaba muy cachondo. Pronto, sustituí mi lengua por un dedo, que tragó rápidamente el culo de Omar. Luego pasé a dos dedos, y enseguida 3 dedos ya abrían paso a poder meter mi rabo dentro.

  • Quiero que me preñen el culo, cabrones. Sí, joder Diego sigue. Ah, ah, ah, folláme ya.

Omar no paraba de gemir y de pedir que me lo follara. Cristian se incorporó, tenía el rabo palpitando. Cristian se acercó hacia unas rocas altas donde se apoyó, y Omar se puso en cuatro delante de Cristian.

-Ahora me toca a mí chupar. Me vas a meter tu rabo en la boca y no vamos a parar hasta que tú me preñes la boca y Diego el culo.

Estaba cachondo perdido. Menudos cerdos estábamos los 3 hechos. Disfrutando en la playa follando a la vista de cualquiera que pudiera pasar y vernos.

El culazo de Omar ya estaba preparado, así que acerqué mi polla a su culo, y entró fácilmente en su agujero.

-Ah, destrózame el culo, quiero que me folles hasta que me preñes – profirió Omar sacando instantáneamente el rabo de Cristian de su boca.

Empecé a taladrar el culo de Omar a un ritmo bestial, tenía tantas ganas de hacerlo desde lo ocurrido en el avión, que no podía parar ahora. Solo se escuchaban los gemidos de los 3 y el plof, plof, plof de mis huevos chocando contra el culo de Omar. Omar estaba siendo ensartado por el culo y por la boca. La imagen nunca se me escapará de la memoria.

Los ojos de Cristian estaban en otro lado, y notaba que se iba a correr enseguida.

-Me falta poco -anunció.

Omar se sacó la polla de Cristian de la boca y soltó un bufido que pregonaba su orgasmo.

-Ahhhhhhhhhhhh me corroooooooooo.

Sin apenas haberse tocado, el rabazo negro de Omar empieza a soltar lefa disparada. Un, dos, tres y cuatro chorros de lefa espesa salieron de la descomunal polla.

Cristian, por su lado, empezó a pajearse fuerte delante de la cara de Omar y empezó a gemir también.

-Ahhhhhhh toma lefa cabrón.

Omar se metió de golpe de nuevo la polla de Cristian en la boca y empezó a tragarse toda la lefa de éste. Yo, ante tal visión y todo el morbo que llevaba acumulado, empecé también a gemir y a darle más fuerte al culazo de Omar.

-Toma, ahí va también mi leche caliente, ahhhhhhhhh.

Ahí estábamos los 3, sudados en la playa por el calor, por la follada. Y el culo de Omar lleno de lefa y seguía dando lametones al rabo de Cristian.

-Joder tíos, quiero que me sigan follando así siempre, menuda follada – dijo Omar.

-Luego soy yo el que quiere follarte – anunció Cristian sonriendo.

Saqué mi rabo del culo de Omar, y salió un chorro de lefa.

-Cabrón, me has preñado bien -añadió Omar.

Se levantó y nos fundimos los 3 en un morreo en el que nuestras lenguas se mezclaban.

Continuará.

Muchas gracias, espero que les haya gustado esta segunda parte.