El negocio familiar (9)

Al día siguiente era viernes...

Al día siguiente era viernes, al medio día a la hora de almorzar estaba con Sonia como casi siempre, Carlota se sentó a mi lado, Sonia con la escusa que se iba a fumar se levantó y nos dejó solos.

YO: ¿Qué raro que te acerques a mí?

CARLOTA: Sabes que no tengo ningún problema en estar cerca de ti, además es que te quiero contar un chismorreo.

YO: Vale.

CARLOTA: La semana que viene tu ex se la coge de vacaciones.

YO: Ostia Carlota, pensaba que era algo más interesante.

Acercó su cabeza a mi oreja bajando la voz.

CARLOTA: Se va a abortar, por lo visto está embarazada.

YO: Coño, ¿y tú cómo te has enterado?

CARLOTA: No te puedes imaginar lo chismosas y cabronas que son sus amigas las cajeras.

Pensé que finalmente debió de hablar con mis hermanos y le facilitaron el hacerlo, pero aquella conversación no me interesaba con Carlota.

YO: ¿Podríamos salir a tomar algo?

CARLOTA: Rafa, ya sabes que tengo novio.

YO: Ya, pero algunos días el no está y podríamos hacerlo como amigos, así te distraes un poco y no te quedas en casa.

Me miró a los ojos, nos volvimos a enganchar con la mirada y ninguno de los dos la apartaba, al final fue ella que agitó la cabeza mirando para otro lado.

CARLOTA: A lo mejor podría ser hoy. Esta fuera de viaje el fin de semana como casi siempre.

YO: Cuando tú quieras, si quieres cenamos, tomamos algo y me explicas más chismorreos de aquí.

CARLOTA. Me has dicho de tomar algo y ya estás subiendo a cenar también.

YO: Te invito yo mujer, conozco un restaurante en la costa que hacen un pescado buenísimo, estaremos lejos de aquí y no habrá el problema de que alguien nos vea.

CARLOTA: Tú estás loco.

Yo pensaba, loco estoy por ti cabrona.

YO: Está bien, como tú quieras.

Seguimos hablando el rato que nos quedaba de descanso y nos levantamos para irnos, nos miramos otra vez a los ojos…

CARLOTA: ¿A qué hora quedamos?

YO: Cuando tú quieras donde quieras.

Sonrió bajando la cabeza.

CARLOTA: ¿Quedamos aquí, en la calle del supermercado, un poco más arriba?

YO: Vale.

CARLOTA: Dejo mi coche y me llevas a ese sitio a cenar.

Levantó la cabeza mirándome otra vez a los ojos, si no la conociera a ella y sus reacciones hubiera jurado que estaba interesada en mí, le dije que sí con una sonrisa y nos despedimos.

Se lo expliqué a Sonia y me volvió a recordar su teoría.

“Atácale con todo, nada de besitos cariñosos, cométela de golpe y no le dejes pensar, agárrala como hiciste conmigo en la bodega y a por ella, si te responde que es lo más probable es que siente algo por ti”

Cuando nos despedimos, se cachondeaba de mí.

SONIA: Venga campeón que hoy es tu día, a por la panadera.

Puntualmente nos encontramos un poco más arriba de la calle del supermercado, Carlota entró en mi coche y nos dimos dos besos en las mejillas, se había puesto una falda larga hasta los pies y una camisa cogida por la cintura por un cinturón ancho con una gran hebilla, le sentaba de miedo, al pasar con el coche por delante vimos como del almacén salía su padre Pedro junto a mi hermano.

CARLOTA: Que buenos amigos son, siempre los veo juntos, seguro que irán a tomar algo.

YO: Seguro.

Seguro que tú padre se acaba de “zumbar” a mi hermano pensé, pero me quise quitar esa idea de la cabeza cambiando la conversación, el viaje no fue muy largo pero muy agradable, dejé el coche aparcado en el paseo con una bonita playa delante, nos quedamos los dos mirando como llegaban las olas pausadamente a la orilla.

CARLOTA: Como relaja, ¿verdad?

YO: Verdad, y que romántico, supongo que te hubiera gustado más estar aquí con tú novio que conmigo.

Me miró a los ojos.

CARLOTA: Sí me gustaría, pero él no es de hacer estas cosas, ahora está totalmente inmerso en su trabajo, quiere que lo suban de categoría y le dedica todas las horas que puede.

YO: ¿Y cuando lo consiga ya podrá dedicar más tiempo a estar contigo?

Me miró con tristeza, poniendo una carita sabiendo que él nunca estaría por ella, siempre querría subir más alto y dedicaría ese esfuerzo toda la vida, se tendría que conformar con estar en un segundo plano le gustara o no.

Cambié la conversación para hacer que se riera y caminamos por el paseo un rato hasta llegar al restaurante, me estuve preocupando de ella toda la cena, haciendo que riera, que se lo pasara bien, que viera que conmigo el centro de la atención era ella, que para mí era lo más importante, no podía estar más enamorado de ella y quería demostrárselo, con miradas cómplices, con miradas de cariño y por supuesto con miradas de amor.

Cenamos muy bien y salimos volviendo al paseo mirando el mar.

YO: ¿No te gustaría dar un paseo por la orilla mojándonos los pies?

CARLOTA: Huy Rafa, eso es muy romántico ¿no?

YO: Bueno, si con tú novio no vas a poder hacerlo, al menos hazlo con un buen amigo.

Me sonrió, le ofrecí mi mano que agarró riendo corriendo los dos hasta el inicio de la arena, nos descalzamos y nos volvimos a coger las manos caminando hasta la orilla, paseábamos mojándonos los pies, yo la veía un poco tensa, pero seguía con su mano junto a la mía sin soltarse.

YO: Es agradable pasear así una noche tan bonita como esta, ¿no te parece?

Me miró a los ojos diciéndome que sí con la cabeza.

YO: ¿Te pasa algo, no estás cómoda?

CARLOTA: No, no, estoy bien, es que esto es tan bonito que lo intento vivir sin perderme detalle.

No le dije nada, seguimos caminando escuchando el sonido del agua al llegar a nuestros pies descalzos, se acabó la arena y llegamos a un espigón de rocas, sin soltarle la mano y estirando un poco de ella hice que apoyara la espalda en una roca poniéndome delante a un palmo más o menos, nos miramos a los ojos y me fui acercando poco a poco, me miraba nerviosa la cara y la boca, lo que me apetecía era besarla con suavidad, estrecharla entre mis brazos acariciándola con cariño, pero me acordé de las palabras de Sonia, acerqué un poco los labios a los suyos, ella los empezó a abrir y sin pensarlo se los cogí con los míos besándola con pasión, mi lengua entró en su boca aceptándola cruzando la suya, yo le pasaba los brazos por la espalda apretándola, tal como me esperaba Carlota me devolvió el beso pero no aguantó mucho queriendo salirse de allí moviéndose a un lado, la aguanté con fuerza con los brazos y ella giró la cara sin decir nada, yo me tiré a su cuello besándoselo y lamiéndoselo subiendo al lóbulo de la oreja a la vez que le agarraba con fuerza una nalga del culo, dio un gran suspiro y giró la cabeza buscando mis labios para besármelos con una pasión que no me esperaba, dejó caer los zapatos que sujetaba con una mano pasándome los brazos alrededor del cuello, mis manos le recorrían todo el cuerpo acariciándola, los suyos me apretaban contra ella con fuerza, le subí la falda deslizando mi mano por sus muslos llegando a las bragas, metiéndosela en el coño haciéndole dar un gemido, una de sus manos bajó por mi espalda agarrándome el culo apretándolo, la mía subió hasta el ombligo volviendo a bajar metiéndose por dentro de sus bragas, frotándole suavemente con dos dedos los labios del chichi bajando hasta el agujerito, tenía las bragas mojadas y empezaba a gemir sin dejar de besarme descontrolada, de pronto puso una mano encima de la mía apretándosela contra el chocho, separó sus labios de los míos y me miró con los ojos encendidos…

CARLOTA: Llévame a un hotel Rafa por favor.

Nos volvimos a besar con pasión y la agarré de la mano volviendo al paseo, nos limpiamos los pies de arena y nos calzamos, estando en el paseo no tardé mucho en divisar un hotel, entramos en recepción pidiendo una habitación, subimos en el ascensor con la vista de la recepcionista en nuestras espaldas, la chica tenía clarísimo a que íbamos.

En el ascensor nos besamos y metimos mano sin contemplaciones, la apretaba contra una de las paredes con mi cuerpo amasándole las tetas, luego era ella quien me empujaba contra la otra pared apretándose a mí agarrándome el paquete, se abrió la puerta del ascensor y salimos al pasillo buscando nerviosos la habitación. Entramos, había un gran ventanal con vistas al mar que nos tranquilizó de golpe, Carlota se quitó los zapatos quedándose delante mirando el mar callada, yo me quité los míos colocándome detrás de ella pasándole los brazos por delante abrazándola, apoyó sus manos en mis brazos tirando la cabeza para atrás encajándola con la mía al lado.

CARLOTA (susurrando): ¿Serás tierno conmigo por favor?

Le besé el cuello con delicadeza.

YO: Te voy a demostrar con ternura todo el amor que siento por ti, te quiero demostrar que para mí no hay otra cosa más importante que no seas tú, quiero que seas el centro de mi vida.

Se giró lentamente mirándome a los ojos, nos besamos despacio acariciándonos las lenguas, le desabroché el cinturón dejándolo a un lado, después lentamente la camisa apartándola, ella me estiró del polo quitándomelo y yo le pasé las manos acariciándole la espalda para quitarle el sujetador, seguidamente le bajé la cremallera de la falda dejándola caer, la tenía delante de mí un poco avergonzada en braguitas blancas que le transparentaban un poco los pelitos del chumino, me acerqué para besarla delicadamente, me puso sus brazos alrededor de mi cuello y me desabroché el pantalón quitándomelo con los boxes, me apreté más a ella pasándole los brazos por la espalda y nos seguimos besando, despacio, sintiendo nuestros labios y la lengua, sus manos me acariciaban el pelo y la nuca, las mías la espalda, una la zona de arriba y la otra en los lumbares justo encima de su precioso culito, rozando la tela de sus bragas, sin separar los labios nos fuimos acercando a la cama dejándonos caer, ella boca arriba y yo a su lado con medio cuerpo encima del suyo, Carlota no dejaba de mirarme los ojos y buscarme los labios para besarme, mientras mi mano le recorría el lateral de un muslo subiendo por sus caderas a la cintura, pasando por el lado de una teta acabando en su hombro subiendo y bajando despacio.

YO: ¿Estás bien Carlota?

Sin dejar de mirarme los ojos movió la cabeza para confirmármelo, por fin, por fin estaba donde había querido estar durante muchas semanas, con Carlota en esa situación, entregados el uno al otro.

Con el reverso del dedo índice le acariciaba la carita, le besé en la frente, en la nariz, en los labios, cerró los ojos, en la barbilla, el cuello, el pecho, bajando despacio en busca de sus tetas, le pasé la lengua lentamente desde arriba pasando por un lado hasta ponérsela encima del pezón, Carlota respiró profundamente poniéndome una mano en el pelo acariciándomelo, yo jugaba con mi lengua encima de un pezón y con la mano le acariciaba la otra teta suavemente por los lados llegando al pezón pasándole el dedo por encima, Carlota jadeaba y gemía flojito, las tetas se le habían puesto duras con unos pezones que apuntaban al techo que no podía parar de lamer y succionar suavemente pasando de uno al otro, seguí besándole la barriga llegando al inicio de sus braguitas, se las fui bajando lentamente con una mano hasta quitárselas, ella seguía con los ojos cerrados y una carita de excitación tremenda, le besé el vello púbico, se tensó un poco, el inicio de la rajita, me agarró nerviosa del pelo, le fui abriendo las piernas colocándome en medio bajando la lengua por su coño lentamente hasta el agujerito, dejó ir un gemido largo agarrándose fuerte con una mano a la sabana y con la otra mi cabeza, subí de nuevo poniendo toda la boca alrededor del clítoris dándole vueltas con la lengua, los gemidos de Carlota me estaban volviendo loco, giré hacía arriba los ojos para poder verle la carita, tenía la boca medio abierta cogiendo aire y gimiendo al soltarlo, los ojos medio cerrados y se le notaba que lo estaba disfrutando, pasé una mano entre sus piernas y le toqué con dos dedos la entrada de su vagina, gritó de gusto moviendo las piernas descontroladamente, tenía el chochito totalmente mojado y le metí la punta de los dos dedos, resopló volviendo a gemir con fuerza, mientras tanto le pasaba la lengua por encima del clítoris suavemente, poco a poco le fui introduciendo los dedos y cuando los tuve lo suficientemente dentro los doble para presionarle el punto G, dio un grito tremendo apretando las manos, con una movió la sabana de sitio y con la otra casi me arranca el pelo de cuajo, intensifiqué la lamidas y moví los dedos adelante y atrás presionándole la pared vaginal, juntó un grito con otro empezando a mover el cuerpo y las piernas, se corrió de forma espectacular quedando totalmente relajada, apoyé mi cabeza en su barriga acariciándole con mis manos las caderas, dejó caer sus manos en mi cabeza acariciándome el pelo y la cara, así estuvimos un rato. Fui subiendo lentamente la cabeza por su cuerpo hasta besarla, le miré los ojos acariciándole la cara.

YO: Eres tan guapa Carlota.

CARLOTA: Y tú un encanto cariñoso.

YO: ¿Te lo pasas bien?

CARLOTA: Mucho, sigue por favor.

Nos volvimos a besar, fue abriendo las piernas para que me fuera colocando en medio, apoyé los brazos a los lados de ella y me incorporé acercando mi polla a su coño, bajó una mano y me la agarró dirigiéndola ella a la entrada de su agujerito, se la fui metiendo despacio, cerró los ojos volviendo a entre abrir la boca gimiendo de nuevo, me hizo jadear mirándole aquella cara empezando a moverme encima de ella, se la sacaba todo lo que podía volviéndola a entrar lentamente hasta el fondo, me acompañaba en la parte final levantando un poco las caderas permitiendo que la penetrara profundamente, abrió los ojos recorriendo con sus manos mis brazos, una mano la colocó en mi nuca bajándome la cabeza para besarnos y con la otra fue bajando por mi espalda poniéndola encima del culo, nos besábamos comiéndonos las bocas, cada vez que llegaba al fondo de su vagina con la polla me apretaba el culo con fuerza, relajando el apriete cuando se la iba sacando, se la dejé dentro dándole vueltas y volvió a cerrar los ojos separando sus labios, levantó la mano y me dio un buen azote en el culo…

CARLOTA: Sigue, sigue, voy a llegar otra vez, más rápido…

Yo intentaba acelerarle los movimientos en rotación, me apretaba la nuca colocando mi cara en su cuello gritando de gusto, empezó otra vez a mover todo el cuerpo, su mano me apretaba tanto el culo que me hacía daño, yo iba a seguir hasta que se corriera aunque me arrancara el trozo de carne, dejó ir un gemido largo y se corrió otra vez juntando sus dos manos en mi espalda apretándome contra ella. Respiraba recuperándose moviendo sus manos por la espalda y la cabeza acariciándome.

CARLOTA: Diooos, que polvazo Rafa, que polvazo me estás pegando.

Seguíamos abrazados, de la manera que me hablaba creí que su novio encima de no estar por ella todo lo que debería tampoco se la follaba como se merecía , que coño tenía ese hombre en la cabeza, como podía pasar tanto de aquella criatura que tenía yo debajo en ese momento.

YO: Me gustas tanto Carlota, ¿sabes que haría cualquier cosa por ti?

Me levantó la cabeza, me miró fijamente a los ojos y me besó con pasión dándonos unos cuantos revolcones por la cama, la giré boca abajo y le besé el cuello pasándole la lengua por toda la espalda bajando hasta el culo, se lo amasaba con las manos, se lo besaba y lamía, que culo tenía por Dios, me volvía loco, le puse una almohada debajo de las caderas para que lo levantara un poco y le abrí las piernas, me agarré la polla que la tenía a punto de reventar de tiesa y se la froté por el coño, giró la cabeza para mirarme y le metí la punta en la vagina, gimió y se la metí de golpe hasta el fondo, haciéndole cerrar los ojos y dar un grito agarrándose con las dos manos fuerte a la sabana, la saqué hasta la punta volviendo a repetirlo, fui haciéndolo cada vez más rápido y con más fuerza, con una mano me aguantaba erguido y con la otra le abría el culo pasándole un dedo por encima del ojete, cada vez que la embestía se le movían los cachetes, ella gritaba sin parar y al poco rato abría las manos, le temblaba el cuerpo y le pegaba el primer lechazo dentro del coño corriéndonos los dos a la vez, me corrí tanto que la leche le salía por los lados resbalando hasta la cama, me dejé caer encima de su espalda.

YO: Perdóname por no ser muy delicado esta vez.

Me miraba de reojo con la cara apoyada en la cama.

CARLOTA: Has estado genial, no puedo pedir más.

Tenía mi polla flácida encima de su culito y le besaba el pelo oliéndoselo, estaba tan bien, se movió un poco y me puse a su lado, nos besamos, nos levantamos y nos duchamos juntos. Volvimos a la cama, Carlota se sentó, cogió el móvil y habló con su padre diciéndole que se quedaba a dormir fuera y que no la esperara, la miré con una sonrisa.

CARLOTA: No es cuestión de desaprovechar la habitación que ya está pagada hasta mañana, ¿no?

Nos metimos en la cama y nos tapamos, me miró con su sonrisa y acercó su cuerpo al mío abrazándome, poniendo su cabeza en mi hombro.

CARLOTA: Buenas noches Rafa.

YO: Buenas noches Carlota.

Se durmió, yo no podía parar de darle vueltas a la cabeza, ¿qué pasaría a partir de ese momento?, ¿dejaría a su novio para estar conmigo?, ¿podría yo seguir follándome a mis cuñadas si empezaba una relación seria con ella?, me costó dormirme pero el sueño al fin pudo conmigo.

Por la mañana al despertarme ella seguía a mi lado, notaba su cuerpo calentito junto al mío, moví un poco una mano acariciándole la espalda y movió la cabeza besándome el cuello.

CARLOTA: ¿Ya te has despertado?

YO: ¿Y tú ya lo estabas?

CARLOTA: Hace un ratito, pero no te quería molestar.

Se fue moviendo besándome los labios subiéndose encima de mí, apoyó su coño encima de mi polla y sin dejar de besarme se movía frotando nuestros sexos, mis manos se fueron desplazando por su espalda acabando en su culo, la polla me fue creciendo y notaba como se le iba mojando el chichi, separó los labios mirándome con cara de estar calentita y bajó una mano agarrándome la polla para metérsela, dio un suspiro al notar como entraba y volvió a besarme moviendo sus caderas, levantando y bajando el culo follándome, mis manos no paraban de subir para acariciarle la cara y bajar por su espalda rozándole la piel, cuando gemía muy seguido dejó de besarme tapándose la cara con mi cuello, era increíble como conseguía solo moviendo las caderas subir y bajar tanto el culo para follarme.

CARLOTA: Córrete conmigo, córrete conmigo otra vez…

Empezó a gritar, nos corrimos juntos con su boca en mi cuello. Cuando nos fuimos a duchar vi que me había dejado una marca en el cuello, ella se hacía la despistada.

YO: Nena, me has marcado como a las vacas.

Apartaba la cabeza a un lado para enseñarle el pedazo de chupetón que me había dejado.

CARLOTA: Yo no he sido.

YO: No, me lo debo de haber hecho dándome un golpe con la mesilla de noche.

Nos metimos juntos en la ducha riendo, nos vestimos y bajamos a desayunar, empezamos hablando de las buenas vistas que teníamos en la terraza mirando el mar, pero tal como íbamos acabando con el desayuno nos quedábamos más callados y tristes, los dos sabíamos que se estaba acabando aquella salida.

YO: ¿Te puedo pedir algo?

CARLOTA: ¿Qué me quieres pedir?

YO: Que nos quedemos todo el fin de semana aquí, que volvamos mañana por la tarde, no quiero que esto se acabe.

Bajó la mirada pinchando con el tenedor una pieza de fruta, se la metió en la boca y me miró mientras masticaba pensando, yo no podía cerrar los ojos esperando su respuesta.

Me sonrió y…

CARLOTA: Vale.

Se me escapó un sonoro “Sí” de alegría que hizo que varias personas se giraran, Carlota se tapaba la boca riendo, nos levantamos cogiéndonos de la mano y nos fuimos a pasear como dos novios. Pasamos un fin de semana precioso, amándonos, acariciándonos, deseándonos y todos los “donos” que queráis. El domingo por la tarde la dejaba en su coche con cierta tristeza en los dos por haberse acabado aquel fin de semana inolvidable.

YO: ¿No sabes lo triste que estoy porque se ha acabado este “finde” Carlota?

Me miraba triste y seria.

CARLOTA: Yo también, pero querría pedirte algo. Por favor no se lo digas a nadie.

Le dije que no se preocupara que guardaría el secreto de lo que había pasado, pensé que ella tendría algún lio mental después de lo que pasó aquel fin de semana, nos habíamos entregado el uno al otro totalmente y nos conocíamos todos los rincones de nuestros cuerpos.